EE.UU. Venezuela
Venezuela tras el arresto del Vicepresidente del Parlamento
Isaac Bigio
09/05/2019
Edgar Zambrano, Vice-presidente da Assembleia Nacional em desacato.
Foto: Fania Rodrigues
El primer vicepresidente de la Asamblea Nacional y segundo en mando de Juan Guaidó fue detenido. Él es Edgar Zambrano, quien va a ser procesado por su participación en la asonada militar del 30 de abril. Según Telesur sus delitos son “traición a la patria, conspiración, instigación a la insurrección, rebelión civil, concierto para delinquir, usurpación de funciones, instigación pública a la desobediencia de las leyes y el odio continuado”
Bajo similares acusaciones Leopoldo López, líder de las revueltas del 2014 y jefe del partido de Guaidó, fue condenado a casi 14 años de prisión. Zambrano milita en Acción Democrática (AD), el mayor y más estructurado partido de la oposición y el único que ha estado alternadamente un tercio de siglo en el poder. Contra uno de sus gobiernos es que se dio el Caracazo y luego el golpe militar del comandante Hugo Chávez.
Esta captura se da al mismo tiempo que el gobierno ha echado de las filas castrenses a 55 militares implicados en el alzamiento del 30 de abril y se ha quitado la inmunidad parlamentaria a otros 7 diputados quienes, igualmente, podían ser procesados bajo similar ley antiterrorista.
Guaidó twitteó que Zambrano, quien se negó a salirse de su auto, fue remolcado con una grúa estando en su coche y que él es un hombre muy popular, mientras la “dictadura” carece de respaldo popular. Tras esa declaración Guaidó está obligado a realizar inmediatamente grandes protestas, y si estas no son muy fuertes, ello puede animar al gobierno a sacar más gente a las calles o a ir avanzando hacia hacer más arrestos hasta terminar por detener a Guaidó.
Contradicciones
Zambrano y Guaidó militan en la misma Internacional Socialista que gobierna España, reino en el cual todos los integrantes del gobierno catalán electo en octubre 2018 fueron apresados o tienen orden de captura. Contra ellos hoy hay un proceso judicial para pedirles hasta más de dos décadas de prisión. Ninguno de estos ex ministros catalanes llamó al golpe militar o a la intervención bélica extranjera ni participó en una manifestación armada, mientras que Nicolás Maduro acusa a Zambrano (y a quienes su inmunidad parlamentaria ha sido levantada) de haber sido parte de un levantamiento armado el 30 de abril junto al preso Leopoldo López, el cual fue liberado para liderar tal acción.
El argumento que emplea la Asamblea Nacional es que ésta desconoce al segundo mandato de Maduro y que solo reconoce la presidencia de su titular Juan Guaidó. Por su parte, el oficialismo sostiene que éste fue un golpe militar fallido que buscó provocar una invasión norteamericana.
El principal promotor de dicha asonada y de todo el movimiento que busca derribar al gobierno es Guaidó, pero, por el momento, el oficialismo no le ha arrestado, lo cual parecería una contradicción. Al parecer la táctica de Maduro es la de ir paulatinamente yendo en esa dirección para lo cual inicialmente van deteniendo a su entorno, habiendo empezado por su secretario y su primo y ahora siguiendo con su vice.
El oficialismo venezolano aduce que en cualquier democracia del mundo si hay un grupo que ejecuta un golpe militar o llama a una intervención armada externa se le castiga con la cárcel. Sin embargo, ellos han sido, según sus propias declaraciones, muy condescendientes con Guaidó, a quien desde hace 4 meses le dejan agitar libremente pese a que constantemente él llama a eso y a la insubordinación militar.
Guaidó contrarresta afirmando que el único golpe que podría darse en Venezuela es aquel que le arreste pues él es el mandatario constitucional quien se encuentra respaldado por EEUU, la Unión Europea, la OEA y más de la cuarta parte de los integrantes de las Naciones Unidas.
Maduro quiere ir tensando la situación. Por un lado quiere obligar a que Guaidó llame a una manifestación de apoyo a Zambrano y que se vea que esta no trae mucha gente o que ésta acabe en violencia. De otra parte quiere evitar que EEUU pueda ordenar un ataque aéreo, algo que Trump ha sugerido hacer si tocan a Guaidó.
