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Diciembre 2017

Entre el multilateralismo, el proteccionismo, el nuevo regionalismo estratégico y otros regionalismos


Maribel Aponte García [*]
Nº 19/2 - Diciembre 2017

La Organización Mundial del Comercio (OMC) celebrará su XI Conferencia Ministerial en Buenos Aires del 10 al 13 de diciembre de 2017, será esta la primera vez que una de sus reuniones se celebre en la región. En el contexto actual, convergen y divergen múltiples procesos. Entre ellos, es importante destacar cuatro.

1. La agenda de la OMC o el multilateralismo
La OMC se considera un espacio multilateral de comercio. En esta organización convergen los 164 miembros de la organización para debatir, negociar y tomar decisiones vinculantes en torno a asuntos de comercio internacional. Históricamente, las negociaciones se organizan en Rondas. La Ronda Doha del Desarrollo se lanzó en el 2001 y todavía no ha concluido.
Entre los temas controversiales a discutirse en Buenos Aires están algunos que impactan directamente la agricultura y la pesca de los países en desarrollo, tales como:  almacenamiento público de reservas de alimentos para la seguridad alimentaria; subsidios agrícolas; exportaciones de algodón; subsidios a la pesca; mecanismos especiales de salvaguardias para los países en desarrollo; prohibiciones o restricciones a la exportación; y otros temas entre los que se destacan el comercio electrónico y los servicios.
En la coyuntura actual, se plantea que la agenda del desarrollo ha quedado relegada, sobre todo aquella que aborda la seguridad alimentaria. El concepto de soberanía alimentaria, que es mucho más profundo y abarcador que el de seguridad alimentaria, tal como lo plantea Vía Campesina, está más allá de lo contemplado por la OMC. Siguen siendo los países más desarrollados los que subsidian su agricultura y protegen a sus agricultores. Ésto reduce los precios internacionales artificialmente y afecta la vida de muchas familias en los países menos desarrollados. 
 Una coalición de casi 50 países en desarrollo de la OMC aboga por la continuidad de los programas públicos de reservas de alimentos. Con las reservas, los gobiernos garantizan a los agricultores y campesinos un precio mínimo por su producción y distribuyen los alimentos a los necesitados. Sin embargo, la OMC castiga dichas políticas. Los cambios han sido bloqueados por EEUU, la Unión Europea, Australia y otros grandes exportadores de granos. Los miembros de la OMC acordaron encontrar una solución permanente a este asunto para diciembre de este año.
La sobrepesca se puede solucionar negociando límites a los subsidios que los gobiernos otorgan a la pesca. Las flotas industriales que reciben subsidios y aumentan la pesca excesiva se pueden disciplinar. Hay que otorgar apoyo adicional a los pescadores artesanales. La OMC no debe imponer cargas adicionales a los países en desarrollo con una capacidad reguladora limitada.
La máxima prioridad para una agenda de desarrollo sería transformar las reglas actuales de la agricultura. Hay dos aspectos clave: flexibilizar las reglas para que los países puedan alimentar a su población y controlar los subsidios a los productos que ingresan al mercado internacional. Solo un miembro de la OMC, Estados Unidos, se niega a aceptar las propuestas de desarrollo, y promueve que el mandato de desarrollo en la OMC se abandone para siempre.

2. El proteccionismo estadounidense y el bilateralismo
Mientras propugnan por el abandono del “mandato de desarrollo” en la OMC, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se inclina por el proteccionismo y las negociaciones bilaterales bajo el lema de “Make America Great Again”.
Esto se manifiesta claramente en la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que reúne a Estados Unidos, México y Canadá. La renegociación apunta hacia algunos de los asuntos no resueltos en la OMC mencionados en la sección anterior. Históricamente, cuando las rondas de negociación de la OMC se estancan, como ha ocurrido con la de Doha, los países comienzan a establecer acuerdos bilaterales o de libre comercio y articulan en éstos, medidas específicas en torno a las áreas no resueltas al interior de la ronda de la OMC. En el caso de la renegociación del TLCAN se destacan: un mayor acceso a los mercados para la agricultura; mayores inversiones y objetivos de propiedad intelectual; e incrementos en el contenido local de ciertos productos.
Estados Unidos pretende aumentar el requerimiento de contenido local para camiones, automóviles y motores grandes de un 62,5% a un 85%; e insiste en que un 50% del contenido debe ser fabricado en ese país. Además, sostiene que las reglas de contenido actuales son demasiado laxas y han permitido a las automotrices traer demasiadas piezas baratas de China y de otros países asiáticos, redundando en una fuga de empleos al sur de la frontera.  
Una vez se renegocie el TLCAN, se espera que el Acuerdo de Libre Comercio de Centroamérica-República Dominicana (TLCCA-RD) entre en la mirilla de la administración Trump. Entre las posibles áreas de renegociación se encuentran las del comercio electrónico y los derechos de propiedad intelectual, áreas que se intentarán abordar también en las rondas de la OMC.
Ni las colonias estadounidenses se salvan del embate Trumpista de “Make America Great Again”. En la actualidad, el Congreso de los Estados Unidos discute propuestas de reforma contributiva que contemplan un impuesto de 20% a las ventas que ciertas empresas estadounidenses establecidas en Puerto Rico hagan a sus filiales en el continente. La repercusión de esta medida incentivaría la relocalización de las empresas de capital estadounidense a los Estados Unidos, generando mayor desinversión y desempleo en la isla.

