INTEGRACIÓN
Y SEGURIDAD ENERGÉTICA DE AMERICA DEL NORTE
México,
la debilidad estructural difícil de remontar, aprovechable por
EUA
Por Jorge Retana Yarto
La
integración
económica trilateral
en América del Norte (EUA, Canadá y México)
mediante el NAFTA, expresó en los últimos años
signos
claros de debilitamiento
frente a distintos factores (la competencia China, los problemas
económicos en los tres países, etc.), y una fórmula
para su reimpulso
ha sido la completa apertura del sector energético en México,
lo cual ha dejado abierto el camino para la integración
energética de América del Norte.
La energía originalmente quedó fuera del acuerdo
económico con México (el NAFTA, 1993-94), pero hoy, EUA
tiene dos grandes abastecedores de ella, sólidos, que además
son de sus principales aliados y seguros en América: Canadá
y México. EUA se ha protegido bien las espaldas o bien, las
entradas por el norte y el sur.
El tema
es muy amplio, nos concentraremos en las siguientes variables que
presentamos por considerar que ilustran mejor el
estado actual del proceso
con datos estadísticos, así como sus principales
obstáculos y tendencias en el futuro inmediato y mediato.
Usamos bases de datos internacionales diversas, señalamos sólo
las más importantes para información del lector.
SITUACIÓN
ACTUAL Y PROBLEMAS MÁS IMPORTANTES
El tipo
de integración
hasta antes planteado en las reuniones de expertos de los tres
países, que ha tenido como eje central a la Comisión
Trilateral de Cooperación Energética de América
del Norte
(nacida dentro del ASPAN y que, a pesar de haberse extinguido éste
organismo como tal, prosiguió sus trabajos al seno de las
reuniones de Líderes de América del Norte, con Barak
Obama al frente), era esencialmente mediante procesos comerciales
(compra y venta, distribución y consumo de energéticos,
de tecnologías, de cooperación técnica, etc.).
Hoy, con la apertura en México, se ofrece la posibilidad de
procesar
una integración desde los procesos de exploración y
producción mediante la asociación de empresas
norteamericanas (de EUA y Canadá) con Pemex o entre ellas,
para explorar y explotar los yacimientos mexicanos. Esto hará
más seguro el proceso para EUA y Canadá, una vez que
las tres legislaciones en materia energética son ahora mucho
más homogéneas.
Tal
proceso tiene los siguientes desafíos por vencer:
-
Abastecer
en cantidades suficientes, con oportunidad y calidad, sobre todo, a
la economía estadounidense que consume más energía
que sus dos socios. El doble déficit en gas natural y
petróleo crudo de EUA le da –por necesidad- a su
política internacional petrolera un indudable sello
geopolítico y estratégico.
-
A partir
de lo anterior, resolver tres problemas principales sobre la
explotación de energías convencionales:
-
La
oferta suficiente de gas natural, la refinación del petróleo
crudo, la explotación de yacimientos “shale”
y la sustentabilidad ambiental de tales procesos;
-
El
desarrollo de un programa amplio de producción de energías
renovables en los tres países, para avanzar rápidamente
en la transición al modelo de energías limpias,
conforme el desarrollo actual de las tendencias mundiales;
-
Evidentemente,
las mayores debilidades en todos los campos se observan en México,
por distintas razones estructurales: su menor desarrollo económico
y energético; su legislación menos restrictiva en
materia de regulación y sustentabilidad; su menor nivel
técnico y científico para los procesos de exploración,
etc. Allí radican los mayores retos a vencer.
El
resultado general de este proceso es la
mayor interconexión económica,
ahora más sólida, por el tema energético de EUA
con México, de mayor
importancia estratégica
que adquiere para EUA lo que suceda en dicho país. El México
energético se vuelve
no un abastecedor importante,
como lo fue hasta hoy, sino más bien, un socio
energético estratégico de la mayor relevancia para el
futuro.
En suma,
los tres países están en la ruta (al inicio) de pasar
de un proceso de relaciones energéticas comerciales y de
cooperación técnica estrechas, a otro de integración
productiva y de interdependencia en el consumo de energéticos,
convencionales, no convencionales y renovables (biocombustibles)
que además, requerirá de un marco jurídico
energético prácticamente homogéneo e igualmente,
en cuanto a organismos y reglamentos regulatorios, así como de
un soporte financiero apropiado. Se
comparte ahora un proyecto de seguridad energética regional
(este proyecto se viene impulsando por lo menos desde el nacimiento
del ASPAN en 2004), bajo
el comando de las necesidades y políticas de EUA en la
materia.
Los otros dos países –particularmente México-
tendrán que negociar sus intereses y requerimientos
energéticos dentro de los propios de EUA, porque se trata de
una
integración energética con asimetrías muy
grandes de poder,
sobre todo con relación a México.
