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Enero 2017

Un mundo mejor y posible


Prólogo

Suscribo el presente escrito en póstumo homenaje a la colosal obra del comandante bolivariano Hugo Chávez Frías que, inspirado por Bolívar, Martí y Fidel, le da un gran impulso a las aspiraciones integracionistas de Nuestra América después de más de 200 años de una supuesta independencia, sometida. Ahora vemos, al final del camino, que empieza la aurora que cabalga en el oleaje encrespado de los sueños de redención libertaria de Sucre, San Martin, Bolívar y José Martí.

¡La patria es una noble y grande: Nuestra América!

Juan Gallegos Soto


Un mundo mejor y posible.
Horizontes actuales y futuros de la Patria Grande:
“Nuestra América”



Introducción

Este relato fue escrito en el marco glorioso del 50 aniversario de la Revolución Cubana (hoy quincuagésimo cuarto), ni tarde ni temprano, porque nos faltará tiempo en el tiempo, no habrá día, ni fecha ni momentos suficientes en la historia planetaria para enaltecerla y seguir su ejemplo de lucha en todos los órdenes del desarrollo, de la defensa, del internacionalismo; de la hermandad y el cariño generoso para los humildes; del seguir sus pasos que enseñan a cuidarse del enemigo brutal e imperial.

¿Qué nos toca para defenderla? Sobre todo las tareas del desarrollo, de las múltiples acciones económicas y políticas, cerrando filas que hagan trizas el bloqueo inmisericorde, pertinaz e inhumano del antidemocrático gobierno de Estados Unidos; empeñado en su inútil propósito destructivo de nuestra primera trinchera de América. Fortalecerla y fortalecernos haciendo de Nuestra América una sola y acerada trinchera; conjuntando voluntades en una marcha unida y apretada con la Alianza Bolivariana para las Américas y Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA TCP), UNASUR, la Confederación de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y demás organismos integracionistas que definirán nuestra verdadera independencia en todos los espacios geopolíticos y todos los frentes. ¡Transitaremos nuestro devenir con unidad inquebrantable que nos dé una inexpugnable defensa como antídoto antiimperialista!

Dos grandes historias de lucha se conjugan y hermanan en el tiempo de los ahoras y de los ayeres; la de dos pequeños países, pero gigantescos como paradigmas de dignidad y heroísmo: Cuba y Vietnam.

Esperanza soñó que despertaba en un mundo distinto, no parecido al de hoy ni al de ayer. Oyó platicar entonces que el agua en los vertederos giraba a la izquierda en su pueblo natal, opuesto a miles de kilómetros a un curioso lugar llamado Tierra de Fuego, donde el infernal calor hacia honor a su nombre; y en el suyo había eterna primavera. Ahora el sol salía por el poniente muy inclinado, desde la región austral, y se despedía de la noche en su antípoda.

La luna seguía al amor de su vida en el punto del salir y entrar; cada cual en su momento. Por suerte las noches eran noches y los días eran días, como si todo fuese igual. Los tiempos de sombra lunar cubrían al sol como nunca se vio. La luz y la sombra se acariciaban con fulgor y paz. El evento tenía un efecto extraño en la humanidad planetaria sin escapar a él la flora y la fauna.

A las mujeres y a los hombres se les adivinaba la ensoñación. Platicar para descubrirse y entenderse no era fugaz, más bien eterno. Las palabras tenían el valor de la verdad. Los problemas del hambre y la enfermedad comenzaban a ser historia del pasado, de ayer. Esperanza no alcanzaba a comprender cómo fue y empezó todo, sólo se enteró que había noches sin sueño en plenilunio.

Un día, al despertar, descubrió que el desarrollo y el compromiso de la ciencia eran con la vida y no con la muerte o el utilitarismo, y supo del misterio descubierto: los delfines al fin pudieron entenderse con nosotros y regalarnos su infinita sabiduría. Desde entonces pudimos velar con un hemisferio cerebral y dormir con el otro, lo que permitió a la humanidad estar en vigilia en los claros y los oscuros del día para buscar y encontrar el bienestar común.

