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Febrero 2016

"Los intelectuales me rompen las pelotas.
Cuando me dicen 'un distinguido intelectual', digo '¡No!': yo no soy un intelectual.
Los intelectuales son los que divorcian la cabeza del cuerpo.
Yo no quiero ser una cabeza que rueda por los caminos.
Yo soy una persona, soy una cabeza, un cuerpo, un sexo, una barriga... pero no un intelectual.
Abominables personajes. Ya lo decía Goya: "la razón genera monstruos". Cuidado con los que solamente razonan.
Hay que razonar y sentir. Y cuando la razón se divorcia del corazón, te convido para el temblor. No, yo no creo en eso.

Yo creo en esa fusión contradictoria, difícil pero necesaria, entre lo que se siente y lo que se piensa.
Y cuando aparece uno que solamente siente pero no piensa, digo "este es un cursi".
Y cuando veo que hay uno que solamente piensa pero no siente, digo “ qué horror, este es un intelectual'."

Eduardo Galeano


PERÚ, ELECCIONES 2016: DEL NEOLIBERALISMO A LA CLOACA POLÍTICA


Jorge Lora Cam (1)

El 10 de abril de 2016 se realizarán las elecciones generales de Perú para elegir al presidente, 2 vicepresidentes, 130 congresistas de la república y parlamentarios andinos para el periodo 2016-2021. Tendremos nuevos opresores y comparsas de bufones, con vigencia del 2016 al año del bicentenario. Los 130 miembros del Congreso conciernen a los 26 distritos electorales correspondientes a los 24 departamentos, Lima Provincias y a la Provincia Constitucional del Callao empleando el método de la cifra repartidora. Y otra vez, tendremos nuevamente una buena proporción de representantes de mafias de narcotraficantes, defensores del poder, neoliberales corruptos, tránsfugas, mercaderes y filisteos de toda laya.

En obvio que la apreciación galeana de los intelectuales se refiere a gentes como los ilustres onegeistas de la llamada izquierda que fungen de intelectuales, desde el Instituto de Estudios Peruanos hasta la Pontificia Universidad Católica que se dedicaron estos últimos 30 años a la gestión de entidades hechas para amortiguar los efectos del neoliberalismo: las ONG. Mientras los tragicómicos sujetos de la derecha administraban al Estado, los pérfidos caviares rehuían ver la violenta realidad, prefiriendo vivir de la pobreza y los programas para disimularla. En los 80 la Fundación Ford –que llegó en los años 50 para modernizar la educación y la cultura en un sentido individualista, pragmático y funcionalista— bajo la dirección del derechista Julio Cotler (cuyos vaticinios nunca se cumplen) y su escudero Martín Tanaka, se orienta a la llamada sociedad civil, a las ONG, contradiciendo al marxismo y el concepto de lucha de clases, en aras de una inexistente institucionalidad democrática. Dividen la sociedad en tres sectores: Estado-empresas-sociedad civil, y la preocupación de los dos primeros será alivianar la pobreza y fomentar el emprendurismo. De este modo la educación de posgrado y la investigación serán financiadas y controladas por organismos como la Ford-IEP llegando a vigilar su orientación y selección de intelectuales. Nos referimos a estas dos instituciones porque desde allí deciden las líneas y financiamientos, se reconoce o no la producción intelectual, se certifica y se difunde las obras, se califica y se definen pertenencias, se imponen los parámetros y las modas intelectuales. Quién no defiende el liberalismo político o no condena lo para ellos inapropiado, no entrará al reino de la intelectualidad peruana.

