Principales debilidades internas actuales del modelo y perspectivas de nuestro socialismo
Por: Humberto Pérez González
La revista Temas da continuidad a su serie ¿Qué socialismo?, en esta ocasión con los comentarios enviados a Catalejo por el economista cubano Humberto Pérez, a propósito de la propuesta de Conceptualización del modelo socialista cubano, discutido en el pasado Congreso del PCC.
Fidel en su intervención en la Universidad de La Habana el 17 de noviembre de 2005 planteó que “hay muchas preguntas… acerca de cómo se puede preservar o se preservará en el futuro el socialismo”, después de lo cual razonaba y advertía que esta Revolución pudiera ser destruida por nosotros mismos.
En diciembre de 2010, Raúl hizo una más drástica y urgente advertencia cuando dijo que “O rectificamos o ya se acabó el tiempo de seguir bordeando el precipicio, nos hundimos o hundiremos el esfuerzo de generaciones enteras”.
En la actualidad, principalmente por factores objetivos pero también por decisiones tomadas y políticas seguidas no siempre acertadas (aunque no es el caso examinarlas críticamente en este instante), “tenemos la madeja bastante enredada” y, ante ello, debemos tratar de determinar sus nudos gordianos, el orden de las prioridades a ser abordadas y la ruta crítica a seguir para su solución.
En mi opinión, las palabras y advertencias de Fidel en 2005 y de Raúl en 2010 mantienen su vigencia: no tenemos totalmente asegurado nuestro proyecto socialista y este corre reales riesgos de malograrse. Para tratar de asegurarlo nos queda un máximo de 5 años bajo la dirección histórica de la Revolución.
A lo largo de todo su trayecto en estos casi 60 años, nuestra Revolución ha presentado y presenta peculiaridades, originalidades y fortalezas que la han hecho estar por encima de otros proyectos socialistas y le han permitido supervivir hasta hoy y mantener lo esencial de sus objetivos. Actualmente, Cuba ha aumentado su prestigio internacional y goza de una aceptación como pocas veces antes había logrado. En sentido negativo se mantiene el bloqueo y hay un peligroso reflujo de los gobiernos populares y movimientos progresistas de América Latina.
Debemos sentirnos orgullosos y reconocidos de las fortalezas, pero no podemos confiar dogmáticamente en ellas; ni creer que se mantienen intactas sin resultar afectadas por el paso del tiempo ni por el impacto de los errores internos cometidos y de circunstancias coyunturales.
En nuestra economía interna aún permanecen varios de los defectos y rasgos negativos heredados de los llamados proyectos socialistas del siglo XX. Además, hemos tenido y tenemos defectos y debilidades propias.
Varios estudiosos han aplicado la llamada Matriz DAFO para listar nuestras debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades. En la “Introducción” al documento sobre la conceptualización examinado en el último Congreso del Partido se hace un intento parcial de aplicación de dicha Matriz.
A continuación nos concentraremos en lo que entendemos determinante y prioritario dentro de la ruta crítica a seguir, y que se refiere a tres debilidades o problemas internos de la esfera económico-social que resultan determinantes:
Se ha planteado correctamente que el desarrollo de la economía nacional es la primera de las cuatro misiones principales a cumplir y sigue siendo la asignatura pendiente fundamental.
Se ha reafirmado acertadamente que los medios fundamentales de producción deberán continuar siendo propiedad de todo el pueblo. Quiere decir que en entidades del sector estatal se concentran y concentrarán los principales medios de producción del país y por tanto es el sector clave en el que es necesario lograr la mayor eficiencia y productividad posibles.
I—La primera debilidad de importancia capital se expresa en que, a pesar de las medidas tomadas en los últimos años, en nuestra economía en general hay una muy baja productividad y eficiencia y es mucho más acentuada precisamente en el sector estatal.
