Perú: 2011, año electoral, otra vez tras el mal menor
Jorge Lora Cam
El pueblo peruano en las presidenciales del 2011, nuevamente va tras el mal menor. En estos años interelectorales, bajo inmejorables condiciones para el desarrollo de la conciencia histórica, la situación sigue siendo parecida a la de un quinquenio atrás. La centroizquierda y la derecha, neoliberales ambas, se ha consolidado en América Latina, mientras los pueblos llenos de frustraciones continúan en la brega. El gasolinazo boliviano es su última expresión del año 2010. En Perú diversos factores han contribuido para que no se logre conformar una tendencia revolucionaria, ni siquiera electoral. No existe un frente de masas antiimperialista y cuando se perfilaba alguno Alan García acusaba a los dirigentes de terroristas, hasta eliminarlos, apresarlos u obligarlos al exilio.
Muchos pensaban que el neoliberalismo había llegado a su límite con el saqueo de las empresas bajo la dirección de Fujimori-Toledo (1990-2005), pero García demostró que aún faltaba mucho por privatizar: la naturaleza. Impuso un neoliberalismo a ultranza privatizando un 70% de la amazonía, los valles de la costa y los interandinos, están terminando la lotización del territorio peruano para la explotación minera y los agronegocios derivados del entreguismo a las trasnacionales y a Chile. Esto resultó en crecimiento de las cifras macroeconómicas, grandes beneficios para las trasnacionales mineras, gasíferas, petroleras y otros sectores capitalistas, como las cadenas chilenas de tiendas de autoservicios o las constructoras, enriqueciendo a la lumpenburguesía, el lumpenfuncionariado y los lobbystas de turno en el Gabinete, el Congreso o las Regiones. No se hubiese conseguido sino era con mayor corrupción, virtual estado de sitio y sobreexplotación de los trabajadores.
Dos diferencias con el anterior periodo electoral presidencial son notorias. La primera es que el pueblo esta decidido a cambiar las cosas (según encuestas la mitad de la población abiertamente rechaza al neoliberalismo) y busca las formas, la segunda es que como consecuencia de lo anterior, la vieja izquierda caviar desperdigada en ONG y pequeños partidos al ganar las elecciones para la alcaldía limeña no obstante estar sumamente dividida y sin rumbo, abre nuevas ilusiones en las elecciones. De otro lado, ya están conformadas las planchas presidenciales y otra vez los protagonistas son los mismos Fujimori-Toledo-García, directa o indirectamente, todos ellos quieren seguir con el saqueo en el país de la impunidad. 20 años no les ha parecido suficientes. Todos estos, aun protagonistas, deberían estar presos.
Fujimori gobernó al lado del probado agente de la CIA Montesinos, entre sus fechorías –además de haber corrompido todas las instituciones, sin excepción-se apropiaron del dinero producto de las privatizaciones, arrasaron con el Paititi, ciudad mítica que fue el último refugió inca donde guardaron los tesoros del imperio –calculadas en miles de TM de oro- que terminaron en Japón. Los que lo vieron fugar del país relatan que llevaba 80 maletas presumiblemente llenas de oro. Toledo que gobernó con la mafia sionista también tuvo lo suyo sin tanto escándalo y Alan García intento superar a Fujimori entregando el país a las mineras-agronegocios y asaltando al fisco. Todos fueron acusados de genocidio en alto o menor grado, todos culpados de estar asociados a bandas del narcotráfico junto a jefes de las Fuerzas Armadas. Entre los tres Toledo es visto como el conciliador pues ofreció más espacios a esa oportunista izquierda.
Las elecciones y las instituciones represivas continuaran siendo los instrumentos más efectivos en la política de dominio imperial y oligárquico. Ya están inscritas las alianzas y las planchas presidenciales. Mientras la izquierda caviar otra vez opta por Toledo, como antes ya lo hizo por Fujimori-Toledo o García, los nuevos dirigentes populares quedaron al margen. Pizango –el líder indígena amazónico- quedó en el cuestionado partido sectorial Partido Fonavista cuyo candidato es Ñique de la Puente y Marco Arana –el padre rebelde- quedó desplazado en Fuerza Social, el frente que ganara la alcaldía limeña y que tiene como candidato al diplomático Rodríguez Cuadros, con su aliado al Movimiento Nueva Izquierda, que hace mucho aprendió a vivir de los sindicatos y la política.