Así, se constituyeron en el sustento ideológico político de sus socios políticos. Siguiendo las modas se llenaron la boca primero del lenguaje de las ONG y luego de transición a la democracia, posneoliberalismo, alternancia, etc. Razonaban sobre la democracia y ciudadanía donde no la hay, recurriendo a ilustres pensadores liberales desde Mill o Locke hasta Sartori o Bobbio, sazonados con posmodernos, posmarxistas, posestructuralistas, institucionalistas y últimamente por filósofos como Ranciere, Zizek, Badiou. Sus aportaciones no pasaron de agregar adjetivos a especulaciones filosóficas ya hechas, lo que les hacía pensar que aportaban al pensamiento político: democracia plebeya, déficit democrático, ingobernabilidad, pensamiento posneoliberal, poscolonial, crisis política (Cotler, Manrique, López, Tuesta, Tanaka, De Gregori, Tapia, Quijano, estudios culturales, etc.) como si con ello cubrieran el enorme desencuentro entre realidad y contemplación filosófico política, o entre reformismo y critica radical al capitalismo. En lo estrictamente político, en la práctica, ellos junto a las organizaciones de la llamada izquierda, confiaron en el liberalismo y apoyaron a García, Fujimori, Toledo, García II y Humala. Treinta años de ignominioso neoliberalismo.

Si a Galeano le asqueaban esos letrados, que diría de los pseudointelectuales, de los farsantes iletrados que creen que tener o inventar un diploma los certifica? Precisamente el debate electoral se inicio con una competencia entre impostores profesionales, políticos con ínfulas de aparecer como “intelectuales” orgánicos de la lumpenburguesía, las trasnacionales y el Imperio. Estos representantes de la oligarquía pretenden engañar al pueblo con una guerra de diplomas de dudosa credibilidad –pues nadie lo ha verificado— buscando la preferencia de la administración norteamericana entre gente formada por ellos. Ante una Keiko Fujimori educada con sustraídos recursos públicos en universidades norteamericanas (Boston y Columbia) y un PPK (licenciado en Oxford-Reino Unido), Toledo (doctorado en Stanford), Guzmán (Maryland-USA), Barnechea (Harvard-USA) y el desconocido Hilario (doctorado Stanford y Oxford-USA), aparecieron Veronika (Maestra por Sorbona-Paris) y falsos títulos de doctores, como el impostor Alan (Complutense, nunca probado) y Acuña (con tesis plagiada), acompañando a otros con licenciaturas consideradas de menor valor: Urresti (Villareal); Antero Flores y Diez Canseco (San Marcos); Yehude Simon (Pedro Ruiz Gallo); Santos (U de Cajamarca); Hernando Guerra (ESAN); Olivera y Cerrón (Cuba). Exhiben una disputa de simples palomillas de rancherío, que hacen alarde de imposturas y de la mediocridad de las universidades norteamericanas (que con excepción de Hilario, exhiben un intachable prontuario delincuencial) exhibiéndose en un país donde el mito de la educación está enraizado y pretenden ocultar sus falencias con mascaras de papel que sólo acrecientan la crítica popular a los intelectuales. No sólo es la superchería farsante sino que varios de ellos como Alan-Cotillo, Toledo, Acuña y varios candidatos a congresistas- degradaron y pervirtieron la educación estatal y privada a extremos nunca vistos, al mercantilizarla y al colocar la productividad por encima de los saberes y después culpar a los educadores de la crisis del sector.