Entre las causas de esta debilidad está el que se siguen practicando una excesiva centralización estatal de la propiedad y gestión y una administración vertical y burocrática, fórmulas heredadas de las experiencias del campo socialista europeo del pasado siglo y aplicadas en Cuba desde los inicios de la Revolución.
Debido a ello se manifiestan:
– ausencia del sentimiento de dueños y de sentido de pertenencia por parte de funcionarios y trabajadores;
– falta de una participación real y suficiente en el manejo de la dirección y en los resultados de la actividad económica y, en general, en el manejo de la sociedad.
Tenemos carencia –en síntesis– de una democracia real y participativa y no solo representativa. Como consecuencia, todavía no hemos encontrado la fórmula planteada por el Che hace más de 50 años como una de nuestras tareas fundamentales: lograr una motivación e identificación suficientes para perpetuar en la vida cotidiana las actitudes que se han manifestado y se manifiestan en épocas heroicas y en acontecimientos heroicos puntuales y concretos.
La propiedad de todo el pueblo, en los hechos, resulta tan indirecta y lejana que para cada individuo se convierte en una abstracción que, a lo sumo, puede entender intelectualmente pero que no le llega de manera suficiente al corazón y menos aún a los músculos.
Para sentirse dueños es necesario que los dirigentes y trabajadores de las entidades económicas puedan ejercer determinadas facultades de decisión, de manera real y directa, como lo hace todo dueño, y que reciban en lo personal el efecto de las ganancias o pérdidas que tenga dicha entidad, como sucede a todo dueño.
La parte de los ingresos de los trabajadores procedente del salario debe estar vinculada no a los resultados de la entidad laboral, sino únicamente a la complejidad, condiciones y rendimiento del trabajo individual de cada cual y, siempre que sea posible, con un por ciento significativo del mismo de carácter móvil. Simultáneamente, una porción cada vez mayor del total de sus ingresos personales debe estar vinculada a los resultados anuales de la actividad económica de la entidad como parte de la distribución de una parte de la ganancia.
Para tratar de desarrollar el sentimiento de dueños y el sentido de pertenencia, considero que el sector estatal no debe estructurarse principalmente con el criterio de macroempresas, uniones, consolidados u OSDE en las que resida concentrada y consolidada la personalidad jurídica y la contabilidad empresarial, y por tanto donde se tomen las principales decisiones económicas y se defina el destino de las utilidades.
Sin violar los tamaños mínimos determinados por las tecnologías a utilizar y la aplicación de las economías de escala, es mi criterio que las actividades productivas estatales deben organizarse preferiblemente como empresas medianas y Pymes estatales, con personalidad jurídica propia, independencia contable-financiera y operativa, y circunscritas geográficamente al menor territorio posible.
Esto no significa renunciar a que las entidades de determinada rama o intersectorialmente, manteniendo al máximo su independencia operativa, puedan decidir, de abajo hacia arriba, agruparse para determinados objetivos comunes y obtener así una mayor eficiencia, aplicar los últimos adelantos científicos y tecnológicos, desarrollar cadenas de valor tanto hacia el mercado interno como hacia el externo, etc.
En meso empresas y Pymes, los colectivos laborales empresariales que se formen tendrán un menor número de miembros y ello favorecerá que se conozcan e interrelacionen laboral y personalmente de una manera más cercana; se crearán mejores condiciones para el trabajo en equipos, actividades sociales conjuntas y para la formación de un espíritu de colectivo que pueda hacer sentir y experimentar al conjunto y a cada uno de sus miembros, con mayor intensidad y realismo, su condición de dueños de los medios de producción que utilizan; facilitará la participación más directa y real de todos y cada uno en la elección de los Consejos de Dirección de la empresa y en las principales decisiones a tomar.
Según los estudiosos e investigadores de la historia del hombre, el sentimiento de dueños comunes de sus medios de producción y el sentido de pertenencia era mayor en la gens que en el clan, y en este mayor que en la tribu.
Las actuales empresas y UEB, y no las OSDE que las agrupan, deben ser las células económicas principales en que los trabajadores se sientan y experimenten como dueños y ejerciten la democracia económica socialista.