En cierta manera Maduro ha sacado provecho de mantener a Guaidó caminando libre, sin guardia y chaleco antibalas por las calles de Caracas. Incluso la Guardia Nacional ha llegado a defender a Guaidó de activistas chavistas que atacaron su vehículo. Con esta táctica Maduro ha querido mostrarse como un “demócrata” que no teme que Guaidó le llame miles de veces como un “dictador”. También ha buscado aprovecharse de la polarización que hay con él para presentarse como el verdadero sucesor de Simón Bolívar que defiende a la patria contra lo que él denomina como la “marioneta del imperio”
Hacia suspender la Asamblea Nacional
Durante un tiempo Maduro quiso aislar a Voluntad Popular, el partido de López y Guaidó, como si fueran “terroristas” y “ultraderechistas”, del resto de la oposición parlamentaria con la que buscaba negociar. Esta vez han decidido arrestar a los “moderados” de Acción Democrática y posiblemente a los de La Causa Radical, fuerzas que llegaran a escindirse de la opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD), lo cual implica un giro.
Todo indica que el gobierno apunta a cerrar definitivamente a la Asamblea Nacional y a que Maduro va a cumplir con su inicial amenaza de adelantar las elecciones legislativas. Mientras para Guaidó la única institución electa es la Asamblea Nacional que preside (y no las alcaldías o gobernaciones en cuyos comicios participaron AD u otros partidos opositores, pero no el suyo), para Maduro dicho parlamento está en desacato y es la única entidad que no ha sido recientemente renovada electoralmente.
Recordemos que las elecciones legislativas de diciembre 2015 fueron ganadas por la oposición de derecha (la cual ha triunfado en unos 2 de los alrededor de 25 comicios que se han dado en las dos décadas de chavismo). A pesar que la MUD obtuvo un 45% de los votos en esas elecciones logró más de dos tercios de los asambleístas. Maduro decidió considerarla en desacato porque esta aprobó aceptar como legisladores a ciertos candidatos cuestionados. Luego de ello llamó a una constituyente donde solamente compitió el oficialismo. Para Guaidó esta acción hacía que Maduro emule al peruano Alberto Fujimori quien en Abril 1992 pasó de ser presidente electo a dictador al cerrar el congreso y luego dar paso a una constituyente.
En 2016 escribimos que una posible salida que pudo haber optado Maduro fuese emular a François Mitterand (presidente socialista de Francia, en 1981-95) quien, cuando el derechista Jacques Chirac ganó las legislativas de su país en 1986-88 le invitó a servir de primer ministro bajo su mandato. Tras dos años de tenerlo en ese cargo y de desgastarlo aplicando medidas económicas impopulares, el socialismo galo se revitalizó y derrotó a sus opositores en las urnas. Mitterand así se mantuvo 14 años continuos en palacio, más del doble del sexenio de Maduro y un periodo mayor al que tendría Maduro cuando en el 2025 acabase su segundo mandato.
Maduro ha optado por un modelo en el cual todo el aparato del estado y de las Fuerzas Armadas deben aceptar la ideología del “socialismo bolivariano”, uno que combina una democracia multipartidaria y el mercado con intervención estatal, y también uno que fomenta la autonomía ante EEUU para acercarse más a China y Rusia.
Balances
La purga de militares y de parlamentarios es la respuesta a la asonada militar del último día de Abril.
Lo que viene pasando confirma las predicciones que en su momento hizo Henrique Capriles, el candidato opositor que más votos haya sacado y el único que haya competido tanto contra Chávez como contra Maduro. Antes que Guaidó sorprendiera a su país y al mundo al auto-juramentarse como “Presidente Encargado” en una manifestación proselitista el 23 de enero, Capriles advirtió que ir en esa dirección podría al final ayudar a provocar a Maduro, y ayudar a que él se consolide en el poder y a que él tenga mejores argumentos para clausurar luego dicho parlamento.
También se confirma el análisis del alto mando militar brasileño para el cual lo que pasó el 30 de abril fue una aventura armada que demostró el limitado apoyo que tenía Guaidó tanto en las masas como en los uniformados venezolanos. López y los soldados que se levantaron en armas a las 6 am de ese día ya a las 6 pm se habían refugiado en sedes diplomáticas de España y de Brasil.
Para el primero de Mayo Guaidó había prometido encabezar la mayor marcha del mundo así como de la historia venezolana. Ese día, en vez de haber millones en las calles bajo su liderazgo, solamente hubo concentraciones de millares en torno a su figura mientras que la manifestación hecha por el gobierno fue mucho mayor. Al ver este panorama las fuerzas armadas brasileñas, las mayores de las Américas después de las de EEUU, reafirmaron su intención de no apuntalar una intervención militar en Venezuela pues no recibiría apoyo interno y darían paso a un conflicto muy violento y prolongado que pondría en riesgo a toda la región y acabaría salpicando al Brasil generando inestabilidad.