Ambos campos, umbilicalmente unidos, no reconocen que la democracia es incompatible con el capitalismo y menos con el capitalismo actualizado por el proyecto globalizador neoliberal. Se resisten a entender que el origen de los males está en el capitalismo y en especial, desde que el proyecto neoliberal fue inaugurado por el Primer García y ejecutado plenamente y con creces por Fujimori al rematar las mejores, más rentables y valiosas, empresas del país. Seguido por el neofujimorismo de Toledo-García-Humala quienes subastaran los recursos naturales junto a los trabajadores peruanos en oferta. Y de esto no es responsable el PCP-SL, que seguro tendrá otras culpas, pero no ésta. Por ello, también es erróneo sobredeterminar o sobre estimar las acciones del PCP y otras organizaciones que eligieron la violencia para cambiar al país, al asociar y justificar, como hacen algunos, la extrema violencia estatal con la violencia rebelde, las políticas neoliberales de la derecha como producto del proyecto de las políticas de la llamada ultraizquierda; o justificar la conducta oportunista de la llamada izquierda derivándola de la guerra interna. Eso sólo es forzar las relaciones, cuando la verdadera asociación es colonial y se da entre capitalismo colonial y las clases que le dan sustento; entre la oligarquía y los poderes coloniales, incluyendo a la clase media alta y meso, con sus intelectuales orgánicos contra el pueblo. Esto queda más evidenciado cuando examinamos el papel de los periodistas que fungen de analistas y politólogos, que aparecen y se desarrollan en aquel nefasto momento histórico del fujimontesinismo y permanecen aún. Después de los francotiradores al servicio de Delgado Paker, Crouisillat, Canal 2, Frecuencia Latina aparecen o se reciclan los engendros del tipo Jaime de Althaus, Junto a Lucar, Chichi, Delta, Rosa Palacios, Beto Ortiz, Aldo o Jaime Baily y otros más jóvenes que transitaron de estar subordinados a las directivas de la DIRCOTE, policía política, a ser los vendedores de marketing, hacedores de millonarios publirreportajes para sus congéneres entusiastas activistas de las trasnacionales mineras y la banca (CONFIEP). Rospigliosi, Aldo (da vergüenza ajena mencionar el apellido), RPP, Correo, Expreso, El Comercio y muchos otros que marcan la modalidades de hacer política, que califican aprobando o no a los candidatos, que definen los términos de la narrativa, que con algunas preguntitas alteran ideologías o condenan a la muerte civil: antimineros, chavistas, subversivos, terroristas y todo un lenguaje y “cultura” política institucionalizados en 30 años de contrainsurgencia. Estos viejos y nuevos intelectuales de la política, de izquierda y derecha, han convertido a la política en un desagüe, en un sumidero de la antipolítica. Estos intelectuales de la política y el periodismo han sintetizado sus instrucciones en consignas como la anterior resumida en: condena a la izquierda, terrorista, chavista, castrista. Pero crearon otros mitos e imaginarios donde el más grande y pernicioso es identificar neoliberalismo y crecimiento económico, sustento de la defensa del neoliberalismo y de la inversión minera, articulado después a la teoría del “derrame”, la eliminación de la pobreza y al aumento de la clase media y a la democracia y paz. Y el segundo, es que la corrupción siempre existió desde la colonia y que aceptando esta cultura sólo hay que corregir detalles legislativos penales.

El realidad, el neoliberalismo no es otra cosa que el saqueo, el reparto, la desposesión, la acumulación primitiva permanente, la recolonización del globo; proceso empujado por las grandes potencias y sus trasnacionales del cual no escapó ningún país latinoamericano tuviesen o no gobiernos neoliberales a secas o con aportaciones neopopulistas, progresistas o pseudodesarrollistas. Y cuando esta política se decreta en Washington, se impone el pragmatismo bárbaro de apropiación de los bienes públicos, que trae aparejada una corrupción expansiva desde arriba. Ahora la palabra mágica no es privatización, sino inversión, pero tiene el mismo propósito, la enajenación. Muta el concepto, pero se mantienen las viejas prácticas y fines. Para dar facilidades, todas las garantías y cumplir la exigencia de seguridad a la inversión extranjera, se ha hecho hasta lo impensable. Frente a este remate, esta prohibido el debate sobre nacionalizaciones y la recuperación de los recursos naturales. Con una ley minera ultraliberal, se ha permitido que la minería quede en manos de grandes empresas transnacionales, que al margen de provocar enormes daños socioambientales en todo el país, apenas tributan y dejan miserables espacios mortalmente contaminados por el saqueo acelerado y salvaje al que someten los territorios, mientras se llevan y acumulan grandes riquezas fuera de control con la protección de gobiernos, que penalizan y criminalizan la protesta social. Como si ello no fuese suficiente, se han abierto, ampliado y expandido las áreas tradicionales de explotación agrícola, pesquera, forestal llegando inclusive a prohibir las áreas protegidas ante la angurria extractivista, cuyos territorios en los que se encuentran diversos pueblos indígenas, ahora son reclamados por las corporaciones internacionales para iniciar tareas de exploración y explotación minera o hidrocarburífera.

