Entregar a Assange es matar al mensajero y la verdad
Eloy Osvaldo ProaƱo, Julio 28, 2018Julian Assange, editor de WikiLeaks y refugiado político en la embajada de Ecuador en Londres desde hace seis años, corre grave peligro de ser entregado a las autoridades británicas, denunció Glenn Greenwald, cofundador de The Intercept, con información de fuentes cercanas al presidente ecuatoriano.
Lenín Moreno, el mandatario ecuatoriano, señaló en Madrid que Julian Assange deberá abandonar en algún momento la embajada ecuatoriana en Londres, donde permanece asilado desde junio de 2012 y afirmó que esta situación “no se puede prolongar eternamente y que en algún momento habrá que darle una salida”. Indicó que mantiene comunicación permanente tanto con el gobierno británico, como con el equipo legal del también periodista australiano y sostuvo que la vida de Assange “no va a correr peligro”.
Bill Van Auken, en el portal trosquista World Socialiksta Web Site, interpreta que Moreno dejó en claro que su gobierno está negociando activamente su entrega a las autoridades británicas, cuya policía espera afuera de la embajada ecuatoriana para atraparlo en el momento en que ponga el pie en Londres. “Si él cayera en las garras de las autoridades británicas, sería sometido a una larga prisión hasta su extradición a EEUU, donde podría ser condenado a cadena perpetua o incluso a la pena de muerte por espionaje y conspiración”.
Van Aucken especula que la única condición que pondría Ecuador para entregar a Assange, es que éste no sea ejecutado. Y añade que las protestas de España por la condena de WL a Madrid por el arresto del expresidente catalán Carles Puigdemont “llevaron al gobierno de Moreno a cortar el acceso de Assange a Internet y evitar que reciba llamadas telefónicas o visitantes, reduciéndolo a un estado de incomunicación con menos derechos que un prisionero”.
Pero con la excusa del caso Assange, el WSWS generaliza y ataca no solo a Moreno sino a los gobiernos “pseudoizquierdistas” de la región, desde Ecuador a Venezuela, Bolivia, Brasil, Nicaragua, e insta a los trabajadores latinoamericanos a unirse a las filas de trabajadores de todo el mundo para defender a Assange.
Assange y Ecuador
Julian Assange perdió a una férrea defensora cuando, en junio pasado, dejó la Cancillería ecuatoriana María Fernanda Espinosa, para ocupar el cargo de presidenta de la Asamblea General de la ONU. Espinosa tenía una postura clara en defensa de los derechos humanos y del derecho internacional, y una relación política fuerte con el presidente Moreno.
Otro factor que incide negativamente es que, en esta coyuntura de negociación de un tratado de comercial con EEUU, el gobierno ecuatoriano podría ser más vulnerable frente a las presiones de su principal socio comercial.
Si Moreno entregara a Assange posiblemente la mayor resistencia en Ecuador provenga de organizaciones de derechos humanos, de jóvenes y de defensores del libre acceso a internet, al igual que de algunos sectores de lo que se llamaba Alianza País antes de la fractura. La oposición de derecha y la prensa hegemónica, están alineados con la demanda estadounidense de “entregar a Assange”, compartida a nivel internacional por los grandes medios y agencias de prensa.
En un comunicado oficial emitido el 22 de julio, la Cancillería ecuatoriana afirmó que el Estado ecuatoriano “solo conversará y propiciará entendimientos sobre el asilo del señor Assange, en el marco del derecho internacional, con los abogados del interesado y con el gobierno británico. De momento, por la complejidad del tema, no se tiene a la vista una solución a corto o largo plazo”.
La investigadora Silvia Arana señala que entre los diez millones de documentos revelados por Wikileaks, se destacan los “Registros de las guerras de Irak y Afganistán”, dos series conformadas por cientos de miles de informes militares de EEUU detallando la muerte indiscriminada de civiles durante la invasión y ocupación de dichos países, proporcionados por la denunciante de conciencia Chelsea Manning (encarcelada y torturada por ello).
El más impactante es el video “Asesinato colateral”, que muestra el ataque aéreo, desde dos helicópteros Apache estadounidenses, en el que mueren 12 civiles iraquíes, incluyendo dos empleados de la agencia informativa Reuters, en Bagdad el 12 de julio de 2007.
WikiLeaks difundió las pruebas aportadas por Edward Snowden del espionaje ilegal y masivo de ciudadanos estadounidenses realizada por la Agencia de Seguridad Nacional, así como el funcionamiento fraudulento del Partido Demócrata, cuyo Comité Nacional perjudicó a Bernie Sanders en beneficio de Hillary Clinton en las primarias presidenciales),
Al anunciar la decisión de otorgar asilo a Assange, el entonces canciller de Ecuador, Ricardo Patiño, declaró que la represalia de Washington por las exposiciones de Assange “podría poner en peligro su seguridad, integridad e incluso su vida” y que de ser extraditado a EEUU, no tendría un juicio justo. “No es en absoluto improbable que pueda ser sometido a un trato cruel y degradante y condenado a cadena perpetua o incluso a la pena capital”.
