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Enero 2018

LA LOCURA DE LAS CAUSAS



Walter Ritter Ortiz

Sección de Bioclimatología, Centro de Ciencias de la Atmósfera, UNAM. Circuito Exterior s/n, Ciudad Universitaria, Deleg. Coyoacán, México, D. F. email: walter_ritter@hotmail.com.mx.

INTRODUCCIÓN

Enjuiciar la realidad de una manera exacta, justa y sabia es tener la facultad de pensar bien, con arreglo a la percepción de situaciones múltiples. El bien pensar se traduce en una opinión bien fundamentada, obtenida del buen uso del raciocinio en una reflexión de una realidad percibida sin engaño de los sentidos o, contaminación de las ideas. El sentido común es el instante de la verdad; es un sentido que sintetiza la información externa y se enlaza con la conciencia y la reflexión inteligente, Algo determinante en el proceso de distinguir la realidad de lo imaginario y, lo posible de lo fantasioso, donde para Balnes, era la ley fundamental y la guía de la razón, el criterio de juicio y el principio o punto de partida de las dudas filosóficas.

El ir por la vida sin un sentido común es posible, pero las consecuencias son en general negativas. Al ir por la vida, empezamos a observar que el sentido común es un don extraordinariamente escaso y, cuya ausencia tiene nefastas consecuencias personales y sociales. En contra de lo que creíamos, el sentido común apenas existe o es algo que se va perdiendo. Debemos saber prestarle una mejor y mayor atención y procurar su desarrollo, ya que su uso puede ser de gran valor para cualquier persona. En los diversos escenarios de la vida, debemos adoptar el sentido común adecuado para cada situación o problema que se nos presente donde, según Alsina, es un regalo innato de la madre naturaleza y es necesario desarrollarlo para no caer en las barbaridades y malas situaciones observadas a cada momento.

La lógica, puede definirse más satisfactoriamente como la investigación de los principios del razonamiento correcto. Sin embargo, no basta tener un sano juicio ya que lo principal es aplicarlo bien. Según José F. Mora, la persona con sentido común, puede ser incapaz de elevarse más allá de lo habitual y de lo rutinario, con el peligro de quedarse anclada en la apariencia más obvia de las cosas, aceptando las vivencias de otros sin necesariamente haber vivido experiencias propias que sustenten el posicionamiento personal. Es aquella fuerza que nos impulsa a ver cuál es nuestra obligación en cada momento, a hacer lo que toca hacer, lo que es más apropiado, aunque frecuentemente escuchemos que “no hay nada menos común que el sentido común”.

Las ideas son reales y las sensaciones son ilusorias, según Parménides. Para él, si el pensamiento es la realidad, entonces cualquier cosa que podamos imaginar tiene que existir, puesto que no podemos pensar en algo que no existe, entonces es lógicamente imposible que algo llegue a existir y, de ahí que creyera que todo cambio tenía que ser una ilusión, todo lo que ocurre tiene ya que estar implícito en el mundo.

Un objeto en caída libre, se comporta como si no hubiera gravedad. Por lo que la gravedad no es una propiedad de un objeto, sino que es una propiedad del espacio-tiempo. Es un mundo donde los cuerpos celestes siguen curvas porque ésta, es la manera natural que tienen de hacerlo, donde la relatividad nos llevó a un universo como una entidad vital y dinámica, con un delicado equilibrio entre sus elementos: espacio, tiempo y materia; un universo generado por Einstein, cambiable, que podría curvase o expandirse.

El universo newtoniano fue sucedido por un universo einsteniano, que según Born, es la combinación más asombrosa de penetración filosófica, intuición física y habilidad matemática. Y a medida que del universo se hacen medidas más precisas y, se extienden a un volumen cada vez mayor, tenemos un universo-laboratorio gigantesco donde nosotros y todo lo que nos rodea, somos sus consecuencias.

El objetivo de la filosofía es comprender cómo cambian las cosas, tanto en la sociedad como en el universo. De donde sabemos que una buena idea puede cambiar el mundo. Sin embargo, en la actualidad vivimos en un mundo preocupado que parece carecer de buenas ideas, ya que nos enfrentamos a retos que pueden parecer abrumadores: la inestabilidad financiera, consumo excesivo y contaminación, escases de energía y recursos y desigualdad creciente.

Para decidir, qué deberíamos hacer en vez de qué podemos hacer, tenemos que recurrir a la filosofía, ya que los filósofos aportan claridad y comprensión a asuntos que nos incumben a todos.

Todos estos problemas fueron creados por el hombre y todos son resolubles; pero parecemos empantanados en una cultura de pensamiento a corto plazo, de la solución rápida y del dinero fácil. Lo que realmente necesitamos para su resolución, son acciones coherentes, ejemplares visionarias y que sean de largo plazo.

Para Monod, la ética encerrada en la ciencia es la única adecuada para conducir el futuro desarrollo de la sociedad. Se cree que el estudio de la misma naturaleza, revela al hombre patrones que representan la base verdadera, objetiva y natural para su sociedad, donde fenómenos como el equilibrio ecológico son de algún modo, buenos para la comunidad humana y como parte integral del mundo natural, donde algunas condiciones de cambio o de estabilidad en la naturaleza, son sostenidas como modelos deseables para la conducta humana, de tal modo que las acciones que actúan de conformidad con ellas, son las correctas. La dirección de progreso es discernible en la naturaleza y, el hombre haría bien en estar en congruencia con esta tendencia natural, es el consejo de Stewart.

Para Kant, tanto los enigmas como las reglas, son definidos por el paradigma al que los científicos se adhieren. No se busca ni se pregunta por cualquier verdad absoluta, concepto que se encuentra más allá de la ciencia, compartiendo su paradigma, aunque éste sea restringido. Se fracasa en buscar la verdad, en el hecho de plantear concepciones idealizadas con poco parecido con la realidad.

Para Spencer, el fin de la naturaleza es el más alto grado de perfección y, los medios para alcanzarlos son irrelevantes y carentes de importancia. En cambio Huxley, consideraba a la naturaleza como la “sanguinaria con dientes y garras”, como la fuerza a la que habíamos de oponernos, por el progreso ético de la sociedad.

