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Junio 2016

La comitiva cultural de Obama


Tras las rayas ocultas del tigre


J. A. Téllez Villalón Rebelión

A penas había transcurrido un mes de la “histórica” visita del presidente norteamericano a La Habana y ya estaban desplegados en sus calles, cuatro de los agentes “tipos” del frente cultural de la Guerra de cuarta generación (4GW) hacia Cuba y dirigidos “creativamente” para adelantar aquí “los intereses imperiales”. Y todos, junto a Obama, lidiando por “descongelarla”. Con un concierto los Stones, una filmación los de Fast and Furious VIII, un desfile glamuroso la Chanel y un reality show Kim Kardashian.

Publicitados por las transnacionales de los mass media con idéntica matriz de opinión. Confirmación de lo que desde 1978 ha venido describiendo Noam Chomsky [1] como peculiaridad de los Estados Unidos entre los países capitalistas industrializados: la estrechez del campo en que se confina -ahora en mis términos- su cultura y acción política -tanto en lo interno como fuera de su fronteras-, bajo el dominio predominante de las élites de poder, simbolizados por Wall Street.

Estrategia de la 4GW que se integra al smart power de Obama para Cuba y articula ingenierilmente [2]:

1. La diplomacia popular, conocida como “people to people”, diseñada y puesta en práctica desde 1956 y dirigida en ese entonces hacia la URSS y Europa del Este y que comprende el total de 551 233 viajeros provenientes de los Estados Unidos en el 2015 y los 210 000 (116 000 cubano-americanos y 94 000 norteamericanos) entre enero y abril de este año.[3]

2. Las personalidades mediáticas, de mayor impacto que la de los turistas, por sus performance “faranduleros”, como los mismos Kardashian.

3. Los operativos publicitarios alrededor de la producción “simbólica” de las empresas transnacionales de la industria cultural, del entretenimiento, o la fashion-banalización, como Hollywood o Chanel.

4. La diplomacia cultural que comprende la visita o actuaciones de agrupaciones, artistas, creadores o intelectuales -también de data extensa durante la Guerra Fría-, y ejemplificada recientemente con la comitiva cultural de Obama -enviada precisamente en los días del VIII Congreso del PCC- y del que nos ocuparemos más en detalle.

Según la nota de prensa [4] del Comité Presidencial de Artes y Humanidades (PCAH, por sus siglas en inglés), la Misión Cultural del Gobierno Estadounidense- presidida por los Copresidentes del PCAH George Stevens (Jr.) y Margo Lion; la Presidenta de la Fundación Nacional de las Artes (NEA), Jane Chu; el Presidente de la Fundación Nacional de las Humanidades (NEH), William D. Adams; y el Secretario del Instituto Smithsonian, David Skorton-; utilizaría como punto de partida “la reciente visita del Presidente Obama, y el progreso realizado hacia la normalización de relaciones entre ambas naciones, con el propósito de avanzar hacia una cooperación más profunda alrededor de nuestros patrimonios culturales comunes, y de identificar oportunidades más grandes de colaboración artística y cultural, de pueblo a pueblo.”

Para decirlo claro, con la luz del Che Guevara, la continuidad -con otros agentes- de los reales propósitos, detrás del discurso “de cambio” y la “extensión de la mano de amistad al pueblo cubano” del Dr. Obama.

Quien paga manda  

El Comité Presidencial para las Artes y las Humanidades, bajo la dirección de la primera dama Michelle Obama, es el Comité asesor en materia cultural del Presidente y tiene como función, de acuerdo con su sitio web oficial, “reunir agencias federales, organizaciones civiles, corporaciones, fundaciones e individuos para fortalecer la inversión nacional en la vida cultural”.

Es público que -al no existir en el gobierno de Estados Unidos ningún ministerio de cultura central que establezca la política nacional de las artes-, es a través, de las dos fundaciones nacionales -la Fundación Nacional de las Artes (NEA) y la Fundación Nacional de las Humanidades (NEH) que se proveen apoyo en forma de donaciones a artistas y estudiosos individuales y a instituciones de las artes y las humanidades en ese inmenso país.

