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Abril 2015

Charlie Hebdo y la Muerte del Fiscal Nisman.
Modelo de Terrorismo de Estado Mediante Eventos de Bandera Falsa
(Lecciones para México)


Por Jorge Retana Yarto.

Los más recientes eventos internacionales que han sacudido a las sociedades nacionales en donde se produjeron, pero también, que han causado estupor en los ámbitos regional e internacional, son sin duda: el caso mexicano de la desaparición forzada de 43 estudiantes normalistas y varios heridos y muertos en el caso conocido como de Iguala-Ayotzinapa; el “atentado terrorista” de manufactura islámica a la revista “Charlie Hebdo” en París-Francia; y la muerte misteriosa, no plenamente esclarecida, del “Fiscal Nisman” en la Argentina, los cuales son acontecimientos que han cimbrado a los regímenes políticos involucrados y han introducido elementos poderosos de crisis política e inestabilidad social, que aún no se remonta.

Nos centraremos en los dos casos de corte regional-global que desde México hemos observado y vivido con conmoción política y social y con enorme confusión informativa, los cuales se encuadran en un modelo que los estudios de tales eventos han denominado: “modelo de terrorismo de bandera falsa” (False Flag), y que, sin tener los suficientes elementos analíticos y las evidencias, no podríamos integrar los hechos de Ayotzinapa como un caso prototípico de esta naturaleza, no obstante consideramos que lo que analizaremos sobre la explosión en la embajada de Israel en Argentina, el ataque a la revista “Charlie Hebdo” y sobre la muerte del “Fiscal Nisman”, resultan altamente ilustrativos para nuestra sociedad, para las fuerzas políticas nacionales, organizadas en partido o en otras formas, y para la Nación mexicana y su Estado.
  1. En lo esencial, en la terminología de los organismos y prácticas de inteligencia y seguridad nacional, del espionaje, la contrainteligencia, etc., y de las “operaciones encubiertas”, se conoce a los atentados o eventos impactantes de “bandera falsa”, como aquellas acciones violentas (atentados, asesinatos, desapariciones, etc.) llevadas a cabo por gobiernos, corporaciones y otras organizaciones, diseñadas para “aparecer como si” fueran llevadas a la práctica por otras entidades. El nombre se deriva del concepto militar de: izar colores falsos para confundir al enemigo en el campo de batalla, es decir, la bandera de un país diferente al propio. En la piratería de alta mar hace varios siglos, se practicaba con regularidad, así como, se usa en la guerra marítima.


Un ejemplo clásico o por lo menos muy citado, es el de ataques terroristas  realizados en algunas ocasiones bajo el diseño de “operaciones de bandera falsa”, como lo fueron (hoy, aceptado en forma general) los correspondientes a la “estrategia de tensión (enmarcada dentro de la acción a nivel europeo desarrollada por un ejército paramilitar de la OTAN, conocida en Europa como “Operación Gladio”), es por ejemplo, en el que se produjeron varios ataques en sitios públicos con bombas, durante los años setenta del siglo pasado (con decenas de bajas), los cuales se atribuían, desde los gobiernos y los medios de comunicación, a organizaciones de izquierda, extrema izquierda y anarquistas y que fueron, en realidad, llevados a cabo por organizaciones de extrema derecha en cooperación con servicios secretos italianos para favorecer un entorno socio-político de inestabilidad, confusión y desconcierto social, y para desacreditar a los movimientos sociales, a las fuerzas políticas opositoras en ascenso y justificar la represión abierta hacia ellos. El incendio del Reichstag, en la Alemania nazi, es también emblemático. Los “atentados del 11 de Septiembre de 2001” a las Torres Gemelas, el Pentágono y la Casa Blanca, han sido conceptualizados por los grupos (cada vez más amplios y en muy diversas naciones) de “investigación alternativa”, como “atentados de bandera falsa”. No lo trataremos aquí, no obstante su importancia, por razones de espacio.

Los casos aparentemente muy disímiles e inconexos, como “los atentados” a la embajada y el ataque a la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina), ambos en Buenos Aires, “los atentados del 9/11”, “los atentados de Atocha” en el subterráneo de Madrid, el ataque a la revista francesa “Charli Hebdo”, tienen todos una lógica operativa común, con signos característicos imborrables en común e igualmente, evidencias fehacientes que les hacen ser producto de un denominador igualitario: “operaciones encubiertas de bandera falsa”. Lo diferente son las causas desencadenantes, los contextos y los propósitos buscados, pero las grandes similitudes se aprecian en el manejo propagandístico y político -mediático, así como en sus efectos desestabilizadores, de acorralamiento de gobiernos, de organizaciones políticas, de grupos de países, etc. Regularmente, por no decir siempre, están asociadas a la construcción de una “verdad oficial” millones de veces repetida, que expresa “conjuras desde el extranjero” y otras falsificaciones construidas, adicionadas o reforzadas con preceptos o conceptos ideologizados que poco tiene que ver con los segmentos de la realidad social que prender describir: “terrorismo islámico”, “conjura comunista”, “agentes manipulados desde el extranjero”, etc. Aquí, la falsificación ideológica se conjunta en los hechos violentos, con las acciones y eventos de “bandera falsa”, y el resultado son los “enemigos pre-identificados” contra quienes hay que enderezar las fuerzas represivas del Estado.

Y todo ello es así, porque las conspiraciones en la lucha por el poder o por su conservación y ampliación o por la derrota o aniquilación de los enemigos, son tan viejas como el poder y la lucha política misma. De allí han surgido muy diversas teorías conspirativas que habría que valorar puntualmente y no aceptar acríticamente, pero tampoco negar a priori.
  1. El caso argentino relativo a la muerte en condiciones extrañas y sin que se haya esclarecido legalmente del Fiscal Alberto Nisman (el otro fiscal habido para este caso de la explosión en la AMIA fue Marcelo Martínez Burgos), es un proceso muy largo, de más de dos décadas, con una cantidad de información inmensa, pero que es necesario tratarlo, tanto en sí mismo, como en su contexto específico, determinado por cinco factores de gravitación:
    1. Los “atentados” a la embajada de Israel (17 de marzo de 1992) y posteriormente a la AMIA, el 18 de julio, 1994, con cientos de muertos y heridos y la destrucción de los edificios respectivos, constituyen eventos perfectamente relacionados el uno con el otro y evidencian, con claridad, una ofensiva desestabilizadora continua, tomando como objetivo a la comunidad judeo-argentina, la más numerosa y poderosa de América Latina, para afectar sus relaciones con el gobierno argentino en turno, así como con las relaciones de cooperación científica y tecnológica sobre transferencias relativas a la energía nuclear entre éste último país con la República Islámica de Irán, con accesos a dicha energía, que desde entonces a la actualidad, tiene dos grandes (entre muchos más) y muy poderosos opositores: los distintos gobiernos de EUA e Israel. El primero cada vez más moderado y el segundo cada vez más radical, pero ambos como opositores muy activos, con todos los medios a su alcance (salvo el ataque militar, hasta hoy), incluyendo, los de sus agencias de inteligencia y seguridad, en un proceso que a nuestros días no ha terminado y que ha marcado muchos subprocesos y eventos en Oriente Medio y fuera de dicha región. En ambos casos, desde el principio, prácticamente hubo “versiones oficiales” (policíacas) y versiones políticas alternativas (de otras fuerzas sociales e investigadores).
    1. El poder, modificado en sus términos pero no debilitado de los servicios de inteligencia del Estado argentino (Secretaría de Inteligencia del Estado, SIDE), cuyo titular ha sido miembro especial del Gabinete Presidencial, que dirigió y gobernó mediante Decretos y Leyes secretas hasta 2001, pero luego mediante una nueva Ley de Inteligencia Nacional se volvió un organismo más transparente y público, que en 2005 creó un Sistema de Inteligencia Nacional (SIN), con cambios que la transformaron como poder constituido al interior de la estructura del Estado y que, obligó a transparentar un tanto más, sus procesos y procedimientos. Pero, conservó un gran poder heredado del rol que jugó durante la etapa de la dictadura militar y de la doctrina de Seguridad Nacional de carácter anticomunista, cuyo enfoque se transformó con el influjo de la “lucha antiterrorista internacional”, y desde luego, con estrechos lazos con organismos como la CIA estadounidense, que ha conservado hasta la fecha, todo lo cual, le hizo jugar un papel de gran influencia en el curso de las investigaciones y procesos ligados a los “atentados” citados y, a la propia muerte del fiscal Alberto Nisman.
    1. Las relaciones de los gobiernos argentinos con EUA (incluyendo la CIA), desde los expresidentes de De la Rúa y Duhalde, pero particularmente de los esposos Kirchner, por dos razones fundamentales: el cambio geopolítico en América Latina y particularmente en América del Sur y, el alejamiento de tales gobiernos de las políticas estratégicas de EUA, por su rol dentro del Mercosur y Unasur y sus nuevas alianzas con China, Rusia, India e Irán.
    1. Las relaciones del gobierno argentino con Israel -bajo el peso de su gran comunidad judía- muy inestables y coyunturalmente cambiantes, dados los “atentados” mencionados y las posturas impulsadas por Israel diplomáticamente y mediante sus servicios de inteligencia (el Mossad, su nombre oficial es “Instituto de Inteligencia y Operaciones Especiales”), en la ubicación de los principales “responsables iraníes” de dichos eventos, junto con las diversas condescendencias y resistencias de los gobiernos argentinos ante dichos procesos.
    1. Finalmente, el tema de las relaciones políticas cruzadas de EUA, Israel y la propia Argentina con Irán, incluyendo el espinoso y muy disputado caso de los desarrollos energéticos nucleares iraníes: es Raúl Alfonsín quien firma tres acuerdos para iniciar dicha cooperación en 1987 y 1988, y las primeras entregas de uranio enriquecido al 19,75% tienen lugar en 1993. Ojo con esta fecha, que es intermedia entre ambos “atentados” en Buenos Aires y que, ha estado a punto de causar, por lo menos en dos ocasiones, un “ataque militar preventivo” de Israel contra instalaciones iraníes (a finales del segundo gobierno de George W. Bush, y más recientemente durante el gobierno de Barak Obama), con quién el gobierno israelí de Benjamín Netanyahu ha terminado por distanciarse en forma relativa, ante los acercamientos, en la búsqueda de una solución diplomática negociada (acompañado por la UE) al tema del acceso de la energía nuclear iraní.


