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Enero 2010

EL ESTADO MAFIOSO NEOLIBERAL

Y

LA LUMPENBURGUESÍA TRASNACIONAL LATINOAMERICANA

Jorge Lora Cam

La clase política latinoamericana y los grandes empresarios y terratenientes fueron los instrumentos para que la década de los noventa haya llegado a ser la más lucrativa para ellos, pero más beneficiados fueron los bancos y trasnacionales de Norteamérica y Europa: se calcula en tres millones de millones de dólares en ganancias, pagos de intereses de la deuda y por concepto de regalías, excedentes comerciales, sumados a la venta de las empresas más valiosas y rentables y la transferencia del control de gran parte de los mercados internos. Este proceso fortaleció una corte poderosa de inversores, financistas y especuladores, a la que se agregó una parte de la clase política a partir de los sobornos y otras actividades económicas lícitas e ilícitas, apoyadas en el saqueo de los fondos públicos y con el visto bueno del fmi-bm, con el auspicio de la cia, la dea y USAID, o sea de organismos de dominio del Estado norteamericano.

El neoliberalismo configura un Estado mafioso que en todos y cada uno de los niveles institucionales del mismo se reproduce. Baste examinar en los países completamente recolonizados (Perú, Colombia y México) donde el poder ejecutivo y judicial favorece directamente a trasnacionales y grupos de poder y partidos de la derecha oligárquica, los congresos han sido transformados en grupos de lobbystas, las fuerzas armadas y policiales y sus instrumentos de inteligencia protegen esos intereses y los de las mafias que trafican drogas, armas, cuerpos, inmigrantes, órganos, etc. La forma de acumulación por desposesión conlleva la corrupción generalizada que coaliga a las derechas. Consideramos, al igual que Carlos Fazio, que “Hay una interconexión dinámica entre neoliberalismo, corrupción-violencia, privatización de la (in)seguridad, economía regular, economía informal, sector criminal”. Esta última es canallesca, parasitaria y desterritorializada, sustentada en redes trasnacionales y que facilitan una amplia gama de transacciones desreguladas donde la violencia es el mecanismo de regulación social.1

Estos estados en descomposición, recolonizados y delincuenciales, en constante caos y desestabilización, que contienen violentamente la protesta social son los apoyados por los Estados Unidos, el Estado canalla por excelencia (Chomsky) constituyéndose en el principal enemigo de la democracia, de los derechos humanos y de los pueblos. Esta potencia decadente considera tener en América Latina los recursos estratégicos, hidrocarburíferos, mineros y biodiversidad que fundamenten su dominio tecnológico y reserva geoestratégica en su contienda por el poder global. El capital mafioso que puede financiarse con capitales del narcotráfico en sus crisis necesita de Estados mafiosos.2 De acuerdo con Jalife-Rahme el neoliberalismo global es un modelo criminal por antonomasia y lo ejemplifica con el caso de la banca principalmente anglosajona asentada en Dubai que blanquea los capitales de Al-Qaeda, calificados como archienemigos de occidente. El banco Stanford con sede en Antigua que blanquea dinero del Cartel de Juárez, y también menciona al Citigroup, al HSBC y Santander entre otros gigantes conectados a paraísos fiscales y cuentas invisibles propios del neoliberalismo global.3

Cuando el capital financiero comanda la economía global y la burguesía extractivista con sus políticos a sueldo público y privado maneja la economía productiva de América Latina la política no podía ser distinta. Los Estados Unidos ambicionan libertad de acción sobre bienes y territorios que cumplan con sus necesidades de seguridad nacional, la región es considerada su reservorio de recursos estratégicos y para obtenerlo no hay escrúpulos, ni límites y si los hay deben removerse a expensas de envilecer, degradar, corroer, prostituir todas las relaciones sociales. La estrategia de poder y supremacía en la búsqueda de sobreganancias y competitividad se concretiza en planes, políticas, tratados, proyectos, normatividad, garantismo a la propiedad, bases, compromisos y maniobras militares que no respetan derechos, democracia ni cualquier elemento que consideren un obstáculo a sus objetivos.

