(Home page)
Marzo 2016

Chile: una olla a presión a punto de estallar




08 noviembre 2015

Patricia Hanna

La semana pasada se celebró en la ciudad de Puerto Varas la XXIX Reunión de la Sociedad de Biología Celular de Chile, a la que asistieron más de doscientos científicos y estudiantes de ciencias. La charla de cierre fue dada por el Dr. en Economía Dante Contreras, profesor titular del Departamento de Economía de la Universidad de Chile, Director del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES), quien fuera Director Ejecutivo del Banco Mundial entre 2008 y 2010. Su exposición, que llevaba por título “Orígenes de la desigualdad en Chile”, mantuvo, por más de una hora, con ávida atención a la audiencia que llenaba el salón principal en el subsuelo del Hotel Patagónico.

A modo de síntesis, el Dr. Contreras expuso una diversidad de índices que demuestran un secreto a voces: Chile es un país altamente desigual y carente de movilidad social. Los investigadores pudieron ver los “datos duros” de diversos estudios internacionales que indican, entre otras cosas, que Chile tiene un ingreso per cápita anual del orden de los 5.000 dólares y uno de los coeficientes de Gini (1) más altos del mundo, sólo superado por los de Brasil, Colombia, Paraguay y Sudáfrica (ver Figura 1). Según datos de la OCDE (2) de este año, los ingresos del 10% más rico en Chile son 26 veces más altos que los del 10% más pobre, situándolo en el país con mayor desigualdad de esta organización. Más aún, según los datos de la encuesta CASEN (3) de 1990 y 2011, el ingreso per cápita de los últimos percentiles ha aumentado hasta cuatro veces, mientras que el del 90% de la población se ha mantenido prácticamente igual.
Figura 1: Desigualdad en el mundo (coeficiente de Gini)

Figura 1: Relación entre el coeficiente de Gini y el PGB (4) per cápita en diferentes países del mundo. La figura muestra un significativo número de países, de similar o mayor nivel de desarrollo que Chile, con menores niveles de desigualdad. Por otra parte, entre los países de rápido crecimiento (al igual que Chile durante las últimas décadas), Malasia y Tailandia exhiben menores niveles de desigualdad que Chile. Fuente: “Distribución del ingreso en Chile. Nueve hechos y algunos mitos” (1999). D. Contreras. Perspectivas 2 (2), 311-332.
Es más, los datos mostrados por el economista indican que las crisis económicas afectan prácticamente de manera exclusiva el ingreso de la “clase media”, llevándola fácilmente por debajo de la línea de la pobreza. Interesantemente, los datos de percepción del ingreso recopilados en los años 1990, 2000 y 2011 indican que, si bien los percentiles más altos siempre han percibido que la diferencia del salario entre ricos y pobres es de unas 30 veces, los percentiles más bajos consideraban que dicha diferencia era de 5, 10 y 30 veces respectivamente, lo que indicaría que la población ha comenzado a darse cuenta de su real posición socioeconómica. Esta profunda desigualdad se ve reflejada, por ejemplo, en dos simples parámetros: el número de dientes remanentes y la estatura. La relación es prácticamente lineal, a mayor nivel de educación, mayor cantidad de dientes y mayor estatura, es decir, la población con más estudios, es más saludable.

Por otro lado, la misma encuesta CASEN indica que existe una relación lineal entre el nivel de ingresos y los años de escolaridad de los padres. Así mismo, existe una probabilidad mayor al 50% de permanecer en los estratos sociales más altos, mientras que en los países europeos, Canadá y EEUU esta probabilidad se encuentra entre el 20 y 30%. Es decir, en Chile “la elite reproduce a la elite”, o dicho en otras palabras, no existe movilidad social. Con el fin de ilustrar este punto, el Dr. Contreras presentó el dramático caso de la trayectoria educacional de alumnos de escuelas municipales de Viña del Mar, en el que se muestra que de un total de 2000 niños que ingresan a la educación básica municipalizada, 1100 egresan a tiempo de cuarto medio, 600 rinden la PSU, 200 logran un puntaje mínimo para postular a la Universidad y tan sólo 6 obtienen sobre 600 puntos (ver Figura 2).
Figura 2: Colegios Municipales Valparaiso

