La reconfiguración de la dominación en Bolivia ante un pueblo democráticamente fragmentado Jorge Lora Cam
Medio siglo posrevolucionario con intentos conservadores y revolucionarios se vuelven a sintetizar en el momento histórico actual de Bolivia. Cayeron derrotados dos gobiernos del MNR Gonzalo Sánchez de Lozada (2003) y después Carlos Mesa(2005) –herederos de Paz Estensoro, quien funda el neoliberalismo en Bolivia con el DS 21060- ante los combates de un pueblo boliviano que no acepta más miseria y exclusión de todos los ámbitos del poder, producto del histórico racismo, colonialismo, entreguismo y, en el último cuarto de siglo los cuoteos y componendas entre los partidos mayoritarios que posibilitaron el acceso a la Presidencia, de los anteriores jefes de Estado neoliberales a través de la mega coalición para distribuirse los beneficios del saqueo trasnacional. Bolivia venía convirtiéndose en un referente antiimperialista para América Latina rebelde y estaba en el centro de la tormenta, a tal grado que el Gobierno Norteamericano colocó a esa rebelión indígena-clasista como peligro prioritario y hasta ofreció condonar la deuda para calmar los ánimos y frenar al movimiento social. El cada vez más radical rechazo al saqueo de los recursos naturales y a la apropiación de empresas, actividades económicas y excedentes por las trasnacionales, arrinconaba a los responsables internos, a los caudillos de la desarticulada mega coalición, parecía que los partidos estaban condenados al olvido, su situación era más que insoportable.
El MNR repudiado, como antes en las elecciones generales lo había hecho el pueblo con ADN (6% de los votos), junto al MIR y al NFR disputándose la centroderecha y algunas agrupaciones políticas regionales conformaban un sistema político cholo bajo dirección Q’ara que nunca conquistaron juntos ni el 50% de los votos totales, como lo expresan los datos acerca de la abstención. La confrontación étnico clasista se daba en los caminos y en las calles, el cerco a las ciudades desarrollaba la conciencia, pues en el centro de la misma estaba la autodeterminación y la soberanía, una revolución cultural contra la colonialidad del poder. Cada vez eran más los movimientos sociales populares y de trabajadores insurgentes que al agregarse colocaban a la orden del día el problema del poder. Y, al mismo ritmo que la derecha desesperada se rehacía con el discurso autonómico y la defensa de sus espacios de poder como el Congreso, los bloqueos y marchas se agotaban como formas de lucha, se requería construir otro momento histórico, trabajar intensamente en proseguir con la reconstrucción de la memoria, inventar formas de lucha y debate teórico que desarrollen aun mas la conciencia rebelde, consolidar un bloque histórico y definir una línea estratégica común ante el peligro de deslegitimarse ante sectores populares más alienados y con débil conciencia, de negociar con los planes de la derecha y perder a los sectores medios.
La autonomía de estos movimientos -aunque parezca paradójico- es la condición que les otorgaba mayor fuerza por la competencia y control mutuo entre ellos, por las decisiones colectivas, sin menospreciar su unidad en los momentos decisivos y al mismo tiempo mostraban la necesidad de un frente político. A ciertos pensadores les parecía estar al frente de una objetivación del descubrimiento de Virno y Negri: la caótica multitud, impredecible y temible. La derecha maniobraba tras el orden y aquellos intelectuales se sumaban al anhelo de los poderosos a que sé auto organice el caos en el sistema de poder. Los dirigentes e intelectuales del MAS –que ya venían evadiendo su compromiso antineoliberal, también transaron con Mesa y su sucesor acordando elecciones a cambio de las radicales demandas de Nacionalización, Asamblea constituyente refundadora de la nación y juicio a Goñi y demás corruptos. A Rodríguez Velze, un empleado de la familia Sánchez de Lozada, el MAS, con la astuta conformidad de los restos de la mega coalición, le encargo organizar la vuelta a la democracia.
Es por ello que los últimos meses del año ocurren diversos hechos que preocupan a propios y extraños y surgen múltiples interrogantes de las que hemos seleccionado tres: a) ¿ Para que sirven las elecciones?, b) ¿para qué sirven los intelectuales? C) ¿Para qué sirven los movimientos sociales? Si no se cuentan con una estrategia unificada de poder.
