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Marzo 2017

El libre mercado del opio


Por; Lic. Alejandro Marcó del Pont

El 30 de junio de 1997 Hong Kong fue devuelto oficialmente a China, con una honda preocupación por parte del imperio británico por el destino de su democracia, caída en manos de los terribles comunistas.

La pesadumbre inglesa es admirable: durante los 152 años en los que Hong Kong perteneció al Reino Unido, nunca tuvo nada parecido a una democracia, y menos aún a un voto, ni hablar de elecciones libres; sólo en 1994, tres años antes que retornara a China, tuvo su primera elección, lo que sirvió para afianzar la consabida preocupación democrática.

Lo aterrador de las miradas alternativas inglesas no se referían al futuro ejercicio democrático de la isla, sino como esta llegó a manos británicas. El tan conocido libre comercio, del cual los sajones y los liberales mundiales llenaron página y discursos, se impuso en China a través de obligar al imperio asiático a consumir droga.

El té y las telas se habían puesto de moda en Europa, y especialmente en las islas británicas. Ambos productos eran extremadamente caros y tenían que ser comerciado y pagados en metálico, ante la negativa China para ampliar el comercio con el imperio ingles a través de un monopolio instalado en Cantón llamado East India Company.

“ … Los productos de su país no me son útiles. En consecuencia, no hay necesidad de traer las mercancías de bárbaros extranjeros para intercambiarlas por nuestros productos”. Esta es una parte de la carta enviada por el emperador chino al rey Jorge III en 1793. China exportaba £7 millones e importaba de las islas británicas £3.5 millones. El balance comercial era fuertemente deficitario (https://goo.gl/wGjCh8).

El Reino Unido del libre cambio exportaba a China, desde la India, donde sembraba opio. En 1773, decidió junto con la mafia de comerciantes de Cantón, crear el monopolio del opio. Inundó el mercado a un precio menor al de producción; se hablan de unas £18 millones. Durante la primera década del siglo XIX la balanza china tuvo un superávit de £26 millones. Desde 1826 a 1836 el déficit chino rondó los £36 millones. Inglaterra había encontrado el producto que tapaba el hoyo del té.

Por si no lo notaron, el producto es una droga, por lo que podría hablarse del cartel de narcos del gobierno británico, algo obviamente prohibido en China. Con un mercado de 400 millones de adictos potenciales, de los cuales 12 millones ya lo eran, el contrabando de unos 1.800 toneladas al año tenía que ser permitido y avalado por las autoridades chinas, como una señal de las bondades libertad de comercio, la occidentalización y el desarrollo de esa nación.

El opio se usaba masivamente en China, mezclado con tabaco, desde el siglo XV. Estuvo prohibido en el siglo XVIII de forma laxa, hasta que las consecuencias económicas y humanas comenzaron a preocupar a la dinastía. Las medidas se tornaron cada vez más enérgicas y comenzaron a proporcionar frutos dobles, en lo sanitario y lo fiscal. Se arribó a la conclusión que, de todos los intentos por detener su venta, el tratamiento a los enfermos y la férrea acción contra los contrabandistas era la mejor de las políticas.

Todo este cuento conducía a un final feliz, pero se había dejado fuera del relato a un jugador, los narcos. “Cuando un funcionario chino aprehendió una carga ilegal de opio en 1841, el gobernador británico lo utilizó como pretexto para solventar el problema de una vez por todas declarando la guerra. China fue duramente derrotada en el conflicto y obligada a firmar el tratado de Nankín, por el que “arrendaba” Hong Kong a Gran Bretaña y renunciaba a su derecho a imponer sus propios aranceles. Ahí estaba: el autoproclamado líder del mundo “liberal” declarando la guerra a otra nación porque esta se interponía en su comercio ilegal de narcóticos”. (¿Que fue del buen samaritano?. Ha-Joon Chang 2008, pág. 22).

En las negociaciones efectuadas en Nanking en el verano de 1842, y firmadas el 29 de agosto de 1842, se establecieron las bases de la nueva relación entre China y Occidente así como las nuevas condiciones del comercio internacional, a saber:

  1. China indemnizaría a Inglaterra con £21.000.000
  1. Cinco puertos serían abiertos al comercio (Cantón, Amony, Foochow, Ningpo y

Shanghái)

  1. Las relaciones entre funcionarios ingleses y chinos se darían en igualdad de condiciones.
  1. Habría consulados ingleses en cada puerto.
  1. Se aboliría el monopolio Cohong (comerciantes chinos de Cantón).
  1. Se pondría tarifas uniformes a la exportación y a la importación.
  1. Honk Kong sería cedida a Inglaterra.

Encantadora forma como una teoría económica resulta impuesta a un pueblo, algo que se repite con el caso del muro americano en la frontera con México. La duda es si se quiere detener el libre comercio, que incluye alguna sustancia no permitida, resulta idéntico a la implementación de la teoría liberal inglesa. O simplemente frenar el paso a los hombres y mujeres que viven debajo del río Bravo, a quienes sus gobierno los dejaron sin posibilidades por cumplir con el dogma liberal.


https://eltabanoeconomista.wordpress.com/2017/02/23/el-libre-mercado-del-opio/







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