EUA
reconoció con toda claridad que este proyecto de integración
era funcional
para su seguridad energética,
durante la VI Reunión Bilateral México-EU en julio del
2013. Aunque es evidente que para EUA no hay mejor seguridad
energética que la plena autosuficiencia, se resguarda así
de cualquier contingencia, especialmente, de la volatilidad de los
precios internacionales y las turbulencias políticas
regionales. Aunque, dicha situación ideal, no se ve aún
cerca.
Pero, un
punto muy criticado por diferentes analistas, es que dicha
integración energética se sustenta en un proceso que
apuesta esencialmente a los inversionistas privados y al mercado.
A pesar del poderío de EUA, estas
dos variables la hacen un proceso vulnerable desde las determinantes
que tienen ambos: rentabilidad suficiente y equilibrios entre oferta
y demanda relativas al precio,
respectivamente, bajo la influencia de procesos geopolíticos y
geoestratégicos, incluso conflictivos, que no terminan.
La
apuesta central de EUA, mientras tanto, es modernizar
la infraestructura petrolera en Canadá, pero sobre todo, en
México
(la Agencia Internacional de Energía, AIE, ha estimado en
$1.3 billones de USD la inversión en la región de ahora
a 2030, para responder al crecimiento de la demanda regional en
aumento) e incrementar las reservas y la producción de
petróleo y gas natural en la región, tanto de energías
convencionales como no convencionales, así como su propia
plataforma productiva para el consumo. De manera inmediata, es
esencial para EUA disminuir sus abastos desde Oriente Medio
(particularmente de Arabia Saudita) y de Venezuela, fortaleciendo los
de México y Canadá.
Hoy la
relación con Arabia Saudita posee aristas
conflictivas
por el crecimiento de la producción del petróleo
shale
y las afectaciones en términos de demanda e ingresos para el
país árabe y petrolero desde su gran cliente, EUA, y
para el nivel promedio internacional de los precios del crudo, los
cuales Arabia Saudita parece estar dispuesta a disminuir para dejar
de hacer rentables las explotaciones shale mediante el fracking
en EUA. Pero dicho proceso productivo parece indetenible, a pesar de
su elevado costo por unidad de producto, por las ganancias que genera
y las enormes ventajas estratégicas que reporta, salvo que la
ciudadanía movilizada opine lo contrario.
A esto,
habría que aunar que la economía internacional no
marcha con ritmo y fuerza suficiente y menos homogénea, por lo
que se han venido acumulando los inventarios, en el caso de los
refinados petrolíferos y cayendo los del petróleo
crudo, señal inequívoca de que el mercado crece en unos
rubros, pero se estanca o retrocede, y éstas son tendencias
erráticas que problematizan el manejo de la coyuntura: en EUA,
de
acuerdo a un sondeo preliminar de Reuters a seis analistas
especializados y divulgado el 27 de julio de 2014, estimaron que en
promedio, los inventarios de crudo bajaron en un millón de
barriles en la semana posterior al 20 de julio. La encuesta fue
realizada antes de los reportes semanales de inventarios del grupo de
la industria Instituto Americano del Petróleo (API, por sus
siglas en inglés) y de la gubernamental Administración
de Información de Energía (EIA) del Departamento de
Energía.
Es
decir, de alguna manera esta encuesta industrial se adelanta a los
reportes oficiales. Y ella nos dice que los inventarios de crudo
cayeron más de lo esperado pese a que las refinerías
recortaron su producción; pero un alza combinada de 5 millones
de barriles en las reservas de gasolina y destilados del petróleo
generan dudas sobre la demanda. Los analistas estimaron que los
inventarios de destilados subieron en 1,6 millones de barriles
durante la semana indicada, y que las reservas de gasolina crecieron
en un millón de barriles. La utilización de las
refinerías cayó en 0,2 %, de acuerdo al sondeo. En la
semana previa (antes de 20 de julio) había permanecido sin
cambios en el 93,8% por ciento de la capacidad total. Este cambio
puede expresar –entre otras cosas- un menor consumo porque la
marcha económica se vuelve más lenta. Posiblemente,
pero a la vez, se entrecruza con la caída de los inventarios
del petróleo, que también puede obedecer al hecho de su
utilización intensiva en el proceso del fracking. Veremos.
2.