En alguna pared de San Francisco, una mano escribió:
"Si el voto cambiara algo, sería ilegal"
Eduardo Galeano, Patas Arriba, 1999.
¿Para que sirven las elecciones?. No queremos partir del derrotismo al que nos puede llevar las experiencias del movimiento indígena y popular. De aquel mayoritariamente etnicista y socialdemócrata abanderado por la CONAIE que seleccionó a un Lucio Gutiérrez en el Ecuador y que a algunos nos parecía colocaban a un agente de la CIA en la Presidencia; tampoco del legendario, burocratizado y reformista PT que colocó a Lula al frente del ejecutivo neoliberal corrupto; menos aun de las últimas elecciones presidenciales peruanas donde la izquierda puso a un indio neoliberal y neofujimorista en la Presidencia o de un corporativo y negociador PRD mexicano enemigo de los movimientos sociales –en particular el indígena- en México; pues no creemos que este sea el criterio de verdad y corrección en el análisis electoral, pero tampoco podemos dejar de reflexionar sobre ellos en momentos de peligro.
Sin embargo, el problema no radica en una probable derrota con la caída de partidos y caudillos o en la realización del mito de la democracia, eso es lo menos importante, sino en la división del movimiento, la destrucción de los tejidos sociales y de la conciencia en formación, en la confusión democrática y el renacimiento de los agonizantes enemigos de una real democracia popular: los partidos neoliberales. Tampoco pensamos que por principio no se deba dar la lucha en terreno privilegiado y preparado por el enemigo, pues ello resulta inevitable en otros campos del poder y por supuesto que también puede serlo en este espacio, aunque bajo ciertas condiciones y principios éticos y estratégicos. Por ejemplo, como es obvio ser indígena es muy significativo en un país indígena, pero como ya sabemos hay de todos los colores económicos y subjetivos.
El desafío para el MAS es ganarse a los que no votan y a los trabajadores, no tanto a las bastante definidas clases medias y ello solo lo puede hacer saliendo un poco de la lógica electoral del poder, con la critica al caudilismo indigenista o intelectual y un proyecto desde abajo que sirva para organizar la lucha permanente en todo el país. Como dice una consigna salvadoreña que resume su experiencia histórica de engaños y traiciones de partidos bajo dirección de la clase media autocalificados de izquierda y guerrilleros: "solo el pueblo puede salvar al pueblo"
Las grandes preguntas que la gente se hace son: ¿ Son las elecciones un mecanismo de dominación que por su propia naturaleza reconstituirá el viejo sistema en crisis?. ¿ Para participar en el proceso electoral hay que desclasarse y desetnitizarse como lo sostuvo Evo y que ahora lo sostienen y tratan de hacer los otros candidatos? ¿Todas las fuerzas políticas ahora son nacionalistas, antineoliberales y pro indígenas?. ¿El pueblo trabajador y excluido puede confiar en la clase media políticamente centrista sea indígena o blanca?. ¿Mientras dejamos a un lado la lucha contra el saqueo trasnacional propiciado por la coalición y Rodríguez, esperaremos que la constituyente pueda refundar Bolivia?.
En principio para el poder todo proceso electoral debe de favorecer al sistema y si son varias las convocatorias la distracción respecto a lo principal será mayor y la división popular también. La unidad antiimperialista en gestación, la independencia étnica y de clase, la autogeneración de normas y el desarrollo de la conciencia dan marcha atrás; mientras por otro lado la derecha se reorganiza, borra las huellas de su entreguismo, desconoce su pasado, se presenta como democrática y promete de todo. Si bien es cierto que ya muchos no creen en esos discursos, hay otros muchos que si lo hacen y con mucho fervor.
