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Julio 2017

Migraciones y Remesas: México-Guatemala-El Salvador

-evolución y situación en el presente-

Renee Isabel Mengo

Cátedra: Historia Social Contemporánea

FCC-UNC/Argentina


Introducción

Los latinoamericanos emigran a diferentes partes de mundo, aunque en las últimas décadas se han inclinado por los Estados Unidos de Norteamérica. El perfil de la inmigración hacia ese país ha cambiado: mientras que en 1960 más del 75% de los migrantes procedía de Europa, en la actualidad, esta cifra se ha reducido al 15%. Más de la mitad de los inmigrantes hoy son de Latino América. Cabe distinguir entre dos olas de inmigración latinoamericana bien diferenciadas: en los años sesenta emigraron los cubanos que huían de la revolución en ese país y en los años ochenta y noventa, se produjo la emigración económica proveniente de México, Centroamérica y el Caribe y, en porcentajes menores desde el sur del continente.

El país del norte concentra la comunidad latina más importante del mundo. Con 39,9 millones de hispanos, es el cuarto país de habla hispana después de Brasil, México y España. Teniendo en cuenta que la tasa de fertilidad de los latinos es un tercio más alta que la del resto de los ciudadanos estadounidenses, (Gratius, S. 2005) los pronósticos indican que en el año 2040 una cuarta parte de la población estadounidense será de origen latinoamericano.

Entre los migrantes latinos, el 66% son mexicanos, que ya representan el 8,6% de la población total de Estados Unidos de Norteamérica. A gran distancia, pero en segundo lugar, se sitúan los 1,3 millones de cubano-americanos, seguidos de aproximadamente un millón de inmigrantes de El Salvador y República Dominicana. Geográficamente, los latinos se concentran en la zona sudoeste del país del norte: más de la mitad de los latinoamericanos viven en los Estados de California, Texas y Nuevo México. Tan sólo California, el principal destino de los inmigrantes mexicanos, cuenta ya con más de 11 millones de ellos. Otras zonas con una importante población latinoamericana son Nueva York (3 millones) y Florida (2,7 millones). Se estima que, en los Estados Unidos viven en ese país más de 15 millones de latinoamericanos nacidos en el extranjero (Gratius, S. 2005).

Como factor económico, los latinos son un importante sector de la economía estadounidense. Trabajan fundamentalmente en el sector servicios (sobre todo en la gastronomía) y en la agricultura. Dirigen 1,2 millones de pequeñas y medianas empresas en Estados Unidos de Norteamérica, ocupan puestos destacados en el sector de la música y cuentan con medios de comunicación propios de habla hispana como el canal televisivo de Los Ángeles Univisión o el diario Nuevo Herald de Miami. Estas empresas refuerzan los lazos de unión que suelen mantener los latinos con sus países de origen, mediante los cuales se refuerza también la cooperación entre Estados Unidos de Norteamérica y Latino América.

En base a lo precedente, el ensayo aspira a mostrar la relación entre “Migraciones y remesas” como resultante de los envíos monetarios en volumen global de quienes optan por otro país, (Estados Unidos de Norteamérica) ante las escasas posibilidades que ofrece el propio, los efectos repercuten en variados aspectos de la vida social. Se exponen la situación presente de México, Guatemala y El Salvador como caso testigo, mostrando la evolución de los mismos, para aproximar una comprensión actual por el cambio de administración política en el país del norte del continente, haciendo de la temática, una de las principales en la agenda continental, especialmente para Centro América y el Caribe, por lo que se considera oportuno su tratamiento y continuar en nuevas investigaciones.


¿Porque se emigra?


Ante el interrogante a la mayoría de los latinos que han decido migrar a los Estados Unidos, ¿Por qué decidieron emigrar a los Estados Unidos y no escogieron ir a otro país?, la respuesta más común es que ese país ofrece a sus habitantes la posibilidad de conseguir seguridad financiera, estabilidad económica, calidad de vida, seguridad individual, buena educación para sus hijos, etc.. En los Estados Unidos, todo inmigrante que entra al país con un estatus legal puede lograr progresar, siempre y cuando se esfuerce y tome las decisiones correctas, por ello es un destino muy demandado. Son muchas las razones por las que los latinoamericanos emigran al país del norte. A continuación, se enumera algunas:

Amenazas contra su seguridad: La necesidad de sentirse seguros es una de las principales razones por las cuales los latinos buscan emigrar a los Estados Unidos; lamentablemente, los países latinos encabezan la lista en cuanto a inseguridad ciudadana, la región latinoamericana es conocida como la más violenta del mundo.  Venezuela, México, El Salvador se consideran como países inseguros. En los Estados Unidos, la sensación de seguridad de la población es distinta; más del 70% de los habitantes se siente seguro al caminar de noche pues cuenta con un sistema de seguridad policial eficiente. 

