EL FINAL DE LOS TIEMPOS
Walter Ritter Ortiz
Sección de Bioclimatología, Centro de Ciencias de la Atmósfera, UNAM. Circuito Exterior s/n, Ciudad Universitaria, Deleg. Coyoacán, México, D. F. email: walter_ritter@hotmail.com.mx.
INTRODUCCIÓN
Tenemos la libertad para construir el conocimiento y el mundo de la manera que queramos. Sin embargo, los resultados no serán adecuados y en algunos casos, pueden resultar confusos e incluso destructivos, ya que no podemos imponer cualquier visión del mundo que nos apetezca y esperar simplemente que funcione. Está claro que, en un momento dado u otro, tendremos que pagar el costo de mantener esta falsa visión de la realidad. El bienestar de una sociedad, está en conexión con la visión concreta del mundo, que eventualmente se sostiene y no sólo es cuestión de construir una realidad que nos complazca, sino que se trata de todo un ciclo de pensamiento, acción y experiencia, que a la larga, nos conduce al orden o al desorden de la sociedad.
El mundo, es una serie de acontecimientos, es caótico, imprevisible y una suma de casualidades. Sin embargo no debemos renunciar a descubrir las leyes fundamentales del universo; donde el mundo es inteligible y ordenado. El drama de la ciencia moderna, nos dice René Thom, es de que ha renunciado a comprender y, de que no es otra cosa que un cementerio de hechos, una acumulación de informaciones, sin ninguna teoría explicativa, por lo que “LA CIENCIA YA NO PIENSA”.
Para Kant, todo intento tanto científico como religioso de definir la realidad, es sólo una hipótesis, ya que para cada tesis, la mente puede crear una antítesis igual de válida. No podemos saber de cierto cómo es el mundo “en sí”, pero si podemos saber cómo es “para nosotros” según nuestra mente.
No hay una razón absoluta y, en toda razón, hay una contradicción. La indeterminación de las leyes dialécticas, revelará la existencia de una única estructura racional de todo el universo. Y según Schopenhauer, el placer elimina el dolor, pero tan pronto se elimina el sufrimiento, el aburrimiento se apodera del hombre y es tan intolerable como el dolor.
En las ciencias vitales y sociales, las leyes nunca permiten la predicción de resultados con precisión y esto, no es porque las leyes en sí mismas sean menos invariables que la de los físicos, sino porque se refieren a eventos cuyas causas la ciencia aún no comprende, nos dice Steward. Las leyes difícilmente pueden predecir resultados de eventos individuales, aunque sí pueden realizar acertadas predicciones de posibilidades estadísticas.
Una hipótesis, se dice que es la expresión tentativa de una teoría y las leyes, definen relaciones y regularidades invariables acerca del mundo que pueden ser confirmadas empíricamente por cualquier observador; mientras, las teorías fundamentan las leyes como explicaciones y en general no son susceptibles de comprobación directa mediante la percepción sensorial y, así podemos decir que las teorías dan lugar a opiniones personales. Si las leyes predicen el surgimiento de nuevos eventos, las teorías predicen el surgimiento de nuevas leyes. Una de las mejores formas de entender algo es examinar cómo se relacionan las cosas entre sí, unificar problemas científicos con problemas sociales, creando puentes entre ambos campos.
La ciencia debería ser inseparable de la sociedad que la sostiene. No se trata ya de la necesidad de seguir abordando los hechos y teorías de una sola disciplina, sino de las cuestiones más amplias e importantes para todo aquél que se interesa, estudia o practica las ciencias de la complejidad, inter y transdisciplinarias.
Decir que algo es científico, significa apoyar la idea de que es al mismo tiempo respetable y que debe tomarse con seriedad; representa un intento por alcanzar el máximo consenso. La razón para el avance científico se halla en su interés por las relaciones y regularidades mostradas en los fenómenos, cuyas relaciones y regularidades pueden expresarse formalmente como leyes científicas invariables, pero que no necesariamente son certezas.
En la práctica, dichas leyes se consideran empíricas porque se derivan de datos observacionales; sin embargo no tenemos manera de saber si en realidad son invariables, ya que la ciencia procede como si el mundo existiera y como si sus leyes fueran invariables.
La energía es el elemento clave en el contexto biológico y económico productivo.
Para mucha de la gente de diferentes especialidades, estamos viviendo las semillas de una nueva cultura ecológica, que cuestionará los fundamentos de nuestro modo de vida presente. La palabra cuyo verdadero entendimiento exige, que el hombre entienda y acepte la incapacidad absoluta que aqueja a los conceptos, en su tentativa de determinar lo que somos a ciencia cierta.
La agresión contra el ambiente, desperdicio de recursos, deforestación, contaminación, empobrecimiento de la tierra arable y crecimiento poblacional, son las garras del adversario en un diabólico juego.
La anémica economía mundial, se sostiene gracias al relanzamiento de la carrera de armamentos y la ampliación de los presupuestos militares a costa de los servicios públicos y de los presupuestos sociales.
No hay más ciencia cierta que la ruptura definitiva con todo anhelo de ser así o de otra manera. Y en ese silencio interior, nace el hombre original en el sino indiscernible de la vida, nos dice Bensaid y Vicente Gallego. No os dejéis atrapar por el brillo de las palabras, por su apariencia concluyente, ya que el ser indiscutible de la palabra, es la belleza y no la razón absoluta. Los acontecimientos no son nunca absolutos.
El capitalismo domina el mundo desde hace cinco siglos, donde la racionalización se paga con una irracionalidad global creciente y con amenazas cada vez más angustiosas para el porvenir de la especie humana. Nuestra tarea nos dice Bensaid, es probar que puede haber una humanidad y mundo habitable más allá del capital.
Tanto Prigogine como René Thom, son hostiles a la fragmentación de los conocimientos y, consideran que las ciencias humanas y las ciencias exactas están condenadas a progresar juntas o, a perecer juntas. ¿Pero, no puede ser asimismo la ocasión de meditar más seriamente sobre el concepto del “fin de los tiempos” y más allá, sobre el sentido filosófico del tiempo? ¿No ha llegado también el momento de hacer un balance de la civilización cristiana y reflexionar sobre los desafíos de una sociedad en plena transformación?, nos dice Catherine David.
El saber que la historia del universo no se cuenta en miles sino en miles de millones de años, supuso la revolución intelectual más grandes de los tiempos modernos. Se dice que el fin de los tiempos ya se ha dado muchas veces, en que una gran catástrofe asoló el planeta y de que somos sus supervivientes y los beneficiaros, de esas extraordinarias extinciones. En el fin del Pérmico, el 95% de las especies desaparecieron, pero si no hubiese sucedido no estaríamos aquí para contarlo. Es por esto que Jay Gould, nos dice que la evolución se basa en la contingencia y está punteada por apocalipsis imprevisibles.