Esperanza y su hermana Ensoñación, sufrieron desde niñas las calamidades y limitaciones de la pobreza en un rincón olvidado de la Tierra llamado Haití. Ahora habían dejado en el pretérito el hambre como cosa del recuerdo. Su inteligencia les hizo comprender que gracias a la infinita riqueza y sabiduría; producto del capital humano, y por el respeto ancestral a la naturaleza, se había borrado el pasado bochornoso. Y supieron de maravillas inéditas cuando las altas mareas de plenilunio traían a la ensenada de Baja California peces que mil redes no pescarían en cientos de ríos de Kamchatka, donde antes de este vivir los nativos fueron despojados de sus tierras y recursos naturales
; las recuperaron como por arte de encantamiento y gestión de una organización mundial que dirimía los diferendos, en sana paz, como nunca lo hizo otra de negro recuerdo, llamada Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Ambas hermanas volvieron a nacer en esos nuevos presentes en que no había país pequeño y atrasado que no se privilegiara en la organizaión mundial; y así estaba instituido en la ley de leyes en la que ellos eran primero en la seguridad alimentaria, salud, educación, vivienda, empleo y desarrollo en general.

Todos los medios informativos no podían ocultar el avance de los pueblos a paso de gigante, para borrar el atraso vergonzoso del ayer, en donde, en esa breve existencia ya ida, los niños morían de hambre y enfermedades curables.

El voto de los pequeños Pueblos Nación, en cuestiones globales, era y se entendía como el más importante en los asuntos diversos para hacer de nuestro planeta el paraíso que siempre fue, poco tiempo después, y antes de la aparición humana, sobre la faz de la Tierra.

La educación que su maestra Prístina les dio, las unió entrañablemente al mundo orgánico e inorgánico, lo que más tarde las ayudó a sumarse junto a su hermano Justo a las organizaciones no gubernamentales (ONG) en defensa de la ballena, los delfines, y del ambiente, en el momento exacto en que miles de miles de ambientalistas pronto harían lo mismo.

Fue por eso que el mundo del ecocidio había quedado atrás en el tiempo de los tiempos malos. Los huracanes eran como antes, pero no como después, cuando cientos de miles de industrias hicieron de la atmósfera terrestre un basurero de gases con efecto invernadero, y la humanidad estuvo al punto y al borde del exterminio dominada por un imperio hegemónico y unipolar, productor principal de gases contaminantes, conocido por todos como Estados Unidos.

Justo acabó siendo internauta brillante, de largas noches de insomnio, en busca de información que le encaminara en la dirección correcta de la comprensión del mundo y su hábitat regional y mundial. Constante lector literario de los clásicos y poetas comprometidos con su tiempo. Su anhelo: graduarse de doctor en derecho internacional. Cargaba sobre sus hombros el gran peso y responsabilidad de su nombre. Y así actuó en conciencia toda su vida, un tanto por su apelativo, pero mucho más por el ejemplo de sus predecesores, padres y nativos ancestrales preservadores de nuestro hogar planetario.

Él vivió el entonces y el después cuando un cataclismo financiero mundial, cuyo parto, doloroso para los pueblos todos, fue mal atendido en Wall Street y la Reserva Federal de Estados Unidos, quebró la estabilidad y la estructura financiera internacional. Se enteró que esas travesuras fueron de grueso calibre y provocaron inflación y recesión con transferencia y cobro directo de las mismas al mundo de los humildes y hambrientos. Y que el engaño con descaro venía de un tiempo marcado, como los naipes, de más de tres décadas precedentes. Y Estados Unidos, sin ningún rubor en ese momento, como antes y siempre, decidió quitarle el respaldo en oro al billete verde. El acuerdo de Bretton Woods le valió una soberana lenteja.

En corto tiempo el país supremo y hegemónico superó en mucho al médico y alquimista suizo, Paracelso, que intentó, sin resultado alguno, hasta su muerte, convertir el plomo en oro.

