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Abril 2015

LOS RESULTADOS ELECTORALES EN BOLIVIA

¿DE VUELTA A LA BIFURCACIÓN CON OTRA ALTERNATIVA EMANCIPATORIA?

Jorge Lora Cam –Alicia Hernández de Gante

En otra deprimente expresión de la llamada democracia liberal, el 29 de marzo reciente, más de 6 millones de bolivianos concurrieron a las urnas para elegir de entre más de 16.000 candidatos, a nueve gobernadores y 339 alcaldes y otras 4.500 autoridades subnacionales. Ante los resultados, algunos analistas sostienen que ahora si estamos ante un electorado con conciencia, autonomía, inteligencia, etc. por que castigó al Gobierno del MAS. Y los intelectuales del MAS consideran que su único error fue el machismo, la corrupción y la mala selección de candidatos. Creemos que no es así e intentaremos explicarlo.

Y sí, la derrota del MAS es el rasgo más notable de este acto electoral número 21, desde la inauguración neoliberal del país en 1982 y esto alegra a muchos, sin embargo, las cosas son más complejas y preocupantes. Por que olvidan que este proceso desprestigia y deslegitima a las luchas populares y gobiernos de izquierda. Tampoco entienden que la consecuencia será que la dirigencia del MAS y el Gobierno llevara “el proceso de cambio” a una derechización y descomposición aún mayor. El Gobierno aparece aislado aunque controle todos los poderes. Y Evo Morales no puede ocultar su derrota, por que él fue el gran elector y jefe de campaña del MAS.

Hace algún tiempo, Álvaro García soñaba e imaginaba –o fingía- que Bolivia transitaba de la bifurcación a la consolidación del Nuevo Estado socialista y comunitario1. Con lo ocurrido en estas elecciones, podríamos hablar de que ya nadie cree en esa ilusión pues nunca se salió del capitalismo, aunque lo apellide “andino” ante una confusa bifurcación de las fuerzas políticas y un potencial renacimiento de la “Media Luna”. Pero esta vez, con la búsqueda de una renovada alianza del Movimiento Al Socialismo con la derecha política. Aunque ahora será un sector de esta derecha la que evite más alianzas con el MAS de las que ya existen. No obstante, el MAS ganó muchos pequeños municipios, algunos medianos y ningún metropolitano y que aunque todavía es una fuerza política desplegada en todo el territorio y con potencial hegemonista, en estas elecciones las cosas vienen cambiando hacia un escenario incierto. Perdió los Gobiernos de dos metrópolis del eje: Santa Cruz y La Paz. Y con dos pendientes de definir en una segunda vuelta. Perdió los municipios de las ciudades de Santa Cruz, La Paz, Cochabamba, Tarija, El Alto, Cobija y su tierra: Oruro. La oposición ganó en 8 de las 10 principales ciudades del país y sólo quedaron 2, Sucre y Potosí, en manos del oficialista MAS. De este modo la supuesta oposición controla las principales alcaldías del país y el Movimiento Al Socialismo perdió la dirección de dos regiones  claves: La Paz-El Alto y Tarija. En una situación así, considerando que la conducción de este movimiento y del gobierno no cambiará, prevemos que se intentará profundizar alianzas del MAS con la derecha, con sectores de UD, los renacientes MIR y MNR y otras fuerzas de derecha. Y, evitar que resurja la izquierda que es su verdadero enemigo. Otro enigma será si la derecha dividida por el MAS, entre una económica y otra política, amedrentada, perseguida y “perdonada” podrá reunificarse para desligarse del MAS y proponer un proyecto más autentico de derecha, despojado de palabrejas incomodas y más decididamente al servicio del imperio.