Maduro está obligado a reaccionar con firmeza si es que no quiere presentar una imagen de “blandura” y de estar bajo un equilibrio igualitario de poderes con Guaidó, a quien permanentemente acusa de nunca haber gobernada nada ni cobrado impuestos o inaugurado obra alguna.
Maduro quiere ir descabezando y dividiendo a la MUD, la coalición que une a la oposición pro-EEUU, e ir presionando a que sus dirigentes busquen refugiarse en embajadas. Ya hoy los 3 principales directivos de Voluntad Popular, el partido de Guaidó, residen en embajadas o están en el exterior.
Magnicidio
Un hecho que no ha venido siendo muy comentado es que recientemente en Aragua (no lejos de Caracas) nueve soldados, entre ellos un general, fueron emboscados y muertos por un grupo armado desconocido, y que días después se cayó en un municipio de Caracas (El Hatillo) el helicóptero presidencial muriendo sus 7 tripulantes uniformados.
Según el periodista Jaime Baily desde Miami esta última acción fue un atentado para matar a Maduro. Baily afirma que sus fuentes son seguras y antes él dijo haber participado en una reunión para preparar el envío de drones bombas que explosionaron en un desfile militar presidido por Maduro el 4 de agosto del 2018, cuando toda la comunidad internacional entonces le reconocía como mandatario constitucional.
Con este sería el segundo intento de asesinato a Maduro en un continente en el cual no se ha producido ningún magnicidio en lo que va de este milenio.
Cuando hace 9 meses el presidente constitucional de Venezuela se libró de ser muerto solamente recibió la solidaridad de gobernantes amigos, pero no recibió mayores gestos de apoyo de parte de EEUU o de los integrantes del Grupo de Lima compuesto por unas 14 naciones americanas que llamaban a desconocer un eventual segundo mandato suyo. Todo esto, pese a la gravedad de los hechos y a que se pudieran sembrar precedentes para que eso vuelva a pasar en otras repúblicas. Un magnicidio en Venezuela podría animar a que otros opositores al brasileño Jair Bolsonaro o al colombiano Iván Duque, por ejemplo, puedan querer hacer atentados contra ellos.
Mientras Marco Rubio ha twitteado la foto del ex presidente libio pro-chavista Muamar Gadafi linchado junto con sus amenazas de hacer lo mismo con Maduro. Mientras varios programas hispanos en Miami llaman libre y abiertamente a matar al presidente de Venezuela (sin que sean condenados o amonestados), el presidente venezolano se ha venido dando cuenta que debe actuar con cierta firmeza si quiere evitar ser asesinado.
Particularidades
Todo indica que el oficialismo va a pasar a la contraofensiva. En análisis anteriores escribimos que la táctica de Maduro se inspira en la del box pues él ha tratado de enfrentar a su contrincante cubriéndose su cara con sus manos esperando que él se desgaste y se canse llenándole de golpes a sus brazos, para luego pasar a embestir. Luego en un discurso en una plaza pública Maduro mencionó abiertamente que su accionar se basa en estrategias de boxeo.
Hoy es el momento en el cual Maduro va a buscar homogeneizar aún más al aparato partidario, militar y judicial en torno a su proyecto mientras que va a hacer que muchos detractores suyos de la derecha terminen bajo rejas o refugiados.
Su represión no va a ser total. Solamente debería apresar a algunos personajes claves y dejar que otros líderes opositores sigan protestando. Por ejemplo, no hay ninguna orden de arresto todavía a Capriles, pese a que él fue a saludar a López en la asonada armada del 30 de Abril, a quien dejan libre pero inhabilitado para candidatear a cualquier cargo público (similar pena impuesta recientemente a Guaidó).
Algo que llama la atención es que Venezuela tiene la peor hiperinflación del mundo, la cual es la única que ha sobrepasado el millón por ciento anual en las Américas. También tiene los sueldos más bajos del hemisferio (debajo de 10 dólares mensuales como promedio). Pese a la crisis económica y a la emigración de entre 2 y 4 millones de venezolanos al exterior, el gobierno se viene consolidando.
En cierta medida la emigración masiva venezolana viene ayudando a la recuperación del gobierno pues es una forma de hacer frente al desempleo y de captar remesas, las cuales ayudan a las familias que están en Venezuela recibiendo dólares del exterior con lo cual hacen que los que se quedan en el país pueden sacar provecho de los precios bajos para adquirir productos e inyectar a la economía de moneda extranjera.