Zibechi agrega que el robo y la destrucción del medio ambiente y de los pueblos es hoy la principal forma de acumulación. Precisamente este autor, junto con Pablo Dávalos y últimamente Pablo Stefanoni –entre los mejores analistas de los movimientos sociales latinoamericanos hoy en día- coinciden en señalar una conexión en el comportamiento de los Estados latinoamericanos de centroizquierda y derecha, que ingresan tras la retórica y fuegos de artificio radical de cambio institucional y eliminación de la pobreza con bonos para los pobres al gobierno, para situarse en lo sustancial al lado de las corporaciones que acelera la desposesión de los recursos, la desterritorialización de lo Estados, la criminalización social y la conformación del Estado de seguridad jurídica cuyo hilo de Ariadna se encuentra en el extractivismo, en la industria de servicios ambientales, en la privatización de territorios por la vía del conservacionismo y alianzas con los terratenientes, en la industria de transgénicos, en la industria de plantaciones de bosques, en la industria de los agrocarburantes y de la construcción. Las leyes de la Amazonía en Perú, la Ley de Aguas en Ecuador, los límites a la expropiación terrateniente en Bolivia, la continuidad de los transgénicos de la soya en Bolivia, Paraguay, Brasil o Argentina, los privilegios de las trasnacionales mineras en Perú, Bolivia y Ecuador; son muestras de la continuidad del saqueo recolonizador.4

En Bolivia y Ecuador se está procesando la tensión entre el poder constituyente con sus elementos colectivistas y el poder del voto ciudadano, que no sólo individualiza al sujeto sino que pierde su carácter de poder constitutivo al limitarse a seleccionar representantes y funcionarios que desde las instituciones constituidas expropiarán el poder a los sujetos del cambio. La fetichización de Estado y del derecho sienta las bases de la desmovilización, nuevos sometimientos y manipulaciones incluyendo al supergabinete boliviano. Los campesinos ricos y las capas superiores de las clases medias urbanas que se van asimilando a los partidos de Gobierno en estos países terminaran confrontadas a los pueblos y organizaciones indígenas, a las mujeres y sus organizaciones, a los campesinos pobres y trabajadores extractivistas, a los desocupados del campo y la ciudad, que reivindican derecho a la autodeterminación y al territorio, a la democracia pluricultural, al poder constituyente permanente, a la autonomía, nuevos instrumentos de participación y control público, unidad con los otros desposeídos de la región.

En cada dependencia estatal la corrupción e impunidad corroen la ética pública y las propias formas de dominación. Los gobiernos más tramposos son reductos de pandilleros de alto vuelo sin escrúpulos para apoderarse de los bienes públicos, otorgarse enormes salarios, organizar grupos paramilitares o escuadrones de la muerte, militarizar los países. En Colombia, México y Perú aparecen como estados mafiosos consolidados, mientras que en Ecuador o Bolivia proclaman reconstruir el Estado Plurinacional aunque lo hacen sobre las mismas bases mafiosas y asimilando a reconocidos derechistas. Álvaro García lo confesó a Clarín, que la tarea del gobierno boliviano es la modernidad, sobre la base del respeto a la propiedad privada y la alianza con los buenos empresarios y convenios bilaterales con los Estados Unidos.5 Ecuador también está bajo la amenaza de la regresión, bajo la hegemonía de concepciones elitistas, excluyentes y burocráticas, con un acendrado sentido común neoliberal en el aparato administrativo e institucional.

El caso peruano está muy bien ilustrado por Luís Arce Borja quien retoma datos de la revista Peru21 donde anotan que de 120 congresistas el 50% han estado involucrados en hechos delincuenciales o escandalosos; que el Presidente García acaba de cobrar un millón de dólares por sueldos atrasados, guardaespaldas, chofer, secretarias y otros que no pudo cobrar mientras estuvo prófugo enjuiciado por robo, corrupción y crímenes de guerra. Medida que queda socializada para guardar la legitimidad e impunidad decretando la jubilación de 315 exparlamentarios con salarios de cerca de 2,500 dólares por 5 años de trabajo.6 Son un cuarto de siglo de hipercorrupción donde destaca el Gobierno de Fujimori-Montesinos que desapareció miles de millones de dólares producto de las privatizaciones y corrompió a todos los poderes y personalidades quedando en la memoria de los vladivideos. Resume Luís Arce su visión del Perú: “una nación caricaturesca con presidentes delincuentes, parlamentarios de los bajos fondos, jueces corrompidos y políticos que son una verdadera lacra para la sociedad…Cualquier delincuente, narcotraficante, criminal y estafador tiene el campo libre para pretender sentarse en el sillón presidencial o en un puesto parlamentario”. En el mismo sentido una proclama de los pueblos de México expresa su repudio al régimen político, lo dice así:

El jefe del ejecutivo federal de facto es la principal referencia de un régimen político corrompido y antinacional, el instrumento de los grandes empresarios y las trasnacionales para avanzar en la completa depredación y saqueo de nuestra capacidad de trabajo, de la propiedad pública y social de nuestros recursos naturales. Calderón es la figura visible de la mafia que pretende consumar la instalación de un Estado obsecuente a los Estados Unidos y de carácter delincuencial, de un régimen policiaco-militar al estilo colombiano.7