Para los expertos en filosofía de la ciencia y de una manera general, los ideales éticos de la ciencia son objetivos, impersonales e internacionales; en tanto que los de la sociedad humana, son subjetivos, interpersonales y nacionales. Ahora sabemos que el mundo científico es parte integral del mundo “Impuro” en su totalidad y como tal, está sujeto a las fuerzas políticas, económicas y otras más, que lo “Prostituyen” para beneficio comercial o militar.

A la ciencia, debemos verla como la servidora de la sociedad; dirigiéndola hacia la solución de los problemas que acosan a la sociedad y, recomiendan una aplicación planeada con el fin de dotar de comodidades a las personas. Desafortunadamente, lo que es bueno para la sociedad, depende de una multitud de puntos de vista personales, políticos y económicos; de los que Steward nos hace la pregunta: ¿Debemos buscar como un fin en sí mismo, el beneficio del hombre o, el de conocer el misterio de la naturaleza?

En la ética ecológica, tienen mayor importancia la armonía, la estabilidad y el equilibrio de la naturaleza como sistema energético auto reciclable; siendo éste, un modelo para la sociedad humana y, de patrón de manifestación integrado y autosuficiente, derivado de una imagen idealizada de la naturaleza.

Una teoría científica es de alguna forma un artefacto humano y, en contraste con una ley de la naturaleza, algo que quizá no es completamente cierto, ya que los conceptos empleados en las teorías son abstracciones, meros instrumentos que sostienen la imaginación y guían las predicciones. Y como resultado, las teorías son consideradas nada más, como reformulaciones resumidas de las leyes.

Según Steward Richards, es más apropiado considerar las teorías como modelos de “sistemas reales”; por lo tanto, reúnen ciertos rasgos de los sistemas “reales”, aunque en algunos no sabemos lo que constituyen tales rasgos y que, cuando exista o se dé una clara evidencia de falta de correspondencia: “La teoría debe ser abandonada”. No debemos actuar como si fueran lo mismo, ya que sabemos que la teoría es incompleta, aunque existe flexibilidad y puede siempre ser mejorada ante nuevas evidencias.

Es parte de la naturaleza científica el ser incompleta, pero al mismo tiempo, está en nuestra naturaleza, buscar la inteligibilidad en el mundo. El valor de las teorías radica en que son nuestra guía en la búsqueda de la verdad. Podemos ocuparnos de los límites morales, prudenciales y legales aplicados a la investigación científica, remontando así espacios mucho más allá de los que nos da la ciencia, viendo y buscando dentro de las mentes de los demás para conocer intenciones y motivos.

Con el tiempo, cada nuevo descubrimiento ha producido tecnologías que conllevan cambios de paradigma en la estructura de la sociedad. Debemos reinventar creativamente la manera de desarrollar y compartir el conocimiento.

Según Mayer Serra, muchos de los actores dominantes en el área, se conducen conforme a la lógica corporativa del pasado: en que importaba más defender un privilegio que generar instituciones capaces de lograr, a través de bienes públicos de calidad, una cierta igualdad de oportunidades y derechos universales de verdad, así como mecanismos que hicieran del esfuerzo, el mérito y la competencia, los motores centrales para la distribución de beneficios en el mercado laboral; tanto entre las empresas como en el sistema educativo, sobre todo en el nivel superior, en el que hay poco espacio para el mérito, salvo en algunos casos con restricciones en el interior de cada organización y, siempre y cuando se respeten las reglas de cada grupo, incluida la lealtad. El eje dominante con el que se distribuyen estos beneficios, no cambia. El problema es lo extendido y profundamente arraigado que están.

Las estadísticas son simplemente datos, donde podemos sacar información que no siempre se da de forma evidente. Así, cuando nos enfrentamos ante un gran volumen de datos, es recomendable hacer un primer análisis a través de representaciones gráficas o, sintetizando en unos pocos valores que se puedan interpretar directamente. Y aunque a veces se considera un terreno poco serio, porque el hecho de que diga algo, no quiere decir que vaya a ocurrir su afirmación, nos dice Pere Grima. A veces notamos su presencia en muchos ámbitos, donde existen áreas en las que es fundamental para avanzar en el conocimiento.

La estadística nos enseña cómo obtener datos y de éstos, cómo obtener su información implícita, que nos permita dar respuestas a nuestras preguntas y que nos hace avanzar en el conocimiento a partir de la observación y el análisis de la realidad, de forma inteligente y objetiva, siendo la esencia del método científico, según Grima.

Un evento aleatorio, es un evento que tiene una oportunidad de suceder y, probabilidad es una medida numérica de que se dé dicha oportunidad. Un evento, con cero probabilidades nunca ocurre y, uno con probabilidad de uno, con toda seguridad se da. La teoría de probabilidades es el estudio de modelos matemáticos de los fenómenos aleatorios. Donde un fenómeno aleatorio es un fenómeno empírico, que se caracteriza por la propiedad de que al observarlo bajo determinado conjunto de condiciones, no siempre se obtiene el mismo resultado, de manera que no existe regularidad determinista, sino que los diferentes eventos ocurren con regularidad estadística.

Podría pensarse que la teoría de probabilidades es parte del estudio de la naturaleza, del mismo modo en que lo son la física, la química o la biología. Podríamos así decir acerca de nosotros, que hemos experimentado el increíble azar biológico del nacimiento, ya que somos los únicos supervivientes de ciento ochenta millones de espermatozoides.

La distribución normal ocupa un lugar muy destacado, no sólo porque explica la teoría de errores, sino porque representa un tipo de variabilidad muy habitual en la naturaleza. Sin embargo, se pueden formular también muchas proposiciones para las que no se pueden demostrar ni su verdad ni su falsedad.

Para Gruma, la distribución normal o gaussiana, se trata de un buen modelo de referencia que permite realizar con toda la precisión necesaria, estimaciones sobre los valores, pero no deja de ser un modelo teórico que no coincide exactamente con la realidad, pero donde lo mismo ocurre con otras distribuciones en las que en la práctica, no se cumplen con exactitud las hipótesis que se consideran, ya que no dejan de ser modelos teóricos aunque eso sí, enormemente útiles.