Falta de oportunidades económicas: muchos migrantes latinos abandonan sus países con la esperanza de encontrar trabajos mejor pagados, inversiones más seguras, mejores opciones de negocio, empleos que brinden oportunidades de crecimiento.  Todo esto pueden conseguirlo emigrando legalmente a los Estados Unidos. La inestabilidad económica que viven algunos países latinoamericanos, obliga a los empresarios y emprendedores a buscar opciones de negocios en los Estados Unidos, donde la nación les brinda la estabilidad económica que necesitan para desarrollar sus proyectos y negocios de manera eficiente.

Libertad política:  Un país donde todo es incierto y nada es seguro; donde no existe el derecho a expresarse, donde el gobierno hace su voluntad y no la del pueblo que lo elige; donde no hay libertad de prensa ni libertad de expresión no es un buen país para vivir. Así piensan los migrantes latinos que actualmente residen en los Estados Unidos. Sólo dos países de la región -Uruguay y Costa Rica- califican como “democracias plenas”, según un informe de The Economist Intelligence Unit (EUI) realizado para la BBC.

Dólar vs. Moneda latinoamericana: hasta el presente, el dólar continúa con peso global. Por otro lado, las monedas latinoamericanas inestables desde hace años, han sido víctimas de una fuerte depreciación, por la cual muchos países latinos se encuentran devaluados y con un nivel de inflación elevado.  Los latinos que buscan emigrar a los Estados Unidos desean recibir ingresos en dólares, que los haga mantenerse económicamente estables y poder crecer financieramente.

Mejor futuro para sus hijos: las familias de emigrantes latinos desean brindarles a sus hijos un mejor lugar para vivir; donde puedan estar seguros y consigan mejores oportunidades para desarrollarse en el futuro. Educación de calidad, buenas oportunidades laborales, un ambiente de seguridad ciudadana, entre otros, hacen que la mirada de estas familias de emigrantes se fije directamente en los Estados Unidos como destino.

En definitiva, son innumerables las razones que hacen que los latinos deseen emigrar y vivir en mejores condiciones con respecto al país de origen. Los latinoamericanos se encuentran agobiados por la inestabilidad que les genera su país de origen; quieren vivir en un país que les asegure un futuro próspero y mejor calidad de vida, y esto lo consiguen emigrando legalmente o hasta ilegalmente a los Estados Unidos, nación que acoge al 85% de los inmigrantes latinoamericanos del mundo.


Respaldo teórico

Diversas investigaciones tratan la relación entre Migración, remesas y desarrollo, con énfasis en los elementos políticos e ideológicos unas, y análisis específicamente económicos otras. Se muestra aquí las bases de la temática que está en permanente expansión.

El especialista e investigador (Manuel Orozco, 2004) sostienen que… Cuando se considera la relación entre desarrollo y remesas es importante tener en cuenta cuatro premisas:

La migración y las remesas reflejan en cierta medida el hecho de que los gobiernos no promueven el desarrollo interno del país, así como la estructura de desigualdad en la economía mundial, haciendo que los ciudadanos abandonen su país para ir a otros países (y en algunos casos que se vean efectivamente expulsados u obligados a emigrar) en busca de mejores oportunidades o atraídos por los centros de producción mundiales. Latinoamérica y el Caribe no escapan a esta realidad; las guerras, la represión, la desigualdad social y la falta de empleo son factores que directa o indirectamente hacen emigrar a las personas de numerosos países.

Las remesas revisten importancia por no menos de cinco razones.

A), representan una obligación y un compromiso de atender las necesidades de la familia.

B), dan lugar a una distribución de medios financieros a hogares y sectores del país que tienden a padecer desventajas económicas.

C), suscitan repercusiones macroeconómicas, y tienden a no disminuir al producirse a fase de depresión del ciclo económico. En consecuencia, pueden contrarrestar o estabilizar los altibajos de los ciclos financieros.

D), esas abultadas transferencias financieras ofrecen la posibilidad, y tienen la capacidad, de generar riqueza en el hogar y en la comunidad a los que se remiten.

E), las provocan efectos multiplicadores, en parte promoviendo los cinco componentes de la integración económica mundial: turismo, transporte (aéreo), telecomunicaciones, transferencia (remesas) y comercio (nostálgico), conocidos como “las cinco ‘T’, por las siglas en inglés de esas palabras)

Por su parte (Carolina Stefoni, 2011), aporta importantes conceptos como: …la forma de cuantificar las remesas es a través de las balanzas nacionales de pagos.  Esta información es recogida por los bancos centrales de cada país y remitida al Fondo Monetario Internacional, desde donde se elaboran las estadísticas comparadas.