Ahora, la Administración Imperial y su gobierno se reían hasta las lágrimas de la inocencia e ingenuidad de aquel; logrando trastocar a la vista de todos, y sin trucos para evitar las suspicacias, un vil papel verde en oro puro; que superó en valor al áureo metal hasta entonces conocido y reconocido en su valía por los dientes y mordida del más chimuelo de los chimuelos.

Justo vio venir un tiempo nuevo. La divisa dólar dejó de ser lo que fue; depreciando su valor de poco a poco como estrategia mundial que no dejase sin fondos y en la ruina a 200 países, y sin respaldo a sus monedas. Surgió la propuesta china de una divisa alternativa y simultánea de curso universal hasta llegar al acuerdo de la inutilidad de aquella moneda de vil papel; enmienda aceptada por la organización mundial en América Latina, con la Unión de Naciones del Sur ( Unasur), el apoyo del Banco del Sur, Mercosur y el ALBA-TCP.

El uso del Sistema Único de Compensación Regional (Sucre), una moneda virtual para el intercambio comercial entre empresas de los Pueblos Nación confederados en la región, cobró vigencia. Esto alcanzó niveles superiores de cooperación y la concretización de una zona financiera común.

A Justo todo el conocimiento le era importante y en particular la historia y su interpretación. Y no pasaba a creer que lo extraordinario de los hechos en sí, fuesen en apariencia oníricos o meras entelequias. Lo increíble le pareció venía de antes. Pensó y reflexionó: la recomposición y el equilibrio del mundo no fue casualidad pura. Resulta de todo esto que de pronto apareció primero “ el hombre más puro de la raza”, y breve tiempo después “la raza cósmica” de quienes mucho se habló y poco se dijo.

Los pueblos les conocían y los medios de desinformación poco o nada hablaban de ellos, unos les situaron en la Atlántida Perdida, entre el mar Egeo y el de Creta, siguiendo las pistas y relatos de la Ilíada y la Odisea de Homero; otros muchos en el Mar de las Antillas, siguiendo los pasos del Hombre Nuevo: Che, que iluminó y enderezó los caminos más oscuros y torcidos del alma humana, corroída por más de 500 años de práctica de una doctrina política y económica llamada primero colonialismo, luego capitalismo y después imperialismo, en la cual “el hombre era el lobo del hombre”, producto de esta doctrina social a la que dedicó toda una vida de estudio Carlos Marx, el “padre de la nueva humanidad”.

La raza cósmica surge de una estirpe aborigen multiétnica y particular; generosa en espíritu y corazón, sencilla, natural: mezcla de una raza prodigiosa con oriundos de ultramar; engañados en principio con espejos y collares de cuentas de vidrio, -510 años de pacífica resistencia indígena en América Latina sustentan las afirmaciones anteriores, al parecer axiomáticas-. Ahora asombra al mundo en el terreno de la literatura, las ciencias y biotecnología; la plástica, arquitectura, artesanía; construcciones monumentales antiguas y modernas, lenguas y astronomía; quienes mucho antes que Europa y Oriente utilizaron el cero y contaron con un calendario más exacto que el gregoriano.

Éste linaje multiétnico inicia insurrecciones políticas y pacíficas de nuevo cuño en América del Sur, y están marcando para siempre el destino regional y mundial.

Martí -“el hombre más puro de la raza”-; hombre hermoso de pensamiento y obra, sembró la semilla de la equidad y la justicia como nunca antes se hizo; y su sabiduría inundó los lugares más apartados, en los que no hubo confín sin su luz ni lugar o rincón oscuro en la Tierra.

Desde la educación primaria hasta la universitaria, las asignaturas pasaban a la luz de su pensamiento, para poner en práctica el ejercicio humanitario de su filosofía y ejemplo.

Se empezaron a derrumbar fronteras y muros imaginarios y geográficos tanto en el trasiego de personas como en el suministro de alimentos, en lo cual Unasur inició sus acciones decididas y francas.