¿Es posible que la producción de armas y la cultura mediática que la justifican al crear imágenes de violencia destructora, nos impulsen hacia la barbarie y la auto aniquilación?

La naturaleza humana, según Ridley, es una mezcla de los principios generales de Darwin, la herencia de Galton, los instintos de James, los genes de De Vries, los reflejos de Pavlov, las asociaciones de Watson, la historia de Karaepelin, la experiencia formativa de Freud, la cultura de Boas, la división del trabajo de Durkheim, el desarrollo de Piaget y, la creación de lazos afectivos de Lorenz.

Estos hombres tenían razón en muchas cosas, aunque no siempre ni completamente, ya que casi todos, se excedieron al criticarse. Algunos de ellos señalan perversiones de política científica que perturbarán su reputación, pero todos aportaron ideas originales. Ninguna descripción de la naturaleza humana sería completa sin todas las demás.

¿Somos sólo el producto de un proceso de mutación aleatoria y selección natural? ¿O acaso somos los iniciadores potenciales de una nueva fase evolutiva, en la que la vida puede elevarse a un nivel completamente nuevo? ¿Quiénes somos y cómo nos situamos dentro de la realidad?, nos pregunta Turok.

Dos cosas son semejantes en virtud de que difieren de otras o, diferentes en virtud de la semejanza de una con una tercera; es decir, que “La semejanza es la sombra de la diferencia y la diferencia es la sombra de la semejanza”, nos dice Ridley.

Entre la conducta humana y animal existen más semejanzas que diferencias, donde para Darwin, era necesario que tanto la mente como el cuerpo evolucionaran. George Romanos a su vez, decía que la mente humana y la de las especies animales eran exactamente iguales; en él rey Lear, se nos dice que el hombre, sin las comodidades de la civilización, no es más que un pobre animal desnudo y ahorcado aunque se piense, que sólo el hombre posee subjetividad. Los humanos no son un animal más, lo que supone algo irracional, nos hace ver Kenan Malik.

Se considera el hecho de que existe en los animales un sentido moral en forma primitiva y que cuenta con sentidos, intuiciones, emociones y facultades como el amor, la memoria, la atención y la curiosidad, la imitación y la razón. y según Malik, en los animales pueden encontrarse todas éstas. Y según Darwin, la diferencia es de grado y no de clase; es cuantitativa y no cualitativa, ya que podemos razonar y pensar mejor, comunicarnos mejor y con una empatía más profunda, es decir somos tanto semejantes como diferentes.

Realmente, nadie es digno de envidia, ¡Y cuantos lo son de lastima,! nos dice Schopenhaurer. Él nos dice que el mundo es el infierno y, los hombres se dividen en almas atormentadas y diablos atormentadores. Que la verdad no es útil para domeñar a las almas bárbaras, para impedirles que caigan en injusticias y crueldad, ya que ni siquiera pueden concebirla. Y lo útil es el error, un cuento, una parábola, ya que éste es el origen de la necesidad de enseñar una actitud positiva.

Los fines humanos son plurales y múltiples y deben seguir siéndolo. Y como la libertad no puede ser ilimitada, hay que poner límites para que todos puedan ser libres. ¿Todo lo que está prohibido es obligatorio?

En los orígenes de la humanidad, un tiempo en que los hombres habrían vivido inocentes y felices, donde no había propiedad privada, ni lujo, ni codicia y por tanto, tampoco habría necesidad de gobierno ni de leyes, rigiéndose la vida en común por el consejo de los más sabios. El Homo Sapiens se originó en África, hace unos 200,000 años y empezó a migrar a todo el mundo hace 70 ó 50,000 años, invadiendo zonas climáticas, responsables de nuestros cambios de color y forma. Ésos son nuestros orígenes, los orígenes de toda la humanidad. De ahí vinieron nuestros ancestros, por lo que todos tenemos un origen común.

Todo cambió el día que los hombres empezaron a apropiarse de las cosas, con lo cual el egoísmo y la codicia se desbocaron y se hizo necesario instaurar un gobierno y más leyes que pusieran freno a las pasiones más perversas de la naturaleza humana. Una vez perdida la inocencia, es preciso mantener a raya los vicios y las bajas pasiones por las que se deja llevar la mayoría de los hombres y, donde la ignorancia de la ley no exime de su cumplimiento, pero su conocimiento a menudo sí.

Una perspectiva más amplia de la ciencia debía de ser incluida como componente absolutamente crucial para la educación de los jóvenes científicos y, una vez que reconozcamos la interacción de ciencia y sociedad y abandonemos la “ilusión” de que la ciencia representa algo “puro” y que está por encima de los asuntos cotidianos y cuestiones de “neutralidad” en la ciencia, nos veremos envueltos en dilemas éticos de importancia social y política. Y donde Emile Durkheim insiste en que la realidad de los hechos sociales, supera la suma de sus partes.

La llamada Escuela de Frankfurt, se llevó a cabo un profundo análisis de las sociedades contemporáneas, dominadas por el conformismo y la uniformidad en la manera de pensar y actuar, donde Jurgen Habermas solía decir: “Actúa de tal manera de que puedas querer que la máxima que guía tu conducta pueda convertirse en ley universal. Habermas se muestra confiado en que los hombres somos capaces de llegar a consensos racionales sobre cuestiones esenciales de moral y política, merced a intercambios de razones y a la fuerza persuasiva de los mejores argumentos y, que para alcanzar este tipo de consensos, se requiere apelar a una especie de situación ideal de dialogo, una situación en la que cada cual aportaría libremente las razones para defender sus tesis, sometiéndolas a la crítica de todos los demás, sopesándolas con las razones aportadas por los contrincantes sin coacciones de ningún tipo.

Habermas indica que puede funcionar como ideal regulativo y que nos sugiera en todo momento cómo debería ser un dialogo verdaderamente racional. Para Leo Strauss, al igual que Maquiavelo, los hombres son en su inmensa mayoría ignorantes e incapaces de asumir la cruda realidad y que por tanto, deben ser tratados como niños; esto es, engañados mediante mentiras protectoras. Para muchos, las mentiras son consustanciales al ejercicio de la política, nos dice Gonzales Calero.