Es un problema fundamental lograr que la empresa estatal resulte más atractiva o por lo menos tan atractiva para los trabajadores, como lo son actualmente las entidades y los trabajos en el sector no estatal.
II-Una segunda debilidad, y uno de los dos nudos gordianos principales, reside en el hecho de que nuestra sociedad está desgarrada y fracturada en diversos segmentos desiguales económica y socialmente entre sí, con una mayor parte de la población (obreros y empleados del sector estatal, pensionados, etc. que representan aproximadamente un 60-70% de la misma) que no recibe ingresos legales suficientes para vivir, a pesar de que los servicios médicos y educacionales son gratuitos y de que se asegura una canasta básica de alimentos.
Se ha dicho oficialmente que para que el crecimiento del PIB se refleje en la economía doméstica, este debe hacerlo entre un 5 y un 6% como promedio anual. El crecimiento promedio anual logrado en los últimos 5 años ha sido de solo un 2,8% y el crecimiento máximo logrado fue de 4,3 % en el pasado año. En este 2016, primero del período de 15 años que abarca el Plan Nacional de Desarrollo a Largo Plazo hasta 2030, el crecimiento aspirado es solo del 1% y pudiera no haber crecimiento.[1]
Para los siguientes 4 años del actual quinquenio que termina en el 2020 no se prevén crecimientos importantes. La pregunta que nos surge es la siguiente: ¿Debemos seguir esperando sin hacer nada o por lo menos sin pensar en hacer algo que pueda modificar esta situación y romper el círculo vicioso en que nos encontramos?
Ya Marx, en su obra La Ideología Alemana escrita junto con Engels en 1844, expuso su descubrimiento de la ley del desarrollo de la historia humana, la que determina que “el hombre necesita, en primer lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder hacer política, ciencia, arte, religión, etc.”.
Mientras los ingresos normalmente legales no les alcancen para vivir, es absurdo pensar que esa mayor parte de la población afectada se resignará estoicamente a existir “sin vivir”; y se hace lógica e inevitable la búsqueda de los recursos complementarios e irrenunciables para asegurar su subsistencia y la de su familia por vías ilegales. Los desvíos de recursos y la corrupción, calificada como el peor de nuestros males, encuentran y encontrarán un caldo de cultivo que no puede ser contrarrestado ni vencido únicamente por las vías del control y represión administrativa y policial ni por la propaganda y educación ideológica.
Por otro lado, mientras la pirámide de ingresos de la población esté como ahora: peor que invertida, desarticulada y caóticamente estructurada, no se lograrán las motivaciones y encadenamientos laborales indispensables para el incremento de la productividad del trabajo y para el tan necesario aumento de la producción y la oferta de bienes y servicios a la población.
Se hace necesaria la aplicación, lo más rápido posible, de un Sistema de ingresos (no solo salarial pero incluyendo a los salarios) a partir de un ingreso mínimo que alcance para cubrir las necesidades básicas. El salario mínimo hoy es de 225 pesos mensuales y algunos estudios señalan que con los niveles de precios actuales debe alcanzar alrededor de los 850 pesos para cubrir esas necesidades básicas y rebasar el umbral de pobreza. El salario mensual medio actual no llega a los 800 pesos.
Es cierto que un aumento de los ingresos en dinero ante una oferta que no crece genera tendencias inflacionarias y no resuelve per se el aumento del ingreso real. Pero también es cierto que la producción y la oferta no crecerán sostenidamente mientras no haya la indispensable motivación material para que los trabajadores rindan sus máximos esfuerzos. Se está ante un círculo vicioso y se hace necesario tratar de romperlo.
El aumento de los ingresos de los trabajadores en forma de sistema integral no solo es necesario para lograr una mayor justicia social y reducir las desigualdades existentes, sino que es base fundamental para aumentar la productividad, la producción y la oferta. ¿Qué hacer?