Gobiernos que se reclaman de izquierda en Bolivia (1982-85) o Perú (1985-90) se desplomaron con inflaciones muy menores en torno a grandes protestas sindicales. En el caso venezolano Maduro ha sabido capear el temporal manteniendo los precios más bajos para luz, agua, petróleo y diversos servicios en todo Occidente, proveyendo de paquetes de alimentos (CLAP) para millones de familias, habiendo entregado más de 2 millones de viviendas populares, basándose en su récord previo de haber provisto de educación y salud gratuitas, y en haber creado una red de millones de milicianos y de seguidores organizados.
Algo clave es que el comandante Chávez fue purgando y remodelando a las fuerzas armadas y policiales bajo su ideología y la lealtad a su modelo, lo cual les ha diferenciado de la mayoría del resto de Latinoamérica donde los EEUU han jugado un rol clave en su estructuración.
Trump
Muchos medios tienden a representar lo que pasa en Venezuela como una pugna entre el polo de Maduro contra el de Guaidó. El panorama no es uno de blanco y negro, sino de colores. Los frentes que apoyan a ambos contrincantes están compuestos de numerosos partidos.
El sector de la oposición liderado por Guaidó es uno que abiertamente aceptaba el comando de Donald Trump. A 4 meses de reclamar la presidencia Guaidó nunca tuvo un gabinete. Tampoco él nominó ministros o portavoces. Esta función la tuvieron, en los hechos, los funcionarios de la Casa Blanca como John Bolton, Mike Pompeo, Elliott Abrams o Mike Pence, así como el senador republicano de La Florida Marco Rubio.
El apoyo de Washington ha sido tanto la fortaleza como la debilidad de Guaidó. Lo que diferenció a este movimiento antichavista de anteriores es el apoyo diplomático, el cual fue descrito como López como la “mayor coalición de naciones en la historia” después de la II Guerra Mundial.
Esta última aseveración puede ser cuestionada por quienes digan que en ese conflicto militar de 1939-1945 China y Rusia estaban en la alianza enfrentándose A Alemania, cuando ahora las dos primeras apoyan a maduro y la última a Guaidó, o por quienes muestran que la invasión a Afganistán en 2001 fue apuntalada por un bloque internacional mucho mayor (en el cual estaban todos los países occidentales, muchos islámicos, Rusia y China).
Al margen de esas disquisiciones lo importante a destacar es que se trata de la primera vez en la historia americana que EEUU lidera una coalición de más de medio centenar de países tendientes a desconocer a un presidente que reclama haber sido electo y para apoyar al encargado de un parlamento como si fuese el presidente interino.
No obstante, dicho apoyo fue también su lado débil. Para el venezolano común el movimiento de Guaidó, un personaje por el que nunca votaron y que antes de autoproclamarse en una plaza como presidente el 23 de enero les era casi desconocido, ha visto cada vez más siendo visto como un instrumento de la mayor potencia del planeta. El gobierno lo presentaba como un títere y payaso de Trump.
En las manifestaciones de ambos bandos se puede ver una significativa diferencia. Las marchas de Guaidó usualmente se inician en los barrios de clase media o alta del este de Caracas y están compuestos de gente con tez más clara, mientras que los oficialistas son de gente que, como Chávez o Maduro, provienen de estratos sociales pobres o tienen tez más oscura o con rasgos indígenas.
Gracias a presentar a sus opositores como agentes directos de Washington, Maduro fue capitalizando el sentimiento de orgullo nacional de una buena parte de los venezolanos quienes veían la pugna no como una entre dictadura y democracia sino como una batalla por la defensa de la soberanía nacional contra un imperio.
A pesar que la oposición ha querido presentar al gobierno como una banda de corruptos que saquean al Estado, que están involucrados en el narcotráfico y que son los causantes directos de la crisis del servicio eléctrico y de la economía, el oficialismo se ha valido de dos argumentos importantes: el que ellos representan a la vieja oligarquía y el que ellos son la quinta columna de los “gringos” en Venezuela.
Los pedidos de Guaidó a Trump para confiscar las propiedades y fondos del Estado venezolano en EEUU, Portugal e Inglaterra y hacer más sanciones económicas, fueron utilizados por el oficialismo para presentar a sus detractores como personas que se robaban bienes públicos en el exterior y cuyas sanciones terminaban atacando a las mayorías.