El economista crítico Humberto Campodónico señala muy acertadamente que la cuestión de fondo es que el neoliberalismo ha privatizado al Estado y no necesita pedir prebendas, ahora sus funcionarios están dentro del Ejecutivo y las leyes y decretos supremos salen hechos a imagen y semejanza de sus progenitores. Es una nueva etapa donde el trato es directamente con la Presidencia y éste a través de Preinversión entrega carreteras, aeropuertos, puertos; las trasnacionales tienen funcionarios en el Gobierno y éste reparte las prebendas a quienes en cada caso le son útiles. Los beneficios tributarios del tipo revaluación de activos, el tratamiento del leasing, el incremento de provisiones en el sector bancario, las amnistías y fraccionamientos tributarios, eliminación de impuestos, exoneración a ganancias en el mercado de valores. 8

Lo anterior comenzaba a ocurrir en un contexto en el cual el imperialismo lanzaba una exitosa ofensiva que culminó con la caída de la Unión Soviética, la derrota de los movimientos nacional-populares y de la insurgencia guerrillera en América Latina. La ofensiva estuvo acompañada por la participación articulada de las instituciones financieras internacionales, las dictaduras militares y las intervenciones militares imperialistas. Las fases endeudamiento, crisis, privatización de activos estatales están en la base de la estrategia de desposesión que junto a la financiarización (derivados financieros subprime, las comodities) más tarde incursionara en los recursos vitales, recursos naturales, la biodiversidad, el ciclo de los vegetales. Internamente surge una clase capitalista trasnacional, ligada al capital extranjero a través de los joint ventures, que invierte gran parte de su capital en el exterior y obtiene créditos de los bancos extranjeros. Se mueve en los mismos circuitos de capital que el extranjero y comparte sus mismos intereses económicos, ocupando en algunos casos posiciones estratégicas en las finanzas, la industria o el comercio y con capacidad de influenciar en la inversión y el comercio. Esta clase se expresa en la concentración a favor de los más ricos. De acuerdo a la revista Forbes en dos años, 1996-1998, el número de multimillonarios latinoamericanos se ha duplicado, pasando de 7 a 15 con un crecimiento de las fortunas de un 164 por ciento. Una década después eran decenas. Esto ocurre en una economía mundial en la cual se da el predominio de las empresas privadas respecto a la esfera pública y el Estado, de dominancia de la esfera financiera en relación a la producción de bienes materiales y de expansión de las empresas trasnacionales sobre otras empresas.

Esta trama delictiva se completa con las presiones de los organismos financieros internacionales para definir las políticas económicas que tienen como eje la liberalización de los mercados financieros y comerciales. Las políticas de ajuste exigen tal austeridad que empujan al cierre de empresas y al desempleo, favoreciendo el crecimiento de la economía “sumergida”. De ahí que se dediquen sólo 25 mil millones de dólares en el combate al narcotráfico y al mismo tiempo se inviertan cientos de millones de dólares en la industria bélica. De acuerdo con el fmi, la inversión extranjera creció entre 1990-1998 de 24 mil 130 millones de dólares a 170 mil 492 en los llamados países en desarrollo.

Un aspecto que merece investigarse es cómo se implementaron en cada caso las políticas neoliberales respecto a la economía y la sociedad sobre la que aplicaron, a partir del análisis de clase y de poder político. Al parecer, las burguesías regionales dominantes de América Latina desde su origen fueron coloniales, intermediarias, rentistas, parasitarias y burocráticas. Formaron parte de la oligarquía heredera del hispanismo colonial y sobrevivieron gracias al apoyo del Estado, de su Estado, y al capital extranjero. En las últimas décadas se les ve asociadas a la economía ilícita, a la organización de mafias con la clase política y buscando aprovecharse de la política neoliberal.

Para hablar de las oligarquías o de la burguesía latinoamericana, debemos partir de reconocer que muchos intelectuales sobrestimaron su fuerza como sujeto nacional o subestimaron su capacidad de hacer política antinacional. En estas dos últimas décadas la burguesía en su conjunto nunca se opuso abiertamente a las políticas del fmi-bm, a las privatizaciones e incluso al cierre masivo de las pequeñas y medianas empresas. Podemos intentar clasificar a la burguesía latinoamericana en categorías: la burocrática o compradora, sector tradicionalmente dominante al interior de la burguesía, orientada al mercado mundial y a menudeo dependiente del capital extranjero; la financiera, que proporciona capital a las otras fracciones de la burguesía y canaliza al sector extranjero, especialmente al especulativo, la maquiladora —en México y Centroamérica—, asimilada de modo dependiente a las trasnacionales y la burguesía nativa principalmente en los grandes países como México, Chile y Brasil, producto de la sustitución de importaciones y que se orienta al mercado interno.