Lo primero es preguntarse de dónde salen los productos de esa oferta extra, en su mayor parte ilegal, que permite que subsistan aun los que no ganan para vivir. Los productos de esta oferta aparecen y existen en el mercado negro, informal e ilegal, y salen en parte de las remesas en especie, pero principalmente de la introducción a través de puertos y aeropuertos de contrabandos que burlan y sobornan a los funcionarios aduanales y salen, desviados y robados, de los almacenes y depósitos de las empresas estatales. Sería aconsejable revisar algunas de las regulaciones existentes para convertir en legal lo que hoy es ilegal pero legítimo.
Pero tal vez de mayor importancia, se pudiera también hacer un reanálisis del reparto primario que actualmente se está haciendo del llamado Valor Agregado Total o Nuevo Valor Creado por los trabajadores y que representa el 100% del Valor a repartir.
Una parte de dicho Valor, que en teoría económica marxista se denomina Plus Valor, por diversas vías lógicamente se centraliza y se maneja y redistribuye centralmente para las necesidades sociales y la acumulación y el desarrollo.
La otra parte es la que se supone represente, como mínimo, el llamado Producto o Valor Necesario para la reposición y reproducción de la fuerza de trabajo y es la que llega como salarios e ingresos personales en general de los trabajadores para satisfacer las necesidades de estos y sus familias.
En el socialismo, los trabajadores son los dueños de los medios de producción. Y cualquier productor dueño lo primero que hace con el resultado y con el valor que crea es asegurar la satisfacción de sus necesidades básicas y las de su familia. Luego viene todo lo demás, aunque tenga que limitarse por el momento a una reproducción simple de su producción e ingreso bruto total. Esto no está ocurriendo actualmente.
Tal vez se esté sustrayendo una parte de lo que pertenece y debía integrar al Producto Necesario, y pueda hacerse algún reajuste y aumentarse lo que se destina al ingreso monetario de los trabajadores restándolo de lo que se maneja centralmente. Claro que esto requerirá reajustes cambiarios, tributarios, presupuestarios, de costos y precios, sin afectar el mínimo necesario para cubrir el financiamiento de la educación, la salud, etc.
Otra fuente posible pudiera ser, como han propuesto algunos compañeros, la emisión de bonos de deuda pública para ser vendidos a personas naturales que tengan ahorros, con intereses atractivos aunque no exagerados y tiempos lógicos para ser redimidos, lo que además retiraría liquidez inflacionaria de los que hoy la tienen acumulada en sus casas o en cuentas de ahorro bancarias.
III–La tercera debilidad cardinal y nudo gordiano principal es la relacionada con la denominada dualidad monetaria aunque ya esta no es el problema principal a resolver. El problema principal a resolver es el de la dualidad o multiplicidad cambiaria.
La dualidad monetaria en la práctica está resuelta aunque permanece en lo formal. Es solo un estorbo que en nuestro modesto criterio puede y debe eliminarse lo más inmediatamente posible. Eliminado el CUC, automáticamente las TRD [Tiendas recaudadoras de divisas] perderían su sentido como tales.
En las relaciones empresariales, también como un primer paso, se debe eliminar de inmediato al CUC en tanto intermediario innecesario.
Quedaría entonces desnudo y listo para ser resuelto el verdadero problema: el de la dualidad o multiplicidad cambiaria. Mientras en CADECA el cambio de 1USD para la población es de 24 CUP, para las personas jurídicas estatales el CUP está significativamente sobrevalorado y el cambio es en general de 1 USD=1 CUP, aunque existen además tasas de 2×1, 7×1, 10×1, etc.
De todos los escollos este es el de efectos más negativos, deformantes, confusionistas y contraproducentes:
- En sentido contrario a objetivos económicos principales y decisivos como son el aumento de las exportaciones, la sustitución de importaciones y el incremento de las inversiones extranjeras; la permanencia de un dólar devaluado y de un CUP sobrevaluado lleva a que las empresas, en su calidad de exportadoras, se vean desestimuladas a exportar, y en tanto que importadoras, se vean estimuladas a importar y desestimula a los inversores extranjeros.