Cuando a los 3 días en que Guaidó retorna a Caracas el 4 de marzo se inician una serie de mega-apagones, el gobierno inmediatamente salió a decir que el culpable de ello era el saboteo electromagnético, informático e incendiario de EEUU. Cuando Guaidó afirmaba que el fin de la oscuridad solo iba darse con el fin de la usurpación, su mensaje daba pie a que el gobierno diga que tras los cortes de luz y agua estaba él. Los llamados a aprovecharse de los apagones para ir a protestar no calaron en una población que, cuando se daban estos, se pertrecha en sus casas para evitar la llegada de delincuentes o apoyarse entre ellos.
Cada vez que Guaidó quería aprovecharse de los cortes de luz o de agua o de la carencia de productos, a él se le contra-atacaba como una marioneta que ayudaba a que EEUU vaya privando a los venezolanos de sus necesidades más básicas como una forma de chantaje para que impongan un gobierno que favorezca a Trump.
Al final el chavismo ha sido capaz de mostrar a una buena parte de los venezolanos que el responsable de sus carencias no es el gobierno sino el sabotaje de EEUU apuntalado por Guaidó.
Al polarizar al país entre él y EEUU, Maduro siguió exitosamente la táctica que le dio inicial popularidad al general argentino Juan Domingo Perón en Argentina 1945, así como al ruso Vladimir Putin y a otros líderes panarabistas del Medio Oriente.
Distintas oposiciones
Al concentrarse en atacar a Trump como su gran rival, Maduro ha logrado fortalecerse. Incluso hay muchos sectores opositores que han preferido alinearse con la defensa nacional antes que seguir a Guaidó en su estrategia pro-EEUU.
Los candidatos que compitieron contra Maduro en las presidenciales de Mayo 2018, como Henry Falcón, Javier Bertucci o Reinaldo Quijana, no se identificaron con Guaidó, y algunos de los líderes de sus movimientos sostuvieron que las sanciones y agresiones de EEUU perjudicaban a todos los venezolanos y a los opositores.
José Bodas, secretario general de la Federación Única de Trabajadores Petroleros de Venezuela y líder de la Corriente Clasista, sigue agitando a diario la consigna “Abajo Maduro” y considera que su gobierno es uno autoritario y de derecha que mantiene malos sueldos y condiciones laborales en provecho de multinacionales chinas, rusas y occidentales. Empero, él sostiene que se debe combatir el golpe de Guaidó y a la injerencia estadounidense.
Otros dirigentes que se proclaman como anti-capitalistas creen que Maduro quiere preservar la economía de mercado y que se debe aprovechar el rechazo a la intentona para que las milicias y los trabajadores ocupen empresas que “especulan” con productos básicos o siguen conspirando.
“Aporrea” estuvo haciendo campaña por firmas para convocar elecciones presidenciales y legislativas a la brevedad posible, mientras que decidieron suspender ello para unir fuerzas contra cualquier intentona golpista pro-EEUU. Esta web agrupa a disidentes del chavismo e izquierdistas antichavistas que suelen denunciar a lo que ellos denominan como los "boli-burgueses" o quisieran acabar con todas las empresas y estructuras que quedan del capitalismo en Venezuela.
Dentro del chavismo hay diferencias entre quienes quisieran llegar a un acuerdo de gobernabilidad con sectores opositores (pues creen que necesitan hacer ajustes duros para parar la hiperinflación o para captar inversión) y quienes quisieran aprovecharse del fracaso de la intentona de la derecha para pedir el arresto de Guaidó, la expropiación de las empresas que han financiado a los opositores, dejar de pagar la deuda externa y dar paso a un control obrero sobre las empresas.
De otra parte, hay otros sectores de la oposición que se han ido distanciando de Guaidó pero en la otra dirección. La ex candidata presidencial María Corina Machado sostiene que la única solución consiste en organizar una intervención militar extranjera, algo que comparten Alberto Franceschi y Patricia Poleo (dos prominentes exiliados venezolanos que tienen programas de TV en EEUU) quienes al igual que Jaime Baily, quien transmite a diario desde Miami.
Franceschi sostiene que la gente no saldría mucho a la calle en caso que se quiera arrestar a Guaidó y que es imposible reformar la Fuerza Armada Bolivariana, por lo cual hay que crear un ejército antichavista que opere en Venezuela y que vaya minando al gobierno a fin de generar las condiciones a una invasión.