Este haz de macro factores ha gravitado durante todo el proceso, desde mi punto de vista, por todo lo involucrado. Se volvió claramente un asunto de Estado, el cual desembocó en la muerte no aclarada del fiscal, que había preparado una acusación judicial contra la Presidenta Cristina Fernández, especialmente por presunto encubrimiento a los autores del atentado contra la AMIA y quién iba a comparecer ese día en la comisión respectiva del Congreso y finalmente no llegó, porque fue encontrado muerto en su apartamento.

También quiero establecer, aunque no puedo tratar el tema mas que de la manera como voy a afirmar a continuación, considero que el gobierno argentino de dicha presidenta, ha venido resintiendo el acoso y una ofensiva sostenida interno-externa para provocar un debilitamiento de sus bases sociales de apoyo, una deslegitimación política, una inestabilidad socio-política aguda y un cambio de régimen en el próximo proceso electoral, es éste un proceso objetivo, con muchas evidencias, más allá de lo que cada quién pueda pensar de las orientaciones políticas y doctrinarias de su gobierno. Observemos cómo, a las maniobras cambiarias contra el peso argentino que provocaron devaluaciones y fuertes problemas macroeconómicos, le siguió la presión internacional y regional sobre ellos, al tema de los “fondos buitre” y la deuda externa argentina. Luego, se intensificó la cuestión de la acusación judicial (se aceleraron los tiempos) y, en pocos meses se produjo la muerte del fiscal Alberto Nisman, en la cual, por la evolución interna de sus causas y revelaciones, evidencias encontradas y consensos –incluso judiciales- logrados, disminuyó el clima adverso a dicho gobierno y a su titular en el ejecutivo. Pero, se ha dado paso a una nueva embestida de los grandes agricultores exportadores (creo que es la tercera), para confrontar a su gobierno con demandas diversas. No desean darle descanso. Igualmente, están los desplantes seductores desde el Pentágono a su ejército, hoy ligado al comando militar de la Unasur, etc., en un contexto donde es Argentina la Nación con mayores reservas de gas y petróleo shale o esquisto del subcontinente latinoamericano y que es entonces evidente, dicho proceso de acoso a la ofensiva.

Regresando al tema de los “atentados”, casi desde el principio de ambos, se decantaron dos posturas fundamentales que subsisten hasta la actualidad:

2.1 En primer lugar, desde su inicio, ambos eventos se consideraron sin elementos probatorios sólidos como “atentados terroristas” con “agentes suicidas” y “carros-bomba”. Se realizaron tres investigaciones en paralelo llevadas adelante por el Mossad (servicio de inteligencia israelí), el FBI y la Corte Suprema de Justicia (CSJ) de la Argentina. En el caso de la Corte, la investigación pasó por cuatro jueces de instrucción y varias conformaciones diferentes del tribunal. Durante los primeros años, estuvo liderada por Ricardo Levene Jr., quien impulsó la teoría de que la embajada había sido destruida por una implosión (la detonación se produjo dentro del inmueble) lo cual modificaba mucho sobre el tema, como puede fácilmente deducirse.  Alfredo Bisordi, como secretario penal de la CSJ, como instructor de la causa judicial en ese momento, afirmó conclusivamente algo casi igual, en cuanto que el artefacto explosivo (no un carro o furgón, como se dijo) había entrado al inmueble diplomático aprovechando la obra de construcción que se estaba produciendo allí y que efectivamente, se trataba de una implosión, pero, con esa explicación. Tales conclusiones, fueron desacreditadas por la Gendarmería y el Cuerpo de Bomberos, en 1992, al establecer la existencia de un cráter externo al inmueble, frente al portón, como epicentro de la explosión. Testigos cercanos al lugar el día del evento, confirmaron la existencia del cráter, pero otros no. Se trata de una controversia judicial-policiaca muy grande en un punto toral: las evidencias físicas de un posible atentado de esa magnitud.

Hacia el año 1997 la causa fue encomendada a Esteban Canevari (entonces, secretario judicial). Su investigación determinó que la explosión se debió a un coche-bomba y que el gobierno de Irán era el responsable político del ataque y que, el coordinador había sido Imad Mugniyah, líder de Hezbollah. Aquí, ya el caso y las conclusiones de la investigación dan un salto tremendo: hay un responsable identificado y el curso del proceso se modifica radicalmente por sus implicaciones políticas internacionales. La conclusión quedaba atada a un hecho fundamental explicativo: se trataba de un acto de venganza siria, como una forma de castigar la ruptura de los negocios con el régimen de el-Assad, cuando el entonces Presidente Saúl Menem, abandona el proyecto de la construcción de misiles Condor II conjuntamente con Argentina y del otorgamiento de la tecnología necesaria para construir una central nuclear, por lo que el gobierno de Damasco, enfurecido, idea y realiza el atentado con Hezbollha como brazo ejecutor. Ésta ya era una conclusión funcional o idéntica a la de los servicios secretos israelíes del Mossad y a las posturas policiales del FBI y diplomáticas del gobierno estadounidense. La geopolítica sacaba del contexto interno la problemática y la insertaba en la esfera de las disputas internacionales-regionales del Oriente Medio, de sus actores fundamentales.