PRODUCCIÓN DE PETRÓLEO CRUDO, CAPACIDAD DE REFINACIÓN
Y CONSUMO
Según
el informe de British Petroleum de junio de 2014, EUA tuvo una
producción de petróleo crudo (no de petróleo en
total, que incluye otros líquidos) de 10.003 millones de
barriles diarios en promedio (en adelante, mbdp) para el año
de 2013, un incremento de 13.5% respecto a su promedio del año
2012, que fue de 8.892 (mbdp), lo que lo convierte en el tercer
productor mundial de petróleo crudo, después de Arabia
Saudita y la Federación de Rusia. Su producción mínima
en los últimos años fue la de 2006 con 6,841 (mbdp);
desde entonces, su producción creció en poco más
de 3 millones de barriles diarios en promedio. Su máximo nivel
se alcanzó en 1970 con 11,297 (mbdp). De mantener este ritmo,
alcanzará un nuevo récord histórico en el año
2016, cuando llegaría a unos 12.0 (mbdp).
Sin
embargo, está
aún lejos de alcanzar su propio consumo
porque para 2013, el mayor consumidor vuelve a ser EUA con un consumo
de 18,887 (mbdp) en 2013, frente a 18,490 (mbdp) en 2012, lo que
supone un incremento del 2%. Pero un dato significativo es que, a
pesar de este aumento, su producción crece mucho más de
prisa que su consumo, razón por la cual se acerca al
autoconsumo, aunque es difícil precisar si llegará a
alcanzarlo o no y, cuando se produciría ello. Sus
importaciones netas en 2013 fueron entonces, de 8,884 (mbdp). Su
capacidad instalada de refinación para 2013 fue de 16,736
(mbdp), es decir, a ese año y respecto de su producción
de petróleo, tenía una capacidad ociosa instalada de
6,733 (mbdp), una capacidad de refinación de poco más
de 40% respecto de su producción.
No
obstante, se ha producido un
cambio importante en la estructura de la producción y
suministro de petróleo crudo a la economía de EUA:
la
producción en EUA en el área del Golfo de México
llamado “Cinturón
Plegado de Perdido”
(área petrolífera compartida por México y
Estados Unidos, porque cruza la zona fronteriza a uno y otro lado del
paralelo 26) ronda los 120,000 barriles diarios (casi 4 veces más
que México), por lo cual son hoy, cinco Estados de la Unión
Americana y el Golfo de México los que suministran más
del 80% del total petrolero producido, es decir, más de 6
millones de barriles por día de petróleo crudo en los
Estados Unidos, dato para el año de 2013.
Solamente
el Estado de Texas proporciona casi el 35%, según
los datos para 2013 (datos de la EIA de EUA, dados a conocer en marzo
de 2014). El Golfo de México, costa federal afuera (se
refieren a la parte del Golfo de México perteneciente al Mar
Patrimonial de EUA) produjo 17% del total en 2013, es decir, la
producción de los llamados yacimientos
transfronterizos compartidos
por EUA y México, es hoy la segunda
fuente de explotación y abastecimiento petrolero en EUA.
Dato relevante, porque incrementa su importancia estratégica
como zona de producción en la relación bilateral de
México y EUA, y en la región de Norteamérica,
así como en el proceso de seguridad energética
regional.
El
segundo mayor Estado productor es Dakota del Norte, con el 12% de la
producción de petróleo crudo de EE.UU., seguido por
California y Alaska, con cerca de un 7% cada uno, y Oklahoma con el
4%. Estos cinco Estados más el Golfo de México producen
el 80% del petróleo crudo en EUA.
La
producción de petróleo crudo en la región de
Norteamérica (es decir, agregando a México y Canadá)
fue en 2013 de 16,826 (mbdp), y la capacidad de refinación
instalada fue de 21,389 (mbdp), es decir, una capacidad instalada
excedente de 4,563 (mbdp). La capacidad de refinación de
Canadá y México, es sensiblemente más baja: de
1,965 (mbdp) en Canadá, y de 1,606 en México. En esta
variable, hay una mayor cercanía entre ambas industrias.
Por
lo tanto, es perfectamente posible como pretende EUA, un incremento
de la producción de petróleo crudo en toda la región,
particularmente con la apertura petrolera en México, ya sea en
2015 o 2016 (pronostica el Departamento de Energía de EUA, una
producción récord para México de 3.6 millones de
barriles diarios para 2016, después de que ha caído
hasta 2.5 mbdp, desde 3.5 mbdp, es decir, 1.0 mbdp) y paralelamente,
de productos refinados del mismo, con lo cual, la producción
de petróleo crudo en Norteamérica podría
ubicarse sobre los 17.0 millones de barriles diarios en 2016. Canadá
produjo en 2012, 3,856 (mbdp), y en 2013 produjo 4.073 (mbdp); de tal
forma que una producción mexicana de 3.3 millones de barriles
diarios de petróleo crudo, se acerca a la producción de
Canadá. Entre ambos podrían estar produciendo cerca de
7.5 millones de barriles diarios para 2016, pero con más bajo
costo en México por situarse mayoritariamente en aguas
someras, por tanto, una fuente de abasto más competitiva.
