MILITARIZACIÓN, SOBERANÍA Y FRONTERAS
EL PENTÁGONO Y LAS FUERZAS ARMADAS ANDINAS
Jorge Lora Cam
La mundialización del capital no sólo implica la internacionalización de los circuitos de capital bajo la dirección del capital financiero, también va acompañada de una mayor movilidad geográfica del capital, de la globalización de las políticas macroeconómicas, de la división de la producción entre países organizada bajo el control de las transnacionales y, por lo tanto, de estrategias de protección y defensa de sus capitales por las grandes potencias. Estas nuevas condiciones -como veremos- no han afectado en lo sustancial las discutibles fronteras y menos la semi-soberanía de los países latinoamericanos.
Este último tema se relaciona con la geoestrategia norteamericana para el mundo andino y, entre otros, con los conceptos de soberanía, frontera y militarización; sobre los cuales cotidianamente se van construyendo mitos que pocas veces son revisados y cuestionados críticamente. Este es el objeto de la presente ponencia: examinar cómo la igualdad jurídica entre Estados, que permite relaciones entre iguales, es desbaratada con mayor intensidad y rapidez por la desigualdad económica y los mecanismos de subordinación política que conllevan las nuevas formas de intervención financiera, productiva y comercial de las grandes potencias, asociada a la combinación de tecnología moderna con mano de obra barata y las conexiones en el mercado mundial.
Un concepto íntimamente ligado al de soberanía, es el de fronteras. Este concepto en su dimensión proto-moderna quedó apropiado desde la constitución de los Estados por las Fuerzas Armadas y la diplomacia. En su forma más primitiva surge asociado al descubrimiento, conquista y colonización de América y delimitó los espacios coloniales de la relación entre la Corona y los conquistadores. Más tarde, fue el elemento legitimador por siempre de la aparición y consolidación de las milicias, de los militares y de los ejércitos. Y, así como al inicio, en la península ibérica fue la línea divisoria entre cristianos y musulmanes llegó a estos lares dividiendo espacios de poder en función de lugares, líneas y modos de vida.
Sin embargo, las fronteras tomaron otra dimensión y en las colonias se comenzó a hablar de república de españoles y república de indios; momento constitutivo de una tensión interminable que a cada paso reaparece preludiando revueltas, rebeliones, levantamientos y revoluciones. Además, con la llamada independencia se produjo un encuentro entre el interés del Imperio británico por constituirse en metrópoli y los intereses de la naciente oligarquía por encontrar un centro. De este modo, la independencia política fue para los pueblos tan irrelevante como efímera y fugaz.
Las fronteras así se extienden a toda la vida social, espacial, étnica y cultural estableciendo, de esta manera, grupos sociales diversos y excluyentes entre sí. La costa y la sierra, europeísmo y criollismo, la ciudad y el campo, élites y pueblo es un campo de identidades negativas que van de la mano con el etnocidio mental y material de la población nativa. Indio significa negación y la historia colonial hasta hoy consiste en negar la identificación.
Después de la segunda posguerra nacen las ideas más definidas sobre independencia, autonomía y soberanía, pero junto a ellas la necesidad norteamericana de mayor expansión, al ser la única potencia beneficiada por el conflicto. La principal expresión fue la Revolución Cubana seguida de incontables guerras de guerrillas. El desafío es recuperar la identidad perdida deconstruyendo las fronteras e incorporando a la memoria todas estas divisiones de nuestra América, incluyendo la más cercana, entre seguridad nacional y terrorismo. Recuperar lo propio es apuntar a la dignidad y a la rebelión, a la constitución de nuevos sujetos con base en la emergencia de tradiciones de resistencia y de potenciación como especificidad cultural de emergencia de nuevos proyectos. En este rubro los nuevos y también los viejos sujetos vienen retomando la creatividad, la narrativa y musicalidad, la dimensión comunicativa y la pluralidad popular con vocación de poder.
Hasta hoy las propuestas de integración han sido desintegradoras, no han trascendido la sobrevivencia ni han evitado el etnocidio, pero sí han conciliado con el proyecto de muerte. En oposición, el etnodesarrollo significa una propuesta ontológica, un juicio crítico, una construcción teórica con base en la rehistorización de una milenaria sabiduría.
Proyecto cuya condición de realidad es enfrentar a la globalización neoliberal: garrote contra países, pueblos y trabajadores; ataque económico, ideológico y cultural contra las masas del mundo entero en tanto significa mayor penetración sobre los países oprimidos y la eliminación de protecciones contra pueblos y trabajadores. Nuestra América Latina región que reaparece con las guerras se reinserta en la globalización sobre bases polarizantes y sobre una reconcentración del poder del Estado al centralizar en él la vida política de los países y transformarse en herramientas de los intereses norteamericanos.
La intensa lucha revolucionaria (1959-1990) de los pueblos latinoamericanos contiene formas históricas de resistencia y lucha de trabajadores y pueblos que se han sincretizado en el antimperialismo, las luchas antisistémicas en los combates por el poder.
LA SOBERANÍA ANDINA Y EL PENTAGONO.
Cobran sentido, en este marco, algunos hechos ocurridos en los últimos meses en la región andina, lo cual requiere contar con un ajedrez político y piezas informativas de difícil acceso, pero también repensar y deconstruir los conceptos de soberanía, fronteras y sujetos sociales.
El espacio andino, desde hace siete décadas, se ha convertido en un dolor de cabeza para los norteamericanos y otros sostenedores del nuevo orden. En Bolivia: la Revolución de 1952, las guerrillas del Che, del ELN y la Asamblea Popular; en Perú: las guerrillas (1957 - 1965) y (1980-hasta la actualidad); en Chile: el Gobierno de Allende y las guerrillas del FPMR y el grupo Lautaro; en Venezuela: las guerrillas de los años 60-70 y el actual Gobierno del teniente coronel Hugo Chávez; en Colombia: múltiples conflictos armados desde la revolución liberal hasta las guerras de guerrillas que duran más de 40 años bajo la conducción de múltiples organizaciones populares armadas; en Ecuador: las guerrillas de Alfaro Vive y las rebeliones indígenas. Estos son pueblos cuya identidad cultural está asociada tanto a las potencialidades de rebeldía y a la memoria histórica de su resistencia como al arte, la literatura y otras manifestaciones. Algunos de ellos sufren una mayor opresión y discriminación racista debido a su extensa población indígena, amplias áreas precapitalistas y difundida producción de coca y cocaina. Los indígenas y excluidos son desafiados a transformarse en los nuevos sujetos revolucionarios.
El reciente descubrimiento de los intereses del Pentágono, respecto a Colombia y el área andina - como zona peligrosa-, surge en el momento en que pierden su base militar aérea Howard en Panamá; así como un recambio de otras bases navales y de comunicaciones, considerando de esta manera las dificultades para efectuar intervenciones rápidas en Sudamérica desde EE.UU o la de Roosevelt Roads en Puerto Rico, Guantánamo en Cuba o Soto Cano en Honduras. Su objetivo inmediato es instalar bases en Aruba y Curacao, en Puerto Manta en el Pacífico ecuatoriano y en la amazonía peruana cerca del río Nanay.1 Es conocida la nueva división militar del trabajo represivo entre el amo y los esclavos: consiste en la reorientación de las fuerzas armadas de EE.UU a la seguridad colectiva y las fuerzas de América Latina a la militarización de la seguridad pública interna y al disputado y dudoso combate al narcotráfico, como ocurre en el Chapare boliviano o el Alto Huallaga en el Perú. Esta farsa de la lucha antidrogas se evidencia en el aumento, cinco veces más, de los campos cultivados en la última década, además la participación de políticos o militares intocables como el exPresidente de México o el, hasta febrero de 1999, Jefe del Estado Mayor del Ejército del Perú, General Tomás Marky. Estos casos, entre muchos, evidencian la corrupción y la impunidad en ciertos niveles de los Ejecutivos y altos mandos militares de América Latina y EE.UU.