Sectores medianos y pequeños de esta última están en extinción junto a sectores de terratenientes de viejo cuño que en Colombia, el Oriente boliviano, en el México restaurado, en Brasil y Paraguay éstos son los más fascistas y retrógrados cuando tienen poder político. Nuevos terratenientes, derivados del neoliberalismo, constituyen una nueva burguesía agraria trasnacionalizada. Pero también trasnacionales e incluso países compran o rentan tierras latinoamericanas. El capital ha alcanzado su condición más abstracta al mundializarse y ya no obedece a dictámenes nacionalistas o estatales; en consecuencia la burguesía también. Hoy es incapaz de desarrollar un modelo alternativo. La convergencia de las fuerzas burguesas internas y externas explica la consonancia del capital trasnacional con sectores de la oligarquía y con la clase política que orientan los procesos hacia el neoliberalismo, que a su vez alentó el crecimiento de la burguesía trasnacional latinoamericana.

La vida política de América Latina continúa marcada por la presencia del imperialismo. Podemos agrupar las fuerzas políticas al menos en tres grandes tendencias que se confrontan o coluden entre sí: la derecha neoliberal-conservadora, proimperialista y neocolonial; la centro derecha y centroizquierda que se ocultan tras rótulos socialdemócratas o de izquierda y que tienden a la unidad con los primeros; y, por último, la izquierda con otras tres claras corrientes: la electorera, en gran parte reformista y oportunista; la autonomista-antihegemonista; y, la radical antiimperialista y socialista.

El proceso de recolonización latinoamericana de las últimas dos décadas ha modificado las relaciones de poder y de clase, sectores de la burguesía han desaparecido, se han debilitado o se han convertido en fracciones de la transnacionalización y lo mismo ha ocurrido con las otras clases al cambiar las formas de acumulación. Los sectores transnacionalizados son los más beneficiados con este proceso, al colocarse al servicio directo del imperialismo: la burguesía y el Estado como vehículos del capital y los trabajadores asalariados dentro o fuera de sus países al facilitar la política imperialista y la competencia. Los sujetos burgueses representados en los gobiernos y partidos políticos, como colaboradores internos, reciben órdenes directas del imperialismo a través del FMI-BM, trasnacionales, Embajadas, Departamento de Estado, del Tesoro y del Comando Sur.

La deuda externa es ilegítima y un enorme acto de corrupción, como concepto ideológico que más tiene que ver con las relaciones de poder que con la misma economía. Los norteamericanos saben —más que nadie— que los responsables de la deuda son quienes la contrajeron y no los pueblos del mundo, y que no es casual que los montos sean similares al de los capitales fugados. El propósito y efecto de la liberación del capital es disminuir el control democrático y reducir los programas sociales. Las inversiones se realizan donde se beneficie el interés de la inversión norteamericana o en general extranjera. Y cuando invierten en regiones de alto riesgo —como Europa Oriental— cuentan con el respaldo de las deudas latinoamericanas.

Los fundamentos económicos del Estado latinoamericano han cambiado en consonancia con sus nuevas funciones derivadas de la nueva relación Estado-capital. Ahora, la mayoría son delincuenciales y mafiosos, con vastas redes de cómplices públicos y privados, integrados a cadenas internacionales y al lavado de dólares sucios, explota las reglas de un estado de derecho que acepta el soborno, la corrupción, la extorsión y como corolario la impunidad. Muchos miembros de esta economía criminal son políticos y/o empresarios que sentaron las bases de sus fortunas en las políticas de ajuste, en las privatizaciones y en la deuda externa. En otras palabras, fue producto de un intercambio: apertura de mercados, venta de empresas estratégicas y pago puntual de la deuda por participación en el mercado y la copropiedad en negocios legales e ilegales. Como dice Carlos Fazio, esa “colusión de intereses constituye un componente clave de la economía trasnacionalizada y el lubricante indispensable para el buen funcionamiento del capitalismo”.9

La derecha representada por los partidos tradicionales y agrupaciones políticas nacidas con la recolonización están perdiendo electoralmente y sus espacios y funciones están siendo cubiertos por la centroizquierda neoliberal como en Chile, Argentina o Brasil o por la nueva derecha creada por el capital que cada vez participa más directamente en la política como en Perú, Colombia, México y algunos países centroamericanos y del Caribe. En efecto, las transnacionales y entidades financieras, la burocracia internacional e interna y los empresarios parasitarios internos, con las fuerzas armadas y la Iglesia trás ellos vienen actuando en la recolonización y la contrainsurgencia, reconfigurando la economía, la política, la cultura y conquistando a los sectores medios que han sobrevivido, en un nuevo bloque que no llega al 30% de la población y que aun son la base social de las elecciones como mecanismo de dominación o de cambio.