  1. 3. El nuevo regionalismo estratégico*
  2. Las alternativas para América Latina y el Caribe están marcadas por el nuevo regionalismo estratégico que rechaza incorporarse al proyecto de libre comercio que Estados Unidos proponía para la región a principios del siglo XXI (el Área de Libre Comercio de las Américas - ALCA); y que se plantea como proyecto nuevo, cualitativamente distinto en la Alianza Bolivariana para las Américas-Tratado Comercial de los Pueblos (ALBA-TCP), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) y la Unión de Naciones del Sur (UNASUR).
  3. EL ALBA-TCP surge en 2004 como una iniciativa de Venezuela y Cuba, y en la actualidad incorpora once miembros. La CELAC se formó en 2010, y en 2011 organizó una Cumbre que contó con representantes de 33 Estados latinoamericanos y caribeños (con excepción de las colonias y de los territorios) y excluyó a Canadá y a los Estados Unidos. Para algunos, esta histórica reunión retomó la agenda integracionista que marcó el Congreso Anfictiónico de Panamá convocado en 1826 por el libertador Simón Bolívar. La Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) cobra vida jurídica en 2011 y reúne a doce países de Suramérica. La CELAC y la UNASUR son espacios de concertación política donde se pueden concretar acuerdos intergubernamentales.
  4. El ALBA-TCP articula una propuesta de Soberanía Alimentaria lanzada a partir del 2008, que incluye, entre otros procesos, la designación de rubros estratégicos (maíz, soya, quinua, trigo, cacao, entre otros); y el lanzamiento de programas de redistribución de tierras y beneficios para los pequeños y medianos productores; el lanzamiento de empresas grannacionales (empresas públicas mixtas de dos o más países miembros del ALBA-TCP); y la articulación de un sistema de distribución y mercadeo alternativo. La CELAC genera en el 2014 un Plan para la Seguridad Alimentaria, Nutrición y Erradicación del Hambre 2025. El plan de la CELAC se fundamenta en cuatro pilares: el acceso, la disponibilidad, la utilización y la estabilidad de los alimentos y la comida.
  5. En términos generales, lo que distingue las similitudes del ALBA-TCP, UNASUR y la CELAC son tres características: el accionar político que se refleja en la exclusión de Estados Unidos, Canadá y Europa en las organizaciones; un rol importante para el Estado en el accionar nacional y regional; y el énfasis en el desarrollo (con variantes que oscilan entre el neodesarrollismo y el desarrollo endógeno incluyente). Los golpes de Estado y el reatrincheramiento del neoliberalismo en los casos de Brasil y Argentina, respectivamente, imponen un sesgo importante en estos espacios regionales.
  6. Cuba y Venezuela son los artífices originales del ALBA-TCP que derrotó al ALCA. Estos sucesos acontecen en un contexto complejo en el que Estados Unidos se acerca a Cuba en la última fase de la presidencia de Barack Obama, pero sanciona a Venezuela, el principal socio de Cuba en el comercio y en el nuevo regionalismo estratégico del ALBA-TCP. Pero el nuevo presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, impone sanciones más abarcadoras a Venezuela en agosto de 2017, y endurece la postura hacia Cuba en noviembre 2017. La sanción económica a Venezuela prohíbe a cualquier persona o entidad sometida a las leyes de los Estados Unidos realizar ciertas operaciones financieras con la dirección de Venezuela o las empresas vinculadas con ésta. Con Cuba, se recrudecen las medidas para impedir que se canalice la actividad económica hacia lo estatal, y se prohíbe que ciertas entidades “controladas” por el gobierno cubano puedan hacer negocios con ciudadanos de Estados Unidos. Estas medidas sin duda constituyen un ataque a los logros del nuevo regionalismo estratégico y buscan debilitarlo en el contexto actual.
  7. Sin embargo, aún con sus complejidades, avances, y retrocesos, el nuevo regionalismo estratégico se presenta como una mejor alternativa frente al multilateralismo y el proteccionismo bilateral, máxime cuando la OMC no funciona como un espacio donde se pueda impulsar una agenda de desarrollo.
  8. A esta reflexión hay que añadirle un último renglón o espacio: otros regionalismos. Aunque son varias las instancias relevantes para ordenar una discusión respecto a este tema, la sección se enfoca en los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) por su rol en la OMC. Por razones de espacio, no se pueden considerar otros procesos.