Para algunos analistas políticos, el verdadero poder en los sistemas capitalistas no está en manos de los gobiernos elegidos democráticamente, ni en los parlamentos, sino en manos de los mercados financieros, por lo que los políticos deben comprender que desde ahora, están bajo el control de los mercados financieros, donde se habla ya de una auténtica dictadura de los mercados, pues ellos mandan, pero nadie ha votado por ellos, nos dice Gonzales Calero. De esto, se preguntan algunos: ¿Para qué sirven las votaciones y para qué los gobiernos y los congresos de diputados?

Con Ronald Reagan, no solo se bajaron los impuestos para los más ricos sino que se recortó el gasto social y se incrementó el gasto en defensa, dejando la economía en manos del mercado; con lo cual se gestó la crisis del 2007, provocada nos dice Calero, por la avaricia de los especuladores, quiénes en su afán de ganar dinero fácil en poco tiempo, terminaron con enormes deudas; lo cual acarreó finalmente la quiebra de bancos, donde a la compra de activos tóxicos, en su intento de salvar la economía capitalista, resultó en lo que se ha denominado socialismo para los ricos: un sistema donde los beneficios se privatizan, pero donde las pérdidas se socializan. El sistema sigue funcionando a favor de los ricos, que se llevaron los millones y el Estado los repuso, con lo que ellos dicen, que no podemos decir que el sistema no funciona.

La moral, es asunto de cada quién y su conciencia. El hombre no necesita a Dios para portarse bien y la moral no tiene nada que ver con la religión, ni con las leyes del Estado. Sólo la razón puede conducir al verdadero conocimiento. Mediante el análisis y la síntesis, la razón nos puede llevar a la verdad.

Para Platón, los seres humanos tienen el conocimiento innato de lo que es la justicia, el amor y la bondad. Que desde que nacemos llevamos en el alma los prototipos de todas las formas correctas de conducta y que cada quién, debía ocupar el puesto que le corresponde según sus méritos y aptitudes. Para Aristóteles, a Dios no le interesa este mundo, pues no tiene sentimientos, ya que algo que es absoluto, no se puede estar preocupando de nada.

El hombre tiene que ser dueño de sí, sin apasionarse y sin caer en las pasiones. La felicidad está en la supresión de las necesidades y placeres materiales; contemplar la naturaleza, meditar, leer, crear, disfrutar la música, el teatro, la poesía y las artes. Buscar el placer como ser racional, no por los sentidos, sino por el conocimiento, abandonando así el mundo externo y encontrándose a sí mismo.

La naturaleza está regida por la razón, que liga todas las cosas mediante una ley. El hombre debe bastarse a sí mismo y aceptar su destino, donde se dice que la gran enseñanza de Cristo fue el amor, pero no aquél egoísta y posesivo, sino el amor universal, extendido a todas las cosas y a todos los seres vivos; como algo contrario al odio, a la violencia y asesinato, a la explotación del hombre por el hombre y la destrucción de la naturaleza, algo que ya olvidaron los cristianos, nos dice Ríus.

La verdad es algo que no tiene causa, pero que sin embargo, es la causa de todo. Si el hombre desea encontrar a su enemigo, debe mirar dentro de sí mismo, su nombre es el ser inferior. Para las doctrinas orientales, el hombre es parte del todo eterno, donde nunca habrá un tiempo en que deje de existir, ya que no es criatura de barro, hecha para volver al fango de nuevo y desaparecer, ya que podrá desaparecer su forma y presencia, pero sus actos y contribuciones permanecerán por siempre.

Nuestro objetivo debe ser la de experimentar, comprender y ser una parte del desarrollo del universo: No somos simplemente sus subproductos accidentales; somos la vanguardia de la evolución. La misión de la ciencia y de la sociedad debe ser una sola y la misma.

ECONOMÍA ECOLÓGICA Y ENFOQUE SISTÉMICO

Necesitamos movernos de una economía que ignora la interdependencia, a una que la reconozca y se base en ella. Es imperativo, por tanto, mantener el tamaño de la economía global dentro de la capacidad del ecosistema, para sostenerla. Una economía que aumenta su producción, sólo se está haciendo más grande, superando los límites y dañando la capacidad de nuestro planeta para repararse a sí mismo.

La economía ecológica, representa un intento para capturar el espíritu de análisis integrado e interactivo de los problemas y por medio de éste, es cómo podemos aspirar a comprender y resolver nuestros problemas económicos y sociales más urgentes y complejos. Comprendiendo que los avances en la política y la administración ambiental y del futuro bienestar, dependen de la integración de estos campos del pensamiento.

Los sistemas económicos y ecológicos, presentan características observadas en los sistemas vivos, por lo que no se comprenden bien usando métodos reduccionistas de la ciencia clásica. El análisis de sistemas a su vez, nos da una visión más natural, transdisciplinaria e integradora de dichos sistemas. El problema de sistemas, es esencialmente el problema de las limitaciones de los procedimientos analíticos, superando estas limitaciones, modelando lo no lineal y lo complejo, en diferentes escalas.

La administración ambiental de adaptabilidad, nos ayuda a comprender y administrar sistemas complejos y su transformación; donde todo está interconectado y cambiando y donde hay grandes incertidumbres, reconociendo la naturaleza coevolucionista de los sistemas económicos y ecológicos; lo que nos ayuda también a entender cómo los sistemas naturales y sociales se interconectan y cambian. Inspirando a estudiar el ambiente como una ciencia de sistemas, vinculándola con la economía y otras disciplinas.

Es imperativo revisar nuestro pensamiento económico, a fin de adaptarlo a la energía finita y los recursos limitados de la Tierra. El objetivo no sólo consiste en interpretar el mundo sino en transformarlo. Lo que se consume cuando usamos energía, no es la energía en sí misma, sino su disponibilidad para realizar trabajo útil.

La producción, gobernada por el afán de lucro, origina una producción de ingentes cantidades de objetos inútiles. Eso significa que en dicho afán, algo anda mal en la distribución de la riqueza o el poder o, en ambas cosas.

Para el bien de la posteridad, la Humanidad debe contentarse con el estado estacionario, antes que la necesidad nos obligue, el cual demandaría menos recursos de nuestro medio, pero mucho más de nuestros recursos morales. Las consecuencias económicas y sociales del estado estacionario son enormes y revolucionarias, en función de una población y un nivel de vida deseable.

