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Abril 2019

El Congreso Nacional Indígena vs. la “Cuarta Transformación” y la necesidad del marxismo de Marx hoy

Editorial PRAXIS en América Latina No. 25 abril-mayo 2019

Desde que López Obrador ganó las elecciones en julio, el rechazo del Congreso Nacional Indígena (CNI) a su programa de gobierno ha sido total. Más aún, el CNI nos ha advertido del peligro que éste representa, especialmente para los pueblos indígenas:

El INPI [Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas] y su disque nueva política indigenista no es más que la profundización de esa ofensiva contra la vida, con la que quieren hacer débil la lucha por la autonomía de los pueblos originarios que, con su lucha, frenan la devastación que de arriba imponen. El CNI y nuestros compañeros del Concejo Indígena de Gobierno no le creemos al capataz del capitalismo que dice gobernar México, y no aceptaremos ninguna falsa consulta como ésas con las que quieren legitimar el robo de los territorios indígenas y campesinos, nuestro exterminio y la agudización de la guerra en nuestra contra1.

Esta posición fue sostenida y reforzada en la más reciente asamblea del CNI, la cual tuvo lugar el 2 y 3 de marzo. Allí el CNI, en conjunto con los zapatistas, volvió a manifestarle su oposición a la “Cuarta Transformación” de López Obrador, mostrando que no es ninguna ruptura sino más bien una continuación de la historia de represión en México contra los pueblos indígenas:

Lo que arriba llaman “transformaciones” para nuestros pueblos siempre han significado que nosotros ponemos los muertos en función de los intereses de las oligarquías y de los que tienen el poder, que son cada vez más poquitos y grandes, que no dejan de vivir de la opresión, explotación y destrucción por los mismos de siempre.

La llamada “Cuarta Transformación” sigue el mismo camino de sus 3 predecesoras, aunque con más brutalidad y cinismo si posible fuera2.

Específicamente, el CNI se está posicionando contra los principales proyectos que López Obrador está tratando de empujar en este momento: el Tren Maya, el Corredor Transístmico y el Proyecto Integral Morelos, el cual condujo al asesinato del activista indígena Samir Flores Soberanes (véase “El desarrollismo de López Obrador...” en las pp. 1-2 de este número).

Al mismo tiempo, uno de los principales propósitos de esta reciente asamblea del CNI fue continuar en la búsqueda de unidad con otros segmentos de la sociedad en rebeldía. En primer lugar, el CNI pone de relieve a las mujeres indígenas y no indígenas como sujetos de revolución:

El mal gobierno capitalista de López Obrador agudiza la guerra contra las mujeres de nuestro país, pues, con su apoyo redoblado a los poderosos, lleva al aumento de feminicidios, trata de mujeres, tortura y explotación. Por eso nosotras y nosotros [...] pensamos que si nos organizamos las mujeres que luchamos en nuestros pueblos del campo y la ciudad, minaremos, hasta que se caiga, esa guerra del capital.

A continuación, el CNI saluda y les expresa su apoyo a otras luchas de pueblos indígenas que no son parte del CNI, así como exige la liberación de presos políticos y la aparición con vida de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa. Esta búsqueda por la conformación de un frente nacional de lucha contra el capital ha sido recientemente uno de los principales intereses del CNI. ¿Cómo podemos lograr auténticamente esta anhelada unidad?

Sin duda, la idea y práctica del CNI sobre la necesidad de construir organizaciones horizontalmente, desde abajo, así como su rechazo a cualquier partido político y su convencida visión anticapitalista son la base imprescindible para dar origen a una nueva sociedad en México. Pero esta base no es todavía el despliegue efectivo de la construcción de lo nuevo. ¿Cómo avanzar en esa dirección?

El concepto de organización del CNI ha estado fundamentalmente centrado en la cuestión de su forma, la cual ciertamente debe ser autónoma y democrática; no obstante, nada o casi nada se ha dicho o hecho acerca de su contenido y automovimiento. Más allá de la idea de que debemos seguir “organizándonos desde abajo, según los tiempos y modos de cada quien”, estamos prácticamente en terreno inexplorado. La visión anticapitalista adoptada hace más de una década por el CNI, ¿cómo se expresa a sí misma en la cuestión de la organización? ¿Puede ser reducida a la idea de crear redes autónomas de intercambio de productos, por muy importantes que éstas sean?

A pesar de este posicionamiento anticapitalista, es de notar la falta de discusión sobre las ideas de Marx al interior del CNI. Los zapatistas se han referido en varias ocasiones a la importancia de Marx. De hecho, la Sexta declaración de la selva lacandona de 2005, suscrita por el CNI, está basada en el profundo análisis de Marx sobre el capitalismo. Más recientemente, los zapatistas nos sugirieron leer el capítulo de Marx en El capital sobre la así llamada acumulación originaria para comprender mejor el intento del capital por despojar a los pueblos originarios de sus tierras3. Sin embargo, lo que la mayoría de estas referencias pone en primer plano, es la importancia de Marx para comprender cómo funciona el capitalismo. Esto nos lleva a una pregunta crucial: ¿es el marxismo sólo una teoría que nos ayuda a comprender mejor el funcionamiento objetivo del capital, o es al mismo tiempo una visión del futuro, una filosofía de la emancipación humana?