*Esta sección está parcialmente basada en CUBA: EMPRESAS Y ECONOMÍA Memorias del primer viaje de estudios de la Universidad de Puerto Rico, Facultad de Administración de Empresas

  1. 4. Otros regionalismos

La situación de la OMC no es homogénea: países que comparten intereses políticos y económicos forman bloques para sumar fuerzas en las negociaciones internas del organismo multilateral. La resistencia más clara a Estados Unidos es liderada por los BRICS.
La Ronda de Doha comenzó el mismo año en que China ingresa a la OMC, en 2001. Durante las negociaciones de esta ronda, China, India y Brasil surgen como actores principales en la OMC. Inicialmente los Estados Unidos defendieron la adhesión de China, basándose en la expectativa de grandes ganancias al incrementar las exportaciones a ese país asiático. Sin embargo, la adhesión de China se volvió problemática para los Estados Unidos porque China tendría derecho al trato especial y diferenciado sustancial que los países en desarrollo —bajo el liderazgo de Brasil y la India— habían sido capaces de asegurar en la ronda. Más recientemente, “los BRICS han defendido posturas en materia de propiedad intelectual y de industrialización, que se traduce en el aumento de producción de genéricos (medicinas, maquinaria, etc.) y protección de la actividad industrial en dichos países”.
     “Es preciso recordar que en la reunión ministerial del 2013 en Bali-Indonesia, Bolivia, India, Venezuela y Cuba, lograron frustrar el avance del Acuerdo de Facilitación Comercial, hasta tanto no se lograra una solución permanente al tema de la seguridad alimentaria del planeta En esta misma reunión, India impulsó una "Cláusula de Paz" indefinida que defendía el que los países menos desarrollados pudieran almacenar reservas de alimentos para la seguridad alimentaria.
La Cumbre BRICS en Xiamen en septiembre 2017 discutió la lucha contra el proteccionismo y el estado de la recuperación económica mundial. Uno de los ámbitos importantes es promover una nueva arquitectura financiera BRICS alternativa, que pueda posicionarse frente al Fondo Monetario Internacional (FMI) y al Banco Mundial (BM). El bloque ha creado un banco de desarrollo de $ 100 mil millones y un fondo de emergencia de $ 100 mil millones. Los países acordaron “oponerse al proteccionismo y pidieron una amplia reforma de Naciones Unidas y su Consejo de Seguridad para aumentar la representatividad de los países en desarrollo. Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica dijeron que trabajarán juntos para mejorar la gobernanza de la economía global a fin de fomentar “un orden internacional más justo y equitativo”.         

A América Latina y el Caribe le conviene rescatar la agenda de desarrollo en la OMC; unirse en contra del proteccionismo bilateral de los Estados Unidos; retomar el nuevo regionalismo estratégico y aliarse con los RICS, y no BRICS por las dificultades con el gobierno golpista de Brasil, para impulsar medidas progresistas al interior de la OMC y alianzas inter-regionales fuera de la OMC y del ámbito de los Estados Unidos.

En Buenos Aires están en juego muchos asuntos, pero para el desarrollo sostenible de la región, los encuentros y desencuentros entre estos procesos representa las posibles hojas de ruta que se jugarán la soberanía alimentaria, el desarrollo sostenible, el comercio justo, y la lucha contra la pobreza y la desigualdad.

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[*] Maribel Aponte García - es doctora en Economía por la Universidad de Massachusetts, Estados Unidos, profesora e investigadora de la Universidad de Puerto Rico-Recinto de Río Piedras, integrante del Grupo de Trabajo CLACSO Crisis, respuestas y alternativas en el Gran Caribe. Representante del Comité Directivo de CLACSO Región Caribe.



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