Los centros del poder territorial están en manos de la formal oposición política, dividida básicamente en dos tendencias: la derecha y la centroizquierda. Entre esta última y la izquierda, se configura la posibilidad del nuevo polo de la bifurcación. La oposición de UN y algunos sectores de UD serán marginales. El Movimiento Al Socialismo (MAS), principal fuerza política del país, ahora en la derecha, ganó cuatro gobernaciones (Pando, Cochabamba, Oruro y Potosí) y obtuvo una votación que lo habilita para la segunda vuelta en dos departamentos: Chuquisaca y Beni. En Beni habrá segunda vuelta, aún cuando se votó con el preferido Suárez excluido por el TSE, con 230 candidatos más, y que con sólo 72 horas para persuadir a sus seguidores que voten por la agrupación NACER, al que además le colocaron en la boleta otra foto. En Trinidad, también ganó un candidato del MNR, gracias al apoyo de UD. Por otra parte, en Pando, Gatty Ribeiro dio la sorpresa y será el alcalde de Cobija. De cuatro cargos principales en pugna en Beni y Pando, la oposición ganó tres, si en la segunda vuelta en el Beni ganase NACER. De perder el MAS en segunda vuelta, todo hace prever el horizonte de ese renacer de la Media Luna. Sólo que ahora con el mismo proyecto del MAS. Bajo nuevos ropajes vivimos el tragicómico camino recorrido por el MNR y el MIR: hacia la derecha. En Chuquisaca donde se encuentra Sucre, la capital política del país, el candidato del MAS que era considerado virtual ganador, se encuentra emparejado con el también disidente masista y líder campesino, Damián Condori, que en principio fue elegido orgánicamente como candidato oficialista pero ante la negativa presidencial, participó con Todos por Chuquisaca (TPC). El 3 de mayo, en una segunda vuelta electoral, estos dos candidatos deben definir al ganador.2 Parece el tiempo de ex masistas frente a ex miristas, ex adenistas, ex emenerristas aliados con el MAS.

Entre el triunfo de octubre del 2014 y marzo del 2015, el voto por el caudillo y la estabilidad se transformó en voto contra la corrupción y la elitización de la política, contra la farsa y el abandono de un proyecto. Sólo faltaba que la reserva moral cayera por los suelos y apareció el MAS y su caudillo desnudos, con todo un mundo de corrupción a cuestas. El juego del MAS que consistía en dividir y reinar, se volvió contra él mismo. Y si bien es cierto que todas las agrupaciones fueron al sufragio fragmentadas, la más notoria es la del propio MAS. Conflictos que no se refieren sólo a luchas dentro del partido de gobierno, sino a los enfrentamientos entre y con organizaciones sociales y corporativas, que el MAS ha dividido o alentado mediante la confrontación directa, la represión o el reclutamiento de dirigentes, de modo clientelar, usando los recursos de organismos como el Fondo Indígena, la concesión de pegas y cuotas en listas electorales y en la designación de funcionarios. La concentración del poder en el Gabinete, la eliminación de posibles contendores de Evo, la corrupción en la administración y uso del Fondo Indígena, tiene que ver en parte con el uso electoral de recursos y en parte con la apropiación privada de los mismos, son algunas causas de la derrota. Hablando con propiedad, fue una autoderrota ante una derecha en la inercia y una izquierda semidestruida por el Gobierno. Abandonar el proyecto estratégico y concentrar toda la vida política en lo electoral llevo a la ruina al Gobierno y al MAS.


Su aparente caída trae sin embargo una severa advertencia, de un futuro en el que la relación de fuerzas general tiende a transformarse ante las tendencias; a una disminución de los ingresos nacionales y los recursos disponibles como a la multiplicación de conflictos internos en el oficialismo y sus aliados y opositores. Indudablemente que ha cambiado el escenario electoral y el MAS recurrirá con más énfasis a las alianzas más contranatura, y en ese escenario muchos esperan que la izquierda ex masista busque recohesionarse y, seguramente redefinir proyectos y estrategias para próximas contiendas. En Cochabamba, Rebeca Delgado pudo haber sido la alcaldesa y Eduardo Maldonado, con enormes posibilidades en Potosí. Pero la manipulación electoral del ejecutivo a través del TSE se lo impidió. De modo ilegal e inconstitucional, aprobó la Circular N° 71, que los dejó fuera de la contienda. Con una argumentación traída de los cabellos que decía que quiénes habían residido en La Paz, como parlamentarios, no podían ser candidatos en sus regiones.
Su estrategia es usar el poder judicial y el tribunal electoral para impedir la competencia, la de la izquierda, y presentar cualquier lucha por derechos como delito o mostrar a quienes promueven o lideran esas luchas como delincuentes. Es la criminalización de la protesta social. Pero también la forma de pretender acallar el reclamo de los pueblos que se levantan.

