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LA GLOBALIZACIÓN Y EL TRABAJO

Federico García Morales

El planteamiento de la "Globalización" como una fase expansiva del desarrollo del capital, lleva a definir su relaciòn con el trabajo, es decir con la fuente del valor. La crisis de esta etapa globalizante, a su vez contiene un fuerte efecto sobre el trabajo.

desde luego, la ecxpansiòn capitalista despuès de la Segunda Guerra Mundial, se hace posible a partir de grandes modificaciones de la fuerza de trabajo a nivel mundial. En los centros industriales sobrevivientes (principalmente en EEUU), y en los que se lanzan al proceso de reconstrucción, se deja ver la fuerte presencia de dimensiones administrativas y más fuertes regimentaciones de la mano de obra. La liberación de la fuerzarabajo de periferias y colonias, produce una mayor presión de ejércitos industriales de resrva constituídos por la fuerza migrante. La induistrialización de China, Rusia, regiones de Africa, Sud Este de Asia y América Latina, implica desde los 50, una gran modificación en la localización de las poblaciones y ern las características del consumo.

Los aspectos vinculados con el trabajo concreto, experimentan una gran variabilidad que se representa en las cadenas de producción, el sistema de racionalización de la producción y el aumento de la productividad a través de un reforzamiento de las tasas de trabajo.

Se concede importancia a la división del trabajo en las fábricas, entre fábricas y entre regiones. Una situación que se expresa en el crecimiento en el crecimiento de los sistemas de armadurías y maquilas que conducen a redefinir el desarrollo industrial de las antiguas zonas coloniales.

A estos factores habría que agregar la concurrencia masiva desde la Segunda Guerra de la mano de obra femenina y del trabajo infantil, el crecimiento del trabajo a destajo y del trabajo fuera de la fábrica, incluso en una fase reciente del "teletrabajo".

La rápida consolidación de este sistema, origina un crecimiento del sector obrero induastrial y una "obrerización" de una gran extensión de las faenas agropecuarias y forestales, y de franjas del "trabajo intelectual", pero también a una agudización de la migración campo-ciudad. en los últimos cincuenta años. Estos fenómenos contribuyeron a cambiar de manera substantiva los modos de vida en todos los continentes, y contribuyeron también al crecimiento de una "cultura popular"sui generis que alcanza caracteres dominantes.

La retribución de esta fuerza de trabajo vino a definirse por el carácter del sistema empresarial que se hizo cargo, fundamentalmente el sistema oligopólico transnacional, con su desesperado afán de acumulación, ajustado a tasas de crecimiento muy elevadas. La influencia de las transnacionales sobre los gobiernos, y sobre los sectores sindicales apatronados, fue empujando el lento e irreversible colapso del ingreso de las clases trabajadoras a nivel mundial, sobre todo en los últimos veinte años. Esto condujo a un reencuentro entre el trabajo y la pobreza. El sector pobre en el mundo, es por hoy el sector trabajador.

Hay una abundante literatura que se refiere a otros efectos de la etapa globalizadora que quedó atrás: el fuerte ingreso de nuevas tecnologías, la robotización, la informática, etc., que han tenido efectos sobre la división del trabajo y el crecimiento de actividades administrativas y de servicio.

Se generó así, un mundo del trabajo que ensambla oficinas y fábricas. plamtaciones y escuelas, sistemas de comunicación y de transportes, operaciones burocráticas y reguladoras, etc. Situación ésta que lleva a redefiniciones de los rebordes del sistema de clases, y concretamente del grupo trabajador. En muchas regiones se aprecia, en este sentido, un colapso de las clases medias hacia la proletarización.

Fases anteriores del desarrollo del capital habían aceptado (con resistencias, por supuesto) la organización obrera y el conflicto de clases llegó a definir el establecimiento de regulaciones en donde se clavaron puntos esenciales de los reclamos laborales: limitación de la jornada de trabajo, derecho a la huelga, a la organización sindical, a la propaganda política, derechos vacacionales, derechos de la madre obrera, derechos a subvenciones al desempleo, seguros de enfermedad, retiros, etc. La última fase de la globalización ha presenciado una revancha del sector patronal, que ha buscado destruir estas regulaciones en su afán de extorcionar plusvalía. En los EEUU se ha montado todo un escenario en los últimos años de adversidad gubernamental y patronal para el "welfare", y para los derechos laborales y culturales de las "mimorías". Y se hace sentir una disfumación del derecho a la huelga, a la organización sindical y a la salud. En los países de América Latina se redunda en la busca de derogaciones de las leyes sociales. ,mientras en la pràctica se suben las jornadas de trabajo o se torna corriente la "doble chamba" ( o jornadas dobles) para algunos estratos de la clase trabajadora, que envuelve frecuentemente participaciòn en el sector informal.

El hundimiento de la fase expansiva del capitalismo a escala mundial, que va trayendo aparejado un "colapso de la prosperidad" y una multiplicación de los afanes empresariales para sostener la difícil tasa de ganancias, ha afectado directamente al sector laboral. El resultado inmediato del estallido de la burbuja financiera en Asia, fue arrojar a la calle a cientos de miles de trabajadores, y originar una fuerte contracción en los ingresos regulares del restante. Lo mismo en Rusia, donde al desempleo hubo que sumar el efecto sobre los salarios de una espantosa devaluación, y hasta la substitución de los salarios por especies o la absoluta suspención de los pagos salariales. En los países europeos, donde habían mayores márgenes de maniobra, han surgido múltiples conflictos y demandas, como los reclamos de limitación en las jornadas de trabajo de los conductores de camiones en Francia (véase al respecto: Labournet)

Estas situaciones se han visto agravadas por las condiciones de los "paquetes de rescate" del FMI, que han reclamado limitaciones fiscales, desregulaciones y manos libres para las empresas transnacionales. Por ejemplo, en Indonesia y Brasil.

En Mèxico, en Perú, en Chile como en el resto de Amèrica Latina se hace reinar, por los pretextos que estèn a mano, simplemente el recorte fiscal y la limitación divina a cualquier demanda de aumento salarial, con lo que se viene a expresar el más antiguo planteamiento conservador: de que para remontar la crisis, el capital debe redoblar la explotación (!).

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