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Septiembre 2017

El "momento populista"


Daniel Tanuro agosto 27, 2017

El “momento populista” es un concepto propuesto por la filósofa Chantal Mouffe. Según Mouffe, la globalización, la hegemonía del capital financiero y la integración de la socialdemocracia en la política neoliberal han instaurado una “postdemocracia”. El principio del pueblo soberano se ha convertido en una fórmula hueca: no hay ya soberanía, y consiguientemente tampoco debate entre izquierda y derecha. La defensa de los intereses de la oligarquía financiera está asegurada por una casta que reduce los problemas políticos a problemas técnicos, que tienen que ser resueltos por expertos. En este contexto, la relación entre los principios de igualdad (la izquierda) y de libertad (la derecha), está desequilibrada en contra de la izquierda. Ahora bien, el pueblo, para Mouffe, no es un dato sociológico: es una construcción política que depende del trazado de la frontera entre el “ellos” y el “nosotros”. El modo de esta construcción política constituye para ella el populismo.

Hoy, hay un “momento populista” pues se ve en todas partes una profunda frustración y una aspiración “popular” a la democracia, por tanto a la soberanía, por tanto a un reequilibrio entre igualdad y libertad. Estos sentimientos son captados principalmente por un populismo de derechas, pero esta situación no es una fatalidad. “El populismo de derechas restablece la soberanía popular, no la igualdad” -en particular porque etnitiza los problemas sociales. Construye por tanto un “nosotros” que reduce la democracia en lugar de ampliarla. Es su talón de Aquiles. La izquierda puede y debe desarrollar un populismo de izquierdas, única forma de combatir al populismo de derechas. Para hacerlo, Mouffe recomienda no hablar de “fascismo” ni de “extrema derecha”: “Es un medio de no intentar comprender”, dice. Ahora bien, hay que “reconocer que las demandas que están en la base de los movimientos populistas de derechas son demandas democráticas”. Marine Le Pen da respuestas a la gente víctima de la “globalización feliz”. El populismo de izquierdas, para Mouffe, se distingue del populismo de derechas diciendo que el adversario es la mundialización neoliberal, no los inmigrantes.

¡Pobre Gramsci!

Los marxistas distinguen la “clase en sí” y la “clase para sí”. La diferencia, es la conciencia. La clase en si es un dato sociológico. La “clase para sí” se constituye a través de la experiencia de las luchas, de la autoorganización, de la extensión y de la unificación de las luchas, que permite al proletariado ir más allá de sus reivindicaciones para poner las bases de una revolución completa de las relaciones sociales, así como de las relaciones humanidad-naturaleza. Pero Mouffe insiste: la construcción de un pueblo no es la constitución de la “clase para sí”. Es un proceso “mucho más transversal”, que centraliza “demandas heterogéneas” provenientes de “diferentes sectores sociales”. ¿Cuáles? Mouffe cita el feminismo, los movimientos LGBT, la ecología….

Pero no es el fondo de la cuestión. El fondo del asunto es que la transversalidad es necesaria porque no estamos ya en el capitalismo fordista: “hoy estamos todos bajo la dominación del capital financiero, incluso sectores sociológicos que pertenecen a la derecha”. Se trata por tanto de “reformular el proyecto socialista en términos de radicalización de la democracia”. Esto necesita la cristalización política de reivindicaciones provenientes también de sectores de la patronal. Esta cristalización necesita un líder carismático que movilice las pasiones, pues no solo cuentan los argumentos: en política, los afectos son importantes. El populismo de derechas lo ha comprendido bien, la izquierda debe hacer igual.

Esto es, muy condensado, lo esencial de la teoría política que suscita el entusiasmo de una parte de la izquierda hoy. Bajo su aspecto moderno y radical, es un vino viejo en un nuevo odre. El punto de partida es falso: consiste en separar capital financiero y capital en general, cuando los dos están inextricablemente imbricados. Para Mouffe y sus adeptos, el enemigo no es el capitalismo que explota el trabajo y destruye el medio ambiente, sino el capital financiero globalizado que vacía la “soberanía popular” de su contenido. La perspectiva estratégica que deriva de ello es la de una “insurrección ciudadana” para restablecer…. ¿qué? La “democracia” y la “soberanía” de antes del giro neoliberal, con su “equilibrio” entre izquierda y derecha -en el marco de la nación. Mouffe es explícita: refiriéndose a Syriza y Podemos, considera que el populismo debe entrar en las instituciones para transformarlas. Tales son, para ella, las conclusiones que hay que sacar del análisis de Gramsci sobre la conquista de la hegemonía. ¡Pobre Gramsci! Debe revolverse en su tumba pues lo que Mouffe propone es lo que la socialdemocracia ha pretendido hacer… y que la ha transformado en social-liberalismo.

 

(Las citas están extraídas del debate Chantal Mouffe/Jean-Luc Mélenchon http://www.youtube.com/watch?v=FtriFMxsOWw)

(El 10/06/2016, Chantal Mouffe publicó en El País el artículo titulado “El momento populista”. Se puede leer en https://elpais.com/elpais/2016/06/06/opinion/1465228236_594864.html. ndt )


http://contrahegemoniaweb.com.ar/el-momento-populista/







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