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Mayo 2017

Universidad de Puerto Rico: Aparato ideológico colonial al servicio del Imperio


por Elliot Monteverde Torres
elliotmtorres@yahoo.com

UPR: Aparato Ideológico del Estado ¿A quién le corresponde defenderla, a los independentistas o la oligarquía?

“[E]l papel del reformismo es vital para el capitalismo: se infiltra en la Revolución y tiene como tarea extraviar el camino, debilitar la posibilidad revolucionaria.” – Antonio Aponte

En las colonias todas las instituciones engendradas por el régimen están diseñadas para defender y preservar el estatus quo, los intereses del poder imperial y los privilegios de una clase política corrupta y enquistada en el andamiaje colonial. El propósito de esa oligarquía criolla es potenciar la explotación y la imagen de una supuesta dictadura benévola. En medio de este entramado, este sector nunca reta realmente las injusticias, la ilegalidad y la tiranía, y cuando lo hace mucho ojo, porque es sólo de forma simulada, oportunista y le es ventajoso. Es un sector rentista y aliado al capital, amarrado a la partidocracia y a la banca privada. Le caracteriza el servilismo, su idilio con el neoliberalismo y aunque escribe canciones o poemas en los que se lamenta de ciertas arbitrariedades, en el fondo el concubinato con los gringos le provoca orgasmos y felicidad. Es un sector para el cual el nacionalismo cultural es una tabla desechable de salvación. Coexiste totalmente en un vacío ideológico de resistencia, carente de un pensamiento revolucionario o vínculos con la lucha anti colonial. A esta legión se le suman como moscas a la mierda intelectuales lame botas de clase media que tampoco tienen visión de país. Visión de colonia, sí; visión de país, no. Juntos conforman la nueva oligarquía colonial puertorriqueña que en vez de abogar por una estrategia política, social y militar revolucionaria, opta por el cáncer del reformismo, siendo el más común entre ellos el reformismo liberal.

La Universidad de Puerto Rico.

No se confunda. La Universidad de Puerto Rico y sus once recintos son parte de la pluralidad de aparatos ideológicos del Estado, lo ha sido desde sus comienzos. No obstante, se esgrime o tergiversa ahora que ‘la Universidad’ es del pueblo y para el pueblo. Se arguye además que la Junta Fiscal, al reducir el presupuesto en $450 millones a la UPR, está efectivamente arrebatándole la Universidad al pueblo. Que este sea justamente el grito de guerra en la colonia - en nuestros días - por parte de la legión de reformistas oligárquicos y una mafia académica de intelectuales de clase media en nada debe sorprender al pueblo patriota puertorriqueño. Esta es, en efecto, la actitud y conducta que caracteriza a estos yankófilos.

El filósofo francés Louis Althusser advirtió que preservar la tiranía de una hegemonía imperialista como, en este caso, la de EEUU sobre Puerto Rico requiere – más allá de mecanismos de represión física como la policía insular - de instrumentos que reproduzcan esa opresión de modo ideológico. A estos instrumentos él les llamó ‘aparatos ideológicos’ entre ellos el jurídico, el sindical y la educación. Y he aquí donde entra en juego el factor clave del sistema universitario público de Puerto Rico. Me limitaré a puntualizar solamente que la Universidad de Puerto Rico fue establecida por el régimen yanqui en 1903 con el fin de adoctrinar y facilitar la asimilación del puertorriqueño. Uno de los modelos que sirvió de inspiración y que usaron los colonos fue la infame Carlisle Indian Industrial School, una escuela para la americanización. ¡Imagínense que arma tan eficaz! El colonizado como agente inconsciente de la dominación yanqui, monitoreándose unos a otros y continuamente. Todo un ejército de puertorriqueños egresando de la UPR año tras año, habilitados todos ideológicamente como capataces para hacer valer los intereses estratégicos coloniales del Imperio en todas las disciplinas labolares. Todo un sagaz y efectivo mecanismo de control social instituido por los gringos y perfeccionado por los cipayos. La idea, según los EEUU, era y sigue siendo evitar en lo posible la aplicación directa de métodos represivos violentos que impliquen un costo social y político. Ante esto, qué mejor solución que la utilización del aparato ideológico pero en manos del propio colonizado, del yankófilo intelectual que busca parecerse a su verdugo.

Ante la situación actual y después de casi 84 años, las palabras de Don Pedro Albizu Campos tienen una vigencia asombrosa. "A ningún imperio conviene ejercer la tiranía abiertamente, y siempre usa para el ejercicio de su despotismo a los naturales de la nación intervenida. . . Como ningún imperio puede mantenerse sin la cooperación de los naturales del país ocupado por la fuerza, se sirven de ellos pero los desprecian." (El Mundo, 24 de junio de 1933)

El Estado represivo del colonizador propugnó desde un principio que su Universidad sería un instrumento de coerción y se aferraría al desarrollo ideológico de una clase media criolla fiel a los postulados del capitalismo y el estatus quo. De esa clase media, argüían los gringos, saldrían los reformistas que perseguirían a los revolucionarios e independentistas con odio fascista. El terrorista de Luis Muñoz Marín y la madriguera de pancistas del PPD ya se encargarían de infiltrar y atornillar exitosamente a sus agentes en todos los estamentos del sistema universitario. Y por supuesto, a raíz de la Guerra Fría y la llegada de la Revolución cubana, los EEUU utilizaron aún con más ahínco a la UPR para mostrarla al mundo como un modelo capitalista exitoso. Y en todo ese proceso, nunca hubo tregua con el pueblo patriota puertorriqueño o nuestros intelectuales.