Jay Gould, se niega en ver al hombre como el fruto de un designio, fuera el que fuese, sino de un epifenómeno de la evolución. La naturaleza tampoco produce regularidades astronómicas que permitan establecer ciclos numéricos simples.
Pero acaso: ¿La humanidad necesita grandes crisis para progresar?
Es difícil cambiar y el cambio social, es aún más improbable que la transformación personal. ¡No se nos da bien hacer pronósticos! Pero sabemos anunciar las catástrofes a destiempo y, la mayor parte de ellas, asustan más que exaltan, nos dice Jay Gould, ya que pueden suceder las cosas más aterradoras y aún no hemos empezado a explorar las posibilidades negativas de nuestra organización social y de la misma tecnología que utilizamos.
Cuando empezamos a medir la escala del tiempo geológico y a cobrar conciencia de la realidad de la evolución, una vez que se tiene una visión global de los mecanismos que actúan en el universo, los antiguos métodos de explicación pierden su sentido y, al establecer sistemas y ordenes razonadas, nace la idea de que la evolución es por fuerza algo ordenado y sistemático.
La historia de la vida estuvo jalonada por varias extinciones brutales, pero la más terrible es la del final del Pérmico. Se necesita de cinco a diez millones de años para recuperarse de estas catástrofes. Nuestra especie es mortal, como lo son todas las especies. La extinción es el destino normal de todas las especies y, la supervivencia es la excepción y la desaparición, lo normal. La posibilidad de una extinción nos inquieta, pero a nuestra escala, no a la escala de la tierra.
Somos prisioneros de nuestras escalas de tiempo y espacio, somos prisioneros, pero simplemente es la escala que nos corresponde. Respecto a concebir conceptos como el infinito o la eternidad, no tenemos ni la menor idea y somos totalmente incapaces e incompetentes cuando los abordamos. Pero la aparición de la “Conciencia humana” es la invención más sensacional de la historia de la evolución. Si se valora la conciencia, el hombre se erige en amo del mundo; pero si se valora la larga duración y los grandes números, las bacterias nos dominan, sin ninguna duda. Las bacterias nos dejan creer que dominamos el mundo pero, ellas estaban aquí mucho antes que nosotros y seguramente, nos sobrevivirán cuando ya no estemos.
La evolución, mediante la selección natural, la formación de las poblaciones, las transformaciones del metabolismo es lo único que conocemos. Con el tiempo, lo imposible se vuelve improbable y lo improbable, se convierte en casi cierto. La vida apareció en cuanto tuvo la posibilidad de hacerlo, nos dice Gould. Es la manera lógica en que funciona la química orgánica y la física de los sistemas autoorganizados y donde, incluso un acontecimiento muy improbable, puede producirse muy rápidamente.
La gente se muestra no tan sólo insensible a los cambios sutiles pero importantes, sino también durante las principales revoluciones, cuando se da el momento en que se enfatizan los grandes cambios y, no se es capaz de ver la continuidad de los hechos analizados. A no ser que se mantengan la sensibilidad y claridad apropiadas sobre las similitudes y las diferencias, el cambio y la continuidad, se establecerá la rigidez de pensamiento que conducirá a la confusión y a la acción inadecuada; signos todos ellos de que el pensamiento está atrapado en un “juego sucio”.
La ciencia nació con el temor que sentían los humanos por el misterio del universo y, con la pregunta por el puesto que ocupa el hombre en el mundo. Actualmente, hay que explicar cómo la ciencia está perdiendo su primitiva orientación, dispersándose en un compendio de formulaciones abstractas y fragmentaciones.
La ciencia no tiene que perderse en un espacio de nadie, sino que puede conducir a una especial aproximación a lo real, contribuyendo a un mejor conocimiento de la condición humana, proponiendo una mayor interconexión entre las diversas ramas del saber. Y también, poner más énfasis en las ideas, más que en las fórmulas; en la totalidad más que en los fragmentos; en el sentido más que en la mecánica, mostrando de qué manera, cada uno de nosotros puede convertir su vida en una obra de creación, que aporten un nuevo sentido al universo.
Para Stewart Richards, los científicos actuales nunca se les ha podido convencer de que las lecturas “en torno” a su especialidad pueden ser altamente ventajosas. Tienden a pensar que simplificar temas complejos significa necesariamente distorsionarlos. No obstante, un conocimiento de las amplias dimensiones de la ciencia, es mucho mejor que ningún conocimiento al respecto. Es claro que una perspectiva de la ciencia más amplia, debía ser incluida como componente absolutamente crucial en la educación de los científicos jóvenes.
Con el presente sistema, la educación científica ha quedado desligada del mundo que comprende la intuición, la imaginación y la capacidad de aceptar riesgos y de hacer análisis concienzudos, ya que si la mayoría de los científicos son de un alto coeficiente intelectual, ampliar los horizontes intelectuales es más imperativo. Incluso, muchos se sobresaltarán ante cualquier punto de vista que no puede ser cuantificado, condenándolo como algo “subjetivo”.
La filosofía de la ciencia, nos ofrece análisis y síntesis y es la que más anima el conocimiento de las características intrínsecas de la ciencia como campo de conocimientos y cómo método de investigación sobre el mundo. A científicos con perspectiva filosófica, serán sin duda los que puedan colocar correctamente las piezas del “rompecabezas” y el más sagaz para identificar la calidad de una solución.
Un paradigma, no es sólo una teoría científica determinada sino una manera de trabajar, pensar, comunicar y percibir. Donde mucha gente la percibe e identifica con una teoría general y fundamental, con el poder de tener a toda una comunidad de científicos trabajando en un área más o menos común y que tiene para la comunidad científica, una utilidad evidente, hasta que el científico ya no se da cuenta de lo limitado de su posición; el resultado final es que terminan por hallarse prisioneros en un juego falso y que sin embargo, no lo verán pues se tiene la sensación de que todo podrá resolverse de un momento a otro.
Tenemos la desgracia de vivir en un mundo radicalmente pervertido y destinado justamente al apocalipsis. La causa de todos nuestros errores es que ignoramos la dirección a que nos lleva la civilización. Lo más razonable es negarse a participar en un juego en que todo el mundo hace trampas. En esto, no hay que contar demasiado con Dios, pero es posible que Dios cuente con nosotros, nos dicen Pauwels y Bergier.
