Febrero 2014
VENEZUELA: RACIONALIDAD Y DEMOCRACIA
VERSUS IRRACIONALIDAD Y DICTADURA NEOLIBERAL
Víctor H. Ramos
Antropólogo
En la situación actual de Venezuela, en
donde manifestaciones violentas están tomando espacio y con
objetivos de “salida” del gobierno elegido
democráticamente, hay importantes contradicciones económicas
y políticas internas y grandes intereses geopolíticos
en juego. Como en toda confrontación fuerte y violenta, la
primera víctima es la información objetiva y la
racionalidad. Esto genera a su vez más polémicas, más
reacciones irracionales y confrontaciones en el país y una
campaña de manipulaciones mediáticas de nivel nacional
e internacional. Las noticias, hechos e imágenes que
escuchamos y vemos en los medios de comunicación y en las
redes sociales, simplificadas, sesgadas y falseadas en su mayoría,
¿rinden cuenta de esa situación compleja o son
justamente la expresión de esos intereses en confrontación
que utilizan estratagemas no necesariamente guiadas por la ética
y la preocupación de la objetividad? Si no queremos caer en
esta dinámica en donde la ética ha dejado lugar a la
estrategia calculada de ganarse adeptos y la opinión pública
de cualquier manera, la manifestación pacífica y lo
racional a la violencia y lo irracional, debemos tomar una cierta
distancia de todo lo que recibimos. Conservemos nuestro espíritu
crítico y racional. Tomemos una posición serena. Esto
se intenta hacer en esta reflexión que tiene como punto de
partida varios años de observación de la vida política
venezolana. Hemos cotejado y verificado las noticias e informaciones
más importantes recibidas y leídas de Venezuela tanto
de la parte oficial como de la oposición que corresponden
sobre todo a los últimos 12 meses.
Las partes en conflicto han caído en las
simplificaciones señaladas, tendencia común en
política. Sin embargo, hemos constatado las informaciones
dadas por la oposición venezolana tienen características
particulares bien definidas y sistematizadas. Observamos que no se
trata de los típicos ataques contra adversarios políticos
en momentos de elecciones y de agudos conflictos ocasionales. Es más
bien una práctica permanente y sostenida que combina acciones
y “bombardeo” mediático por todos los canales
disponibles y siempre utilizando eficazmente las cuerdas sensibles de
las personas para crear miedo, condenación de actos divulgados
siempre como injustos y estimular la exasperación ante
problemas reales de la vida cotidiana como la violencia delictiva y
últimamente de aprovisionamiento. El blanco en donde se
concentran los “tiros” es el gobierno, presentado como
único y exclusivo causante de todos los males y problemas.
Tiene como evidente objetivo deslegitimar el gobierno como una primer
paso a otros a seguir. Y esto se viene practicando y repitiendo desde
los inicios del gobierno bolivariano.
Si se sigue la lógica de esta concepción,
se podría ver como que el gobierno es toda Venezuela, que
controla todo, es responsable de todo como único ente
actuante. La simplificación perfecta para aplicar métodos
maniqueos. Dentro de esta perspectiva unidimensional se ha
desarrollado el “arte” de la desinformación masiva
y permanente de una manera eficaz, pero que despliega el peligro que
todo discurso maniqueo y estigmatizador trae consigo: odio irracional
del “otro”, pérdida de la noción de la
realidad, culpabilización exclusiva del adversario y
justificación de cualquier acto por más violento,
ilegal e inhumano que sea. El escenario está listo para pasar
a otros niveles de confrontaciones en los cuales el pueblo venezolano
será el perdedor y terminará dividido profunda y
duraderamente e inmersos en un clima de confrontación
permanente. Ahora bien, ¿que busca más concretamente
la oposición con sus actuales acciones? Los manifestantes
tienen por claro objetivo “sacar” el gobierno de Nicolás
Maduro con acciones “calentando la calle”, según
declaraciones de su dirigente Leopoldo López, de otros voceros
y repetido frecuentemente por los manifestantes y que está
bien documentado. Por lo tanto, lo que está en juego,
siguiendo esta posición, es la legitimidad del gobierno.
Entonces, es necesario preguntarse dos cosas en esta parte:
primeramente, ¿el gobierno bolivariano es legítimo o
no? Segundo, ¿qué soluciones legales se pueden tomar si
se lo considera ilegítimo o que se cree que ha perdido
legitimidad? Examinemos con cabeza fría ciertos puntos
fundamentales para comprender un poco más lo que está
en juego en Venezuela.
¿Gobierno legítimo o ilegítimo?
