TIMOR ORIENTAL: CAMINO A RWANDA
Scott Burchill(*)
Cuando un 98.6% de los timoreses orientales con derecho a voto emitieron su opinión el lunes 30 de agosto para decidir su futuro político sea como miembros de una provincia autónoma de la República de Indonesia o como ciudadanos de un estado independiente, las primeras entregas fueron ominosas para Yakarta y para los prointegracionistas. Este no era sólo la voluntad extraordinaria de gente que jamás había decidido por su propio destino antes de este día en que hicieron líneas frente a 800 puestos de votación de las Naciones Unidas distribuídas por todo el territorio. Fue la comprobación de que meses de intimidación y terror por parte de las milicias dirigidas por Indonesia había fracasado en su intento de paralizar a los timoreses orientales en su determinación de decidir su futuro político.
Una historia de traiciones
El compromiso por la auto-determinación de los timoreses orientales individualmente, es aún más señalado, en vista de las repetidas traiciones de que han sido objeto por otros a lo largo de los últimos veinticinco años. Después de tres siglos de abandono colonial, Portrugal adruptamente abandona el lugar en 1975, sin haber preparado el territorio para la independencia. Explotando tanto la oportunidad que provee la salida de Portugal asi como las simpatías anti-comunistas de los estados vecinos, Indonesia invadió ilegalmente el territorio a fines de 1975, alegando falsamente que procedía así invitada por el clamor popular. En la brutal ocupación que sigue, que dura 24 años, que habría de costar la vida de cerca de 200 000 timoreses, un tercio de la población, se constituye lo que Noam Chomsky ha señalado como la peor matanza en relación a la población desde el Holocausto.
La invasión de Timor Oriental y la subsecuente represión de su población no habría sido posible sin la complicidad de Occidente. Los Estados Unidos y el Reino Unido alegremente vendieron armas a Yakarta para que asesinara a la población civil y se entregara a la cacería de las guerrillas que se refugiaron en las montañas.
El papel de Australia fue todavía más vergonzoso. En 1985, el más importante vecino de Indonesia, dió su reconocimiento de jure a la anexión ilegal realizada por Jakarta, y cuatro años después firmó el tratado (de los Estrechos de Timor,1989), para que el poder ocupante explote conjuntamente las reservas de gas y petróleo del Mar de Timor. Sucesivos gobiernos australianos antepusieron siempre los intereses comerciales y militares a los derechos humanos. Estableciendo fuertes lazos comerciales con la dictadura de Suharto (APEC) y entrenando a sus oficiales en el arte de la guerra (Tratado de Seguridad Australia-Indonesia, 1995).
El encubrimiento de Yakarta y de cada uno de los ultrajes cometidos por el ejército de Indonesia (ABRI o TNI) en Timor Oriental, llegó a ser casi una conducta refleja en Camberra y en las secciones de la prensa Murdoch. La opinión pública en Australia, frecuentemente opuesta a la política del gobierno en relación con Indonesia y Timor, debía ser sometida. Llegó a ser normal para Camberra defender también las capitales de Occidente las acciones de Yakarta. En 1982, el ex Primer Ministro Gough Whitlam apareció ante el Cuarto Comité (de Decolonización) de la Asamblea General de las Naciones Unidas, tratando de defender el retiro de la tabla de discusiones de las Naciones Unidas del caso de Timor Oriental. Gereth Evans, Ministro de Relaciones en aquella época, dejó de lado la masacre de Santa Cruz (de 1991) como "un acto excepcional" y después voló a los Estados Unidos para quejarse ante el equipo editorial del New York Times por su preocupación con el record en derechos humanos de Suharto.