Otra postura, a manera de hipótesis al respecto, fue que podría haber sido un ataque en venganza por el asesinato del jeque Abbas al-Musawi, jefe militar del Hezbollah libanés, y su familia (realizado por el Mossad). Los investigadores sospecharon que la operación contra la embajada israelí podría haber sido ejecutada por un grupo de pakistaníes y coordinada por Moshen Rabbani, quién se desempeñaba como el encargado cultural de la embajada de Irán en Buenos Aires. Años más tarde, este último fue detenido en Alemania, pero luego fue liberado por falta de pruebas. Reforzando las posturas anteriores del “atentado terrorista de hechura musulmán”, en febrero de 2008, un juez federal de EUA condenó a Irán a pagarle más de $33.0 millones USD a la familia de una de las víctimas del “atentado”, el diplomático israelí David Ben-Rafael. Y en marzo de 2010, el embajador de Israel en Argentina, Daniel Gazit, declaró al diario Perfil que Israel eliminó por su cuenta a los sospechosos del atentado a la embajada. (!!) Y efectivamente, por ejemplo, Imad Mugniyah (de origen libanés), líder militar de Hezbollah fue asesinado en Damasco, capital de Siria, el 12 de febrero de 2008. (http://elpais.com/diario/2008/02/14/internacional/) En realidad, se le atribuyeron los dos “atentados” en Buenos Aires, entre otros más. Al momento, el Mossad negó la autoría de la ejecución (en realidad, fue una operación conjunta con la CIA, según The Washington Post) (http://www.lanacion.com.ar/1764876-la-cia-y-el-mossad-socios-en-un-atentado). Pero luego, el embajador en Argentina, antes citado, la aceptó. Y en tono de burla agregó: “ya están junto a las 72 vírgenes” (http://www.perfil.com/contenidos/2010/ ),

refiriéndose a los ejecutados.

Una acotación informativa sobre el Mossad: los grupos o células dentro de dicho organismo llamados kidom (quiere decir, “daga”), son los especialistas en asesinatos mediante cualquier modalidad, incluyendo el uso de gases nerviosos o vía “operaciones secretas”, por lo que a dicho organismo, lo refieren distintos analistas también como el “verdugo mundial”. Ello, porque su primer director, Méir Amit, definió así dicha función:

No se matará a líderes políticos, por muy extremistas que sean. Se tratará con ellos políticamente. No se matará a familiares de un terrorista a menos que estén implicados directamente en terrorismo. Cada ejecución necesitará de la autorización del primer ministro. En consecuencia, una ejecución no será un asesinato patrocinado por el Estado, sino una sanción judicial definitiva del Estado. El asesino no será distinto del verdugo nombrado por el Estado” (Thomas y Dillon, “El Espía del Mossad”, Ediciones B, 2004, p. 27).

2.2 Del lado disidente, se cuestionó desde el principio la no existencia de las evidencias indispensables como sustento de las afirmaciones posteriormente hechas: el “cráter”, el “carro-bomba” o el “furgón Ford F-100” introducido (se sostiene que fue “plantado”) y la solidez de las bases para culpar al presunto grupo iraní-sirio-libanés, y al personal diplomático iraní en Buenos Aires, como planeadores y ejecutores del evento criminal. Curiosamente, el día del atentado, no había funcionarios en la embajada, sólo personal operativo. Se afirmó también que las presiones diplomáticas eran muy fuertes desde Israel y EUA, y que el ex Presidente Menem había cedido a ellas y empatado el criterio de su gobierno en cuanto a la conjura y ejecución del evento. Que el Mossad se había instalado muy sólidamente en Argentina desde el gobierno militar del general Videla, con una fuerte relación con el SIDE argentino, y que se trataba de un auto-atentado para bloquear las relaciones Argentina-Irán-Siria por razones de geopolítica regional, y en razón de los enfrentamientos en Oriente Medio, es decir, se alineó a la Argentina con la política estratégica de EUA-Israel sin evidencias serias al respecto, ni judiciales, al grado que en la investigación relativa al cráter, por ejemplo, el fiscal de instrucción Levene Jr., recurrió a tres ingenieros de la Universidad de Tucumán, que mediante un modelo matemático y de estructuras, concluyeron que la explosión fue dentro del edificio. Eso contradecía los peritajes realizados por la Policía Federal y la Gendarmería, en especial, del comandante de esta última fuerza, Osvaldo Laborda. No obstante, la cuestión fue zanjada en una audiencia pública en la que los integrantes del máximo tribunal se convencieron entre sí de la utilización de una “camioneta bomba”, sin que tampoco ésta haya sido presentada en sus restos por nadie: “(…) el fallo en el que se sostiene la mecánica del atentado llama la atención: las voces autorizadas que aparecen mencionadas son las de dos expertos antiterroristas, que todo indica fueron aportados por la SIDE. Uno, israelí, Ariel Merari; el otro, norteamericano, Bruce Hoffman, de la Rand Corporation norteamericana. Son ellos los que mencionan a Hezbollah. Daba la impresión de que Estados Unidos e Israel ya jugaban su partido.” (http://www.contrainfo.com/13568/cosa-juzgada-que-no-fue-juzgada/). El Presidente de la CSJ Ricardo Lorenzetti lo expresó así: “ (….) hubo una sentencia de 1999 que determinó la materialidad y la imputabilidad del hecho. Se encontró culpable al grupo Hezbollah. Es cosa juzgada”. La sentencia se dio 7 años después. El propio Dr. Alfredo Bisordi, instructor judicial de la causa, declaró posteriormente, varias cuestiones fundamentales para desentrañar la trama subyacente: “USA, ‘prohíbe’ a la justicia argentina investigar la pista Israelí; el FBI presiona ¿amenaza? a un juez argentino; -un juez (…) denuncia la coacción norteamericana y la manipulación de pistas por parte de funcionarios israelíes. El 9-3-2002, la Revista Noticias, publicó un reportaje al juez Alfredo Bisordi, magistrado que trabajó en la Corte Suprema, investigando el atentado a la embajada de Israel. Sobre lo que muchos llaman el " automóvil bomba plantado en la escena", el Dr Bisordi ratifica la irregularidad: "cuando secuestraron el motor... lo hicieron sin acta de secuestro y con testigos de la misma fuerza". Como si esto fuera poco, el juez refiere que "ningún testigo -de los cientos que estaban en la escena, decimos nosotros- vio esta supuesta camioneta". Y remata diciendo: Había que seguir la pista que querían los funcionarios de la Embajada de Israel" (Dr. Abudara, Bini Oscar, http://mamanga.blogspot.com.ar/2005/12/marines-fbi-y-el-mossad)

Por ello, los “investigadores alternativos” indicaron con insistencia que en la revisión del expediente de la causa, “no se averiguó nada: ni quién entró al país para cometer el atentado, ni quién compró la camioneta con la que supuestamente se perpetró el ataque, ni de dónde salieron los explosivos, ni quién tuvo la camioneta en los días previos al atentado, ni quién la manejó hasta (las calles de..) Arroyo y Suipacha, ni quiénes sirvieron de apoyo a la masacre. En suma, una cosa juzgada que no se juzgó, pero se precisó después que “la investigación continúa.”. Es cosa juzgada, pero realmente, no juzgada, ni tampoco es causa cerrada.

Pero no denunciar en el curso del proceso, sino varios años después, off the record, las presiones y desviaciones políticas extranjeras y de carácter injerencista en una causa judicial, fue un verdadero encubrimiento del Poder Judicial argentino, dice también el notable investigador alternativo Dr. Oscar Abudara Bini, quien sostiene además que el Dr. Néstor Kirchner, entonces Presidente y Jefe de Estado, lo reconoció en un discurso ante la ONU (2005), lo cual verificamos nosotros, al afirmar que habían existido maniobras de encubrimiento durante el proceso esclarecedor de los eventos criminales de la embajada de Israel y de la AMIA, (http://blogs.hebreos.net/internetjudia/?p=196), cuando además, reclamó la falta de colaboración de Irán en todo el proceso judicial, ante el reclamo de Interpol por 7 ciudadanos iraníes “involucrados”. Había una rogatoria judicial argentina con relación a ellos, que Kirchner solicitó a Irán atender.

