EL DESTINO DE PINOCHET

  La detención de Pinochet en Londres abre un capítulo en la cuestión de los derechos humanos y el curso político de América Latina. Con muchas implicaciones que la prensa se ha encargado de resaltar en los últimos días (para una selección de lugares sobre el caso, véase: http://angelfire.com/de/apinochet/
Why Pinochet should not go free .)

Nadie de entre la pléyade de dictadores vivientes tenía un carácter tan emblemático como Pinochet, y su detención abrió surcos de tinta, y surcos también en los recuerdos. Para demasiada gente, Pinochet es el agravio mayor, aunque también para bastantes es el fundador de una política económica que les llenó los bolsillos. La política que abrió las vías a la instalación neoliberal y privatizadora.

Pinochet es en este último sentido quizás sólo una máscara que ocultó y todavía esconde otros intereses. De partida su gran hazaña, el golpe militar de 1973, fue algo que se urdió cerca del Potomac, y la bárbara represión que caracterizó a su régimen contó con la instructiva y la aprobación de la Casa Blanca , de la CIA y del Pentágono. Es decir, fue parte de la política norteamericana durante la guerra fría. Quizás por eso, en la historia hay que verlo como es: una figura algo pequeña.

Su persecución, su detención y los posibles ulteriores procesos crean sin embargo un instante singular en la historia del derecho: la posibilidad sin límites de fronteras de perseguir la injusticia y la maldad política. El mundo ha madurado hacia eso, y seguramente los movimientos progresistas inscribirán en sus banderas asegurar dos cosas: un tratado internacional y leyes internacionales que proscriban y castiguen los excesos desde el poder, y el establecimiento de jurisdicciones incontestables para perseguir esos delitos. Mientras, se ha ido dando una enconada lucha en los tribunales británicos que parecen respetar mucho la soberanía y atribuir muy poca importancia a la responsabilidad individual frente a violaciones ultrajantes a la dignidad humana.

El destino de Pinochet se cierra con la inauguración en Chile y en otros países de América Latina, de expedientes donde figurarán todos esos maltratos, todas esas adquisiciones ilícitas construídas a la sombra del poder, todo un proceso al sistema que se edificó desgarrando a la sociedad entre pobres y ricos, entre ajusticiados y verdugos.

De pronto los problemas políticos comienzan a verse desde el espacio de la justicia, una justicia todavía retributiva. Que todavía no puede incluir esos grandes espacios de dolor que lleva aparejado el sostenimiento, la reproducción de un sistema de la más abyecta explotación del pueblo. Y hay que pensar que "el terror excedente" de Pinochet fue el servidor de esta injusticia más amplia.

En Chile el proceso a Pinochet puso fin a las políticas de la amnesia. Reclamó el súbito surgimiento de partidarios y de enemigos. Y un redescubrimiento de toda la historia reciente. La sociedad, a veces con dificultades, ha ido formando sus polos, y ha revelado su estructura de clases.

Consideremos este último aspecto: hay agrupamientos solidarios, que coinciden con lineamientos de clase, acusando o defendiendo a Pinochet. Es desde luego muy claro el apoyo que recibe de los detentadores del poder económico, al punto que el ex general incontestablemente ha venido a resurgir como el líder si es que no el amo de la nueva burguesía chilena. El pueblo trabajador tiene otros sentimientos, y no olvida, y buena parte de las corrientes socialistas han sabido representar, con matices, esos sentimientos. El sector medio, particularmente la burocracia democristiana , como siempre, ha vacilado, y ha buscado un camino a través de sus "compromisos de estado". El Estado, en general, ha seguido un rumbo frente a esta cuestión, que se va encontrando entre los temores a la ruptura de la Concertación, y los temores frente al fin de "la transición", acicateados por un despertar de un extremismo de derechas, prohijado por una desesperación en tres dimensiones: un construído de atisbos frente a la crisis económica en marcha, el reconocimiento de su bancarrota política y el sentimiento de horfandad herida frente al destino de su progenitor.

Nota. Pinochet fue detenido en una clínica de Londres, a pedido del juez español Garzón que solicitó su extradición a España para responder por crimenes contra la humanidad. Amparado por un tribunal que le reconoció inmunidad , el proceso entró a una etapa de apelación. De ser ratificado el primer fallo, Pinochet tendría la oportunidad de regresar a Chile, donde se le anuncian nuevos procesos y algunas recomendaciones, que algunos analistas ven como ilusorias, para sacarlo de la escena política. Un fallo adverso, dará lugar a una larga batalla judicial en Inglaterra.

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