Desplazados estos jóvenes líderes populares la suerte de la izquierda y para ventura de Ollanta Humala queda en sus manos (Gana Perú) frente a una derecha dividida con seis candidatos abiertamente neoliberales: Luis Castañeda (Solidaridad Nacional) alcalde limeño acusado por corrupción, el alcohólico Toledo, la aprista candidata de García, Mercedes Araoz , junto a su patrocinador responsables de la masacre de Bagua, le siguen: Pedro Pablo Kucsinsky (lobbista norteamericano de trasnacionales), Rafael Belaunde (partido Político Adelante) sucesor del primer gobierno neoliberal de Fernando Belaunde y la inefable delincuente Keiko Fujimorti cuyos millonarios estudios de ella y sus hermanos en Estados Unidos fueron financiados por el fisco y directa saqueadora del Paititi acompañando a su querido padre. Aunque García tenga su candidata a quien realmente apoya para mantener su impunidad es a Keiko, antes fue protegido por su padre y ahora será la hija a cambio de la libertad del primer presidente japonés del Perú.
Los expertos electorales dan como posibles candidatos a la segunda vuelta a Humala, Keiko y Toledo. Y de no haber fraude como ocurrió con la elección de García en la anterior segunda vuelta, ganaría Umala. Y claro que tiene posibilidades pues sería la única opción de izquierda, con el apoyo de Lima y varias regiones, cuando el miedo a la izquierda –a Chávez y Morales-cada vez funciona menos y cuando el pueblo ya esperó 20 años para que el crecimiento se convierta en redistribución. Sin embargo Umala, cuya anterior derrota es atribuida por los analistas al fraude y el miedo a la izquierda, se distancia de ella y disputa el centro a Toledo. Cuando el pueblo espera más de él, como antes espero infructuosamente que encabece las luchas del lustro pasado, Umala se detiene en el centro. Un alejamiento peligroso, su oferta de lucha contra la corrupción es insuficiente cuando las encuestas dicen que el Perú ya no quiere más neoliberalismo.
Alan García, comprobado enfermo mental, sicótico, es un experto contrainsurgente, fue quien diseño la campaña genocida para derrotar a Sendero y quien durante estos cinco años contuvo las luchas con la represión o la negociación, criminalizó, atemorizó y dividió a las fuerzas sociales. Los dirigentes regionales de izquierda se corrompieron con la anuencia del Ejecutivo para luego ser sometidos por el chantaje. Los dirigentes mineros, campesinos y otros trabajadores en gran parte fueron subsumidos por las ONG, cuyos financiadores ahora establecen límites para no tener otra Bolivia o Ecuador. Las fundaciones en medio de su crisis menos financian experimentos peligrosos.
Los gobiernos de los países bajos se han derechizado, los de los países más atrasados de Europa (Irlanda, España, Portugal, Grecia) viven una profunda reestructuración neoliberal. Evo Morales y Rafael Correa corrieron con suerte, sin las ONG probablemente no hubiesen llegado a la presidencia. García acaba de ordenar que ningún partido reciba ayuda del exterior, para frenar la campaña de Umala, cuando todos saben que el Gobierno apoyara a Mercedes Araoz, el Japón y el padre de Keiko desde la cárcel ya están financiando a Keiko asegurando los minerales que necesita ese imperio oriental. Los Estados Unidos optaran por Kucsinsky su eficiente lobbista de primera generación y la mafia sionista apoyará a Toledo.
Por que hablamos del mal menor? Por que Umala tiene nefastos antecedentes en su historial militar, masacrador de pueblos indígenas. Y el antidoto preparado por García el General Paul da Silva, Comandante General del Ejercito que ya ha declarado que Umala es comunista y de ideas retrógadas, espera que su candidatura no prospere. Una conclusión es que el diseño de campaña y los medios tienen la palabra.
(Volver a página inicial)