El cambio en el pensamiento económico, esboza un sistema económico sensible a la ecología y la ética.

La segunda ley de la termodinámica señala que es imposible reciclar la energía y que toda ella acabará por convertirse en desecho térmico; además de que es imposible reciclar los materiales en su totalidad, con lo que con el tiempo, cesará todo tipo de vida y, a medida que la entropía o el desorden producido se acerquen a su máximo, la contaminación térmica nos sorprenderá, pues cada vez que usamos energía, producimos inevitablemente desechos térmicos inutilizables que pueden tener graves consecuencias en los ecosistemas y sistemas climáticos, que dependen de la temperatura.

El agotamiento de los recursos y la acumulación de desperdicios, significan lo mismo que un incremento de la entropía, por lo que podemos considerar que nuestra manía por el crecimiento es una segura receta para el desastre. El incremento adicional en el uso de la energía, tenderá a complicar los problemas ambientales, por lo que las perspectivas de mantener las funciones de los ecosistemas, son muy desalentadoras.

Nadie parece reconocer que la causa de todo esto, es que los economistas no han reconocido la naturaleza entrópica del proceso económico actual y de que la humanidad, no estaría dispuesta a renunciar a sus comodidades.

La economía clásica es masivamente ineficiente y, las tecnologías actuales sólo hacen degradar la energía, la materia y la biodiversidad o riqueza biológica, más rápidamente. Por tanto, es necesario desarrollar nuevas tecnologías que trabajen con procesos naturales, que requieran menos insumos y energía, utilicen metodologías agroecológicas y así mismo, cambiar las estructuras disciplinarias de nuestras instituciones por el pensamiento sistémico.

Identificar las desventajas actuales y conocer las posibilidades de las tecnologías con base ecológica, es lo que permitirá la sustentabilidad y la distribución y asignación justa y eficiente; dando nacimiento a un nuevo tipo de industrialización, que difiera en su filosofía, metas y procesos fundamentales y, por medio de esta transformación, sea capaz de crear una economía sana y vital, donde para que exista prosperidad, debemos obtener muchos más beneficios de cada unidad de energía, agua u otro material, tomado de la naturaleza.

Con este cambio de economía, se ofrecerán nuevas oportunidades, disminuyendo el agotamiento de los recursos naturales y la contaminación y servir así, como una posible base para el incremento del empleo.

La mejor comprensión de los sistemas ecológicos y la forma cómo funcionan y mantienen, pueden ayudarnos a diseñar y mantener sistemas económicamente sustentables.

La productividad y sus estrategias, pueden detener la degradación de la biosfera y hacerla dar más beneficios; generar un mayor número de empleos, salvaguardando los sistemas vivos y obteniendo una mayor cohesión social; fomentando procesos de producción alternativos para asegurar que el producto o desecho secundario, sea ahora un componente absolutamente integral en el sistema.

Diseñando nuevos productos que proporcionen el mismo servicio o incluso mejor, usando menos recursos, menos complicaciones de trabajo y menos capital. Pasando de una economía de productos a una de flujos de servicios, donde la calidad, utilidad y buen desempeño promueva nuestro bienestar. Evitando a la vez que el acceso a los recursos naturales sea motivo de generación de conflictos.

INTEGRACIÓN DEL IMPACTO AMBIENTAL EN LA TRAMA SOCIOECONÓMICA

Los recursos renovables se están utilizando a un ritmo mayor que el de su renovación, con evidentes síntomas de insostenibilidad. Los problemas ambientales siguen profundamente arraigados en la trama socioeconómica mundial, donde el verdadero sentido del desarrollo sostenible reside en concebirlo en su dimensión global en coevolución con el resto de la biosfera y con una visión integral de la sostenibilidad ecológica, económica y social.

Ignorar los descubrimientos de la biología, resulta especialmente grave cuando los humanistas se ven obligados a afrontar problemas políticos como la sobrepoblación mundial, la difusión de enfermedades infecciosas, el agotamiento de los recursos no renovables, los cambios climáticos perjudiciales, el aumento de las necesidades agrícolas en todo el mundo, la destrucción de los hábitats naturales, la proliferación de conductas delictivas o los fallos de nuestro sistema educativo.

La incomunicación entre la ciencia y las humanidades se atribuye a cierta incapacidad para apreciar el elemento humano en el curso de las investigaciones.

La integración ambiente-desarrollo va aportando nuevas vías de análisis para definir, con mayor precisión, la esencia de un nuevo estilo de desarrollo sostenible, como una forma diferente de encarar los problemas del desarrollo humano hacia el futuro.

No es posible mantener la salud ecológica de la biosfera, sin poder garantizar el desarrollo integral, donde el mensaje de integración medio ambiente-desarrollo en las políticas y en las decisiones, se va aceptando paulatinamente a pesar de las dificultades que supone esto en la práctica.

Se considera el desarrollo sostenible como un proceso de cambio continuo, donde las estrategias responden a objetivos básicos, tales como la de revitalizar el crecimiento, cambiar la calidad del crecimiento, satisfacer las necesidades esenciales de trabajo, alimentos, energía, agua e higiene, así como la de asegurar un nivel de población sostenible, conservar y acrecentar la base de los recursos, reorientando las tecnologías y controlando los riesgos, con objetivos fundamentales, para lograr el equilibrio justo entre las necesidades económicas, sociales y ambientales de las generaciones presentes y futuras.

Donde el desarrollo económico, el desarrollo social y la protección del medio ambiente son componentes interdependientes que se refuerzan mutua y recíprocamente, pudiéndose comprender que la amenaza del subdesarrollo supone también graves ineficiencias y de que es posible considerarlo como una situación de desequilibrio.

No parece pertinente hablar de sostenibilidad de forma aislada, sino de forma integral, incorporando sus componentes ecológicos, económicos y sociales, donde los objetivos son múltiples, sobrepasando el del simple mantenimiento de un capital natural.

La sostenibilidad integral es la premisa básica del desarrollo sostenible, pero no puede convertirse en un fundamento absoluto, sino en un principio específico que permita conseguir lo que realmente se quiere hacer sostenible.