El hombre es un ser todavía no terminado, pero las leyes de la energía creadora de la naturaleza nos permiten alimentar una esperanza. Empezamos a comprender que la única religión aceptable es la que nos enseñará a conocer, amar y servir apasionadamente al mundo del cual somos el elemento más importante. La especie humana progresa a un estado de superconciencia, a través del ascenso de la vida colectiva y de la lenta creación de una conciencia colectiva superior. Incluso la época de agobio, es digna de respeto, pues es obra de la humanidad y por tanto, de la naturaleza creadora, que puede ser dura y difícil, pero jamás absurda.
Para Pauwels, es dura la época que vivimos, por tanto, más debemos amarla y empaparla en nuestro amor hasta que logremos desplazar lo que oculta la luz que brilla al otro lado. Sin dejar de creer en la naturaleza creadora, sin dejar de amar al mundo dolorido en que vivimos, sin perder jamás la esperanza. Donde sólo lo fantástico tiene probabilidades de ser verdadero, nos dice Teilhard de Chardin.
Construir nuestras vidas, nos afecta cuando vivimos identificados con el ego y víctimas de una irrealidad que como una gran disfunción mental, pensamos que “somos” y creamos un limitado personaje, con nombre y características terrenales, reactivo, solitario, miedoso, con problemas materiales, con una perspectiva encapsulada de lo que es verdadero y, así vivimos distrayéndonos con actividades que se esfuman y que no nos dan plenitud. Atraemos dilemas complicados a nuestra vida, pensando que somos víctimas de estas circunstancias o situaciones o bien, que somos ellas.
La idea de que somos una persona definida y, vivir identificados con esa personalidad crea barreras, las cuales nos hacen individualistas en una competencia sin fin con otros, sin darnos cuenta de que la competencia es sólo con nuestras propias carencias. Caminamos por la vida a codazos, sin poder encontrar una conexión profunda con los demás, nos dice Alejandra Llamas.
Lo fantástico, no es lo imaginario, pero una imaginación aplicada al estudio de la realidad, descubre lo que es muy tenue: la frontera entre el universo visible y el universo invisible. Es un primer viaje a los dominios inexplorados del conocimiento, de lo imaginario y lo verdadero; la interpolación aventurera y la visión exacta, se mezclan en él. Sólo podemos inspirar hipótesis y trazar bocetos de las vías de comunicación y además, alentar el deseo de explorar más de cerca, estableciendo las relaciones útiles, aislando la verdad que aparece mezclada en fragmentos enigmáticos.
La tendencia del hombre es la de creer en verdades eternas y de que a pesar de que él pueda envejecer y morir, para él, el universo seguirá siendo invariable.
La segunda ley de la termodinámica es diferente de las otras leyes de la naturaleza que son absolutas, es decir, que siempre son válidas. Por el contrario, la segunda ley es estadística, ya que no siempre es válida, sino sólo en la mayoría de las ocasiones. La idea de que el espacio y el tiempo pueden formar una superficie cerrada sin frontera, según Stephen Hawking, tiene implicaciones profundas para el papel de Dios en los asuntos del universo. Pero el universo es en realidad, completamente autocontenido y si no tiene frontera o borde, no sería ni creado ni destruido, simplemente sería.
La segunda ley nos dice que, el desorden o la entropía aumenta siempre con el tiempo, se trata de una ley donde las cosas van empeorando y donde el incremento del desorden o la entropía es una flecha que da una dirección al tiempo lo que permite distinguir el pasado del futuro, y sólo cuando coinciden la flecha del tiempo cosmológico(con un universo en expansión), con la flecha del tiempo termodinámico en la que aumenta el desorden y la del tiempo psicológica, (donde recordamos el pasado pero no el futuro), podría darse la vida, con seres inteligentes.
La segunda ley se basa en el hecho de que hay muchos más estados desordenados que ordenados y que con el tiempo, las cosas tendrán una elevada probabilidad de estar en un estado más desordenado; simplemente porque hay muchos más estados desordenados que ordenados y así por ejemplo, en un rompecabezas, nos dice Hawking, hay sólo una disposición de piezas en la que se forma una imagen completa, pero hay un número infinito en las que las piezas están desordenadas y no forman una imagen.
Podríamos pensar que el tiempo tuvo un comienzo en el big ban, pero solamente en el hecho de que no podemos definir tiempos anteriores. En un universo invariable, no hay necesidad de un comienzo, pero si se está moviendo, tuvo que haber un comienzo. En cambio, un universo en expansión, pone límites a cuando un creador realizó su obra.
Es de sentido y experiencia común, que el desorden de nuestro alrededor aumenta si las cosas no se reparan o no se les da mantenimiento. Podemos poner orden en el desorden, pero eso requiere un gasto de energía y con esto, decrece la cantidad de energía ordenada disponible en el ambiente.
Si logramos encontrar una teoría unificada de las interacciones de la física, entenderemos el universo en que vivimos y nuestra posición en él.
¿Qué es un hombre bueno, sino un maestro de una persona mala? ¿Qué es un hombre malo, sino el trabajo de una persona buena? Los que saben no hablan, los que hablan no saben, nos dicen las filosofías orientales. Se trata de vivir en armonía, con lo que se va y con lo que llega.
Crear contrastes entre las personas, genera ruido mental y deja a ambas partes sin justicia. Sacamos de balance el entorno y empezamos a vivir en la guerra de la aceptación o el rechazo. Todo deseo crea confusión y no hay nada que perder, porque en realidad nada te pertenece. ¿Cuál es el sentido de poseer desde el ego, de lo que no necesitamos? En el camino de la vida, debemos encontrar un balance reconociendo lo que es suficiente. Cuando te des cuenta de que no te hace falta nada, todo el mundo te pertenece. Da a manos llenas y conocerás lo que es ser ricos, nos dice Alejandra Llamas.
No esperes nada, permite que las cosas sean perfectamente como son, que la simple contemplación te da el entendimiento total de la razón de ser. Encuentra que relacionarte con personas que son honestas y claras de pensamiento, inspiran y ayudan a tener resonancia de lo que es importante para ti y, es fácil cuando lo que ves en ti es el reflejo de lo que veo en mí, ese es mi compromiso contigo.
Lo que los demás piensen de mí, no tiene nada que ver conmigo, sólo tiene que ver con su interpretación.
No nos gusta la figura del creador tercamente indiferente a todo lo que no sea su obra; nos domina un amor más vasto, donde los grandes designios son siempre cruzados por diversos encuentros y dificultades. Una vida lograda, es un sueño de adolescentes realizado en la edad madura. La materia es tal vez únicamente una máscara entre todas las mascaras del gran rostro.