Respondiendo a la primera pregunta, constatamos
que el gobierno de Nicolás Maduro fue elegido en las
elecciones de abril de 2013 con una diferencia a su favor de 224.000
votos. En democracia representativa, la diferencia de un voto es
válido por principio para ser elegido como el ganador de una
contienda electoral. Es evidente que Maduro no tuvo la cantidad de
votos que normalmente Chávez y su movimiento venían
teniendo en la 18 votaciones anteriores en donde el apoyo era muy por
encima de el de Maduro. En octubre de 2012, Chávez ganó
por una diferencia de 1.500.000 votos, en términos redondos, y
con un total de más de 8.000.000 de votos. En diciembre de
2012, el movimiento bolivariano ganó 20 de las 23
gobernaciones. En las elecciones municipales de diciembre de 2013,
que el MUD presentó como “plebiscitaria”, el Gran
Polo Patriótico Bolivariano ganó 242 municipalidades
sobre 337 con una diferencia de votos a su favor de 842.612 y el MUD
75 alcaldías. Voluntad Popular, el partido que encabeza las
manifestaciones y acciones violentas ganó en 18
municipalidades, tiene 1 parlamentario y 0 gobernación, un
partido marginal. Por lo tanto, por donde se analice, el movimiento
bolivariano tiene un apoyo muy mayoritario de parte de la población
expresado por las urnas recientemente, a pesar de los problemas
actuales de escasez de los productos básicos, especulación,
acaparamiento, etc. Desde el punto de vista de las reglas
democráticas, el gobierno bolivariano de Maduro tienen una
indiscutible fuerte legitimidad.
¿ “Salida” pacífica
o violenta?
Aquí
cabe hacerse la segunda pregunta. Si el gobierno tiene legitimidad en
las urnas, pero que perdiese el apoyo de la ciudadanía de una
manera mayoritaria, ¿qué medidas legales se tienen para
deshacerse de un gobierno que “perdió su legitimidad”
o la única “salida” es la violencia? La respuesta
se encuentra en la Constitución venezolana con la figura
jurídica del “referendo revocatorio” que puede
realizarse a la mitad del mandato. Pero como la oposición, aún
unida, no tiene en este momento la representación democrática
de utilizar esta posibilidad legal y por el apoyo mayoritario del
pueblo venezolano al proceso bolivariano, es ahí donde entra a
jugar Vanguardia Popular la carta de la violencia que busca una
confrontación creciente de la población con el
gobierno, lo que podría generar una guerra civil entre
venezolanos, un golpe de Estado y/o la intervención militar
del gobierno de los Estados Unidos reclamada desde hace tiempo por
algunos miembros de la oposición más extremista. En
cualquiera de estos casos, el primer perdedor es el pueblo
venezolano, sea cual fuere su preferencia política. Esto sería
una tragedia económica, política, social sangrienta
para Venezuela. Además de la pérdida de los avances
sociales en diferentes planos que beneficia a diferentes sectores, en
particular a los sectores humildes y que son reconocidos por
organismos internacionales. Pero también para el resto de
América Latina que están avanzando en la puesta en
marcha una serie de instituciones que unen los pueblos de nuestro
continente para su bien, en justicia y paz. Me refiero a UNASUR, ALBA
y ahora la CELAC y otras que son organizaciones plurinacionales
difíciles de formar, pero necesarias para nuestros países
que, unidos solamente, pueden realizar el bienestar y el desarrollo
sin hegemonías y democráticamente.
Es
sabido que las tres organizaciones nombradas funcionan en base al
consenso, lo que imposibilita el control y dominación de un
país sobre el resto, por más potente que sea. La
constante que caracteriza históricamente estas organizaciones
continentales independientes de las potencias es justamente el de no
ser hegemónicas. Otra razón más para que los
gobiernos de países poderosos hagan todo lo posible para
impedir y destruir uniones e integraciones que no controlan, como se
ha verificado a lo largo de nuestra historia desde la independencia
de España hasta hoy. La historia de los esfuerzos
integracionistas postergados lo atestiguan. Una guerra interna en
Venezuela sería una excelente arma para el gobierno de los
Estados Unidos para volver a controlar este país y su petróleo
y desbaratar todo intento de integración continental
independiente ayudando a tomar el gobierno a gentes afines a sus
intereses y acostumbrados a ponerse al servicio de las potencias. La
“solución final” puesta en marcha por la rama
violenta de la oposición no es la solución y el 90% de
los venezolanos no está de acuerdo con esta estrategia, según
los últimos sondajes consultados. Veamos qué es y cómo
funciona esta estrategia conocida como la “Matriz Sharp”
y que se combina con otra inmensamente más violenta y que la
estructura.