2.3 Sobre el caso de la destrucción de la AMIA mediante otro evento y criminal “atentado” más cruel sangriento y destructivo que el anterior, se desarrolló en una dinámica del mismo tipo: dos investigaciones con contrapuntos muy fuertes en sus desgloses y conclusiones, así fuera preliminares.

2.3.1 Una versión sobre los hechos insistió desde las primeras horas y días, al ligar el evento al mismo grupo político y para-militar de inspiración yihadista-islámica, a Hezbollha y al gobierno iraní con la complicidad del gobierno sirio: es un atentado terrorista dirigido contra Israel teniendo como objetivo a la poderosa comunidad judío-argentina, rezaba la “historia oficial”, es decir, contada desde el gobierno y difundida masivamente. Parecía, de ser cierto, una provocación monumental y una torpeza infinita. Se responsabilizaba ahora a Ibrahim Hussein Berro, supuesto militante de Hezbollha, quién se desligó del evento y aclaró que dicho miembro de su organización había muerto tiempo atrás en un enfrentamiento con el ejército israelí. Sin embargo, en esta coyuntura, se involucró también al propio Presidente Saúl Menem por sus raíces sirias y a su hermano Munir Menem, entonces embajador de Argentina en Siria.

Los investigadores del Mosaad expresaron que habían encontrado “pruebas preocupantes” que contradecían la opinión del Ministerio de Asuntos Exteriores acerca de la culpabilidad de Irán y el Hezbolá, y pusieron la lupa sobre Monzer al Kassar, un veterano traficante de armas y drogas cuyo círculo de amigos abarcaba desde Oliver North hasta Abu Nidal. Nueve meses antes del atentado, un noticiario de televisión de Damasco mostró al hermano del presidente (…) filmado en conversaciones con Al Kassar. Poco después del atentado, Munir fue trasladado a Buenos Aires. El equipo del Mossad no había podido descubrir el por qué." (http://www.phamtoi.com/amia-el-fraude-sionista-en-argentina/).

Esta controversia se mantiene en términos generales así, hasta que en el año de 2002, se produce un quiebre importante, conforme a lo que el Dr. Juan Gabriel Labaké, (ex diputado al Congreso argentino, en su libro “AMIA-Embajada, ¿Verdad o Fraude?”, Editorial Reconquista, 2012), afirma en dicho estudio de los casos, que son cuando EUA presiona al Presidente Duhalde para que se retome la “conexión iraní” mediante un Memorándum, acompañado de un Informe sobre el caso preparado por la CIA y en el que participó también el Mossad, en el que se recibe y traslada a presidencia, la SIDE (inteligencia argentina), y en el cual el gobierno de entonces, acepta en sus términos para que se nombre al titular de la SIDE, al Ing. Antonio Stiusso, como encargado de la investigación del caso AMIA. Posteriormente (2004), los propios representantes de la AMIA, sobre esta base (informe con conclusiones y nombramiento), le piden al juez Rodolfo Canicoba Corral, quién tenía a su cargo judicialmente la investigación del caso AMIA, que nombre al fiscal Alberto Nisman en calidad de “juez instructor delegado” (rango superior a un fiscal, casi un juez instructor) para dicha causa, y quién prepara, poco tiempo después, un dictamen de 800 páginas (2006) en el cual concluye que son Irán-Hezbollha los responsables del “atentado terrorista contra la AMIA”, y exhortando al gobierno de la República Islámica de Irán para que extradite al funcionario involucrado en dicho crimen. A la vez, remite una copia del dictamen, a lo que Irán contesta un año y medio después (2008), negándose a hacerlo argumentando que no aprecian una sola prueba que inculpe con verdad al entonces funcionario cultural de la embajada de Irán, ya que el soporte de ello se remite al testimonio de 12 “terroristas” (iraníes y prófugos de Irán (!!!) reconocidos como tales por la Unión Europea y EUA (pertenecientes a una organización, ciertamente terrorista, llamada “Mujaidínes del Pueblo”), negándose a aceptarlo como “prueba de cargo”, señalando que eso no puede ser tal, en ningún tribunal del mundo. El propio autor narra que él pide directamente al Dr. Alberto Nisman que responda a Irán y aporte las evidencias de prueba (él era abogado postulante de un inculpado en Argentina por sus raíces sirias), lo cual nunca hace, aduciendo distintas causas. Todo, fue escuchado en un programa televisado en Argentina (http://www.phamtoi.com/amia-el-fraude-sionista-en-argentina/) Es el primer gran fracaso jurídico del Dr. Nisman dados los condicionamientos políticos a los que, pareció, haberse sometido, de manera que la causa queda paralizada, porque Irán pide pruebas fehacientes y no se las envían, entonces se paraliza, se estanca el proceso.

Casi resumiendo las controversias en torno al caso, recientes artículos de WikiLeaks, basados en una gran cantidad de documentos clasificados y revisados, confirman que la investigación en torno al atentado estuvo fuertemente influenciada por Estados Unidos.[] Plantean tres hipótesis, dos que hemos expuesto (responsabilidad de Siria e Irán) y una tercera menos trabajada por nadie: “la conexión de la policía bonaerense”; curiosamente, no considera la opción del atentado de bandera falsa desde el exterior: y esta presunta conexión de la policía bonaerense”, como posible eje del ataque a la AMIA, es investigada por el Juez Juan José Galeano, pero cuyas causas de su posterior destitución, provocó la plena incredulidad hacia dicha línea de investigación. En el 2005 el presidente Néstor Kirchner llamó a estas investigaciones incompetentes sin resolver, como una “deshonra nacional”. El juez citado quedó involucrado –mediante diversas declaraciones- en la siguiente historia:

Después del atentado contra la AMIA, una de las claves de la pesquisa estaba en la camioneta que se usó como coche-bomba. El motor de ese vehículo figuraba a nombre de Carlos Telleldín, un armador de autos truchos muy allegado a hombres de la policía bonaerense. De entrada, Telleldín dijo que le vendió la camioneta a un desconocido que le entregó un documento falso a nombre de Ramón Martínez. La historia era frágil porque el supuesto comprador prácticamente no se había llevado ninguna documentación para andar con la camioneta. Dos años después, el 6 de julio de 1996, Telleldín volvió a declarar y dijo que la anterior historia que contó fue falsa y que en verdad la camioneta se la entregó a un grupo de policías bonaerenses que lo extorsionaban pidiéndole dinero a cambio de no meterlo preso. Como estaba sin plata, entregó la camioneta. Tras esa declaración, el juez Galeano ordenó la detención de los policías (…) Telleldín cobró en dos cuotas para hacer la declaración. La forma clandestina en que se hizo el pago es lo que más compromete a la secretaría y a su entonces jefe.” (http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1)

Lo que se cobró fueron $400,000 USD, parte de los fondos reservados para operaciones de inteligencia, y el entonces jefe de la SIDE, Hugo Anzorregui (durante el gobierno de Saúl Menem), declaró, que desde dicha secretaría, había puesto el dinero a disposición del Juez Galeano porque él tenía el control judicial de la operación, por lo tanto la modalidad no oficial del pago al “falso testigo” quedó como responsabilidad del Juez. Hubo una operación clandestina de pago a un imputado a cambio de un testimonio que comprometió a otras personas con el atentado. Esa maniobra fue ilegal, de principio a fin, porque se hizo en forma clandestina e incorporó testimonios falsos, desnaturalizando toda la investigación y la validez judicial de cualquier conclusión posible. 

