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Enero 2015

Fidel: Lecturas sobre las relaciones entre EE.UU. y Cuba

Wilkie Delgado Correa
Rebelión

En el camino de los pueblos nada es fácil...Tenemos que tratar de ser cada vez mejor ejemplo, para que no nos puedan destruir, ¡porque nos quieren destruir para que no seamos ejemplo! .. pero quiero decirles que ahora no debemos dormirnos sobre los laureles, hay que seguir luchando. Fidel

Hay instantes en que es conveniente retrotraerse al pasado, ya para mirar hacia las fuentes nutricias del presente, ya para proyectar y vislumbrar el futuro, y alcanzar así una síntesis de la realidad vivida o por vivir.

El análisis de los acontecimientos más recientes que se derivaron de los acuerdos entre los gobiernos de EE.UU. y Cuba implica lecturas diferentes que abarquen los diversos matices que merecen los numerosos asuntos involucrados.

Son muchas las conclusiones y especulaciones que circulan desde el anuncio sorpresivo de tales acuerdos en las voces de Raúl y Obama, y no hay duda de que existe mucha tela que cortar ahora y más tarde. Sin embargo, la intervención de Raúl ante la Asamblea Nacional despeja cualquier incógnita y precisa los enfoques en base a los cuales cabe analizar los caminos que se deben recorrer en las relaciones entre los dos países.

Aún no conocemos las reflexiones de Fidel en torno a este momento, aunque quizás ya hayan sido pensadas o redactadas, y que no diferirán de las ideas sustentadas por Raúl. Sin embargo, mientras ese instante llega, considero que las ideas expuestas por Fidel en el acto de conmemoración del VII aniversario del 26 de julio, en las Mercedes, estribaciones de la Sierra Maestra, el 26 de julio de 1960, son fiel reflejo de las esencias que explican los cambios que se han anunciado en lo que respecta a las relaciones entre ambos países. Quienes presenciamos aquel acto multitudinario en la enorme planicie donde se construía la Ciudad Escolar “Camilo Cienfuegos”, nunca olvidaremos el fervor de pueblo liberado que impregnaba a los asistentes de todas partes del país y a los delegados de los países de América Latina, entre los cuales se encontraban los asistentes al Primer Congreso Latinoamericano de Juventudes y Estudiantes.

Expresó Fidel en aquella ocasión ideas que parecen dichas para ahora, cuando se acerca el cincuenta y seis aniversario del triunfo de la Revolución, cuando hemos vivido la emoción de la llegada a Cuba de los tres Héroes cubanos y cuando se ha anunciado el restablecimiento de relaciones diplomáticas de los Estados Unidos con Cuba, así como otras medidas por parte del gobierno de aquel país. Estas ideas contenidas en los fragmentos tomados del discurso, vale la pena que se graben en nuestras memorias y se esculpan en cada casa, edificio, monumentos, etc., en fin, que se salven para todos los tiempos en cada obra material e inmaterial de la nación cubana.

Decía Fidel entonces, y es como si nos hablara ahora: “Y recordar los minutos de adversidad es bueno, recordar los minutos en que las realidades presentes no eran más que sueños, es bueno, recordar la lucha, es bueno, recordar el sacrificio y el dolor que han costado las victorias, es bueno; es bueno porque nos enseña, es bueno porque nos dice que en el camino de los pueblos nada es fácil, nos enseña que los pueblos para conquistar aquellas cosas que anhelan tienen que sacrificarse y tienen que luchar muy duramente, y que los pueblos no se pueden desanimar en la adversidad (APLAUSOS), y que los revolucionarios no se pueden desalentar en la adversidad, ni en los momentos difíciles, porque los pueblos que perseveran y los hombres que perseveran triunfan, los pueblos que luchan y los líderes que luchan, llevan adelante sus sueños; los pueblos que saben erguirse frente a los obstáculos marchan adelante; los pueblos que no se desaniman ni se acobardan ante el tamaño de las dificultades que tengan por delante, tienen derecho a la victoria, los pueblos que no tiemblan ante el adversario poderoso, los pueblos que no tiemblan ante el precio que tengan que pagar por su libertad, los pueblos que no tiemblan ante el precio que tengan que pagar por su dignidad, los pueblos que no tiemblan por el precio que tengan que pagar por la justicia, los pueblos que no tiemblan ante el precio que tengan que pagar por su felicidad, tienen derecho a la felicidad, tienen derecho a la victoria, tienen derecho a la libertad, tienen derecho al progreso, tienen derecho a la dignidad (APLAUSOS y EXCLAMACIONES DE: "¡Venceremos!").

Y nuestro pueblo es uno de esos pueblos que no tembló nunca ante el sacrificio, es uno de esos pueblos que no tembló nunca ante el precio que le obligasen a pagar por su dignidad y por su libertad (APLAUSOS); un pueblo que no tembló ni temblará nunca ante el precio que tenga que pagar por su felicidad (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: "¡Fidel, Fidel, Fidel!").