- Contamina, adultera y hace no confiable totalmente a la contabilidad de las entidades estatales y no estatales; y en consecuencia, a los indicadores micro y macro económicos de la economía, lo que desvirtúa en mayor o menor medida las orientaciones de las principales brújulas de que dispone la jefatura del país para tomar sus decisiones.
- Es un factor inflacionario y deformador, de un impacto determinante en los mercados de oferta y demanda (entre ellos los mercados agropecuarios) y en general en los altos precios del mercado minorista.
En 2015, por ejemplo, la suma de remuneraciones a los trabajadores, las pensiones y la asistencia social –que son el componente interno principal de la demanda solvente primaria– aportó aproximadamente 34-36 mil millones de CUP. No dispongo de los datos de lo que aportaron los pagos al sector privado y los créditos a la población, pero guiándonos por los indicadores monetarios que publica la ONEI, la masa monetaria primaria normal que llega a manos de la población, creada en el interior del país y asociada a la producción y oferta nacional, debe ser aproximadamente de unos 55-60 mil millones de CUP.
Pero a través de las remesas y de otras fuentes de ingresos en divisas de la población y del sector privado, se inyecta adicionalmente un circulante importado de más de 50 mil millones de CUP al año, no asociado a la producción y a la oferta nacional. Tan solo las remesas, que tienen una tendencia creciente, se estiman en unos 2 mil millones de USD al año –algunos hablan de más de 3 mil millones– y esta cifra al cambio de 1×24 arroja 48 mil millones de CUP anuales.
Súmese a las remesas la demanda solvente adicional generada por los ingresos directos en divisas o CUC de las casas y habitaciones rentadas –existen unas 18 mil–, los paladares, taxistas y demás cuentapropistas que venden servicios directamente a los extranjeros, las propinas, las gratificaciones a los que trabajan en firmas foráneas, las ventas de casas a extranjeros, los ingresos de las “jineteras”, etc. que al cambio de 1×24 van también a comprar al mercado minorista porque no existe un mercado mayorista para el sector privado.
Estos componentes exógenos de la demanda solvente virtualmente la duplican y tienen el agravante de que se concentran principalmente en una parte minoritaria de la población –un 20-25% o menos– con capacidad para pagar cualquier precio y absorber a esos altos precios casi totalmente, o por lo menos a la mayor parte, de la oferta disponible.
Mientras esta anomalía persista no hay medidas administrativas, ni precios topados, ni lucha contra intermediarios innecesarios y especuladores, que logre un equilibrio de precios más o menos normal.
Los aumentos de producción y de oferta que se vayan logrando, y que son a mediano y largo plazo la solución de fondo, serán insuficientes y se verán contrarrestados –y en gran parte anulados– por la deformación de la demanda solvente antes mencionada.
- Otro efecto contraproducente es que este mercado totalmente distorsionado, no es el complemento adecuado en la combinación aconsejable y acertada que se ha planteado entre planificación y mercado y entre sector estatal y no estatal. Esta se ve seriamente afectada y pudiera una vez más conducir a fenómenos desfavorables que produzcan la apariencia de que socialismo y mercado son irreconciliables y, una vez más también, al riesgo de decidir equivocadamente “botar a la criatura con el agua sucia”.
- Por último, las tasas de cambio múltiple generan un potencial peligro económico, social y político debido a la extraordinaria ventaja en que sitúa a los llamados “emprendedores” del sector no estatal frente al sector estatal.
Al obtener 24 CUP por cada USD o CUC de ingreso, en lugar de 1 CUP como se obtiene en el sector estatal, las Mipymes privadas disponen de recursos financieros relativos 24 veces superiores para pagar altos salarios, financiar inversiones y capital de trabajo, asegurar estabilidad laboral y condiciones de trabajo más favorables, etc.
