INDONESIA Y LA CAIDA DE SUHARTO
Un extenso movimiento de masas determinó la caída del dictador Suharto, que se había sostenido en el poder en Indonesia durante los últimos 34 años.
La inevitable separación de la Presidencia se origina de su fracaso político que lo rodeó de un cerco de protestas que reclamaban su renuncia, que el dictador trata ahora de romper designando a un viejo asociado suyo como Presidente por el resto del período, en la esperanza de que el designado pudiera dar continuidad a sus políticas. En sus primeras declaraciones, Habibie se proclama obediente a las fórmulas del Banco Mundial y del FMI: Las mismas fuerzas, armadas o no, nacionales o extranjeras, que acompañaron a Suharto durante estos años, no han dudado en apoyarlo en esta maniobra. No cabe duda que la esperanza de Suharto es conservarse como operador detrás de las bambalinas.
El pueblo ha entendido esto perfectamente, y ya se alzan voces que junto con celebrar la salida del dictador, reclaman también la búsqueda de una solución democrática a la crisis y la revisión, fundamentalmente, del rumbo económico que hasta ahora se venía imponiendo.
Hay diez reclamos básicos que se hacen valer:
6. Establecimiento de una política económica y social de reconstrucción del ingreso popular. Los principales monopolios y conglomerados deben ser nacionalizados. Deberá establecerse la efectividad de la propiedad social en los rubros indicados por la Constitución vigente y de acuerdo con los cinco principios.
La agenda seguramente crecerá en los días que sigan. Pero el hecho central es la no aceptación de la mascarada política que envuelve este relevo ideado por Suharto y sus consejero cercanos.
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