Walter Ritter Ortiz
RESUMEN
He tenido la fortuna de encontrarme en condiciones que me han permitido estudiar los fenómenos de la vida en su perturbadora complejidad. Sin pretensiones de querer conocer las cosas que se encuentran fuera del dominio de la observación científica, distinguiendo lo conocido de lo que pudiera conocerse y por averiguar, de la existencia de lo desconocido y de lo que no es posible de conocer. Gracias a esto he podido extender mi atención a variados dominios de especialización, conocidos como transdisciplinarias que permiten la posible solución integrada de los problemas y la aplicación y desarrollo metodológico para este propósito. He tratado de hacer un trabajo de divulgación dirigida tanto a conocedores como a ignorantes en el tema, en la pretensión suprema de contribuir tal vez mínimamente, al propósito aristotélico de formar al futuro hombre universal del conocimiento, sabiendo de antemano que los especialistas lo encontraran superficial y al público no especializado de demasiado técnico, confesando que es una tentativa que pudiera ser abortada pero que vale más que la ausencia de toda posible tentativa a realizar.
En ocasiones se ha tenido que sintetizar en pocas líneas trabajos o aspectos que a los expertos les ha llevado atender y ha absorbido su atención por muchos años. Debido a límites en los espacios de expresión nos vemos obligados a resumir de manera demasiado breve, conjuntos gigantescos de observación; en la consideración de que hace falta liberarnos de los errores observacionales de estudios mal hechos y de los falsos problemas perseguidos por los débiles de espíritu de la ciencia, de los seudo descubrimientos de los charlatanes y de los sabios creados y celebrados por la prensa cotidiana. De aquellos trabajos tristemente inútiles, de los estudios de cosas sin significado, confusión que crece y de que se ha dado desde que la investigación científica se ha convertido en una profesión como cualquier otra y a la que tiene acceso cualquier persona con las facultades requeridas y necesarias o sin ellas.
Ya hay bastantes límites naturales para el conocimiento humano sin que tengamos que sufrir los que surgen de la racionalización ignorante. Una afirmación o medición sólo tiene sentido si se define el marco de referencia. Cualquier suceso puede tener una infinidad de causas posibles. Y, estamos atrapados en los marcos de referencia que empleamos para comprender nuestro mundo cotidiano, y no somos capaces de escapar a su punto de vista, profundamente matemático, en el que se disuelven las contradicciones. Las mediciones difieren dependiendo del marco de referencia. Parece que esto nos deja en una situación en que todas las mediciones son relativas y ninguna puede considerarse definitiva o cierta. No hay un punto de vista o un marco de referencia verdadero, a partir del cual podemos entender objetivamente lo que estamos contemplando. Podemos elegir el marco de referencia que queramos, pero no podemos decir que tenga más validez que ningún otro.
Muchas de las reglas de las matemáticas llamadas axiomas, se basan en consideraciones que parecen razonables pero que tienen que ser aceptadas por la fe. Las matemáticas necesitan fundamentos más fuertes que el puro sentido común. Los números son conceptos inmateriales y por lo tanto, no tienen una existencia física, sino inmateriales; sin embargo, 1+1=2 no es un enunciado inmaterial arbitrario sino una verdad fundamental, como todos sabemos. Los especialistas son necesarios, sin ellos la ciencia no puede progresar, pero la aplicación de sus esfuerzos exige la síntesis previa de los conocimientos dispersos que surgen del análisis. Nos encontramos frente a problemas extremadamente complicados, con la tentación de construir hipótesis que nos lleven a artículos de fe, que nos mantengan inmovilizados en situaciones rígidas y dogmaticas. La realidad no es necesariamente clara y sencilla, ya que no podemos tener la seguridad de que sea siempre inteligible y puede presentarse bajo formas infinitamente variadas. Deben emplearse todos los métodos donde lo cualitativo es tan verdadero como lo cuantitativo. Las relaciones en lenguaje matemático no poseen una realidad superior que las que no lo tengan.
Ver texto completo
|