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Noviembre 2015

Descrecimiento sereno para sobrevivir a las catástrofes energéticas y climáticas


Grupo Salir del petróleo, Grupo Descrecimiento o colapso
ECOMUNIDADES

Texto corregido después del debate en el conversatorio del 12 de octubre de 2015 y de la consulta a integrantes del grupo ¡Salir del petróleo! y el grupo ¡Descrecimiento o colapso! hasta el 25 de octubre de 2015.

1. ¿Por qué se embarcan los gobiernos en el fracking y en la extracción de petróleo en aguas profundas?

Se quema demasiado carbón, gas y petróleo en el mundo desde hace más de 30 años, por la generación de electricidad; por la producción y funcionamiento de autos, camiones, aviones, excavadoras y otros equipos móviles; por el bombeo de agua, la fabricación de fertilizantes, pesticidas, plásticos y otros productos. Se agotan ya las reservas del gas y el petróleo de bajo costo de extracción: se trata de un hecho geológico. Baja en el mundo la producción de los pozos convencionales de gas y petróleo, tal como le ha sucedido a México en los últimos años. Desde hace algunos años, los gobiernos se ven obligados a impulsar la muy riesgosa extracción del gas y petróleo shale que se encuentra en muchos lugares del mundo en rocas de lutita, a profundidades de 1,500 a 4,000 metros; se utilizan pozos y tecnologías no convencionales como el fracking o la perforación en aguas profundas. Estas extracciones no convencionales no sólo tienen costos de extracción hasta 15 veces más altos, sino que producen daños sociales y ambientales al menos 10 veces mayores que las extracciones convencionales de gas y petróleo. Entramos pues en la era del gas y el petróleo extremo o no convencional que entraña muy grandes daños sociales y ambientales y muy elevados desafíos económicos y políticos. Los precios mundiales del gas y el petróleo sufren ahora muy abruptos cambios-shocks petroleros- como el que hemos observado en el último año, cuando bajan los precios hasta un 60% sin que existan muy significativos cambios en los volúmenes de producción y consumo. La economía mundial enfrenta ahora una gran incertidumbre por la entrada del gas y petróleo no convencional y el final del gas y petróleo convencional. Los precios del gas y el petróleo pueden dispararse en los próximos años, pues la baja que actualmente tienen está muy manipulada por intereses geopolíticos.

2. ¿Por qué hay que dejar el gas, el petróleo y el carbón bajo tierra?

La quema excesiva de gas, petróleo y carbón de los últimos 30 años acarrea, además, una contaminación excesiva de la atmosfera que provoca una rápida elevación de la temperatura de la superficie de la Tierra y el desencadenamiento de un desastre climático que pone en grave riesgo la existencia de la humanidad. La mayor parte de los científicos del mundo se pronuncian contra la quema de carbón, gas y petróleo y proponen muy drásticas reducciones en esta quema - hasta el 80% del consumo de los años 90 en 2050- para contener la concentración de gases que dañan el clima. Queda ya poco margen para evitar lo peor: la desaparición de gran parte de la humanidad o toda ella. La presión social va en aumento en el mundo por los crecientes desastres producidos por los eventos climáticos extremos: huracanes, tormentas, tornados, sequias, incendios forestales, olas de calor. Aumentan rápidamente los daños ecológicos, sociales y económicos derivados del excesivo consumo de gas, petróleo y carbón. Muchas personalidades y organizaciones sociales y civiles de todo el mundo exigen acuerdos ambiciosos en la cumbre del clima de Paris, la COP21: exigen dejar bajo tierra la mayor parte de las reservas de gas, petróleo y carbón; exigen una transición energética hacia una sociedad con mucho menor consumo de carbón, gas y petróleo, y en general, mucho menor consumo de energía, pues no existen a la fecha formas industriales para la generación de energía que sean aceptables desde el punto de vista del mediano y largo plazo o de la sustentabilidad. En pocos años la situación política creada por el colapso climático obligará a la reducción radical del consumo de carbón, gas y petróleo.

3. ¿Por qué sólo las organizaciones sociales y civiles pueden ofrecer respuestas adecuadas frente al colapso energético y climático?

Casi todo lo que nos rodea es producto de la extracción de gas, petróleo y carbón: autos, aviones, trenes, agua, alimentos, pavimentaciones, edificaciones, equipos e instrumentos diversos, vestimentas, infraestructuras. El gas, el petróleo y el carbón crean, desde hace más de cien años, un mundo de un gran despilfarro de electricidad, gas, gasolinas y modos de vida desquiciantes como los que imponen los países llamados desarrollados y los que tienen las clases altas y medias de los no desarrollados. Se desperdicia más de la tercera parte de los alimentos que se producen; se pierde más de la tercera parte del agua que se bombea en las ciudades; se requieren cantidades excesivas de agua en la producción industrial, en especial en la agricultura y en la producción de alimentos; se produce una explosión de basura que contamina todos los rincones de la Tierra; se genera una urbanización que tortura a los ciudadanos y destruye rápidamente la biodiversidad; que obliga a realizar viajes diarios de muchas horas a lejanos destinos; se transportan los alimentos y las vestimentas a miles de kilómetros de distancia para su consumo; se contaminan irremediablemente los suelos, los mares, los ríos, los lagos, los humedales; se eliminan las selvas, los bosques, los glaciares, los manglares, los corales; se someten a los animales a sufrimientos y muertes atroces en granjas, establos y rastros; se producen alimentos monstruosos como los transgénicos; en las escuelas, los lugares de trabajo, el espacio público, la televisión y la radio se educa en el consumo y la violencia más extremos. Después de cierto umbral de consumo de carbón, gas y petróleo, las sociedades se vuelven más violentas y la convivencia humana desaparece. El espíritu de guerra invade todos los ámbitos sociales. Aumenta el suicidio, la depresión y los deportes extremos; la violencia intrafamiliar, escolar, laboral urbana se ha disparado. La persona humana se desfonda, se desquicia. La sociedad, la economía y la política también se desfondan por la adicción al consumo de gas, petróleo y carbón.