Por tanto, como reconoció en su momento el anterior presidente de la NEA, Dana Gioia: “Aunque somos los mayores financiadores de las artes en Estados Unidos, el presupuesto de la NEA representa menos del 1 por ciento del gasto filantrópico norteamericano en las artes. De modo que el gobierno federal nunca podría "comprar" un cierto tipo de cultura.”[5] Ante lo cuál podemos preguntarnos: ¿y quiénes sí?, ¿a quiénes les interesaría financiar y para qué las iniciativas culturales en Cuba o la propia vista de la comitiva?

Ya en el mencionado texto del 14 de abril para anunciar la visita, en el párrafo donde se agradece por el “apoyo generoso” -es decir el apoyo logístico y financiero- “para realizar la visita de la delegación a Cuba, hay luces”. Entre los contribuyentes -además de las empresas Airbnb, American Airlines, The Betsy-South Beach, Inktel Holding Corp., y Libra Capital, con presuntos intereses económico en la Mayor de las Antillas-, se menciona nada más y nada menos que a la Ford Fundation, entidad con un vínculo histórico con la llamada “promoción democrática” y otros hechos subversivos contra los gobiernos y movimientos sociales que ponen en peligro la consecución de los intereses imperiales.

Como demostró la británica Frances Stonor Saunders en su libro La CIA y la guerra fría cultural, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) considera a fundaciones como Ford "la mejor y más plausible forma de cobertura para financiamientos”. [6] Petras, por su parte, señala que “la conexión entre la Fundación Ford y la CIA fue un esfuerzo conjunto, deliberado y consciente, por fortalecer la hegemonía cultural imperial de EE.UU. y debilitar la influencia política y cultural de la izquierda” [7].

Vínculo histórico iniciado en los años cincuenta, cuando la CIA- al decir de Michael P. Rogin “cumplía las funciones que luego desempeñaría la National Endomnets of Art” [8] y durante los cuales muchos artistas e intelectuales, como Duke Ellington, Louis Amstrong, Miles Davis, Benny Goodman y otros gigantes del jazz, fueron alineados y utilizados por el departamento de Estado norteamericano como embajadores culturales con fines políticos.

Así lo reconoció en entrevista concedida a Dana Gioia, el afamado pianista y compositor estadounidense Dave Brubeck, quien integró por varios años el Programa de Diplomacia del Jazz y que además confesó que eran enviados a los sitios donde había más problemas y que el mismísimo Dulles, director de la CIA, le escribió a la Universidad de Texas, donde trabajaba entonces, para explicarle las razón de su estancia prolongada fuera de país y reconocerle por su buen trabajo. [9]

Y prosiguiendo la ruta de los “agradecimientos”, hallamos en el ya citado documento en la web del PCAH que “El Centro para Democracia en las Américas (CDA) trabajó junto con el Comité Presidencial de Artes y Humanidades, en el desarrollo y organización del itinerario de la misión.” Pero, ¿cuál es el pedigrí de esta organización y con quiénes se relaciona?

Aunque se declare en su web [10] que el CDA es “una institución independiente sin fines de lucro que promueve una política basada en la reciprocidad y el reconocimiento de la soberanía de Cuba”, lo real es que su verdadero propósito- y lo que asegura su financiamiento-, es que desde su fundación en 2006, ha “mantenido la posición que la normalización de relaciones entre los EE.UU. y Cuba promueve los intereses nacionales de los EE.UU.” y “ofrece una oportunidad para los cubanos de escribir el siguiente capítulo en el futuro de su propio país” Capitulo que no es otro que el capitalismo liberal “a lo Macri”, la meta y el interés de Wall Street y de su enviado a La Habana, el Dr. Barack Obama.

Por ello, “Cuba es el centro focal” de su trabajo -también confirma su web- “porque una relación constructiva entre los EE.UU. y Cuba tendrá un impacto beneficial y duradero para ambos países y enviará un mensaje a Latinoamérica que los EE.UU. están dispuestos a involucrarse de una manera positiva en la región, sus problemas, y sus gentes.” Y para añadir señales, los otros focos de atención del CDA en la región- declarado por ellos mismos-, son Venezuela, Ecuador, Nicaragua y Honduras.