En términos mundiales, desde 1985 las remesas han experimentado un incremento sostenido. El Banco Interamericano de Desarrollo –BID- documentó que las remesas que recibió América Latina y el Caribe en 2014 crecieron 5,3% respecto a 2013, alcanzando los US$ 65.382 millones, y superando su máximo histórico de 2008, indicó un nuevo informe del Fondo Multilateral de Inversiones –FOMIN- del BID.

En función del monto de remesas, su evolución en el tiempo, y si se trata de una incorporación reciente o histórica (Stefoni, 2011. p, 15, hace referencia a Martínez, J. 2008, p. 207), quien identifica 3 tipos de países receptores en la región:

  1. Grandes receptores de remesas: México, Brasil, Colombia, El Salvador, Guatemala y República Dominicana son los países calificados como grandes receptores. Existen sin embargo, diferencias entre ellos, siendo la más relevante el hecho de que México se incorporó tempranamente en el flujo internacional de remesas, mientras que los otros países se insertaron en forma más reciente. Cada uno de estos países recibe un monto igual o superior a los 2.500 millones de dólares. México presenta una curva sostenida de crecimiento. Si en 1980 superó los mil millones de dólares, en 1990 recibió cerca de 4.000 millones. El Salvador es uno de los países que se incorpora recientemente al circuito de remesas. En 1992, se recibió cerca de mil millones de dólares mientras que en el 2004 los cálculos indicaron que recibió un total de 2.500 millones.

  1. Receptores de nivel medio: Ecuador, Haití, Honduras, Nicaragua y Perú. El monto actual en estos países es cercano a los mil millones de dólares, y comparten el hecho de haberse sumado recientemente al flujo internacional de remesas.

  1. Países de muy bajo nivel de recepción de remesas: Argentina, Bolivia, Costa Rica, Chile, Panamá, Paraguay, Uruguay y República Bolivariana de Venezuela. En estos países los montos de remesas no superan los 500 millones de dólares, y en casos como Chile y Uruguay, no alcanzan a los 150 millones.

Remesas y economía: el aporte migratorio

Desde el punto de vista macroeconómico las remesas han adquirido tanta importancia como las exportaciones, consideradas tradicionalmente como el rubro más importante del producto interno bruto. En algunos años las remesas a El Salvador superaron el total de las exportaciones y en la República Dominicana su volumen pasa de la mitad del valor de las exportaciones. El Salvador ha llegado a depender en gran medida de las remesas y ha aplicado políticas nacionales destinadas a atraerlas. Aún en economías grandes, como la de México, las remesas revisten singular importancia: equivalen al 6% del total de la exportación y a más del 72% del total de las inversiones extranjeras directas (Orozco, M. 2002).

Las remesas constituyen un componente importante del proceso de inserción de los países en la economía mundial a través de sus comunidades de migrantes. No reflejan únicamente el comportamiento de los migrantes, individualmente considerados, sino que forman parte de un proceso de mayor integración de los países en la economía mundial. En la actual ola de migración, los inmigrantes son agentes de la globalización de sus países de origen.

Los migrantes de América Latina contribuyen también a estrechar los vínculos económicos entre los respectivos países de procedencia y los Estados de acogida. Un factor central de ello son los envíos de dinero de los inmigrantes a sus países (las remesas). La suma es treinta veces superior a toda la ayuda al desarrollo que recibe América Latina y más importante que el flujo de inversiones directas.

El crecimiento en el flujo de las remesas es positivo para el continente ya que, de acuerdo con los datos del Banco Mundial estos envíos suponen su principal fuente de ingresos económicos.

Los latinos son un factor económico importante dentro de la economía de los Estados Unidos de Norteamérica. En ciudades como Los Ángeles, representan el mayor grupo de inmigrantes. En California, sectores como el de la construcción y el de servicios no funcionarían sin los inmigrantes latinoamericanos.

Por otra parte, las remesas constituyen un importante porcentaje del PIB en Centroamérica. En El Salvador suponen el 16,5%; en Honduras el 15,7%; en Guatemala, el 10% y, en Nicaragua el 9,7%. No obstante, en países del cono Sur, como Argentina, Chile o Uruguay, únicamente implica el 1%. Pese a que el envío de dinero de sus emigrantes es una aportación esencial para los países de la región, el informe cuestiona el impacto positivo a largo plazo. Varios estudios coinciden en que en aquellos Estados más dependientes de la llegada de las remesas, el número de miembros en paro de las familias que reciben esos envíos es muy alto, lo que supone un lastre para el desarrollo y fortalecimiento de su mercado laboral. No obstante, aquellos hogares que son receptores de giros monetarios tienden a invertir aquello que no destinan a alimentación, ropa y bienes de primera necesidad -el principal objeto de gasto- en salud y educación.