La Matriz del Golpe suave a las "dictaduras"... combinado al Golpazo del "Joint Vision 2020"
Entonces,
si la mayoría está con el gobierno actual, hasta prueba
de contrario, y la gran mayoría de la ciudadanía no
acepta la vía violenta, ¿quiénes y por qué
promueven estas acciones de pequeños grupos, por ahora, que se
están volviendo de más en más violentas? Por un
lado, se está utilizando la “Matriz
del Golpe suave de Sharp” a
las “dictaduras” que ha servido en los Múltimos
veinte años al intervencionismo exterior occidental contra
gobiernos no alineados a su política. El libro que inspira
esta matriz desestabilizadora se intitula De
la dictadura a la democracia” de
Gene Sharp, politólogo estadounidense, escrito en 1993 y que
propone métodos no violentos. Los métodos de este
manual de los amigos de “la democracia” bajo influencia
de la Casa Blanca, es utilizado en muchos casos justamente por esta
“casa”, combinado a la violencia planificada dentro de
una estrategia de conjunto y con objetivos bien definidos según
sus intereses y los de las élites amigas. Sharp no propone en
su libro métodos violentos.
Pero el gobierno de los Estados Unidos ha utilizado la combinación
de métodos no violentos de Sharp y los violentos. Para su
propagación se ha servido de diversas organizaciones, como por
ejemplo de la serbia “Otpor”. La matriz Sharp combinada
ha sido utilizada en Georgia, Bielorrusia, Ucrania, Egipto y en
Venezuela en el 2013 y ahora en 2014. Este organismo serbio, como
otros, están apoyados financieramente por la fundación
estadounidense “National Endowment for Democracy” (NED),
la “Freedom House” y la “Open Society Institute”
de George Soros, todos alineados sobre la estrategia geopolítica
del gobierno de los Estados Unidos.
De
hecho, el “Albert Einstein Institute” (AEI), organismo
fundado por Sharp y editor de sus obras, tiene como uno de sus tres
empleados al coronel retirado Robert Helvey, antiguo miembro del
DIA, “Defense Intelligence Agency” del Pentágono y
miembro de “Freedom House”, “Open Society” y
de otros de este género como el Instituto Republicano
Internacional (IRI)
Este coronel, especialista en guerras clandestinas y reciclado como
especialista de métodos no violentos del Instituto Albert
Einstein de Sharp, estuvo en Venezuela según el reportaje del
periodista Pascal Fletcher de la agencia de noticias Reuters del 30
de abril de 2003 y titulado: “Experto en democracia de EEUU
enseña a la oposición venezolana.” “El
miércoles 27 de febrero de 2013, Vanessa Eisig, integrante del
movimiento Juventud Activa Venezuela Unida (JAVU), creado hace seis
años bajo el modelo de Otpor (Canvas), declaró a la
Agencia Venezolana de Noticias (AVN) sobre la participación
directa del AEI, Sharp y Canvas en las estrategias que ese grupo
adelanta para boicotear la marcha del país y corroer la
legitimidad del Gobierno Bolivariano”.
En 2013, Henrique Capriles Radonski utilizó luego de las
elecciones de abril el mismo libreto de desconocer el gobierno
elegido y llamó a “derramar la harrechera”
(frustración, rabia) en las calles, lo cual causó
destrozos en Centros de Diagnóstico Integral (CDI), locales
del PSUV y la muerte de más de una docena de personas, en su
totalidad afines al proceso bolivariano. CANVAS:
Center for Applied Nonviolent Action and Strategies
Llama
la atención que estos “demócratas” no se
dan el trabajo de reflexionar seriamente ni de definir con precisión
lo que es un gobierno dictatorial y menos aún si el que
combaten lo es realmente. El accionar de la oposición, que
puede tener consecuencias muy graves para el país, no está
fundamentado en una reflexión responsable ni de los conceptos
de dictadura y ni de democracia y tampoco sobre la veracidad de las
informaciones difundidas. Todo esto parece importarles poco, puesto
que lo que combaten en realidad es un adversario político, por
definición no demócrata, pues ellos se presentan como
los depositarios únicos y absolutos de la “democracia”,
aquella que se ajusta al canon estadounidense y al de la élite
criolla a quienes beneficia. Entonces, se parte del supuesto que se
está combatiendo una dictadura real. Y por principio, nadie
puede estar de acuerdo con una dictadura. Y es aquí que el
sofisma
que convierte gobiernos democráticos en “dictaduras”
y acciones violentas en “pacíficas” entra a jugar
su rol de primera plana para poder poner en práctica su matriz
desestabilizadora de “recuperación” de la
democracia confiscada por “la dictadura” en el poder.