Como otro ejemplo de esa “ingeniería del consenso mundial”, o de la telaraña imperial como la nombra Eva Gollinger, tenemos el hecho de que entre los que públicamente financian los proyectos del CDA se encuentran dos de los más “rápidos y furiosos” caballos de Troya de la guerra cultural imperial, la ya mencionada Ford Foundation y la Open Society Foundations.

La Open Society Foundations, formalmente el Open Society Institute (OSI), es un tanque pensante establecido por el especulador George Soros en 1993, para promover “sociedades abiertas”, para luchar- en otras palabras- contra los gobiernos que no aceptan los dominios del mercado. Tiene una red de afiliados en el mundo y un intercambio permanente con las demás fundaciones de Soros. Financia regularmente otras ONGs, supuestos medios de comunicación independientes o tanques pensantes con reconocida trayectoria subversiva como Reporteros sin Fronteras, Human Rights Watch y el Arbert Einstein Institute, de Gene Sharp y Peter Acckerman, diseñadores de Golpes Suaves y promotores de las llamadas revoluciones de colores. [11]

La Asociación Encuentro de la Cultura Cubana, que edita la revista trimestral Encuentro de la Cultura Cubana y la publicación del portal digital Cubaencuentro.com, de evidente proyección contrarrevolucionaria también recibe -o ha recibido- fondos de estas dos fundaciones norteamericanas, y de la National Endowment for Democracy. [12]

Quien manda premia

No debiera extrañar que el mencionado músico Dave Brubeck fuera reconocido por la NEA con la Medalla Nacional de la Artes y como NEA Jazz Master y que el primer jazzista cubanoamericano en recibir tales “reconocimientos”, fuese precisamente el saxofonista y clarinetista Paquito D’Rivera, músico de posiciones ultraderechistas, defensor del bloqueo a Cuba y en contra del restablecimiento de las relaciones entre ambas naciones y que en una carta reciente al Presidente del imperio, hiciera público su anexionismo reclamando otro “premio” por sus “años en contra de la dictadura que oprime a Cuba” y “el apoyo al respeto de los derechos humanos y los valores democráticos” que según él, defendió Obama en La Habana. [13].

O que en el 2011 le fuese entregada, por el mismísimo Obama, la Medalla Nacional de Humanidades que propone el NEH al profesor de la Universidad de Yale Roberto González Echevarría; el que -como fundamentó en su momento el también profesor Luis Martín-Cabrera [14]- fue premiado por:

1. “su anti-comunismo y anti-castrismo feroz”, ejemplificados en su ataque visceral “contra la crítica literaria marxista latinoamericana y sus múltiples derivaciones” y su editorial para CNN del 2009, en el que “invitaba al gobierno cubano a emular las medidas tomadas por Obama, relajar las condiciones de viaje, liberar a los presos políticos que se pudren en las cárceles cubanas y a terminar con el régimen de aparheid que no permite la entrada de personas de color en los hoteles para turistas.”

2. “sus lúbricas relaciones” con el poder institucional y político en Estados Unidos y

h/texttrans/2003/05/20030527133739royamorga0.1056482.

6. Stonor Saunders, Frances. La CIA y la guerra fría cultural. Debate. Madrid, 2001.

7. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=43703

8. http://www.thenation.com/article/when-cia-was-nea/

9. https://www.arts.gov/NEARTS/2006v2-all-jazzed-2006-jazz-masters-awards/cool-jazz-and-cold-war

10. http://democracyinamericas.org/

11. Ver de E. Gollinger, La teleraña Imperial. Ciencias Sociales, 2010.

12. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=91145

13. www.elnuevoherald.com/noticias/mundo/america-latina/cuba-es/article72817962.html

14. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=124298

15. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=211461


http://www2.rebelion.org/noticia.php?id=212930







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