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Agosto 2015

Mujeres zapatistas y pensamiento crítico


Raquelapalabra

El 1 enero de 1994, la mayor Ana María “tuvo a su cargo el comando que ocupó la cuidad de San Cristóbal de las Casas”; esta acción nos revela una parte de la relación político-filosófica desarrollada al interior del EZLN: la exitosa participación de las mujeres en la organización político-militar fue lo que hizo nuevo a este movimiento. Las mujeres se incorporaron por decisión propia en las filas insur-gentes y, de acuerdo a sus capacidades, ocupaban puestos de mando estratégicos en la organización militar.

En una entrevista llevada a cabo durante los primeros días de enero de 1994, la comandanta Ramona y la mayor Ana María fueron quienes llevaron la voz de las milicianas, las insurgentes y bases de apoyo; allí, hablaron del interés auténtico de las mujeres zapatistas: “Las mujeres llegaron a entender que es importante su participación para cambiar esta mala situación, así están participando [...] No hay otra forma de buscar justicia, ése es el interés de las?mujeres”. Su historia?de lucha, de emancipación, contra el?racismo y el sexismo?que atravesaban su?condición de mujeres pobres e indígenas, fue el foco que?dio origen a la Ley?Revolucionaria de?las Mujeres Zapatistas; no esperaron “al?día siguiente de la?revolución” para que?sus condiciones de?vida pudieran transformarse: lo hicieron?el “día anterior”. Sin duda, las mujeres zapatistas son “pensadoras” y han sido “fuerza y razón” del EZLN.

Fue muy importante su incorporación al movimiento político armado, así como el tipo de trabajo que realizaron en las comunidades con las mujeres bases de apoyo; ésta es la historia de la idea, la “idea que organiza”, de la emancipación de las mujeres zapatistas, la cual incluye a sus compañeros y desafía al machismo al interior de sus comunidades.

Si bien las mujeres zapatistas jamás se han reivindicado como feministas, ¿dónde está entonces el punto de ruptura, en su lucha como mujeres, con la sociedad sexista y racista, y en el cual alcanzan un estadio de emancipación filosófica? Las zapatistas lo han dicho muy claramente: “Las mujeres zapatistas, las combatientes y las no combatientes, luchan por sus propios derechos como mujeres. Enfrentan también la cultura machista que en los varones zapatistas se manifiesta en muchas formas.

Las mujeres zapatistas no son libres por el hecho de ser zapatistas, tienen todavía mucho que luchar y mucho que ganar” (EZLN, 8 de marzo 1996). Sus ideas sobre la lucha de las mujeres se publicaron en uno de los libros de texto de la Escuelita Zapatista: Participación de las mujeres en el gobierno autónomo, una recopilación de testimonios en torno a los alcances y retos en la construcción de la autonomía.

He repasado de manera breve este proceso para ejemplificar lo que se nos presenta como un desafío: a un nuevo momento histórico, corresponde la idea de un nuevo feminismo para nuestro tiempo. Existe un feminismo vivo, que se manifiesta en las diversas luchas concretas de las mujeres; éste ha sido recreado incluso por las mujeres pobres, indígenas, analfabetas; por todas esas mujeres consideradas como “atrasadas” por el feminismo burgués y academicista.

Se piensa que la filosofía de la revolución representa una manera demasiado compleja de ver el mundo. La idea del feminismo se afirma hoy como un movimiento político fuerte, pero que necesita de un “nuevo momento filosófico”. Uno de los desafíos que enfrenta el movimiento feminista es poder entender el lenguaje de las diferentes voces que surgen en él: las amas de casa, por ejemplo. Con respecto al tema de las ideas, sí, las necesitamos, pero no como un fetiche. Se nos presenta un desafío más: el desarrollo de una crítica permanente, que propicie nuevos alcances en el desarrollo del feminismo; ningún movimiento crece en ideas y en filosofía sin la crítica.

Si la libertad se fusiona con el tiempo, ese “espacio” para el “desarrollo” de los seres humanos, entonces, al encontrarnos con otras mujeres, ¿seremos capaces, como feministas, de mirar a las mujeres que piensan en la organización como una forma concreta de mejorar sus condiciones de vida, o que desarrollan una práctica en el intento de resolver sus necesidades básicas como el derecho al trabajo, a la educación, a la vivienda, a la salud?

Demasiadas mujeres están luchando por su vida: son mujeres pobres, estudiantes, jóvenes, indígenas, trabajadoras de la maquila. ¿Cuáles son los “espacios adecuados” para continuar con la organización, en los cuales nos vinculemos políticamente con las mujeres trabajadoras asalariadas y no asalariadas? Una posibilidad sería volvernos a las calles, donde las mujeres están luchando, donde han hecho sus centros de trabajo; ahí, a donde han sido arrojadas, donde protestan, donde son violentadas, asesinadas.

El feminismo intelectual tiene que salir a la calle, a los lugares en donde están luchando las mujeres. Y el feminismo que lucha en las calles tiene la responsabilidad de hacer teoría y reivindicar a las mujeres como pensadoras y revolucionarias.

El lema de “vivas nos queremos” esgrime


Una razón de las mujeres que están luchando por sus vidas; pero no solamente contra la ola feminicida que azota nuestro país: nos queremos vivas en la lucha por un trabajo; nos queremos vivas en la creatividad para desarrollar nuevos vínculos. Personalmente, no creo en un feminismo que “acompañe” las luchas de las mujeres; considero que necesitamos un feminismo que construya con otras mujeres nuevas formas de organización, con capacidad de respuesta y nuevas formas en la relación hombre-mujer. El acompañamiento y la escucha no son suficientes: necesitamos también comprender el lenguaje de las otras mujeres y buscar construir una relación político-filosófica de manera auténtica, que pueda ir de la práctica a la teoría y, nuevamente, de la teoría a la práctica con las mujeres de nuestro tiempo; o, como lo expresan las jóvenes feministas: “los feminismos no son luchas de mujeres contra hombres, son luchas por la vida digna”.

"Los trabajadores no tienen nada por perder, salvo sus cadenas. Tienen un mundo por ganar” Karl Marx

PRAXIS en América Latina. Teoría y Práctica. México: Represión y Resistencia. Vol. 1 No.3. Julio-Agosto 2015
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