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Marzo 2016

PROYECTO SYNCO - PRÁCTICA CIBERNÉTICA EN EL GOBIERNO


Stafford Beer

DIRECCIÓN INFORMÁTICA CORFO

BIBLIOTECA CORFO - 20224

1. PRÁCTICA CIBERNÉTICA EN EL GOBIERNO
Presentación
2. LA CIBERNÉTICA Y LA LIBERTAD
3. EL CONTROL EN TIEMPO REAL
4. EL DISEÑO DE SISTEMAS Y LA INGENIERÍA DE VARIEDAD
5. ATRAVESANDO LA BARRERA DEL TIEMPO: CYBERSTRIDE
6. EL PODER DE LA PRONOSTICACIÓN
7. UNA MÁQUINA DE DECISIONES: LA SALA DE OPERACIONES
8. LA INCLUSIÓN
Figuras 1-8
Referencias


Parte 2. La cibernética y la libertad

¿Qué es la cibernética, que un Gobierno no pueda entenderla? Según la definición original de Wiener hace 25 años, 1/ "la cibernética es la ciencia de la comunicación y el control en el animal y en la máquina." Apuntaba con esa segunda frase, a las leyes de los sistemas complejos que permanecen invariables cuando se transforma su materia. Nada importa que el sistema se materialice en la carne o el metal. ¿Qué es la cibernética para que un gobierno pueda necesitarla? Hoy prefiero definirla como "la ciencia de la organización efectiva”. En esta definición señalo las leyes de los sistemas complejos que son invariables, no sólo frente a las transformaciones de su materia, sino también de su contenido. Nada importa que el contenido del sistema sea neurofisiológico, automotor, social o económico.

No estamos argumentando que todos los sistemas complejos sean realmente iguales, ni siquiera que todos sean "análogos" en algún sentido. Lo que sí sostenemos es que hay reglas fundamentales y que su desobediencia conduce a cualquier sistema, sea cual sea su materia o su contenido, a la inestabilidad, la explosión o al fracaso en su aprendizaje, adaptación y evolución, y no por analogía, sino que de hecho.

Mediante la cibernética, intentamos desprender los problemas de estructura organizativa de la ciénaga de los prejuicios estudiándolos en forma científica. Las gentes se preguntan si procede centralizar o descentralizar la economía, y se les contesta con dogmas. Preguntan si la planificación es incompatible con la libertad, y se les responde con doctrinas. Exigen que se ponga término a la burocracia y la confusión, y se les ofrece lo que pretende ser ayuda experta, pero ésta, a juzgar por los hechos, tiene efectos nulos. Si los dogmas, doctrinas y ayuda experta no producen respuestas eficaces, cuál entonces es el criterio de eficacia que pretende aplicar la cibernética? Mi propia respuesta a esta pregunta es: El criterio de la viabilidad. Cualquiera que sea el elemento que logra que un sistema sea capaz de subsistir, ese elemento es necesario para aquel sistema.

Pero uno podría decir: Aceptamos que es necesario, pero quisiéramos saber si basta por sí solo. Mientras más medito esta observación, menos irrefutable me parece. Pongamos por caso que una sociedad constituida anárquicamente empieza a tambalear y que, apelando a la necesidad, proponemos salvaguardar su supervivencia mediante la imposición de una fuerte autocracia. El crítico podrá decir entonces: Pero por ese camino se va hacia el totalitarismo y a la pérdida de las libertades humanas. Pero no es así si nos atenemos a nuestro criterio de la viabilidad, puesto que aquella sociedad también será inestable y tarde o temprano sobrevendrá una revolución. Siempre ocurre así. Pongamos entonces por caso que, aduciendo una necesidad, alguien dice que en una cierta sociedad represiva se debe echar abajo todas las restricciones. El crítico podrá decir en ese caso: Sobrevendrá el caos y nadie estará seguro. Pero esa situación tampoco aseguraría la supervivencia, ya que el péndulo oscilaría al extremo opuesto, como siempre sucede. El hecho es que un sistema realmente viable no oscila hasta alcanzar esos extremos porque cada una de las dimensiones que son importantes para su supervivencia, está sujeta a un control homeostático. Entonces, cuando se trata de diseñar sistemas de gobierno, necesitamos comprender las leyes cibernéticas de la homeostasis. Afortunadamente, y principalmente gracias a Ross Ashby 2/ , tenemos esta comprensión.

Permítanme explicar esto brevemente. La homeostasis es la tendencia hacia un estado de equilibrio que se presenta en todo sistema complejo. Este estado se produce porque las muchas partes del sistema complejo absorben entre ellas la capacidad que cada una tiene para desequilibrar el conjunto total. Ahora bien, la estabilidad definitiva que puede alcanzar un sistema viable (aquel estado en que su entropía es la unidad) es la rigidez, y es lo que denominamos muerte. Si el sistema ha de mantenerse viable, es decir, para que no muera, necesitamos un concepto de equilibrio adicional, que no será fijo sino que tendrá movimiento. Lo que impulsa el movimiento del punto incipientemente estable es la reacción total del sistema frente al cambio ambiental; y este tipo de reajuste es lo que denominamos adaptación. El tercer concepto que necesitamos para comprender la homeostasis es la idea del límite fisiológico. El sistema viable necesita mantener su punto estable en movimiento, pero no puede permitirle moverse tan lejos o tan rápido que el sistema mismo reviente. Tiene que mantener el grado y ritmo de cambio dentro de una tolerancia que le fija su propia fisiología.