Lo anterior establece los parámetros que permiten explicarnos las negociaciones de paz peruano-ecuatorianas: el acuerdo firmado entre ambos países y las declaraciones del Presidente peruano respecto a las negociaciones de paz en Colombia - las FARC y el Gobierno- sentenciando que las negociaciones de ese tipo ponen en peligro a América Latina, tomando clara postura sobre su opción por la guerra.
"Coincidentemente", a los pocos días recibe el espaldarazo de los EE.UU, cuando James Zackrison -analista del Pentágono-, dice considerar a Colombia como un factor de desestabilización regional.
En efecto, el 9 de diciembre de 1998 el Presidente Fujimori ratificó, mediante sendos decretos, el Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza y el Tratado de Comercio y Navegación suscritos en Brasilea el 26 de octubre de 1998 entre Perú y Ecuador; mediante los cuales se proyecta construir el eje de interconexión vial Méndez-Yaupi-Borja y dos centros de comercio y navegación de 150 Has, cada un. De acuerdo a los internacionalistas más renombrados -como es Alfonso Benavides Correa-, generará riesgos a la soberanía al entregarse el río Marañon -considerado intangible en anteriores acuerdos- al Ecuador. No nos detendremos en este complejo problema que provocó en Perú un acalorado debate; convocó a los mejores diplomáticos, académicos y tratadistas de ambos lados de la trinchera y que aún continúa. Mediados por la lucha popular, que a su vez, ha desatado la protesta masiva de los pueblos amazónico y junto a ellos la lucha regional por la democracia, la autonomía, descentralización y la desconcentración del poder. Esto ha desencadenado una rebelión de los pueblos del interior, de los frentes regionales, los cuales vienen razonando críticamente las privatizaciones establecidas en todos estos años, que están dejando sin empresas, recursos y empleo a los pueblos. Es la prosecución de viejos combates contra el estancamiento y las dictaduras militares, a los que se agregan las demandas de democracia, ciudadanía, justicia y libertad.
En el mes de marzo de 1999 se inició un nuevo período de cambios en la Cancillería. El Canciller Fernando de Trazegnies propone crear la Dirección de Desarrollo Fronterizo y Soberanía, lo cual implica un cambio de concepción de las fronteras firmes a replantearlas como medios de comunicación donde la nacionalidad es algo vivo y permanente. Es la redefinición neoliberal de las fronteras, acorde con la globalización. Su función es atraer inversiones y potenciar financieramente sus ambiciones reeleccionistas. Recordemos que el Gobierno anunció -cuando firmaron los tratados- que había conseguido tres mil millones de dólares, cuando, en realidad, hasta la primera semana de marzo del presente año se confirmó que únicamente habían logrado 50 millones. Pero Fujimori no descuidó otros frentes para conseguir la anuencia de la potencia continental.
Es suficiente revisar las misiones de fuerzas especiales de EE.UU: entrenamiento, planes operacionales, transferencia de equipos; con fondos que salen del presupuesto del Departamento de Defensa (ayuda militar que aparece como interdicción de drogas) los cuales han intervenido para encontrar que Perú, Colombia y México están en los tres primeros lugares en los dos últimos años, seguidos por otros países andinos. Lo mismo ocurre si examinamos los envíos provenientes del Fondo de Control Internacional de Narcóticos del Departamento de Estado (ayuda militar, sustitución de cultivo, fumigación y reforma judicial) donde Bolivia reemplaza a México.
Durante toda la historia andina, la construcción de organizaciones territoriales, capaces de regular la vida social y económica, ha carecido de las facultades y poderes que tuvieron los Estados europeos, fueron una caricatura de su paradigma. Quizás podemos denominarlos protoEstados, debido al poder colonial mantenido primero por el Imperio Británico seguido de los Estados Unidos como potencia continental con sus corporaciones trasnacionales y bases militares en zonas claves de América y el mundo. La autonomía jurídica y la integración territorial nunca se instituyó plenamente, pues las violaciones, contubernios y metamorfosis de significado eran inconvenientes para el coloso del norte. La soberanía se fue convirtiendo en un mito difundido, usado y manipulado por las Fuerzas Armadas. Así es como la oligarquía y su clase político-militar difundieron la defensa nacional, la democracia, las fronteras, los símbolos nacionales, el imperio de la ley y el contrato social. Los países colonizadores operaron por encima de los Estados llamados soberanos, los rigieron y convirtieron en semicolonias o neocolonias, recortando el significado de la expresión.
Las relaciones reales de poder entre los miembros del sistema interestatal latinoamericano se fueron globalizando y perdió sentido el Estado como garante de soberanía. Se establecieron regímenes político militares mundializados y América latina careció de las capacidades necesarias para efectuar las funciones gubernamentales de un Estado independiente. Hablamos de semi-soberanía, cuasi Estados, y, antes de la globalización, de semicolonias.
La subordinación de la política norteamericana a los dictados de las altas finanzas se propagó en América Latina. El aumento del volumen y la densidad de la red de intercambios que conecta pueblos y territorios atraviesan todas las jurisdicciones políticas. El poder militar es una garantía de expansión. El fruto de su liderazgo es el nuevo orden donde la hegemonía global de la cultura popular de EE.UU. y la importancia de las agencias mundiales de gobierno (FMI,BM,G7,OMC) son los pilares de la economía mundial.
El caso del Perú es paradigmático, al incluir en su agenda legitimadora múltiples aspectos, entre los cuales esta la relación Perú-Ecuador. Cuando un régimen dictatorial -como el de Fujimori- se convierte en aceptable es porque gracias a los medios de comunicación, en particular la TV, reina la confusión en la conciencia popular; esto hace más difícil para el común observador comprender y explicar las expresiones del conjunto de relaciones sociales que han construido los militares y Fujimori convencidos de las virtudes del neoliberalismo y de las ventajas que ofrece a los poderosos.(2) Nos preguntamos ¿Cómo se ha llegado a una situación en la que la mayoría de la población dependa para su sobrevivencia de la ayuda alimentaria y ropa usada del exterior?, ¿ por qué el peruano ha llegado a la conclusión de que sólo puede conseguir una vida mejor fuera del país?, ¿a qué se debe que el crecimiento y estabilidad económicas dependan de variables externas como el crédito, las inversiones y depósitos de capitalistas extranjeros?, ¿ por qué la decisión final sobre la frontera Perú-Ecuador se entrega a los garantes, otorgándoles la calidad de árbitros?, ¿ por qué la situación de la legalidad del poder judicial y de la inexistencia del estado de derecho son temas dirimidos en el Banco Mundial?, ¿ cómo es que la situación de los derechos humanos está en debate en el Comité Interamericano de Derechos Humanos?, incluso, ¿los ingresos de los militares con todo su poder, no están condicionados a lo que hagan en su lucha contra el narcotráfico y la subversión para obtener la ayuda militar norteamericana?. ¿Un japonés, encumbrado como Presidente latinoamericano y que durante 8 años se ha dedicado a entregar las riquezas y la soberanía, estará en capacidad de discernir entre el interés nacional y el parecer de unas Fuerzas Armadas dirigidas por un agente de la CIA; que además, durante toda su historia institucional-con la discutible excepción del General Juan Velasco Alvarado y su equipo- han defendido intereses ajenos al país, los proyectos oligárquicos y evitado que la población se convierta en pueblo y éste en ciudadanía?. En estas condiciones ¿cómo pensar en la soberanía o en proponerse una guerra, si cuando las Fuerzas Armadas peleaban por las fronteras de los criollos todas las perdieron y cuando combatieron contra los rebeldes tuvieron que recurrir al apoyo norteamericano, para que bajo la dirección de sus expertos en genocidio masacren a los insurgentes?