La
producción de petróleo crudo en México se ubicó
en 2.87 (mbdp) para finales de 2013 –según el propio
reporte anual de BP), es decir, -1-1% respecto de 2012. Sin embargo,
la Comisión Nacional de Hidrocarburos (organismo regulador en
México) dio a conocer que el punto mayor de la producción
se alcanzó en 2003 con 3.383 (mbdp), para descender hasta
2.523 (mbdp) a finales de 2013; una disminución en ese lapso
de tiempo de alrededor de 800,000 barriles diarios.
Las
cifras distintas de ambas fuentes pueden estar relacionadas con la
diversa metodología usada. El consumo de México fue de
2.02 (mbdp) en 2013, y el de Canadá se situó en 2,38
(mbdp). En tanto EUA elevó en 2.0% su consumo respecto a 2012,
Canadá (-0.5%) y México (-2.6%) lo redujeron, para 2013
respecto de 2012. En general, la región de América del
Norte elevó su consumo en 2013 en 1.3%. El producto de mayor
consumo en Norteamérica son los destilados, aceites o
refinados ligeros, que constituyen casi 60% del consumo total, a un
promedio de $116 USD por barril en 2013.
La
capacidad de refinación excedente es importante de destacarse
porque el Presidente Barak Obama ha fincado como uno de sus
principales proyectos el Oleoducto
Keystone XL,
que traerá producción de crudo pesado desde la región
de Alberta en Canadá (Canadá tiene las terceras
reservas más importantes del mundo, después de
Venezuela y Arabia Saudita), a las refinerías de EUA. La
extensión propuesta para el oleoducto conduciría
aproximadamente 800.000 barriles diarios y ayudaría a permitir
que la industria canadiense incremente en más del doble la
producción de arenas bituminosas para 2030.
Ese
tercer lugar de reservas mundiales de petróleo de Canadá,
tiene un inconveniente:
la mayor parte está en betún, una mezcla viscosa de
barro, arena y petróleo crudo, que se tiene que extraer a
cielo abierto o bombearse de la tierra con vapor. Es contaminante.
Producir combustible a partir del betún es caro y se utiliza
mucha energía, lo que significa que las compañías
petroleras necesitan saber que tienen mercados asegurados o se irán
a explorar a otra parte. El movimiento anti explotación de
arenas bituminosas crece en Canadá, EUA y Europa. Una
respuesta desde las corporaciones privadas ha sido la creación
de la Alianza
Canadiense para la Innovación de las Arenas Bituminosas
(COSIA), que incluye a 14 empresas; entre ellas, algunas de las más
grandes como
BP, Imperial Oil (Exxon Canadá) y Conoco Philips,
para
coordinar la investigación en una amplia variedad de problemas
sobre los gases invernadero, y la conservación de la tierra y
el agua, quienes afirman que ya han compartido 440 tecnologías
e innovaciones, cuyo desarrollo costó $700 millones de USD.
2.1
Sobre el Oleoducto Keystone XL
A pesar
de ser el principal proyecto energético de la segunda
administración de Barak Obama, éste se ha retrasado en
cuanto a su plena operación, debido a que hay una demanda de
organizaciones ambientalistas (consideran que la transportación
de dicho petróleo crudo, extraído desde arenas
bituminosas en Alberta, Canadá, es altamente contaminante) en
la Corte del Estado de Nebraska, ante lo cual, la administración
del Presidente Obama ha pospuesto su continuación y aprobación
final. El problema se originó porque en su traslado –durante
marzo-abril de 2013- se
derramaron entre 5.000 y 7.000 barriles de crudo pesado canadiense
producto de una fuga en uno de los oleoductos, el Pegasus, de
ExxonMobil en Mayflower, Arkansas, causando un verdadero desastre
ambiental.
Ello ha
creado tensiones para dicho Presidente desde dos espacios distintos:
el gobierno canadiense que presiona para su prosecución, y el
Partido Republicano que presiona en el mismo sentido.
El
oleoducto fue propuesto y operado inicialmente por la empresa
Transcanada para que transporte petróleo crudo desde la
provincia de Alberta, en Canadá, así como petróleo
desde el norte de Estados Unidos, primordialmente hasta la zona del
Golfo de México en Texas, para su refinación. Lo que la
administración Obama debe resolver es la construcción
de la extensión llamada “XL”, lo cual ha
pospuesto. En total serían 1,500 kilómetros de tendido
para transportar un millón de barriles diarios.
3.
PRODUCCIÓN, CONSUMO Y RESERVAS DE GAS, CONVENCIONAL Y NO
CONVENCIONAL
Distintos
analistas han señalado que el tema central o la problemática
mayor de los energéticos en América del Norte son el
gas natural, su escasez, no el petróleo crudo.
