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Marzo 2015

El Caso Penta explicado con manzanitas

Matías Godoy Mercado*

Prólogo


Esta columna la escribí con mucha dificultad. Uso lentes de contacto, sin ellos mi visión es paupérrima. A mediados de la semana pasada perdí uno. Odio cuando pasa eso, generalmente una vez cada un año y medio. Sin embargo debía escribir sobre esto. Era una deuda pendiente. Así que con ayuda del zoom, con dolor de hombros y lectura en voz alta de un tercero, les entrego esta columna. Espero contribuir a saciar la necesidad de información y entendimiento frente a este serio episodio de la contingencia política y económica nacional.

El Caso Penta es uno de los escándalos mediáticos más importantes que se recuerden en los últimos 20 años. Yo no recuerdo un caso donde fuera más visible la delicada relación existente entre la política y los negocios, entendido esto último como la actividad empresarial del sector privado. Ni siquiera cuando Sebastián Piñera, reconocido hombre de negocios, asumió la Presidencia de la República, se vio una indagatoria tan incipiente de los oscuros lazos entre lo empresarial y lo político. Y es que la relación entre el sector público y privado pudiese ser concebida análogamente como un cristal óptico: a simple vista luce bien, pero observado en detalle, pueden apreciarse un sin número de imperfecciones, que al final, alteran la visión.

El propósito de esta columna es explicar el Caso Penta con manzanitas. En una primera parte les contaré la tragicómica historia que enmarca los orígenes del caso. En una segunda parte intentaré explicar los delitos que, se presumen, se cometieron en torno a este caso. En una tercera parte y final, una reflexión sobre las graves implicancias socio-económicas que este caso plantea para Chile.

Iván Álvarez y el Fraude Perfecto


El Caso Penta es una comedia trágica. Su historia perfectamente da para un guión entretenido, que con una correcta fotografía y dirección puede convertirse en la primera película ganadora de un premio Oscar. Y es que, los más cinefilos, podrán distinguir la enorme similitud entre la historia que les contaré y el cine de Alejandro González Iñárritu (“Amores Perros”, “21 Gramos”, “Babel” y “Birdman”) director mexicano reciente ganador del Oscar por Mejor Película y Mejor Director. O tal vez a Guy Ritchie (“Snatch: Cerdos y Diamantes”, “RocknRolla”, “Sherlock Holmes”) director inglés. En fin. La historia comienza así.

Había una vez un funcionario público llamado Iván Álvarez. Iván, Ingeniero Comercial (nefasto colega) trabajaba en el Servicio de Impuestos Internos (SII). Resulta que Álvarez un día, por casualidades de la vida, descubrió un error en el sistema electrónico del SII. Iván se dio cuenta que podía modificar las declaraciones de renta de las empresas en Chile, las que actualmente pagan el impuesto único de primera categoría. A primera vista una anécdota, hasta que su escasa ética y su espíritu emprendedor se pondrían de acuerdo para llegar a una nefasta conclusión: “puedo ganar dinero con esto”.

Iván montó un negocio. El negocio consistía en alterar estas declaraciones de renta, con el fin de garantizar devoluciones de impuestos más altas de las que les corresponderían a las empresas contribuyentes. Sin embargo nada es gratis, por lo que el servicio se prestaría a cambio de un pago: un porcentaje de la devolución. Para ilustrar, imagine que usted tiene una empresa, hizo su declaración de renta y el Estado le debe devolver $100. Con los servicios de Iván, esa devolución podría ser superior a $100. Por esta mayor devolución Iván cobraba una comisión. Todos ganaban. Excepto, claro, el Estado.