La explicación radica en que estamos frente a un país que perdió totalmente su soberanía y ante una mayoría popular que perdió gran parte de su autonomía para pensar, tal como lo querían los gobernantes norteamericanos. Y entonces, tenemos un escenario donde los gobernantes sólo pueden ser congruentes en la toma de decisiones fundamentales acudiendo al poder real.
Recapitulando, hemos podido apreciar que en el fondo de las aparentes controversias por las fronteras Perú-Ecuador está la política contrasubversiva, pues si algo no le interesa a Fujimori son la soberanía y las fronteras. Los conflictos de 1941 y 1981 no convirtieron a estos países en enemigos irreconciliables ni en peligros mutuos, sino fue Fujimori quien con su capacidad de administrar - con los jefes militares y el SIN- la realidad, después de la guerra del Cenepa, produjo imágenes y anuló conceptos, desató fobias y visiones embarcando al pueblo peruano en un conflicto sangriento que no pudo resolver. Cuando se intentó cambiar la imagen con las negociaciones de paz, los pueblos amazónicos del Perú (Loreto, Ucayali, etc.) se desencantaron y comenzaron una crítica que mas tarde continuó. Así mismo, en Ecuador la reducción del precio del petróleo provocó una recesión y una ola de huelgas que hizo olvidar a todos su triunfo diplomático.
En Colombia se enfrentan 18,000 rebeldes de las FARC-EPL-ELN a 230,000 efectivos de las Fuerzas Armadas y se encuentran en un equilibrio estratégico. Las FARC -creadas en 1964- crecieron enormemente en los últimos años; si en 1980 contaba con 10 frentes en 1999 tiene más de 73. En ese contexto el Estado no puede resolver la participación de unos paramilitares sin estatuto político y calificados como degradadores de la guerra por el ExMinistro de Relaciones Exteriores de Colombia, Augusto Ramírez Ocampo. En Chile los movimientos derivados de la recesión se comienza a emparentar con la lucha por el enjuiciamiento de Pinochet. En Bolivia los campesinos del Chapare y la COB realizan esfuerzos por reorganizar la central y encontrar la potencialidad y capacidad de combate que los caracterizaron. Venezuela ha vuelto a mostrar, ahora organizadamente y en orden, su oposición a la oligarquía al elegir a un exmilitar progresista como Presidente. Sin embargo, no olvidemos que este último es parte de los proyectos que hoy en día convienen al nuevo orden y por ello sus representantes le otorgan su consentimiento.
La globalización supone un cambio sustancial del papel de los Estados; considerando que las estructuras supra-estatales posibilitan el desarrollo del sistema a mayor escala y los Estados dejan de ser los agentes exclusivos de este proceso adecuando sus actuaciones al control social y a la recaudación. Los Estados cambian, y ahora, desarrollan en sus ámbitos las condiciones para la movilidad de mercancías y capitales, realizan las políticas de ajuste y desregulaciones y contribuyen así a la creación de instrumentos supraestatales que consoliden el nuevo orden. La política de desestructuración y deslocalización de seres humanos y empresas crea amenazas represivas y subversivas, cuya resolución por lo común es militar. La situación ha llegado al extremo de privatizar la seguridad a través de empresas de mercenarios con la más alta tecnología militar; ofrecen un know how que asocia lo militar a una estructura empresarial de asistencia militar. Colombia y Brasil presuntamente son contratadas por empresas petroleras.(3)
PERÚ: POLÍTICAS CONTRAINSURGENTES
A. Gobernabilidad y rebelión. El dictador Fujimori, ante las críticas del Departamento de Estado norteamericano,4 enarbola las banderas de líder de la contrainsurgencia latinoamericana invocando al cerco de Colombia ante el Colegio Interamericano de Defensa.
Esta lógica militarista es una prolongación de su política interna, la cual ha provocado respuestas de la misma naturaleza. En Perú, la oposición comienza a rearticularse y a interpelar a los sujetos con capacidad de respuesta: en 1998 fueron la juventud universitaria, los sindicatos, las centrales de trabajadores en conflicto, los creadores, los escritores, los artistas, los maestros y los obreros de construcción. Las movilizaciones convocadas en los últimos años causaron miedo en el poder, pero en sectores de la oposición provocaron pánico y ahora se piensa mucho para llamar nuevamente a la protesta popular. Actualmente aparecen otros que impulsan la lucha popular y la organización rebelde de la sociedad civil. Para la primera quincena de marzo estaban convocados paros regionales en la zona amazónica de Tingo María en el área andina de Cusco y Puno; agregándose decenas de frentes regionales, reconformándose los frentes populares, frentes de defensa y gobiernos locales para reiniciar un nuevo ciclo de luchas contra el centralismo y la arbitrariedad, que debe concluir con un paro nacional bajo el llamado de la CGTP.
La rebelión senderista no ha desaparecido como muchos podrían pensar. La prensa informa esporádicamente sobre sus acciones, sobre todo cuando no se pueden silenciar o cuando quieren pedir ayudas extras a los Estados Unidos. Las acciones se desarrollan principalmente en la selva central, en la cuenca del río Huallaga, en los Valles del Ene y Satipo y en la Cordillera Central en los departamentos de Apurímac, Junín, Ayacucho y Huancavelica. Atacan posiciones militares y empresas extranjeras que afectan la economía popular con sus altas tarifas por servicios como la Telefónica del Perú o Luz del Sur; desarrollan la guerra de guerrillas y ocupan pueblos; organizan acciones de propaganda mediante pintas en los cerros y ocupan emisoras de radio, etc. Según cálculos de Carlos Tapia, experto en contrainsurgencia como muchos intelectuales de izquierda que quedaron en el desempleo y eligieron temporal o definitivamente la defensa del poder, calcula que en el segundo semestre de 1997 hubo más de 500 acciones armadas, dejando 150 muertes al ejército. Su fundado temor radica en que estas acciones gozan del apoyo de la población, por lo que el cambio de métodos y formas de lucha le pueden dar la legitimidad que antes carecieron.