Como toda dictadura no tiene legitimidad, la
prestidigitación sofista transforma todo gobierno democrático
que no se conforma al modelo elitista e imperial en dictadura, lo que
a su vez justifica llamar a manifestaciones “pacíficas”
para derrocar dicha “dictadura.” Manifestaciones
pacíficas que pueden ser parcialmente tales al comienzo, pero
que necesariamente se “desbordan limitadamente”, al
principio, a causa de la “represión injustificada”
del “gobierno dictatorial” como se lo presenta. Y allí
entra a jugar la dialéctica de la violencia-represión
de la parte de las fuerzas de la policía que cualquier
gobierno, por más demócrata que sea, no puede dejar de
ejercer su autoridad del momento en que los manifestantes violentos
están perturbando el orden social y los derechos de los
ciudadanos a vivir y trabajar en paz como lo desea la amplia mayoría
venezolana, sea o no opositor. Imaginemos ¿qué haría
un gobierno democrático cuando enfrenta manifestaciones cada
vez más violentas que reclaman su partida y que no pararán
hasta que el gobierno caiga, como lo afirman estos grupos? Imaginar
la respuesta no es difícil: serán reprimidos como la
ley indica ante tal sedición violenta.
En Canadá, Estados Unidos y Europa los
movimientos sociales en varias ocasiones han sido reprimidos
brutalmente sin haber tenido ningún objetivo sedicioso ni el
nivel de perturbación del orden y del derecho a desplazarse
libremente como en Venezuela. Esta dialéctica de violencia
sediciosa-represión impuesta por la ruptura del orden por
grupos pone en situación embarazosa y delicada al Gobierno
venezolano que, ejerciendo su derecho y obligación de defender
la paz social y su legitimidad, va apareciendo en este proceso de
confrontaciones como cada vez más represivo, por lo tanto
confirmando así la tesis de partida de su “intrínseco
carácter dictatorial. Paradojalmente, las dictaduras eran
presentadas como “democracias” por el mismo sofisma de
la democracia desde arriba, por definición todo gobierno que
se somete al modelo de gobierno propicio a los intereses de las
élites locales, aliadas de las potencias y de las
transnacionales.
Esto lo sabemos muy bien los latinoamericanos
porque durante décadas el gobierno de los Estados Unidos a
apoyado, fortalecido y defendido política, financiera y
militarmente las feroces dictaduras del continente o las
“democracias” de la “gente bien” a condición
de defender sus intereses económicos y geopolíticos.
Entonces, con un concepto “maleable” al extremo de la
dictadura, una de las primeras tareas es de fabricar esa “dictadura”
con estrategias eficaces y una de las mejores es la “Matriz
Sharp.” Mantener y propagar la imagen de “manifestaciones
pacíficas” contra toda evidencia y “reprimidas
injusta y brutalmente” por las fuerzas de la “dictadura”
venezolana. Ni una palabra sobre el permanente caos, el atropello al
derecho de libre circulación con las barreras puestas
ilegalmente en calles y avenidas, incluso extendiendo alambres de púa
poco visibles y a niveles letales que causaron ya la muerte de tres
personas, los ataques con armas de fuego a trabajadores que apoyan el
gobierno bolivariano o a los ciudadanos que sacan los obstáculos
que les impiden desplazarse, ataques a las residencias de políticos
y personas afines al chavismo, el hostigamiento y provocación
a las fuerzas del orden, y las muertes originadas con estos actos
violentos. Está además el asesinato de policías
y de simples ciudadanos por los “manifestantes pacíficos”
que junto a los otros atropellos graves no entran en la lista de la
defensa de los derechos humanos de la oposición.
Esta
etapa del “golpe suave” abre el camino para las otras
fases más duras de la sedición que encuadra y dirige el
conjunto de la operación “salida” del gobierno
elegido democráticamente. Completa el “golpe suave”
el “golpazo” que está contemplado en el Plan
Estratégico “Joint Vision 2020” del comando
conjunto del Pentágono cuya doctrina central es la “dominación
de espectro completo.”