Opciones
Poleo y Baily creen que es tiempo que Guaidó se refugie y vaya al exterior para organizar desde allí la oposición o un eventual grupo armado, pues su movimiento ya no da para mucho más, y es preferible tenerlo libre que bajo rejas.
Baily, por su parte, cree que el asunto Venezuela puede ser solucionado en torno a un arreglo entre Washington y Moscú, mediante el cual la Casa Blanca debería dejar que el Kremlin tenga rienda en Ucrania a condición que se le permita a Trump el que pueda retornar plenamente a la doctrina Monroe y poder tener mano libre en las Américas.
Esto último es algo difícil que se dé, pues el equipo de Trump quiere derribar no solo el gobierno “socialista” de Venezuela, sino también al de Cuba y Nicaragua, e igualmente prepara medidas contra Bolivia si Evo Morales es reelecto en Octubre y luego contra Andrés Manuel López Obrador en México.
Por su parte Rusia no solo quiere tener injerencia sobre Ucrania sino sobre todos los países que antes fueron parte de la Unión Soviética, incluyendo las de los Bálticos y algunas del Asia Central donde EEUU tiene bases militares.
Elliott Abrams, quien dirige la política norteamericana en Venezuela, es alguien quien previamente organizó la “contra” nicaragüense y el sabotaje contra instalaciones en ese país, y quien debe estar contemplando armar y financiar un grupo armado de disidentes venezolanos que haga operativos militares en esa república.
En cuanto a la posibilidad de que se arreste a Guaidó eso es algo a lo apunta Maduro, quien, por el momento quiere aprovecharse de él para decir que ninguna otra democracia en el planeta podría ser tan tolerante con alguien que agota y organiza a diario una insurrección militar.
A estas alturas Maduro va a buscar aprovecharse del desastre de la intentona de derribarlo militarmente el 30 de abril para reorganizar en su favor todas las instituciones armadas, judiciales y estatales, y dar paso a nuevas elecciones para un nuevo parlamento, al cual querrá ganar ampliamente. Él ahora querrá mostrar su modelo de “socialismo del siglo XXI” como victorioso y como una alternativa a ser emulada en otras naciones.
Ahora que el Grupo de Lima se ha visto incapaz de haber logrado sustituir a Maduro por Guaidó va a cobrar mayor relevancia los esfuerzos de Uruguay, México y la Comunidad del Caribe (Caricom) para buscar una salida negociada, algo que puede contar con la simpatía de algunas naciones europeas, y poner en una misma mesa a Maduro con la oposición pro-EEUU. Esto último es algo que Guaidó rechazó hacer pero que podría estar obligado a aceptar.
El fracaso de haber querido derrocar a Maduro es algo que va a afectar a los gobiernos que más promovieron su caída. Trump se encuentra bajos nuevas acusaciones en el proceso legal sobre una supuesta ayuda rusa para socorrer a su candidatura para que pueda ganar las elecciones presidenciales (algo que puede conducir a un “impeachment” y que le debilita en cualquier intento de pedir un voto del congreso para que se autorice una intervención sobre Venezuela). Bolsonaro ahora habla del peligro que surja una Venezuela en el sur si es que en Octubre Cristina Kirchner gana la presidencia a su amigo Mauricio Macri.
Octubre va a ser un mes clave para definir la geopolítica sudamericana pues en ese mes 3 de los 5 países centrados en el Cono Sur tienen elecciones generales. En Bolivia y Uruguay la izquierda busca retener nuevamente la presidencia por cuarta vez consecutiva, mientras que en Argentina los Kirchner, que antes tuvieron 3 mandatos seguidos, van a querer acabar con el interregno derechista de Macri. Cristina quiere volver a aliarse al chavismo y a reestructurar lo que fue la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) recientemente abandonada por Buenos Aires y la mayoría de los gobiernos de dicho continente.
Si Morales gana la oposición se prepara para seguir una ruta similar a la venezolana pues impugnarán una eventual victoria suya sosteniendo que es anticonstitucional y que viola lo aprobado en el referendo revocatorio.
Mientras tanto, es posible esperar la irrupción de grupos armados antichavistas y de probables gérmenes de guerra civil. La eventual aparición de paramilitares anti-Maduro y nuevos apresamientos de dirigentes opositores de la asonada del 30 de abril puede ser una forma de mutuas presiones en aras de ir hacia negociaciones.
- Isaac Bigio es politólogo economista e historiador formado en la London School of Economics donde enseñó política venezolana y latinoamericana.
https://www.alainet.org/es/articulo/199748
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