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Julio 2013

Venezuela 2012: Elecciones presidenciales y los dilemas del chavismo

Renee Isabel Mengo

 

E-mail: rimm952@gmail.com

Docente Adjunta en la catedra: Historia Social Contemporánea

Escuela Ciencia de la Información - Universidad Nacional de Córdoba/Argentina

Presentación

El resultado de las elecciones presidenciales en Venezuela, el 7 de octubre de 2012 ha sido claro: Hugo Chávez obtuvo una victoria que no fue cuestionada por el candidato opositor ni por los observadores que estuvieron presentes. Con legitimidad fue el elegido por los venezolanos para hacerse cargo de la administración del Estado. Lo hizo por un nuevo período después de casi 14 años en el poder y en tres oportunidades continuas:

  • 6 de diciembre de 1998. Ganó las elecciones presidenciales con el 56,2% de los votos frente al 39,975 de Henrique Salas Römer.
  • 30 de julio de 2002. Derrotó a Francisco Arias Cárdenas con el 59,76% de los votos frente al 37,52%.
  • 3 de diciembre de 2003. Gana las elecciones para el periodo 2007-2013 con el 62,84% de los sufragios frente al 36,9% de Manuel Rosales.Y el cuarto triunfo:
  • 7 de octubre de 2012. Obtuvo el 54, 4% de votos sobre Henrique Capriles con el 44%.

Se trata de un régimen presidencialista en el que por contraste con el parlamentario, el jefe del Ejecutivo, enfrenta normalmente menos controles y menos contrapesos por parte del órgano legislativo. Controles y contrapesos, cuya fuerza y calidad disminuyen aún más en el régimen venezolano, tal como éste ha venido siendo moldeado durante los últimos 3 lustros, tanto por efecto de las disposiciones constitucionales como por el ejercicio práctico de la política. Un ejercicio en el que se combinaron, las complacencias de la propia representación parlamentaria y la presencia dominante del Ejecutivo, en manos del Comandante Chávez.

Ante el interrogante ¿Por qué gano nuevamente Chávez? Por tres razones principales a saber:

  • La primera es el gasto social. Gracias a los ingresos extraordinarios generados por el petróleo (más de $ 700 mil millones en la última década), el gobierno de Chávez ha invertido una enorme cantidad de dinero en programas de salud, educación, nutrición, vivienda y pensiones. Estos programas sociales fueron marcados por la ineficiencia y la politización. Han generado relaciones clientelistas. Y, en términos fiscales, son poco sostenibles. Pero es innegable que han tenido efectos positivos. El nivel de pobreza ha bajado de casi 60% a menos de 30%. Ha habido una tremenda expansión de acceso a asistencia médica; la población universitaria ha duplicado; la población con acceso a pensiones ha cuadruplicado. A pesar de la inflación y la tremenda inseguridad, el nivel de vida de mucha gente ha mejorado bajo Chávez.

Ante todo ello es preciso interrogarse, si el 54% de los votos fue suficiente como continuar con tales medidas de corte populistas? La aproximación al interrogante, se la puede comenzar a desentrañar desde la lógica y accionar de los regímenes populistas del presente en Latinoamérica.

El concepto de "populismo" y todas sus variables han sido analizados desde variados enfoques teóricos, por lo que el mismo involucra una complejidad que se sigue nutriendo por las circunstancias en que se desenvuelve en el presente, particularmente en el caso de Venezuela.

Los nuevos populistas latinoamericanos develan que sólo hicieron un uso instrumental de la democracia y que su proyecto de poder se desarrollará "a como dé lugar", por lo que se ha considerado como propicio para este caso -Venezuela- considerar al autor Joan Prats (2009), cuando sostiene que: en los sistemas populistas se resalta siempre un liderazgo de tipo carismático y la formación de una élite de "iluminados", de intérpretes de la voluntad y el espíritu de lo que reclama la gente, en su mayoría. Son los únicos representantes de la "defensa de la patria. Con ciertas ideologías extremas, el populismo comparte el desprecio por el orden constitucional y hasta se presenta como una protesta contra el sistema tal como venía funcionando. Más, desprecia lo anterior, lo considera inservible y perjudicial para la felicidad del pueblo. Los populismos juzgan que el "igualitarismo democrático" no es capaz de producir autoridad ni propuesta de futuro.