Las revoluciones, violentas y no violentas, hacen explotar las sociedades, porque en forma deliberada desquician el sistema heredado, sobrepasando sus limites fisiológicos. Ocurre entonces que es necesario definir el sistema nuevamente, y la nueva definición tiene que atenerse a los criterios de viabilidad cibernéticos. Es inútil, por lo tanto, que el que pierde sus privilegios se lamente de su suerte mientras siga empleando un lenguaje que corresponde al sistema que se ha reemplazado. O habla el nuevo lenguaje, o se manda cambiar. Este es el hecho que está polarizando a la sociedad chilena hoy por hoy.

Del mismo modo, es inevitable que aquella sociedad que no pasa por una revolución, violenta o no, siga usando el lenguaje del sistema heredado aun en el caso de que el ritmo de cambios sobrepase su eficacia para discutir los problemas que enfrenta esa sociedad. Quizá sea este hecho el que comienza a polarizar a la sociedad británica actual.

En cualquier caso, el análisis cibernético, del que solamente he intentado darles una muestra, nos capacita para estudiar los problemas de una sociedad determinada en términos de su viabilidad. En general, sólo tengo que expresar lo que sigue respecto de la homeostasis societaria en el decenio de 1970: El cibernético esperará que el político adopte una de dos posiciones básicas frente a estos problemas sistémicos.

La primera de estas posiciones es hacer caso omiso de los hechos cibernéticos, dando por supuesto que las oscilaciones se deben a alguna maldad que se puede hacer desaparecer. La segunda es emprender algún tipo de revolución, con violencia o sin ella, para recrear los instrumentos defectuosos de gobierno. No hace falta que me explaye sobre la polarización, de la que es clave esta perspectiva cibernética a nivel mundial. Pero me parece ver muy claro, como una cuestión de administración científica, que si en estas circunstancias típicas uno se resiste a la violencia, entonces se tendrá que emprender rápidamente una revolución pacifica en el gobierno. Si uno no procede así, entonces no podrá evitar la violencia.

Hay que destacar que fue Chile el país que emprendió el camino recomendado de la revolución pacífica. Pero, como ya lo he sostenido, este proceso ha forzado las facultades homeostáticas internas del país casi al punto de ruptura. Permítanme repetir aquí en términos cibernéticos las causas que ya he mencionado. En primer lugar, la tensión se debe a que su gobierno minoritario se ha visto frustrado en su empeño por reestructurar el sistema de acuerdo con los criterios de la viabilidad. En segundo lugar, porque a nivel del sistema mundial el experimento chileno se ha enfocado como una oscilación que es preciso hacer desaparecer. En qué acabará todo esto, no lo sé. Sin embargo, entre tanto nos hemos empeñado por redefinir la homeostasis interna.

Yo fui a Chile premunido de un modelo de un sistema viable cualquiera -- pero que era un modelo que entendía a fondo, puesto que llevaba veinte años desarrollándolo, modelándolo, probándolo y aplicándolo en organizaciones de todos los tipos. El libro que trata de él 3/ estaba ya en prensa cuando comenzó esta historia.

Una de las ideas claves que incorpora la teoría general es el principio de la "recursividad". Esto quiere decir que todos los sistemas viables contienen otros sistemas viables, y que están ellos mismos contenidos en sistemas viables mayores. Por lo tanto, si disponemos de un modelo de cualquier sistema viable, éste tendrá que ser recursivo, es decir, sea cual sea el nivel de agregación de donde partamos, el modelo íntegro estará reescrito en cada elemento del modelo original, y así sucesivamente hasta el infinito.

Si elaboramos el modelo de un estado, uno de sus elementos será su sistema económico; si modelamos el sistema económico, uno de sus elementos será un sector industrial; si modelamos ese sector industrial, uno de sus elementos será una empresa. El modelo propiamente tal es invariable. Veamos entonces qué ocurre si extendemos esta recursividad. Un elemento de la empresa será una planta industrial, un elemento de ésta será uno de sus talleres, una sección será un elemento del taller y un hombre será un elemento de la sección. Y no nos cabe duda de que el hombre es un sistema viable; lo cierto es que el modelo partió del estudio cibernético de la eficaz organización neurofisiológica del hombre.

