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EL ATAQUE DE LA OTAN

A YUGOESLAVIA.

Federico García Morales

El ataque de la OTAN (NATO en inglés) a Yugoeslavia abre un nuevo episodio en el desenvolvimiento de las hegemonías en la posguerra fria.. Es también la inauguración de movimientos estratégicos de parte de las grandes potencias en un mundo dominado por la crisis económica. La agresión a Yugoeslavia viene a rematar los procesos de descomposición del socialismo real, obteniendo un valor agregado de las luchas interétnicas y nacionalistas a que dio origen Los factores humanitarios aducidos para justificar el ataque son parte nada más del paquete ideológico que acompaña a la agresión. Más allá toda la empresa se realiza en abierta violación a la Carta de las Naciones Unidas y a la propia Carta de la Nato. En términos legales, es una acción criminal, y en la práctica una aventura que contiene declives hacia el desastre.

EL DESMEMBRAMIENTO, LA DESTRUCCIÓN DE YUGOESLAVIA Y EL TRANSITO AL CAPITALISMO.

En la caída de los regímenes del Este, la crisis afgana jugó un importante papel. Fue alli donde con más claridad despertó primero la importancia de la diferenciación étnica, con ribetes religiosos y nacionalistas como una antorcha que podía incendiar todo el edificio. Y EEUU no dudó en apoyar decididamente esos cursos de diferenciación. El segundo lugar fue la República Federativa de Yugoeslavia, que un tanto excéntrica de Moscú, pudo ser exhibida como "el socialismo bueno" durante una época de la guerra fría.

La ruptura en cadena entre sus componentes: servios, bosnios, croatas, ortodoxos, musulmanes, montenegrinos,albaneses,etc. , sirvió como un adelanto a esa diferenciación que terminó con la URSS.

Debe recordarse que en algún momento el propio Gorbachev y su entorno (entre los que se contaba el grupo de Yeltsin), antes de conceder espacios a una reorganización de la URSS a partir de los consejos obreros, prefirieron encender la mecha del conflicto inter-étnico. Y apoyarse de alguna manera en él.

El hecho es que la descoposición del "socialismo real" se da entre el ulular de diferenciaciones, discriminaciones, exaltación de necesidades de autonomía que no apuntaban a otra cosa que a un resultado final: restar toda eficiencia a las integraciones de antaño, y abrir espacio de este modo a la entrada en el proyecto capitalista a través de una facilitación de las privatizaciones y la creación de espacios de transformación de sectores de la burocracia en burguesía emergente.

En Yugoeslavia el conflicto sobreestimulado terminó originando espacios de discriminación y de enajenación

materializados en verdaderos genocidios, que fueron sirviendo de fundamento al aparecimiento de una economía capitalista fantasmal, pero capitalista al fin, que fue enterrando las conquistas sociales del período anterior que la clase trabajadora, atomizada en diversas particularidades, y exigida por la preeminencia de las vocaciones étnicas, ya no pudo defender. Y así surgió la tragedia de Sarajevo, y una diversidad de regímenes militarizados, corruptos, corrompibles y autoritarios. Con esto también se hacía valer la idea de que cierto alto nivel de regimentación podía ser una buena palanca propulsora de las nuevas relaciones de producción, obviamente bajo el comando eminente transnacional. Pero el resultado, entretanto, fue la catastrófica afectación de los niveles de vida, la muerte de un par de millones y la migración forzada de otros tantos.

La intervención que le cupo en esta digregación y en la catástrofe social interna a las potencias capitalistas de Occidente fue obvia. Intereses alemanes, franceses, norteamericanos, concurrieron al armamento de las diferentes facciones, y al final, con el poyo de las Naciones Unidas, so pretexto de separar a los contendientes terminaron diseñando una distribución de regiones que podían ingresar al "nuevo orden mundial". Pero en calidad de territorio colonial. De paso, Occidente se adornó con las medallas de una intervención humanista frente al curso genocida, que habría logrado "interrumpir".