El populismo en el poder no se apoya en las organizaciones e instituciones políticas sino en la fuerza de este tipo de movimientos. El activismo de los movimientos facilita a la multitud el escape a la rutina diaria de miseria, mansedumbre, frustración y resentimiento. En el activismo, los que individualmente poco o nada valen encuentran su identidad de engranaje al servicio de algo heroico o criminal. Acceden a la historia al precio de la destrucción. Las multitudes o masas en movimiento no tienen nada que ver con los movimientos sociales de una comunidad pluralista y respetuosa de la libertad de sus miembros. Los miembros de los movimientos populistas no son ciudadanos sino masas o multitudes.

Para comprender al populismo autoritario hay que comprender el concepto y la dinámica de las masas. Los movimientos populistas autoritarios organizan a las masas, no a las clases ni a los ciudadanos con opiniones e intereses sobre la gobernación de los asuntos públicos. Los populismos autoritarios sólo pueden prosperar allí donde existen masas que por una razón u otra han adquirido el apetito del poder político. Masa o multitud se refiere a personas que no pueden ser integradas en ninguna organización basada en el interés común, en los partidos políticos, en la gobernación municipal o en las organizaciones profesionales y los sindicatos.

La masificación del pueblo produce la ruptura del sistema de partidos políticos que pierden el apoyo tácito de la población hecha multitud. La desestructuración del sistema de clases transforma las dormidas mayorías existentes detrás de los partidos en masas desorganizadas y desestructuradas de furiosos unidos por su odio al statu quo y la convicción de que los dirigentes tradicionales eran corruptos y estúpidos. Cuando los movimientos populistas autoritarios invaden el Congreso con su desprecio por las formas parlamentarias parecen inconsecuentes, pero en realidad conectan y abonan el sentimiento popular de que las mayorías parlamentarias eran espurias.

Cuando el régimen populista llega a imponerse, su deriva autoritaria resulta imparable por la propia lógica de su discurso y de su práctica política. Si pueden mantener la hegemonía por métodos electorales mejor; pero las elecciones se acompañarán de una serie de medidas que aseguren que todo el poder se concentra en el Ejecutivo y en la persona de su presidente. Y la oposición será objeto de vigilancia atenta y de todo tipo de amedrentamientos. La economía se estatizará y el Estado se patrimonializará por la nueva elite política populista. Las políticas sociales tendrán un sesgo asistencialista y clientelar. La burocracia estatal se considerará patrimonio de los adictos al nuevo régimen, se disminuirá o anulará el poder Judicial, se controlará la jurisdicción constitucional, se "flexibilizarán" los controles de la gestión pública, se facilitará en definitiva la discrecionalidad en el manejo de los fondos públicos, se constreñirá al empresariado que no se sume al proceso y se premiará al que lo haga, no habrá desarrollo productivo sino un florecimiento de las actividades económicas informales, ilegales y hasta criminales. Se desarrollará una publicidad permanente y sin precedente en todos los medios de comunicación que se intentará controlar. Se demonizará el "imperialismo" como la mano obscura que está detrás de todos los males reales o imaginados.

Pero ha sido la incapacidad reformista de las viejas elites la que ha cedido el camino de los nuevos populismos y de su deriva despótica. Si excepcionamos a los países latinoamericanos con mayor fortaleza institucional (Chile, Uruguay, Brasil, Costa Rica) el resto se halla ya en la deriva populista o en riesgo de caer en ella. ¿Por qué en la mayoría de países es el populismo la alternativa exitosa y no una alternativa de izquierda democrática? En primer lugar, hay que considerar que la vieja derecha política no tiene credibilidad reformista, se resiste a morir, persiste en sus liderazgos oxidados y, fuera del poder, no tiene capacidad movilizadora.

Por otra parte, las multitudes empobrecidas, vejadas, sin reconocimiento ni oportunidades nunca aspiran espontáneamente a la libertad sino a ciertos beneficios sociales mínimos y a cierto reconocimiento y dignidad que los populismos parecen brindarles en contraste con el clasismo y el menosprecio de las viejas elites, a las que quizás puedan devolverles el rencor acumulado.