Todo esto es lo visible y formal. Tras estas expresiones electorales hay un mundo que desentrañar y descubrir, de los mitos que se desmoronan.  Como:
  1. El carácter del Estado –donde García Linera en su análisis deja de lado la economía- en el que capital financiero no está destruyendo el Estado, sino que lo está reconfigurando y reorganizando para que responda a sus necesidades e intereses, acrecentando la concentración de poder económico y la desigualdad. Las grandes corporaciones, nacionales e internacionales, tienen hoy una capacidad nunca antes vista para organizar espacios económicos alrededor de sus intereses y estrategias de expansión. 
  1. El mito del gobierno de los movimientos sociales –hace mucho que ya no lo es. El pueblo unido y esperanzado del 2005-2009 ya no es el mismo; el MAS lo ha despedazado y llevado al precipicio al centrarse demasiado tiempo en sólo permanecer en el poder, abandonando el proyecto de país. Y esta lógica no cambiará, más bien, lo envilecerá aún más.
  1. Otro mito, el del indígena aymara revolucionario, sólo por ser indígena –también se ha difuminado junto a la corrupción generada por el Fondo indígena. Los dirigentes cedieron el paso a una nueva burguesía indígena que actúa como cualquier otra, que ha desatado el rechazo popular al nuevo poder de mestizos, vieja oligarquía y nueva burguesía comercial y de servicios, en el contexto colonial de la economía extractivista y en función de los grandes empresarios, las trasnacionales y los dueños de las finanzas. Los mestizos en el ejecutivo y la rebosante burguesía indígena –asociada al narcotráfico y a la construcción- viven una ambigüedad que sólo puede reproducir el colonialismo.
  1. El mito del gobierno descolonizador, intercultural y plurinacional –que se dirige al socialismo comunitario. Aunque el Vicepresidente señala enfáticamente que ellos no administran el capitalismo, es obvio que así es y precisamente por ello es que la corrupción se ha apoderado del movimiento. De ahí que algunos analistas llamen a los programas de los gobiernos progresistas el neoliberalismo perfecto, pues son lo que mas favorecen al capital y mejor controlan las organizaciones y los movimientos alternativos.
  1. Éste –entronca con el mito desarrollista. En poco tiempo las cosas cambiaron. La ecuación extractivismo –excedentes -distribución clientelar -hegemonía electoral se ha roto y la lógica que los favoreció una década, revierte en su contra. Sus propuestas de alianza con la derecha puede conducir al MAS a una mayor descomposición y la reducción del presupuesto, a que se extiendan las demandas de autonomía y las reivindicaciones sectoriales y regionales crezcan amenazantes; la escasa capacidad distributiva, a que el corporativismo y el prebendalismo abran grietas; las derrotas electorales, a la escasez de “pegas”; los conflictos al interior del aparato, a que se multipliquen y profundicen y que la mayor autonomía de los movimientos aumenten el cerco de presiones corporativas. Las alianzas con la derecha serán contraproducentes si las fuerzas emancipatorias saben definir un proyecto y un camino, que deje a un lado a los qàras en el poder y que sigan jugando con el miserabilismo, en época de vacas flacas.
  1. El mito de que los movimientos sociales –son fuertes. La antes poderosas COB, CSUTCB, Bartolinas, CONAMAQ, CIDOB, gremialistas, etc. están agonizantes. El control clientelar y prebendalista deforma y distorsiona a las dirigencias, las corrompe, mientras que crece el caudillismo y destruye a las dirigencias intermedias. El sistema político está corrupto y los excedentes son redistribuidos clientelarmente. Una indianización clasista del gobierno y una mestización de la cultura política, ha degradado los conceptos constitucionales y está acabando con este mito.
  1. El mito de la reidentificación indígena –se confronta con que las identidades contrapuestas están creciendo. Llevan a un retroceso identitario y, como antes, que mestizos elijan a miristas Qàras en Tarija, que los quechuas y aymaras voten por “demócratas” Qàras en Cochabamba y Santa Cruz. Sin embargo, no debe sorprender al MAS que los aymaras voten por mestizos aymaras en El Alto y en La Paz, o que los quechuas de Cochabamba y Sucre voten por el MAS, etc. Esto, no creemos que signifique un desarrollo de la conciencia política y, sí en parte de la étnica, pero por debajo de la conciencia de clase. Líderes aymaras como Soledad Chapetón, Felix Patzi o Damian Condori expresan que esta conciencia existe, pero hay que amplificarla. Y es que, otra vez, el colonialismo y la colonialidad no han desaparecido, están vivos y mientras ello ocurra las identidades múltiples y la desidentidad, tendrán que ser confrontadas.
  1. Otro mito más, que Evo Morales –es propietario de la  representación política indígena. Con estas elecciones, se consolida un proceso que se ha venido gestando hace tiempo, que la representación indígena tiene una gran complejidad, muchos posibles actores y diferentes objetivos.  Ahora, quedó claro que no hay que ser masista para ser indígena, ni es el MAS el instrumento único de la construcción de esa representación.  Entre lo indígena y lo blanco hay otro gran mundo, el mundo de la birlocha, de la chota, del mestizaje. Ese mundo bisagra, ese mundo  de donde salen Luis Revilla o Rebeca Delgado, que han explicitado otro espacio: el espacio de los mestizos de la ciudad que no necesariamente se ve expresado sólo en el MAS y que también reclama una legitimidad social y cultural propia.
La abundancia de propaganda, no sólo pagada sino camuflada, en inauguración de obras, entrevistas vendidas para sus candidatos, el control de por lo menos el 80% de los medios de comunicación no le bastaron al MAS para ganar las elecciones. Se dice que en toda democracia liberal se requiere un poder electoral. En Bolivia esa autoridad no sólo está cooptada sino que es más que obsecuente con el poder, erosionando la confianza en las elecciones y socavando la legitimidad del poder. El funcionamiento electoral necesita de la existencia de pesos y contrapesos entre los poderes. Bolivia demuestra, de manera nítida, que los poderes Legislativo, Judicial y Electoral dependen totalmente del Poder Ejecutivo. Cada alteración de las reglas electorales, produjo mayor rechazo al Gobierno.