La extracción de carbón, gas y petróleo afecta a tal punto a los gobiernos y las instituciones que los convierte en enemigos de la naturaleza y la ecología, de los pueblos y las comunidades territoriales, de los habitantes del país: ocultan tanto como pueden los riesgos y los peligros inherentes al consumo excesivo de gas, petróleo y carbón; fomentan las peores inclinaciones energéticas del ser humano; manipulan la información y deforman la realidad; se ponen al servicio de los peores intereses sociales. Consecuentemente, no se puede esperar de los gobiernos y de las instituciones respuestas adecuadas a la gravedad de la situación energética y climática que vive México y el mundo, en cambio si se puede esperar de ellos las más pobres, tardías e inadecuadas respuestas a estos predicamentos. Sólo las organizaciones sociales y civiles pueden llegar a ofrecer respuestas adecuadas a los colapsos energético y climático mundiales. No pueden venir de otra parte las soluciones a estas amenazas y problemas.

4. Descrecimiento para sobrevivir a las catástrofes energéticas y climáticas

Los colapsos energético y climático tienen su origen inmediato en la creación de una sociedad de crecimiento en la que el crecimiento por el crecimiento mismo se vuelve el objetivo primordial si no es que el único de la vida humana. Si bien la economía de crecimiento nace a principios del siglo XIX, décadas después del nacimiento de la economía de mercado, no se expande hasta después de la Segunda Guerra mundial. El crecimiento significa así, producir más sin tener en cuenta la naturaleza de lo que se produce (Schumacher). La globalización que aparece después de la expansión de las sociedades de crecimiento constituye el triunfo absoluto de la religión del crecimiento. La sociedad mundializada es insostenible porque rebasa la capacidad de carga de la Tierra y no hay otra manera de corregir esta situación que realizar el proceso inverso: descrecer con serenidad, por conciencia.

Descrecimiento implica una elección social bien informada, consciente de las consecuencias del exceso en el consumo de gas, petróleo y carbón, en el consumo de energía. Se trata pues de un cambio en la visión del mundo. La solución a los problemas del colapso energético y climático es esencialmente filosófica, ética, moral. Se trata de cambiar radicalmente los modos de vida dominantes: un cambio cultural. Es indispensable reducir el consumo de gas, petróleo y carbón de los países y clases sociales que más consumen. El consumo per cápita de gas, petróleo y carbón de Estados Unidos, Canadá, Corea, Rusia, Japón, Australia es excesivo, escandaloso. También, el consumo de las clases altas de América Latina, especialmente las de México. El caso de Estados Unidos es central: la gran mayoría de la población mundial quiere vivir en ese país o quiere vivir como ese país; su modo de vida es aspiracional y adictivo, por lo mismo será muy difícil reducir los consumos eléctricos y de gasolinas si los habitantes de ese país y las clases altas y medias de los demás países no lo hacen. El uso del helicóptero, el avión, el auto, el tren rápido, el bombeo de agua, la iluminación, el aire acondicionado, el elevador, debe ser reducido radicalmente en pocos años. El problema radica en el imaginario social dominante que es económico, economista, economicista. Es necesario dar la batalla para descolonizar el imaginario social de las ideas impuestas por la escolarización, los medios y las nuevas tecnologías: una tarea que sólo se puede hacer fuera del núcleo del poder.

5. Conclusiones del grupo 4-Post Desarrollo del taller de la Unión Europea-México: Sociedad Civil de México y América Central, Rumbo a COP21

7-9 de octubre de 2015, México DF
* Cambio de modelo económico-Buen Vivir-Vida Lenta: Cambiemos el Sistema No el Clima
* Objetivo: Sociedad en armonía con la naturaleza: Convivencia solidaria.

Caminos: suprimir el paradigma del PIB, Producto Interno Bruto y la idea de crecimiento infinito. Bajar los consumos energéticos: quien más consume debe hacer el mayor esfuerzo. Suplir las relaciones económicas neoliberales por relaciones de convivencia. Organizar esfuerzos colectivos para impulsar el periodo de transición. Reducir todas las actividades depredadoras de la Naturaleza hasta lograr la restauración del daño ambiental. Renegociar el Tratado de Libre Comercio-NAFTA con la mira a la anulación de los tratados de libre comercio, por medio del comercio justo. Equidad en el uso del espacio público. Definir alternativas de organización social. Respeto a los pueblos indígenas; comunidad social más allá de la tradicional dicotomía Estado-Mercado. Reducir al mínimo el consumo de energía, la industria y la extracción de petróleo. Descrecimiento global por medio de una vida frugal, con responsabilidad social, justicia ambiental y con igualdad de género. Anulación deuda externa de AL. Expandir la colaboración Sur-Sur. No a la energía nuclear.

Grupo ¡Salir del petróleo!, Grupo ¡Descrecimiento o colapso!, ECOMUNIDADES,
Red Ecologista Autónoma de la Cuenca de México, Red en Defensa de la Ciudad de México






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