Figura 2: Trayectoria educacional de alumnos de escuelas municipales de Viña del Mar, Región de Valparaíso. Fuente: Presentación en audiencia al Consejo, Consultorio Amigable Las Torres, Viña del Mar.
A esto se suma el hecho de la profunda segregación geográfica de los diferentes estratos socioeconómicos, los mapas de la Región Metropolitana, Valparaíso y Concepción muestran una clara concentración de la clase ABC1 en determinadas comunas o sectores. Esta segregación se mantiene incluso si se compara la estación de Metro en la que habitan y el ingreso mensual per cápita (ver Figura 3). Sorprendentemente, la distribución del ingreso, bajo estos parámetros, es prácticamente idéntica al rendimiento en la prueba SIMCE.
Figura 3: Ingresos y SIMCE por estación de Metro

Figura 3: Relación entre ingreso per cápita del año 2011 ($2011) y rendimiento en la prueba SIMCE según estación de Metro en la que habita. Fuente: CEP Chile 2011.
En base a los antecedentes mostrados, el Dr. Contreras afirma que «Chile es como una olla a presión», cuyas válvulas de escape: la disminución de la desigualdad y la movilidad social, se encuentran cerradas, por lo que la explosión es inminente. Su propuesta es abrir una de las válvulas para “disminuir la presión” y así mantener la estabilidad social del país. Su tesis se basa en la posibilidad de utilizar la educación como una herramienta de movilidad social. Esto permitiría realizar cambios que, a largo plazo, conlleven a una “competencia justa”, puesto que, según afirma, «la desigualdad de ingresos y la igualdad de oportunidades están íntimamente relacionadas con las oportunidades educacionales de la población». De aquí en adelante, siguió una presentación con contundentes datos demostrando la segregación en la educación y el escaso o nulo efecto de las políticas públicas implementadas hasta la fecha en la disminución de la misma. La conclusión inevitable de la exposición: Necesitamos una reforma educacional profunda. Un cerrado aplauso de la audiencia expresó su concordancia y dio paso a casi otra hora de preguntas.

Sin embargo, lo que el Dr. en Economía olvida mencionar es justamente una variable esencial dentro del desarrollo de la humanidad: el sistema económico. En la ecuación presentada falta un elemento fundamental para una conclusión correcta: la contradicción permanente entre quienes detentan el capital (los grandes dueños de la riqueza) y quienes lo producen (los trabajadores) o, como dijera Karl Marx, la lucha de clases.

Incluso así, resulta al menos curioso que se deje en segundo plano, o definitivamente fuera de la discusión respecto del origen de la desigualdad, hechos evidentes como: la galopante precarización de los trabajadores -algo por cierto muy sentido entre los jóvenes investigadores (5)-, el aumento exponencial del endeudamiento (6), la privatización de todas las necesidades básicas (salud, jubilación, agua, luz, gas, además de la educación), la colusión político-empresarial, la sistemática devastación de todos los recursos naturales por las transnacionales… Esto debiera, al menos, generar una simple duda: ¿será una buena educación capaz de resolver todo eso? ¿O lo que propone Dante Contreras es una solución “en la medida de lo posible”? De hecho, una auditora manifestó su apreciación: «la educación no resuelve la desigualdad», a lo que respondió que otra alternativa implicaría una regulación tributaria, pero que en la práctica era imposible llegar a acuerdo en la materia (sin embargo, cabe mencionar que este es un mecanismo utilizado por países capitalistas con menores índices de desigualdad como Suecia y Dinamarca) (7). Resulta al menos curioso que la académica del COES (entidad presidida por Contreras) Emmanuelle Barozet, refiriéndose a la última encuesta realizada por este centro respecto de la percepción de la desigualdad en Chile, indicara que «existe una “hipervaloración” de la educación en Chile, que puede dimensionarse al comparar el caso con otros países. Sabemos por evidencia dura que la educación propia no es un factor de movilidad social» (8).