Si la finalidad es conseguir un desarrollo humano sostenible, éste tendrá que ser ecológica-y-ambientalmente sostenible, manteniendo la diversidad biológica y reforzando la base de los recursos ambientales, sobre los que se sustentan sus procesos de desarrollo.

Hablar en términos económicos y sociales es aún más complejo; ya que si simultáneamente no se logra especificar qué tipo de sostenibilidad económica y social es necesaria, para complementar la ecológica-ambiental, no será posible definir un modelo de desarrollo más justo y racional.

EN BUSCA DEL RENDIMIENTO MÁXIMO SOSTENIBLE

El concepto de Rendimiento Máximo Sostenible, progresivamente se viene incorporando a los campos de la economía, sociología y política hasta adquirir una dimensión múltiple e integral, donde las nociones ecológicas de capacidad de carga, capacidad de recuperación, capital natural y equidad, se entrelazan para definir un estilo de desarrollo o forma de vida sostenible, con consideraciones éticas.

El concepto de sostenibilidad aplicado a los ecosistemas, tiene un carácter dinámico y un sentido de estabilidad, en la medida en que es preciso cubrir las necesidades cambiantes de una población que sigue creciendo hasta su nivel de estabilización y, donde la satisfacción de tales necesidades debe hacerse mejorando la calidad del medio ambiente y de los recursos naturales, condicionada por una compleja interacción de factores biológicos, físicos y socioeconómicos, que constituyen la base de todos los sistemas productivos.

La esencia del desarrollo sostenible, gira alrededor del mantenimiento de un determinado equilibrio dinámico ajustado a la capacidad de existencia y regeneración del capital natural; donde se observa que las comunidades no se adaptan a las condiciones medias de sus hábitat, sino a las condiciones mínimas que les permiten seguir viviendo, por lo que el desarrollo de éstas, está determinado sobre todo por la disponibilidad mínima de cualquiera de sus elementos.

Un sistema social-económico-productivo no puede medir su sostenibilidad real sobre bases de criterios económicos, como es el Producto Nacional Bruto, ya que éstas no incluyen los procesos metabólicos y la eficiencia energética de los organismos vivos y de los ecosistemas.

Los indicadores económicos convencionales, tampoco incluyen aspectos sociales para señalar cómo se puede garantizar el bienestar social, pero la información sobre los procesos que afectan al bienestar de la sociedad y a la integridad de los ecosistemas, son una variable básica de la ecuación del desarrollo sostenible.

Sostenibilidad ambiental, para soportar la sostenibilidad económica y social e incluso, política e institucional de la comunidad.

Los sistemas ecológicos, económicos, sociales y éticos, aunque están fuertemente entrelazados, responden a lógicas distintas, jerarquías diferentes y están sometidos a velocidades y cambios de evolución particular.

Contar con las condiciones mínimas de sostenibilidad y compensar las posibles pérdidas de ésta para mantener la estabilidad dinámica, depende de numerosos factores, que no siempre son identificables y controlables en la evolución de los sistemas complejos.

Para que el equilibrio final sea sostenible, los procesos de mantenimiento, reposición y renovación deben ser iguales o mayores que los procesos de depreciación, degradación y pérdida.

PLANIFICANDO EL FUTURO DE UNA SOCIEDAD EN CONFLICTO

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La alternativa ecológica para un futuro de prosperidad, debe fundamentarse en un modelo donde la intensidad de la actividad humana dependa tanto de la economía y la cultura, como del aporte de los sistemas naturales; donde entre más pronto nos demos cuenta de esta realidad, más pronto nos percataremos de que el sistema en que vivimos tiene límites de crecimiento y por tanto, tenemos que ajustar nuestras ambiciones a la capacidad de nuestros alrededores para sostenernos.

Limitando el crecimiento de nuestros sistemas, estaremos actuando conforme al concepto de sociedad en estado estable.

Tiene que desterrarse la idea errónea de que una región puede crecer y desarrollarse indefinidamente. También hay que eliminar el mito de que las regiones con zonas naturales, son de importancia sólo si se desarrollan económica o socialmente.

Estos dos mitos propician a la larga los desastres ecológicos que ocurren cada día.

LA SOCIEDAD ESTABLE

Los habitantes de cada país, deben comenzar a planificar el futuro con base en el ajuste ecológico. Esto implica una delimitación inicial de la riqueza natural y de las potencialidades de cada zona de vida.

Cualquier función vital que pueda llevarse a cabo utilizando los sistemas naturales, debe efectuarse de esta manera, en vez de emplear estrategias que exigen un alto costo de energía.

Desde el punto de vista de la sucesión ecológica, la sociedad estable representa el máximo desarrollo permisible, lo que proporciona la estabilidad de largo plazo.

En los sistemas de estado estable, se deja de crecer, pero a la vez se mantiene un flujo de energía estable que retiene la capacidad de diversificación, además de la oportunidad de utilizar con más eficacia la energía que reciben, implicando más oportunidades para acomodar en el sistema, un mayor número de componentes, los cuales recibirán la cantidad de energía necesaria para mantener sus actividades a un nivel adecuado y, de mayor eficiencia, utilizando toda su energía para mantener la calidad de vida de sus componentes.

Si se destruye una estructura, se repara de inmediato; es decir, hay construcción y crecimiento, lo que no se da cuando se alcanza el nivel de desarrollo clásico.

Como la sociedad en estado estable, incorpora la riqueza natural en la ecuación de desarrollo y como a su vez, el éxito de esta sociedad depende de la creatividad y el trabajo humanos, muchos de los problemas sociales y poblacionales disminuirán en importancia, a medida que se efectúen los ajustes culturales y sociales con las realidades y los límites naturales de los países.

El tipo de asociación que va a caracterizar a la humanidad, de hoy en adelante, se debe basar en la comprensión de que todo está vinculado entre sí y es interdependiente.

Ahora, es mayor que nunca la necesidad de entender que hay un contacto íntimo entre la economía del desarrollo y el medio ambiente.

Existe una relación fundamental entre estas disciplinas, en vista de los intercambios que se producen en las complejas comunidades de productores y consumidores.