El 15 de agosto de 2005, después de una búsqueda por el oriente y entre los empresarios, quedó definida la plancha del MAS: Evo Morales y Álvaro García Linera, los complementos y la ambigüedad, lo tradicional y lo moderno o posmoderno, lo indio y lo blanco, el sentido común y lo cultivado, el dirigente campesino y la pequeña burguesía urbana. La lectura del momento no era mala para una batalla en el fango, en el pantano, en la incertidumbre. En tanto ellos abandonan las calles y caminos, a los indígenas y campesinos, a los obreros, que les dieron fuerza para aparecer como la izquierda moderada y moderna; alejada de gobiernos extranjeros antidemocráticos como el venezolano, según Bush.
La burguesía y los terratenientes junto a sus políticos e intelectuales de medio pelo, atraen recursos financieros trasnacionales, de embajadas que expresan su neutralidad, reconcentran el control de los medios y de la propaganda y adoptan un discurso de un orden antibloqueos, antiterrorista, antirracista, autonomista, patriótico, unionista y democrático. Con ese sentido común bajo asesoría externa atan de manos a quienes solo pueden hacer campaña directa en los espacios del pueblo indígena-mestizo y con las luchas reivindicativas y antineoliberales. La embajada norteamericana eligió a Jorge Quiroga como su candidato y ello molesta a otras agrupaciones de la derecha que piden su parte. Aunque el megaespeculador Soros y trasnacionales también apoye a Doria Medina. La corrupción esta a la orden del día y ronda a los políticos, a los partidos, ONGs, caudillos y ellos saben que es el momento de encontrase con esa lotería, los dirigentes políticos y sociales se dejan encontrar e invitar. Se llama compra de candidatos o sobornos pro ingerencia, en Estados Unidos contribuciones.
De este modo no quedan dudas de que los poderes constituidos en su búsqueda de nueva legitimidad y legalidad a su dominación tienen las de ganar. La coyuntura electoral es el arma más poderosa contra la memoria histórica, es la polarización, la dispersión; lo paradojal: el pueblo rechazaba a los desacreditados partidos y el MAS y sus aliados se encargan de acreditarlos. Los desiguales aparecen como ciudadanos iguales, el pueblo ya no decide sino la difusa sociedad civil. Los caudillos autoritarios elegidos por ellos mismos deben aparecer como demócratas y hacerse carismáticos. Y entonces, ¿será posible construir un bloque histórico con un proyecto electoralista?, ¿El antineoliberalismo podrá traducirse en un anticapitalismo cuando estamos afirmando las reglas del sistema?. Confiamos en que la independencia política, el apoyo crítico, la autoorganización y autogobierno indígena y popular, desde las luchas en cada sitio de explotación, saqueo y dominación y en conjunto que proponen entre otros dirigentes como Oscar Olivera de Cochabamba o Abel Mamani de El Alto garanticen la refundación de una Bolivia autodeterminada y solidaria. En estas expectativas a la intelectualidad indígena rebelde alejada de la colonialidad del saber y del poder le toca un enorme papel, como de otro modo lo señalara el Amauta Mariátegui.
¿Para que sirven los intelectuales?
Aparece otra pregunta más central: ¿Es tan fundamentalista el proyecto de la nación camba como el de la nación aymará?, ¿Será posible unificarlos?, ¿ El racismo que esta más en oriente que en occidente será erradicado por acuerdos políticos?. ¿O un proyecto superior seria recoger lo mas avanzado de las relaciones sociales solidarias y anticapitalistas, como potencialidades para refundar la sociedad, que surgen de los aportes de las grandes tradiciones históricas indígenas (quechuas-aymaras-guaranís) y no indígenas (mestizas e hispánicas), que por la propia conciencia social de los primeros tenderán a ser mayoría política?
En un contexto donde la incertidumbre del juego electoral establecido por la constitución vigente y ante la ausencia de una oligarquía consolidada, todos los partidos se orientan al centro, los intelectuales siempre han sido quienes mejor lo han logrado. Quienes no pretenden la ansiada modernidad –y son la mayoría, varios con estudios fuera del país- optan por su crítica a través de la posmodernidad, los primeros estarían representados por la revista Pulso y los otros por la editorial Plural y La muela del diablo. Ambos grupos muy al día con la producción politológica, sociológica y filosófica occidental en su ilusoria búsqueda para entender su periferia. Negri, Virno, Zizec, Deleuze, Foucault, Morin, Rorty están entre sus preferidos. Los intelectuales académicos, cuando no se corrompen con la privatización de los postgrados buscan pegas complementarias en las universidades privadas, en el gobierno, en las ONGs, en centros de investigación o en organismos multilaterales. Muy pocos entran a la política como asesores o consultores. En pocas palabras todos van tras el poder. Conocer la realidad es mas que una tarea periodística, es trascender la alineación, los mitos eurocéntricos, la colonialidad del saber.