Lo peligroso de todo esto es que sectores de derecha y centro a través de sus intelectuales y medios también influyen sobre las fracciones de trabajadores y excluidos que si bien van tomando conciencia en los movimientos sociales que luchan contra el capital y contra el imperialismo son embrollados por la participación partidaria y las concesiones que reciben del poder. Son un ejemplo los gobiernos nacionales y locales, las ONGs, el BM-BID, los partidos, etc. Pero también actúan las fuerzas de mercado y sus instituciones, que están naturalizadas y en acción cotidiana; las presiones de las corporaciones financieras internacionales, las transnacionales y sus grupos de influencia en los poderes del Estado; los clientes capitalistas internos parasitarios y depredadores; los sectores transnacionalizados de la sociedad con poder; la clase política y sus partidos que viven del engaño; la casta burocrática de los poderes de los Estados; los intelectuales, los militares y las iglesias y sus construcciones fetichistas que controlan mentes y cuerpos.

Como vemos quienes aseguran la reproducción del sistema son los sectores más parasitarios que se coluden para evitar el cambio. La lucha a favor del medio ambiente, por la soberanía alimentaria (a decidir qué comer y cómo producir) como sustento del buen vivir chocan con el interés en el crecimiento económico y las alianzas con los terratenientes y la creencia de que la tierra debe emplearse solo con fines comerciales. La idea de los microcréditos agropecuarios, piscicultura y proyectos de agroexportación no pueden reemplazar el necesario reparto de la tierra y devolver el papel de la mujer en la reproducción biológica y social, sujeto del proyecto agrario de descolonización.10

Hemos antes señalado que la clase capitalista global se incrusta en las relaciones capitalistas coloniales, de clase y etnia de los países latinoamericanos y que la fracción interna de esa clase participa cada vez más en la lucha por el poder político. La interrelación de intereses entre poder político y capital se reconfigura en nuevos regímenes políticos sobre la base de viejos y nuevos instrumentos y mecanismos de reproducción del poder. Luego de decidir las formas de regulación económica y política, el uso de la deuda externa, el sometimiento de las fuerzas armadas y la implementación de los más seguros mecanismos de dominación como son la fuerza armada, el poder judicial y las elecciones; en los últimos años pretenden terminar con este último mecanismo. Es la tercera ola de reformas, que no son más que la implementación de las geoestrategias de poder recolonizador mundial y el chantaje permanente.

Al redefinirse las relaciones entre Estado, capital y sociedad, y entre Estado y mercado, se favoreció una transferencia de ingresos desde los asalariados hacia capitalistas y rentistas y desde América Latina al mercado internacional. Al privatizarse el sector público y desregularse los mercados financieros y las actividades del capital con un férreo control de los salarios, éstos mantuvieron su evolución a la zaga de los precios y la productividad. Asimismo, el impacto de las políticas de ajuste reconfiguró a los grupos empresariales; las políticas antiinflacionarias de balanza de pagos en permanente déficit y sobrevaluación del tipo de cambio castigó a los productores y exportadores y estimuló a las fracciones comerciales. Así se concentra el capital y se configura una burguesía trasnacional montada sobre los esquemas de libre comercio. La prioridad asignada a los objetivos monetarios y financieros redujo la reactivación por el ajuste macro y acrecentó la vulnerabilidad de la región. La sobrevaluación del tipo de cambio define un subsidio a las importaciones, que conduce a controlar los precios internos a costa de los empresarios que producen para el mercado interno y los exportadores no integrados a la trasnacionalización.

Es necesario analizar la corrupción en general que acompaña a los procesos de endeudamiento y privatización y cómo se da la nueva configuración del poder, basada en el predominio del capital extranjero y la dominación imperialista pero que necesita de secuaces, inducidos a la corrupción. Las privatizaciones se hicieron por medio de decretos ejecutivos, con una compleja red de subsidios implícitos a los inversores privados; los Estados absorbieron los pasivos, se programaron exenciones fiscales y se fortalecieron los vínculos de la burguesía trasnacional en actividades denominadas ilícitas, como el narcotráfico y otras formas de tráfico: de armas, cuerpos, niños, emigrantes, órganos.

Examinemos someramente un caso. La definición de lo que son las drogas es confusa y llena de ambigüedades. Tiene mucho de entelequia, de mitología, al punto que podríamos afirmar que no tiene un correlato extra-lingüístico. Existen sustancias farmacológicas que producen adicción y efectos mucho más nocivos que las “drogas” definidas por los poderes. Al mismo tiempo, hay drogas que no provocan adicción, como el lsd y la mezcalina. En otras palabras, no podemos hablar de drogas al margen de su valoración social y de las preconcepciones que clasifican a unas drogas como tales y a otras no. A partir de aquí, entenderemos lo que ocurre con la economía y la política de las drogas y cómo una sociedad segregativa produce adictos.