Mientras tanto, aquéllos que hacían campaña por los derechos humanos y la autodeterminación en Timor Oriental , fueron regularmente difamados en la prensa australiana por periodistas y gestores de la dictadura de Suharto como "anti-indonesios" y "racistas". El ex embajador australiano en Yakarta, Richard Woolcott, declaró que "el lobby de Timor Oriental debería aceptar que el tiempo para un acto de auto-determinación ha pasado después de 20 años y que demandar la independencia es una causa perdida que levanta falsas esperanzas, prolonga el conflicto y tiene un costo en vidas". Igualmente, el ex Primer Ministro Evans sostuvo que la anexión de Timor Oriental por Indonesia era "irreversible" y que "es casi quijotesco pensar de otra manera"
De la alegría a la tragedia
A pesar de los mejores esfuerzos de Canberra, Londres y Washington, el extraordinario valor y la resistencia de los timoreses orientales fue finalmente reconocido en 1996 al otorgársele el Premio Nóbel al obispo de Timor Oriental Carlos Bello y al líder de la resistencia José Ramos Horta. Dos años más tarde, en mayo de 1998, Suharto caía del poder en Yakarta abriendo una nueva oportunidad para la solución del conflicto. Portugal e Indonesia, esta vez bajo Habibie, reabrieron negociaciones en las Naciones Unidas que eventualmente resultaron en un acuerdo, firmado el 5 de mayo del pfesente año, para dar al pueblo de Timor Oriental la oportunidad de elegir entre la independencia o la integración a Indonesia mediante una votación popular. El resultado de esa consulta fue anunciado por Kofi Annan el 4 de setiembre. Una mayoría decisiva del 78.5% de la población rechazó la oferta de autonomía especial que hacía Yakarta para integrarlos a la República de Indonesia, y en vez eligieron la independencia.
A pesar de las habilidades de UNAMET (la Misión de Assistencia de las naciones Unidas en Timor Oriental), y de la aplastante preferencia de los timoreses orientales por la independencia, la consulta popular vino a darse en un ambiente que no era pacífico ni libre. El líder de la resistencia de Timor, Xanana Gusmao fue imposibilitado para realizar campañas durante la consulta popular y permaneció bajo arresto domiciliario en Yakarta. A su delegado, José Ramos Horta todavía se le prohibe por el gobierno de Habibie para ingresar a su tierra.
Pero aún más inquietante es el colapso de la ley y del orden en el territorio, como resultado de una quiebra importante en el acuerdo del 5 de mayo en Nueva York: el artículo 3 de dicho acuerdo decía que "el Gobierno de Indonesia será responsable del mantenimiento de la paz y de la seguridad en Timor Oriental, en orden a asegurar que la consulta se lleve a cabo de una manera justa y pacífica y en una atmósfera libre de intimidación, violencia o interferencia de cualquiera de las partes". Decir que el Gobierno de Indonesia no cumplió sus obligaciones bajo el acuerdo es todavía ocultar la actitud partisana de las fuerzas de seguridad indonesias.
Desde los días de la consulta, las milicias pro-Yakarta han estado recorriendo libremente el territorio de Timor Oriental asesinando a los sospechosos de apoyar la causa de la independencia y a los equipos locales vinculados con las Naciones Unidas, amenazando y atacando a periodistas y forzando la evacuación de aldeas provinciales. Estos escuadrones de la muerte, que han recibido licencia para vengarse contra todos los que se asociaron con la votación, son la creación de las fuerzas de seguridad de Indonesia, son dirigidos por operativos de la inteligencia de Indonesia y, por cortesía de la policía local de Indonesia, son inmunes a cualquier persecusión o convenios que demanden su desarme. Al momento de escribir esto, Timor Oriental está descendiendo rápidamente a la anarquía a medida que las fuerzas de seguridad de Indonesia se coluden abiertamente con las milicias en la masacre de la población a través del territorio. La media extranjera ha sido sacada del área y ya algo así como 150 000 gentes se han visto desplazadas de sus hogares.
La responsabilidad de la comunidad internacional
Las fuerzas de seguridad de Indonesia son solamente libres para aterrorizar a la población porque, bajo el acuerdo del 5 de mayo, Portugal y las NU aceptaron la demanda de Indonesia de ser la única responsable en el mantenimiento de la ley y del orden hasta la conclusión de la votación. La resolución 1246 (1999) del Consejo de Seguridad confirma que es "responsabilidad del Gobierno de Indonesia mantener la paz y la seguridad en Timor Oriental...en orden a asegurar que la consulta sea llevada a cabo de manera justa y pacífica y en una atmósfera libre de intimidación, violencia o interferencia de cualquiera de las partes y asegure la vida y la seguridad del personal de Naciones Unidas o de otros organismos internacionales y de los observadores en Timor oriental." Indonesia está violando claramente la ley internacional.