Algunos pueden argumentar que las ideas de Marx no hacen referencia a la cuestión de los pueblos indígenas, que sólo se ocupan de las luchas de clase del proletariado, ¿pero es éste el caso?

Históricamente, el “marxismo ortodoxo” distorsionó el pensamiento de Marx para centrarlo sólo en el proletariado industrial. Pero esto nunca fue cierto en el caso del propio Marx. Él estaba enfocado en la liberación humana en muchas formas: campesinos, mujeres, pueblos en los países subdesarrollados y en los desarrollados capitalistamente, incluyendo por ejemplo a los iroqueses en América del Norte.

 

El gran marxista peruano José Carlos Mariátegui entendió la necesidad de darle vida y significado al marxismo en el contexto latinoamericano cuando insistió en que era imposible construir el socialismo en Perú sin los indígenas como su centro.

Ciertamente, Marx dedicó la mayor parte de su vida al estudio del capitalismo en el país más industrializado de su tiempo, Inglaterra. El principal sujeto de revolución que encontró allí fue el proletariado. Aun así, luego observaría que el proletariado inglés nunca sería libre en tanto Inglaterra explotara a Irlanda, un país subdesarrollado cuyo pueblo en rebeldía fue elogiado por Marx.

Marx nunca dejó de ponerles atención a las fuerzas de revolución en los países no industrializados, como lo muestran sus artículos sobre la Revolución Taiping en China en la década de 1850. En la última década de su vida, Marx se centró de hecho en el estudio de los pueblos originarios. Podemos ver esto en sus casi desconocidos Apuntes etnológicos, donde él transcribe y comenta críticamente fragmentos de investigaciones antropológicas sobre las sociedades “primitivas”.

Una de las más importantes observaciones que Marx hace allí es que las contradicciones que luego se desarrollaron como capitalismo ya estaban presentes en las formas comunales primitivas (la división entre jefes y masas, hombres y mujeres, etc). Con ello, Marx está planteando la cuestión de que cualquier intento de “volver” a la etapa humana de desarrollo previa al capitalismo, o de meramente “traer al presente” aquellas formas comunales de organización, es una ilusión. Lo que necesitamos es darles origen a relaciones nuevas, verdaderamente humanas. Para ello, superar al capitalismo, ir más allá de él es un paso crucial. Cualquier idea abstracta sobre volver al pasado no nos ayudará en absoluto.

Asimismo, un año antes de su muerte (1882), Marx incluso afirmó algo que parecería estar en contradicción con sus ideas previas, esto es, que una revolución era posible primero en un país no industrializado como Rusia, donde los campesinos eran mayoría, que en países “avanzados” como Inglaterra o Francia. Por supuesto, tal revolución sólo sería plena si las masas rusas apuntaran a crear un vínculo internacional con el proletariado y otros sujetos de revolución en países tecnológicamente desarrollados. Ninguna transformación social es posible en aislamiento. El concepto de unidad ha sido siempre esencial para la revolución.

No profundizaremos aquí en todas las nuevas percepciones de Marx en la última década de su vida (véase el texto de Raya Dunayevskaya en las pp. 10-12 de este número). Lo que queremos poner de relieve, más bien, es que ya se tratara del proletariado en Europa central, del campesinado en la Rusia rural o de los pueblos originarios en Asia, África y América.

Marx veía a todos estos como sujetos de revolución, como los únicos que podían generar con sus acciones y pensamientos el fin del capitalismo y el inicio de una nueva sociedad humana. El marxismo, entonces —o mejor dicho, el marxismo original de Marx, no esa ideología “socialista” que pasó por ser marxismo durante la mayor parte del siglo XX, y aun hoy— no es sólo una excelente herramienta para comprender el funcionamiento objetivo del capital, sino una visión total, una filosofía de la liberación humana.

Afirmamos que recrear, darle constantemente nueva vida a esta visión para el aquí y el ahora, con las acciones y pensamientos de los sujetos de revolución en México, no sería sólo una “contribución importante” a la lucha sino una necesidad histórica de primer nivel. ¿Podría la discusión de las ideas de Marx, particularmente aquéllas de su última década, ayudar a darles al CNI y a otros movimientos indígenas el empujón que todos necesitamos para estar más cerca de esa sociedad nueva, anticapitalista, a la que aspiramos? ¿Podría esto darnos la base que estamos buscando para lograr una verdadera unidad revolucionaria, no sólo limitada a “acciones conjuntas” y a la “solidaridad entre las luchas”? Nosotr@s, como humanistas marxistas, como Praxis en América Latina, queremos invitar a los pueblos indígenas, a los zapatistas y a otros a participar en esta discusión con nosotros

1 “Comunicado del CNI por el 25 aniversario del EZLN”. Enlace Zapatista, 4 ene. 2019.

2 “Pronunciamiento de la Tercera Asamblea del CNI, CIG y EZLN”. Enlace Zapatista, 6 mar. 2019.

3 “300, primera parte”. Enlace Zapatista, 20 ago. 2018.

 

Revista PRAXIS EN AMÉRICA LATINA – teoría/ practica. Edición más reciente #25 abril-mayo 2019. Editorial pp. 1 y 3.

http://www.praxisenamericalatina.org/







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