Para su sed de saqueo y afanes de sometimiento, debemos examinar someramente lo ocurrido con la minería y el gas donde se puede vislumbrar el significado del neoliberalismo para el país. Lo hace William Palomino (2), quien afirma que los defensores del neoliberalismo han creado mitos como la idea de que la "inversión" trasnacional incrementa la producción y reduce la pobreza; fácil decirlo cuando callan el hecho de que sólo se puede dar siempre y cuando existan tres condiciones: salarios de hambre, despojo de las comunidades, impuestos reducidos o exonerados a las empresas e impunidad ambiental. Sobre este último, según estimados de la Agencia de Protección Ambiental de EEUU para el caso de las megaminas, siempre se crea un costo-beneficio negativo para el estado. Es decir, dejando de lado lo irreparable, remediar una mina abandonada y la comunidades afectadas le costaran a las generaciones futuras del Perú, por lo menos tres veces más del monto que el estado recibe en impuestos. El Banco Mundial y FMI hablan de 94 mil millones de dólares “perdidos” en inversión, pero no dice nada de los estimados en 282 (3x94) mil millones de dólares que Perú pierde en costos ambientales y sociales. Se pregunta Palomino ¿Por qué creen que la mina más grande de oro del mundo (la Pebble Mine de Alaska) no puede entrar en operación? Porque la comunidad nativa (los eskimos) con ayuda técnica de la Agencia Protección Ambiental de ese país, han demostrado que sembrar salmones en la península a largo plazo era mas beneficiosa económicamente que una mina mata-pueblo.

Otro mito (más cínico y repudiable) es que la "minera formal" (las trasnacionales mineras) no contaminan sino sólo la minería ilegal. Pregunta ¿Qué ocurre con los suelos y el polvo echado a la atmosfera con la minería a cielo abierto, que usa explosivos similares a una pequeña bomba? ¿Dónde creen que se descargan las aguas y desechos de mina? Es verdad que algunas minas tratan el agua, separan química y físicamente los contamina ges químicos pero jamás, nunca se les puede reducir a cero; no existe tecnología en el mundo para eliminar totalmente el plomo, arsénico, mercurio, cadmio, etc. Es por eso que se ha creado los niveles máximos permisibles. Y todo eso se descarga a los ríos, lagos, sedimentos, mar, etc. y debido a la enorme cantidad de millones de litros de agua contaminada al medio ambiente, el daño es acumulativo y de alto riego para la salud y vida de la población. Está establecido que en países con pobre regulación ambiental como el Perú, la contaminación es directamente proporcional a la producción. Los datos nos dicen que, por ejemplo, para el oro la producción ilegal no llega al 10-15% máximo, para la plata ni al 3% y para el cobre menos del 1%. Entonces quién contamina más?

El tercer mito. El gas de Camisea le trae desarrollo y riqueza al Perú. Tendrían razón, si ello significa tener el gas más caro de Latinoamérica (y quizás del mundo, en Bolivia cuesta 3 dólares la garrafa) y que los pueblos vecinos a Camisea, del bajo Urubamba en Cusco, no tengan electricidad ni servicios básicos como agua y desagüe; suficiente para demostrar que el robo escandaloso del gas de Camisea no le sirve en nada a los Peruanos, todos los beneficios se van con las trasnacionales de EEUU Hunt Associada y otras dos, a una empresa chilena que administra y a los gobernantes de turno mediante las coimas. Se miente cuando se afirma que no existe mercado nacional. Si eso fuera cierto se pregunta William, como se explica que millones de hogares e industriales nacionales compren el gas de Camisea a precios exorbitantes? No tiene sentido y es una vergüenza que hagan esto. La izquierda debe plantear nacionalización del gas y de las grandes minas del país, sin pago alguno debido a que los daños ambientales y sociales que debemos evaluar y cuantificar científicamente supera con creces lo invertido. El tiempo de "explotar con nuevas reglas de juego", de "revisar los contratos" que plantea el FA, murió con la falacia de la gran transformación de Humala. El periodismo no reconoce que la Shell-Mobil de Camisea fue expulsada del lugar y no se fue porque no sea rentable. Los defensores de la empresa privada también dicen que es imposible la industria petroquímica, cuando lo que ocurre es que aquellas empresas el beneficio lo obtienen de comprar a 0.6 el millar de pies cúbicos y venderlo a 12 dólares. Y si el Estado quiere ese gas debe pagarlo a ese precio.