Kintto Lucas, exvicecacnciller de Ecuador, reveló que en 2010 el encargado de negocios de EEUU en Ecuador alertó a la Cancillería sobre WikiLeaks, pero a pesar de que “mostraba preocupación, nunca desmintió la veracidad de los cables, solo dijo que no los aceptaría como verdaderos, y que el Departamento de Estado todavía no sabía bien cuáles eran los cables filtrados. Sin embargo ya se estaban comunicando con los países que podían estar mencionados”.
El contacto de altos funcionarios ecuatorianos con Assange garantizó que WL publicara todos los cables sobre Ecuador en la web, y comenzara un contacto directo con él.
Según Lucas, en el otorgamiento de asilo se cometería varios errores por parte de la Cancillería del Ecuador, y Assange permanecería en la sede de la Embajada en Londres un tiempo indeterminado. Si la Cancillería no se equivoca tanto en las negociaciones con el gobierno británico, tal vez se lograría el salvoconducto. Utilizar como carta ganadora la posibilidad de difundir el asilo en medio de las Olimpiadas, significaría que Londres, podría ceder para no empañar los Juegos.
“Pero más allá del hecho concreto del asilo, en el manejo del tema Wikileaks faltará entender en el gobierno ecuatoriano y fuera de él, la importancia estratégica de la información que contenían los cables, el sentido comunicacional del fenómeno y el significado político a nivel mundial, señala Lucas.
Y, casi seis años más tarde, en vísperas del viaje del vicepresidente Mike Pence a Ecuador, diez senadores del Partido Demócrata, liderados por Robert Menéndez del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, le solicitaron públicamente que presione a Moreno para que Ecuador le retire el asilo a Julian Assange.
Las intenciones de EEUU son bien explícitas. El ex director de la CIA y actual Secretario de Estado Mike Pompeo declaró a WikiLeaks como un “servicio de inteligencia hostil no estatal a menudo instigado por actores estatales como Rusia”, mientras el Fiscal General Jeff Sessions insiste en que encadenar a Assange es una “prioridad”.
Por temor a ser extraditado a EEUU, donde sería enjuiciado, o a Suecia, donde era solicitado por una supuesta agresión sexual, Assange solicitó el asilo político a Ecuador, estatus que le fue concedido -invocando la Convención de 1951- y que hoy amenaza con cancelar.
“Jamás he estado de acuerdo con la actividad que realiza el señor Assange, nunca he estado de acuerdo con las intervenciones en los correos privados de la gente para poder obtener información, por más valiosa que sea para sacar a la luz ciertos actos indeseables de gobiernos o de personas”, manifestó Moreno.
Matar al mensajero
En 2010, Assange divulgó información sobre crímenes de guerra cometidos por el gobierno estadounidense y documentos secretos que revelan prácticas ilegales –asesinatos, torturas y espionaje– y de injerencia en asuntos internos de otros países.
John Pilger, periodista de origen australiano y renombre internacional, dijo que la persecución de Julian Assange debe terminar. O terminará en tragedia e instó al gobierno australiano y el primer ministro Malcolm Turnbull de aprovechar la oportunidad histórica de decidir cuál será el desenlace.”Pueden permanecer en silencio, lo cual la historia no les perdonará, o pueden actuar en interés de la justicia y la humanidad y traer a este destacado ciudadano australiano a casa”!, indicó.
El gobierno australiano tiene claras obligaciones diplomáticas y morales para proteger a sus ciudadanos en el extranjero frente a situaciones de injusticia flagrante, que en este caso sería frente a una grave falta judicial y al peligro extremo que le espera si sale de la embajada ecuatoriana en Londres sin protección. Pilger recordó el caso de Chelsea Manning, lo que le espera en caso de que Estados Unidos logre una orden de extradición. Un relator especial de las Naciones Unidas lo calificó de tortura.
El 8 de marzo de 2008, un documento ultrasecreto de la rama de Evaluaciones de Contrainteligencia Cibernética del Departamento de Defensa estadounidense, expuso un plan para destruir tanto a WikiLeaks como a Assange e instía en lo importante que era destruir el “sentimiento de confianza” que es el “centro de gravedad” de WikiLeaks, y se proponía un plan de amenazas de “exposición [y] persecución penal” y un asalto implacable a la reputación.
El objetivo era silenciar y criminalizar a WikiLeaks, su editorial y su editor. Era como si planificaran hacer la guerra a un solo ser humano y al principio mismo de la libertad de expresión.Su principal arma sería la difamación personal. Sus tropas de choque se reclutarían en la prensa, precisamente entre quienes supuestamente deben esclarecer los acontecimientos y decirnos la verdad, dice Pilger.
En octubre de 2017, la periodista de Australian Broadcasting Corporation, Sarah Ferguson, entrevistó a Hillary Clinton, a quien lisonjeó como “ícono de su generación”, a la misma que amenazó con “destruir por completo” a Irán y que, como Secretaria de Estado en 2011, fue una de los instigadores de la invasión y destrucción de Libia como Estado moderno, con la pérdida de 40 mil vidas. Al igual que la invasión de Iraq, ésta también se basó en mentiras.