¿Qué quiere nuestro pueblo? Nuestro pueblo quiere esto, nuestro pueblo quiere, sencillamente, ser feliz. Y quiere ser feliz al precio que cueste ser feliz (APLAUSOS). Y nuestro pueblo empezó a ser feliz desde el mismo minuto en que empezó a sentirse realmente libre (APLAUSOS).

Fidel se refiere también a la solidaridad latinoamericana con la Revolución y los destinos que unen a nuestros pueblos: “(…) Hoy, al pasar por delante de nuestra tribuna revolucionaria esos entusiastas hermanos de los distintos pueblos de la América, que vinieron a traernos el amor, la simpatía y el calor de sus tierras (APLAUSOS), como para darnos el ánimo, al recibir ese aliento que ellos saben que nosotros necesitamos en esta hora, vivíamos ciertamente, uno de esos minutos, que en un marco como este, un día como hoy, frente a esa Sierra donde se gestó la victoria, tenía que hacernos excepcionalmente felices.

(…) Y eso quiere decir que los cubanos, en su esfuerzo por conquistar la felicidad, se ven ya en la necesidad, no solo de pensar en nosotros mismos —lo cual sería egoísta, lo cual sería ingrato—, sino que se ve obligado a pensar en los demás pueblos hermanos de América (APLAUSOS).

Los cubanos, en nuestro esfuerzo por conquistar nuestra felicidad, estamos arrastrando hacia el mismo propósito a los demás pueblos hermanos de América (APLAUSOS). Y puesto que la principal causa de la agresión a nuestra patria obedece al propósito de evitar que seamos un ejemplo para esos pueblos, en esa misma medida, en la medida en que nos quieran destruir, para que no seamos ejemplo, ¡es deber nuestro tratar de ser ejemplo para que no nos puedan destruir! (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: "¡Venceremos, Venceremos!")

Tenemos que tratar de ser cada vez mejor ejemplo, para que no nos puedan destruir, ¡porque nos quieren destruir para que no seamos ejemplo! (APLAUSOS.) Y puesto que si pudieran destruirnos no seríamos ejemplo, ¡si podemos ser ejemplo no podrán destruirnos! (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: "¡Cuba sí, yankis no!")

De este modo, al venir a constituir nuestra patria un ejemplo, de la misma manera que nos quieren destruir, nuestra salvación está, a la larga, en que los demás pueblos de América vean en Cuba un verdadero ejemplo (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: "¡Cuba sí, yankis no!").

(…) Al perpetrar esa agresión bárbara y cobarde, contra el esfuerzo de un pueblo que está luchando tanto por ser feliz, se han acabado de quitar la careta ante todos los pueblos hermanos de América y les han dicho a esos pueblos, les han hablado con lenguaje inequívoco a nuestros hermanos de América Latina, diciéndoles que no traten de ser libres, que no traten de hacer escuelas ni hospitales, que no traten de recuperar los recursos de su patria, que no traten de recuperar sus minas, sus petróleos, sus industrias y sus tierras; que no traten de recuperar su economía, que no traten de recuperar su soberanía plena, que no traten de hacer ciudades escolares; que no les hagan barcos ni casas a los pescadores; que no les pongan fábricas ni hogares a los pobres que vivían en la indigencia; que no le pongan escuelas al pueblo; que no traten de hacer feliz al pueblo; porque ellos, los oligarcas que gobiernan a Estados Unidos, son enemigos jurados del progreso y de la felicidad de los pueblos (APLAUSOS).

(…) Les han dicho a nuestros hermanos de América Latina que son enemigos jurados de los pueblos de América Latina y les han dicho más, les han dicho: "te compro"; les han dicho a los gobiernos de América Latina: "te compramos, estamos dispuestos a comprarte y estamos dispuestos a pagarte un precio porque no apoyen a la Revolución Cubana; estamos dispuestos a pagarte un precio para que te unas a nosotros contra la Revolución Cubana". Les han dicho a los gobiernos de América Latina: “te compramos, estamos dispuestos a pagarte un precio para que te unas a la maniobra contra Cuba".

(…) La Revolución, además, ha despertado las conciencias, ha enseñado a ver, y sobre todo a ver las grandes injusticias y ver las grandes mentiras. La Revolución ha sido como una luz que se enciende en medio de la noche (APLAUSOS), la Revolución ha sido como un sol, cuyos rayos alumbran un amanecer para la patria (APLAUSOS). La Revolución nos ha enseñado lo que no habíamos aprendido en muchos años vividos; la Revolución nos ha enseñado a comprendernos unos a otros, a querernos unos a otros.

(…) Yo les prometo que voy a terminar, pero quiero decirles que ahora no debemos dormirnos sobre los laureles, hay que seguir luchando.

(…) Prometámosles a los que dieron su vida para engendrar la vida de la patria que seguiremos esforzándonos para que nuestra patria sea cada día mejor ejemplo.

Y aquí, frente a la cordillera invicta, frente a la Sierra Maestra, prometámonos a nosotros mismos, comprometámonos a seguir haciendo de la patria el ejemplo ¡que convierta la Cordillera de los Andes en la Sierra Maestra del continente americano!”

Mirando hacia todo un pasado recorrido y hacia todo un futuro previsible, bastan ahora estas palabras: Compromiso cumplido y renovado, Comandante.









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