Manos a la obra. Iván necesitaba agentes de venta efectivos y clientes discretos. Y es que, por ejemplo, un narcotraficante no vende drogas de forma directa, sino que a través de intermediarios. En este sentido Iván demostró también ser un estratega. Los clientes debían ser empresas. ¿Cómo Iván podía ofrecer sus servicios a empresas interesadas? Muy simple, debía asociarse con contadores. Los contadores suelen trabajar para muchas empresas, haciendo cosas que ni los dueños de las empresas entienden. De esta forma Iván fue promocionando sus servicios. Asados, tertulias, almuerzos en Providencia, así Iván fue generando su red empresarial. Muchos contadores se entusiasmaron y comenzaron a colaborar con Iván. Los contadores captaban clientes y ganaban comisiones. Finalmente el negocio prosperó. De a poco llegarían automóviles nuevos, vacaciones soñadas, las regalías materiales de un buen vivir.

En pleno auge del negocio, Iván cometería un error garrafal. En un asado conoció a un martillero llamado Jorge Valdivia, alías “El Guatón”. Cercanos describen al “Guatón” como una persona muy simpática, elocuente y locuaz, comensal de aquéllos, imperdible en un asado. Señalan que el “Guatón” a menudo solía hacer sátira de su nombre, señalando que era el padre del famoso jugador de fútbol, Jorge Valdivia. Aquellos mismos cercanos destacan que, a pesar de lo que profesaba Valdivia, el no era martillero, sino una persona que se dedicaba a comprar y vender autos chocados, entre otras cosas. ¿Cuáles otras cosas? El “Guatón”, además de comprar y vender autos chocados, trabajaba esporádicamente para Hugo Bravo, Gerente General de Empresas Penta. El “Guatón” las hacía todas. Pagaba multas, hacía trámites bancarios, iba a dejar y a buscar a quié n fuera, etc. El “Guatón” era servicial.

El “Guatón” entró al negocio. Maravillado por los resultados, comenzó a buscar interesados para además ostentar comisiones. Aquí es donde queda la grande. Valdivia logró reclutar a su empleador, Hugo Bravo, Gerente General de Empresas Penta. Y es que el negocio era muy bueno. La avaricia pudo más.

El Efecto Dominó


Un día Iván Álvarez llegó a su escritorio del Servicio de Impuesto Internos, sin embargo las cosas no eran como antes. En pocos minutos se percató que el error del sistema electrónico había sido corregido. El negocio llegaría a su fin. Como era de esperar, Iván optó por el silencio. Poco a poco los participes del negocio notaron que Iván ya no prestaba sus eficientes servicios. En la otra vereda, personal del SII comenzaba la investigación, dada la gravedad del error en el sistema que habían detectado. Muchos optaron por no encender el fuego. En Chile eso pasa. En otros países también. En la jerga chilena se conoce como “hacerse el huevón”. Sin embargo existe una minoría que no comulga con tal idea.

Las investigaciones se comenzaron a desarrollar. Iván, los contadores, poco a poco se fueron estableciendo los nexos. Citaciones a declarar, ordenes de incautación de información, etc. Se sembró el pánico. Todos apuntaban a Iván. Iván se defendía inculpando a sus ex agentes de venta. Con todo las investigaciones dieron con Jorge Valdivia, alias El “Guatón”. Empresas Penta se enteró y ordenaron desvincular inmediatamente a Valdivia. El segundo error garrafal. Valdivia padecía de una enfermedad vital. En su desahucio rompió el silencio. Señaló a Hugo Bravo, Gerente General de Empresas Penta, como participe de la red.

Hugo Bravo: “Hugolín”


Hasta el momento las investigaciones sólo daban cuenta de la participación de Álvarez, los contadores y Valdivia (que por cierto está resumido, en general hasta el momento ya había un menudo grupo de personas involucradas). Sin embargo aquí viene el renombre, el climax. Surge un nuevo individuo, Hugo Bravo.

Hugo Bravo es Ingeniero Comercial de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Inteligente, apático, enfermizo, gracias a los contactos generados en su época universitaria ostentó cargos de renombre en compañías aseguradoras e isapres, que hasta el día de hoy se mantienen vigentes en el mercado. Por más de 30 años ejerció su profesión cosechando cuantiosos éxitos. Esta historia de vida le valió la Gerencia General de Empresas Penta.