Sin embargo, para un analista como Santiago O’Donnel, lo que revelan de fondo los documentos aparecidos en WikiLeaks (clasificados unos, y otros secretos, sobre AMIA), es la enorme subordinación del Fiscal Nisman ante las autoridades de la embajada y del gobierno estadounidense:

Los cables reflejan una y otra vez la falta de independencia del fiscal frente a la embajada de los Estados Unidos (…) Dicha conducta incluye adelantarle a la embajada medidas judiciales, tanto de la fiscalía como del juzgado, que entiende la causa AMIA, llevar borradores de resoluciones a la embajada para ser corregidos hasta conseguir la aprobación”. Pero igualmente, “le expresaban en privado dudas sobre la marcha del expediente, pero evitaban que esas dudas se hicieran públicas, para no debilitar la propia causa.” (http://periodicotribuna.com.ar/16274-nisman-amia-wikileaks)

En realidad, la espina dorsal de las conclusiones que enviaron la CIA-Mossad (2002), y que asume puntualmente con agregados la SIDE argentina, en lo fundamental sostiene el Fiscal Alberto Nisman (desde 2006), que es la construida durante los gobiernos de Saúl Menem, con énfasis en Irán y no en Siria, la cual luego, desaparece como sospechosa.

Posteriormente vienen dos cuestiones, igualmente controvertidas: los cancilleres de ambos países (de Argentina y de Irán, Héctor Timerman y Ali Akbar Salehi, en la ciudad de Adis Abeba, Etiopía) deciden firmar un Memorándum de Entendimiento (27 de Enero, 2013) cuyo eje principal es crear una “Comisión de la Verdad”. Al respecto se informa en el documento que: “La Comisión estará compuesta por cinco (5) comisionados y dos (2) miembros designados por cada país, seleccionados conforme a su reconocido prestigio legal internacional. Éstos no podrán ser nacionales de ninguno de los dos países. Ambos países acordarán conjuntamente respecto a un jurista internacional con alto standard moral y prestigio legal, quién actuará como presidente de la Comisión" (http://www.rionegro.com.ar/).

Es decir, una estructura mancomunada con juristas internacionales, lo cual comentó la Presidenta Cristina Fernández en su tuit diciendo que: “después de casi 19 años… se logra por primera vez, un instrumento legal de derecho internacional entre Argentina e Irán para avanzar en el conocimiento y la verdad sobre el ataque terrorista del 18 de julio de 1998”. Y agrega: “se garantiza el debido proceso, principio fundamental del derecho penal internacional”, y calificó como “histórico el acuerdo”.

Resulta evidente que como producto de este acuerdo, hay dos grandes trastocados y marginados: la “verdad jurídica” construida por Alberto Nisman, y la propia función de investigar y llegar a conclusiones válidas del fiscal mismo en una Unidad Especial dependiente de la CSJ. De aquí arranca la posterior acusación de “encubrimiento” contra la Presidenta y su canciller, ya que este acuerdo y su resultante principal (la Comisión) se consideró una forma de proteger a los “responsables hallados” por el Fiscal Nisman. El Grupo de Acción Política por la Unidad, representado por los diputados nacionales Patricia Bullrich y Eduardo Amadeo, manifestó que, compartir la investigación con Irán implicará "colocar al victimario en el rol de investigador de su propio delito". Es “una afrenta a las víctimas”, dijeron, y agregaron: “una vez más, el gobierno argentino, niega, desconoce y subestima la justicia”, (http://www.rionegro.com.ar/). De esta manera se rompió el impasse en que había entrado el proceso judicial. Discutible, pero derivar de allí, una acusación penal a la Presidenta por “encubrimiento” que pareció completamente desproporcionado y riesgoso.

Analícese el siguiente comentario: “Horas después de que Nisman presentara la denuncia contra la  presidenta Cristina Fernández y el canciller Héctor Timerman, entre  otros, Canicoba Corral cuestionó al fiscal por incurrir "en  irregularidades"; lo acusó de montar "una investigación paralela", y  puso en duda la "fehaciencia" de dicha presentación. Además, afirmó que hubo "una desviación" en la investigación y sostuvo que "los conducidos resultan ser los conductores y el que debía haber conducido resulta ser conducido él", en referencia a  la relación que Nisman tenía con los servicios de inteligencia” argentino y externos. Lo afirma quién le dio el cargo que ostentaba Nisman (!!). A la muerte del fiscal Dr. Alberto Nisman, el periodista Christian Sáenz presentó otra demanda contra la Presidenta Cristina Fernández; y el jefe del Gabinete Aníbal Fernández, contra el Secretario de Seguridad Nacional Sergio Beni; y la Procuradora de Justicia Alejandra Gils Carbo, por el presunto encubrimiento de la muerte del fiscal Nisman a partir de desarrollar una serie de acciones para entorpecer las investigaciones. Fue rechazada por el Juez Federal Ariel Lijo, tras el dictamen al respecto del fiscal Diego Iglesias, quiénes la desestimaron por “inexistencia de delito” de dicha demanda. (http://www.eldia.com/el-pais/desestiman-denuncia-contra-cristina)

Para una analista como Stella Caloni, todo el proceso que concluye con la muerte del fiscal no sólo evidenció las maniobras de EUA e Israel, sino que sus agencias de inteligencias terminaron controlando externamente el proceso investigador y sus conclusiones. Esto es inaceptable en cualquier país, y refiriéndose a la muerte de Nisman, dice: “Este hecho aparece como un eslabón más de un golpe en desarrollo, en el que participan un sector del aparato judicial argentino, la oposición, los medios masivos de comunicación junto a la CIA (Agencia Central de Inteligencia) y el Mossad, de Estados Unidos e Israel respectivamente. Para entender esto hay que entender de qué se trata el caso AMIA y conocer las graves irregularidades cometidas con la entrega en la década de 1990 de la investigación a los servicios de inteligencia estadounidenses e israelíes, que operaron conjuntamente con el grupo de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) de Argentina.” (http://www.voltairenet.org/article186984.html)

Aún si todo esto es verdad, como todo indica que lo es, las preguntas fundamentales son: ¿Por qué murió Nisman?, ¿quién lo deseaba muerto? Y ¿por qué? O ¿para qué?