Las
reservas de gas natural en 1993 fueron para Norteamérica de
7.4 trillones de metros cúbicos (tm3); en 2003 habían
descendido dramáticamente a 4.7 (tm3), para elevarse
significativamente en 2013 a 6.3 (tm3), pero sin alcanzar el nivel
habido en 2003, que constituyó un nivel récord. En la
relación reservas a producción (r/p), el ratio medido
en años que se expresa en esas dos variables, la región
de América del Norte, es el ratio más bajo del mundo:
es de 15 años para su agotamiento al nivel de la producción
y consumo actual. Comparativamente, es de 43 años para Centro
y Sudamérica, y de 50 años para Europa Occidental, de
35 años para el Asia-Pacífico, de 60 para África
y de 115 para el Medio Oriente. De allí que se situe ese
problema como el más importante de la región para la
producción-consumo de energía convencional (Informe BP,
junio 2014).
En
cuanto a la producción, en 2013 EUA produjo 687.6 billones de
metros cúbicos de gas (bm3); la de Canadá fue de 154.8
(bm3), y la de México, muy atrás, fue de 56.6 (bm3). La
producción total de gas natural en la región de
Norteamérica fue ese mismo años de 899.1 (bm3)
El
consumo de EUA para 2013, fue de 737.2, es decir entonces, sus
importaciones netas o su déficit fue de -49.6 billones de
metros cúbicos de gas natural. En el caso de Canadá, su
consumo fue de 103.5 (bm3), lo que significa que sus excedentes (51.3
bm3) se distribuyeron entre dos rubros fundamentales: exportaciones y
acumulación de reservas estratégicas para su propio
consumo. Y México, consumió 82.7 (bm3), lo que implica
que su déficit fue de -26.1 (bm3) cubiertos con importaciones
netas. Por lo tanto, dos de los países de Norteamérica
son deficitarios en gas natural y requieren importaciones netas
anualmente crecientes (EUA y México), las cuales suman 75.7
(bm3) anuales, que es una demanda muy alta, en una zona de
vulnerabilidad grande. El consumo per cápita de EUA-Alaska y
Canadá fue en 2013 equivalente a 2.0 toneladas de petróleo,
y para México, oscila entre 0.5 y 1.0 tonelada equivalente a
petróleo crudo.
En
2013 EUA consumió gas natural mediante importaciones vía
gasoductos por 78.9 billones de metros cúbicos (bm3); Canadá
25.8 (bm3) y México 18.6 (bm3). En total, la región
consumió gas natural mediante gasoductos por un total de
importaciones de 123.3 (bm3), es decir, en los tres casos, una parte
muy minoritaria de su consumo total, lo que revela que las
necesidades de gasoductos, seguros y ambientalmente sustentables en
Norteamérica, es muy grande. Es un mercado muy importante de
infraestructura energética de transporte por desarrollarse.
Las
importaciones de gas natural licuado (Gas LP) sumaron 2.7 (bm3) para
EUA; 1.1 (bm3) para Canadá; y 7.8 (bm3) para México. La
región sumó 11.6 (bm3) de este gas mediante
importaciones. Destaca el alto nivel de consumo de este tipo de gas
en México.
3.1.
Shale Oil & Gas en Norteamérica
En
esta región, realmente los países que han convertido en
un verdadero “boom” expansivo la producción de
petróleo y gas shale, son EUA y muy cerca de sus niveles,
Canadá; para México, su explotación de shale es
aún incipiente. La apuesta central de EUA a este respecto, es
equilibrar el gran déficit de gas natural que tiene –y
en general la región- mediante un proceso expansivo de shale
gas, y en ello ha tenido avances muy importantes en su propio
territorio.
El
desarrollo de nuevas fuentes de gas de esquisto ha compensado la
disminución en la producción de yacimientos de gas
convencionales, y ha dado lugar a grandes aumentos de las reservas de
gas natural de EUA. En gran parte debido a los descubrimientos de gas
de esquisto; las reservas estimadas han crecido progresivamente,
medidas en volumen de gas producido y en el número de pozos
disponibles, que eran 18 en 2004 y hoy rebasan los 50 (2012). Sin
embargo, en términos de reservas probadas mediante
exploración, los EUA han pasado de 57 millones de m3 en 2008,
a 88,000 millones de m3, en 2009 (tan sólo un año
después).
Localización
Geográfica de las Reservas de Lutitas en EUA
Fuente:
Reporte de la Agencia Internacional de Energía (EIA)
Al
cierre de 2012, sus reservas probadas habían superado los 80
billones de m3. Para el mismo año, las reservas recuperables
las situaba el Departamento de Energía del gobierno de EUA, en
23.4 billones de m3, aunque hay noticias no exactas, de que para 2013
estas cifras fueron ajustadas a la baja, a pesar de la perforación
de nuevos y ricos campos de esquisto, como el Marcellus, Haynesville,
y Eagle Ford Lutitas.