La investigación continuó. Con Hugo Bravo en el radar de la Fiscalía, se ordenó la incautación de información en la oficina de Bravo, en Empresas Penta. El procedimiento se ejecutó en orden. No logro concebir la cara de los funcionarios de la Fiscalía al revisar la información contenida por Hugo Bravo. La información de Hugo Bravo no era cualquier información. De seguro, ya a esta altura, todos concebían que este caso sufriría un cambio drástico de giro. La Fiscalía se comunicó con Hugo Bravo. “Hugolín”, seguramente abrumado por los nexos establecidos con el “Guatón”, los contadores y Álvarez, necesitaba apoyo. Bravo buscó apoyo de sus jefes y amigos por décadas, los principales propietarios de Empresas Penta: Carlos Eugenio Lavín y Carlos Alberto Délano, alías “El Choclo”. Los “Carlos” se negaron tajantemente a prestar apoyo, despidiendo a Hugo Bravo por tan infortunado incidente en la incautación de documentos en edificios de Penta. Bravo estaba solo. Bravo sólo tenía una última carta que jugar. Y la jugó. Vaya que la jugó.


Los secretos de Empresas Penta


Empresas Penta es un holding empresarial chileno, con inversiones en las áreas de previsión social, seguros, finanzas, salud, inmobiliaria y educación. Los principales propietarios de Empresas Penta son Carlos Eugenio Lavín y Carlos Alberto Délano, alías “El Choclo”. Este grupo posee activos superiores a los 30.000 millones de dólares, a través de sus empresas: Penta Vida, Penta Security, Banco Penta, Empresas Banmédica, y hasta hace poco tiempo, la Universidad del Desarrollo (sí, mi casa de estudios, donde algún día espero dictar clases). Sus propietarios son reconocidos empresarios ligados a la derecha política nacional, participando reiteradamente en campañas presidenciales de la Alianza por Chile. Lavín y Délano fueron destacados miembros de directorios de organizaciones con y sin fines de lucro, destacando que Délano, alías “El Choclo”, era Presidente del Directorio de Fundación Teletón.

Lavín y Délano eran amigos de Hugo Bravo y confiaron la Gerencia General de sus empresas a éste. Después del desaire de sus amigos por décadas y ex empleadores, Hugo Bravo intentó hacer un trato con la Fiscalía. La Fiscalía aceptó, a medias. Tanto Bravo como la Fiscalía sabían que Bravo tenía información de incalculable valor. Además de esta información, Bravo no tenía nada más que le otorgara inmunidad legal. Hugo Bravo, abrumado por su situación legal, contó los secretos que acumuló gracias a su holgada carrera como Gerente General de Empresas Penta. Bravo contó, con lujo y detalle, los secretos de Empresas Penta.

Hugo Bravo señaló que Empresas Penta falsificaba boletas de honorarios para reducir su renta imponible. Hugo Bravo señaló que esta conducta era reiterada, y que involucraba el ámbito político. Hugo Bravo señaló que Empresas Penta realizaba aportes irregulares a destacados políticos de Chile. Hugo Bravo señaló que Empresas Penta financió, directamente y de forma irregular, las campañas políticas de Laurence Golborne, Pablo Zalaquett, Ena Von Baer, Ernesto Silva Mendez, Iván Moreira, y en general realizaba aportes a una mayoría de políticos del partido Unión Demócrata Independiente, a través de aportes a Jovino Novoa. Prueba de estos hechos, Bravo poseía registro detallado de boletas de honorarios, correos electrónicos, anotaciones de fechas, siglas y grabaciones de audios, como respaldo de estas operaciones. Esta documentación se la facilitaría a la Fiscalía a cambio de inmunidad. La Fiscalía seguramente quedó pálida.

Empresas y Partidos Políticos: “El raspado de la olla”



En Chile existe un mecanismo de prestación de servicios llamado “boleta de honorarios”. Este mecanismo fue concebido para que profesionales independientes, o empresas, prestaran servicios a otras empresas, sin necesidad de establecer un contrato de trabajo escrito y firmado. Es común hoy en día ver empresas, del sector público y privado, que dan trabajo a profesionales bajo este sistema, dada la flexibilidad y menores costos que este sistema otorga para el empleador.