2.3.2 La muerte aún no aclarada del fiscal Alberto Nisman, famoso internacionalmente por haber enderezado una demanda penal contra la Presidenta de la Argentina Cristina Fernández, el día que debía comparecer ante una Comisión del Congreso para esclarecer los términos y fundamentos de su demanda penal, ésta está rodeada de varios factores de análisis, como resortes para su más probable entendimiento, dentro de los cuales destacan los siguientes:
  1. Si los soportes jurídicos de los cargos contra los gobiernos iraní y sirio, contra los supuestos terroristas que ellos encubrían, eran tan débiles y, lo mismo sucedía con la denuncia penal contra la Presidenta Cristina Fernández, como lo indican los más diversos analistas, incluso juristas, entonces ¿cuál era la persistencia de continuar con algo que no tenía perspectiva judicial sólida? Y si lo más probable es que sería abortada en una instancia superior o, que sería barrida argumentalmente y en su fundamentación jurídica por la Comisión del Congreso, en cuanto se discutiera directamente aquéllas con el propio Fiscal Nisman, ¿cuál era la racional jurídica y judicial de dicha persistencia?
  1. Por lo tanto, si no había una plena racionalidad jurídica, la lógica discursiva-procesal asumía una racionalidad esencialmente política, opositora. Realmente, el caso había sido llevado a un “callejón sin salida” por el propio Fiscal Nisman y por quienes actuaban como aliados y conductores estratégicos. Les quedaba muy poco espacio de tiempo, muy poco de impulso y margen de maniobra. Personalmente creo que aquí hay que ubicar la probable lógica de la muerte del Fiscal, pues ni la causa ni él daban ya para más, ni para sí mismo, ni para sus aliados. A pesar de que como se apreció tras su muerte, una parte importante del aparato judicial (lo que la Presidenta Fernández llamó “el partido Judicial”) simpatizaba con su causa, pero la simpatía no genera evidencias judiciales contundentes para un proceso o ataque de la envergadura del que estaba intentando. Ésta es la gran diferencia entre los ataques políticos e ideológicos de los procesos judiciales.
  1. Otra hipótesis más, es que vistas las declaraciones públicas del Juez Rodolfo Canicoba Corral (líneas atrás presentadas, y quién promocionara al cargo que ostentaba al Fiscal Nisman), descalificando la solidez de la fundamentación jurídica y las formas políticas bajo las que se había conducido el propio fiscal, de la acusación contra la Presidenta Fernández (finalmente desechada como veremos por la misma causa estructural), hay indicios sólidos para pensar que el Fiscal Nisman podía ser destituido de su encargo en los días previos o posteriores a su comparecencia ante la Comisión del Congreso, por las graves debilidades y omisiones que contenía su trabajo. (Vean la entrevista televisiva a Horacio Verbitsky, www.youtube.com/watch?v=ZYKIIvLfvCE) De tal manera que su muerte interrumpe cualquier hecho posible de esta naturaleza y cambia la dirección y los contornos del proceso haciéndolo eminentemente político, pero sólo en la superficie y desde la simplicidad, el propio régimen de Cristina Fernández aparecería como el más interesado en su desaparición cuando, dadas las debilidades manifiestas y por tantos analistas y juristas señaladas de la acusación penal, sería lo más absurdo de pensar o intentar hacer, porque evidentemente quién resultaría más lastimado en su legitimidad, sería el propio gobierno en turno. Ésta parece ser, también hipotéticamente, una vía plausible: generar una victoria política con su muerte cuando la derrota jurídica y propiamente judicial se había producido parcialmente (con la firma del Memorándum de Entendimiento y la formación de la Comisión de la Verdad con Irán) y podía convertirse en un fracaso completo, en un verdadero desastre.
  1. Los detalles del escenario en su apartamento en donde se encontró su cadáver (puertas cerradas, entrada secreta, sus últimas comunicaciones por wats, el diálogo minutos antes con la diputada Patricia Bullrich, que ella misma ha mencionado, y otros muchos más), y la propia aparente “precipitación” de uno de los funcionarios de la SIDE, para declarar al momento que había sido “un suicidio” sin ninguna prueba pericial ni de otro tipo, no parece una torpeza de alguien calificado para procesar tal tipo de eventos, sino un intento de “marcar línea”, de “inducir conclusiones” desde el inicio. Pero, el problema es que ello se entendió como proveniente de alguien cercano a la Presidenta Fernández (por ser una de las secretaría del Poder Ejecutivo), pero, en la última década –por lo menos, y por lo que pudimos reconstruir de su actuación— la SIDE no parece haber actuado institucionalmente, sino con márgenes anchos de autonomía y en estrecha coordinación con agencias extranjeras de inteligencia, CIA y Mossad. (Vean las interesantes declaraciones del Dr. Labaké, www.youtube.com/watch?v=bBV5QtB-pns). Escuchen en dicho programa de televisión la aseveración del Dr. J.G. Labaké que es contundente: la muerte del Dr. Nisman “tiene el sello de la CIA”, “es la primera sospechosa” de ello, dicho por un ex parlamentario, reconocido jurista argentino, políticamente no oficialista. ¿Por qué? Y responde: “porque era un testigo molesto”, “porque les servía más muerto que vivo” (mismo video).
  1. El día en que precipitadamente regresa a la Argentina el Dr. Nisman (12 de enero, 2015), estaba de vacaciones en España con su hija, y por la premura de su regreso, deja a su hija en el aeropuerto varias horas en espera de poder abordar un vuelo de regreso a la Argentina (lo que no parece usual en nadie), quién lo recibe afectuosamente y carga sus maletas. Es –han dicho quienes lo conocían e identifican- un miembro precisamente de la inteligencia del Estado (“Martín”), de la SIDE, de otra manera no habría podido pasar para encontrarlo hasta el área de migración, sino haber esperado en la sala exterior respectiva, lo cual se revela, conforme al video recuperado en el aeropuerto de Ezeiza, en Buenos Aires (www.youtube.com/watch?v=hVfC8vIqBfQ).


Uno o dos días después de su llegada, ingresa la demanda contra la Presidenta Cristina Fernández. Tampoco es casual que dicha Presidenta pidió la renuncia de toda la plana mayor de los directivos de inteligencia y, luego de la muerte del fiscal, produce una nueva reforma muy importante de estos servicios del Estado: jubila a Jaime Antonio Stiusso, secretario de la SIDE desde los años 70, para barrer de una vez por todas, la cultura, prácticas e intereses del personal de inteligencia cuyo origen es de la etapa de la dictadura militar, con su estrecha imbricación, funcional, conveniente en sí misma, con el aparato judicial; relación llamada por el propio Horacio Verbitsky como una “relación promiscua” entre ambos, en lo cual dicho analista localiza muchos de los avatares, vicios, suciedades y distorsiones de las investigaciones. Tampoco olvidar que un día antes de presentar formalmente la denuncia, recibe de manos de un colaborador muy cercano, de toda su confianza, el arma calibre 22 en su propio domicilio (y que presuntamente, le causó la muerte, cuando por su trabajo tenía dos armas registradas y a su disposición en el RENAR, Registro Nacional de Armas). Su nombre es Diego Lagomarsino, quién afirma que entregó al fiscal el arma a solicitud, “por razones de seguridad”. Cuenta luego una jueza que habló con él, y ella relata la conversación al Diario Página 12, que la razón de Nisman para tener una pistola es porque le había llamado Jaime Stiusso (secretario de la SIDE) y le advirtió que “se cuidara de sus custodios y cuidara la seguridad de sus hijas”. Pero ante la autoridad competente, lo negó. Todo lo anterior, lo catapulta como el testigo más importante de la causa sobre la muerte de Nisman. (https://www.youtube.com/watch?v=T1DKCCyjZnY).

Es aguda la declaración de la Presidenta Fernández, pensando en toda la información que tiene un Jefe de Estado: “la operación contra el gobierno, no era la denuncia, la verdadera operación era la muerte de Nisman una vez presentada la denuncia”. Y pregunta: ”¿Estaba pensada para el curso de la campaña presidencial?” (Ídem, www.youtube.com/watch?v=T1DKCCyjZnY). Entonces, agregamos nosotros, ¿por qué muere antes? Esto y mucho más, es parte de una intrincada trama con elementos de sospecha interminables. Esperemos la resolución final del Fiscal y la controversia.

¿Es Nisman un Fiscal utilizado para fines políticos en Argentina y en la geopolítica latinoamericana y de Oriente Medio? ¿Se dejó utilizar por prebendas inconfesables o tenía su propio juego político? ¿A punto de ser descalificado en su “trabajo profesional” y exhibido en su abyección política ante los servicios de inteligencia de dos Estados extranjeros? ¿Es víctima de la truculencia de la política argentina, de sus disputas por el poder? ¿Hay otra posibilidad interpretativa más sólida? ¿Con qué evidencias? En uno de los últimos wats que Nisman envía, afirma: “Me juego mucho en esto. Todo, diría. Pero siempre tomé decisiones”. Allí están planteadas las múltiples interrogantes. Faltan aún demasiadas respuestas. Creo que la clave es la razón o razones por las que decide adelantar la denuncia en el estado en que se encontraba y, quién o quiénes y, qué intereses y propósitos estaban detrás de tal decisión. Veremos.

El Caso Charlie Hebdo
  1. La revista parisina “Charlie Hebdo” era presentada y tenía fama de ser una “revista satírica”, que atacaba desde esa perspectiva, de la sátira, los valores religiosos cristianos y musulmanes. El ataque armado sufrido el 7 de enero de 2015, cuando tres hombres armados (encapuchados y vestidos de negro, con AK-47) ingresaron a su inmueble y mataron a 12 personas e hirieron a otras 11, llevando por escrito los nombres de una serie de periodistas a quienes ejecutarían, primeramente, como el director, el dibujante, etc.) Se volvió un evento criminal de muy alto impacto en la prensa internacional, por sí mismo y también por varias razones, que trataremos de resumir.


