Las secuencias de un programa exitoso
Por Arquímedes Cattarella
El economista Carlos Melconian, exitoso y simpático vocero del establishment y actual Presidente del Banco de la –hasta el momento- Nación Argentina, en su Overview nº 1.230 de noviembre del 2015 (Overview, para AL, es miradas o visión de conjunto) expuso, de manera franca, lo que sería, a su entender, “la secuencia de un programa macro exitoso” del nuevo gobierno.
El informe tiene puntos económicamente difusos, infrecuentes para un miembro del gabinete, estrecho colaborador de la presidencia y personaje que goza de información privilegiada. Si bien los informes económicos de coyuntura describen la actualidad, también suelen tener, y más en el caso actual, plagados de expectativas, algún espacio destinado a despejar dudas sobre el clima de negocios, con la esperanza de tranquilizar o alentar a los inversores con algún dato que abone sus ideas sobre medidas futuras.
Sin embargo, tales aspectos quedaron fuera del escrito mencionado, como si las ejecuciones de medidas fueran la fuerza motriz de la teoría, y no al contrario, que el análisis, la teoría y los objetivos fueran los determinantes de las medidas. De hecho, da la impresión que el análisis teórico ya fue realizado, y al ver las medidas daría la sensación que la teoría atrasa siglos, pero el escenario de negocios adelanta.
El universo de simulación del economista se enfrasca en un año, tomándolo por cuatrimestres con tres paquetes de medidas que abarcan diciembre-abril, siguiendo la lógica hasta llegar a diciembre. Se advertirá que, en ningún momento, hay un análisis de las medidas que exceda el año, ni se abordan las consecuencias a las que pueden llevar dichas decisiones; sólo se presentan las medidas, tendientes a reordenar y redirigir algo, como si fuese un bote, rodeadas de una asepsia inexistente en la toma de decisiones económicas.
Las primeras medidas están destinadas a corregir los precios relativos, es decir, el tipo de cambio, las tarifas y las tasas de interés. Lo interesante del escrito es que, a reglón seguido de las medidas, deja expresado que esta reorientación deberá hacerse sin “tener un disgusto grande”. Lo que marca que cuando se quiere enderezar o corregir algo en las ciencias sociales se tiene que incluir a las personas, y estas pueden generar un gran problema.
Lo que se propone el equipo económico es lo que algunos economistas, no adhiero, definirían como un ajuste ortodoxo. En principio uno no comulga con la versión de qué es ortodoxo, porque en general, esta idea, apunta a darle una mayor competitividad al sector externo vía el aumento de los ingresos resultado de las exportaciones, en pesos, debido al efecto de valor no de cantidad de tales exportaciones y al descenso de las importaciones por el mismo efecto.
Esta idea de transferir ingresos de un sector a otro, o reordenar los precios relativos, no es necesario que suceda como la ortodoxia lo propone. Las medidas complementarias, si existen, son las que determina el efecto total de la medida. Por ejemplo, Krieger Vasena, Ministro de Economía durante la dictadura de Ongania, devaluó el tipo de cambio en 40%, igual que en la actualidad, pero subió las retenciones al agro, de manera tal que los beneficios de los mayores ingresos quedaron en poder del Estado y no del sector que parecía haber sido beneficiado, y no creo que alguien se le ocurra que no era ortodoxo.
La misma lógica se sigue con las importaciones. Si el precio aumenta y los impuestos (aranceles) se mantienen constantes, se protegerá a la industria local; si los aranceles bajan mucho y la inflación aumenta, como en la actualidad, los bienes importados serán más baratos que los locales. Como consecuencia, el efecto que se intentó lograr en un principio puede modificar lo que espera y terminar peor.
Para llevar a cabo las medidas del primer cuatrimestre tendientes a reordenar los precios relativos, el economista propone un listado no taxativo de requisitos básicos que deberían suceder para arribar en forma serena a los objetivos planteados. El primer punto es un programa fiscal y monetario consistente con la retracción de la tasa de inflación. Como la inflación se aceleró y emerge como un gran problema a mediano plazo, de más está decir que el programa monetario y fiscal brilla por su ausencia.
El levantamiento del cepo cambiario, con ayuda de quienes fueron los grandes beneficiados por los efectos de la devaluación (el sector agropecuario), provocando una monumental transferencia de ingresos, no trabajaron en tándem con el gobierno, como parecía haberse acordado, liquidando en el mercado cambiario los productos que habían retenido en los silos.
Esta tarea era primordial para darle oxigeno al gobierno y que pudiera conseguir a tasas normales de endeudamiento dólares frescos para apuntalar las reservas. De los U$S 25.000 millones que se proyectaron conseguir a tasas del 6%, el Estado recibió sólo 5.000 millones de dólares a una tasa del 9% y la licitación del BONAR 2020, criticada al gobierno anterior, y con razón por pagar el doble que la región (4.5%), quedó desierta.
La necesidad de dólares sigue estando; los fondos buitres no dan el brazo a torcer, ni recibiendo ofertas de más de 1.100% de ganancias, bastante cercanas a lo sugerido por ellos mismos. Divisas que no entran, CEO a quienes les urge hacer negocios, coparticipación en problemas, financiamiento de ANSES en jaque, inflación por encima de los 35% con paritarias forzadas por debajo del 25%, son algunos de las secuencias que desandan un plan –inexistente– exitoso.
Es decir, el primer cuatrimestre y las medidas inmersas en él para un programa macro exitosos no han funcionado. El dólar incrementó los precios, trajo mayor inestabilidad al mercado cambiario y ni siquiera se salió del cepo. Lo que si se consiguió fue una explosión de inflación en la canasta de alimentos que, entre otras cosas, obligó a aumentar la tasa de interés. Las tarifas producirán en marzo, la segunda ola de incremento de precios.
Vislumbro que, aun y teniendo algunos legisladores que votarán por mantener los Decretos de Necesidad y Urgencia que reinstalan los beneficios del grupo Clarín, y que han dejado un sistema legislativo testigo que enfrenta dificultades colosales; si tenemos en cuenta los incrementos de la coparticipación, el nombramiento de jueces y la eliminación sin problemas de leyes aprobadas por el Congreso, el efecto reproducción suena riesgoso si no se está eternamente en el poder, algo inclusive complicado para el mismo Grupo Clarín.
Digo que conjeturo porque, tal vez debido en parte a la prensa hegemónica favorable, los efectos de la nueva distribución del ingreso, las cesantías en el mercado laboral, el impacto del incremento de la energía del 1.100%, todavía no aparecen en escena. Parece que habrá que seguir de cerca las medidas, pero las del primer cuatrimestre no van por el camino de un programa macro exitoso.
https://eltabanoeconomista.wordpress.com/2016/02/16/las-secuencias-de-un-programa-exitoso/
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