Palomino vuelve a interrogar: ¿Qué progreso y desarrollo les trajo el gas de Camisea a los pueblos del bajo Urubamba donde está el yacimiento principal? Pobreza. Que beneficio les trae Machupicchu, una de las maravillas de ingeniería del mundo, a sus verdaderos dueños? Pobreza y más pobreza. Agrega Palomino, lo que buscan los gobiernos vende patrias y genocidas del Perú, como política de estado y en este caso usando el pretexto de "protección ambiental" que no creen ni practican, es expulsar de sus tierras a los pobladores pobres, hacerles la vida imposible con hostigamientos y multas y hasta asesinatos de sus líderes para que se vayan y en su reemplazo construyan hoteles de lujo. Es lo mismo en las cercanías de Camisea, las poblaciones están desapareciendo por la intensa exploración y explotación del gas y petróleo por las trasnacionales corruptas y sus gobernantes.

La historia nos dice desde la profundidad de las investigaciones realizadas, que la corrupción que atravesó la década del gobierno de Alberto Fujimori no fue la conjunción de hechos aislados, sino un producto de la recolonización neoliberal y que fue aparejado de la creación de un verdadero sistema compuesto por representantes en casi todas las agencias del Estado, en todo el territorio digitada desde un monstruo bicéfalo: Alberto Fujimori y el agente de la CIA jefe de facto del Servicio de Inteligencia Nacional, Vladimiro Montesinos Torres.

El Estado fue capturado por un conglomerado de grandes empresas legales e ilegales, monopólicas y trasnacionales, cobijadas por el imperio, influyendo decisivamente en la formulación de las leyes, la nueva Constitución, el nuevo Congreso, las políticas y la reglamentación del Estado. Consigue que el Estado viabilice políticas públicas o decisiones judiciales que lo favorezcan; la captura deviene en una organización cuyos componentes forman parte del propio Estado y sirven a nuevas funciones para favorecer a esa organización. Tras la caída de Fujimori, los grandes casos de corrupción se siguieron presentando con cierta recurrencia. Basta recordar los escándalos de corrupción durante los gobiernos de Alejandro Toledo (casos Almeida, falsificación de firmas, Margarita Toledo, Ecoteva Lava Jato, etc.), Alan García (casos Petroaudios, narcoindultos, colegios emblemáticos, etc.) y el gobierno de Humala (caso Chehade, apoyo venezolano, agendas, Martín Belaunde, otra vez Lava Jato) para afirmar que el problema de la corrupción en el país es ambivalente.

Bajo la idea de que el Perú estaba en remate todo el poder político se emponzoñó. La corrupción se generalizó y también se instaló en los municipios y regiones. Según un informe de la Procuraduría Anticorrupción del 2014, de los 1,841 alcaldes que cumplen funciones a nivel nacional, 1,699 (92%) estaban siendo investigados por peculado, malversación de fondos, negociación incompatible y colusión. Eran ya 454 alcaldes provinciales y 1,245 distritales que estarían inmersos en actos de corrupción. Más 429 exalcaldes provinciales y 1,326 exalcaldes distritales implicados en los mismos delitos. El titular de la institución, Christian Salas, explicó que la mayoría de delitos se cometen por la facilidad que tienen los funcionarios para disponer de los bienes del Estado y por la asignación de obras millonarias a empresas que han sido elegidas porque hay algún interés, a través de testaferros o porque les han pagado coimas. Las pérdidas económicas al Estado son incalculables; miles de millones de soles. Salas agregó que, pese a las múltiples denuncias que pesan sobre los burgomaestres, más del 50% de los que están investigados postulan a la reelección. Las entidades más afectada por actos de corrupción en el Estado son los municipios, con un 25%. Le siguen los gobiernos regionales con 6%. El representante de la Procuraduría Anticorrupción agregó que unos 19 presidentes regionales son investigados por corrupción. Más de 48.000 funcionarios estuvieron involucrados en presuntos casos de corrupción en cinco años, informó el contralor general de la República, Fuad Khoury, al indicar que en diferentes regiones del país se detectaron responsabilidades civiles, penales y administrativas.(3)