El análisis de las remesas en tres países, permitirá abordar la dimensión que las mismas desempeñan en sus respectivas economías y la situación en el presente.

México

La salida permanente de mexicanos hacia Estados Unidos de Norteamérica, refleja el enorme abismo de bienestar entre los dos países: el ingreso per cápita de un ciudadano estadounidense es nueve veces mayor que el de uno mexicano. Teniendo en cuenta los bajos salarios y las escasas posibilidades de ascenso en su propio país, el próspero vecino del norte representa un atractivo destino para los mexicanos. Las remesas de los trabajadores mexicanos en Estados Unidos sumaron 24.770,009 millones de dólares en 2015, cantidad superior en 1.000.000.123 millones de dólares a la recibida en 2014, lo que representó un crecimiento de 4.75 por ciento, informó el Banco de México.

El fenómeno migratorio está estrechamente ligado a las remesas, es decir, al dinero que los migrantes internacionales envían a sus familiares y/o comunidades en su país de origen. En México, de acuerdo al Grupo de Economistas y Asociados (GEA), el 49 por ciento de las familias mexicanas tienen un pariente cercano viviendo en Estados Unidos, y más de 20 por ciento de éstas recibe remesas constantes y sonantes de sus familiares.

Tan solo en 2015, México obtuvo 25.000.689 millones de dólares por este concepto, colocándolo como el principal receptor de estos recursos en América Latina con 37.6 por ciento del total. Eso es incluso más que lo que México gana por sus exportaciones de petróleo, lo que representa 4.4 por ciento del total mundial.

En 2015, los principales estados de origen del flujo monetario fueron California, 7.000.016.002 millones de dólares (29.6 por ciento), Texas 3.000.351.008 mdd (14.2) e Illinois 1.000.196.002 mdd (5.1). Houston e Indianápolis son las ciudades de Estados Unidos de Norteamérica con mayores costos para enviar 300 dólares de remesas con 8.9 dólares. En contraste, Chicago es la ciudad con menor costo de envío con 5.8 dólares en promedio.

En 2015 las remesas que ingresaron a México fueron equivalentes a 2.3 por ciento del PIB, mostrando una dependencia no observada desde 2008. Asimismo, Michoacán (9.9 por ciento), Guerrero (7.8) y Oaxaca (7.4) son las entidades con mayor dependencia de las remesas al mostrar los mayores porcentajes con respecto al PIB estatal. Tijuana (387.4 millones de dólares), Puebla (340.7), Guadalajara (325.1), Morelia (295.1) y Oaxaca (275.5) son los principales receptores de remesas en 2015 a nivel municipal. Los principales 20 municipios concentran 17.7 por ciento de las remesas a nivel nacional.

Los gastos en comida y vestido, pago de deudas, así como mejoras en la vivienda son los principales usos de las remesas enviadas tanto por mujeres como por hombres. Entre hombres, 75.1 por ciento especificaron que una de las finalidades de las remesas que enviaban era para comida y vestido, mientras que entre las mujeres este porcentaje es de 59.2 por ciento.

La misma fuente hace referencia a la entrevista con el investigador de Población, Medio Ambiente y Migración de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Rodolfo Casillas, quién consideró que, si el nuevo presidente norteamericano cumple sus amenazas de deportaciones masivas, no solo México lo va a resentir y tendrá una situación más crítica, sino que también los países de Centroamérica: Guatemala, Honduras, El Salvador, que son los principales lugares de origen de migración que va a Estados Unidos, se verán afectados.

En el presente año 2017, y por la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica, cuestiones profundas de la inmigración se intenta cambiar. Entre las primeras medidas de la nueva administración, planifica la extensión del muro con México en el que perderán los millones de mexicanos humildes que viven de las remesas que les llegan del vecino país del norte. El presidente de Estados Unidos dice que va a hacer que su vecino del sur pague por el muro fronterizo que quiere construir, un proyecto que es visto por muchos en México como un atropello. Y una de las maneras que ha sugerido para financiar la obra -además de crear un arancel a las importaciones mexicanas- es echando mano de las remesas que los trabajadores mexicanos en Estados Unidos envían a sus familias. Una cifra respetable, pero muy inferior a los US$10.000 millones que se ha estimado costaría el muro fronterizo que promete Trump.

GUATEMALA

Con respecto a las remesas en Guatemala, el país recibió 7.160 millones de dólares (Q54.416 millones) en divisas por remesas familiares en el 2016, lo que significó una tasa de crecimiento de 14% con respecto al 2015, informó ayer el Banco de Guatemala (Banguat).