Clinton difamó a Assange, sin ofrecer prueba alguna –según su estilo imperial- al afirmar que era “muy claramente una herramienta de la inteligencia rusa” y “un oportunista nihilista que está al servicio de un dictador”. A continuación de la entrevista, la productora ejecutiva de Ferguson, Sally Neighbour, hizo un retuit malicioso: “Assange es la puta de Putin. ¡Todos lo sabemos!”
La agresión de la Clinton tenía su causa: Wikileaks ha publicado correos electrónicos filtrados que revelan que la fundación que Hillary Clinton comparte con su esposo recibió millones de dólares de Arabia Saudita y Qatar, los principales patrocinadores de los yihadistas de ISIS y del terrorismo en todo Oriente Medio.
El ex editor de The Guardian, Alan Rusbridger, llamó a las revelaciones de WikiLeaks, que su periódico publicó en 2010, “una de las mejores primicias periodísticas de los últimos 30 años”. Pero los premios fueron prodigados y celebrados como si Julian Assange no existiera. Las revelaciones de WikiLeaks se convirtieron en parte del plan de marketing de The Guardian para aumentar el precio de cobertura del periódico. Ganaron dinero, a menudo mucho dinero, mientras WikiLeaks y Assange luchaban por sobrevivir.
Un libro de The Guardian, altamente promocionado, culminó en un lucrativo negocio para producir una película de Hollywood. Los autores del libro, Luke Harding y David Leigh, difamaron gratuitamente a Assange como una “personalidad dañada” e “insensible”. También revelaron la contraseña secreta, diseñada para proteger un archivo digital que contiene los cables de la embajada de los EEUU, que Assange le había dado al Guardian en confianza.
El último día de agosto, el New York Times publicó un extenso ensayo contra Assange, con la firma de Jo Becker (jefe de grupo) – “Cómo Rusia se beneficia con frecuencia con los secretos de Occidente revelados por Julian Assange- cuyo propósito era difundir la idea de una probable existencia de sus vínculos con los servicios de inteligencia rusos “que pudiera ser la razón por la que las agendas de WL y el Kremlin encajan tan a menudo”.
Los autores afirman que Assange, desde el reducido espacio en que vive en la embajada ecuatoriana en Londres -que desde hace cuatro años le ha concedido asilo para protegerle de la cacería a que le tienen sometido las agencias policiales al servicio estadounidense- ha venido ofreciendo una visión de EEUU como una nación que dispone de poder imperial para reconocer la lealtad de las naciones a los principios de los derechos humanos.
WikiLeaks no ha tenido noticias de que el gobierno de Estados Unidos haya afirmado en algún momento que los mensajes hackeados del Comité Nacional Demócrata que WL publicó en julio, hayan sido obtenidos por la inteligencia rusa. De hecho, Washington jamás ha acusado públicamente al gobierno ruso de estar detrás del hecho, aunque ahora se diga que muchos expertos cibernéticos estadounidenses hayan asegurado tener un “alto grado de certeza” de que el gobierno ruso estaba detrás del robo de los correos electrónicos.
Assange nunca ha sido acusado de un crimen. El episodio sueco fue falso (violación), una farsa y él ya ha sido vindicado. Katrin Axelsson y Lisa Longstaff, de Women Against Rape (Mujeres contra la Violación), escribieron: “Las acusaciones contra [Assange] son una cortina de humo detrás de la cual varios gobiernos están tratando de reprimir a WikiLeaks por haber revelado audazmente al público su planificación secreta de guerras y ocupaciones con sus secuelas de violaciones, asesinatos y destrucción…”
Esta verdad se perdió o se enterró en una cacería de brujas mediática que incluía voces que se describían a sí mismas como de izquierda y como feministas, que ignoraron la evidencia de peligro extremo si Assange fuera extraditado a los Estados Unidos.
De acuerdo con un documento publicado por Edward Snowden, Assange está en una “lista de objetivos de persecución”. Una nota oficial filtrada dice: “Assange va a hacerse una bonita novia en la cárcel. Que el terrorista se joda. Comerá comida para gatos por siempre”.
Desde hace siete años la elite belicista estadounidense trató de fabricar un crimen por el cual Assange podría ser enjuiciado, pero la Constitución de Estados Unidos protege a editores, periodistas y denunciantes. El crimen de Assange es haber roto el silencio.
En sus revelaciones de guerras fraudulentas (Afganistán, Irak) y las mentiras descaradas de los gobiernos (las Islas Chagos), WikiLeaks ha permitido vislumbrar cómo se desenvuelve el juego imperial en el siglo XXI. Es por eso que Assange está en peligro de muerte.
*Analista e investigador ecuatoriano, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
http://estrategia.la/2018/07/28/entregar-a-assange-es-matar-al-mensajero-y-la-verdad/
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