En Chile las empresas pagan un impuesto único de Primera Categoría por sus utilidades. Las utilidades se denominan “renta imponible”. Las boletas de honorarios reducen la “renta imponible” de las empresas. Para ilustrar, recurriremos una vez más a Charlie Brown y Snoopy. Imagine que Charlie Brown y Snoopy poseen una empresa llamada “Penta Peanuts”. “Penta Peanuts” se dedica a varios negocios, y obtiene ingresos, o ventas. Hay costos asociados a estas ventas: materiales, arriendos, salarios de profesionales, etc. Supongamos que “Penta Peanuts” sólo paga salarios. Imaginemos que “Penta Peanuts” obtiene ingresos de $100. Los salarios que debe pagar constituyen boletas de honorarios que ascienden a $50. En la suma y resta, ingresos de $100 y sueldos de $50 dan un saldo a favor de $50. Por tanto, el impuesto que debe pagar “Penta Peanuts” es del 20% de esa renta imponible, de esa utilidad, es decir, de los $50 restantes de pagar los salarios. El impuesto es de $10. Ahora este impuesto subirá paulatinamente, por la Reforma Tributaria, pero esa es harina de otro costal. Para más detalle lea mi anterior columna

La Reforma Tributaria explicada con manzanitas

En el ejemplo citado “Penta Peanuts” no ha cometido ilícito alguno. Sin embargo, ¿Qué pasaría si “Penta Peanuts” rebajara su utilidad con boletas de honorarios fraudulentas? ¿Fraudulentas? Boletas por servicios no prestados. Es justamente esto lo que denunció Hugo Bravo. Empresas Penta emitió una serie de boletas de honorarios por servicios no prestados. Boletas de las esposas de Délano y Lavín, boletas del chófer, ayudante, conocido y/o pariente de tal político, etc. Gracias a estas boletas Empresas Penta redujo su “renta imponible” y terminó pagando menos impuestos. Grave.

Ahora, la pregunta que surgió es: ¿Qué pasó con esos impuestos no pagados?. Esto es lo más grave. Parte de esos dineros financiaron campañas políticas. Esto constituye lo más grave del asunto: la política se financia con recursos del Servicio de Impuestos Internos, es decir, de todos los chilenos.

La guinda de la torta: Pablo Wagner


El caso dio un tremendo giro. Lo que comenzó como el fraude de un ex funcionario del SII terminó en la existencia de financiamiento irregular de campañas políticas. Fue así como el emprendedor Ívan Álvarez, los contadores y el “Guatón” Valdivia pasaron a segundo plano. El protagonismo lo tenían Hugo Bravo, Carlos Eugenio Lavín, Carlos Alberto Délano, alias “El Choclo” y Empresas Penta. La investigación continuó, mientras la opinión pública ya conocía sabrosos detalles de tan futuro laureado best seller. Pero las obras de arte siempre tienen sorpresas. Una buena torta merece una buena guinda: Pablo Wagner.

La Fiscalía comenzó a estudiar, en detalle, los movimientos financieros de Empresas Penta. Depósitos, transferencias, todo. Aparecieron boletas de Pedro, Juan y Diego. Todas llamaban la atención, pero en particular algunas. La Fiscalía dio con Pablo Wagner, ex subsecretario de Minería del gobierno de Sebastián Piñera. La Fiscalía notó que Pablo Wagner, a través de boletas emitidas por una cuñada, recibió aportes de dinero mientras ejercía su cargo público como Subsecretario de Minería. Se estableció que Wagner trabajó en Empresas Penta antes de asumir dicho cargo público, y mantenía una relación estrecha con los “Carlos”. Empresas Penta, entre todos sus negocios, poseía intereses en la Minera Dominga, proyecto que en ese minuto se encontraba en pleno proceso de aprobación y certificación para iniciar operaciones. De acuerdo a estos antecedentes, se incorpora un nuevo delito: el cohecho. El cohecho es un delito que consiste en que una autoridad o funcionario público, acepta o solicita, una dádiva a cambio de realizar u omitir, un acto propio de su cargo. En otras palabras, soborno. Muy grave.