Álvaro García ¿podrá transitar de intelectual a político sistémico, de pensador posmoderno a político moderno y posliberal?, ¿Hasta donde puede llegar su ambigüedad, el ambas cosas?. ¿Es un discurso para que le crea la CAINCO, la CAO y también el MST y la COB?, Convencerá a la nación camba y a la nación aymará y la CONAMAQ de votar por ellos?, ¿Juntará el poncho y la corbata, sin que se note? ¿Defenderá la constitución y el poder constituyente, la democracia representativa y la del segundo piso?, ¿Juntará a los ateos y a las iglesias?, ¿Impulsara el desarrollo de las fuerzas productivas con inversión extranjera durante los siglos que faltan para llegar al socialismo?. No lo sabemos, pero mientras persigue su utopía de unir clases y etnias en una época de emergencia indígena, de nueva ruralidad caracterizada por la presión territorial, si se puede intuir que al ser partidario del sistema reformado lo obliga a seguir las reglas del mismo, aplicar la ley y de ser gobierno a seguir las reglas imperiales. Álvaro pierde la memoria para cambiar de imagen. En su libro Forma comunidad... se puede apreciar que leyó sobre la subsunción, sin embargo olvida a Marx cuando en el Capital sostiene " el tiempo de trabajo y producción del capital, en tanto forma racional que subsume el tiempo en tiempo socialmente necesario para el progreso general de la sociedad, oculta el máximo grado de explotación y subsunción derivado de la producción capitalista" (1). ¿Ese es la modernidad que desea?
La centroizquierda es el caldo de cultivo de las fuerzas neocoloniales y el preámbulo de la traición, tales los casos del PC, el MIR, CONDEPA, y en los últimos tiempos los hoy juntos Joaquino (cercano a la NFR y al MNR) y Filemón Escobar (cercano a la embajada norteamericana y al PNUD), cumpliendo el papel asignado a Antonio Vargas en el Ecuador, dividir a la izquierda. Apostar por la clase media es adaptarse a su ambigüedad o influir sobre ella con un proyecto de cambio. Sabemos que en esta clase se apoyaron falangistas, socialistas miristas, comunistas, social cristianos y que en cada individuo de este sector se esconde de acuerdo a la evolución de sus intereses la derecha, la izquierda y el centro. Cuando de los movimientos sociales se pasa a la guerra de caudillos étnico-clasistas solo las alianzas sociales podrán definir un camino.
En este escenario los movimientos sociales, ¿hasta cuando quedarán condicionados por las elecciones?
No es cierto lo que dice Abel Mamani de la FEJUVE del Alto, que las cosas se dieron de ese modo (2) y había que aceptar el llamado a las elecciones. Pudo ser de otro modo y él lo sabe.
Cuando Mesa ratificaba a Alfonso Revollo –el privatizador- como delegado al Banco Mundial, condonaba impuestos por 89 millones de dólares a las petroleras, vendía acciones de la capitalización, regalaba gas a la Argentina con precios solidarios, descentralizaba al INRA y privatizaba bosques a favor de los terratenientes del oriente, le quitaba a la COMIBOL jurisdicción sobre los ricos yacimientos del Mutún, etc. Morales no planteo la anulación de contratos con las petroleras e invocaba al MST para que se calme. Cuando Rodríguez se decide por una ley de hidrocarburos entreguista o negocia con AISA las aguas del Illimani cuando pudo rescindir el contrato Morales se hizo el desentendido. Y cuando se desarrollaba la Cumbre antiimperialista en La Paz, Evo esta inscribiendo su plancha electoral.