El
total de reservas de gas natural recuperables (incluye convencional,
no convencional, en los 48 Estados de la Unión Americana, más
Alaska y la costa) asciende a 4.244 trillones de pies cúbicos.
La participación de gas esquisto en el total del consumo de
gas en EUA, se ha planeado que pase de 23% en 2010 (cuando alcanzó
esa cifra) a 49% del total en 2035. Esa es la proyección
sustancial.
Es
necesario mencionar, que existen diversos analistas internacionales
que han mencionado la posibilidad de que las cifras, tanto de
producción como de reservas probadas y recuperables de shale,
estén intencionalmente infladas. Es muy complejo saberlo con
certeza, pero dado el componente geopolítico y geoestratégico
del tema, no puede descartarse tampoco.
Hacia
julio de 2012, el gobierno de EUA ofreció mediante la EIA, una
Revisión
de Recursos Emergentes: US Shale Gas y Petróleo de esquisto,
evaluación en la que consignan que de los 48 Estados de la
Unión Americana (sin Alaska ni Hawai) los recursos de gas de
esquisto y petróleo de esquisto técnicamente
recuperables, suman un total de 750 billones de pies cúbicos;
en donde las proporciones más grandes se ubican en el noreste
(63%), la Costa del Golfo (13%), y las regiones del sudoeste (10%),
respectivamente, distribuidas así: en los campos llamado
Marcellus se ubica el 55% del total); Haynesville (10% del total); y
Barnett un 6 por ciento del total). Es decir, tan sólo en
estos tres grandes campos de explotación se concentran el 71%
del total de la riqueza shale, en gas y petróleo en EUA., que
concentra también, la riqueza más grande de este tipo
de recursos energético en la región de América
del Norte. Las propias empresas petroleras corporativas han estimado
la reducción de costos proveniente del shale gas en 54% de los
costos de energía industrial.
3.2.
Línea de Tendencia Creciente en la Producción de Shale
Gas en Canadá
Fuente:
Informe BP, junio 2014.
La
disponibilidad de grandes reservas de gas de esquisto en los EUA ha
llevado a algunas empresas a proponer centrales eléctricas
alimentadas con gas natural como reemplazos con emisiones bajas en
carbono respecto de las plantas de carbón, y tales fuentes de
energía, como respaldo para la generación de energía
eólica.
Con
la producción, reservas y recuperables de Canadá, y aún
con baja participación de México, Norteamérica
lidera al nivel mundial la producción y consumo de gas
esquisto: en
Canadá, la producción total de los dos principales
campos con la formación shale de Muskwa-Otter Park en la
cuenca Horn
River Basin en British
Columbia norte, y la cuenca adyacente Montney
Basin , que
se encuentran sobre la
propia British
Columbia y Alberta) produjeron 2.0 billones de pies cúbicos
diarios (bfc/d, en inglés) en promedio en 2012, mientras que
la producción total promedio de Canadá fue de 14.0
billones de pies cúbicos diarios (bcf/d) para el mismo año.
Ello nos
revela que el resto de la producción de gas esquisto está
disperso por todo el enorme territorio canadiense (los otros 12.o
bcf/d). La extracción bruta promedio de Horn
River y Montney
(en bcf/d, en inglés) fue en promedio de 2.5 bcf/d en 2012 y
alcanzó 2.8 Bcf/d en mayo de 2013, se estimó poco más
de 3.0 bcp/d para finales de 2013. Y todo indica que la producción
seguirá creciendo, pero hoy está restringida por el
tamaño de la infraestructura actual de gasoductos existentes.
De allí la importancia de proseguir con la extensión
del gasoducto Keystone en su tramo “XL”, y otros
proyectos más que cruzarán los territorios de EUA y
Canadá.
Pero no
obstante esta característica, estos datos nos dan una idea
clara de las magnitudes de producción de gas esquisto ya
existentes en Canadá y de la ubicación de sus dos
principales campos de explotación, así como de su
dispersión territorial.
En el
caso del shale oil (también llamado lutita
petrolífera),
la
producción en Estados Unidos ha crecido dramáticamente
desde los iniciales 275.000 barriles/día en 2010 a 400.000
barriles en 2011; 510.000 barriles/día en 2012, y superando
los 650,000 barriles al final de 2013.
La
creciente producción de shale oil, tanto en EUA como en
Canadá, ha generado una tendencia al exceso de oferta en el
mercado regional: hacia finales del año 2013 (en el mes de
octubre), y cuando algunas refinerías en ambos países
cerraron para trabajos de mantenimiento, el precio de referencia del
West Texas Intermediate (WTI) cayó 16%; y todo indica que la
tendencia ha proseguido en 2014, puesto que Goldman
Sachs pronostica que la producción de petróleo de EUA y
Canadá crecerá en 1,45 millones de barriles por día
el durante este 2014, lo cual, de no haber un manejo adecuado, puede
hacer descender nuevamente el precio de referencia del WTI
sensiblemente.