El Gobierno de las fuerzas armadas está reorganizando las rondas -fuerzas paramilitares dirigidas por el ejército- también conocidos como comités de autodefensa; se ha declarado en estado de emergencia a Lima-Callao, Ayacucho, Cusco, Huancavelica, Junín, Pasco, Huánuco, San Martín y Loreto. La policía ha creado una unidad especial para capturar líderes senderistas y continúa recurriendo al apoyo norteamericano. En marzo, 30 entrenadores militares llegaron a consolidar una importante base de radares: 15 seals de la marina, nueve Boínas Verdes del ejército, cuatro marines y dos oficiales del Servicio de Guardacostas.(5)
El director de Human Right Watch para el Perú, Bolivia, Venezuela y Chile, Sebatian Brett, comentó que el sistema judicial peruano sufre la ingerencia del Ejecutivo, mientras que en otros países existen graves problemas en la administración y desarrollo de una justicia independiente. La DINCOTE continúa deteniendo abogados pertenecientes a la Asociación de Abogados democráticos que defendieron a presuntos senderistas o emerretistas. Son seis, en los últimos meses, totalizando 11, entre ellos Ramón Landaure, quien como miembro de APRODEH, defiende a niños presos políticos. Los abogados de Abimael Guzmán también están presos y condenados a cadena perpetua: Jorge Cartagena, Martha Huatay y Alfredo Crespo. Además, han sido encarcelados Fredy Huaraz por defender sindicalistas y trabajadores; Teodoro Bendezú defensor de mujeres presas y pobladores de barriadas; Esteban Suárez por defender acusados de terrorismo ante los Tribunales sin Rostro; otros dos, Messa y Gamero por defender a la esposa de Guzmán. Se calcula que 200 abogados más están fichados y perseguidos por defender presos que son más de 4,000, la mayoría sin juicio y por tanto presuntamente inocentes, que llevan en muchos casos más de 5 años presos. Montesinos diría que están corriendo con suerte pues otros como Manuel Febres o Wilfredo Torres terminaron asesinados por paramilitares.
Conocer la situación en las cárceles será útil para entender por qué los padres de Lori Berenson pidieron que su hija norteamericana, acusada de pertenecer al MRTA y de traición a la patria (¿acaso Perú es legalmente parte de los Estados Unidos y no lo sabíamos?) sea trasladada a otra cárcel Arequipa. La prisión de Yanamayo se encuentra a 4,000 metros de altitud y a 10 grados bajo cero sin ninguna calefacción; las celdas tienen dos por tres metros sin luz eléctrica, con un hoyo que les sirve de retrete y una cama de concreto sin colchón. Allí permanecen los presos, 23 y media horas al día, pues salen media hora a tomar sol. La alimentación, que tiene un costo de medio dólar día, es una dieta que se basa en frijoles y papas. Los libros y revistas no están permitidos, lo mismo que radios o TV. Las visitas están permitidas 15 minutos al mes. Otro intelectual de la izquierda contrainsurgente (según la agencia Reuters 19-01-97) recomendaba que se aumente el rigor a los presos, pero que sea abolida la tortura. Al Presidente de la Cruz Roja Internacional, Cornelio Sommaruga, se le prohibió examinar las condiciones de vida de los encarcelados. Las investigaciones del Instituto de Defensa Legal estiman entre 1250 inocentes; hasta el momento han sido liberados más de 400 y se calcula que otros tantos continúan presos. Esta es una réplica de lo que el SIN quiere para todo el país y lo va consiguiendo.
En resumen, Perú vive bajo uno de los pocos estados policiacos y terroristas de la historia contemporánea del mundo, pero gracias al manejo de medios es bien visto dentro y fuera del país. Pocos saben, por ejemplo que 1. el número de cuerpos paramilitares -denominados rondas campesinas- en el norte ascienden a 3,480 y en el centro-sur a 1,020; 2. de los 34 mil encarcelados, 23 mil son sólo inculpados, es decir, no están sentenciados y el 82.5% de los magistrados son provisionales; 3. los proyectos de inversión en el campo son canalizados por las Fuerzas Armadas, a quienes les corresponde las políticas sociales, las construcciones y donaciones, organizándose de esta manera grandes mafias y negociados, a cambio de apoyo y propaganda progubernamental, sobre todo en períodos electorales. El Gobierno no ha perdido todo su poder político. Vamos Vecino -creación gubernamental, después llamada Poder-2000-, controla gran número de alcaldías y regidurías capitalinas, rurales y micro-alcaldías. Además, controla los Gobiernos regionales y las Prefecturas que funcionan como controles y contrapesos de la oposición institucional. Queda la pregunta ¿cúal es el poder real y potencial de la oposición?
Finalmente, respecto a la debilidad estatal como producto de su adelgazamiento, queremos decir que el Estado, como hemos visto, sufrió importantes transformaciones modificando así su carácter tradicional, volviéndose más presidencialista y patrimonialista; pero manteniendo y fortaleciendo su naturaleza neocolonial. Con esto, queremos decir que se debilitó como gérmen de Estado nacional, pero se robusteció como Estado mediador de un dominio mayor. La institucionalidad ha cambiado para favorecer el autoritarismo y la autocracia con una racionalidad más intrumental en aras de la dictadura militar.
El secreto del objetivo estratégico de Montesinos, la CIA y el SIN se hace más comprensible: la destrucción de aquellas organizaciones que se puedan constituir en poder alternativo y la subordinación bajo su control de las instituciones de mayor poder. Lo que resta de poder es lo que la oposición debe aceptar como espacios democráticos.
El sistema judicial se ha convertido en uno de los talones de Aquiles de Fujimori. El Poder Judicial, Ministerio Público, Consejo Nacional de la Magistratura y el Tribunal Constitucional han sido transformados en caricaturas al estar involucradas en una red del SIN que desnaturaliza instituciones, coloca piezas claves y es manipulada desde fuera. El manejo de las penas es arbitrario; la justicia militar se ha expandido a espacios ajenos a las FF.AA; la privación de la nacionalidad al propietario de un canal de TV y los atentados contra la libertad de prensa son parte de la cotidianeidad. No obstante, todas estas acciones contra la protesta y rebelión por un lado, y por la reelección por otro, la lucha continua y la sentencia de inaplicabilidad de la Ley de Interpretación Auténtica se mantiene vigente, en calidad de cosa juzgada.
B. LA POLÍTICA DE LA SOBREVIVENCIA Y DE LA EXPULSIÓN
Una simple observación del ser latinoamericano con sus venas abiertas nos muestra a una inmensa población inventando, creando y recreando formas de sobrevivencia. Su explicación nos remite a la débil presencia de nuevas empresas industriales, al cíclico estancamiento económico y a una deficitaria balanza comercial.
La marcha del 25 de febrero al Palacio de Gobierno y otras en provincias son una expresión del malestar micro y pequeño empresarial. Estamos hablando, principalmente, de los empresarios de Gamarra; donde 14,000 talleres y 60 mil trabajadores directos atraviesan una severa crisis financiera, a raíz de las inmensas importaciones de ropa usada por los empresarios coreanos apoyados por el libre mercado. Estos y los que consiguen empleo en las cadenas productivas y comerciales eran de los pocos propulsores del capitalismo popular, avizoraban un futuro en el Perú y ahora también piensan en emigrar.