Dominación del imperio del norte diseñadas para el
siglo
XXI: una acción global desplegada en todos los dominios: el
militar con su poder letal, pero también en el plano político,
económico, ideológico y cultural, sin condicionamiento
jurídico ni ético de ninguna especie. Es lo que
hicieron en Irak, en Kosovo, en Ucrania en 2004 y ahora en 2014, en
Libia en 2011, etc. y lo están queriendo implementar en estos
momentos en Venezuela. País que entra perfectamente dentro de
los objetivos del “Joint Vision” : “No es ninguna
novedad que los objetivos primordiales del despliegue hegemónico
en esta guerra económica, política, cultural y militar
sean esencialmente de dos tipos: o bien se trata de recursos,
riquezas y mercados, o bien de obstáculos, resistencias e
insurgencias.”
Frío Plan de hegemonía y dominación planetarias
construido sobre el paradigma de guerra del “Hegemón”
global en el cual el campo de batalla es el mundo y los enemigos los
diferentes pueblos, incluidos los de los países hegemónicos.
Leyes liberticidas han sido aprobadas en estos países que
criminalizan los organismos y las acciones ciudadanas pacíficas
con el pretexto de lucha contra el “ terrorismo.”
A la tecnología de punta se acopla viejos
métodos como el “Divide et impera” de Roma y
Maquiavelo o el de “Una mentira repetida adecuadamente mil
veces se convierte en verdad” de Joseph Goebbels, ministro de
propaganda de la Alemania nazi, muy utilizada hoy en las redes
sociales que multiplican no por mil, sino por diez y cien mil veces
mensajes falsos o deformados. Verifique simplemente cuántas
veces fueron reenviados los mensajes de este tipo que se convierten
en verdaderas a fuerza de repetirse en eco y bucles en Internet. Es
importante señalar que la mayor parte de los que propagan
estas informaciones deformadas o falsas, lo hacen de buena fe,
convencidos de hacer algo bueno, pues creen que es una acción
por la libertad y la democracia y los reciben de amigos o parientes.
No así los que las producen, quienes saben muy bien que
mienten y utilizan las relaciones basadas en la confianza para
divulgarlas lo más posible y desinformar al máximo.
Siguiendo la estrategia de la “Matriz
Sharp”, en su etapa I, II y III es entonces fundamental crear
situaciones de descontento: escasez artificial de productos básicos,
acaparamiento, disminución de la producción, aumento de
los precios, especulación máxima, inseguridad, temor,
acusación sistemática de “totalitarismo” y
pasar a “calentar la calle” dosificando manifestaciones
pacíficas con acciones violentas aunque guardando siempre la
pantalla del “pacifismo.” Estas tres primeras etapas que
busca preparar el terreno para la caída del gobierno legítimo
de Maduro, pero tratado y presentado sistemáticamente como
“dictatorial” ha sido relativamente fácil en el
caso venezolano. ¿Por qué? Primeramente, porque los
principales líderes implicados en el golpe de Estado del 2002
y en los intentos del 2004 están libres por perdón de
Chávez. En segundo lugar, porque la producción, la
importación y comercialización mayor de productos están
en manos de la gran burguesía que crea artificialmente el
desabastecimiento. En tercer lugar, porque los grandes medios de
comunicación, que realiza desde hace años una
sistemática campaña de desinformación y de
manipulación, están controlados por la misma burguesía
y transnacionales. Basta con leer los periódicos como El
Nacional, El Universal, escuchar las radios y ver los canales
controlados por las corporaciones, uno constata cómo deforman
sin mucha finesa los hechos a su conveniencia y afirman cualquier
cosa con poca ética periodística buscando crear
reacciones irracionales, desprestigiar y deslegitimar el gobierno
actual. Cualquier problema real lo sobredimensionan y atribuyen al
gobierno todo tipo de problemas. Esto no quiere decir que el gobierno
no cometa errores ni que no haya fallas, incluso casos de corrupción,
práctica tradicional y en gran escala de los gobiernos
anteriores y de la burguesía venezolana. Claro, de esto no se
habla y parece que para la oposición todos los “males”
nacieron con Chávez y el gobierno bolivariano. Típica
perspectiva maniquea que se alinea con el tristemente famoso “eje
del mal” de Bush.
El chavismo también cae en estas
simplificaciones peligrosas pero no al nivel de la oposición
con su “diluvio” de desinformación masiva gracias
a los medios de comunicación con que cuenta localmente y el
apoyo de las potencias y de las redes de medios de difusión
masiva, mundialmente. Además, los sectores medios y más
pudientes cuentan abundantemente con los medios tecnológicos
para difundir su propaganda. Por otro lado, la oposición
minimiza los logros sociales e incluso niega toda realidad o
efectividad de los avances en el plano de la salud, la habitación,
la alimentación, la educación, los pensionados, etc.