El resto del proceso que quedaba por cumplir, empujaba decididamente a una mayor digregación del país, pues se trataba de continuar con la desmembración de lo que quedaba de Yugoeslavia en el espacio de la república sevia, en donde también se empezó a "sobreestimular" el conflicto interétnico, esta vez, apoyando las reivindicaciones de los sectores albaneses de Kosovo, que se fueron dando de una manera excepcionalmente agresivas y reprimidas también con extrema violencia por el régimen de Milosovic. Una situación circular de creciente conflicto interno que, según Clinton, hizo inevitable la intervención de la OTAN.

Pero sobre la misma filosofía, también habría podido intervenir en Chechenia, o en China o en Turquía, o en Colombia o en Perú. Aunque no cabe dudas de que en el mismo proyecto de establecer ese "orden mundial" habría estado interviniendo en el Medio Oriente o en Africa desde hace tiempo.

El actual ataque a Yugoeslavia se inscribe dentro de una lógica en donde el eclipse del socialsmo se ve como eso,como un eclipse, como algo que todavía puede ser coyunral, de no originarse una remodelación a fondo de esos espacios en donde todavía pueden haber gérmenes de ese pasado que se quiere enterrar. Esta es una tarea larga y dura. Y Yugoeslavia puede ser, como en el comienzo, un espacio lo suficientemente cómodo para probar la efectividad de una estrategia, al tiempo que es el comienzo en el despliegue general de la misma. Otras razones apoyan también a esta oportunidad:

 

LA CUESTION DE LAS HEGEMONIAS.

El comando norteamericano ha percibido con alguna claridad que las horas de la monopolaridad están contadas. Por una parte, percibe el crecimiento de otras potencias, por otra advierte que juega descuentos antes de entrar también en el ciclo recesivo . La profundidad de la crisis, también movió al gobierno de Clinton a buscar espacios de estímulo a través de una ampliación de su actividad militar, lo que bien en concreto lo llevó a ampliar considerablemente el Presupuesto de gastos para la Defensa y dar apertura a diversos proyectos con miras a realizar un mayor activismo en algunas zonas del globo.

Este curso militarista se apreció primero en la renovación de los atques a Irak, el mayor compromiso que empieza a tomar en los asuntos de Asia Central, y ahora en la violenta entrada al conflicto balkánico.

En la actual situación, EEUU juega una carta que lo debería colocar a la cabeza de las potencias industriales, en este caso las europeas, definiendo la geopolítica de las décadas por venir en una zona crucial. En este movimiento ha comprometido hasta el último de sus aliados, entre los que sorpresivamente vienen a entrar sectores del socialismo europeo. El movimiento apunta también hacia el diseño de un nuevo reparto de esferas de influencia económica y militar, remodelando la relación en materia de energéticos (controlando las rutas entre las reservas del Caspio y el centro Mediterráneo) a costas de regiones de la antigua URSS, y conduciendo a sus restos hacia una situación resignada, capaz de soportar las condiciones de área colonial que les queda reservada. El entusiasta ataque a Servia, contiene dos aspectos que no se destacan mucho en la prensa de estos días: un destino de enclave para la región albanesa, de Kosovo en particular, y una bofetada a Rusia, Belorrus y Ukrania, que directa o indirectamente las conduce a su total sometimiento. Se trata de demostrarles a estos últimos que carecen ya de independencia económica, de autonomía política y de capacidad militar, aunque abunde entre ellos la chatarra de pasadas glorias, y los deseos muy laudables de concurrir en defensa de otras soberanías aplastadas, en total desdén, incluso, de las provisiones de la carta de las Naciones Unidas. Con alguna razón, muchos líderes rusos, sobre una base de extraña unanimidad, se han preguntado en estos días, sin quererse contestar muy precisamente, quién sigue después de Yugoeslavia. Pero la respuesta es clara, lo de Yugoeslavia se está haciendo a costas de todo el bloque oriental, y por supuesto quienes siguen, con distintas modalidades, son ellos. Cabe preguntarse si la OTAN ( y las trasnacionales que están detrás) vió a Yugoeslavia como el eslabón más débil en un proyecto de nuevos repartos , o si sólo aceptó aspectos que se vinculaban al manejo de las vías en dirección a una apertura de los recursos del Asia central.