EUA
tiene los
mejores activos shale oil, que generalmente se encuentran en el
núcleo de las áreas de shale prolíficas como
Eagle
Ford
(probablemente el yacimiento más rico, con reservas
equivalentes a 2.0 billones de barriles de petróleo, y una
superficie de 230,000 acres) y Permian
Basin en
Texas. Una firma de consultoría especializada como la de James
Sullivan, de Alembic
Global Advisors,
sostiene que el precio de equilibrio para el núcleo Eagle
Ford es
de alrededor de $55 dólares por barril, mientras en la segunda
superficie mencionada, el precio oscila entre $60-80 USD por barril,
lo que significa que un precio internacional menor a ese promedio,
hace incosteable el producto. Las áreas cercanas a la costa
del Golfo también disfrutan de las mejores opciones y costos
de transporte a las refinerías, muchas ubicadas en Texas,
cercanas al Golfo de Texas y al Golfo de México.
En
general, entre 2007-2013 la producción de shale
oil
en EUA se ha multiplicado por 18, lo cual logró invertir la
tendencia al descenso de la producción de petróleo,
aumentando la producción de ese país entre 2008 y 2013,
en 50%. Tan sólo entre 2012 y 2013 creció 15% llegando
a 7, 400,000 barriles diarios -dice la EIA de EUA, fuente oficial del
gobierno- agregando, que los Estados de Texas
y Dakota del Norte impulsaron dicho crecimiento, con sus incrementos
de crudo de 29% anual desde 2012. Los aumentos de la producción
en ambos Estados provinieron principalmente de yacimientos de
“lutitas” (shale), en especial del área “Ford
Eagle”
en Texas, y el “Bakken”
en Dakota del Norte. En los tres años transcurridos desde
2010, la producción de crudo de Dakota del Norte ha crecido
177% y la producción de Texas en 119%, el más rápido
aumento en la nación. Allí se expresa con claridad la
contribución del shale oil a la producción total y la
producción por Estados, en ambos, bajo una curva de
crecimiento muy importante.
La
proyección más relevante al respecto es que EUA
alcanzará un punto máximo de producción de shale
oil
de 2.80 millones de barriles diarios equivalentes a petróleo
crudo para el año de 2020, muy lejos de sus necesidades
actuales, ya que sus importaciones suman más de 6.0 millones
de barriles de petróleo crudo. Es un aporte fundamental, pero
no le resuelve el problema histórico de las importaciones (que
han crecido desde 1915 a la fecha), y por las estimaciones de costo
de extracción actual; esta producción es viable
solamente mientras el precio del barril en promedio internacional sea
de 55-60 USD por barril (su costo mínimo en EUA, en ciertos
yacimientos; en otros, como vimos antes, oscila entre 60-80 USD por
barril).
En
Canadá, el shale oil se encuentra localizado como reservas
estimadas en el equivalente a 9.0 billones de barriles de petróleo
crudo (por debajo de EUA, con 58.0 billones equivalentes a barriles
de petróleo crudo, también, y de México, con
13.0 billones).
En 2013,
como vimos líneas más arriba, Canadá llego a un
nivel récord en su producción petrolera total
(convencional y no convencional) que fue de 4,072 (cuatro millones,
setenta y dos mil barriles diarios). La contribución de shale
oil ha sido esencial para llegar a ese nivel.
En
México ha habido dos descubrimientos muy importantes para
darle una perspectiva de desarrollo en la producción de
reservas shale a explotarse en los años inmediatamente
posteriores: los
descubrimientos de aceite en lutitas en las áreas geológicas
de la Cuenca de Burgos (región norte del país); en y,
desde la nueva zona productora conocida como “Burro-Picachos”,
en los Estados norteños y fronterizos con EUA, de Coahuila y
Tamaulipas, respectivamente, durante el primer trimestre de 2013, los
cuales afianzan el programa de exploración y explotación
de shale gas/shale oil en México. Según la Agencia
Internacional de Energía (AIE) México cuenta con
reservas shale equivalentes a 60,000 millones de barriles de petróleo
en lutitas (Reporte 2012), lo que podría posicionarlo como el
cuarto o quinto productor en este tipo de yacimientos de
hidrocarburos (después de Rusia, EUA, China y Argentina).
México
–a través de sus autoridades gubernamentales- ha
observado que la explotación de lutitas le implica un gran
esfuerzo en tres aspectos o variables principales: alta capacidad
técnica con grandes inversiones que oscilan entre $10-20
millones de USD por cada pozo a explotarse; estos últimos
tienen tasas muy aceleradas de declinación, que no superan los
4-6 meses, por lo que se requiere una movilidad o amplia rotación
de pozos para generar una producción comercialmente factible.