Como en toda América Latina, en el Perú un 54% de hogares no alcanzan a cubrir la canasta familiar, lo cual coloca al Perú entre los países más pobres del mundo. De acuerdo a una encuesta de "Cuánto" (empresa peruana dedicada a realizar encuestas) 12 millones 048 mil (59.7%) se encuentra en situación de pobreza. No es casual que más del 33% de estos gastos se inviertan en Lima donde se encuentra el 66% de electorado. Para crear este espejismo, el Ministerio de la Presidencia, organismo ad hoc para ganar consenso, invirtó más en los últimos cuatro años; sin embargo la disminución de la miseria se estancó. El énfasis de los programas está en la ayuda alimentaria, de manera que el 42.5% de hogares peruanos viven de esta asistencia, llegando en el medio rural al 65%. Correlativamente, la población indigente - de la cual un importante sector, los intelectuales, la han llamado ciudadana plebeya- en este espacio se incrementó entre 1994-97 del 66.8% al 76.9%. La inversión en armas es radicalmente mayor que los 700 millones de dólares anuales reservados para aliviar la pobreza.(6)
Respecto al empleo, la política económica se propuso la rigidez de normas y el costo laboral para conseguir la ansiada competitividad. En el primer caso, se introdujeron los contratos temporales, se normó la intermediación laboral legalizando los "services" y las cooperativas de trabajo privando de derechos individuales y colectivos a los trabajadores y agravando el desempleo al cundir los ajustes laborales; en el segundo, el Gobierno desreguló las remuneraciones provocando la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores. Con el D.L. 25593 se deroga en la práctica el derecho de los sindicatos de negociar libremente con los empleados sus salarios y condiciones laborales. Esto se complementa con el despido de dirigentes y trabajadores sindicalizados al amparo de los programas de reducción de personal.
A ello se vienen agregando los costos sociales de la privatización de la seguridad social que está creando y creará mayores problemas en salud y seguridad.
Como un anticipo, se canceló la ley de accidentes de trabajo y accidentes laborales. Finalmente, la última estocada a las conquistas históricas está determinada por la desaparición de los juzgados de trabajo, dejando sin instancias jurídicas especializadas a los reclamos laborales. Las conquistas neoliberales se sintetizan en remuneraciones de 15 centavos de dólar/hora, la extensión del desempleo, la generalización de la miseria y el incremento de la mortalidad laboral. Los sindicatos comienzan a responder, como en otros lugares de la región, a demandas que trascienden la empresa, recogen los intereses de la población y se articulan a los gremios de la sociedad civil.
Como si esto no fuese suficiente, inmensas zonas de la costa fueron devastadas por "el niño": departamentos enteros como Tumbes, Piura, Lambayeque, Ica, donde la mortandad es equiparable a la imagen recordada de los desastres y mortandad en Biafra, Somalía o Haití. Una situación agravada por la apropiación de recursos de ayuda y reconstrucción por las instituciones dependientes directamente de la presidencia y por los militares.
La prostitución y la delincuencia, íntimamente asociadas al crecimiento de la pobreza, a la expansión de la racionalidad mercantil y al ejemplo ofrecido por la corrupción estatal, se expresan en la proliferación de bandas que descienden piramidalmente desde el poder. Muchos otros han migrado fuera del país o se preparan para ello. Algunos analistas estiman en más de tres millones la población que ha salido en busca de mejores expectativas laborales; muchos de ellos no preparados para migrar se ven obligados a delinquir, agravando la imagen negativa prolijamente ya creada por el Estado.
En los últimos meses se han desatado una serie de roces diplomáticos entre Perú - Chile y Perú - Argentina, debido a las grandes migraciones de peruanos a estos países. Esto ha despertado una fuerte xenofobia en un período recesivo; el rechazo de las autoridades migratorias, el maltrato y la devolución. La huida se inicio en los años 80 con la crisis y las guerrillas, viajaban generalmente a EE.UU; un lustro después se agregó como nuevo lugar de destino Europa. Mientras más migraban, siguiendo una secular tradición, las fronteras se cerraban más. Por lo que la Unión Europea decidió cerrarles las puertas. Ante el fracaso de Fujimori aumentaron los viajes a todos los destinos: destacando Japón y América Latina, convirtiéndose en una política contrainsurgente. Sería interesante saber cuántos pasaportes se han emitido en la década perdida y en la presente. Desde 1990 a la fecha, para viajar a Japón y otros países asiáticos, recurrían al cambio de apellidos y a la cirugía para cambiarse la forma de los ojos.
C. El pretendido triunfo de la oposición en las elecciones municipales.
Las elecciones en Perú funcionan como alternativa a la rebelión, son un instrumento de confusión y distracción, pueden revertir contra el poder sólo si el pueblo toma conciencia histórica y se unifica por los que deberían ser sus intereses vitales y los de la utopía nacional popular; mientras tanto todo seguirá igual: un país sin pueblo, sin ciudadanía, sin soberanía, desintegrado, balcanizado y sin proyectos estratégicos.
La complejidad aparece cuando se examina la legitimidad estatal de los siete primeros años; pues no podemos negar que lo hecho fue con el apoyo de ciertos sectores de la población, aunque fuese con un gran trabajo de inteligencia militar sobre la opinión pública. Nunca olvidaremos que el APRA y la izquierda fueron quienes cedieron su identidad y proyectos postrándose ante Fujimori y consagrándolo como Presidente en 1990, renunciando a una segunda vuelta electoral. Pero, ¿qué ocurrió posteriormente?, ¿cómo se convirtió en mayoría?, ¿será que el pueblo peruano fue convencido por los mediadores del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) de que el desastre económico, social y político fue ocasionado por sendero, la izquierda e incluso por los partidos políticos, como durante los primeros años de este régimen aparecía cotidianamente en la prensa nacional? O quizás, ¿fue en gran parte obra del autoconvencimiento ciudadano de rechazar las acciones terroristas y aceptar un nuevo orden tecnocrático-militar que se inició por la estabilización, la reinserción neocolonial y el crecimiento económico?.
La mentira y el engaño son dos rasgos de la nueva manera de hacer política. En las últimas elecciones municipales efectuadas en todo el territorio nacional, el SIN crea un mensaje subliminal: sendero no sólo no pudo sabotearlas, ni siquiera en localidades antes reconocidas como senderistas como Ayacucho y otros lugares. Poco después, se supo que la mayoría de organizaciones participantes en dicho evento
denunciaron que el movimiento Vamos Vecino, creado clandestina y vergonzantemente por el Gobierno, ganó fraudulentamente las elecciones en aquella ciudad. Esto muestra, en primer lugar, que los servicios de inteligencia crean verdades y, segundo, que no han bajado la guardia en lo que se refiere a la política contrainsurgente. Viendo la situación política más globalmente, nos preguntamos ¿qué ha ocurrido en el Perú de los últimos años que expliquen la ausencia de proyectos alternativos y los resultados electorales favorables a la oposición?, ¿acaso estamos ante la derrota del fujimorismo y el triunfo de la oposición, o más bien ante una estrategia militar de búsqueda de personajes y movimientos sustitutos para prolongar el autoritarismo militar a través de un fujimorismo sin Fujimori?, ¿o quizás estamos en un momento más parecido al de hace un siglo cuando los civilistas disputaban el poder a los militares?.