Adicionalmente, los componentes de este sector no estatal toman sus decisiones económicas con total autonomía, solo dentro de ciertas regulaciones que autorizan legalmente su actividad y no tienen que obedecer a ningún organismo superior, a ningún plan ni cifra directiva alguna.
Por su parte, la autonomía de las entidades estatales está castrada por los niveles superiores a los que se subordinan y deben ajustarse a un plan y a cifras directivas centralmente determinadas.
A ello debemos sumarle que para lograr sus objetivos de siempre, nuestro enemigo tradicional en su política hacia Cuba ha sustituido –por lo menos parcial y temporalmente– “el hacha de la guerra” por la preferible pero ideológicamente más peligrosa “flauta de Hamelin”.
Los trabajadores en general, y dentro de ellos los jóvenes y la fuerza de trabajo calificada, son atraídos con una gravitación tal hacia este sector no estatal y hacia la emigración al exterior que no puede ser contrarrestada por un sector estatal sin capacidad ni atractivos competitivos eficaces que oponerle.
En estas condiciones, la amenaza de que prospere la alternativa capitalista es realmente grande y no es una presunción pesimista y alarmista sino simplemente una previsión realista ante la cual debemos actuar.
Debe impedirse que las condiciones económicas objetivas internas resulten un caldo de cultivo favorable al enemigo y prevenir que, para evitar la concentración de propiedad y riqueza en el sector no estatal, se tenga que acudir a lo que tenemos crónica y casi patológica tendencia: a medidas administrativas y fiscales extremas y contraproducentes que maten el estímulo al desarrollo de este sector.
Hay que encontrar las formulas y vías que eludan, como se ha planteado, nuevas “terapias de choque” para la mayoría de esa población que desde hace años ha vivido y aún vive en crónica “terapia de choque”, recibiendo ingresos que no le alcanzan para vivir.
Pero pudiera y debiera decidirse una cierta “terapia de choque” relativa para la minoría privilegiada, que gracias a la exagerada tasa de cambio de 1×24, vive con relativa holgura y algunos con abundancia después de garantizar, como se ha prometido, que sus actuales depósitos bancarios en divisas internacionales, en CUC y pesos cubanos así como el efectivo actualmente en sus manos sean respetados a la tasa de 1×24.
A manera de ejemplo hipotético, si después de eliminar la doble moneda, eliminarse las TRD y establecer al CUP como única moneda en circulación, se decidiera una primera devaluación de tan solo un 25% de esa tasa de cambio (de 1×24 a 1×18) ello arrojaría una reducción en un año del circulante exógeno en más de 12 mil millones de CUP, los que pudieran destinarse a elevar los salarios y las pensiones, sin que la masa monetaria de la demanda solvente primaria anual total se modifique y, por tanto, sin que tenga por qué producirse un efecto inflacionario –sino todo lo contrario– pues esa masa monetaria sería redistribuida a favor de los más desfavorecidos que, por ser mayoría, presentarían una demanda más dispersa y por tanto menos intensa.
Simultáneamente –y esto es determinante– para las relaciones interempresariales se debe devaluar al peso cubano (CUP), lo que sería una medida indispensable para estimular las exportaciones, la sustitución de las importaciones, la inversión extranjera, clarificar y acercar la contabilidad a los hechos económicos reales, y contribuir a poner a las entidades del sector estatal en condiciones de igualdad con las del sector no estatal.
Quisiera dejar constancia que no se debe derivar de las consideraciones expuestas la más mínima intención o sugerencia de frenar el desarrollo de las Mipymes privadas ni del trabajo por cuenta propia y mucho menos el de las cooperativas, ni tampoco desaprovechar las nuevas posibilidades económicas que se puedan abrir con una normalización de relaciones con los EE.UU., sino todo lo contrario, hay que apoyar estos factores, eliminar trabas y crear mecanismos de encaje adecuados neutralizando sus aspectos negativos.