La hipótesis científica no es nunca verdadera; sólo puede ser útil, sólo se encuentra en ella lo que uno lleva y, se pondrá de nuevo a discusión la naturaleza misma del conocimiento. Tal es el espíritu de las ciencias y este espíritu, se extiende a todo y crea el clima que empapa a toda la inteligencia. Cuando el pensamiento arrastra tragedias y dramas, transmuta seres, transforma civilizaciones, moviliza masas humanas y sabemos además, dónde están la insignificancia, la decadencia y el juego corrompido.
Una persona creativa, no sabe de manera exacta lo que está buscando y, toda la actividad no se ve como un problema que se debe resolver, sino como un juego. Y puede decirse que cuanto más diferentes son las cosas, más importante será descubrir en qué se parecen; y al revés, cuanto más parecidas sean, más valioso será percibir sus diferencias. Hay un movimiento constante de similitudes y diferencias, en el que cada nueva teoría difiere de manera sutil pero significativa, por lo que es necesario permanecer sensible a las maneras en que se desarrollan similitudes y diferencias, sin situaciones de ignorarlas o minimizando su posible importancia.
Desgraciadamente, esto es una especie de ideal que muy raramente se consigue y, no se lleva a cabo debido a la tendencia a defender de forma inconsciente las ideas de significado fundamental. En consecuencia, aparece una fuerte disposición a imponer ideas familiares, incluso cuando existen evidencias de que podrían ser falsas, creando la ilusión de que no se necesita ningún cambio fundamental, cuando de hecho, puede haber una necesidad apremiante de introducir dicho cambio.
La mayoría de la gente supone que no tiene la pasión y el coraje necesarios para actuar de una manera auténticamente creativa y están condenados para siempre a “jugar sucio” con los rasgos más sutiles de su conocimiento. Los problemas básicos, tanto de la ciencia como de la sociedad, se originan en una disposición de la mente a ocuparse en un juego falso, para conservar así una sensación general de confort y seguridad.
¡El mundo de la certidumbre se hunde, el mundo ya no sigue el juego de la razón! Pero con esto nos preguntamos: ¿Todo será posible? Un temporal de irrealidades fantásticas derriba a los buscadores de realidades. El positivismo libra un último combate por su honor. Ya no existe la lógica del sentido común. Y en nombre de la verdad y de la realidad, lo niega todo. Aparece una nueva ciencia: las puertas se abren sobre una realidad distinta. No hay ni buenos ni malos y todos tienen la razón, donde los destinos se encuentran y se confunden y crecen todos juntos a un nivel superior.
La materia se manifiesta más rica en posibilidades, encerrando una energía incalculable y, es susceptible de infinitas transformaciones y sus recursos son imprevisibles. En la nueva física, una proposición puede ser verdadera y falsa a la vez y donde una misma entidad, puede ser continua y discontinua, siendo inútil apelar a la física para juzgar algún aspecto de lo posible. La observación nos enseña que el electrón ha pasado a la vez por los dos agujeros de una pantalla, una locura, pero se ha comprobado experimentalmente. Nuestra filosofía exige la tesis y la antítesis, pero en la filosofía del electrón, tesis y antítesis, son verdaderos a la vez. El electrón parece obedecer a leyes, pero ¿Estamos hablando de un absurdo?
Tal parece que lo que la naturaleza llama “existir”, no tiene existencia a nuestros ojos, desapareciendo en el extremo del conocimiento nuestros métodos de pensamiento habitual, en tanto que las filosofías son nacidas de una visión articulada de las cosas. En materia de estructuras del tiempo y del espacio, nuestras nociones de pasado y futuro ya no se sostienen ya que a nivel de partícula, el tiempo circula en los dos sentidos a la vez, donde no hay que creer que el tiempo transcurrido vuelve de la nada; el tiempo es uno y eterno. Es un registro continuo e invariable de una existencia perpetua.
Toda la aventura del conocimiento está orientada a una descripción de las leyes de la física, pero también de la biología y de la psicología en el continuo de cuatro dimensiones, pero tal vez es sólo la conciencia la que se desplaza. Debemos admitir por primera vez el pleno derecho de que la conciencia tiene, de estar en las ecuaciones de la física teórica. ¡Visión doble, admirable visión del destino humano ligado a la totalidad del universo!, nos dice Bohm.
El nuevo mundo de la física, desmiente las filosofías de la desesperación y del absurdo. Un conocimiento real, objetivo del hecho que arrastra al mismo hecho social, nos enseña una dirección clara, una ascensión de conciencia activa y un acceso a una civilización en la cual la vida será superior a la nuestra, como lo es la nuestra a la de los animales.
Para Joseph Ledoux, es muy cómodo pensar que podemos controlar todo conscientemente, pero el cerebro también le resulta fácil actuar inconscientemente. Si no fuera así, estaríamos tan ocupados calculando cada uno de nuestros pasos o cada respiración, que no seríamos capaces de hacer nada importante y, para Jonathan Pincus, los asesinos no nacen, se hacen; pero si padeces una enfermedad mental y te infringen un daño neurológico, casi se puede asegurar de que te vas a convertir en un asesino si se dan determinadas circunstancias. Ni la mayoría de los enfermos mentales son violentos, ni la mayoría de los que tienen defectos neurológicos son violentos, ni la mayoría de los que han sido maltratados en la infancia son violentos. Pero cuando estos tres factores se dan a la vez en un individuo, éste es muy vulnerable a la violencia y es muy difícil inhibir ese impulso.
Nos damos cuenta y nos han dicho, que el hombre es incapaz de comprender el mundo, pero hemos comprobado que las potencias del hombre no han producido más que hambre, terror, desorden, tortura y confusión. Pero tal vez un día nos serán revelados los últimos secretos por el comportamiento profundo del cerebro, ya que éste es el fruto y la conclusión de las reacciones más complejas del universo y, sin duda en sí misma, de las leyes más íntimas, ya que el mundo no es absurdo, ni el espíritu es inepto para comprender, donde no hay más estudio que el de la naturaleza que nos lleva a la totalidad del conocimiento y la sabiduría.
Pauwells, nos dice: Mientras los hombres alimenten el sueño de obtener algo por nada, dinero sin trabajar, conocimiento sin estudio, poder sin conocimiento, virtud sin ascetismos, florecerán las “sociedades perversas”, donde lo humano no es suficiente, es preciso que el espíritu se eleve sobre sí mismo y que la inteligencia se trascienda. La esperanza es que podamos conducir a los hombres a través de algunas etapas de su viaje, ayudándolos a entender su “salvajismo” de manera que se convierta en sabiduría.
Para Richard Rohr, la gran desilusión en casi todas las religiones del mundo, es que lograron con éxito y contra cualquier probabilidad, que la mayoría de las personas tengan miedo a Dios. ¿Se dan cuenta de lo absurdo y horripilante de esta situación? Logra en gran medida, que el universo en sí sea un lugar inseguro y pavoroso, en el que nadie encuentra sosiego y en el que todos sufren de paranoia. Durante los siglos de oscurantismo, había una sola potencia, el temor de Dios y de la iglesia.