El monto supera la cantidad de los últimos 15 años, con lo que las transferencias se convirtieron en el segundo generador de divisas luego de las exportaciones. El indicador tiene una participación de 11% en el PIB.

Las estadísticas detallan que, en promedio, se recibieron unos 596.6 millones de dólares mensuales por remesas. El 50% se destina al consumo de bienes y servicios en los hogares, que se convirtió en un motor clave de la economía nacional, sobre todo en las regiones central y occidente del país.

La Organización Internacional para las Migraciones –OIM- informó que 1.8 millones de guatemaltecos envían remesas familiares a Guatemala. La OIM presentó la “Encuesta sobre Migración Internacional y Remesas Guatemala 2016”, un estudio especializado que activó luego de seis años y tiene como objetivo medir el comportamiento de los flujos de dinero que se transfieren hacia Guatemala. De Estados Unidos son enviadas a Guatemala el 97 por ciento de las remesas. El estudio revela que hubo un incremento sustancial en la migración y así como en el monto de remesas en el período 2010-2016. “La población guatemalteca beneficiaria de remesas es de aproximadamente 6.2 millones”, señala el documento.

La muestra indica que el 97.1% de los guatemaltecos que envió remesas en 2016, cuando ascendió a US$7 mil 273 millones. En su mayoría viven en Estados Unidos, seguido por Canadá (0.8%) y México (0.7%) respectivamente.

Datos

49.8% de lo que se recibe se  usa para inversión y ahorro.

1.6 millones de personas reciben remesas.

73.6% fueron transferencias a través de bancos.

La Encuesta resaltó que la inmigración de personas guatemaltecas se generó más en los grupos etarios de 15 a 24 años en el 2016. Además, por cada cien mujeres hay 82 hombres, lo que significa que en los últimos cinco años han migrado más mujeres y unidades familiares con respecto al estudio del 2010.

El principal destino del uso de las remesas es para el consumo en los hogares, como la canasta básica de alimentos, servicios de salud, educación y transporte. Otro porcentaje se destina al gasto en reparación del hogar, compra de inmuebles y otros enseres.  

Víctor Flores, técnico del Banco de Guatemala, señaló que las remesas representan el 12% del Producto Interno Bruto (PIB), y que en los últimos siete años existe una estabilidad en el mercado laboral de los Estados Unidos, que ha contribuido al incremento de las remesas en el país. “Gracias a las remesas mantenemos una balanza de cuenta corriente positiva en la economía”, afirmó. 

Jorge Peraza Breedy, jefe de misión de la OIM para Guatemala, El Salvador y Honduras, sostuvo durante la presentación que el desafío para los gobiernos del área es crear condiciones económicas y sociales para reducir la migración irregular a los Estados Unidos. Destacó que se deben impulsar empleos y mejores condiciones de vida para sustituir los volúmenes de remesas familiares. Aseveró que si bien las remesas ayudan a combatir la pobreza también se vuelven en un “círculo vicioso”, que ha generado una generación ni-ni (que ni trabajan, ni estudian). Peraza Breedy, subrayó que muchas veces las familias no se superan en términos labores y se limitan a esperar la llegada mensual de recursos.


Recepción por departamento (en millones de dólares)


Guatemala

952.9

San Marcos

611

Huehuetenango

606

Quetzaltenango

496

Petén

457.1

Alta Verapaz

412

Quiché

355

Escuintla

347

Chiquimula

304

Jutiapa

293

Baja Verapaz

286

Izabal

281

Suchitepéquez

271

Jalapa

219

Santa Rosa

207

Zacapa

187

Retalhuleu

175

El Progreso

166

Chimaltenango

149.9

Totonicapán

141

Sololá

132

Sacatepéquez

116


Envíos por lugar de origen


California

1,826.8

Nueva York

1,255.2

Florida

689.5

Texas

564.6

Massachussetts

356.4

Illinois

241.8

Distrito de Columbia

217.5

Georgia

175.4

Nueva Jersey

174

Pennsylvania

173


Beneficiados por sexo (en millones de personas)

Mujeres: 3.4

Hombres: 2.7


Población total beneficiaria de remesas (en millones de personas)


2002

2.9

2003

3.1

2004

3.3

2005

3.6

2006

3.7

2007

3.7

2008

4.1

2009

4.3

2010

4.5

2016

6.2

*De 2011 a 2015 no se hizo encuesta


Ingreso de divisas por remesas


2006

3,609

2007

4,128

2008

4,314

2009

3,912

2010

4,126

2011

4,378

2012

4,782

2013

5,105

2014

5,544

2015

6,284

2016

7,159

Proyección 2017

7,768


En concreto, y en base a la investigación de OIM, las remesas, el vínculo directo entre la población guatemalteca en el exterior y sus familias en las comunidades de origen, permiten al 86,8 % de los que las reciben en el país centroamericano superar la línea de la pobreza.