Su Constitución contemplaba y plasmaba como principio fundamental: “Patria es Humanidad”, el anhelo de Martí que mucho tiempo atrás se había hecho posible en Cuba, y ahora se retomaba en la estructuración y Carta Magna de la Patria Grande, que a la letra dice: “Yo quiero que la ley primera de nuestra República sea el culto de los cubanos (“ahora latinoamericanos”) a la dignidad plena del hombre”.

La Pequeña Venecia ( Venezuela) y su líder primero y postrer, Bolívar y Chávez, tuvieron mucho en el ver y hacer del universo latinoamericano, tanto así, que el resplandor y audacia en los pasos de la Confederación de Naciones Latinoamericanas y del Caribe iluminó la noche planetaria de otras costas allende el mar.

El bregar del pueblo de Cuba contra el dominio imperial por más de medio siglo sentó un precedente inédito y abrió una brecha enorme para la unidad latinoamericana y prendió la chispa que encendió la marcha para romper el dominio unipolar existente, haciendo de nuestro planeta un mundo más justo y equitativo al dejar inhiesto el ejemplo que trascendió los umbrales de la historia pasada y presente.

¡Cuando la verdad fue libre! y entraba, y salía como Juan por su casa, rompió las cadenas de los monopolios comerciales y de la desinformación. Su política de paz, amistad e internacionalismo entre y con los pueblos es un sol sin ocaso, eterno y deslumbrante que descubre la nobleza del alma humana.

No se descubren diamantes en Alaska o el África, sino, en el alma. No mejorada por mina alguna. En ella, se halla el tesoro preciado de viejos y nuevos tiempos de alborada: el capital humano multiplicado exponencialmente al invertirse de manera colectiva en cualquier obra, tarea médica o social.

En aquellos y estos tiempos del siglo XX y XXI, perdura un hombre del ayer y del ahora que mucho tiene que ver en esta historia del siglo pretérito y actual: Fidel, con su visión y aporte a la solución de los grandes y graves problemas mundiales (sumadas a la acción de mujeres y hombres distinguidos de la nación insular y el mundo); ser extraordinario que sabe el porqué de los cuándos sin necesidad de consultar la esfera mágica, leer la palma de la mano o asomarse a la vuelta de la esquina.

Fue así en el saber del cómo y cuándo que se ganó la batalla decisiva de Cuito Cuanavale, en Angola contra Estados Unidos y el apartheid en Sudáfrica y de la sobrevivencia y el desarrollo de Cuba pese al bloqueo y frente al monstruo militar más poderoso de la Tierra.

La Revolución de la Ternura” (Cuba) cambió el mundo infantil de Biafra para siempre, en todos los mundos posibles y diversos, por un mundo mejor; sembrando en cada rostro infante una sonrisa celestial y borrando de sus vidas la sombra del jinete apocalíptico del hambre y de la muerte.

Luego de ese momento, en el devenir del tercer milenio, no hubo mujer ni hombre que no fuese “ revolucionario por amor”. ¡A partir del allí y del allá de los tiempos, todo fue distinto y nada fue igual en este mundo! Termina pensando Justo.

Él, finalmente alcanzó la nobleza de su nombre cuando fue nominado Diplomático Plenipotenciario Vitalicio de los Pueblos en la Organización Mundial, por su probada sabiduría, humildad y sapiencia.

Esperanza y Ensoñación le acompañaron siempre en su vida diplomática. Justo y sus hermanas llevaron eternamente a Prístina en el alma y en el corazón.

¡Cuando el tiempo político fue bueno y el planeta estaba al borde del abismo, un mundo mejor se hizo posible!


Créditos: Asuntos terrenales y divinos, del autor, Juan Gallegos Soto es una publicación de Ecdótica S. A. De C. V. © 2013

Versión en PDF: http://rcci.net/globalizacion/2017/Un-mundo-mejor-y-posible.pdf

http://www.ecdoticaeditorial.com.mx/







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