La izquierda democrática latinoamericana se encuentra en una contradicción: por un lado tiene que reconocer la necesidad de algunas de las reformas que impulsan los populistas y, por otro, sabe que el proceso de liberación populista tiene vuelo corto, cae en el despotismo personalista de un líder desinstitucionalizador, es incompatible con la revolución productiva, se basa en la redistribución discrecional y asistencialista de la renta de los recursos naturales y, por todo ello, es incapaz de asegurar a largo plazo las reformas necesarias para que surjan las condiciones económicas y sociales de una verdadera república de ciudadano/as.

Caracteristicas del gobierno chavista

En base al enfoque teórico precedente y para comprender los casi catorce años de gobierno chavista hay que tener en cuenta lo siguiente:

Con respecto al sistema, Venezuela es una democracia muy imperfecta. Éste no es un país dictatorial, pero la democracia sufre demasiadas coerciones. De la democracia subsisten los partidos y los procesos electorales. Pero el ejercicio pleno de la libertad de expresión, por ejemplo, está muy acosado.

Por otra parte, Chávez tuvo un liderazgo carismático. El carisma no es un don del líder, es algo que la gente le atribuye, la capacidad de hacer milagros. Ese liderazgo es generosamente lubricado por el petróleo, que le da ingresos inconmensurables para financiar sus programas sociales. Él no los inventó, lo que ha hecho es meterles más plata, y eso ha significado para algunos sectores de la pobreza una mejoría.

El problema del gobierno de Chávez, y de otros en la región, es que han utilizado a las mayorías "administrativas" para realizar cambios de modelos fundamentales. Cuando Chávez controlaba la prensa con un trámite administrativo de no renovar una licencia, en verdad estaba alterando un derecho a la libertad de prensa, de mucha mayor importancia y que requeriría un grado de consenso mucho más elevado, que no lo tuvo.

Es por tanto recomendable establecer constitucionalmente límites expresos materiales, es decir, sobre los temas de regulación, así como formales y temporales para el ejercicio de competencias de delegación y garantizar la separación y autonomía de todos y cada uno de los órganos que intervienen en el proceso de habilitación, incluyendo el poder ciudadano como veedor de su ejercicio.

Otro aspecto lo constituye el papel de la oposición, que debe ser asumida como elemento central de la calidad democrática, es necesario vincular a los sectores disidentes en el debate político y fortalecer las garantías de su participación.

Para aproximarse a la comprensión del proyecto chavista se deben conocer los pilares sobre los que ha fundamentado el esquema político de su país y reinstaló la lógica de bloques ideológicos en América Latina.

Política de Estado

La reforma constitucional de 1999, se insertó una modificación de lo que se llamó 'la geometría del poder', y adicionó a los habituales Ejecutivo, Legislativo y Judicial, los poderes Ciudadano, Electoral, Municipal y Estatal, así mismo, permitió, bajo la égida de la denominada Ley Habilitante, la autorización al presidente en consuno con Consejo de Ministros, para dictar decretos con fuerza de ley, y para regular múltiples sectores incluidos los temas sociales, económicos, políticos, en seguridad y defensa, extendiendo las competencias presidenciales y cobijando, por ejemplo, materias con reserva legal como la reforma del Código Orgánico Procesal Penal (COPP).

La flexibilidad del texto constitucional, ha sido ampliamente criticada. La carencia de límites formales y materiales de las competencias presidenciales bajo delegación, así como la aparente cooptación de la Asamblea Nacional como ente delegante y del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), encargado de la revisión constitucional, permiten inferir los peligros de la concentración del poder autorizada por las situaciones de aparente excepción, que desembocan en corrupción y colosales cargas burocráticas.

En lo que se ha desarrollado el mandato de Chávez, han sido pronunciadas cuatro leyes marco habilitantes, con períodos que se extienden desde seis meses hasta 18 meses prorrogados, como en el caso de la última norma marco de delegación promulgada en 2010.

A partir de 2003 fueron instalándose allí y en otras áreas del país, las «misiones» (planes sociales) de Chávez, administradas por los ministerios del área correspondiente, pero controladas a «nivel popular» desde los consejos barriales. El poder para «el pueblo»: otra manera de hacer sentir incluidos a venezolanos que, hasta la llegada de Chavez a la presidencia, nunca se habían sentido parte.

Así, las misiones Robinson y Ribas de educación; la Misión Mercal de almacenes de venta de productos básicos; las Barrio Adentro con módulos de salud, buscaron subsanar esos déficits que el candidato Chávez había prometido solucionar desde su primera campaña electoral en 1998. Empezar a cumplir esa promesa le aseguraba en 2003, además, triunfar en el referendo revocatorio del año siguiente (con el 59%) y en la presidencial en 2006 (con el 62%).