aunque sean avalados por organizaciones internacionales. Afirman sin
pestañear que “es pura propaganda” aunque diversos
indicadores socioeconómicos lo atestiguan. “Todo es
malo” en este gobierno según la oposición, por lo
que ellos también monopolizan todo lo bueno... Otra arma muy
eficaz es el cuco comunista en la versión cubana que según
los opositores “controla” las fuerzas armadas e incluso
el gobierno según los más extremistas. Contra toda
verosimilitud, afirman que el proceso bolivariano lleva al
“comunismo” que hoy día nadie propone, menos el
gobierno bolivariano a quien reprochan diferentes críticos, al
interior y al exterior del gobierno, de no haber ni siquiera
construido un sector económico productivo suficiente y
eficiente que pueda responder a las necesidades básicas de la
población sin depender de la producción y de la
importación controladas por la burguesía.
Desde luego, ni una palabra sobre la influencia
que tiene el gobierno estadounidense ni de los organismos que
trabajan con él sobre sus principales líderes y sobre
la orientación de los objetivos estratégicos de la
burguesía venezolana y de las actuales manifestaciones. Pero
no toda la oposición a perdido el sentido de la mesura y la
cordura, pues una parte importante de ella, en este intento por lo
menos, no está de acuerdo con las manifestaciones violentas y
sus trágicas consecuencias posibles para toda Venezuela. Sobre
todo porque sabe que en este momento este tipo de acciones no tiene
la adhesión de la mayoría de venezolanos y menos de los
sectores populares como se evidencia y lo expresó
recientemente Henrique Capriles. Hasta hoy los hechos confirman esta
lectura de la realidad venezolana en donde solamente un grupo
minoritario está en la violencia. Sin embargo, Capriles no es
un pacifista como ya lo demostró en varias ocasiones. Está
esperando el momento más propicio para jugar sus cartas de
“salida” del gobierno de Maduro utilizando todos los
medios como ya lo hizo anteriormente. Pero el “golpe suave”
con manifestaciones violentas y los males causados, no se ha
extendido más allá de un grupo reducido de extremistas
y en unas 18 municipalidades sobre 337. Esto coloca a sus
instigadores en mala posición. Sin embargo, la situación
puede evolucionar hacia escenarios difíciles de prever ahora.
Un Líder controvertido y un partido marginal
El dirigente principal de esta campaña de
manifestaciones de carácter declaradamente sedicioso es
Leopoldo López, conocido por sus tendencias violentas y
golpistas (participó en el golpe de abril 2002). ¿Pero
quién es Leopoldo López Mendoza? Este señor es
miembro fundador del partido de derecha Primero Justicia, que
anteriormente era una asociación civil financiada ilegalmente
con fondos de PDVSA. Está estrechamente relacionado con el
Instituto Republicano Internacional (IRI), que financió y
asesoró la transformación de Primero Justicia en
partido político. Leopoldo López encabezó 11 de
abril la marcha de la oposición para dirigirla hacia el
Palacio de Miraflores, lo que generó la muerte de decenas de
personas y el golpe de Estado de abril de 2002. A finales de febrero
de 2004, fue uno de los dirigentes de la oposición que
encabezó las acciones violentas en el municipio Chacao para
crear pánico y caos en la sociedad, como lo hizo de nuevo
ahora. Esas acciones tenían como objetivo, totalmente
irrealista, forzar la renuncia del Presidente Chávez que
dejaron a varios ciudadanos heridos y muertos. Fue alcalde del
Municipio Chacao desde el año 2000 al 2008 y pesan sobre
Leopoldo López dos sanciones administrativas emanadas de la
Contraloría General de la República, por estar incurso
en irregularidades administrativas y de malversación de fondos
durante su gestión como alcalde. Ulteriormente, renunció
a Primero Justicia y se unió a otro partido de derecha, Un
Nuevo Tiempo de Manuel Rosales. Finalmente, abandonó también
este partido y creo Voluntad Popular, partido de extrema derecha.
Como puede verse, Leopoldo López tiene un
ya largo historial de acciones violentas contra el gobierno
bolivariano. Es un personaje controvertido dentro de las mismas filas
de la oposición. Esto es innegable. Pero tiene apoyo
financiero de sectores muy ricos del país y tiene buenos
contactos en los Estados Unidos. Pero con su incitación de
“calentar la calle”, llamados manipuladores de “salida”
del gobierno legítimo (sedición), con mezcla de
discursos ambiguos “pacifico-violentos” y acciones
violentas de sus seguidores, su campaña mediática
caracterizada por el odio, las medias verdades o mentiras enteras,
con apoyo financiero y político de la extrema derecha y de los
medios de comunicación y apañado por el gobierno de los
Estados Unidos, despierta cierta reacción en particular
sectores de clase media y adinerada. Tiene impacto sobre todo en las
redes sociales que a fuerza de repetir en bucle los mensajes con
acusaciones en su mayoría falsas se presentan como verídicas.