Nuestra ignorancia es ilimitada y decepcionante. A cada paso que avanzamos y a cada problema que resolvemos, no solamente se nos descubren nuevos problemas pendiente de solución, sino que se nos impone la evidencia de que incluso allí donde creíamos estar sobre suelo firme y seguro, todo es en realidad, inseguro y vacilante. La piedra angular de toda teoría del conocimiento es, que ilumine la relación entre nuestro conocimiento y nuestra convicción, de que en realidad, NO SABEMOS NADA.
Permanecemos extraños a nosotros mismos, no nos entendemos, tenemos que confundirnos con otros; en nosotros se cumple la frase que dice; “cada uno es para sí mismo el más lejano, en lo que a nosotros se refiere, no somos los que conocemos”, nos dice Nietzsche. Con su trabajo, Nietzche nos dejó como legado una propuesta para dejar de ser extraños de nosotros mismos, para profundizar nuestro propio pensamiento y para buscar siempre en el más allá de lo posible.
No nos es lícito, ni de equivocarnos solos ni solos encontrar la verdad. Antes bien, con la necesidad con que un árbol da sus frutos, así brotan de nosotros nuestros pensamientos, valores nuestros de si-es y no-es, donde con nuestras preguntas y dudas, están todos emparentados y relacionados entre sí, testimonios de una única voluntad, una única salud, un único reino terrenal, un único sol.
El conocimiento no comienza con la recopilación de hechos o de datos, sino de problemas. No hay conocimiento sin problemas, pero tampoco hay ningún problema sin conocimiento. No existe problema sin conocimiento, ni problema sin ignorancia, nos dice Karl Popper.
EL FINAL DE LOS TIEMPOS
Una población que deja los recursos ambientales intactos para la siguiente generación, tendrá una ventaja selectiva. El hombre es un espectador y actor de la naturaleza, su comportamiento depende de las condiciones ambientales y éstas a su vez, son modificadas por su comportamiento; la condición ambiental influye la evolución genética de la evolución humana y el comportamiento humano influye en la naturaleza.
El tiempo lineal de la Biblia, dotado de un principio y un final, influye en todo el desarrollo del pensamiento occidental. El pensamiento del fin de los tiempos, es hoy más característico del mundo laico que del mundo cristiano, nos dice Humberto Eco. Ya nadie interpreta los signos de los tiempos como signos del fin de los tiempos, pero afronta otros temores: la amenaza nuclear, las posibles catástrofes ecológicas y el horror económico, entre otros. Tal parece que cualquier época agitada genera sus propios fantasmas de aniquilación y así vemos, que muchos de nuestros contemporáneos tienen la sensación de vivir una época imprevisible y temen, más o menos confusamente, una gran catástrofe. El fin de los tiempos conocido como el Armagedón en la Biblia, son sólo los indicios reveladores de una sorda angustia, donde también se comienza a cuestionar los fabulosos “progresos técnicos” en los que habíamos depositado tantas esperanzas. Pero, que a la postre, sólo han causado y pueden causar, nuestra perdición.
El juego de la entropía y los límites de la naturaleza, nos inducen a repensar nuestros conceptos de evolución, progreso y construcción de cosas materiales. El correcto uso de la ciencia, no está en dominarla, sino la de convivir con ella.
Los economistas siguen creyendo ciegamente en el crecimiento ilimitado de la naturaleza, pero la naturaleza tiene ciclos que siguen otras reglas y otros tiempos, donde nos enseña que la especialización significa riesgos y amenazas a la estabilidad de los sistemas vivos. El precio es la aceptación de la contaminación, explotación y monocultivos, que aceleran la destrucción del planeta y el incremento de la separación entre pobres y ricos. Cualquier transición a un nuevo modelo de desarrollo, que no esté basado en la justicia social, es políticamente imposible.
La termodinámica y la biología, nos dictan que debemos hacer una transición a un estado de mínima producción de entropía y, conservación de recursos. Para crear un estado estacionario de lento crecimiento en la sociedad, es necesario mantener el flujo de energía constante y de bajo nivel, disminuyendo el proceso entrópico y, favoreciendo la descentralización y la pequeña escala al utilizar los recursos renovables. Por el contrario, el sistema social industrial se organiza a sí mismo por un ilimitado flujo de entropía, tan grande como quieras, a la vez que un ambiente capaz de absorber sin degradación alguna.
La falla de encontrar un “estado estacionario” puede significar la decadencia irreversible de la humanidad. Los hombres no hemos evolucionado todavía lo suficiente para haber adquirido un concepto de fraternidad universal entre nosotros; las acciones del hombre todavía no tienen como objetivo y propósito común, la sobrevivencia de la especie.
Dado que hay especies que reducen los recursos ambientales y otros que los promueven, se define la “capacidad ambiental”, como la capacidad de suplir la subsistencia necesaria para una población de un tamaño dado.
La relación entre el hombre y la naturaleza, es extremadamente intrincada y compleja. La historia del mundo, de la vida y del hombre, pueden, escribirse en términos alternativos y combinados de retroalimentación positiva y negativa. Necesitamos conseguir una más “balanceada” concepción, sobre los “roles” de las partes macroscópicas y los parámetros que definen al sistema como un todo. Necesitamos estudiar los fenómenos biológicos en términos de autoorganizacion, capaces de dar coherencia global del comportamiento de las partes individuales.
Sabemos que hay una escala de tiempo natural y que el desarrollo de las creaturas vivientes es un proceso de transformación, pero una vez que descubrimos su naturaleza, podemos también empezar a entender la complejidad de los problemas que se enfrentan en las ciencias sociales. Una vez que aprendemos a respetar la naturaleza que el ambiente físico nos impone, podemos también aprender a respetar el pensamiento de los demás.
El incremento poblacional nos lleva a una crisis mundial de alimentos y dentro de 20 a 30 años, dependiendo de muchas alternativas posibles a elegir, se espera dramática en términos de alimentos, energía, recursos y que impactará a nuestros hijos y nietos. Nos queda poco tiempo para aprender el nuevo lenguaje para la sobrevivencia cultural y biológica.
El crecimiento exponencial poblacional que tenemos, nos sorprende al saber que si algo se satura en treinta días, estará a la mitad de su capacidad en el día veintinueve. Así, nuestro planeta con sus siete mil millones de personas actuales, ha rebasado seguramente esa mitad necesaria para que en la siguiente generación, la tierra se encuentre completamente saturada, lo que no ofrece ninguna oportunidad de sobrevivencia. Obviamente las cosas no son tan simples y los problemas poblacionales tienen relaciones complicadas en política, sociología, economía, biología y psicología. Que un nacimiento en un país de primer mundo es mucho más impactante que 40 nacimientos en el tercer mundo.
