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EL FIN DEL

NEOLIBERALISMO

Federico García Morales

El panorama económico actual ha incinerado el programa neoliberal: los mecanismos automáticos del mercado, liberados a su propia suerte y difíciles de clavar en otra dirección, han entrado en una fase depresiva, sino destructiva. Los agentes económicos en vez de reclamar súbditos fieles de "la mano invisible", tratan de rescatar el apoyo paternal no del estado, sino de todos los estados. A ver si así se sujeta al Frankestein enloquecido. En la última reunión del FMI se solicitó apoyo a los diferentes gobiernos "para crear una base financiera sólida" que corrija las desviaciones del mercado. Y prácticamente todos los hèroes neoliberales del continente latinoamericano, como los Cardosos, Menems, Zedillos, etc. , cobraron estatura en el reclamo de más empréstitos vitaminizadores. A medida que se descorre el telón que cubría tanto! s ne gocios, se hace también visible una economía muy real de intervenciones, corrupción y dádivas que probablemente nunca se alineò tras el dogma neoliberal... Ahora se trata de ver qué rumbos los héroes del neoliberalismo consideran como adecuados para sacar a la economía global de la crisis.

Probablemente quien primero intentó hacer algo novedoso fue el Dr.Mahadir, que en un rapto poco ortodoxo buscó su salvación cerrando sus fronteras ( tema que abordamos en números anteriores) y reclamando mayores regulaciones para el flujo de los capitales. De paso, encarceló a su socio en la neoliberalización del paìs, Anwar Ibrahim. Pero desde los comienzos de la crisis, los bancos centrales habían estado muy activos confundiendo los fondos públicos con los privados, sea en el sostén del precio de sus monedas o intentando limitar la caída de las bolsas. In extremis, la burguesía descubre con toda impudicia ante el mundo, que ella es la clase que está llamada a redimir en su favor todos los excedentes.

Indudablemente todas estas maniobras se traducían en distorciones de las tendencias tanto tiempo proclamadas como naturales del mercado.

La crisis ha ido dejando al descubierto toda suerte de arreglos que habían estado favoreciendo la formación de las grandes burbujas financieras, y a todo propósito los desfalcos, los grandes fraudes que se encerraban detrás de la mojigata palabreja "especulación". Así, las más grandes operaciones financieras del siglo tomaban la forma de gigantescas apropiaciones, de verdaderos atracos, muchas veces de calculadas operaciones llamadas a ser olvidadas mediante las bancarrotas. Y en lugares tan distantes como Japón. Indonesia, EEUU y México, se mostraron Bancos de Crédito a Largo Plazo reventados, Fobaproas,etc. Y en todos los casos, a su debido tiempo y aprovechando la inadvertencia de multitudes ciudadanas espantadas, se propagandizó el uso del mismo remedio: el refinanciamiento a partir de fondos públicos de las empresas bancarias en quiebra. De alguna manera. la influencia d! e lo s banqueros y el manejo más o menos directo que tenían del poder, les permitía usar este recurso.

Otro procedimiento indirecto que llevaba que llevaba a optar por el apoyo de los recursos sociales, en este caso de otros países, se lograba mediante el rodeo que ofrecían instituciones como el FMI y el Banco Mundial, que primero rescataban fondos públicos otorgados por alguna ley del Congreso americano (y de otros países) y luego los volcaban hacia algún endeudado de la periferia, para que éste pudiera continuar pagando el servicio de antiguas y nuevas deudas. Con lo que la quiebra se transformó en un negocio lateral pero redondo. Como ejemplo, lo que acaba de suceder con Brasil, que debía cancelar en estos meses cerca de 50 mil millones de dólares en deuda multilateral, para lo que el FMI, el BID, el BM y otros vinieron a reunir, previa donación norteamericana, precisamente 41,5 mil millones que permitían la realización de esta jugosa operación, que al final pagar&aa! cute;n los contribuyentes de varios países, principalmente los brasileños.

En el caso mexicano, los desplantes del sistema bancario y des sus asociados, terminaron dilapidando una deuda que ahora deberán pagar todos los contribuyentes y también los consumidores; ya que ahora, para crear una situación fiscal se introduce toda una gama de alzas y de nuevos impuestos. Tampoco aquí se ve de qué manera pueda estar operando el dogma neoliberal.

Otras grandes operaciones que han estado "salvando", al menos en el corto plazo del sistema enfermo, han sido las periódicas "vertederas" trillonarias de ayuda fiscal al sistema japonés y asiático; los apoyos internacionales, los préstamos ya sin retorno a Rusia, y los intentos de abaratar los movimientos de capital mediante las rebajas a las tasas de descuentos en diversos bancos centrales.

Lo grave del caso es que aùn así, no se ve llegar el ansiado momento de la salida del túnel.

Se logran ciertos paraìsos artificiales, pero en los propios EEUU, en donde se ha podido, en lo que interesa a los especuladores, reintroducir alguna alza en las bolsas, se ve este efecto con profunda desconfianza, ya que claramente viene a responder a movimientos especulativos, sin una respuesta convincente y sólida en el plano del comercio y de la producción. Las antesalas de una elevación de las tasas de ganancia...

El neoliberalismo se mostró como una magnífica fórmula justificadora para el período de avance del ciclo. Ahora, en la caída, contribuye de muchas maneras a acentuar la irracionalidad del movimiento económico capitalista, que comienza a desplegar características autodestructivas. Y difícilmente, como fórmula doctrinaria podrá sobrevivir a los siguientes tramos descendentes de la crisis. Aunque entretanto, todavía permite conducir esos traslados de capital, a expensas de los contribuyentes y de los trabajadores, esas imposiciones enormes sobre los salarios, ese empuje hacia la parálisis y el desempleo.

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