Es paradigmático el caso de la coca, masticada desde tiempos prehispánicos por las culturas originarias de los Andes, como son los aymarás, quechuas y guaraníes, por sus propiedades medicinales, nutritivas y antifatiga. Pocos campesinos son consumidores más que habituales. La transformación química la convierte en cocaína, en narcótico, y como tal es consumida principalmente por la juventud norteamericana y europea. Este y otros estupefacientes han sido utilizados no sólo con fines de enriquecimiento y acumulación, sino con fines políticos para combatir la resistencia al capitalismo o para justificar intervenciones de los poderosos sobre otros países.

En febrero de 2000 la Agencia de Estadísticas de Justicia informaba que el sistema de prisiones de los Estados Unidos tenía más de dos millones de presos y que más de 50 por ciento eran negros. En los años sesenta, cuando aparecieron las temibles “Panteras Negras”, la cia introdujo marihuana en los barrios de población negra y pobre. Luego, en los años ochenta, usaron la cocaína y el crack para reinvertir en los “contras” nicaragüenses (Irangate), sembrando de traficantes las calles de Los Ángeles, Chicago y Nueva York. Cuando la agencia recibe órdenes superiores de reprimir el tráfico son arrestados, asesinados o enviados a prisión.11 Y esto es parte de la política global de los Estados Unidos, que con su inmenso aparato diplomático, promueve la democracia y la libertad, mientras el gobierno a través del Pentágono, el Comando Sur, el Departamento de Estado o la cia patrocina ejércitos y servicios de inteligencia que conducen a salvajes y genocidas guerras internas contra la oposición política. Es suficiente examinar la guerra civil en El Salvador, la de los “contras” en Nicaragua, el genocidio contra la población indígena en Guatemala y Perú, el de la juventud rebelde o indígena en Chile, Uruguay o Argentina.

Gobiernos, trasnacionales y mafias funcionan como un todo coherente en el que las organizaciones criminales necesitan del Estado, de los organismos financieros y de las trasnacionales. Del mismo modo las trasnacionales necesitan de los estados para privatizar y de dinero fresco para participar en la competencia. Por su lado, los organismos financieros necesitan quien garantice el orden, la permisividad, el pago de las deudas. El fmi reconocía hace una década que eran entre 590 mil millones de dólares y mil 500 millones de millones de dólares la masa de dinero sucio que es el soporte del poderío global de los Estados Unidos.12

En la gestión de esta dinámica están los más grandes bancos —como el Citibank, con 800 mil millones de dólares en depósitos, actúa en 30 países y tiene 180 mil trabajadores— que trabajan con bancos corresponsales y muchos mecanismos de invisibilización. Continúa Fazio:

Las mafias al inicio venían de fuera de la política, ahora forman parte del mecanismo “democrático”, de los partidos, del sistema electoral, del Congreso, del poder judicial, de los líderes políticos. Forman parte del sistema financiero internacional, de Wall Street, de las bolsas de valores, del Tesoro norteamericano, del sistema de trasnacionales. Las dinámicas de crecimiento y estancamiento del Imperio y la neocolonización están estrechamente asociadas a un nuevo capitalismo construido alrededor del pillaje, la criminalidad, la corrupción y la complicidad que con una revolución tecnológica, que es más un factor de legitimación del poder económico que una realidad contundente. El déficit comercial de Estados Unidos, el cual asciende a algunos trillones de dólares, es cubierto por este dinero sucio, que incluye la emisión de billetes.

Una parte importante de este capital de dinero blanqueado —para ello existen más de 50 paraísos fiscales— es invertido en la compra de deuda pública de varios países, controlando así la economía de éstos. Lo anterior es muestra de que el blanqueo se ha convertido en parte del sistema, pues sirve para reasimilar el dinero en los sectores financiero y productivo, logrando eliminar los límites entre las economías legal e ilegal, favorecido el asunto por la aceleración de las infocomunicaciones y los avances en la economía financiera. Este fenómeno no es nuevo, como pretenden quienes quieren ver a la economía pura, limpia de interferencias políticas y de violencia. Desde la acumulación originaria el saqueo, el robo, la servidumbre, la esclavitud han sido parte del capitalismo. Con el neoliberalismo, las privatizaciones son una forma de saqueo que se complementa con la flexibilización laboral. Es el momento en que se posibilita el lavado de dinero en la adquisición de empresas.

