El “streap-tease” de la Unión Europea
Alberto RabilottaEl Parlamento de la Unión Europea (PUE) aprobó el 23 de noviembre de 2016 una resolución no-vinculante (Non-legislative resolution) para contrarrestar o combatir “las campañas de desinformación y propaganda de países, como Rusia, y de actores no-estatales, como Daesh, Al-Qaeda y otros violentos grupos terroristas”.
Presentada por la diputada polaca Anna Fotyga del grupo Conservadores y Reformistas Europeos, esta resolución afirma que el gobierno de Rusia aumentó su campaña contra la Unión Europea (UE) después de haber anexado Crimea y lanzado una “guerra híbrida” en Donbass (Ucrania).
El comunicado del PUE (1) señala que “el gobierno ruso está empleado una variedad de herramientas e instrumentos, como ‘think-tanks (…), estaciones de TV multilingües (Russia Today), pseudo-agencias de prensa y servicios multimedios (Sputnik), medios sociales y ‘trolls’ en Internet, con el objetivo de confrontar valores democráticos, dividir a Europa, ganar apoyo doméstico y crear la percepción de Estados fallidos en el vecindario del Este de la UE”.
En suma, una “resolución no-vinculante” de la misma naturaleza que las resoluciones vinculantes del Senador estadounidense Joseph McCarthy a comienzos de los años 50 para llevar la Guerra Fría al terreno político, cultural e ideológico, o sea una “caza de comunistas” abiertos o encubiertos en Estados Unidos y todo el mundo “occidental y cristiano”, que quedará en la historia como la “era infame del macartismo”.
Con este nuevo paso las instituciones de la UE, en este caso el PUE, confirman la sospecha de que la UE no necesita enemigos que la desenmascaren, que se desnuda por sí sola para mostrar su naturaleza antidemocrática, por no decir totalitaria, como demostró el tratamiento reservado a Grecia y a sus dirigentes electos democráticamente luego de la victoria electoral de Syriza y del referendo para tratar de reducir la sangría que la UE exigía de Grecia.
Recordemos que este “streap-tease” comenzó en el 2011, cuando la UE avasalló sin reparo alguno lo poco que de soberanía política le quedaban a Italia y Grecia nombrando a dos tecnócratas que venían de las finanzas privadas para dirigir los gobiernos “técnicos” de Roma (Mario Monti) y Atenas (Lukás Papadimos) e imponer las políticas de austeridad.
Así la UE confirmó lo que claramente dijo la ex primera ministra Margaret Thatcher, de que bajo el sistema neoliberal “no hay otra alternativa” -y el de la UE es el más perfeccionado-, porque “como tal la sociedad no existe”. Únicamente existe el mercado para concentrar las riquezas en un reducido número de oligarcas (2), como bien reporta el banco Credit Suisse en su último reporte anual sobre la riqueza global.
Seriamente, lo que realmente amenaza a la UE no es lo que transmiten o publican Russia Today o Sputnik, sino la rigidez institucional y la estrechez política que le impide aceptar los necesarios cambios para aliviar las enormes asimetrías económicas y sociales entre los países que componen la “zona euro”.
La amenaza es la falta de democracia y el desprecio de las voluntades populares cuando se expresan en referendos o protestas masivas, y la indiscutible impunidad de los funcionarios y tecnócratas que cumplen al pie de la letra las ordenes emanadas desde el Banco Central Europeo, cuya misión refleja los intereses de Berlín.
Como decía, la iniciativa de la diputada Fotyga me recuerda el macartismo y la persecución contra los periodistas y medios periodísticos, como Prensa Latina y otras agencias que hacían su trabajo profesionalmente y con ojo crítico, y que además de ser perseguidos o vigilados, en muchos casos –y de esto hablo con experiencia- eran falsamente acusados de ser “agentes de influencia” de Moscú o de La Habana.
El doble objetivo entonces, como ahora para la diputada Fotyga, es el de crear un enemigo ideológico, político y hasta cultural, que permita consolidar un “consenso” autoritario y represivo que se aplicará en los pueblos de la UE, y para ello es necesario silenciar toda prensa y todo pensamiento crítico, algo que será otro “tiro por la culata” para la UE.
En su resolución la diputada Fotyga afirma que el “Kremlin subvenciona partidos políticos y otras organizaciones dentro de la UE”, que apoya a “fuerzas anti-UE” como “los partidos de extrema derecha y las fuerzas populistas”, y revive el espectro de las confrontaciones entre cristianos –que tanto marcaron la historia europea- al acusar a Rusia de utilizar a la Iglesia Ortodoxa “para confrontar los valores Occidentales y dividir a Europa”.
Hace tiempo que me digo que en realidad para sufrir desprestigio la UE no necesita enemigos, que se basta a sí misma, sea con sus políticas de austeridad que han concentrado la riqueza en unas pocas manos, o con el desprecio de toda posibilidad de expresión de soberanía popular –como bien lo dejó en claro Jean-Claude Juncker en el caso del referendo griego-, lo que explica que una creciente mayoría de ciudadanos europeos estén perdiendo fe en el sistema político y en sus herramientas, los partidos políticos tradicionales en particular.
La prosperidad, paz y trabajo que prometió el neoliberalismo no se concretó en ninguna de las sociedades del capitalismo avanzado. Más bien lo contrario, lo que aumenta es la pobreza, el desempleo, la precariedad, los conflictos sociales con los “extranjeros”, como tantas veces en el pasado de Europa.
Y es probablemente por eso que en los pueblos de la UE hay tanto malestar político y social, y una sensación de que “nada cambiará”, de que “no hay posibilidad de cambio en este sistema”, y eventualmente una toma de consciencia de que las cosas no pueden seguir así.
Esto puede ayudar a explicar el surgimiento en prácticamente todos los países de movimientos, fuerzas o corrientes políticas que buscan salirse de la UE o reformarla en profundidad. En los próximos días y meses habrá muchas sorpresas en el terreno político, como ya vimos en las recientes elecciones en EEUU, en el referendo sobre el Brexit y en la situación interna del Partido Laborista Británico.
Un rasgo común es que los partidos políticos tradicionales, los concentrados medios de prensa y las elites gobernantes ya no controlan totalmente el “sentido común” de los ciudadanos, de que quienes controlan el poder están perdiendo rápidamente toda legitimidad.
Para recordar eso de “dimes con quién andas y te diré quién eres”, recordemos que la UE sigue el camino del gobierno de Mauricio Macri en Argentina, impedir el acceso a las señales de Telesur y de Russia Today en español (3).
Notas
3.- http://kontrainfo.com/?p=2028
- Alberto Rabilotta es periodista argentino-canadiense.
http://www.alainet.org/es/articulo/181911
(Volver a página inicial)