Lo mismo ocurre con la narcoeconomía y su conversión en narcopolítica. De lo poco que se sabe, durante el gobierno de Fujimori en los noventa, hallaron toneladas de cocaína en el avión presidencial. Montesinos recibía 50 mil dólares mensuales de "Vaticano" para que le deje sacar la droga en avioneta del país.
 Alan García recibió miles de dólares del dinero del narcotráfico para su campaña del clan Sánchez Paredes, que luego "devolvió", aparte que indultó a miles de narcotraficantes en su gobierno. Y son más casos: aeródromo de Collique, tren eléctrico, etc. Y ni que decir del clan Oropeza, ligado al APRA.
 Ambos con cargos de crímenes de lesa humanidad. César Acuña es acusado de lavado de activos por más de 10 millones de dólares invertidos en su campaña para las elecciones regionales.
Lourdes Flores recibió dinero de César Cataño (empresario acusado de lavado de activos en el 2010), por trabajar con él en una empresa de aviones.
 Se encontró 100 kilos de cocaína en una de las empresas que administran los hermanos Hiro y Kenji Fujimori en el 2013. Y si esto se ve con los políticos "reconocidos", ¿cómo será con los políticos "pequeños"? ¿Y cómo será en las provincias? ¿Cuánto dinero corre por el narcotráfico y cuanto tiene que ver con el crecimiento económico? ¿Tiene que ver todo esto con el aumento del sicariato en el país? Por supuesto.

De ahí que no es ni exagerado, ni insultante referirse al maltrecho sistema político prehistórico y tribal que tenemos en Perú como cloaca (Hildebrandt). Son 19 agrupaciones que disputarán a través del voto de 21 millones, parte del poder político, ejecutivo y Congreso, de las cuales una parte considerable más se asemejan a bandas, mafias o pandillas de delincuentes pertenecientes a capos como Alan (alias, rata), Keiko (alias, cucaracha)(4), Toledo, Acuña y gestores del capital como el norteamericano PP Kucsinsky (que el mismo se autodenomina cuy, el roedor del capital norteamericano) o Julio Guzmán, también roedor pero del Israelí. Un militar contrainsurgente como Urresti - tipo Humala- o un desviado ideológico como Yehude Simon que carga con Alan y su “baguazo”. Candidatean todos quienes se precian de ser políticos, son de varias generaciones que viven de la política, hay jóvenes improvisados, viejos fujimoristas, toledistas, acciopopulistas, humalistas, pepecistas, apristas, etc. Narcopolíticos, delincuentes convictos o confesos. De acuerdo con el experto en narcotráfico, Jaime Antezana, al menos 6 candidatos a la Presidencia tienen vínculos con el narcotráfico (Diariouno 29/12/2015) y en opinión de otros especialistas, el narcotráfico avanza además en candidaturas distritales y regionales. La familia Fujimori que traficó o ayudó a hacerlo en barcos y aviones y, el clan de Alan García (Sánchez Paredes, Oropeza y un largo etcétera) que indultó a miles de narcotraficantes y otros y otros mafiosos son los más visibles. El control del poder judicial, de la Fiscalía, de fiscales jueces y el CNM, con magistrados que permanecen cínicamente afiliados a partidos, la mayoría apristas, son quienes han impuesto la impunidad como norma. Primero, Fujimori–Montesinos, quien desapareció alrededor de nada menos que 8 mil millones de dólares. Luego Toledo, que continuó con la corrupción vía Lava Jato y Ecoteva. Y después el ya multimencionado Alan García, todo un padrino diversificado en varias mafias. Y es que tenían que protegerse de los innumerables casos de corrupción que en otro país, sólo por uno de ellos, habría caído.