Este dinero es muchísimo más que el del narcotráfico: se trata de tráfico de armas, tráfico de personas y prostitución, contrabando, venta de materiales nucleares, venta ilícita de petróleo, comisiones de políticos, extorsión y secuestros, fraudes, transferencias ilícitas, malversación. El dinero virtual y los paraísos fiscales son las mediaciones económicas para transformar lo ilegal en legal.14 Con el neoliberalismo se generaliza la corrupción por todos los continentes. En Europa encontramos al primer ministro italiano, Bettino Craxi y a Berlusconi, al presidente de Francia, Francois Miterrand y Roland Dumas, exministro de Asuntos Exteriores, Helmuth Kohl en Alemania, Felipe González en España y muchos otros altos funcionarios y dirigentes políticos con delitos que van desde la financiación ilegal de los partidos, evasión fiscal, desviaciones de dinero público, contratos fraudulentos, etc. En América Latina son casos paradigmáticos: Ernesto Samper y Uribe en Colombia, Bucaram en Ecuador, Alan García, Montesinos y la familia Fujimori en Perú, Carlos Menem en Argentina, Carlos Andrés Pérez en Venezuela y Carlos Salinas de Gortari, Vicente Fox en México. En Rusia varios funcionarios son miembros de la mafia acusados de corrupción: Pavel Borodin, Berezhovsky, Chubais y Tatiana Diachenko (de acuerdo con Jean Ziegler la mafia rusa se ha apropiado de 70 por ciento de las empresas privatizadas y controla 40 por ciento del pnb). El caso Bernard Madoff es el más patético ejemplo de que en época de crisis las lealtades capitalistas entran en riesgo. La corrupción, entonces, aparece como consustancial al capitalismo pues cada día privilegia más el progreso, la competitividad, la racionalidad instrumental, el individualismo posesivo y el éxito.

Todo esto significa que la ausencia de regulaciones y controles, pérdida de participación del Estado en inversiones, que son parte sustancial del dogma neoliberal, sirvieron para impulsar la corrupción compartida del Norte y el Sur. La propia deuda externa tiene un origen especulativo y al mismo tiempo es uno de los factores originantes de los actuales mercados financieros que han generado grandes reservas privadas de divisas que especulan con las monedas nacionales.

Carlos Fazio muestra una red de empresas criminales en América Latina, cuyo origen estuvo en la Operación Cóndor, en la cual varios ejércitos estuvieron involucrados en erradicar al comunismo del Cono Sur y algunos otros países, como Paraguay y Bolivia. Crearon en más de tres lustros redes de empresas ligadas a la seguridad inteligente de personas y vehículos y al transporte de armas, que se extendió por Argentina, Bolivia, Brasil, Zaire, El Salvador y México. En estas redes participaban gobernantes, altos funcionarios, la mafia de Miami, la cia, empresarios, propietarios de medios de comunicación. Los estados latinoamericanos fueron articulando —como en todo el sistema— lo que se conoce como narcoestados, gracias al neoliberalismo y la militarización de los países. Se va creando un Estado dentro del Estado, con secretos y lealtades que articulan economía y política, que son trasnacionales, involucran a políticos, militares y empresarios. Cuentan con el apoyo de los poderes mundiales y recurren al crimen organizado cuando es necesario. De esta manera se fueron gestando nuevas élites, una nueva clase política que actúa como lobbista y una burguesía trasnacional que nace como compensación a la aplicación y defensa del neoliberalismo.15

Creemos que estas son las fuerzas sociales y sus relaciones de poder con las que tienen que contender quienes pretenden transformar estas sociedades. Dar la lucha ideológica y política, económica y cultural, contra el imperialismo y sus agentes parasitarios que pretenden destruir los movimientos sociales antiimperialistas y socialistas. La memoria de las luchas democráticas acumulada por siglos es de acuerdo con Jorge Beinstein es un patrimonio global en la larga marcha de combates, aprendizajes y construcción de una nueva conciencia.16