Un segundo concepto clave fue el de que usando por sí solo el criterio de la viabilidad -- por las razones que expresé más atrás--, se podrían identificar regiones de política normativa en el espacio organizativo total, que representaran puntos de estabilidad homeostática para una supervivencia a largo plazo. Estoy señalando ahora una posibilidad que por fin se abre a la humanidad, de computar un conjunto de estructuras organizativas que calcen con las necesidades de los hombres tal cual son -- porque ellos mismos son sistemas viables independientes con derecho a tener preferencias individuales, a la vez que miembros de una sociedad coherente que, por bu parte, goza del derecho a tener una preferencia colectiva. Ahora bien, una de las cuestiones principales que identificamos fue la de la autonomía, o participación (estas son palabras "contagiosas"), o quizá la palabra que busco es libertad, que correspondería a cualquier elemento dentro de cualquier sistema viable. Esto significa que tiene que haber una función computable que determine el grado de centralización que resulta compatible con la eficiencia y la libertad en cada uno de los niveles de recursividad. Así lo pienso ahora. Y esta es una afirmación atrevida. Déjenme darle verosimilitud.

Los sistemas de gobierno y de control administrativo toleran una escala bastante amplia entre la autocracia y la permisibilidad, y siguen siendo viables. En términos cibernéticos, lo que ocurre es que el homeostato del jefe que encaja con el homeostato del pueblo puede estar en "primera" o en "tercera" y funcionar, de todos modos, dentro de los límites fisiológicos. En un sistema autocrático, se le resta flexibilidad al homeostato del pueblo; en un sistema permisivo, se le resta orientación y apoyo. Mientras se enfoquen la opresión y la libertad únicamente como valores normativos, los resultados se determinarán por el interés egoísta. Entonces se produce la polarización y los individuos están dispuestos a luchar hasta morir en pro de una perspectiva que, en uno y otro caso, definitivamente no es viable. Pero si al diseñar los controles de gobierno, levantamos la vista al nivel más alto que es el sistema total, y aplicamos el criterio de la viabilidad para determinar el punto de equilibrio, la libertad tiene que ser una función computable de la eficacia de cualquier sistema total cuyas metas se conocen.

Así, por ejemplo, cuando la meta aceptada es ganar una batalla, ya se trate de una nación o de una fuerza guerrillera, se acepta el sacrificio de las libertades personales. Pero cuando una sociedad no logra definir sus objetivos, el libertarismo resultante choca con la marea del autoritarismo. Ésta es justamente la situación explosiva que enfrenta gran parte del mundo hoy en día, cualquiera sea su color político, y sea cual sea el nivel de recursividad. Aplicando el análisis que hice un poco más atrás, la amenaza es que nuestro mundo deje de ser viable en el futuro próximo. De ahí mi llamado para que se entienda cibernéticamente lo que está ocurriendo. No creo que los acontecimientos tengan un trasfondo genuinamente ético; todo el asunto radica en el Poder.

Por sobre todo, la polaridad entre centralización y descentralización, disfrazándose la una de dictadura y la otra de libertad, es un mito. Aun cuando el equilibrio homeostático no resulte siempre computable, lo cierto es que existe. Para cualquier sistema viable, los polos son ambos absurdos; nuestros propios cuerpos así nos lo dicen. Pese a todo, los gobiernos y las administraciones insisten en el gran debate, beneficiando con ello sólo a los políticos y a los asesores, quienes tan pronto comprueban que un sistema está en uno de esos estados, le aconsejan cambiarse al otro.

Estos conceptos son fundamentales en el trabajo que les daré a conocer a continuación. Sé que en Chile estoy haciendo mi esfuerzo máximo por la transferencia del poder a las bases. La revolución para lograrla, la hizo el Gobierno, y yo opino que esto es buena cibernética. Pero ocurre que las herramientas científicas nunca se las acepta como herramientas del pueblo; y en todas partes la gente se siente divorciada de la ciencia que es esencialmente suya. Es por eso que estamos estudiando estos asuntos junto con los trabajadores. Es por eso que los sistemas que voy a explicarles a ustedes hasta aquí se han diseñado para que los usen tanto los trabajadores como los ministros de estado. Es por eso que estamos desarrollando sistemas de retroalimentación para que el pueblo se comunique con su gobierno.

El enemigo de todo esto es la imagen de explotación que han llegado a asumir la ciencia altamente desarrollada y la computadora electrónica. Estamos luchando con ese enemigo y su aliado, que es la tecnocracia. Y así es que solamente en Chile es dable encontrar un conocido cantante popular, recitando, "Exigir los beneficios que nos regala la ciencia," y "Hay que juntar toda la ciencia antes que se acabe la paciencia.”

Estoy orgulloso de haber colaborado con Ángel Parra en esa canción, que se llama ''Letanía para una Computadora y un niño que va a nacer." Contrasten ese título con el titular que encabezó la primera mención pública de este trabajo, que se filtró en un periódico inglés el mes pasado, y se repitió posteriormente en todo el mundo. Decía ese titular: "Chile operado por Computadora". Dios guarde al periodista que lo escribió.

Referencias

1. Norbert Wiener, Cibernética, John Wiley, New York, 1948.
2. W.Ross Ashby, Diseño de un Cerebro, Chapman and Hall, Londres 1954.
3. Stafford Beer, El cerebro de la empresa. Alien Lañe, The Penguin Press, Londres, 1972.


Continuará Parte 3. EL CONTROL EN TIEMPO REAL







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