El último factor a considerarse, es el de la sustentabilidad
ambiental de estos procesos, que aunque México no posee una
opinión pública muy sensibilizada para estos efectos
como en EUA, Canadá o Europa, ni tampoco instituciones
reguladores de gran fortaleza institucional (éstas se han
reformado al calor de la reforma energética de hace unos
meses) pueden generarse problemas e inconvenientes
políticos-sociales.
México
entonces, a partir de la reforma energética procesada desde
finales de 2013, está en el proceso de estructurar la
explotación extendida de este sector. Sin embargo, tienen
reservas muy importantes y urgencia de activarlo porque es un
importador neto de gas como vimos más arriba, y sus
importaciones de gas natural aumentaron
a una tasa anual de 37% entre 2012 y 2013, mientras que la producción
de este hidrocarburo cayó 4% en el mismo periodo.
Evidentemente, es una combinación de variables que corren en
sentido inverso y que es muy negativa para el país.
El
66% de las reservas totales de gas (3P) se encuentran en tierra,
mientras que el resto se ubica en regiones marinas, según
datos de Pemex al 2013, para lo que necesitará recursos
técnicos, humanos y muy grandes inversiones para su
explotación, de tal manera que los cambios jurídicos y
regulativos para este sector, ofrecen amplias posibilidades a
inversionistas foráneos, aunque, de inicio, los costos de
explotación de tales recursos serán más altos en
México que en otras regiones, como EUA y Canadá.
Después, se irán estandarizando.
4.
TRES PROCESOS PRINCIPALES PARA DESARROLLAR LA PRODUCCIÓN DE
LUTITAS
Por
lo que hemos venido desarrollando anteriormente, podemos resumir la
ruta más importante que sigue EUA como líder de la
integración y seguridad energética en esta región,
y hacia la cual trata de dirigir a sus socios de Norteamérica
respecto a las reservas de lutitas, y ella se produce en tres grandes
vertientes sustantivas, para que el desarrollo del sector sea
exitoso:
Que
sea funcional al aumento productivo de manera significativa, y
contribuya así a la seguridad energética, reduciendo
considerablemente el factor de importaciones;
Que
reduzca la contaminación de gases de efecto invernadero
provenientes de la explotación de los hidrocarburos
convencionales; y
Que
permita, paralelamente a lo anterior, diversificar con nuevas
tecnologías la producción de otras fuentes de energía
limpias y renovables.
En
síntesis: seguridad energética vía gas esquisto,
avances con él en sustentabilidad ambiental y diversificación
tecnológica para la diversidad en la producción
energética
5.
TECNOLOGÍAS Y PRODUCCIÓN DE ENERGÍAS LIMPIAS Y
RENOVABLES
El
otro punto es lo que el Presidente Obama ha llamado “el
ahorro y la eficiencia energética”,
en el cual, la elaboración de programas trilaterales es muy
inicial, todo indica que la apertura del sector energético en
México va a crear un “boom” de nuevas reuniones,
comisiones trilaterales, planes y programas energéticos para
enmarcar la nueva dinámica energética mexicana en los
criterios rectores que ha establecido el gobierno de EUA, y que hemos
resumido antes. No
hay un programa definido, sino orientaciones generales y algunos
avances todavía focalizados,
por ejemplo.
Sobre
la producción de tecnologías para las energías
limpias, en Canadá se está haciendo un gran esfuerzo,
ya que Cenovus
Energy
está probando gigantescas calderas con capacidad para reciclar
aguas residuales salobres y gases del tubo de escape, para ahorrar
energía y reducir la contaminación del aire. Cenovus
está probando una plataforma petrolífera en miniatura
que se puede transportar con un helicóptero, pieza por pieza,
para minimizar la tala del bosque cenagoso para abrir caminos de
servicio.
Canadian
Natural Resources,
por su parte, está preparando un proyecto piloto para meter
bióxido de carbono y calor desaprovechado de sus instalaciones
de arenas bituminosas en gigantescos tanques con algas para generar
biocombustible que se podría utilizar para los jets. Shell
Canada,
con ayuda financiera del gobierno canadiense, ha puesto en marcha un
proyecto para la captura y almacenamiento de bióxido de
carbono a escala comercial, para enterrar aproximadamente un millón
de toneladas al año de bióxido de carbono en una planta
procesadora de arenas bituminosas.
Esta
parte de la integración y seguridad energética en
Norteamérica es aún incipiente. Pero el proceso
integrador bajo un enfoque integral y estratégico desde EUA
avanza, y México quedará atrapado, su proyecto de
desarrollo nacional con Soberanía, Autodeterminación y
Democracia, cursará procesos muy desfavorables y difíciles.
Octubre,
2014.
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