El 97,1 % de las personas que envía remesas a Guatemala viven en Estados Unidos, seguido de Canadá con un 0,8 % y México con un 0,7 %, y la mayoría de este dinero permite al 86,8 % superar la línea de pobreza y al 13,2 % cubrir la canasta básica de alimentos.

La mayor parte de los beneficiados -un total de 6,2 millones-, que también logran cubrir el acceso a salud, educación y nuevas tecnologías, residen en los departamentos de Guatemala, Huehuetenango, San Marcos, Quetzaltenango y Escuintla.

Atendiendo a la etnia, los mestizos o ladinos reciben el 78 % (un 7,3 % menos que en 2010), y los mayas un 21,8 % (un 7,1 % más que en 2010) y esto se divide en un 7 % para los Kiche, un 5,2 % para los Mam un 3 % para los Kaqchikel y un 1,5 % para los Qeqchi, mientras que los Xinca y los Garífuna apenas representan un 0,1 %.

"Esta encuesta brinda resultados que sirven para comprender mejor la dinámica migratoria y, además, para la toma de decisiones informadas", declaró en la presentación del estudio el jefe de la OIM para Guatemala, El Salvador y Honduras, Jorge Peraza.

En base a esos resultados, la entidad de la ONU estableció que las principales causas por las que migrarían las personas en los próximos 12 meses serían la búsqueda de empleo (31 %), los motivos económicos (24,4 %), la reunificación familiar (18,6 %), la discriminación por su orientación sexual (2,4 %), la inseguridad (1,7 %), las pandillas (1,2 %) o la violencia (0,5 %).

En cambio, las personas que ya migraron tuvieron como motivo para hacerlo la situación económica (64,1 %), la reunificación familiar (9,1 %), la violencia (3,3 %) y la discriminación (0,4 %).

En comparación con los años previos, la última encuesta data del 2010, la OIM concluye que las personas que reciben las remesas dan "un enfoque positivo" a su uso, invirtiendo en vivienda, no solo para construcción, sino también para mejoramiento y mantenimiento.

Según las conclusiones del sondeo, la emigración internacional de los guatemaltecos es "continua, constante y ascendente" y en los últimos años se incorporaron a esta dinámica niños y adolescentes, además de familias completas y mujeres.

Peraza destacó que las remesas representan un 11 % del PIB y que más de 6 millones de personas se ven beneficiados de manera directa e indirecta, por lo que se constituye en una fuente "fundamental" para la sociedad más pobre, por lo que se constituye en un elemento básico para el desarrollo.

Centroamérica, en especial el Triángulo Norte, es una de las zonas más violentas del mundo, lo que junto a la falta de oportunidades alienta a muchos a migrar, principalmente hacia Estados Unidos.

EL SALVADOR

Otro país centroamericano, El Salvador, de acuerdo con información del Fondo de población, la emigración salvadoreña representaba hacia el 2004 un 1.6% del total de emigrantes. En términos económicos, las remesas que llegaron en 2004 correspondieron al 16 % del Producto Interno Bruto de la economía nacional, lo que sin duda lo deja como uno de los países de mayor incidencia de las remesas en la economía local. Al igual que en el caso Mexicano, los y las emigrantes salvadoreños con el tiempo han ido desarrollando asociaciones, clubes y comités de emigrantes, que han permitido “agrupar para facilitar el apoyo solidario a sus comunidades de origen, mantener relaciones con su país y conservar un sentido de pertenencia comunitaria al tiempo que se adaptan a sus nuevas sociedades” (Nosthas, 2006, p.50). Según información del Ministerio de Relaciones Exteriores, se han establecido alrededor de 300 organizaciones de salvadoreños en el mundo. Muchas de estas organizaciones están formadas en base a relaciones de parentescos, con grupos activos de aproximadamente 10 personas, se concentran en brindar apoyo a la comunidad natal en particular.

En el presente, llama la atención el crecimiento del envío de remesas: El Salvador recibió histórica cantidad de remesas en 2016. Según el Banco Central de Reserva, este es el mayor crecimiento registrado en los últimos diez años. Los salvadoreños recibieron una histórica cifra de 4,576 millones de dólares en remesas familiares que significan $306 millones más de lo que obtuvieron en 2015, según reportó este lunes el  Banco Central de Reserva –BCR-. 