En el centro del debate peruano de este siglo siempre estuvo la disputa por la sociedad, hecho visto más claro en los años 60, cuando Lima se modernizaba y se transformaba en una urbe burguesa rodeada de industrias y barriadas más allá de lo mercantil, mientras el resto del país no transponía la categoría de pueblos rodeados de campiña. La representación política era una ficción: los partidos políticos nunca llegaron a consolidarse, ni fueron lo suficientemente representativos; desde el APRA hasta el PPC o AP pasando por la Izquierda Unida: fueron movimientos o frentes más no partidos modernos, al "desbordar" la sociedad al Estado después del proceso velasquista (1968-1975), cuando los nuevos sectores dominantes no se lograban consolidar. En los años 80' existió un vacío de representación que las fuerzas armadas disputaban con sendero, contienda que ganaron las primeras. En el interludio 1976-1980 hubo un período que se asemeja al actual; cuando el pueblo interpelado por sus gremios dirigidos por la izquierda aceptaron luchar contra los militares. Ello explica el proceso político actual, recuperando la memoria de este siglo que termina, cuando las nuevas élites pretenden recuperar el poder para la civilidad.
Comencemos anotando que indigna observar cómo gran parte del pueblo peruano, particularmente sus intelectuales, fueron perdiendo su dignidad al ser sometidos al orden militar, al poder y al control terrorista inédito en la historia contemporánea de ese país, en aras de la lucha contra la subversión. En Perú desaparecieron parcialmente, junto al legendario Sendero y al MRTA, los partidos, los sindicatos, la ciudadanía, los espacios públicos, los derechos de los pueblos y los del hombre, las instituciones, la soberanía y los principios. La izquierda "pensante" se reubicó en el nuevo escenario creado para ella: espacios menores en una caricatura de sistema político, aliados con su matriz oligárquica e instalados primero en parcelas del poder y después en las ONGS, atrayendo a su alrededor a intelectuales de la clase media. Sin embargo, esto no significó la derrota de la sociedad ni de los restos de una exánime izquierda que se mantuvo independiente del Estado, pues les bastó una convocatoria al referéndum contra la reelección y la negativa respuesta por los aparatos estatales controlados por las fuerzas armadas para que estallara la insubordinación como propuesta para recomenzar la lucha popular.
La responsabilidad principal del amodorramiento de la sociedad civil no debe ser atribuida únicamente a la lucha armada, como lo establecen de modo fácil los más reconocidos intelectuales y políticos del medio;(7) más bien, ella principalmente radica en la actuación colaboracionista de la izquierda y sus ilustres representantes, autoadjudicándose el "mérito" en la construcción de la nueva institucionalidad que no es otra que la neoliberal. La izquierda, como en muchos otros lugares del mundo se hizo neoliberal. Esa izquierda, cuatro lustros atrás, tenía el 30% del electorado, llegando a convertirse en breve lapso en furgón de cola primero del APRA y después del dictador Fujimori (no obstante el actual distanciamiento del régimen de los restos que quedan de esa intelectualidad). Sin embargo, más significativa fue la eficacia del terrorismo de Estado y de la legislación antiterrorista creada a inicios de 1995, que se impuso acompañada de los tribunales militares, los jueces sin rostro, las condenas a cadena perpetua - hace poco ampliada a los delitos comunes - la expansión del Sistema de Inteligencia Nacional a todos los órdenes sociales, el crecimiento del poder de las Fuerzas Armadas y de las fuerzas de seguridad pública (que ahora son la misma cosa); logrando militarizar las mentalidades de la clase media y revitalizar el parasitismo militar como una de las escasas viejas formas de poder y empleo.
La nueva militarización del país significó la reconcentración del poder en las viejas y nuevas élites y la expropiación de toda la fuerza real y potencial a una población que frustró una vez más su constitución como pueblo y como ciudadanía. Proceso sustituido paulatinamente por la humillación cotidiana de los humildes, los despidos arbitrarios, los abusos, amenazas, persecución, torturas y otras formas de terror estatal contra los rebeldes: la desaparición del estado de derecho. La injusticia y la falta de libertad son dos rasgos que mejor caracterizan al Perú actual y que el pueblo reconoce como demandas en un contexto de miserabilización popular, de constitución estatal de estropajos humanos por designio del hoy por hoy considerado poder supremo: el Servicio de Inteligencia Nacional.(8)
Tampoco podríamos negar que el Perú ha cambiado en los tres últimos lustros, pero lo hizo en las formas más no en sus fundamentos. Aunados a la estabilización de las variables macro de la economía, al doloroso schok para frenar la inflación y a la recuperación de la inversión aparecieron algunos fenómenos: las viviendas y edificios repintados cada aniversario patrio, los 150 mil automoviles y otros vehículos usados importados del Japón y Corea, que circulan en la capital, y otros tantos en el resto del país; las nuevas gasolineras de la Shell y Texaco, centros comerciales, hoteles, restaurantes, servicios turísticos, reapertura de cines casinos y grandes tiendas de autoservicios como Metro, Woll Mart, Santa Isabel y Saga Falabella (chilenas); los edificios de la banca, los cajeros automatizados y los teléfonos públicos; la "limpieza" del centro histórico colonial, la reaparición de parques y jardines y el ocultamiento de la economía informal: espacios públicos para una cada vez más escualido sector social con capacidad de gasto y el turismo extranjero. Para el pueblo también se crean espacios aéreos como la radio y la TV, trasmiten futbol, programas cómicos y los múltiples espectáculos denigrantes como los talk show que difunden un segmento de lo más vil de la cultura popular, para que el resto se sienta conforme con su destino; los estadios, circos y diarios amarillistas, mercados y parques populares; en fin, se trata de la redefinición mental y mercantil de la sociedad, que con todas sus secuelas no pueden esconder una realidad más profunda que lastima a cualquier observador sensible a las desgracias que vive el pueblo, y que más adelante apreciaremos.
Este proceso fue acompañado por el gobierno del país por un sistema de desinteligencia que destruye la educación, la cultura, las ideologías y la propia dignidad humana; en el contexto de un permanente retroceso cultural, educativo y en la politización. Más evidente cuando reaparece el estancamiento económico que se visibiliza después de cada proceso electoral, el racismo deconstruido y vuelto a constituir desde las cúpulas oligárquicas y de las fuerzas armadas - y que se esparce en toda la sociedad desde el fondo de la historia -, el renacimiento de la religiosidad católica ante el embate protestante, el aplastamiento de la sociedad civil mediante la humillación cotidiana, el envilecimiento de la vida política y la corrupción de sus élites, la violencia remonopolizada por el Estado militarizando todos los espacios de la sociedad luego de la derrota de los movimientos sociales y de la rebelión de excluidos y campesinos. Es el fin de la débil justicia y libertad y el dominio del bien privado que se acrecentó y dejó de ser público.
Si bien la sociedad ha sido derrotada transitoriamente, el nivel de saturación del exterminio cultural, educativo, ético, ideológico, a través del terror, al parecer esta llegando a su límite. En 1988 aparecen las protestas y la crítica de cada vez más extensos sectores de la población: provincias andinas, estudiantes universitarios, trabajadores de la única de las cuatro centrales que sobrevive: la CGTP. La expresión más significativa creemos: es el resurgimiento de sendero en los andes y en la capital - desde la amazonía - y más del 75% de la población que expresan su rechazo a la reelección.
El alcalde de Lima, Alberto Andrade, de acuerdo a algunos analistas, habría infligido una tremeda derrota al fujimorismo, sin embargo, esto es sumamente dudoso. Algunos datos sobre Andrade confirmarían nuestras apreciaciones: es de la promoción 1988 del Centro de Altos Estudios Militares y neoliberal como el Presidente; lo cual explica el respeto que le tienen las Fuerzas Armadas y los Estados Unidos. En política nada es casual y debemos sospechar que este alcalde es el próximo candidato de los militares y de otros poderes a la Presidencia ante cualquier tropiezo de Fujimori.
Los resultados electorales muestran nuevos escenarios. Los candidatos "independientes" derrotaron a todas las fuerzas políticas institucionalizadas, incluyendo a Vamos Vecino de los militares y en provincias incluso a las de Somos Perú del Alcalde limeño. En Lima, de los 42 distritos, Somos Perú ganó en la mayoría, apropiándose de la ciudad. Vamos Vecino ganó en 11 y en el resto los independientes, pero en 24 capitales departamentales se invirtió la relación; en 15 ganaron los independientes y del resto unos cuantos ganó Vamos Vecino. Esto no significa la derrota total del fujimorismo o más propiamente militarismo, pues no se evidencia un definido antifujimorismo o antineoliberalismo, que es lo mismo. No vamos a entrar en los detalles de los múltiples fraudes, o intentos de hacerlo, condensados en las denuncias que cada día vienen apareciendo en los diarios de la capital y de las provincias.
La supuesta derrota tiene varias explicaciones: el efecto de las movilizaciones populares sobre la campaña electoral, la denuncias por corrupción y el uso de fondos públicos para las campañas oficialistas, el despotismo, el "descubrimiento" de un gobierno real tras bambalinas, las pretensiones fraudulentas, los efectos del niño, la recesión y devaluación y la irresolución del problema con Ecuador. Para nosotros, lo más importante es el hambre (uno de cada dos peruanos es pobre), y el desempleo, y sobre ello, la necia defensa del modelo económico; pero además, descansa en las actitudes dictatoriales, la mentira y el engaño, la manipulación cotidiana de la opinión pública, la concentración del poder a toda costa, el desecho de a un millón y medio de personas que apoyaron el referéndum y la sumatoria de enemigos.
En efecto la autocracia -como toda dictadura- ha ido ganando enemigos: los sindicatos y trabajadores que aun quedan y se reinsertan como sujeto social; la iglesia cristiana;(10) los pueblos y regiones de provincia cuyos municipios reciben sólo el 3% DEL PRESUPUESTO, mientras que el del Ministerio de la Presidencia supera el 22%; los artistas y universitarios que defienden la cultura y la no intervención militar;(11) militares sublevados contra la arbitrariedad de Montesinos y sus amigos; periodistas que se oponen a la expropiación y persecución del empresario Baruch Ivcher exdueño de Frecuencia Latina y el papel de denuncia y creación de conciecia pública por parte del periodista crítico Hildebrandt; diplomáticos que tuvieron que renunciar ante la prepotencia de Fujimori y los militares; el rechazo ciudadano al fraude de 1995 en las elecciones para el Congreso;(12) los jóvenes (entre 18 y 25 años) que sienten la pérdida de libertad de expectativas laborales y que representan el 27% de los electores
Por otro lado, las evidencias recogidas ilustran la dispersión del mapa electoral y la ausencia de una representación política clara, aún no hay alternativa. También se aprecia la heterogeneidad de los vencedores y la ausencia de un proyecto opositor, con lo cual las bases de la derrota quedan claras, más no las del triunfo en el 2000. La fuerza del regionalismo y la descentralización son temas abandonados por Fujimori a favor de la autocracia. Ello hizo sospechar a los analistas que el fin de los viejos partidos populistas había llegado y eran reemplazados por líderes emergidos como nueva clase política.
La estabilidad de la economía -otro factor de legitimidad del régimen- tiende a desaparecer ante un déficit comercial esperado de más de 3 mil millones de dólares en un país que exporta 4 mil millones de dólares, que tiene el pago de una deuda externa por 1800 millones de dólares y sufre una caída del PBI en 1.5%. La depreciación de la Bolsa de Valores de Lima en siete mil millones de dólares entre agosto de 1997 y agosto de 1998 (más del 30%) reflejan la situación financiera del país. El incremento de las "reservas de contingencia", de 959 millones de soles en 1998 a 2,255 para 1999, demuestran que Fujimori toma previsiones para su campaña electoral. Con esa débil economía Fujimori ha viajado un año de los 8 que gobierna. Sus periplos equivalen a 60 veces la vuelta al mundo y tienen un costo aproximado de 300 millones de dólares en un país donde el 60% de los niños menores de 5 años sufren de malnutrición en tercer grado.
Las elecciones estuvieron precedidas por el rápido agotamiento del Gobierno y, junto a él, la del recientemente descubierto "gobierno en la sombra". Era una respuesta a la crítica convertida en protesta de estudiantes, regiones, fracaso de los militares ante la seguridad pública y las relaciones con Ecuador. Buscaron a alguien que funja como Premier y que haya hecho meritos tales como su posición antiopositora frente al Tribunal de Garantías Constitucionales, sus críticas al alcalde de Lima, Alberto Andrade, la defensa de la empresa chilena Luccheti S.A. en el conflicto ecológico de los pantanos de Villa que mostraban su acercamiento acelerado a los militares y al régimen. Era el personaje ideal para dramatizar la democracia como antes lo hizo su correligionario Alan García, alguien lo llamó el puntero mentiroso que unicamente se ocupaba de la opinión pública y la "democratización", mientras declaraba que la política económica neoliberal correspondía a otros por ser de aplicación inexorable.
Fueron 77 días los que mediaron entre el primer Premier Pandolfi y el segundo. En medio estuvo Javier Valle Riestra, una vedette prosopopéyica -como lo llamaría Mariátegui al propio Haya de la Torre- tan hayista como el original. Un personaje amigo de los militares que está de acuerdo con los objetivos y los resultados de las acciones de los poderosos, más no con los métodos y la torpeza de los procedimientos. Por ejemplo, siempre estuvo de acuerdo con la masacre de senderistas, pero si al mismo tiempo se liberaban a dos emerretistas se confirmaba el estado de derecho. Para este experto en ocultamiento y sutilezas jurídicas la reelección requería un mejor manejo; no era necesario desaparecer el Tribunal Constitucional o que un asesor del Consejo Supremo de Justicia Militar se conviertiera en el principal ejecutivo de la Corte Suprema, y que además una tal Blanca Nélida Colán manejase el Ministerio Público bajo órdenes militares. Los militares necesitaban un Primer Ministro populista y lo consiguieron; se propuso restaurar el estado de derecho y recobrar legitimidad para el régimen. Para ello había que derogar 12 leyes anticonstitucionales, sustraer al Ministerio Público y al poder judicial de manos del Servicio de Inteligencia Nacional que había convertido a estas instituciones en dependencias suyas,13denunciar al gobierno paralelo para así recobrar el poder para el premierato, finalizar con la intervención militar en las universidades nacionales, desactivar la reelección y desmontar el andamiaje totalitario del régimen. Terminó su corto periplo polemizando con el Presidente del Congreso, Víctor Joy Way, quien sostuvo que los temas más urgentes no eran los políticos, sino los relacionados con la pobreza y el empleo.(1)4La explicación más razonada la ofreció la politóloga Carmen Rosa Balbi , quien considera a Valle Riestra como un instrumento de los militares ante la caida de Fujimori. Dos eran las posibles piezas de recambio de los militares: Valle Riestra y Andrade. El escenario perfecto para el 2,000 que los intelectuales progresistas han dejado de lado en aras de mantener sus espacios de poder.