NOTAS
  1. Carlos Fazio, "Los Zetas y la limpieza social", La Jornada, México, 30 noviembre 2009.
  2. Raúl Zibechi, "El capital mafisoso contra los pueblos" La Jornada, 18 diciembre 2009. Citando a Antonio María Costa, Director de la Oficina contra las Drogas y el Delito de la ONU señala que 352 mil millones de dólares provenientes de las ganancias del negocio de las drogas fue la única inversión líquida a disposición de lo bancos en plena crisis de liquidez. Jaliffe Rahme rectifica la cifra y menciona que podrían ser 2 millones de millones de dólares.
  3. Alfredo Jaliffe-Rahme El dinero del narcotráfico salvó a los bancos durante la crisis global, La Jornada, 17/12/2009.
  4. Pablo Dávalos, "Levantamiento indígena y revolución ciudadana: los impases del posneoliberalismo", www.alainet.org, 10/10/2009
  5. Silvina Heguy y Pablo Stefanoni, Entrevista a Alvaro García Linera, Clarín, 12 julio 2009. www.rebelion.org 6/12/2008
  6. Luis Arce Borja, "Parlamentarismo corrompido en el Perú" www.eldiariointernacional.com 17/12/2009
  7. Proclama de los Pueblos de México para organizar la revocación de mandato de Felipe Calderón. www.petitiononline.com/Proclama/petition.html 26 noviembre 2009.
  8. Humberto Campodónico, Absoluto desparpajo, La República, 2/12/2009.
  9. Carlos Fazio, "Tiburones", La Jornada, 13 de noviembre de 2000.
  10. Silvia Federici, "Sobre capitalismo, colonialismo, mujeres y política alimentaria", Entrevista, www.sinpermiso dic. 2009
  11. Lorenzo Komboa Erwin, "El silencio de las noticias", A-Infor, 3 de septiembre de 2000, en www. rebelión.org. El autor agrega que lo que dice está documentado en el informe interno de la cia de 1999 y por el periodista Gary Webb, quien denunció estos hechos en el San José Mercury News y en 1999 fue despedido del mencionado diario.
  12. James Petras anota que según datos del Congreso y conocedores de la banca internacional, los bancos estadounidenses y europeos blanquean cada año entre 500 mil y un millón de millones de dinero negro. Y es un dato parcial. El dinero de origen delictivo y corrupto -que no incluye el capital aportado por políticos corruptos o la evasión fiscal de los países latinoamericanos, tampoco el capital proveniente de transacciones a precios manipulados, que en total fácilmente traspasa el límite de un millón de millones en diez años- en los bancos norteamericanos durante la década de 1990 ascendería a 2.5 a 5 millones de millones de dólares. Véase: "Dinero negro: fundamento del crecimiento y del imperio de los Estados Unidos", en www.rebelión.org, 27 de abril de 2001.
  13. Ibíd., p. 2.
  14. Daniel Campione, "Lavado, legalidad y capital", tomado de Red Eco Alternativo por www.rebelión.org, 1 de marzo de 2001.
  15. Carlos Fazio, "El Factor Caballo", reportajes del 19 al 22 de enero de 2001, en La Jornada de esas fechas.
  16. Jorge Beinstein, En el comienzo de un largo viaje. Crepúsculo del capitalismo, nostalgias, herencias, barbaries y esperanzas a comienzos del siglo XXI, ponencia U. Di Brescia, noviembre 2009 .

En Globalización: Jorge Lora Cam

Dic 2009 La imposibilidad democrática en el capitalismo y las elecciones como estrategia de poder. Para repensar las elecciones en América Latina

Nov 2009 Imperialismo y Recolonización

Agosto 2009 Los desafíos de la descolonización en Bolivia Jorge Lora Cam y Teresa González Herrera

Julio 2009 Se generaliza la lucha andino-amazónica contra la recolonización

Abril 2009 El racismo y la recolonización como elementos centrales en la reconfiguración del dominio global

Marzo 2009 Pensar la descolonización y la reconfiguración del poder y la obediencia en Bolivia, Ecuador y Paraguay

Enero 2009 Perú: Reprimarización de la economía y movimiento societal

Dic 2008 Ecuador: La descolonización sigue en el debate (II parte)

Oct 2008 Bolivia: De la ofensiva separatista de la derecha a la reconfiguración del poder desde los movimientos

Sept 2008 Ecuador: La descolonización sigue en el debate (I parte)

Agosto 2008 Imperialismo y Reconfiguración de la Universidad Latinoamericana Jorge Lora-Cristina Recéndez

Julio 2008 Bolivia, autoreforma neoliberal, derechización de la juventud

Junio 2008 ¿Que estará detrás del Estado compartido?

Mayo 2008 Epistemicidio y miseria del mètodo: La investigación social latinoamericana

Abril 2008 Colombia: la guerra y la redefinición de la seguridad hemisférica y del Estado paramilitar

Oct 2007 El gobierno aprista, continuismo y renacimiento de las luchas sociales

Mayo 2007 El MAS: ofensiva anticolonial o defensiva neoliberal

Agosto –sept 2006 El Gobierno del MAS se derechiza y arriesga una opción de futuro

Junio –julio 2006 Estrategias de poder en una trama colonial

Marzo 2006 La construcción del capitalismo andino o los limites de los movimientos sociales

Enero 2006 Bolivia: La disputa entre la Nación y la Anti-Nación

Agosto 2005 La Reconfiguración de la Dominación en Bolivia ante un pueblo democráticamente fragmentado

Sept 2004 Transnacionales mineras y ecocidio en el Perú

Julio 2003 Toledo y la Resistencia Jorge Lora y María Rosales

Sept 2002 La Difícil Construcción del Contrapoder y el Poder en Bolivia

Mayo 2001 EL PERÚ: CIA, CORRUPCIÓN Y LA DÉBIL REAPARICIÓN DE LOS SUJETOS BAJO SUBALTERNIDAD ELECTORAL



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