En los principios fundamentales de la sociología del terrorismo, como praxis social desde cualquier grupo, estatal o no estatal, se concibe a éste de la siguiente manera, en su naturaleza, objetivos y medios:

El terrorismo, interpretado aquí como la utilización de una furtiva violencia por parte de un grupo para la consecución de fines políticos, se dirige por regla general contra un gobierno, y con menos frecuencia, contra otro grupo, clase o partido. Los fines pueden variar (…) Los terroristas tratan de provocar una desorganización política, social y económica, y es frecuente que en la procura de ese objetivo, cometan asesinatos, planeados e indiscriminados”(Laqueur, Walter, “Una Historia del Terrorismo”, Ed. Paidós, 1997, p. 125). Esto es lo esencial. Es importante también recordar la máxima de Sun Zi, otro gran estratega chino: “matar a uno, asustar a diez mil” (Thomas, 2004:20).

Pero como especifica la escritora y periodista Loretta Napoleoni (11 de enero, 2015, http://elpais.com/elpais/2015/01/08/opinion/1420732249/ ), la práctica terrorista actual ha variado considerablemente, no sólo por el uso de medios electrónicos y digitales avanzados, el número más amplio de miembros de las organizaciones que pueden practicarlo y de la colecta mayor de fondos para su financiamiento desde cualquier parte del mundo, sino esencialmente por “la alta profesionalidad adquirida haciendo gala de una frialdad y organización propias de organizaciones mafiosas”. Para ella, la explicación de tal capacitación es la vinculación entre terrorismo y mafias, que permite acceder a las armas necesarias. Hay mucha evidencia histórica de ello, pero éste no parece ser el caso, por lo menos, no constituye el núcleo fundamental explicativo de Charlie Hebdo.

Porque en este alto adiestramiento y habilidad probada, está precisamente la gran clave de los llamados “auto-atentados de falsa bandera”, en la precisión, exactitud, logística y alta capacitación que muestran sus ejecutantes, como atributos propios o bien, de organizaciones que cuentan con grandes recursos (como grupos nacionalistas que han acudido a este método desde hace medio siglo o más, y en cuyos países hay la tradición de acudir a este método cíclicamente desde un siglo atrás o como las organizaciones tipo mafias transnacionales), que practican un tipo de “terrorismo sistemático” o “coyuntural”, pero también es el caso de organismos de Estado que poseen tales atributos y los ponen en práctica en algún momento y que, involucran el asesinato selectivo o en masa, y en forma regular. Hay varios casos en dónde podemos apreciar la huella de la “alta manufactura terrorista” de matriz estatal, pero en el caso de Charlie Ebdo, sin duda hay elementos muy relevantes.

Dicha revista parisina se había caracterizado y era esa su fama, por ser una revista satírica y porque desde esa perspectiva, de la sátira, reiteradamente atacaba los valores religiosos del catolicismo y del islamismo. Desde 2012, había publicado una serie de caricaturas grotescas sobre Mahoma, que habían ofendido a distintos sectores de la amplia comunidad musulmana, dentro y fuera de Francia; pero como afirma el juez español Baltazar Garzón, ello es muy poca razón para explicar un hecho tan grave. Los propietarios, editores, articulistas, dibujantes, etc., habían esgrimido el principio del ejercicio irrestricto de la libertad de expresión, tan cara a Occidente. Y como en otros casos, inmediatamente, el Presidente francés ha dicho: “se ha tratado de un atentado terrorista” ante la manifestación de los hechos, no ante las evidencias de ellos. Es decir, comenzó la difusión de “la historia y verdad oficial”. Después, se desarrolla el bombardeo mediático y de falsificación ideológica del hecho: “Sabíamos que estábamos y estamos amenazados porque somos un país de libertad” y “ninguna barbarie podrá con la libertad”. (http://internacional.elpais.com/internacional/2015/01/07) Aquí el modelo es preciso.

La primera cuestión que llama poderosamente la atención es que el evento fue pronosticado por un periodista que gusta de hacer “adelantos noticiosos”, pero ninguno como éste: su nombre es Luis Carlos Campos, quién en una entrevista televisada (al parecer, la entrevista se realizó a principios del año 2015 y se subió a la red el 12 de enero de los corrientes, ya sucedido el evento), estableció que iba a suceder algo fuerte, con muertes, en algún monumento de París, cerca de la Torre Eiffel (dice el periodista, “que es un símbolo masónico de importancia mundial” como “la estatua de la libertad”), pudiendo ser en un día 11, aduciendo que la información la obtuvo mediante una filtración desde una fuente del MI6 (la inteligencia británica), y agregando dos cuestiones importantes: todas las guerras han empezado con grandes atentados, y pronosticando, nuevamente, que el próximo evento puede darse en el área de Siria, en Levante de Oriente Medio. (https://www.youtube.com/watch?v=IrrnyoXQP3k). La ubicación domiciliaria de la revista está en el distrito 11 de la ciudad de París.

Luego, la empleada que les abre bajo amenazas en las puertas del inmueble, explicó a la policía, que eran personas que hablaban un perfecto francés y que se adentraron en las oficinas, repitiendo en árabe “Alá es Grande”. Y al momento de su huida del inmueble, gritaron: “hemos matado a Charlie Hebdo”. A la salida del inmueble, se ve una escena en donde uno de los atacantes, frente a un policía tirado y desarmado, le dispara a unos 40 centímetros de distancia, pero fuera del blanco, que sería, en este caso, su cabeza, y a pesar de que supuestamente hace blanco en la cabeza, el policía se queda tirado sin sangrar (https://www.youtube.com/watch?v=Eo7XzYT6ayM).

Todo parece una farsa evidente (www.youtube.com/watch?v=sWKzdJZLiQk). Posteriormente, se informa que se producen enfrentamientos con la policía y mueren los tres atacantes. Llama la atención que los hayan matado, cuando todo indica que era posible capturarlos e interrogarlos por el tamaño de la fuerza policial que se había movilizado tras de ellos (3,000 elementos). Pero además, resulta que eran tan novatos los atacantes, que uno de ellos acude a perpetrar el atentado con su pasaporte que deja abandonado en uno de los autos en que huyen, evidenciando así su identidad y facilitando así las demás. (!!!!)

Es fundamental, ofrecer tres grandes factores contextuales del evento criminal:
    1. Hasta diciembre de 2014, al menos 1,500 ciudadanos franceses habían salido del país para engrosar las filas del Estado Islámico (EI) y combatir bajo sus órdenes en Oriente Medio, lo que lo convierte en el país europeo que más combatientes ha aportado a la causa de conseguir el Califato Islámico.
    2. Dentro de la geopolítica francesa, apegada a Europa Occidental-OTAN y a los lineamientos estratégicos de EUA en aquella región, el gobierno francés ha manifestado su disposición de enviar tropas a combatir al EI en Siria, pero no parece o parecía haber el entono social de opinión favorable. Puede cambiar.
    3. Francia había manifestado también, luego de una entrevista del Presidente Hollande con Putin, que deberían levantarse las sanciones económicas a Rusia, siendo como es también, que uno de los países más perjudicados es Francia por las exportaciones masivas de alimentos a dicho país.


Bajo tales macro-elementos del entorno, parece una hipótesis ampliamente plausible que un auto-atentado de falsa bandera fabricado externamente, introduciría elementos de cambio en los dos primeros temas señalados e impulsaría la rectificación de la postura asumida por Francia ante Rusia; le volvería más rápido al redil de EUA-OTAN, la cual no es congruente con la postura de estos últimos.

Adicionalmente, debilitaba al partido en el poder y su gobierno. El resultado adverso recogido recientemente (marzo 29, 2015), confirmaría esta hipótesis: la oposición de derecha (encabezada por Sarkozy) obtuvo una amplia victoria en la segunda vuelta de las elecciones departamentales francesas (ganó entre 65 y 71 departamentos, contra, entre 28 y 35 de la izquierda), marcadas por una severa derrota de la izquierda en el gobierno y la confirmación del avance de la extrema derecha (ganó más escaños que antes, pero, ningún departamento) (http://www.la-razon.com/mundo/derecha-gana-elecciones-) Es muy difícil pensar que no hay aquí un efecto “Charlie Hebdo” por la percepción social muy probable, de que el gobierno en turno no puede con el problema. La elección presidencial es en 2017, de manera que este resultado es un pésimo augurio.