Sin duda, el tema de la desigualdad no es nuevo, ya en 1755 el filósofo francés Jean Jacques Rousseau escribió el libro “Sobre el origen de la desigualdad entre los hombres”, en el que sostiene que la desigualdad social y política no es natural, que no deriva de una voluntad divina y que tampoco es una consecuencia de la desigualdad innata entre los hombres. Por el contrario, su origen es el resultado de la propiedad privada y de los abusos de aquellos que se apropian para sí de la riqueza del mundo y de los beneficios privados que derivan de esa apropiación.

El análisis presentado por Dante Contreras, es un aporte interesante para quienes intentan retratar la realidad correctamente. Es cierto, Chile es una olla a presión a punto de estallar, quizás el próximo año o quizás en 5 más, pero la verdad es que el descontento, la toma de conciencia, la movilización y la huelga han ido en aumento durante los últimos 10 años. No sólo en Chile, sino que en el mundo. Los países que otrora se beneficiaran de un “Estado de Bienestar” han manifestado importantes crisis económicas, las que han llevado esencialmente al recorte en los beneficios sociales de la población. El actual capitalismo ya no es capaz de sustentar un Estado benefactor como antaño, aspirar a ello es una ilusión. Las “bondades” del sistema capitalista en materia de desarrollo industrial, biomédico, biotecnológico, ingenieril y de producción de nuevo conocimiento, han ayudado a crear el espejismo de una sociedad en progreso ascendente, permitiendo sortear incluso las diversas crisis producidas por la evidente y excesiva concentración de capital que hacen tambalear al sistema. La subordinación ideológica es posible justamente a través de la dominación de sus bondades y del monopolio de los poderes fácticos.

En definitiva, puesto que el capitalismo se basa en la acumulación privada y concentrada de riquezas, sólo puede seguir profundizando la desigualdad en el mundo (junto con la depredación de todos los recursos naturales), no existe por tanto la posibilidad de “humanizar” el capitalismo, ni de dar pie atrás hacia los Estados de Bienestar. La única posibilidad frente a la inevitable caída de este modelo, es avanzar hacia un cambio revolucionario en las relaciones materiales (económicas) de la sociedad, esto es, producir transformaciones estructurales que hagan corresponder equilibradamente el desarrollo de las fuerzas productivas con relaciones de producción colaborativas (o socializadas). Nuestra tarea es entonces, realizar la revolución socialista.

Patricia Hanna, Dra. en Ciencias Biológicas
  1. Índice de Gini: corresponde a la proporción acumulada de los ingresos totales que obtienen las proporciones acumuladas de la población, es decir, en un país sin desigualdad, el 10% de la población tiene un ingreso correspondiente al 10% del total de ingresos del país. Por tanto, mientras mayor es su valor, mayor es la desigualdad en los ingresos de la población.
  2. OCDE: Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos a la que pertenecen 34 países, incluido Chile. Para más información revisar el siguiente link.
  3. CASEN: Caracterización Socioeconómica Nacional.
  4. PGB: Producto Geográfico Bruto. Índice económico alternativo al PIB que, a diferencia de este último, incorpora las ganancias de las empresas de una nación ubicadas en otro país.
  5. Una de las nuevas organizaciones de estudiantes e investigadores científicos es “Ciencia con Contrato”. Para más información ver la página de CCC.
  6. Para más información ver el siguiente estudio de la Fundación Sol.
  7. Por cierto, una reforma tributaria fue recientemente “sacada del horno” a la medida del gran empresariado chileno. Para más información ver el siguiente artículo de la Fundación Sol.
  8. Ver nota completa en el siguiente link.

http://www.comunista.cl/chile-una-olla-a-presion-a-punto-de-estallar/







(Volver a página inicial)