Para más de la mitad de los peruanos, hay que alejarse de la política oficial por su hedor (de hecho existe un 70% que rechaza la política y un 90% que desprecia a Humala) y para gran parte de la otra mitad, producto de los psico-sociales y la tele-drenaje, no hay distinción entre los candidatos y pueden votar por quien les ofrezca 50 soles ante las propias ánforas. Nos queda un 20% de pobladores demócratas, mil veces traicionados, con la esperanza de que Verónica no sea como Humala.

Estos meses son de jolgorio para los falsimedia, la prensa, las encuestadoras, los asesores, los salones de belleza, los maquilladores, investigadores policiacos, espías, etc. Que se embolsan ingentes cantidades de dinero para vendernos imágenes de impresentables en medio de todo un sistema mercantilizado y a merced del verdadero poder imperial y de los grandes empresarios trasnacionalizados. Basta ver como las encuestas son impermeables a la andanada de criticas mediáticas a los cinco preferidos por el poder y, como las calificaciones de los grandes medios no dejan de ser positivas para ellos “blanqueando” a estos narcopolíticos, corruptos y otros miembros del vertedero electoral y como, al mismo tiempo, el espacio marginal dedicado a los escasos candidatos críticos de este sistema.

Es una vergüenza ajena y propia que permitamos que ex Presidentes o sus parientes utilicen lo robado al país en mantener el poder político y seguir invirtiendo en candidaturas, preparando el saqueo de los próximos años. Cientos de candidatos en una decena de procesos electorales fueron y son financiados con lo sustraído. Por ello, no podemos ser cómplices al permitirles que nuevamente sean candidatos. La reelección no debe existir en una democracia.

Todos los países latinoamericanos no abandonaron el neoliberalismo, sólo lo remozaron con políticas sociales. Han construido una vida política a su medida y existe correspondencia con la vida social. En Bolivia, se carnavalizó y la lucha por la reelección los llevo a campañas electorales sucesivas e interminables, corrompiendo todo a su paso a través del cilentelismo y el control de todos los poderes. En Argentina el populismo se turna entre la derecha y los progresistas. En Colombia siempre fue matizada por las violencias. En México el que no transa no avanza. Y en Perú? En este país la viveza criolla es la marca y la puede ostentar un japonés o un peruano, un norteamericano o un mestizo. Lima es la escuela que nos enseña a hablar, a comportarnos, a engañar, falsificar, mentir, a matar o morir para conseguir lo deseado. Lo hace y lo ha hecho la oligarquía, luego la lumpenburguesía y ahora, hermanados con los políticos, las únicas victimas son los pobres o quién no tiene poder. La pobreza es utilizada para el clientelismo, la violencia para deslegitimar a la izquierda y ofrecer seguridad como único programa, para ensalzar a Fujimori o a Ala García y sus crímenes de lesa humanidad. Y el crecimiento económico que nadie sabe bien si proviene de la inversión narcoeconómica o de las inversiones extranjeras, justifica al neoliberalismo.

Ante este panorama, la izquierda que hace mucho perdió el rumbo y sólo recurre a culpar a la subversión de sus fracasos. Sin identidad ideológica, encapsulados en las ONG, con patrimonios de supervivencia como los gremios o la derrama, o los municipios y regiones, su falta de proyecto común, las eternas divisiones, a que solo fue furgón de cola de Fujimori, Toledo, Humala. Penetrados por la corrupción son incapaces de llamar a una movilización nacional contra los corruptos. Otra marcha de los 4 suyos. Para no asustar al electorado y cumplir con las pautas de lo políticamente correcto, los candidatos de esta izquierda recurren al disimulo, a la morigeración y finalmente a la traición, como Humala.