De acuerdo con el BCR, este acumulado entre enero y diciembre de 2016 constituye el monto más alto en la historia de recepción de remesas en El Salvador y el mayor crecimiento de los últimos diez años. 

El crecimiento de estos envíos aumentó en los últimos meses del año recién pasado. Solo en diciembre las remesas recibidas ascendieron a 473.2 millones de dólares, lo que estuvo motivado por los envíos de dinero para la temporada de Navidad y Fin de Año. En total las remesas recibidas desde el exterior equivalen al 17.1% del Producto Interno Bruto, notándose el aumento con la década anterior. 

Según detalla el BCR los bancos son los que más pagaron remesas. Le siguen las federaciones de cooperativas, agentes y otras empresas. El resto fue trasladado en efectivo por familiares, amigos o encomenderos.  Del dinero enviado, $5.1 millones de dólares se trasladaron a través de recargas por teléfonos celulares. 

El BCR estima que el aumento en las remesas se debe a una mayor creación de empleos en Estados Unidos que benefició a los salvadoreños. 

En general y por el aporte del reciente informe de Dialogo Interamericano, se permite inferir que las remesas enviadas a México y el resto de América Latina y el Caribe, incluso a países aquejados por la violencia, totalizaron 68,300 millones de dólares en 2015, y previsiblemente seguirán en aumento.

En sus 19 páginas, el informe ofrece un desglosado del dinero que los inmigrantes latinoamericanos en todo el mundo enviaron a sus países –sobre todo desde Estados Unidos de Norteamérica– y demuestra un vínculo directo entre el aumento en las remesas y el incremento en la migración desde Centroamérica, la devaluación de las monedas locales y una mejora en la economía en este país.

El mayor crecimiento (en las remesas) proviene de países que han experimentado grandes problemas de violencia política o inseguridad, como Guatemala, Honduras o Haití, predominantemente, pero incluso El Salvador también registró un crecimiento significativo” respecto a 2014,  explicó durante una conferencia de prensa, Manuel Orozco, uno de los autores del informe.

La novedad  del informe fue el incremento de casi el 6% en 2015, en comparación con el total de 64,500 millones de dólares del año anterior y, según Orozco, el envío de remesas no sólo se ubica ahora en los niveles previos a la “Gran Recesión” de 2008-2009 en Estados Unidos de Norteamérica, sino que “seguirán en aumento.

LA SITUACIÓN PRESENTE

Dada la importancia que revisten las remesas en los países receptores una particular situación se comienza a vivir con la llegada de Donald Trump a la Presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica desde el 20 de enero de 2017. Cuando era candidato, había expresado que…”proponía incautar todos los pagos de remesas derivados de sueldos ilegales”. Lo dijo en agosto, insistió en enero y ahora desde el gobierno vuelve a decirlo.

Según la propuesta de reforma migratoria de Trump, México depende fuertemente en los miles de millones de dólares provenientes de inmigrantes ilegales en Estados Unidos.

Las remesas en cifras

No puede cuantificarse qué parte de ese dinero proviene de envíos realizados por inmigrantes indocumentados. El Pew Research calcula que, en 2012, casi 6 millones de mexicanos indocumentados se encontraban en territorio estadounidense, de un total aproximado de 34.5 millones de inmigrantes provenientes de México.

Las remesas son de vital importancia en algunos países latinoamericanos, sobre todo en América Central y el Caribe. Las remesas representan el 21% del Producto Interior Bruto de Haití, el 16.9% en Honduras, el 16.4% en El Salvador y el 15% en Jamaica.

Desde la victoria de Donald Trump en las elecciones del 8 de noviembre de 2016, el denominador común de lo que sienten los inmigrantes indocumentados sobre las políticas migratorias del gobierno es la incertidumbre por no saber qué va a suceder con ellos en el futuro inmediato.

También la preocupación aparece entre personas que sí poseen un estatus legal en el país o que incluso ya poseen una tarjeta de residencia, especialmente después de que se comenzó a aplicar por muy breve tiempo la orden ejecutiva que tenía como blanco ciudadanos provenientes de siete países de mayoría musulmana.

Se suman por otro lado los decretos firmados por el presidente Trump para mejorar la seguridad pública en el interior de Estados Unidos, que incluye las ciudades santuario, y sobre la mejora de la seguridad fronteriza e Inmigración, donde decreta el comienzo de la planificación de un muro en la línea divisoria con México.

Los presidentes anteriores optaron por cierta discrecionalidad a efecto de permitir que millones de indocumentados que no representaban una amenaza para la seguridad nacional, se quedaran en el país. Algunos legalizaron sus permanencias, pero la gran mayoría esperan a que el Congreso apruebe una reforma migratoria que, por ahora, no figura en la agenda ni del presidente ni del Partido Republicano.