Conclusiones


La historia que les acabo de exponer no es ficción, es la realidad. Esto está pasando en Chile, hoy. Durante mi corta vida he buscado identificar aquellas variables que propician una sociedad desarrollada, reconociendo que el motor de una sociedad desarrollada es la economía. La evidencia muestra que una economía sana se sustenta en 3 pilares: competencia, propiedad privada e igualdad. La ocurrencia de estos casos vulnera estos 3 pilares.

En primer lugar se vulnera la competencia. Empresas grandes financian irregularmente a políticos, propiciando a que éstos realicen campañas magnánimas en desmedro de otros candidatos, de seguro independientes. Estas empresas grandes emplean en buenos cargos a gente de cuestionables nexos: el Sr. Hugo Bravo. Los partidos políticos no filtran de dónde provengan los recursos para sus campañas, con tal de realizar una campaña ostentosa, a costa de dineros que, en rigor, le corresponden al Estado, por ende, a todos los chilenos. Para ellos es irrelevante si son recursos fraudulentos, si hay que emitir boletas por servicios no prestados, etc. En este caso es la UDI. Mi sospecha es que la política, a nivel transversal, se financia de ésta y otras fuentes peores. 

En segundo lugar: la propiedad privada. Hay leyes y no se cumplen. Esto da para pensar si las sanciones son ejemplificadoras o si los que están a cargo de aplicarlas, son efectivos. Acá hay presuntos robos, acá hay presuntos fraudes, acá hay presuntos sobornos. Acá se vulnera la ley. Y va contadores, el “Guatón”, Hugo Bravo, los “Carlos”, Empresas Penta, gente de la UDI, Wagner, etc. Falsificación de información tributaria. A secas.

Finalmente, el tercer punto: la igualdad. La igualdad suele ser buena, pero no siempre. Yo en el colegio tenía un compañero que una vez fue sorprendido lanzando papeles. La profesora lo increpó, y él, asustado, tartamudeando, respondió: “todos fuimos”. Efectivamente, todos estábamos tirando papeles. ¿Y qué? Sanciones para todos los involucrados. ¿De qué otra forma se puede prevenir la ocurrencia de estos hechos? Meritocracia. No puede ser que un Gerente General, de una empresa tan grande, caiga en ilícitos de esta magnitud. Me abruma pensar en los miles y miles de profesionales que no lo harían y que hoy, ostentan sueldos bajos, a régimen de honorarios; mismo régimen que origina este tipo de hechos delictuales, gracias a la escasa meritocracia y equidad de las oportunidades que hoy caracteriza a nuestro país. Ésos mismos, que podrían también ser políticos mucho más transparentes.

Hoy se procedió a formalizar a 10 imputados en el caso por lavado de activos, cohecho y fraude al Fisco. Mañana se conocerán las impresiones de la defensa. Se solicita prisión preventiva para Délano, Lavín y Bravo. Álvarez ya está en prisión preventiva por presunto fraude al FUT. Valdivia falleció. Finalizo con un mea culpa social necesario. Nosotros votamos por campañas magnánimas. Nosotros aplicamos la ley. Nosotros hacemos operaciones bancarias para las empresas. Nosotros vendemos los productos de estas empresas. Nosotros consumimos esos productos. Ya basta. Economía para todos, no para algunos.


*Matías Godoy Mercado. Tengo 24 años, soy Ingeniero Comercial y Magister en Finanzas. Oriundo de Hualpén, VIII Región del Biobío.


https://politicasparatodos.wordpress.com/2015/03/05/el-caso-penta-explicado-con-manzanitas/

La Reforma Tributaria explicada con manzanitas.








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