Diciembre 2014
AGRONEGOCIOS
Y AGRICULTURAS DE LA TIERRA:
AVANZA
LA CONSTRUCCIÓN DE LA COEXISTENCIA ENTRE AMBOS MODELOS
GRR. Grupo de Reflexión Rural
En Salta, pocas semanas atrás, se ha
realizado un nuevo encuentro entre los grandes sojeros de ACSOJA y
APRESID, y la dirigencia del Mocase, el MNCI y otros grupos
campesinos, convocados todos por el Ministerio de Agricultura y por
la Iglesia Católica. Se trató de una Mesa de Diálogos
o encuentro entre dirigentes, que nos indica el modo en que se
desarrolla la nueva estrategia de legitimación del modelo de
los agronegocios. La llamada “Coexistencia” o
“Convivencia” entre ambos modelos, se
está construyendo por lo bajo y a espaldas del debate y de la
participación pública, a fin de asegurar la
continuación en el tiempo del actual modelo de colonización.
Tal como se había dado cuenta en el
documento de lanzamiento de la campaña “No
nos patenten la vida” en que
participamos activamente como GRR, desde el Gobierno Nacional y desde
las Corporaciones, se ha lanzado la propuesta de integrar
a los agronegocios, la pequeña agricultura territorializada
(campesinos, indígenas, huerteros, minifundistas y otros
pobladores del campo), sosteniendo de manera explícita y
desembozada que ambos modelos, ambos paradigmas o cosmovisiones,
podrían Coexistir o Convivir frente a las reglas del mercado,
sin que estos últimos pierdan las características que
los identifican.
De hecho, se había expuesto, asimismo, y
de manera solapada esta misma posibilidad, en el texto que se conoce
como anteproyecto de modificación de la ley de semillas,
cuando siendo un proyecto de Ley pensado a la medida de las
Corporaciones Transnacionales y particularmente de la empresa
Monsanto, para la privatización discrecional de la
Biodiversidad, explicita la nueva estrategia de legitimación
del modelo agro-biotecnológico, al reconocer la
excepcionalidad de las obligaciones de dicha Ley, para todos aquéllos
que se encuentren registrados en la Secretaría de Estado de
Agricultura Familiar que conduce Emilio Pérsico en el
Ministerio de Agricultura.
Las iniciativas y posiciones asumidas en
Argentina por la Pastoral Social de la Iglesia, Fundapaz, MNCI-VC
(Movimiento Nacional Campesino Indígena - Vía
Campesina), Acina (Asamblea Campesina Indígena del Norte
Argentino), FNC (Frente Nacional Campesino), Fonaf (Federación
de Organizaciones nucleadas de la AF) y FAA (Federación
Agraria Argentina), de participar en la Mesa de Diálogo para
una Agricultura Sustentable, espacio donde se está
construyendo la propuesta de la Coexistencia, están
configurando amenazas gravísimas para la prosecución de
las luchas que desde hace años las organizaciones populares
están llevando contra los agronegocios y contra el nuevo
modelo de colonialidad. Es en ese sentido que, aquellas acciones
deleznables de ciertas dirigencias campesinas, aunque de origen
técnico profesional y de la izquierda neo Desarrollista, nos
conciernen y comprometen a todos, más allá de que
seamos o no seamos campesinos.
En esos encuentros, por otra parte, el
Secretario de Agricultura Familiar, Emilio Pérsico, ha
solicitado a los representantes del Agronegocio un incremento del 2%
de las retenciones que pagan al Estado a través de los
exportadores, dejando al desnudo la asociación explicita entre
su cartera y la agricultura industrial. De este modo, no sólo
se está legitimando el Agronegocio, sino que por convicción
de las dirigencias campesinas que, tal como han manifestado,
consideran que “no hay
Agricultura Familiar sin presupuesto”, se
coloca a la Agricultura Familiar en una posición de evidente
complicidad y corresponsabilidad de las múltiples
consecuencias sociales, económicas y ecológicas
producidas por el modelo productivo hegemónico de la
sojización, ya que aquella agricultura familiar y campesina,
se convertirá inexorablemente por este camino, en socia menor
de la Agroindustria y del modelo de los agronegocios.