El problema no es solo constitucional y menos electoral, por ejemplo la constitución dice que Bolivia es soberana, multiétnica y pluricultural. Acaso ¿se entendería por estos dos últimos conceptos que hay una convivencia humana, igualitaria entre étnias y culturas en ese país?. Todos sabemos que ello esta lejos de ser una realidad, como que no existe la soberanía y que no la tendremos solo con que aparezca otra vez en la nueva constitución. Por que la historia la hacen los sujetos, la lucha étnico-clasista en la sociedad capitalista, para destruir o defender los poderes que posibiliten cambiar o no las relaciones sociales. La ingerencia externa nunca ha sido tan grande como en esta época bajo el pretexto defensa de la democracia contra el terrorismo y las narcomafias indígenas; las embajadas, la USAID, la CIA y la DEA han intensificado su actividad; las trasnacionales invierten en política pagan a empresarios, políticos y ONGs, las fuerzas armadas siguen en entrenamiento, adoctrinamiento, maniobras y estímulos del Pentágono y el Comando Sur; los organismos multilaterales están preparados para una intervención democrática; y lo más importante las instituciones y los mecanismos del poder con los medios por delante están al servicio de los partidos que tienen un solo enemigo común: el Evo y el MAS, no obstante su periódica obsecuencia y mañosos silencio asumiendo el rol de acérrimo defensor de la democracia.
Los países indígenas están en la mira contrainsurgente para la implementación de la nueva versión de la guerra de baja intensidad en el orden siguiente: Bolivia, Ecuador, México, Ecuador Perú, al igual que los aun más peligrosos Venezuela y Colombia. En Bolivia y Ecuador el movimiento indígena tiene un enorme protagonismo de los pueblos indígenas y el poder imperial con sus secuaces esta decidido a liquidarlo.
Se han identificado con la nación y los grandes problemas nacionales dejando atrás a los políticos de la clase media, de ahí que reclamen conducir esos países, pero no como étnias sino como pueblos interrelacionados de indígenas, mestizos y criollos; con conciencia anticolonialista y antiimperialista.
Creemos que el error de fondo centrar el análisis en la multitud étnica y no en la relación étnico-clasista. El agregado de fuerzas clasistas y étnicas autónomas desde los lugares de dominación y explotación –ya lo dijimos- son las que potencian los movimientos. El menosprecio de García Linera y Evo por la COB y el MIP, por sectores de la CONAMAQ, el CSUTCB, MST, universitarios, etc., por la lucha étnico-clasista y su preferencia por las alianzas cupulares con municipios, organizaciones del oriente y empresarios, puede dejarlos inermes ante una derecha que cada día repetirá en todos los medios que controla: no a los terroristas, bloquedores y fomentadores de la crisis.
Se hace prioritario continuar con las movilizaciones junto a un debate nacional desde las bases populares acerca de los bloqueos externos e internos al desarrollo colectivo: la deuda externa y el intercambio desigual, el ahorro interno y el desarrollo endógeno vs. la inversión extranjera, la globalización imperialista y sus proyectos estratégicos y como dar la respuesta; la presencia imperialista: trasnacionales, embajadas, USAID, DEA, CIA, FBI, BM, BID, FMI, OEA, FFAA, Bases militares, Bancos, Iglesias, ONGs, políticos, consultores y asesores, empresarios rentistas, instituciones como las superintendencias o transredes, productos nocivos –como la coca cola, Mac Donalds, transgénicos, medicinas, etc.- medios de comunicación, mediadores de otros países como Chile. Examinar como funciona la explotación y dominación en concreto en cada departamento, en el país y en América Latina. Como reconstruir saberes de las culturas históricas para un proyecto nacional, etc. En esos foros de debate teórico político deben presentarse experiencias e investigaciones, saberes populares y especializados y sacar programas, agendas y tareas para proseguir las movilizaciones. ¿Tendrán tiempo para hacerlo antes de diciembre o quedará como tarea para la constituyente del 2006, que probablemente solo se consiga con una huelga general o una insurrección?
NOTAS:
1) Marx, Carlos, El Capital, Libro I sección séptima, México, S. XXI, 1980.
2) De Castro Sergio, entrevista a Abel Mamani, en www.rebelión.org (Volver a página inicial)