Y así, mientras los yanquis aseguraban la reproducción de las relaciones de producción a través de su Universidad de Puerto Rico, y por ende la continuidad del colonialismo por medio del control intelectual y masivo de los colonizados, la legión criolla oligárquica de populetes se iba instalando cada vez más permanentemente en el principal centro educativo del país. En este contexto sería prudente repasar las experiencias sobre el carpeteo y la represión de los grupos minoritarios de jóvenes en el sistema de la UPR durante la década de 1960 que se identificaban y luchaban por el ideal de la independencia patria. Pero este no es el espacio ni el momento. Lo que sí quiero demostrar es que el estudiantado y el profesorado independentista en la Universidad de Puerto Rico han sido históricamente perseguidos, oprimidos, humillados, excluidos, discriminados, marginados, maltratados, explotados e inclusive agredidos físicamente y hasta han sido atacados con armas de fuego por el aparato represivo o grupos oficialistas respondiendo a la ideología dominante.

Visto de este modo, la Universidad de Puerto Rico – como instrumento, como aparato ideológico – ha respondido y servido los intereses de un pueblo, pero un pueblo con una ideología y tendencias inversas al patriotismo, al nacionalismo revolucionario y a la lucha anti colonial y anti imperialista. Por tanto la prudencia y la sabiduría revolucionaria reclama que los independentistas entendamos que el llamado desesperado por parte de los que esgrimen que la Universidad es del pueblo y para el pueblo, no va dirigido a nosotros sino a todos aquellos que se pliegan al evangelio del reformismo liberal, del neoliberalismo, la represión de la derecha, del estadolibrismo, el anexionismo y del tío benefactor, el viejo tío Sam.

Entonces, ¿qué nos resta hacer ante la situación del corte presupuestario a la UPR? La prioridad del independentista, del patriota, del nacionalista revolucionario anti capitalista y anti imperialista no es otra que la lucha por la liberación nacional de Puerto Rico. Nosotros no vamos a alcanzar ninguna victoria colectiva sustancial defendiendo el aparato ideológico de la UPR ni mucho menos articulando políticas de alianza con populetes, cipayos ni anexionistas ni reformistas liberales, que sintiéndose ahora amenazados por los caballeros del Norte, pretenden manipularnos para que les ayudemos a preservar el prestigio y las prebendas de su oligarquía entreguista, traidora y gatillera; que de alguna forma auxiliemos a una mafia académica instalada en rectoría y en todas las facultades de los 11 recintos y en total connivencia con el sistema capitalista e imperialista yanqui. ¿Cómo no tomar en cuenta que precisamente ha sido esta misma estructura la responsable de que nuestro pueblo no haya sido instruido desde 1903 en un sistema educativo universitario adscrito a un modelo pedagógico liberador, emancipador, transformador y con vinculación social? Todo lo contrario. El hecho que como independentistas hayamos encontrado algunos espacios y medios para expresarnos en la Universidad de Puerto Rico no significa que la institución haya dejado de ser un aparato ideológico del estado. Eso jamás ha sucedido. La esperanza ilusoria no pare revoluciones.

Por otro lado, no debemos ignorar que a pesar de nuestra reducida capacidad como fuerza política revolucionaria en la actualidad, cuando se requiere de una autoridad moral, la integridad patriótica de nuestros actos y nuestra dialéctica independentista de justicia y libertad todavía inciden, influyen y legitimizan en una escala nacional y de largo alcance. El prestigio del independentismo ha sido ganado a pulso y es tangible.

Así las cosas, no podemos permitir la manipulación o el manoseo de esa moralidad por parte de la oligarquía para convertirla en una herramienta clave y peligrosa del reformismo liberal, ya sea para validar su riña contra el imperio o utilizarnos para que peleemos por ellos. Yo entiendo, en este caso, que ningún joven independentista debe arriesgar su vida o seguridad defendiendo el bienestar de populares o anexionistas. Esa no es nuestra pelea. A nosotros no nos corresponde salvar los aparatos ideológicos del estado o los privilegios de los yankófilos. Todo lo contrario. Nuestra pelea es por la liberación nacional de Puerto Rico. En este sentido y dado la acometida de la Junta Fiscal, lo único que busca la mafia académica y la oligarquía (blandiendo la espada trillada del nacionalismo cultural para apelar a nuestro patriotismo y nobleza) es darle continuidad al estatus quo y a las prácticas rentistas de toda una clase política corrupta y enquistada en el actual andamiaje colonial.

Los independentistas quizás recordemos aquella otra institución educativa de educación superior fundada en Mayagüez en 1995. Me refiero a la Facultad de Derecho Eugenio María de Hostos. Fue una iniciativa básicamente independentista. Entre reformistas liberales y los intereses de la privatización, la Facultad oficialmente cerró sus puertas en 2013 luego de que el Tribunal Supremo (otro aparato ideológico del Estado) le suspendiera su acreditación aludiendo falta de viabilidad financiera. En aquel entonces, ¿dónde estaban todos los que hoy increpan que la UPR es del pueblo y hay que salvarla? Es que acaso, ¿la Facultad de Derecho Eugenio María de Hostos no era del pueblo? ¿Por qué la mafia académica en Puerto Rico no se indignó colectivamente en aquel momento? ¿Y por qué no hubo marchas y asambleas nacionales en solidaridad con la Facultad de Derecho ante los intereses de privatización tanto por parte de la Ana G. Méndez como de la Universidad Interamericana?

Por Elliot Monteverde Torres
viernes, 21 de abril de 2017
(Hoy se cumplen 52 años de la muerte de don Pedro Albizu Campos)

La esclavitud intelectual, de cualquier naturaleza que sea, tendrá siempre por corolario la esclavitud política y social. (anónimo)



http://pr.indymedia.org/news/2017/04/60413.php







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