Inmersos en un nuevo clima político y
cultural propio de los finales de un ciclo político, cuando se
evidencia la carencia por parte del Gobierno de una continuación
política partidaria cierta, son impuestas tanto por el Estado
como por las Corporaciones y en aras de fortalecer un modelo
necesitado de relegitimarse, estrategias de “Responsabilidad
Social” y de “Maquillaje Verde”. Todo ello se
produce en un contexto crítico desde el punto de vista
económico, social y ambiental, cuando este tipo de
entendimientos, inspirados en una dudosa voluntad común para
la “pacificación” y resolución de
conflictos, no hacen más que ocultar el conflicto por la
tierra de larga data en la Argentina.
En un tiempo político electoral tal como
el que vivimos actualmente, en que pareciera existe cada vez más
conciencia y oposición al modelo productivo imperante, cuando
se multiplican las luchas contra las prácticas extractivistas
y el modelo de sojización, así como contra las
fumigaciones, mientras se reproducen las propuestas de otras
agriculturas y la imperiosa necesidad de una alimentación que
reemplace las actuales ingestas chatarras. Cuando el creciente
repoblamiento de la ruralidad enamoran a una ingente cantidad de
jóvenes, nos resultan a todas luces insostenibles y propios de
la desesperación del sistema de poder, los acuerdos asumidos
por estos actores de una izquierda neodesarrollista y colonizada, con
los funcionarios del progresismo y los representantes de los
agronegocios y los pooles de siembra transgénica en la
Argentina.
Estos encuentros actuales nos recuerdan a otros
intentos del pasado en el mismo sentido de legitimar los
agronegocios, “integrando” la participación de las
organizaciones que le son, supuestamente opuestas, tal como lo fuera
La Mesa Redonda de Soja Responsable (RTRS), ahora con el agravante de
que lo que se propone y fundamenta es directamente la legitimidad de
la Coexistencia, para acabar así con las luchas contra el
Agronegocio.
Consideramos que hubo un punto de ruptura en la
historia de estas luchas, cuando los representantes de los sectores
campesinos firmaron, junto a los más altos representantes del
agronegocio en la Argentina, la Declaración de Añatuya
del 27 de Febrero de 2014, donde, con los auspicios de la Comisión
Episcopal de Pastoral Social, se avalaba explícitamente la
posibilidad y la necesidad, de la "coexistencia
de distintos esquemas de producción",
entre los grandes representantes de la Agroindustria y los
productores familiares campesinos.
Nos llama profundamente la atención, en
primer lugar la actitud de algunos Obispos, en los que justificamos
sobradas razones religiosas para tratar de evitar las confrontaciones
y manifestar una práctica piadosa sobre la nueva oligarquía
sojera y los grandes propietarios de la tierra. Lo que se nos hace
difícil comprender es que el amor al lobo los conduzca a
entregarles el propio rebaño de las ovejas que constituirían
su feligresía... Aún peor todavía, quisiéramos
recordar que, en las luchas que hemos llevado contra el modelo agro
biotecnológico, nos hemos preocupado particularmente por no
legitimar a los sojeros e inspiradores del modelo, en la esperanza de
que alguna vez hubiese justicia y pudiesen ser juzgados por las
consecuencias espantosas del modelo que impusieran en los años
noventa a espaldas de la Democracia y que, bajo ciertos criterios
podrían constituir delitos de lesa humanidad...
Lamentablemente, hoy debemos reconocer que ha sido nada menos que la
Iglesia, a través de sus Obispos, la que ha desmontado aquella
barrera moral y ética, haciendo sino aceptable, al menos
práctica corriente lo que hasta ayer hubiese sido considerado
en el campo de las luchas populares como un crimen imperdonable...