Podemos ver que el problema poblacional no puede divorciarse de su contexto social y económico. Está ligado a situaciones de nutrición, salud, educación y de las ventajas que el control natal puede darnos en términos de bienestar social e individual. Actualmente, el incremento poblacional puede ser la causa principal de desaparición de nuestra especie. A menos que el crecimiento poblacional se desacelere, irreversiblemente actuará y afectará nuestro nivel de vida.
Enzo Tiezze, nos dice que la relación población-ambiente es una ecuación matemática con dos incógnitas que no tienen solución, ya que los países industrializados continúan devorando los recursos del tercer mundo y destruyendo las bases biológicas del ambiente. Africa enfrenta desertificación y erosión creciente, disminuyendo su producción desde los años setenta. En América Latina se deforestadan 22 hectáreas por minuto para producir pastos y carne para los Norte Americanos. 18% de la población mundial puede ser alimentada a nivel de primer mundo, pero al precio de relegar el otro 82% a la desnutrición.
Cada nacimiento en el primer mundo, quita a diez personas en un país pobre la posibilidad de sobrevivir. Como el control natal es una cuestión de extinción o sobrevivencia para el hombre, donde hambre y guerra son inevitables, queda implícito el hacer y tomar decisiones precisas y acertadas para nuestra sobrevivencia. El oscurantismo nunca paga a largo plazo y la realidad biológica comienza a desafiarnos.
Si la población del tercer mundo obtuviera el consumo de energía de la del primer mundo, los recursos del planeta se terminarían en menos de 20 años y la catástrofe sería inevitable. El desarrollo económico e industrial están basados sobre la destrucción del ambiente y los recursos naturales. Es la consecuencia lógica de un imperialismo, donde los países débiles están en continua guerra, como consecuencia de competir por los recursos. La cual, para ser evitada, es necesario ”cambiar a un modelo basado en los recursos renovables y la conservación del ambiente”. Si esta destrucción no es reversible, nos veremos envueltos en violentos sucesos, por lo que trabajar por el balance ecológico, es trabajar por la paz.
Para los economistas como Tim Harford, los avances geométricos sólo se aceleran cuando la base del progreso geométrico alcanza un cierto tamaño, aparte de que los seres humanos siempre han estado limitados por el progreso de la tecnología. La diferencia inicial entre el crecimiento aritmético y el geométrico, es insignificante; al final sus diferencias se vuelven increíblemente grandes. La población precolombina en América, era de catorce millones y eran conocidos como formidables arquitectos, sumamente organizados y capaces de construir ciudades que siguen siendo admiradas en la actualidad; les iba mejor que a los autralianos con 200 mil habitantes que sólo inventaron el búmeran. Sin embargo, catorce millones contra 400 millones de cerebros europeos, donde la ventaja tecnológica era abrumadora, pero que fueron conquistados ya sea por las armas más desarrolladas y enfermedades que traían consigo.
Resta todavía ver si Malthus tendrá su revancha, nos dice Tim Harford y si el calentamiento global, la pesca excesiva, la erosión del suelo y el agotamiento del petróleo, finalmente se burlarán de la tecnología y harán que los estándares de vida se derrumben hasta los niveles de subsistencia.
Hasta el momento, hay pocos signos de ello, nos dice Tim, ya que la mayoría de los precios de los bienes de consumo cayeron a lo largo del siglo XX, lo que sugiere que a pesar de la demanda cada vez más alta, siempre triunfaba una tecnología más desarrollada. Por ahora, los indicios respaldan la estrategia de Ted Baxter, quién planeaba tener seis hijos con la esperanza de que uno de ellos solucionase el problema de la población. Para los economistas, cuantos más seamos en el mundo, viviendo nuestras vidas lógicas, mejor serán nuestras oportunidades de sobrevivir los próximos millones de años.
El mejor adaptado, sobrevive y se multiplica y la complicada interacción de mutación y cambio ambiental dictan las reglas de la evolución. El hecho de no conservar la riqueza de la diversidad genética de nuestro planeta, significa sacrificar la sobrevivencia de la especie humana.
Una palabra dada puede tener diferentes significados en diferentes disciplinas. La mínima “energía libre” con capacidad de producir un trabajo, está determinada por una entropía máxima que significa máximo desorden y no máxima complejidad; una estructura biológica compleja se da por procesos que crean orden. El concepto de “equilibrio” en termodinámica no tiene nada que ver con un “ecosistema estable”.
ECOLOGÍA LA CIENCIA DE LA COMPLEJIDAD Y LA ESTABILIDAD DE LOS ECOSISTEMAS
Las palabras “complejidad” y “estabilidad”, como son usadas para describir una sociedad o método de producción, son divergentes y pueden asumir significados diferentes. En biología, hay por lo menos dos tipos de complejidad: la individual y la de los ecosistemas. La de los ecosistemas, requiere definiciones complicadas que tomen en cuenta el número de especies, sus funciones, la relación entre las especies y sus funciones; donde una de las certezas en este campo, nos dice Tiezzi, es que la destrucción de la diversidad de nuestra herencia genética y la complejidad de los ecosistemas, nos llevan a procesos de inestabilidad, donde podemos ver daños al ambiente, el incontrolable incremento de ciertas especies y la destrucción total del ecosistema, causado por la acción de “simplificación” del hombre. Con lo que podemos decir que un decremento en la complejidad de un ecosistema, generalmente nos lleva a un decremento en su estabilidad.
En biología, la tendencia de un ecosistema a establecerse en un cierto estado, con poblaciones en tasas constantes de reproducción, funciones de cooperación y mínima producción de entropía, pueden ser observadas. Por otra parte, en la evolución, observamos una tendencia a incrementar la complejidad con incrementos de entropía en el ambiente. Una complejidad individual mayor, normalmente más estable a la de un simple individuo, ya que una razón más rápida de evolución produce más entropía y causa desestabilización del sistema viviente a largo plazo. Así otra vez, encontramos el concepto de “Tiempo” y su relación a la “Complejidad” y a la “Estabilidad”, donde para frenar la evolución de los individuos y favorecer la estabilidad de los ecosistemas, significaría no aumentar la complejidad individual, sino la de favorecer la continuidad de la complejidad en ecosistemas.
Esto podría ser lo correcto para la sobrevivencia de los sistemas vivientes, donde ir más despacio o tener continuidad, significa para Tiezze, que el tiempo está incluido en la definición de Complejidad y Estabilidad.