Fotografías y videos trucados o usados fuera de contexto
acusando al gobierno de todo lo peor es una de sus “armas de
distorsión masiva” preferida. Las grandes agencias de
noticias y periódicos agregan otras desinformaciones del mismo
género que tienen impacto sobre el público nacional e
internacional. El señor López se encuentra ahora
detenido por orden judicial y tiene que responder por los llamados a
sedición y las acciones violentas de las últimas
semanas de su organización política, muy minoritaria en
el espectro político venezolano. La perspectiva de profundizar
la IV etapa de la matriz subversiva de combinación de formas
de luchas pacíficas intensificando las acciones violentas y
tratar de llegar a la etapa V de fractura institucional del gobierno
que abren las puertas a una confrontación de niveles de guerra
civil son los objetivos de estas acciones. Promover una confrontación
de dimensiones incontrolables habiendo la posibilidad un acuerdo
negociado entre el gobierno y la oposición, como también
la salida democrática del referendo revocatorio a mediano
plazo es suicida para Venezuela. Solamente irresponsables e
irrealistas pueden creer que desalojar al gobierno bolivariano,
democráticamente elegido, por la vía de la
confrontación se hará sin un gravísimo
enfrentamiento entre venezolanos y un altísimo y duradero
costo social y geopolítico.
La
etapa final ya no será el “golpe suave” que
orientará las acciones desestabilizadoras, sino “el
golpazo” de la fuerza de las armas, el sabotaje y el terrorismo
en gran escala según la estrategia diseñada por el
gobierno de los Estados Unidos y ejecutada por sus brazos armados
internos, más la “intervención democratizadora”
del exterior, si necesaria, para acabar el “trabajo”
empezado con la pantalla “pacífica.” Como la
triste suerte de los pueblos “liberados” nos enseña
y que incluso Sharp lo dice en la página 7 de su libro evocado
antes: “Algunos
estados extranjeros actuarán contra la dictadura, pero sólo
a fin de ganar para sí mismos el control económico,
político y militar del país.”
Lúcida reflexión pero que no es utilizada para
comprender la implicación de la primera potencia militar del
mundo en estas desestabilizaciones y cómo el “Joint
Vision 2020”, con su doctrina de la “dominación de
espectro completo”, es el eje estructurante oculto del “golpe
suave.” Estrategia hegemónica que pone al día las
viejas intervenciones de la “pax americana” imperial que
nuestros países vienen sufriendo desde la declaración
de la doctrina Monroe en 1823.
Constitucionalidad y democracia versus caos y dictadura corporativa
Terminamos señalando de nuevo que el
gobierno de Maduro goza del apoyo de una mayoría importante de
la población, aunque con problemas de abastecimiento por las
razones evocadas antes y otros comunes a muchos países como la
violencia. Por su parte, la oposición tiene muy pocas
posibilidades de tomar el poder por las vías democráticas,
en estos momentos, y no ofrece ningún real cambio a su
tradicional política económica DE beneficio a la élite
y de usufructo sectorial de la renta del petróleo por las
clases dominantes dentro de la ortodoxia neoliberal que tiene de
rodillas a los pueblos y últimamente en particular a los
europeos. Se presentará, si triunfa, como la victoria de la
libertad cuando en realidad será la imposición de la
“horca caudina” de la dictadura corporativa de la
burguesía venezolana y transnacional. ¿Cuál es
el pueblo que ha salido beneficiado con las políticas
neoliberales elitistas del Fondo Monetario Internacional y del Banco
Mundial y de las intervenciones “humanitarias” de las
potencias occidentales? No lo hay. Al contrario, lo que han
globalizado en el mundo ha sido desigualdad, pobreza, inseguridad,
zozobra y violencia, muy lejos de la “nueva era de paz y
prosperidad” que prometían en los años 80 y
comienzos del 90.