Estoy consciente de que las sugerencias que hago pudieran tener solo una validez parcial o incluso poca validez práctica, debido a mi falta de información y de conocimientos. Pero si estas logran hacer pensar y provocan el surgimiento, en el proceso de su análisis y refutación, de alternativas concretas valederas para la solución de los problemas que enfrenta nuestro proyecto socialista en los plazos más cortos posible y que pudieran programarse en metas y fechas aproximadas, ello resultaría estimulante y motivador.
Es necesario que los partidarios honestos del proyecto socialista dentro de nuestra academia actual, a la que aprecio altamente calificada y nutrida, se dé a la tarea de elaborar propuestas concretas; que exista alguna institución que actúe como centro receptor, y en debate libre aúne criterios que puedan ayudar a los órganos decisores a prever y tomar las mejores y más prontas respuestas prácticas para desenredar la madeja y preservar y desarrollar nuestro socialismo.
En estos momentos no es suficientemente movilizador el bello y paradisiaco dibujo de un futuro impreciso al que se viene aspirando y por el que se viene esperando hace casi 6 décadas.
Para motivar, estimular, movilizar y llevar al consenso a las mayorías de la generación actual hay que tener en cuenta que nacieron y se desarrollaron en medio de los avatares y penurias del Período Especial, a casi 60 años en lejanía de la vivencias del capitalismo, con una lectura diferente de lo acontecido hasta ahora en la historia de nuestro proceso, en parte por ignorancia y olvido, y en parte por distancias temporales y generacionales, con un acumulado de necesidades insatisfechas y de expectativas y aspiraciones reiteradamente frustradas y con un alto nivel cultural promedio, todo lo cual potencia su exigencia crítica.
A esta generación hay que presentarle un futuro no igual ni similar a los futuros también socialistas a los que se aspiraba en los años 60 o en los años 70 y 80 del siglo pasado y que por diversas razones objetivas y subjetivas se vieron frustrados, lo que ha dañado seriamente la confianza de las masas en el porvenir socialista.
Hay que presentarles un futuro socialista nuevo, derivado de las realidades y posibilidades actuales. Un futuro no solo deseable sino también alcanzable de manera convincente, verosímil y realista; con etapas, metas y plazos visibles y esperanzadores, con expectativas confiables de llegada.
El proceso de actualización (transformación) del modelo, iniciado desde el 2008, se ha enrumbado en lo fundamental correctamente, pero adolece de marchas y contramarchas no siempre lógicas y justificadas; en algunos casos con pasos demasiados cortos y demorados o ningún paso, que faltan al sentido de urgencia al que se ha referido Raúl. Es evidente el inmovilismo que se manifiesta en sentido bastante generalizado obedeciendo a disímiles causales, ninguna positiva.
Acorde con las ideas de Marx expresadas ya en 1844, para el propósito socialista se debe organizar un mundo empírico que constituya una base objetiva adecuada para producir resultados y condiciones de vida mínimas y crecientes, capaces de generar una conducta en los individuos que coincida o tienda a coincidir con el interés humano social pro socialista y logre crear el consenso necesario y la legitimación del proyecto en las mayorías de nuestro pueblo, principalmente entre nuestros jóvenes.
Sobre esta base es que podría ser eficaz y eficiente la indispensable lucha ideológica también determinante, utilizando todos los medios y tecnologías actuales de comunicación social y desarrollando una labor educacional, cultural, informativa y política inteligente, oportuna, atractiva, incluyente, crítica, autocrítica y actualizada.
Como dijese una destacada periodista nuestra: David tiene que ser más astuto que Goliat.
¡Aseguremos la preservación y desarrollo del carácter socialista de nuestro futuro!
Notas:
[1] A partir de índices informados por niveles superiores de dirección económica, para lograr ese 1% de crecimiento del PIB las importaciones deben crecer un 2-3% y lo que se está planificando es reducirlas en un 3,3%.
http://cubayeconomia.blogspot.mx/2016/10/principales-debilidades-internas.html