Desgraciadamente, las consecuencias económicas de aspectos como la sustentabilidad, no son aún lo bastante claras para los creadores de políticas de la economía, en vista de que la sustentabilidad nos obliga a prestar atención al futuro, ya que quiénes toman las decisiones, son propensos a considerar sólo los beneficios inmediatos y a pasar por alto los costos a largo plazo.

Si bien es posible que al continuar con el crecimiento económico podemos capacitarnos para afrontar los problemas del medio ambiente con más eficacia, la experiencia nos ha mostrado muy pocos éxitos en este sentido.

En sí mismo, el crecimiento económico no es ni la única causa ni el remedio de la degradación ambiental, ya que sus nexos son mucho más sutiles y complejos.

Los problemas del medio ambiente, no han sido bien entendidos ya que generalmente nos ocupamos más de los síntomas que de las causas medulares, donde las manifestaciones son indicadores tardíos de un desarrollo no sostenible.

Las consideraciones económicas señalan, tanto las causas medulares como el posible remedio de la degradación ambiental. La buena economía y la buena ecología, deben ir de la mano en los países en desarrollo; factor esencial para la calidad de la vida, donde el ambiente es un determinante crítico de la cantidad, calidad y sustentabilidad de las actividades humanas y de la vida en general.

Los problemas ecológicos tienen una dimensión de cantidad y otra de calidad. Con el agua, influye la escasez y el deterioro de su calidad; con el bosque, la deforestación y la reducción de la productividad; con el suelo, su erosión, anegamiento y la salinidad; con la pesca, la sobreexplotación, cambio de la composición piscícola a favor de las especies menos valiosas en su demanda y la contaminación de los peces; en el ambiente urbano, por la contaminación del aire, agua y ruido.

AGOTAMIENTO DE LA NATURALEZA

A fin de construir una sociedad sostenible para las generaciones venideras, será preciso que rediseñemos por completo muchas de nuestras tecnologías e instituciones sociales, salvando el abismo actual entre el diseño humano y los sistemas ecológicamente sostenibles de la naturaleza.

El problema de sistemas, es esencialmente el problema de las limitaciones de los procedimientos analíticos, superando estas limitaciones, modelando lo no lineal y lo complejo, en diferentes escalas.

La administración ambiental de adaptabilidad, nos ayuda a comprender y administrar sistemas complejos y su transformación, donde todo está interconectado y cambiando y donde hay grandes incertidumbres, reconociendo la naturaleza coevolucionista de los sistemas económicos y ecológicos, ayudándonos también a entender cómo los sistemas naturales y sociales se interconectan y cambian. Inspirando a estudiar el ambiente como una ciencia de sistemas, vinculándola con la economía y otras disciplinas.

Para el bien de la posteridad, la humanidad debe contentarse con el estado estacionario, antes que la necesidad nos obligue, que demandaría menos recursos de nuestro medio, pero mucho más de nuestros recursos morales.

Las consecuencias económicas y sociales del estado estacionario, son enormes y revolucionarias en función de una población y el nivel de vida deseable. El cambio en el pensamiento económico, esboza un sistema económico sensible a la ecología y la ética.

El agotamiento de los recursos y la acumulación de desperdicios, significan lo mismo que un incremento de la entropía, por lo que podemos considerar que nuestra manía por el crecimiento, es una segura receta para el desastre.

El incremento adicional en el uso de la energía, tenderá a complicar los problemas ambientales, por lo que las perspectivas de mantener las funciones de los ecosistemas, son muy desalentadoras.

Identificar las desventajas actuales y conocer las posibilidades de las tecnologías con base ecológica, es lo que permitirá la sustentabilidad y la distribución y asignación justa y eficiente, dando nacimiento a un nuevo tipo de industrialización, que difiera en su filosofía, metas y procesos fundamentales. Por medio de esta transformación, sea capaz de crear una economía sana y vital, donde para que exista prosperidad, debemos obtener muchos más beneficios de cada unidad de energía, agua u otro material tomado de la naturaleza.

Con este cambio de economía, se ofrecerán nuevas oportunidades, disminuyendo el agotamiento de los recursos naturales y la contaminación y así servir como una posible base para el incremento del empleo.

La mejor comprensión de los sistemas ecológicos y, la forma cómo funcionan y se mantienen, pueden ayudarnos a diseñar y mantener sistemas económicamente sustentables.

La productividad y sus estrategias, pueden detener la degradación de la biosfera, hacerla dar más beneficios, generar un mayor número de empleos, salvaguardando los sistemas vivos y también obteniendo una mayor cohesión social, fomentando procesos de producción alternativos para asegurar que el producto o desecho secundario, sea ahora un componente absolutamente integral en el sistema.

Según el análisis de sistemas, la forma en cómo pensamos, comunicamos, aprendemos y actuamos, no corresponde al nuevo milenio; como resultado de nuestros actos, nos creamos problemas, como el hambre y las adicciones, amenazas ambientales, desigualdad y violencia. Sin embargo, podemos mejorar a través del enfoque sistémico: desechando los viejos paradigmas y cultivando los emergentes

Nada de lo que ocurre, tiene una sola causa. La historia, integra piezas Fragmentarias, en una imagen global que sólo tiene sentido si se refiere a la sociedad en su conjunto. Estamos inmersos en una complejidad, política, social, económica, científica y cultural, con un impresionante progreso del conocimiento, que aumenta nuestra incertidumbre, ya que la posibilidad de un cierto control de la complejidad, permitiría dominar el cambio por venir.

Nos domina un modelo transnacional, con argucias de típicos profesores Mediocres, expertos en promocionarse, que deja a los gobiernos un poder de decisión, simbólico; donde su mercado, sin control, como lo señala J. K. Galbraith, premio Nobel de Economía, nos conduce en nombre de la libertad, a un sistema delictivo, con legitimación y justificación de un estado injusto de las cosas, que no sólo produce marginación sino incluso es inoperante.

La historia de la humanidad siempre se ha visto dominada por una violencia Desenfrenada y, una avaricia y afán de posesión insaciables.

Adoptando una visión de totalidad del enfoque sistémico y los sistemas pensantes, la simulación dinámica de escenarios en la naturaleza, es una herra­mien­ta útil para entender cómo funcionan los sistemas naturales y a la vez, identificar sus potenciales problemas y explorar soluciones para éstos.