América Latina es más interesante pensada desde la tensión –entre lo destituyente y lo instituyente- que como un grupo de gobiernos que son los adalides de un supuesto “posneoliberalismo”. El neoliberalismo –como política activa de creación de instituciones, lazo social y subjetividad, bajo el modelo de la empresa— ha conseguido instalarse más bien de un modo muy dinámico y multiforme, que muta y vive tanto “por arriba” como “por abajo”. Por arriba, en  las políticas extractivistas de los gobiernos progresistas; por abajo, en los fenómenos de nueva empresarialidad popular del capitalismo andino. Y más abajo, la gestación de la narcopolítica en un terreno de inexistencia estatal.

La cuestión de la práctica y ya no de la conciencia, como elemento determinante de la política y el cambio social. Son conceptos que refieren a la vida práctica colectiva y que permiten pensar la política como una materialidad problemática de la vida. No parece que la evolución del mercado, con sus lógicas especulativas y estrictamente financieras y, el desconcierto de muchos estados ante una realidad económica y social que se escapa a sus estructuras soberanas, puedan afrontar sin traumas los retos planteados.

La propuesta de otra democracia, la propuesta de democracia de los comunes y sus vinculaciones con las esperanzas depositadas en el ideario y las experiencias de la economía social y solidaria, van ganando terreno y destacan en la creciente movilización social en todo el mundo.

La organizaciones populares e indígenas CIDOB, CONAMAQ, Magisterio, Gremiales y sus representantes Félix Patzi, Alejandro Almaraz, Felipe Quispe, los dirigentes indígenas del Tipnis y la Conamaq, junto a sus intelectuales que no son pocos y de innegable calidad, deberían fortalecer sus bases y pensar en un frente con Sol –para reconstruir a la izquierda desde abajo con un proyecto nacional— que rediscuta el proceso constituyente, que desafíe y derrote a un Gobierno que conjuntó a los cuadros más oportunistas, llunqus dóciles con los poderosos y feroces, con los débiles, que pragmáticamente han conseguido la mayor concentración de poder en todo el periodo republicano. Y, han construido estructuras burguesas verticales, autoritarias, sectarias y discriminadoras.

1 En sus últimas intervenciones, verbalmente ante la reducción presupuestal invocaba a los empresarios del oriente a seguir invirtiendo aunque destruyan el medio ambiente y por escrito reposicionaba a Poulantzas para decir que el Estado boliviano –y cualquier otro- no es mas que la correlación de fuerzas, hasta ese momento favorable al MAS, negando las relaciones de acumulación, clase, poder y dominación, entre otras, que definen al Estado.

2 El MAS exige que los 9.065 votos que obtuvo el FRI, cuyo candidato declinó a su postulación antes de los comicios  del 29 de marzo, se anulen. De este modo, el candidato del MAS, Esteban Urquizu, ganaría sin segunda vuelta. Sin embargo el Tribunal ya señalo que no anulara esos votos.










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