Entonces, estamos ante una jugada de cuatro bandas, nada desdeñable para el análisis crítico o alternativo y bajo un planteamiento como el de un auto-atentado o atentado de falsa bandera, con la finalidad de provocar cambios importantes en la geopolítica francesa y en las correlaciones internas de fuerzas, desfavorable al gobierno actual, que se atrevió a intentar una política exterior distinta hacia Rusia.

Conclusiones: De Buenos Aires a París, un Mismo Modelo

En el tema de los eventos criminales de bandera falsa, se involucran dos grandes cuestiones centralmente:
  1. Los modelos y mecanismos de la comunicación entre el poder y la sociedad, los diseños de estrategias, la población objetivo, el contenido de los mensajes y los términos de la efectividad.
  2. Una concepción de la Razón de Estado, una visión de la coyuntura y de la historia, desde las instancias del poder.


La primera cuestión esencial es que cuando se logra procesar exitosamente un “lavado de cerebro masivo”, es decir, una operación de “manipulación mediática de masas” desde los mecanismos de la comunicación social del poder, generando un contenido del mensaje perfectamente construido para conseguir los fines buscados, es muy complicado –no imposible- que la sociedad, o grandes grupos sociales que han sido alcanzados por el operativo, acepten “una historia y verdad distinta” a la que les han “comunicado”, a la que han “aprendido”, porque forma parte ya, de sus visiones y percepciones del mundo, de su entorno social, de la situación de su país, de sus construcciones –así sean elementales- del futuro. Como afirma el investigador Dr. Oscar Abudara, “no aceptan otra racionalidad diferente”.

Éste es un punto fundamental de convergencia entre ambos casos de falsa bandera; un proceso de comunicación de masas comandado, dirigido mediáticamente, en los cuales se introdujo masivamente “una verdad oficial” y sus términos principales han sido aceptados masivamente: un fiscal fue hallado muerto y el tema principal es que él, previamente, había denunciado penalmente a la Presidenta de Argentina. Y una revista ha sido atacada y han masacrado a muchos de sus integrantes porque haciendo uso de la libertad de expresión, había satirizado al islamismo y a su profeta Mohama. De la estructura del mensaje, de sus contenidos, se deriva lógicamente, la ubicación de los responsables más probables: en los días inmediatamente posteriores a la muerte de Nisman, el 70% de la población encuestada pensaba que la Presienta Cristina Fernández era responsable de la muerte. Si no hay un operativo de “comunicación y análisis alternativo”, igualmente masivo y eficiente, con una estructura y contenido distinto, la “verdad mediáticamente difundida” se vuelve la “única verdad”.

La siguiente etapa era victimizar al fiscal, como alguien que murió “haciendo su trabajo” “buscando la verdad” sobre el horrendo atentado sufrido en la AMIA, buscando resarcir a las víctimas con “riesgo de su vida”, etc.

En el caso del ataque a la revista, igualmente, la deducción lógica es que los musulmanes habían cobrado venganza y eran los responsables del crimen masivo y ello, modificaría la percepción ideológica y la conducta social hacia su causa, hacia su religión, hacia cualquier ataque que sufran, a nombre de la defensa de los valores occidentales (libertad de expresión irrestrictica, etc.)

La segunda cuestión crucial en los atentados de falsa bandera es que, en el largo plazo, se llegan a conocer fehacientemente en sus términos, formas, procedimientos, propósitos y los actores de su realización. Pero quiénes los idean, planifican y perpetran, apuestan a los efectos de corto plazo, desde una determinada posición de poder, al margen de la maniobra que los permiten o posibilitan frente a determinados entornos, problemáticas o ante la falta de razones suficientes y legítimas para actuar en algún sentido. De tal manera que, el hecho de que puedan conocerse décadas después, es irrelevante para los objetivos de corto plazo que los activan. Esto es válido también para otro tipo de Operativos de Estado: el costo de la duda social sobre los autores, será siempre menor que la utilidad que prestan al ejercicio del poder y a sus objetivos, en muchas ocasiones, inconfesables o ilegítimos. Es la Razón de Estado lo que impera.

Que en algún momento de la historia puede ser bueno, pero ya poco trascendente si los objetivos se cumplieron hace tiempo, pero que permitieron remover los obstáculos presentes y que ahora no estorben al poder ciertas circunstancias, es lo óptimo, es lo que verdaderamente les da su razón de ser. Éste es el razonamiento fundamental que les anima, su lógica interna, aún dentro de sus impactos altamente criminales, que si no fueran tales, probablemente no tendrían los efectos buscados. Ello, por detestable que pueda ser, les ofrece sustento y proyección como recurso del poder o de los grupos sociales empoderados.

Estos episodios bien pueden llamarse: “cuando la mentira es la verdad” y proyectan a los objetivos involucrados (un fiscal muy cuestionado y una revista de segunda línea como hay tantas) al estatus de íconos de la victimización, de los excesos del poder local o del terrorismo religiosamente fanatizado.

Desde la Antigüedad, Platón ya había llamado la atención sobre el uso de la mentira, no sólo como recurso de los gobernantes, sino como mecanismo de cohesión social bajo una determinada orientación ideológica y política, que el propio poder constituido busca obtener. Pues bien, el recurso perverso pero normal sigue vigente y ha transitado por la historia, por la Modernidad y la post Modernidad hasta insertarse dentro de nuevas estrategias contemporáneas de “guerra psicológica” y de “guerra des-informativa”, así como de “manipulación mediática de masas”. En la opción citada, en lo fundamental, el poder no ha cambiado. Y son muchos los ejemplos que se pueden citar y la información sobre todos ellos hoy está plenamente disponible. Agregaríamos solamente que para sobreponerse a todo ello, es necesario resistir a “la verdad” o a “la historia oficial” que es la verdad o historia del poder a secas, pocas veces revestido de legitimidad social.

Los casos de la muerte del fiscal Alberto Nisman en Argentina, y de la masacre de los integrantes de la revista Chralie Hebdo en París, Francia, tienen diversos elementos evidentes que permiten hipotetizarlos analíticamente como eventos criminales de falsa bandera, porque las evidencias contundentes son casi imposibles de obtener y no por ello, son menos importantes tales hipótesis, ya que finalmente éstas constituyen una etapa previa del conocimiento científico.

El desarrollo histórico concreto (en el caso de Nisman, la historia de los atentados a la embajada de Israel y el ataque a la AMIA, su proceso de desenvolvimiento en el de Charlie Hebdo, la lucha por el poder en Francia y la geopolítica de las relaciones entre ésta y EUA-OTAN) en los entornos específicos que les envuelven y que hemos desglosado más arriba, nos hablan de intereses materiales e ideológico-políticos específicos que son buscados por las estructuras de poder estatal, parciales o completas, locales o externas. No podemos disociar los eventos criminales de su contexto, que les da posibilidad de interpretación desde una lógica social.

No es posible pensar que nuestra sociedad, que México, está exento de otro evento criminal masivo como el de Iguala-Ayotzinapa y otros, cuyo pleno esclarecimiento, sin pretensiones de “verdad histórica”, sigue pendiente. Es necesario estructurar y organizar, poner en marcha un mecanismo social e intelectual ordenado, para estructurar la historia y la verdad alternativa. Hay muchos indicios y esfuerzos hechos, pero es indispensable su adecuada cohesión y ordenamiento.

Entre tanto, es necesario extraer de los eventos criminales presentados, una serie de lecciones fundamentales, muy útiles para nuestro futuro político y social.

4 de Abril, 2015.







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