MANEJO Y CULTIVO SUSTENTABLE DEL OCÉANO
Walter Ritter Ortiz
Sección de Bioclimatología, Centro de Ciencias de la Atmósfera, UNAM. Circuito Exterior s/n, Ciudad Universitaria, Deleg. Coyoacan, México, D. F. email: walter_ritter@hotmail.com
I.- INTRODUCCIÓN
La población mundial crece a un ritmo jamás visto anteriormente y es para muchos la realización de un nuevo equilibrio entre el hombre y su medio ambiente y, donde la técnica se encuentra creando los medios para afrontar las necesidades de una población muy superior a la de hoy en día, con lo que corresponde a los economistas el elegir entre los métodos posibles y disponibles, los más adecuados para enfrentar el problema de alimentar la población mundial y obtener los mejores resultados.
Para una economía, tanto de los recursos terrestre como marinos, debemos ver de que sean ejemplo de un enfoque total, que compartiendo con especialistas de todas las ramas del conocimiento, la responsabilidad de ver de que ya es tiempo de pensar que en los océanos podemos encontrar gran parte de la solución de nuestros problemas, considerando que es una inmensa fuente de alimentos, si es que sabemos cómo administrarlos adecuadamente y además, podamos saber cómo preservarlos, incrementarlos y salvarlos para el futuro.
Donde, el océano es un recipiente mucho más importante que los continentes en la dinámica de conversión de la energía solar en otras formas de energía y producción de alimento, que debemos saber aprovechar. En el mar, funcionan conjuntamente, gran diversidad de organismos que compiten entre sí, por las sustancias nutritivas, que les permiten sobrevivir.
En la fase de la pesca desordenada e irracional, donde solamente un profundo conocimiento de las cadenas biológicas alimenticias, unidas a una política planificada y selectiva de la pesca, podrá permitirnos un progreso cuantitativo en los resultados de un óptimo aprovechamiento de los océanos.
Se plantea el problema de tratar de evaluar el valor biológico que posee el océano, que hagan que su rendimiento sea rentable y en las mejores condiciones, cuestiones fundamentales en la explotación de estas inmensas reservas. Sin embargo, no podemos más que pensar que ha faltado una visión global o de conjunto, ya que hasta ahora ha sido enfocado el problema con una visión parcial y desde ángulos bastante restringidos.
Tratando de establecer leyes generales para su explotación y conociendo del bajo porcentaje de alimentos marinos consumidos, sabiendo además de que una hectárea de superficie oceánica es tan productiva como una hectárea de tierra cultivable, será necesario incrementar ampliamente lo que hasta la fecha los alimentos de origen marino han venido proporcionando.
El hombre primitivo resolvió el problema de la productividad terrestre y, nos toca ahora a nosotros resolver el de la productividad marina, sabiendo que el hombre pasó de ser un destructor a ser un constructor, enriqueciendo los cultivos para subsistir en un sitio.
En la actualidad, casi sin preocuparse por la destrucción que producen los métodos y artes de pesca anticuados que utilizan los pescadores en su deseo de lograr máximos rendimientos, se está perturbando profundamente el equilibrio biológico de estos sistemas, provocando la extinción de las especies y de que a pesar del aumento en número y tonelaje de embarcaciones empleadas, las capturas de ciertas especies han venido disminuyendo peligrosamente.
Estos datos indican que un proceso de explotación excesiva en las proximidades de los litorales, zonas habitadas por el hombre, donde el océano se ha convertido en receptáculo de las aguas residuales de nuestra llamada civilización en donde todo se arroja al mar, sin pensar en la destrucción que esto trae consigo.
No solamente se explota de forma irracional el medio marino, sino que lo contaminamos y destruimos y los culpables por negligencia que lo toleran, siguen sin hacer nada al respecto. Donde la fauna afectada tiende a huir de la zona afectada, dejando vacíos en torno a los puntos de contaminación.
Se dice que es difícil luchar contra estos instintos primitivos del hombre, pero debemos saber que es más urgente de lo que creemos o pensamos, la tarea de racionalizar la explotación del medio marino. Igualmente, de librarnos del ciego instinto para dictar leyes que nos lleven a sopesar normas y planificar rendimientos sobre las bases de una nueva cultura más sensible, más informada y más consciente de sus actos.
Maurice Aubert, se pregunta de si seremos más ciegos y más irreflexivos, nosotros los expertos economistas, biólogos y técnicos expertos en pesquerías que el pescador que ve sus intereses afectados, cuando en su opinión, es el Estado que debería disminuir los días de pesca, imponiendo períodos de veda durante la reproducción, para que la fauna tenga la oportunidad de recuperarse.
Para Cushing, la ecología marina es un asunto de muchos elementos, de muchos hechos, conceptos y de pocas teorías verificables, lo que revela un mundo de mucho material especulativo. Sin embargo, tenemos la sensación de que está emergiendo de su faceta preliminar y fase descriptiva y ya la cuantificación de la interacción de los organismos con su ambiente, está poco a poco llevándonos a la posible refutabilídad de las de las hipótesis utilizadas.
De igual modo puede suceder que lo cuantitativo no sea suficiente para darnos un mayor entendimiento de los procesos ecológicos, por lo que necesitamos utilizar mejores hipótesis que nos lleven a modelos más realistas y, con posibilidades de ser probados y refutados, sobre todo contándose con una mayor información que permita posibilidades de verificación, dentro de marco de análisis científico más general e integrado.
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Manejo y cultivo sustentable del océano
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