La propía Europa no debe estar tan segura que el proyecto norteamericano les augure un reparto conveniente.

El problema yugoeslavo puede tener consecuencias muy desagradables para el proyecto de unidad europea, y de entrada descartar también la ansiada búsqueda a corto plazo de una estabilidad económica. Las polarizaciones desde los primeros días del conflicto, ponen en duda por ejemplo, que la actividad de los funcionarios del FMI pueda seguirse conduciendo sobre los parámetros conocidos y con la misma tranquilidad. En Rusia, por ejemplo, no sería raro que se dieran desagradables sorpresas, y que muchos de los proyectos privatizadores de occidente y la propio salvamento de la banca privada puedan verse seriamente amenazados.

La jugada de las potencias de la OTAN se fue preparando con alguna antelación. Desde antes probablemente de las reuniones de Rambouillet. Cabe suponer, dado el curso que ha tomado el gobierno alemán, que la reconstrucción del gabinete, que expulsó a sectores izquierdistas, se haya debido a esta preparación. El énfasis en todos los discursos de los animadores neoliberales en torno a "una tercera vía", su súbito interés por humanizar los conflictos regionales, etc., pueden hoy considerarse parte de la campaña ideológica llamada a favorecer la actual movilización. Lo mismo con la súbita inhibición del Congreso norteamericano en relación a los pecadillos de Clinton. Hubo también interés en mantener quietos otros frentes, en el Oriente y el Medio Oriente.

LA CRISIS COMO CONTEXTO

El ataque al dispostivo de la seguridad europea, ya que es eso en el fondo el ataque a Yugoeslavia, contiene también elementos que provienen de la conocida fórmula anticrisis que condujo a la carrera armamentista anterior a la Primera Gran Guerra, y a los cálculos que fueron empujando la salida "recuperadora" de la Segunda Guerra mundial, la guerra de Corea y la guerra de Vietnam. Ya el conflicto de el Golfo, había dado a las economías de Occidente cierto respiro -a la par, se sabe, indujo también una dolorosa contracción al Japón.

Ofrece el transfondo de esta guerra, que no se ve corta, una apropiada salida a la creciente desocupación en diversas zonas de Europa, en Alemania por ejemplo, que desde los primeros días tomó con entusiasmo su lugar en los bombardeos . En este plan, hasta a Rusia se le ofrece una limitada solución a sus problemas, mientras aguarda a poner ella misma el cogote en el tajo.

De todos modos, esta situación da qué pensar en relación a lo que veníamos sosteniendo en artículos previos, sobre el tema de las Políticas de la crisis, y las formas cómo el sistema propone superarla. Y de lo que ocurre cuando la crisis económica viene a proponerse como crisis política. La salida militar parace ser en este caso una manera de prever o enmascarar crisis sociales y políticas más específicas. Pero la salida militar contiene también, casi siempre, un elemento psicótico, como el que se nota en los discursos del secretario General de la NATO, el español Solana, lo que induce a entender que en el fondo de este movimiento hay también mucho de aventura, de apuesta, de incierto.

Pudiera ser que los genios americanos y europeos que planearon y están realizando todo esto ellos mismos no estén sujetos en lo inmediato a grandes presiones: Tales como las que por ejemplo, deben estar experimentando los líderes rusos. Y el cálculo general en el lanzamiento de este ataque, y es eso lo que lo puede transformar en aventura, reposa sobre la idea de que Rusia es hoy nada más que un montón de inhabilidades y chatarra, vociferación, corrupción y bluff. De partida, no se pueden imaginar los jefes de la OTAN, que un ejército que no recibe sus pagos pueda concurrir de alguna manera a amenazar el éxito de su movilización sobre una Yugoeslavia aislada. Lo más probable, dicen, es que Yeltsin y su gente, de mucho tiempo a la rastra de Occidente, y muy compometidos con nuevos proyectos de reparto de su propio país y de las regiones vecinas, puedan hacerles de nuevo el favor, esta vez, de mantener, con algunos berrinches para la galería, a Rusia fuera del conflicto. A cambio podría fluir alguna ayuda del FMI a fin de que la banca rusa pueda cubrir sus deudas a corto plazo. Les conceden, claro, el espacio suficiente para que los jerarcas rusos no aparezcan demasiado comprometidos con la malandanza, que al fin y al cabo se está realizando a nombre del mercado. En parte, esta conducta se estaría reflejando en el aspecto que ha tomado la política de Yeltsin en los primeros días del conflicto. En sus amenazas, vacilaciones e insoslayables retiradas.

Pero la realidad es inagotable, y hay otros procesos, incluso procesos judiciales en marcha, que engloban al destino de la actual dirigencia rusa, que si vive una crisis muy profunda. Y en esas situaciones es poco lo que se puede prever a futuro con seguridad. Lo que si es cierto, y habría que reparar en eso más detenidamente, es que es unánime en las tierras del Este la condena popular y también política al ataque a Yugoeslavia. Y esta situación podría desbalancear el cálculo aventurero y convertirlo en catástrofe.

Otro factor que no se aprecia con entera claridad, es la capacidad de resistencia del pueblo servio, y no hay que hablar acá de Milosevic. Suponemos que la agresión ha generado casi naturalmente una unión en torno al liderato. Más que debilitar a Milosevic, lo ha fortalecido. Algo como lo que ocurrió no hace mucho con Saddam. El pueblo servio tiene ya una larga experiencia de guerra, y un asalto de la naturaleza del que está ocurriendo va a ser indudablemente resistido y por muy largo tiempo. Con la "actitud humanitaria" de Clinton, ahora los conflictos regionales de los Balcanes sólo podrán exacerbarse y en algún momento tener un giro hacia una guerra nacional que no se estará dando en cualquier parte, sino en uno de los centros importantes de la población europea y asiática.

No porque las grandes potencias estén dedicadas a arrojar bombas, la crisis ha dejado de trabajar en sus entrañas. En los días recientes, la especulativa marcha de la Bolsa de Nueva York hacia los 10 000 puntos se ha detenido. No ha habido siquiera un rally tras el anuncio de los ataques. Al contrario, comenzó un repliegue (véase artículo aparte: LA RETIRADA DE LOS DIEZ MIL). En Asia, en Europa, en América Latina (salvo México) la congelación financiera se expresa en cifras claras en estos días. La suma de países cuyas bancas centrales anuncian plegarse a la recesión, aumenta. En Brasil, el propio Cardoso dice haber estado equivocado.

LOS HECHOS Y LAS PRIMERAS CONSECUENCIAS

Hace tres días, se iniciaron las anunciadas operaciones de la OTAN en contra de la República de Yuogoeslavia. Algunos países de la alianza, como Grecia, se manejaron para mantener una especie de neutralidad. Otros, como Italia, se movieron hacia un apoyo limitado. Al acuerdo en el ataque, dirigido clownescamente por Solana, pero en los hechos por los generales del Pentágono,concurrieron Josepin de Francia , Schroeder de Alemania y Tony Blair de Inglaterra, que debió empezar a desempolvar la vieja retórica thatcheriana.

Los primeros ataques (nocturnos) fueron dirigidos desde lejos, principalmente mediante salvas de misiles a cargo de los barcos surtos en el Adriático, y de oleadas de bombarderos de reciente manufactura. Curiosamente, buena parte de los blancos estuvieron en Pristina, la capital de Kosovo, supuestamente tras objetivos militares. Las bajas, naturalmente, fueron en su mayoría civiles. Bill Clinton aprovechó las primeras explosiones para dejar oir su discurso presbiteriano en donde enfatizó el afecto que sentía por el pueblo servio, y las razones humanitarias que asistían a esta acción.

En la segunda noche, los ataques se concentraron principalmente sobre bases militares y aeropuertos y continuó el ascenso de bajas civiles, mientras en tierra se originaban vastas migraciones y el despliegue de las fuerzas militares servias. Yugoeslavia rompe relaciones diplomáticas con las potencias atacantes

Al tecer día ya los ataques se reanudaron a la luz del día....Mientras la prensa insiste en preguntar cuando comenzará una operación de invasión terrestre.

La atención ha virado hacia Moscú ya que Rusia y sus aledaños han mantenido una relación histórica con sus hermanos eslavos del sur. En efecto, no se dejó esperar una indignada protesta que sumió en extraña unanimidad a todos los sectores de la opinión. El propio Yeltsin tuvo la oportunidad de mostrarse enfurecido. Y ha habido algunas reacciones: Rusia retiró su representación en la OTAN, congeló los acuerdos de desarme y se retiró del pacto de suspención de venta de armas a Yugoeslavia. Presentó también, una petición al Consejo de Seguridad para poner fin a las acciones armadas. Hasta el momento todo esto se da en un terreno declarativo. Ha habido otros signos, sin embargo. La más clara postura al respecto de parte del Partido Comunista, y la reposición del antiguo himno de la URSS... algo así como un reconocimiento de que algunas antiguas canciones eran más efectivas que las nuevas, quizás más hermosas. También ha llamado la atención la reposición de una antigua retórica, que corresponde al período de la guerra fría. Lo que podría tener su explicación en la renovación de un enfrentamiento de poderes, tanto como en una modificación de la correlación de fuerzas dentro de Rusia. Es posible que bajo la óptica desencadenada por los sucesos actuales, la oscilación constitucionakl de Rusia y los otros sectores de la federación del este, conduzca a un replanteamiento sobre la reconstrucción de la URSS, como única manera de exorcisar el curso que comienza a tomar la política de los intereses de detrás de la Alianza Atlántica.

Pero es que Rusia también está al cabo de otra profunda crisis constitucional, en búsqueda por las buenas o por las malas de un nuevo liderato. Hay un creciente proceso de retoma de fuerzas de la clase trabajadora, que no ha encontrado respiros entre las reformas económicas, la crisis económica y la dificil recomposición de las izquierdas. En el plan constitucional, estrictamente, se está en los asomos de una lucha por la dirección del Estado, casi en vísperas de una sucesión presidencial, y con respecto al actual Presidente, está pendiente el comienzo de un proceso de acusación constitucional ante la Duma. Los hechos de Yugoeslavia no pueden menos que acelerar la propia crisis rusa. Y darle expresiones insospechables. Lo más temible, podría ser la entrada a una confrontación. El propio alcalde de Moscú, en unas declaraciones en París, decía ayer que esta crisis, hasta donde él la podía apreciar era más peligrosa que la crisis de los cohetes, de la época de Kennedy/Jruchov. El quizas podria tener bases muy precisas para sostener esto.

Es importante en este momento estimular el crecimiento de movimientos de opinión que empujen a poner un fin a guerras como ésta, a todo ese potencial diseminador de mayores destrucciones. Los problemas regionales de los diversos países deben encontrar su solución en discusiones y acuerdos que garanticen los derechos, la vida y la coexistencia entre diversas etnies, naciones y credos, y deben crearse las instancias que permitan la discusión y erradiquen el gonocidio y las guerras. En Europa como en América , en los medios de comunicación como las redea, debe emerger esta discusión, sobre todo la discusión sobre los "motivos del lobo". Porque no podemos creer en la bondad de las grandes potencias. Ya un siglo entero de desastres conducidos por ellas, no nos permiten entender de su súbita "humanidad". Así vengan a abrazar tan turbiamente las banderas de pueblos discriminados, oprimidos y hasta masacrados. Porque con ellos, sabemos, sólo ha existido precisamente discriminación, opresión y masacre.

 

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