La cúpula de las Fuerzas Armadas viene ganando sus propios privilegios en la reconstrucción de la infraestructura del país, en el copamiento de cargos diplomáticos, como las agregadurias y el manejo de fondos internacionales para la lucha contra el narcotráfico y la subversión,
Las Fuerzas Armadas que pretendan re-reelegir a "su" Presidente por cualquier medio, tienen que conseguir, antes de ello, varias condiciones: un congreso totalmente sumiso al dizque gobernante, un poder judicial y Ministerio Público(15) intervenidos y un ejecutivo que se impone sin contrapesos. Sin embargo, el avasallamiento de instituciones y la eliminación del estado de derecho no es suficiente, pues la lucha es dinámica y existe la opinión pública. Desde el 5 de abril de 1992 censores y personal castrense supervisan las redacciones de los medios de prensa no obstante la pleitesía que la mayoría de periodistas rinden al poder. Está visto que únicamente podrán conseguir sus metas si existe complicidad con la élite intelectual que monopoliza el pensamiento crítico y entre sus representantes esta el periodismo.
La última jugada tridimensional entre el APRA, el exPresidente Alan García y Fujimori muestra otra vez el cinismo y la falta de respeto a la ciudadanía y al pueblo peruanos. Después de un acuerdo para que García pueda ser candidato cunde el desconcierto en la futura elección entre el más malo, ¿quién tiene más virtudes?, ¿quién robo más?, se abre el frente a atacar y los dos salen gananciosos.
Es correcto lo que sostiene Quijano: "el núcleo central de la cuestión nacional en América Latina es la clasificación racista-etnicista de la población que bloquea la democratización. Sólo una radical descolonización del poder resuelve el problema y no las condiciones capitalistas. La globalización implica la destrucción del incompleto carácter nacional de los Estados. Mientras el Estado sea menos nacional será más excluyente y polarizante".(16)
Estados Unidos -como sostiene Francois Chesnais- está interesado en construir un orden mundial que tal vez no sea unipolar, pero en el cual un polo domina por completo, desde el punto de vista político, militar y financiero a los otros dos. La cuestión del capital no puede ser resuelta a nivel del Estado o de las fronteras, sino en la reconstrucción de un sujeto social, la historia puede ser conducida por el ser humano.(17)
1 Fernando Rospigliosi, "Las fichas del Pentágono", Caretas N° 1556, Lima, 26-02-1999. Voceros del Gobierno norteamericano han negado que el Gobierno peruano haya aceptado bases nuevas, sin embargo este desmentido más tiene que ver con sus necesidades de legitimidad en un período preelectoral. Basta observar las bases contrainsurgentes ya instaladas para dudar del aserto
2 Es de aceptación generalizada una verdad - que no ha sido retenida en la memoria de larga duración, otra vez por responsabilidad de los intelectuales-: que el gobierno que tiene el Perú es de los militares y siempre ha sido así desde la llamada Independencia. La institucionalización militarizada y religiosa, sin embargo, aceptó y adoptó otro componente: una burda imitación de la modernización y democratización occidentales patrocinada al inicio por sectores de una débil oligarquía y después por parte de la clase media; ambas de escasa secularización y culturización políticas, apoyadas en la desigualdad y la siempre manipulada movilización política. Las estructuras y las mentalidades autoritarias se reprodujeron a través de caudillos civico-militares y adoptaron el patrimonialismo-populismo convirtiéndolo en la forma predominante de dominio. Esto explica la facilidad que tuvieron los militares-Fujimori para desinstitucionalizar la escasa densidad y funcionalidad institucional, así como la inoperante acumulación pública. La secularización fracasó en América Latina.
3 Bernales, Enrique, Declaraciones a La República, Lima, 7 de febrero de 1999.
4 El informe del departamento de Estado sostiene que Fujimori y el Congreso en su afán reeleccionista se están enfrentando a la Constitución y han destituido tres miembros del Tribunal Constitucional. Asimismo señalan que existe un dominio del Ejecutivo sobre el Congreso y el Poder Judicial, siendo este último ineficiente, corrupto y manipulable. Enfatiza en las crecientes atribuciones de los servicios de inteligencia y los ataques a la libertad de prensa.
5 Washington Post, 21 de abril, 1998.
6 La República, 31 de julio de 1988. Lima. P.11.
7 La intelectualidad peruana proviene de una matriz oligárquica y un mundo que la acompaña, donde la imitación es parte de los habitus culturales asociados a la postración ante una supuesta cultura superior: la occidental, hispanista, europeizante o americanizante.
8 Existen varias evidencias: 1. La designación del General de División EP Julio Salazar Monroe como Ministro de Defensa, luego de ocupar por varios años la jefatura del SIN, 2. Oficiales generales y superiores vinculados a Montesinos -asesor del residente y del SIN- coparon la casi totalidad de los 15 cambios en el Comando del Ejército, quedando cuatro de las seis regiones militares directamente bajo su control.
9 La República, 31 de julio de 1988. Lima. P.11.
10La Conferencia de Superiores Mayores Religiosos del Perú -que agrupa a unas 180 congregaciones religiosas, órdenes e institutos dedicados a la vida cristiana de ese país-respaldó a la ciudadanía en su lucha por el referéndum y rechazó la política neoliberal.
11 Participaron en la protesta intelectuales de la talla de María Rostorowski, Franklin Pease, el grupo de teatro Yuyachkani, La Tarumba, La Sarita, etc.
12 Javier Alva orlandini, dirigente del partido Acción Popular denunció que en ese proceso desaparecieron 827 mil votos que fueron adjudicados a sus 67 congresistas de un total de 120. La República 21-09-98.
13 Organismos multilaterales como el BID y el Banco Mundial desembolsaron importantes préstamos para una reforma judicial que sólo acentuó el dominio del SIN.
14 El mismo Banco Mundial reconoce que en Perú existe un Estado dentro de otro, con una estructura paralela de organización, el manejo cuasi discrecional del presupuesto y la importancia de las designaciones temporales y con salarios diferenciados entre los funcionarios de alto nivel. Conformandose un Gobierno informal.
15 En Perú es una práctica histórica no respetar la independencia del poder judicial. Sólo en de los 30 últimos años diferentes gobiernos desmantelaron en tres oportunidades el escalafón casi completo de jueces, magistrados, vocales y auxiliares. Lo dice Roberto Maclean en u artículo "La justricia cuesta abajo", Rev. Caretas septiembre 1998.
16 Quijano, Anibal, "Más temprano que tarde", en Revista Memoria, México, febrero de 1999.
17 Chesnais, Francois; "Hay que recosntruir un sujeto social", entrevista por Antonio Martins aparecida en Brecha, agosto de 1998, Montevideo.
18 Tapia, Carlos, Agencia France Press, 2 de enero de 1998.
19 Washington Post, 21 de abril.