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Marzo 2014

Cónclave del Cártel Financiero Internacional

Patricia Barba Ávila
paty.barba50@hotmail.com Twitter: @setimorena2013 Facebook: Comunicación Ciudadana

“México es un país que está dando pasos... para estar a la
altura… México quiere ser actor relevante... deparando para los
los mexicanos mayores beneficios...” Enrique Peña Nieto en Davos.

Se celebró la edición número 44 del Foro en Davos, en la que año con año acuden la “crema y nata” del empresariado mundial acompañada de los gerentes generales de países neoliberalizados, a rendir cuentas de sus fechorías a sus patrones en el Cártel Financiero Internacional.

En el marco de una creciente violencia por parte de la mafia gubernamental y actividades opositoras que van desde numerosas marchas y plantones hasta la organización de grupos de civiles armados, la respuesta a todas luces estulta y sin sentido que ofreció Peña Nieto a sus interlocutores en Davos, refleja una circunstancia en la que el mercachifle mexicano y sus pares (“mandatarios” y “primeros ministros”), barbotan una serie de frases vacuas de contenido para intentar ocultar o maquillar la catástrofe social imperante en sus respectivos entornos con el fin de continuar malbaratando trozos de soberanía a saqueadores internacionales de cuello blanco y negra conciencia.

“México se está moviendo...” le dijo Peña con estudiado aire de prócer hollywoodesco a Klaus Schwab, el fundador del Foro de Davos. Y sí, claro que México se está moviendo hacia la destrucción; hacia su aniquilamiento como nación si consideramos que una nación es el conjunto de los seres humanos que habitan un determinado territorio. En este tenor, la paulatina y cruel destrucción de la vida y el futuro de alrededor del 60% de la población, sólo confirma que dejamos de existir como la nación que hemos sido en dos luminosos períodos de nuestra historia: en el siglo XIX bajo el inolvidable Benito Juárez García y en el XX durante la presidencia del entrañable Lázaro Cárdenas del Río.

“México se está volviendo más dinámico”, declaró Peña Nieto... se refería tal vez a los distintos polvorines existentes en Guerrero, Michoacán, Chiapas, Tamaulipas, Veracruz, Oaxaca, etcétera. O tal vez a la pasmosa rapidez con la que las cuevas de hampones llamadas “congreso federal” y “congresos estatales” aprobaron la contrarreforma energética para que Peña pudiese rendir cuentas alegres a sus patrones en Davos.

¿Y por qué decimos que en Davos se llevó a cabo el cónclave del crimen organizado con licencia para delinquir a nivel global? Para dar contexto a esta aseveración, cabe mencionar primero el comportamiento de organismos internacionales como la ONU, fundada al término de la II Guerra Mundial supuestamente para fomentar la respetuosa convivencia entre las naciones que la integran. Pues no sólo la ONU ha sido incapaz de detener los crímenes de lesa humanidad perpetrados por la OTAN, brazo ejecutor militar del Cartel Financiero, sino que ha llegado a la iniquidad de otorgar el Premio a los Derechos Humanos a un ente tan delictivo como la Suprema Corte de (in) Justicia de la Nación, que ha condonado y tapujado violaciones brutales de derechos humanos en nuestro país. Esta circunstancia sólo confirma que todo el entramado de organizaciones, foros y cumbres, existentes en el mundo: la ONU, OCDE, OEA, CIDH, Tribunal Internacional de La Haya, Foro de Davos, y demás onerosos elefantes blancos han estado, desde su origen, bajo el patrocinio delCártel Financiero que los mantiene, en una ironía cruel, con los dineros que esquilman a los pueblos “gobernados” por sus gerentes generales.

Desde su génesis en 1971, el Foro de Davos ha convocado a integrantes de la clase empresarial y política cuyas actividades criminales los señalan como culpables del saqueo más inmisericorde y brutal que la historia registre y que abarca un amplio número de países cuyos pueblos, en todos los continentes, viven –o sobreviven– en una creciente mayoría, en niveles infames de miseria y que, como ocurre en casos como México, exhiben desigualdades obscenas entre miles de indígenas y marginados en zonas urbanas que mueren de hambre y enfermedades curables y los ladrones de cuello blanco publicitados en pasquines como Forbes como los hombres más ricos del mundo.

Imposible soslayar el sometimiento de gerencias generales como el “gobierno mexicano” a los intereses delCártel Financiero, reflejado en una diferenciación de la “justicia” que, por un lado, decide liberar al progenitor del Cártel de Sinaloa –incluido en la lista de Forbes, por cierto– y, por el otro, mantiene en un penal de alta seguridad a hombres y mujeres honestos que se han atrevido a rechazar un régimen podrido e instaurar en sus regiones un modelo ejemplar de gestión gubernativa al que aspiramos millones de mexicanos. Las flagrantes violaciones perpetradas por los “gobiernos” estatal y federal contra la dignidad de los integrantes de la CRAC-PC, son sólo parte del inmisericorde ataque a las comunidades autónomas que han roto con el neoliberalismo y han implantado en sus territorios el paradigma por el que muchos hemos venido luchando: el mandar obedeciendo, ergo, la auténtica democracia bajo la que no hay cabida para la corrupción y la injusticia. Uno de los casos paradigmáticos de esta circunstancia es el de la comandante Nestora Salgado García, coordinadora de la Policía Comunitaria de Olinalá, Guerrero, quien inició una serie de acciones tendientes a la consolidación de una convivencia social armónica, que la convirtió en una amenaza para un régimen hamponesco como el que padecemos y que fue representado en Davos por el alfeñique de Atlacomulco.

En contraste, la decisión soberana de auténticos servidores en naciones integrantes de Alba y Unasur, para liberarse de las garras del Cártel Financiero como son los casos de Venezuela, Bolivia, Ecuador y Argentina, ha generado ataques de la mercadocracia cuya “flor y nata” se reunió en Davos, como castigo por políticas adoptadas en beneficio de sus respectivos pueblos y que se han traducido, por ejemplo, en la nacionalización de sus respectivas industrias energéticas, el tema por excelencia con el que los hampones convocados en Suiza especulan y hacen cálculos felices con la riqueza arrebatada a los pueblos mientras emiten lisonjas hipócritas a Peña, que exhibe no sólo su absoluta carencia de luces, sino su vocación mercachifle en la venta de garage bautizada en el Foro de Davos con el eufemismo de Pabellón México.

Mientras en Davos se negoció la continuidad del saqueo a nivel global, los pueblos en países que como México se han convertido ya en una colonia del Cártel Financiero, se organizan de distintas formas, unas que sólo reaccionan a la violencia del crimen organizado como es el caso de los grupos de autodefensa en Michoacán, y otras con proyectos más acabados y profundos asentadas en comunidades indígenas y sus policías comunitarias en Guerrero, Oaxaca, Chiapas principalmente, y, por otra parte, en las áreas urbanas, por movimientos obreros y civiles como Morena, el SME, la CNTE (de naturaleza rural y urbana) el ya casi desaparecido #YoSoy132 y, actualmente, el esfuerzo que varios intelectuales, periodistas y artistas realizan: el Congreso Popular. En este punto, es difícil saber si alguno de ellos, en particular, será la vía para la reconstrucción de nuestra nación o si, como algunos sostenemos, será necesaria la difícil y tan ansiada unidad de todos ellos para lograr la meta que perseguimos.

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