A medida que se intensifica la masacre en Timor oriental, la comunidad internacional vacila en reconocer la necesidad de desplegar una fuerza de paz internacional. Las Naciones Unidas, como ocurrió con el caso de Rwanda en 1994, declara que tomaría semanas y quizás meses antes de que tal misión pudiera constituirse. En el plazo corto, solamente un rápido despliegue de fuerzas por parte de una coalición de estados (incluyendo Australia, Nueva Zelandia, Malaysia, Thailandia y los EEUU) podría evitar otra catástrofe humanitaria en Timor Oriental.
La responsabilidad moral por las atrocidades que se están cometiendo en Timor oriental será compartida por esos estados que están esperando el permiso de Yakarta antes de enviar una fuerza de paz. Al revés de los casos de Kosovo y de Iraq en donde la comunidad internacional no vaciló en violar soberanías nacionales, no existe base legal para los reclamos de soberanía de Indonesia sobre Timor Oriental. Timor Oriental es un territorio no auto-gobernado (Carta de las Naciones Unidas,Cap.XI) y Portugal es la autoridad administrativa. Solamente Australia reconoce la legitimidad de la anexión realizada por Yakarta. Naciones Unidas no la reconoce.
De acuerdo con el artículo 6 de Acuerdo tripartito, a consecuencia del voto por la independencia, "el Gobierno de Indonesia deberá dar los pasos constitucionales necesarios para trerminar sus lazos con Timor oriental, restaurando así bajo la ley de Indonesia el status que tenía Timor Oriental antes del 17 de julio de 1976, y los Gobiernos de Indonesia y de Portugal y el Secretario General llegarán a un acuerdo para la transferencia pacífica y ordenada de autoridad en Timor Oriental a las Naciones Unidas. El Secretario general , sujeto a un mandato legislativo apropiado, iniciará el procedimiento que permita a Timor oriental la transición hacia la independencia".
De esto se pueden señalar tres puntos.
Primero, Indonesia carece de la discreción para ignorar los resultados de la votación. Si los Timoreses optaron por la independencia, Indonesia debe cortar todos sus lazos y reclamos sobre ese territorio.
Segundo, la implementación de la votación no es contingente de la constitución doméstica de Indonesia ni de su proceso legal. Si el Presidente Habibie recomienda la separación a la Asamblea Consultiva del Pueblo (MPR), si lo reune en octubre o cuándo el MPR ratifique la votación, es de pocas consecuencias en lo que importa a las Naciones Unidas.
Tercero, bajo este escenario Timor Oriental ha llegado a ser, aún a ojos de Indonesia, un territorio no auto-gobernado de la Carta de la NU. Bajo el capítulo XI, ésta pone una obligación sobre Portugal (no Indonesia) como administrador actual del territorio para promover y desarrollar el proceso hacia el auto-gobierno y ayudar a preparar el paso hacia la independencia.
En las semanas que precedieron a la votación, se hizo evidente para la mayoría de los observadores que las fuerzas de seguridad de Indonesia no tenían la más mínima intención de mantener la ley y el orden en Timor oriental y que una misión de paz armada y autorizada por las Naciones Unidas se requería para prevenir que las milicias respaldadas por Yakarta se lanzaran a masacrar a la población. Preparativos para una tal misión, iniciados por los Estados Unidos, fueron detenidos por el Gobierno australiano que trataba de evitar alarmar a las fuerzas armadas de Indonesia. La demora consecuente y la insistencia de Canberra de que nada debía hacerse hasta que Yakarta invitara a las Naciones Unidas a entrar en Timor Oriental costará miles de vidas. Continúa así la vergozosa traición de Occidente al pueblo de Timor Oriental.
(Scott Burchill es Lecturer de Relaciones Internacionales de la School of Australian and International Studies, Deakin University, Australia).
Versión en inglés
: Znet.http://www.zmag.org/timorburchill.htm
Otros lugares sobre Timor Oriental:
TimorNet
http://www.uc.pt/Timor/TimorNet.html
mapa de Timor: