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REFORMAS EN LAS UNIVERSIDADES DE LA ATLANTIDA

Federico García Morales

"Es preciso tener ánimo, mi querido Teetetes, siempre que se gane terreno, aunque se camine lentamente". (Platón. Sofista)

Como decía Platón, en la Atlántida hubo leyes sabias. Pero no siempre fue así. Las instituciones educativas que llegaron a hacerse célebres y entregar tan grandes legisladores, no siempre estuvieron al servicio del bien común. Más bien estaban al servicio de algunos cuantos. Y fue necesario que ocurriese un intenso proceso de reformas y revoluciones para superar todo lo que había devenido en rémora, atraso, deshumanización, opresión.

En esa remota época, antes de la edad de Oro, llegó a establecerse un sistema que elogiaba, sobre todas las cosas, a la competencia y trataba a los seres humanos como cosas que se transaban en el mercado. Lo que produjeran, lo entregaban a cambio de míseros salarios. La gran mayoría eran esclavos en las manufacturas, en los campos, en los centros burocráticos; eran esclavos en el trabajo o por sus deudas, si es que no, esclavos de la pura miseria. Y también eran siervos en las escuelas. Nadie era ciudadano en su trabajo, nadie era ciudadano en su casa, nadie era ciudadano en los lugares de estudio. En la Atlántida, por todos lados reinaba la arbitrariedad, el colosal dominio de algunos pocos, y hasta de controladores lejanos.

No era raro entonces, que en las Universidades penaran esas mismas condiciones generales de aquel ambiente. Los encargados de diseñar los proyectos pedagógicos, consultaban primero a los encargados de diseñar los grandes proyectos económicos, que eran generalmente funcionarios de bancos internacionales o simplemente grandes empresarios. Hay que tener claro que los proyectos pedagógicos no nacían entonces, como en la edad Dorada, de consultas populares.

Lo primero que las propuestas pedagógicas instalaron, como guardián para una enseñanza superior injusta, fue el establecimiento del dogma de la desigualdad entre los humanos: la enseñanza superior se establecía, obviamente, sobre el supuesto de que la riqueza concentraba la inteligencia, y que naturalmente, la humanidad se dividía de ahí en adelante, entre los dotados y los no dotados.

Los no dotados, también muy obviamente, debían ser los pobres, que debían integrar la fuerza del trabajo. Hay que reconocer que algo de todo esto se sembró tan profundamente, que perduró hasta los tiempos de Platón. De todos modos, para fortalecer el dogma en la práctica, se introdujeron "pruebas de aptitud académica" para definir quiénes entraban a una carrera universitaria. Porque observaron que si se hacía bien la prueba, ingresaban sobre todo, los miembros de las clases altas. Los otros, no habían tenido tiempo para leer el breviario o bien, no habían tenido el dinero para comprarlo. De esta manera, se aseguraba también la competencia. No olvidemos que en la Edad Obscura, el estado trataba de prolongar la existencia de la sociedad de ricos y de pobres, donde los ricos dominaran a los pobres. Para tener la riqueza había que suponer la pobreza. Y las Universidades daban su granito de arena.

Claro está, que el sistema podía operar así porque "desde siempre" se habían dado algunas condiciones. Por ejemplo, los caciques principales, y más tarde los emperadores, designaban a los importantes pedagogos que debían construir el diseño educativo. Pero es que también designaban a otros: a los demás profesores, por ejemplo, y al sistema completo de control, rectores incluidos.

Se prestaba atención a la Universidad, tanta, que un Emperador, momificado hace mucho, de acuerdo a las técnicas egipcias, decretó que la Universidad debía ser y sólo ser una "Universidad de servicio".

Otros, a lo largo de diferentes dinastías, agregaron lo del "servicio a quien". Unos, pusieron "la religión"; otros, "el estado"; los siguientes pusieron "la nación" y algunos hasta tuvieron tiempo para poner "la empresa privada".

El hecho es que, en la larga historia de la Atlántida, con mucha frecuencia en ese pasado remoto, al rector lo designaba algún consejo de ancianos, pero más frecuentemente el Emperador en persona. Sólo al final, ya en pleno movimiento de reforma, se implicó en la elección a los profesores y a los alumnos, que así llegaron a ser, de alguna manera, ciudadanos, y no siervos.

Pero eso ocurrió al final.

Mientras tanto, en las universidades de la Atlántida se siguió proveyendo "el servicio" en la forma de una transmisión de "saberes", por la vía de la repetición, y del mal uso o desuso de viejos manuscritos, acostumbrando al estudiante, por esta vía, a una visión harto cerrada del conocimiento. Esa cerrazón contenía también el secreto del sistema, ya que todo ese saber era mamado por una vía autoritaria. Lo que quería hacerles tragar era, más que nada, un modelo de obediencia. La aceptación de la autoridad, como en un regimiento o en una cárcel.

Los profesores se disputaban la posibilidad ofrecida de representar al principio de autoridad, durante los 45 minutos que duraba su clase. Después quedaban sometidos, hasta en los recreos, a la autoridad eminente de su Director, y éste, sentado en su oficina, sólo sabía repetir las posturas del que fungía más arriba. La cadena de obediencias era un escalofrío de terror. Los conocimientos, en sí mismos, no tenían ninguna importancia. Lo importante era ese poder menudo, que proliferaba en las filas de mando, que creaba egos retorcidos y abusadores sexuales.

De ahí se desprendía que, lo excelente en el sistema era obtener su reconocimiento final: en un título. Un fin que justificaba todos los medios. El título, sobre todo, decía que habías obedecido cumplidamente y que estabas bien dispuesto y por tanto, eras recomendable, para seguir obedeciendo.

La privación de contenidos de esta experiencia educativa era aplastante y fue una de las causas que condujo al fin de la Edad Obscura. Esta "educación superior" llegó un día a dar por completo la espalda a la realidad. Y los sabios se paraban en las plazas al mediodía a contar las estrellas. (Y hay que aclarar que esta anécdota no fue un error casual, o cosa de locos: todos estaban allí poniéndole nombres relevantes y sumerios, a las nuevas constelaciones que iban descubriendo; todo porque el Emperador habría dicho, o quizás soñado, que era al mediodía cuando se podían distinguir mejor y a simple vista, las esferas celestes más lejanas). Pero de paso, se podía hacer cuadrar con los deseos del más alto, cuanto ocurriera en las áreas más domésticas, como lo eran la economía y la política. No se sabe que por siglos, durante las Edades Obscuras, haya surgido de las aulas de las universidades de la Atlántida un solo crítico del sistema.

Y esto fue saludado como un triunfo y dio origen a grandes festivales, donde se distribuían diplomas a la obediencia perfecta.

Todo esto fue causa de muchos males.

Donde primero comenzó a rasgarse el telón sombrío de este sistema educativo fue cuando, en el afán de acumular riquezas, se decidieron cosas como la plena privatización de la educación pública o el pago de la misma. ¿Y quiénes decidían? Y tal fue el primer blanco de un descontento que comenzaba a nacer: el pequeño grupo de burócratas que apenas recordaban quién los había designado para tales funciones.

Y entre los viejos códices, de piel brillante como la luna, se encuentran todavía esas listas que se hicieron sobre cómo se elegían o se perpetuaban o rotaban los mandos en las diversas universidades de ese continente perdido. Miren nomás: en una universidad que tenía cerca de medio millón de estudiantes y cerca de 50 mil profesores, el rector era elegido entre once (11) mamelucos. ¿Y, qué hacían los demás? Pues, no tenían derechos de ciudadanía en la celebérrima casa de estudios.

En otras muchas, se juntaban los once o los doce o los veinte, y construían una terna de entre ellos mismos (porque ¿quién más podía estar calificado?) que sometían al Emperador, quien a su vez, ya los había elegido a todos ellos. en alguna fiesta en su harém.

Se había también registrado el mito de la autonomía universitaria, que tomaba la forma de un comité de personajes que se hacían cargo de una universidad, que a pesar de estar apoyada por el tesoro de la Atlántida, para todos los efectos y a cambio de favores de servicio, se pasaba a constituir en coto privado de la mencionada comunidad…Y entonces, el Comité persefónico, bacántico, o como se le llamara, algo así como un Consejo Universitario, en traducción moderna, procedía a elegir al rector de miles de estudiantes y maestros. Y estos rendían, a su turno, callado acatamiento.

En esta última fórmula, durante el período de descomposición que precedió a la gran revolución, hubo más de algún Comité o Consejo que se autorenovaba a partir de una obediente selección de sus miembros. El Consejo se integraba siempre, con los que merecían la confianza de los pocos de arriba. Todo así giraba como en un reloj y en tiempos exactos.

La curiosa manera de controlar a las universidades, beneficiaba sobre todo al mantenimiento del sistema atlante aludido, pero esto era en lo general. En lo particular, la denodada lucha, que si la había, por los puestos claves, derivaba de un manifiesto interés de los próceres, por los sueldos infinitos que se autoadjudicaban. No piensen que un rector o un vicerector o un Director podría ganar alguna pequeña prima sobre el sueldo de maestro. Multiplicaba decenas, centenares de veces más, ese salario. Como consecuencia, las Universidades se plegaban al movimiento general de explotación que acaudillaba el sistema. Y para proveerse de fondos, hasta invertían en laboreos mineros en el continente africano: comerciaban con esclavos, traficaban con marfil, especies, opio.

Los antecesores de Platón discutieron mucho sobre el final de la Edad Obscura y las condiciones del alumbramiento de la Edad Dorada, la fundación de La República. Y se conservó la tradición de que, al menos en el terreno de esa burbuja que siempre ha sido la educación superior, hubo cambios severos, que al parecer tomaron el siguiente rumbo:

  1. En algún momento, surgió una lucha muy decidida por la ciudadanización de los miembros de la comunidad universitaria. Alumnos, trabajadores y maestros se tornaron inflexibles en eso de reclamar su derecho a intervenir directamente en la elección de sus consejos dirigentes e igualmente, de participar en la gestión de todos los tramos de la vida universitaria. En suma, quisieron, en un movimiento muy natural del ser humano, dejar de ser siervos, esclavos o puros objetos de manipulación.
  2. Un indicio de que las cosas partieron de los estudiantes es que, en todas las universidades, se extendieron los movimientos por la independencia del movimiento estudiantil y de sus organizaciones, constituyéndose algo así como un poder estudiantil, que propició las reformas. La tradición cuenta que su primera reivindicación fue la de exigir su derecho a la opinión y a la propaganda de sus ideas políticas, exigencia que enfureció y envileció a los emperadores, que tenían como dogma de fe, el apoliticismo de la Universidad.
  3. Se planteó la necesidad de que muriera la decisión de lo alto para el nombramiento de los maestros, y que éstos debían ser, como hoy se dice, convocados por concurso de antecedentes y por oposiciones públicas. En un mundo así, Sócrates y Diógenes habrían alcanzado cierta preeminencia oficial.
  4. Se decidió abolir las formas de calificación subjetiva y represiva, que tantas veces sólo ocultaban el derecho de pernada. Y se abrió paso entonces, a una mayor atención colectiva por el progreso del estudiante.
  5. Se estableció la universalidad y la gratuidad de la enseñanza. Con esto, también quedaron abolidas las nefandas "pruebas de aptitud". Igualmente, se reforzaron los sistemas que permitían al trabajador encaminarse a un crecimiento en los saberes y en las profesiones.
  6. Se introdujeron nuevas formas de enseñar y de aprender (¿cómo sería eso, en una época electrónica como la nuestra?) que hicieron explotar las incipientes estructuras disciplinarias que agarrotaban al pensamiento. Esto significó una gran expansión del conocimiento y de las artes, lo que finalmente dio una parte importante de la fama, a La República.
  7.  

  8. La Universidad se propuso dejar de ser soporte de la injusticia. Ya no cabía en sus aulas, las clases de cálculo para extraer más valor del trabajo humano; tampoco las clases de dominio político, o de los discursos sobre los lideratos o las sonatas no filosóficas. Tampoco se aceptó ya más, dar pasos hacia la destrucción de la naturaleza. Y empezaron a emerger otra clase de técnicos y de científicos. Otra clase de pensadores. La Universidad no quedó ya aparte del pueblo atlante. Por primera vez, por sus corredores, circulaban todos y todos se sentaban en sus aulas. Y a su turno, las aulas fueron substituidas por las plazas públicas, las grandes ágoras, y apareció un pensamiento de gentes que se miraban y tocaban. Que se hablaban. Todo empezó a ser muy distinto a la época Obscura.

Cuando durante la Revolución, los atlantes abrieron las tumbas de los antiguos emperadores, éstos tenían las quijadas abiertas, pero ya no podían morder.

OTROS SITIOS UNIVERSITARIOS:

A 80 años de la Reforma Universitaria

http://www.drwebsa.com.ar/cienciahoy/hoy46/edito.htm

Consideraciones críticas sobre la vigente Ley de Reforma Universitaria

http://www.eroj.org/Minerva/lru.htm

Declaración

http://www.ucauca.edu.co/~rescaucua/documentos/declaración-pu.htm

 

La crisis de la Universidad neoliberal

http://home.mem.net/~punto/061397/nac.html

La reforma universitaria de 1918

http://www.geocities.com/CollegePark/Union/4880/reforma.html

Participación democrática universitaria

http://www.freeyellow.com/members5/pdu98/page1.html

Quiebra de modelo

http://www.josediaz.org/imoreno.htm

Platon, Critias

http://phd.evansville.edu/tools/char/atlas.htm

Revolt

http://www.humanities.ccny.cuny.edu/history/reader/revolt.htm

Sarah Zupko's Cultural Studies Center

http://www.popcultures.com/

Why Libertarian Education?

http://www.geocities.com/CapitolHill/Lobby/3998/lib-ed.html

LINKS :

Anti.Authoritarian links

http://www.geocities.com/CapitolHill/Lobby/7316/antilink.html

Revolt the World

http://www.revoltworld.com/

What's new on Revolt?

http://flag.blackened.net/revolt/new.html

 

Bibliotecas Virtuales?

rcci.net

Enciclopedias y Diccionarios?

rcci.net

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