La estabilidad o destrucción del equilibrio de la tierra, depende finalmente de las decisiones humanas. Así que para trabajar por la estabilidad y su sobrevivencia, debemos conocer la realidad biológica y las reglas del juego en la naturaleza. Esto requiere entender la complejidad y la recomposición de diferentes disciplinas. Se requiere el conocimiento de la ecología y la ciencia de la ecología.
Estados estacionarios en el tamaño medio de las poblaciones en la naturaleza, no necesariamente representan valores de equilibrio. Los estados estacionarios en ecología, son dependientes del suplemento energético dados a una tasa constante e introducidos al sistema por el exterior y donde si este suplemento de energía desaparece, el sistema pierde dicho estado estacionario y se alcanza el equilibrio físico, que significa la muerte.
Por lo tanto, los estados estacionarios son distintos del equilibrio y se dan, tanto en sistemas vivos como no vivos.
Como el proceso de mantener una población viva requiere un continuo flujo de energía potencial y, el tamaño de la población depende de la tasa a que dicho potencial de energía entra al sistema, ya sea a través de plantas o animales -que servirán posteriormente de alimento a otros consumidores- generando así una cadena trófica o cascada bioenergética, donde las plantas son consideradas como las únicas con capacidad transformadora y productora, siendo las demás poblaciones dependientes de dicha producción, de forma directa o indirecta.
La energía solar es absorbida por las plantas y parte de ésta, es convertida a energía potencial por los procesos de fotosíntesis a través de una conversión lenta a energía cinética, lo cual permite a las comunidades ecológicas sobrevivir. Los competidores interaccionan sobre el mismo nivel trófico, es decir, a través de interacciones horizontales existiendo también las interacciones verticales.
Cuando un depredador consume su presa, la población de presas está siendo usada como maquinas para convertir algunas porciones del mundo relativamente abundante, en formas más útiles. Desde este punto de vista del predador, los herbívoros son maquinas que convierten las plantas en su alimento y donde un predador racional no consumirá de una sola sentada dichas presas, dejando algunas para reproducirse y reemplazar a las que consume, buscando explotar las poblaciones de herbívoros, en tal forma que maximice el siguiente cociente: números de calorías consumidas por los predadores, entre el número de calorías de las plantas consumidas por las presas.
El concepto de comunidad es más interesante si es definido en términos de química y transferencia energética entre organismos.
Si por simplicidad consideramos que existe una tasa de depredación constante y queremos conocer sus efectos sobre las poblaciones de presas en estado estacionario, debemos recordar que el proceso de depredación es una alteración a las probabilidades de sobrevivencia en las diferentes edades y que, estamos agregando nuevas fuentes de mortalidad adicionales a las mortalidades que se dan de forma natural.
Si se obtiene un nuevo estado estacionario bajo estas condiciones de depredación, los valores de fertilidad y sobrevivencia son alterados por este proceso de depredación y por ello, debemos considerar que al remover algunos de estos animales, incrementamos las disponibilidad de alimentos para los que son dejados, que debe de incrementarse también la tasa reproductiva, restaurándose un nuevo estado estacionario, a niveles más bajos de biomasas de producción.
La depredación, que es lo suficientemente severa para reducir significativamente el número de individuos reproductores, también disminuirá la intensidad de competencia entre las larvas y alterara la distribución de las sobrevivencias, restaurando las condiciones de estado estacionario.
Sin embargo, si la sobrevivencia en alguna edad es reducida por predación, se presentará un cambio compensativo ya sea en la sobrevivencia de alguna edad o en la fecundidad de las presas o probablemente estas últimas, serán inestables yendo hasta la extinción. Así, el efecto de depredación sobre la biomasa de las presas, dependerá de manera precisa y definible en la eficiencia con que las presas se reproducen y en la distribución de su sobrevivencia.
Pero solamente la producción relacionada con su crecimiento es considerada como un tipo útil de energía potencial, en tanto otras energías posibles a nivel individual son generalmente ignoradas.
Cuando consideramos la energía del alimento abastecido, estaremos refiriéndonos a la eficiencia de la cadena alimenticia, mientras que cuando consideramos el alimento comido nos referimos a la eficiencia ecológica. La eficiencia ecológica está determinada por la tasa de remoción de animales y la proporción del alimento consumido, que puede convertirse en calorías de origen animal. Para tasas muy bajas de remoción, resultan en eficiencias de cadena alimenticia y ecológica baja y altas tasas de remoción en mayores eficiencias. Tasas de remoción, excesivamente altas, reducen la población a tamaños que son incapaces de consumir todo el alimento disponible, disminuyendo la eficiencia de la cadena alimenticia.
Para estar seguros que la población que alimentamos será capaz de persistir bajo el procedimiento de remoción de sus individuos, el número de animales removidos debe fijarse como una fracción del número de animales que nacen o son incorporados en la población.
Un procedimiento para determinar el número de animales a removerse, no limita los tipos de animales a remover, así podemos remover animales adultos o animales jóvenes y después de un tiempo lo suficientemente largo, tendremos información para cada población sobre su número promedio y distribución de tamaño de la población desigual, como el número promedio y distribución de tamaños del rendimiento en cada censo. Estos números pueden convertirse a calorías, determinando también el suplemento de alimentos a la población en unidades calóricas.
Para muy bajas tasa de remoción, resultan en bajas eficiencias de la cadena alimenticia y ecológica, mientras para tasas altas de remoción resultan en eficiencias más altas. Altas tasas de remoción sin embargo, reducen la población a un grado tal, que es incapaz de consumir todo el alimento provisto y la eficiencia de la cadena alimenticia disminuye.
Una población en estado estacionario, mantienen el número de animales, composición de edades y distribución de tamaños constante y para ser esto posible, la distribución de tamaños y edades de los elementos removidos debe ser constante.
Remover animales que están próximos a morir no tendrá mucho efecto en el costo de mantenimiento que tenga, mientras que para aquéllos con esperanzas de vida larga, aumenta drásticamente el costo de mantenimiento poblacional y consecuentemente disminuye el tamaño poblacional.
Si disponemos de los datos apropiados, la eficiencia poblacional, asociada con una estrategia de explotación, puede ser evaluada en términos de cambio en tamaño poblacional, consumo de energía, esperanza de vida y eficiencia de crecimiento.
Si además contamos con datos de rendimiento, tamaño poblacional y consumo de energía para varias poblaciones, es posible resolver para la eficiencia poblacional que será asociada con un procedimiento de explotación, que remueve solamente un tamaño o grupo de edad. La eficiencia poblacional puede darse como función de la edad.
