Semejanzas y diferencias
Por: Lic. Alejandro Marcó del PontLa pesada herencia hostiga de manera inhumana a las mayores economías del Mercosur. Retracción del PBI con fuerte reducción en sus componentes: consumo, inversión, producción, sector extremo, y aumentos del desempleo, inflación, déficit fiscal entre otras.
Sí bien los caminos que transitaron los nuevos gobiernos tanto en Brasil como Argentina son diferentes en ciertos aspectos, resultan similares en otros. Por ejemplo, en el orden democrático, Brasil destituyó a su presidenta por el voto de 61 senadores en contraste a los 54.5 millones de votos que la habían acompañado en las urnas, mientras que en el caso de argentina el nuevo mandatario llego por el voto popular. También es dable destacar que el presidente gaucho estaba en la oposición, mientras que el carioca formaba parte del gobierno como vice presidente, lo cual pone una imprecisa y sorprendente asignación en la participación heredada.
Lo que sí comparten es el apoyo mediático, que maquilla u oculta las noticias en el caso argentino y desvanece y, de ser posible, excluye su figura en el caso brasileño. Pero en materia de legado y miradas económicos parece tener más semejanzas que diferencias, tanto en medios como en visión política, una paradójica casualidad globalizadora.
Por ejemplo, el tratamiento de la inflación es simultáneamente estereotipado en ambos países. El caso argentino remite los valores del índice de inflación de agosto (0.2%) a 12 años atrás para encontrar un índice parecido, mientras que en caso de Brasil los medios destacan el indicador de septiembre (0.08%) como el menor desde 1998. Por cierto en ambos lados de la frontera, las mismas referencias temporales no se encuentran rotuladas cuando los incremento hacen referencia al desempleo, la pobreza, la marginalidad o algún otros indicador económico-social.
Paralelamente, y en forma separada, los enfoques mundiales en cuanto a las expectativas en cada país también compartes analogías de estrechez y penurias de cara a los resultados de sus políticas en corto plazo.
Las mayores aseguradoras de riego Moody’s, Fitch y Standard & Poor’s, no le daban a ex presidenta Dilma Russeff perspectivas ciertas de modificar el panorama económico, menores aun son las expectativas ciertas de doblegar el mayor desplome del PBI en los últimos 20 años para nobel golpista Temer, según las proyecciones expresadas a BBC.
El caso argentino, por ser un proceso de ruptura en Sudamérica, merece algunas gentilezas propias de la buena educación: consagrada a los seguidores de las mismas políticas de negocios, no sin dejar algunas vaguedades en el aire que colaboran de manera exigua con las ideas de expectativas favorables.
El líder de Calificaciones Soberanas y de Finanzas Públicas para las Américas de Standard & Poor’s (S&P), Roberto Sifón Arévalo, dijo que “Lo que vemos es que el país está pasando por un proceso de ajuste, o mejor dicho de reordenamiento institucional. Pero ese proceso es complicado y no es fácil que las buenas intenciones se transformen en hechos” (El País, https://goo.gl/V5tnlb). La ambivalencia ensombrece y retrasa la lluvia de dólares prometidos por los integrantes del gobierno, si los mercados internacionales vislumbraban que las medidas y hechos acordes a sus lineamientos los hacían beneficiarios a la aceptación y reconocimiento de sus políticas.
Pero esto son negocios y no buenas intenciones, como dice el representante de la aseguradora de riesgo. Mientras las intenciones se vuelven realidades, la corrupta Petrobras recibe en la propia bolsa de valores de argentina mayores reconocimientos aumentando su cotización que la misma YPF. Algo similar sucede con los bonos de deuda del país vecino, que está recibiendo mayores ingresos demostrados en los riesgos país de cada uno de los estados, 443 para las pampas versus 317 puntos paro los golpistas.
Según el diario Ámbito Financiero “La comparación “mano a mano” de los principales bonos emitidos por cada país no hace más que reflejar esta distancia. El Bonar 2024, por ejemplo, rinde 5% anual en dólares luego de una significativa apreciación a lo largo del año. Pero un título similar de Brasil con el mismo año de vencimiento presenta un rendimiento de apenas 4,3% anual.
Para bonos más largos la diferencia se vuelve un poco más notoria. El Discount en dólares emitido por la Argentina bajo legislación Nueva York (vencimiento en 2033) rinde 6,7% anual, mientras que un bono brasileño a 2034 está a sólo 5,7%”.
La pelea de pobres por los favores de los mercados no es nada atractiva, pero expresa algunas asimetrías con las que resulta difícil competir. Brasil es la locomotora del Mercosur, si Argentina pugna por los mismos beneficios que su par, la pelea, como se muestra, aun y con inestabilidad política, favorece claramente a los brasileños.
Lo que queda en suspenso es la segunda necesidad mutuamente incluyente, el crecimiento de su PBI. Aunque como sabemos las expectativas son importantes tanto como las ideas de brotes verdes. Pero la realidad lo es más. Crecimiento mundial endeble, bancos a la deriva con comercio internacional en decadencia, no son una buena señal. Si añadimos un consumo interno restringido, la transformación de la recesión y el estancamiento, un círculo virtuoso resulta poco probable. Más cuando la ley es protegerse, no abrirse con las características del comercio.
https://eltabanoeconomista.wordpress.com/2016/10/10/semejanzas-y-diferencias/
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