Hace 17 años salieron peruanos de todas las ciudades y de todas las edades a decirle NO al asesino y ladrón Alberto Fujimori, porque privatizó todo las empresas, empezando por las más rentables, luego robó miles de millones de dólares sustrayéndolos a la salud, a la educación, a la inversión productiva y diversificada. Que poniéndose a tono con el Consenso de Washington, destruyó los derechos de los trabajadores y barrió con los sindicatos. Usó otra parte de ese dinero en legitimarse y deslegitimar al enemigo con los repudiables psicosociales de las televisoras, con gente como Laura Bozo o los cómicos callejeros que eran comparsa de la prensa grande y la chicha. Compró congresistas, militares, gente de la farándula y hasta deportistas para sus intereses de eternizarse hasta un tercer gobierno. No sólo fue genocida sino que encarceló a los opositores sobrevivientes o los desapareció, entre ellos a muchos inocentes.

A pesar de todo lo ocurrido, un 30% de peruanos quieran votar otra vez por ese cáncer llamado fujimorismo y un 10 por ciento por el asqueroso padrino. Allá los columnistas que se crean el maquillaje de esas máquinas de la delincuencia que fueron, son y serán el fujimorismo y el aprismo.

Mientras haya memoria, siempre habrá que decirles una y mil veces NO. Y ello debe ser encabezado por la única agrupación que reúne a mucha gente honesta y tiene un programa decente. Sin embargo, creemos que lo primero que el Frente Amplio y Veronika debían asimilar, es que estamos ante la hegemonía del pensamiento único neoliberal y los opositores peligrosos antineoliberales como era de suponer, los periodistas activistas de la derecha no entrevistan; su trabajo es derruir, desprestigiar y ridiculizar a los que piensan diferente, mas aún si aparecen tibios, suaves y simpáticos como en el caso de la Veronika, en algunas entrevistas. Ya lo demostró Oscar Dancourt frente a De Althaus: hay que demoler los mitos neoliberales con principios y examen de la experiencia, teniendo claro con lo que es el neoliberalismo en la teoría y la práctica. Las entrevistas "formales" y amables son para corruptos como ellos, los Fujimoris, PPKs, los García, etc. Quienes son los que les dan de comer con avisos pagados y jugosas propinas a aquellos mercenarios.

Al Frente Amplio y a Veronika les falta claridad sobre los gobiernos de los países de la Alianza del Pacifico y los llamados gobiernos progresistas. Deben criticar sin ambages a unos y otros por haber mantenido o remozado el neoliberalismo. En su ambigüedad llegan a defender la plutocracia minero-bancaria que controla al país. Sobre el saqueo minero, Veronika sólo ofrece las reformas planteadas por el candidato Humala el 2006. Minería responsable y regulada, prevención de conflictos sociales, diálogo, multas, ordenamiento territorial (lo que en EEUU lo llaman Site Assessment antes de construir una industria). Veronika no sabe que todas esas reformas son iniciativas de las mismas trasnacionales como cebo de culebra para romper la resistencia de los pueblos. No defiende la consigna popular, que nace de una historia ecocida: mina no, agro sí. No plantea declarar a los minerales, la agricultura, los puertos, aeropuertos, etc. como recursos estratégicos. Veronika debe superar las limitaciones impuestas y las propias, abriendo el debate frontal contra el neoliberalismo, profundizar el debate sobre el extractivismo neocolonial, el tema ambiental, laboral, de la juventud, el desempleo y los salarios de hambre, que son los talones de Aquiles de los reaccionarios. Y lo más importante, hacer visibles las luchas sociales del pueblo.

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1) Dr. en ciencias Políticas y en Estudios Latinoamericanos, UNAM-México. Prefiero que me llaman Jorge.
2) https:www.facebook.com/William.Palomino1/posts/10203664830900098.
3) http://peru21.pe/politica/elecciones-2014-corrupcion-gobiernos-regionales-municipios-peru-2192134
4) Brillante descripción de Cesar Hildebrandt, uno de los pocos que interpreta acertadamente la política peruana.








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