Nos preocupa por todo ello, la convivencia y la
connivencia expresa entre estos actores y presuntos dirigentes,
particularmente cuando la Vía Campesina Internacional viene
denunciando desde antiguo y sistemáticamente la desaparición
de todas las formas de agricultura para la alimentación de
nuestros pueblos, y ello como consecuencia de la acelerada expansión
de los monocultivos transgénicos, del acaparamiento de tierras
y de la privatización de las semillas. Pero mucho más
nos preocupa en lo particular el público alineamiento de las
dirigencias del MNCI y del Mocase no solo con los Agronegocios
y con los representantes de los sojeros, sino también con
alguna de las expresiones de la actual política productiva
argentina, tal como el Ministerio de Agricultura y su Proyecto
estratégico agro alimentario (PEAA). Sosteniendo, por lo
demás, como organizaciones campesinas, a candidaturas
electorales propias del continuismo gubernamental, candidaturas que
como las de Jorge Taiana y el Movimiento Evita, apoyan claramente la
profundización del modelo corporativo. Nos preocupa además,
que de similar manera a como el MST brasileño hiciera poco
tiempo atrás respaldando discrecionalmente la candidatura de
Dilma Roussef, lo hagan ellos ahora utilizando de manera pública
el sello de La Vía Campesina para ese apoyo electoral, sin que
ello y que nosotros sepamos, haya producido escándalo alguno a
nivel de esas organizaciones campesinas en el plano internacional.
Reiteramos, nos sorprende profundamente la
participación de las organizaciones campesinas integradas en
La Vía Campesina en estos sórdidos connubios, ya que
estas posiciones diferirían a nuestro buen saber y entender,
con los grandes lineamientos trazados por La Vía Campesina
Internacional desde sus inicios. Entendemos así que, estas
políticas que se llevan a cabo en la Argentina por parte del
Mocase y del MNCI, confrontarían con los Principios que dan
vida a la existencia de la que fuera, la más importante
organización mundial en defensa de las agriculturas
ancestrales.
Confirma nuestra preocupación las últimas
publicaciones de La Vía Campesina y particularmente la que se
titula: "Desenmascarando la
Agricultura Climáticamente Inteligente"
donde se expone claramente que "no
hay lugar para los campesinos y pequeños propietarios en la
agricultura industrial" y el
comunicado de prensa del 25 de septiembre de 2014, en donde expresan
que “Mientras los movimientos
sociales, como La Vía Campesina, ven a la agroecología
como la alternativa a la agricultura industrial, y destacan su
promesa transformadora de las realidades rurales, la apertura
institucional actual, es mas bien a una agroecología acotada,
que se limita a agregar nuevas herramientas a la caja de herramientas
de la agricultura industrial; o sea, métodos para reducir los
impactos negativos en su futura productividad. Los que promuevan
este enfoque, suelan usar nombres como 'intensificación
sustentable,' o 'ecológica,' o 'agricultura inteligente para
el clima,' para referirse a esta visión, que erróneamente
plantea que la agroecología sea compatible con las grandes
extensiones de monocultivo, los agrotóxicos, y las semillas
transgénicas. Para La Vía Campesina, esto no es
agroecología, sino un intento de cooptación, que habrá
que denunciar y resistir.”
Es por la extrema gravedad de todo lo anterior,
que hacemos un llamamiento indignado a todos aquellos que están
participando de estos encuentros legitimantes del modelo devastador y
genocida de la sojización compulsiva, para que cesen en la
participación de una construcción conjunta e inmoral
con las Corporaciones y el Gobierno del Agronegocio, manifestándose
abiertamente en contra de esas políticas, tal como lo hacemos
ahora nosotros como GRR, denunciando a su vez con valentía las
connivencias entre sus presuntas dirigencias y pronunciándose
en contra de la Coexistencia entre los Agronegocios y las diferentes
formas ancestrales y locales de agricultura, así como los
diversos modos y prácticas de cultivo del suelo y
autosuficiencia.
GRR. Grupo de Reflexión Rural
Dado en Buenos Aires en Noviembre de 2014
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