El mismo espejismo neoliberal le está
queriendo imponer la oposición a Venezuela con la
desinformación sistemática, el sabotaje económico
y ahora con la salida violenta. Pero Vanguardia Popular, el principal
promotor de las acciones actuales, el partido de Leopoldo López,
tiene muy escasa fuerza política y él, a causa de sus
líos con la justicia acusado de malversación, no tiene
ni la más remota posibilidad de ser elegido para ningún
cargo y menos como presidente de Venezuela como parece está
aspirando, según miembros de la oposición, con su
accionar anticonstitucional y en contra de la posición de
otros líderes con más realismo. En otras palabras, es
un marginal político con mucha ambición y actúa
con osadía y sin respeto de las instituciones y la ley, como
un marginal. Si se sigue el libreto sedicioso a la Sharp, conducido
por la estrategia de la hegemonía de espectro completo del
gobierno estadounidense y de las transnacionales, con la complicidad
de una burguesía venezolana servil, se podría caer en
la dinámica de las confrontaciones a gran escala, que es lo
que buscan, en donde lo racional dejará paso a lo irracional y
el diálogo democrático quedará asfixiado por la
fuerza bruta en donde todo vale, sea el grupo que sea.
En este
cuadro violento de ya un mes, hasta este momento el Gobierno de
Maduro ha hecho uso moderado de la fuerza, con pocos excesos teniendo
en cuenta el carácter abiertamente sedicioso de las acciones.
Algunos le critican de ser muy tolerante con estas acciones
subversivas, en particular de no intervenir para despejar las vías
de circulación trabadas por obstáculos de todo tipo que
impiden desplazarse normalmente a la ciudadanía. Además
ha multiplicado los llamados a la paz, al diálogo y a dejar la
dialéctica del odio, como lo dijo varias veces, en particular
en la grandes manifestación en apoyo al gobierno la semana
pasada y en esta. A propuesto y se puso a funcionar la Conferencia
Nacional por la Paz con diferentes sectores de la sociedad. Hace unos
días hizo un especial llamado a las fuerzas del orden para no
reprimir las manifestaciones. El miércoles 26 de febrero
fueron detenidos cinco miembros del Servicio Bolivariano de
Inteligencia Nacional (Sebin),
por su presunta vinculación con la muerte de Bassil Da Costa,
estudiante y de Juan Montoya militante chavista ocurridas el pasado
12 de febrero, en la capital y otros policías más han
sido puestos a disposición de la justicia acusados de uso
abusivo de la violencia.
Aquí
cabe preguntarse si estas medidas correctivas, el uso restringido de
la fuerza y los llamados al diálogo y a la paz lograrán
calmar los ánimos de los más violentos o, al contrario,
serían interpretados como debilidad y titubeo del gobierno de
Maduro para aplicar la ley. Esto podría dar fuerzas a
continuar las actos violentos y cortes de calles y avenidas que están
entrando en su cuarta semana y está perjudicando al país
y cansando a la población. Por otro lado, en la última
semana del mes de febrero
y el 5 de marzo manifestaron con alegría y llamado a
reconciliación miles de personas y en apoyo al Gobierno
bolivariano. Un cartel decía “Los venezolanos
necesitamos estar unidos y no divididos por el odio.” La
oposición organizada en la MUD hizo el sábado 22 de
febrero una gran manifestación pacífica repudiando “la
represión y la violencia” y estuvo ausente de la
Conferencia Nacional por la paz, siguiendo así su propia
agenda de confrontación con el gobierno.
Cabe subrayar que ante la incitación a
una ilegal y violenta “salida” hecha por un partido
marginal y un dirigente irresponsable que, si se amplifica, generará
una tragedia inconmensurable al pueblo venezolano, está la
salida democrática del diálogo y la medida
constitucional y pacífica del referendo revocatorio. Es en
este sentido democrático y pacífico que debemos apoyar
al pueblo venezolano para que soberanamente, sin injerencias
externas, decida libremente de su futuro. Con más razón
todavía cuando optar por la violencia es embarcar en la
estrategia confrontacional de la desesperada élite económica
venezolana y es darle oxígeno a la estrategia guerrerista del
gobierno de los Estados Unidos que ha apostado a la imposición
de su hegemonía mundial, como está claramente expresado
en su plan “Joint Vision 2020” y sus ingerencias e
intervenciones, posiciones que cierran las posibilidades de acuerdos
pacíficos y soluciones válidas y duraderas. Seamos
solidarios, no de la barbarie de la confrontación, de la
guerra y de la vuelta a viejos modelos económicos que crean
pobreza y miseria sino de la consolidación del Estado de
derecho, de una democracia efectiva y participativa y de una economía
al servicio del pueblo de Venezuela. El camino es el imprescindible
diálogo, la participación ciudadana, la consolidación
de la Venezuela justa y el respeto de las instituciones democráticas
por todos. A partir de ahí, todo es posible para el bien del
pueblo venezolano y de la integración latinoamericana libre y
solidaria que se intenta construir en donde Venezuela juega un rol
fundamental.
Víctor H. Ramos
Antropólogo
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