(Home page)
Mayo 2015

Rusia, fumando espera


Por Alejandro Marcó del Pont

“Temo a los griegos incluso cuando traen regalos”, advirtió el sacerdote troyano Laocoonte ante la extraña ofrenda de los adversarios, el célebre caballo de la Eneida. http://goo.gl/BV8E5y. Europa teme por la visita de Alexis Tsipras al Kremlin, y hace bien, dada su propia estupidez.

Antes de comenzar con el caso griego, modelo de deuda insostenible e impagable reconocido por todos los actores, tendríamos que dejar claro los plazos con los que cuenta el gobierno heleno para negociar, al menos hasta julio, de modo tal que podamos conocer con exactitud cuáles son los tiempos y por ende los períodos que marcan las presiones. El total de los pagos al FMI de de abril–julio suman € 3.445 millones (http://goo.gl/lA91Gb). He aquí una cronología:

El 24 de enero del presente año, según los medios europeos, los ministros de Relaciones Exteriores de la Unión acordaron en Bruselas una prórroga de las sanciones a Moscú por la escala de conflictos en Ucrania. Pero tardó poco tiempo en salir a la luz pública que no todos los ministros estaban de acuerdo ni habían participado; de hecho, los griegos expresaron su queja de no haber sido consultados, y avalaron una nota mucho mas suavizada acerca de las sanciones, dejando expresado al final de la página las posibilidades del veto griego a nuevas medidas.

Dada esta lógica, totalmente entendible para el gobierno griego, que ha visto perjudicadas sus exportaciones a Rusia en € 125 millones de euros como respuesta de Moscú ante las sanciones de los EE.UU. y la UE. Y teniendo en cuenta que Grecia recibe entre el 75 y 80% del gas y el petróleo importado de Rusia con un 15% de subsidio, es lógico que intente restituir algunos negocios.

Los enojos por cuestiones geopolíticas relacionadas con los EEUU y Ucrania han tenido un gran costo para los países del Mediterráneo en sus exportaciones de frutas y verduras, golpeando sus ventas a Moscú sin alcanzar ningún rédito. Esto vuelve relativamente entendible que la visita del Primer Ministro griego a Rusia no pase desapercibida para los altos funcionarios de la Unión Europea y los medios occidentales.

Si bien la risa de Moscú irrita a Europa, parecería tener toda la lógica del mundo que Rusia intente seducir a Alexis Tsipras en conversaciones donde se toquen temas que van desde la participación en las privatizaciones griegas (negocio exclusivamente europeo en este momento), colaboración energética, turismo y las relaciones con Ucrania, sanciones y por qué no, ayuda financiera.

La visita del Primer Ministro Griego es considerada por los medios americanos y europeos como una amenaza a la Unión, dato extraño, teniendo en cuenta que hasta hace un mes la expulsión de Grecia de la misma era vista como un tema profundamente discutido y hasta aceptado.

Suministrando muestras de sus antiguos lazos con Rusia, Tsipras dejó un telegrama a la Unión. Si bien no era el momento para pedir financiamiento, ni de Moscú proponérselo, según los propios involucrados, el juego de mostrar que se puede contar, como dicen los europeos, con un nuevo benefactor para Grecia, y que esta nación pueda vetar la renovación de sanciones a Rusia son un ejemplo perfecto del juego.

Moscú, por su parte, ha tentado no sólo a Grecia sino a Bulgaria, a la Republica Checa y a Hungría, cuyas pérdidas son muy pesadas para que otros ganen posición estratégica. Grecia está interesada en el proyecto del nuevo gasoducto que cruza Turquía. Además, el proyecto “puede ayudar a mejorar las relaciones entre Grecia y Turquía”. Según Vladímir Putin, con el gasoducto “Grecia puede convertirse en un importante centro de distribución de energía”. De hecho, sería una buena fuente de ingresos.

nuevo gasoducto

Aunque parezca mentira, las deudas o se refinancian o se consiguen ingresos para poder afrontarlas. Tanto la restitución de las exportaciones griegas como el nuevo gasoducto serían ingresos para Grecia. El problema es que, siguiendo la lógica de los organismos internacionales, Rusia también está interesada en las privatizaciones griegas, en el puerto de Salónica y en los ferrocarriles. El conglomerado chino Cosco ya adquirió dos terminales del puerto Pireo, y esto no es una materia que alegre a los europeos. Negocios son negocios, y las privatizaciones son un negocio europeo.

Lo que no salió a la luz todavía, y que marginalmente fue marcado por algunos medios, es una cuota de financiamiento ruso, marginal a la pelea con la Troika. Muchos creyeron que el rublo no tendría la fuerza para levantarse, y que este problema de la moneda rusa inhibiría las intenciones griegas de pedir financiamiento. Pero ante la incredulidad europea y americana, el rublo pasó de valer 66 dólares a 57, y el euro, que había alcanzado el record de 82.40 rublos en diciembre del 2014, bajó a 62 euros por rublo. La bolsa de Moscú retomó su senda alcista y se bajaron las tasas de interés. La idea de los negocios europeos y del molesto oso ruso girando en su órbita eriza los nervios alemanes.

Algo de temor debe haber entrado por los ojos del BCE, porque amplió la liquidez de los bancos griegos en 1.200 millones. La idea es que Grecia puede financiarse en el corto plazo a través de bonos del tesoro tomado por los bancos; si estos no tienen liquidez, no pueden tomar títulos, si bien esto exhibe a los bancos a tener mayor exposición frente a la deuda griega. Y el gobierno utiliza esto como mecanismo de financiamiento. Grecia pagó U$S 458 millones al FMI, pero le quedaban para 15 de este mes U$S 500 millones en sueldos y pensiones.

Los vencimientos expuestos al principio no son al azar. Grecia tiene hasta julio para modificar y negociar su deuda; en caso contrario, y en el mismo trayecto de estos vencimientos, recibirá todo tipo de zancadillas que la debiliten. Si no llega, las once medidas anunciadas por el gobierno en su asunción serán objetivos cada vez más lejanos. Según el Instituto Demoscópico Metrisis para el diario Proto Thema, el gobierno griego sigue teniendo 50% de aprobación en su gestión ya que entienden que Tsipras asumió un país destrozado. Las maniobras europeas no han dado resultado todavía, pero hay que seguir, atentamente, cada jugada.









(Volver a página inicial)