El éxito en el manejo del cambio ambiental, se basa en la capacidad de anticipación que tengamos. El agota­miento de los recursos naturales que sostienen las economías regionales, así como el deterioro de agua, suelo y aire son verdaderas amenazas para nuestra civilización. El continuo abas­tecimiento de agua y alimentos, así co­mo la conservación de nuestra salud, depende de nuestra habilidad para an­ticipar y prepararnos para un futuro incierto.

Los escenarios generados por pro­ce­sos de simulación, proveen un in­di­ca­dor de posibilidades (no algo definitivo) que sirven de base para realizar proyecciones que aplican las herra­mien­tas del pronóstico bioclimático, en escenarios específicos. Los ecosis­te­mas pronosticables, son aquéllos en los que la incertidumbre puede ser re­ducida a la magnitud en que, por me­dio de los pronósticos, estamos repor­tando información útil para la toma de decisiones.

No debemos olvidar que la utilidad de un modelo, se puede juzgar tanto por la cantidad de información que pue­da aportarnos con el máximo posible de economía, como por la facili­dad con la cual nos permite comunicar­nos de forma más efectiva, con dicho modelo y lo que éste representa.

CONCLUSIONES Y OBSERVACIONES

Los filósofos han interpretado el mundo de diversas formas; sin embargo, lo único que importa es el cambio y, más bien lo que importa, es el cambio personal, nos dice Gandhi.

La prematura desaparición de los pitagóricos, es una señal de los peligros de la separación de los científicos de la sociedad. La desconexión entre ciencia y sociedad es peligrosa, en especial cuando se considera que la ciencia es, en general, liberal, tolerante y democrática. En su oposición al dogma y su voluntad de vivir en la incertidumbre, la ciencia según Turok, es en muchos aspectos, un modelo para la sociedad. 

Ahora, todo está asombrosamente bien y nadie es feliz, nos dice C. K. Louis. Estamos agotando nuestros recursos de energía, agua, tierra fértil, minerales y echando a perder nuestro ambiente y extinguiendo especies, atrapados por crisis financieras y políticas que han sido totalmente creadas por nosotros. Tal parece como si el progreso tecnológico, sobre el que hemos confiado nuestra vida y nuestra sociedad, nos está llevando hacia el desastre. Donde incluso hay una sensación de que ya es demasiado tarde, para su posible solución, nos dice Turok.

Los avances científicos pueden llevarnos, como seres vivos conscientes, mucho más cerca de la realidad física. La separación de nuestras ideas, pueden disminuir con respecto de la naturaleza de la ciencia y la sociedad. El sentido común es, abordar una nueva dimensión necesaria para nuestra vida cotidiana actual, adoptando para ello la sensatez como habilidad para razonar y actuar en el contexto actual, nos dice Alsina. Enriqueciendo con las informaciones que se poseen, con los conocimientos adquiridos, con las experiencias vividas, invitando a una sensata combinación de sabiduría popular y razón propia.

No se trata sólo de pensar bien, sino de saber actuar en todos los casos, saber aplicar el pensamiento a situaciones reales, con capacidad de juzgar y obrar acertadamente. No tan sólo la facultad de entender las cosas, sino la de entendernos los unos con los otros, resolviendo los problemas que la vida presenta, pero aprovechando al máximo nuestras facultades. Nos dice J. G. Garza: sentido común es respetar y aprender de la sabiduría de la vida, para aprender a crecer y ser más como persona.

Intentar entender el porqué de las cosas, poner en juego lo que se sabe, tener conciencia de lo que se desconoce y tener siempre el deseo de resolver en positivo, los problemas que la vida cotidiana va presentando. El mundo opera según principios sencillos y potentes, que podemos comprender y con ello, sabemos lo que somos: somos los creadores de un conocimiento explicativo, capacidad que nos ha conducido hasta dónde estamos y, que determinará, nuestro futuro.

El universo opera según leyes cuánticas, cuyo significado total y cuyas implicaciones estamos descubriendo todavía, según las cuales no somos irrelevantes sino todo lo contrario, ya que según Turok, lo que vemos depende de lo que decidamos observar, ya que según él, la física cuántica permite un elemento de libre albedrío, pero que todavía no podemos explicar.

La sociedad moderna está construida sobre la ciencia y de las maneras científicas de pensar, que podríamos decir son nuestras posesiones más sagradas, lo más valioso que podemos compartir. Hay que transformar a los mejores graduados en pensadores seguros, capaces de resolver problemas, animarlos a que aspiren a las mayores cimas de logros intelectuales, proporcionándoles la motivación para que se formen en profesiones y técnicas avanzadas. Personas que se incorporen al gobierno, cambiando mentalidades y sean capaces de crear empresas con visión de economía ecológica. Desgraciadamente, los profesores en la actualidad, perpetúan un ciclo de dura disciplina y bajas expectativas.

Nos hallamos a las puertas de avances importantes: tanto la teoría como la observación, están analizando en nuestro pasado y determinando si el Big Bang fue realmente el principio de todo o simplemente el último de una serie de estallidos, cada uno de los cuales produjo un universo como el nuestro. Somos privilegiados por vivir en una época en la que se abordan profundas cuestiones sobre el universo y en lo que parece, que finalmente las respuestas están a nuestro alcance.

Desafortunadamente, la ciencia moderna tiende a servir como todos sabemos, a propósitos ambivalentes, ligados sobre todo a cuestiones económicas; pero hay que conceder prioridades, donde los recursos deban colocarse de preferencia en los intereses nacionales fundamentales.

Hay quienes abogan por trastornar el equilibrio natural a favor de supuestas ventajas para el hombre, donde es claro que en ambos argumentos tenemos nociones preexistentes acerca de lo que es bueno para el hombre y la sociedad. Es entendible tener temores sobre los peligros de intervenir en su equilibrio, ya que jamás seremos capaces de entender por completo sus consecuencias.

Debemos decidir sobre qué bases debemos planear la ciencia, ya que la vitalidad de un campo de investigación, según Weinberg, puede medirse por su compromiso con otros campos, como parte integral de una ciencia universal y total.

La misión de la ciencia como solucionadora de problemas es lo que realmente importa.

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