Para entender la estrategia de Trump, hay que leer detenidamente las órdenes ejecutivas del 25 de enero de 2017. Al tiempo que desempolvó las causas de inadmisibilidad y las razones de expulsión contenidas en la Ley de Inmigración (INA), el mandatario declaró una emergencia y determinó que la inmigración indocumentada es “una amenaza significativa para la seguridad nacional y pública”.

Para ello, Trump se apoya en el Artículo 2 Sección 3 de la Constitución, que incluso le concede poderes extraordinarios para convocar al Congreso a que apruebe medidas que él estime necesarias, y suspender sesiones en caso que el legislativo discrepe de sus órdenes. También invoca la Sección 3331 Título 5 del Código de Estados Unidos, donde jura solemnemente que “apoyará y defenderá la Constitución contra todos los enemigos, extranjeros y domésticos”.

En la misma nota periodística, Maru Mora, directora de comunicaciones de Latino Advocacy, en Seattle, Washington, comenta que las órdenes ejecutivas de Trump pusieron en riesgo de deportación no a una ni a 100 personas, sino “a los 11 millones que viven en este país”.

A diferencia de Obama, que tomó acciones ejecutivas para mirar con compasión y empatía a los inmigrantes, Trump simplemente fusionó secciones, artículos y disposiciones legales para cumplir con su promesa de campaña de deportar a millones de indocumentados. Y como sabe que no será tarea fácil llevar a cabo redadas y expulsiones masivas, eliminó prioridades para fijar otras que van desde los extranjeros criminales hasta otros que sólo hayan sido acusados y sus casos no hayan sido resueltos o estén pendientes ante un tribunal.

Un ejemplo de la drástica política migratoria declarada por Trump es el veto impuesto por un tribunal de Washington y una corte de apelaciones a una orden ejecutiva que suspende por 120 días el programa de refugiados, elimina el programa de refugiados sirios y detiene por 90 días la entrada al país de ciudadanos de siete países de mayoría musulmana. Trump tildó de “vergonzoso” ambos dictámenes.

Vulnerabilidad, temor e inseguridad, es lo que ha generado la política migratoria del nuevo mandatario estadounidense, en la que los países latinoamericanos sienten los efectos negativos y de gran impacto en las economías de los países emisores de migrantes.

Conclusión

La falta de oportunidades en Latinoamérica, alimenta el aumento de la migración hacia el Norte y ese fenómeno tiene implicaciones significativas para las economías de la región. Así, mexicanos, cubanos y centroamericanos prefieren Estados Unidos de Norteamérica como destino de superación con respecto al origen.

El aumento en la migración contribuye al alza en las remesas pero, eso no necesariamente mejora el panorama económico en la región. Las remesas son una fuente vital de muchos hogares en Latinoamérica, especialmente los de bajos recursos, que dependen de estos envíos para cubrir gastos de comida, vivienda, educación y servicios de salud.

Las remesas representan una importante oportunidad para el desarrollo de América Latina; provocan consecuencias significativas en diversos niveles. No obstante, los problemas de política económica que enfrentan esas operaciones, como los costos de transacción, requieren reformas del sector público, iniciativas del sector privado, así como incentivos para que los inmigrantes y sus parientes obtengan acceso a las instituciones financieras.

Todavía hacen falta estrategias que vinculen a las remesas con las políticas económicas de la región, específicamente en asuntos relacionados con el aprovechamiento de las remesas, por ejemplo, a través de la inclusión financiera.

A la luz de las tendencias actuales, las iniciativas que se están llevando a cabo, y las innovaciones de políticas pueden hacer que las remesas provoquen en las economías de Latinoamérica repercusiones que no se limiten a las experimentadas por los hogares receptores de las mismas.

Depende de que los gobiernos se comprometan a hacerla realidad y dediquen esfuerzos al respecto, y del dinamismo del mercado. Examinar las diversas conexiones de las remesas con los desafíos del desarrollo constituye el mayor compromiso que deben asumir los miembros del Sistema Interamericano.

Para lograr soluciones más permanentes a la pobreza se requieren reformas estructurales tendientes a mitigar la desigualdad en América Latina, así como políticas especiales de integración y democracia financiera de las familias remitentes y destinatarias.

A ello se suma la situación que viven los inmigrantes en los Estados Unidos de Norteamericana, principalmente los indocumentados, a raíz de la expulsiva política migratoria aplicada por la nueva administración del Presidente Trump. Lo que era un paliativo económico, las remesas, se han convertido en dudoso envío, porque no están seguros en permanecer en el exterior quienes las generan.-


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