La eficiencia poblacional relaciona el rendimiento al tamaño poblacional y permite obtener el proceso más eficiente de explotación de un recurso, donde una explotación prudente debe de hacerse de tal forma que se maximice su rendimiento y al mismo tiempo maximice la eficiencia poblacional de las presas.
OBSERVACIONES Y CONCLUSIONES
El tenebroso siglo que acabamos de pasar, ha puesto en evidencia la temible dialéctica entre el progreso y la catástrofe, entre la civilización y la barbarie. Tras los fracasos y las desilusiones de un siglo terrible, se nos plantea de saber si existe una lógica alternativa a la catastrófica lógica de los mercados. Se plantea sobre todo un problema de contenido, que es el de “cambiar el mundo y modificar la lógica social actual”; de repensarlo y de reinventarlo, partiendo de la lógica del capital y de sus destrozos que provocaron, del que el propio capital es el límite.
La lógica liberal es una máquina de producir desigualdades e injusticias. La injusticia campa a sus anchas y las dominaciones imperialistas, son más despiadadas y brutales que nunca. No sólo es imaginable un futuro más allá del capital, sino que cada vez se hace más urgente para la supervivencia de la propia especie humana. Un futuro que no será resultado de la arbitrariedad, sino que emergerá a través de las propias contradicciones del capital.
En este peligroso tránsito, entre lo ”ya conocido”, y lo “nuevo por conocer”, el derecho de cada país cede a un derecho externo indeterminado, nos dice Bensaid. Peter Sloterdijk, previó que los tiempos que vienen serán “períodos decisivos”, que llamó como “la política de la especie". Los accidentes a los cuales saben sobreponerse los hombres fuertes, se convierten en catástrofes irreparablemente para los débiles.
La conservación de los ecosistemas naturales, junto con una mayor equidad social, investigación, vigilancia eficaz y los beneficios de una medicina moderna, es la condición de la vida, ya que al conservar los ecosistemas, en los cuales se basa fundamentalmente la salud en general, nos proponemos proteger la salud de muchas personas en todo el mundo. Desgraciadamente continuamos sacrificando la salud física de muchos, a largo plazo, a favor de la ganancia financiera de unos pocos.
No es sorprendente, nos dice Bensaid, que la privatización del planeta tengan por corolario una globalización de la violencia social y militar y la privatización de su uso para las mafias y, donde el extremismo es la expresión extrema de esta lógica mortífera. Para los europeos, los Estados Unidos representa el verdadero peligro para la humanidad y el mundo entero.
Cada estadounidense consume 9.5 hectáreas frente a las 0.5 en los países pobres, pero además, los países ricos transfieren sus desechos a los países pobres, que terminan siendo el basurero y vertedero de los países ricos. Mediante un mercado de valores sobre el derecho a contaminar, los países pobres venden a los ricos el derecho a perpetuar su sobreconsumo, perpetuando su subdesarrollo económico y dependencia tecnológica. La crítica ecológica plantea y obliga a: pensar en la totalidad espacial y temporal del modo de producción capitalista.
Los recursos de la naturaleza no son infinitos y el equilibrio en la naturaleza es extremadamente delicado y, puede irreversiblemente ser alterada por el hombre. La destrucción del ambiente y el desperdicio de los recursos naturales, afectan a largo plazo la economía y a la misma sociedad. La falsa prosperidad de la sociedad consumista está basada en la explotación.
La biodiversidad es el corazón del desarrollo sustentable. La inmensa diversidad del material genético es necesaria para la sobrevivencia de plantas alimenticias y del mismo hombre. La mayor protección contra la destrucción de los recursos alimenticios para el futuro, es la existencia de variedades primitivas y salvajes en el mundo. La diversidad de la herencia genética y la complejidad de los ecosistemas, no se debe perder. La veloz fragmentación forestal y la abundante tala en los bosques del Este de los Estados Unidos, provocaron un incremento de ratones y venados, especies que transmiten la enfermedad Lyme.
Nos está faltando conocer el concepto de productividad en términos de energía, con observados decrementos en los incrementos de productividad en términos de trabajo y del efecto termodinámico, sobre el fenómeno como un “Todo”.
¿Qué cambios son necesarios para la emergencia de una sociedad basada no solamente en la justicia social, sino también en la calidad de la vida? Nuevos valores se están buscando como sus ligas entre cuestiones ambientales y el análisis de la producción. ¿Qué agentes sociales serán capaces de llevarnos a esta transición? Una cultura ecológica que analice la relación entre los hombres y sus recursos ambientales, definiendo los límites económicos y políticos.
Esta nueva cultura, sin ser subordinada, jugará un papel central, estableciendo los principios sobre los que basar nuevas políticas y economías.
La lógica especulativa y financiera, característica de las orientaciones ultraliberales, es un factor de desorden cada vez más inquietantes para el propio capital. Hay voces que reclaman reglas del juego más transparentes y un control de las instituciones internacionales sobre una competencia mafiosa y salvaje.
El estado de guerra ilimitada de las civilizaciones, es el corolario de esta armada y la prueba de su carácter regresivo. Poniendo al desnudo el lazo entre el modelo neoliberal y la guerra globalizada, hay que oponerse a la mundialización capitalista y al sistema militarista mundial. Contra los paraísos fiscales, contra el saqueo de los países dominados por medio de la deuda.
Es obvio que un modelo basado en recursos no renovables, no puede ser sustentable por mucho tiempo; pero esto no significa que debamos volver a formas antiguas de vida. La solución es planear un modelo de vida basado en recursos renovables, con máxima eficiencia, con el uso de los recursos y no tener o generar desperdicios. De esta forma, muchas de las ventajas que disfrutamos, podemos mantenerlas y extenderlas al resto del mundo, gracias al conocimiento científico y con tecnologías apropiadas, con lo que es obvio que la agricultura es la parte central de este modelo de vida.
En una comunidad pequeña tradicional agrícola formando parte del ambiente natural, la energía solar es la fuente para un rendimiento agrícola suficiente. Aquí no hay desperdicio de materiales y el flujo de energía es mínima, usada con máxima eficiencia. Y por el contrario, las sociedades industriales tienen un ciclo no cerrado y, la entrada de energía para producción, transformación, transporte y distribución de alimentos y tratamientos de los desperdicios, es muy alta.
Cuando examinamos en términos de energía, de flujos de energía, la cadena alimenticia se hace inteligible en las fases sucesivas de la cadena alimenticia. Toda la organización de los seres vivos en ecosistemas maduros, minimiza la disipación de energía fijada por las plantas, usándola totalmente en sus mecanismos de regulación compleja. Esta transformación requiere que las operaciones en la agricultura sean evaluadas con criterios energéticos.
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