Mentes sabias se equivocan
Ileana Alamilla
Desde la antigüedad se han cometido errores que han costado la vida a mentes prodigiosas, a genios, a mujeres extraordinarias y a millones de seres humanos. Esto está documentado. Es parte de la historia de la humanidad. Escritos, dogmas y creencias han convertido a las mujeres en seres inferiores, con menor valor que sus pares hombres. En los libros sagrados hay escritos centenarios que ofenden la inteligencia y la dignidad humanas.
“Todas las mujeres que sedujeran y llevaran al matrimonio a los súbditos de Su Majestad mediante el uso de perfumes, pinturas, dientes postizos, pelucas y relleno en caderas y pechos, incurrirían en delito de brujería y el casamiento quedaría automáticamente anulado”, reza parte de la Constitución Nacional Inglesa (Ley del Siglo XVIII).
“Aunque la conducta del marido sea censurable, aunque éste se dé a otros amores, la mujer virtuosa debe reverenciarlo como a un dios. Durante la infancia, una mujer debe depender de su padre; al casarse, de su marido; si éste muere, de sus hijos, y si no los tuviera, de su Soberano. Una mujer nunca debe gobernarse a sí misma”. Leyes de Manú (Libro Sagrado de la India)
“Los niños, los idiotas, los lunáticos y las mujeres no pueden y no tienen capacidad para efectuar negocios”. Enrique VII (Rey de Inglaterra, jefe de la Iglesia Anglicana, siglo XVI).
“Que las mujeres estén calladas en las iglesias, porque no les es permitido hablar. Si quisieran ser instruidas sobre algún punto, pregunten en casa a sus maridos”. San Pablo (apóstol cristiano, año 67 d.C.)
Recurro a estos textos, que no son los más infames pero sirven para ilustrar cómo en la historia las mujeres no han sido tratadas como seres humanos. En nombre de Dios fueron cometidas enormes injusticias. A las mujeres sabias, a las bonitas, a las inteligentes, a las dotadas, a quienes tenían conocimientos, a las feas, a las adúlteras o a las no creyentes se les calificó como brujas y se les envió a la hoguera. Por eso las reivindicamos, no nos ofendemos si nos dicen brujas. La ignorancia ofende más a quien la porta.
Estamos en otra era, con un Papa que ha revolucionado la iglesia. Casi desde el inicio de su papado tomó decisiones que han escandalizado a algunos y nos ha dado felicidad a otras. En una homilía en la Plaza San Pedro destacó el papel de la mujer. Reconoció que fueron las primeras en creer en la resurrección. Dijo que “Ellas creen y transmiten”. En la antigüedad eran consideradas “No fiables”.
Pero el papa Francisco hizo otro reconocimiento histórico a un personaje bíblico cuya imagen siempre se trató de minimizar e incluso de desvalorizar, calificándola de prostituta: María Magdalena, a quien los apóstoles negaron ese papel, a pesar de que fue quien estuvo siempre cerca de Jesucristo. Fue ella la que lo acompañó en todo el trayecto al Calvario, junto con su madre. Ella estuvo en la crucifixión, se percató de que ya no estaba en la sepultura y fue a dar aviso a los apóstoles. Escribió un Evangelio que fue sepultado y cuyos restos han sido encontrados.
El cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los sacramentos en el Vaticano, emitió la semana anterior un decreto en el que, siguiendo la voluntad del Papa Francisco, establece que la memoria litúrgica de Santa María Magdalena, que se celebra el 22 de julio, se eleve al rango de fiesta.
En la misa se utilizarán los textos habituales del Misal Romano y la Liturgia de las Horas, pero su celebración contará con un prefacio propio titulado “de apostolorum apostola” (Apóstol de los apóstoles). Y agrega que esta decisión servirá para “reflexionar más profundamente en la dignidad de la mujer”.
Por fin desde la Iglesia se le hizo justicia a ella y a todas las mujeres creyentes, aunque también se irradia hacia las no creyentes.
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