Esas misiones, sin embargo, no fueron la panacea. Hicieron y todavía hacen agua por varios lados. De los 6.712 módulos de Barrio Adentro creados (845 sólo para Caracas), se cree que más de la mitad hoy tienen las puertas cerradas. El personal, en su mayoría médicos cubanos (35.000 habrían sido contratados en nueve años) fue en parte trasladado hacia los 550 Centros de Diagnóstico Integral (CDI), pequeñas clínicas que tienen desde atención de urgencia y primeros auxilios, hasta una terapia intensiva básica, pasando por equipos de resonancia magnética, tomografía y video endoscopía.

Lo mismo sucede con las violaciones del derecho de propiedad producidas por las expropiaciones. La ley de expropiaciones por causa de utilidad pública de Venezuela fue aprobada en el año 2002, derogando la de 1947. En esa ley se plantea la posibilidad de expropiación una vez declarada la utilidad pública de cualquier objeto que procure usos o mejoras para el beneficio común, establece que debe haber una indemnización justa fruto de la evaluación por parte de peritos una vez agotada la negociación amigable, así como también que debe haber indemnización antes de la ocupación. También dice que la indemnización tomará en consideración "clase, calidad, situación, dimensiones, probable producción y todas las otras circunstancias que influyan en las operaciones y cálculos", así como el valor fiscal del inmueble, el valor establecido en los actos de transmisión y los precios a los cuales hayan sido vendidos inmuebles similares en los meses cercanos a la expropiación.

Sin embargo, esto no sucede así y el gobierno chavista ha expropiado 1162 empresas, de las cuales 1147 lo han sido entre 2007 y 2012, según la Confederación Venezolana de Industrias (Conindustria), y no ha cumplido lo establecido en la ley, las indemnizaciones son escasas y, cuando las hay, el precio es determinado por el Estado y por debajo del verdadero precio del inmueble.

Chávez ha construido una enorme red de radios comunitarias y la cadena de noticias regional Telesur. (Curiosamente, en su conferencia de prensa del 9 de octubre, Chávez afirmó: "Telesur se está viendo más que Al Jazeera, y más que CNN", lo que contradiría su propia teoría de que sus medios están en desventaja ante una dictadura de medios de prensa capitalistas.)

El 52 por ciento de los medios impresos y electrónicos de Venezuela está bajo el control del gobierno o en manos de sus amigos. Y los pocos canales de TV privados que quedan están obligados a emitir las cadenas del presidente. Durante la reciente campaña presidencial, Chávez pronunciaba casi a diario discursos de varias horas, mientras que a su rival Henrique Capriles sólo le correspondían tres minutos diarios.

La disminución del desempleo contrasta con el encarecimiento de los alimentos; el PIB aumentó pero hay menos libertad para emprender una empresa; la tasa de homicidios es la más alta de la región.

En la era chavista, el índice de pobreza de los ciudadanos venezolanos ha disminuido 22 puntos, pero la inflación alimentaria se ha disparado 31 unidades. Y pese a que la tasa de desempleo ha bajado ocho por ciento, el costo de vida se incrementó hasta 25 por ciento en sólo un año. Pues a pesar de obtener 700 mil millones de dólares de la empresa estatal de petróleo Pdvsa, el país vive por una grave crisis que se agudiza por los altos índices de corrupción y violencia.

La diplomacia del petróleo

De la mano de su impulso para marcar diferencias de Washington, y unido a los favorables precios internacionales del crudo que llenó las arcas venezolanas, Hugo Chávez se dispuso a desarrollar su "diplomacia del petróleo", con apoyo financiero o en petróleo a los países que se alinearan ideológicamente con Caracas. Petrocaribe, Petrosur, Petroamérica, el Banco del Sur, el Mega gasoducto del Sur, la Universidad del Sur son las iniciativas que Chávez impulsó hacia el Caribe, América Central y América del Sur. La lista de países que han recibido dinero venezolano llega a 26. Así apoyó un canal de televisión de Bolivia, entregó dinero una "escola" de samba de Río de Janeiro, y destinó unos US$ 3.000 millones para pagar la deuda de Argentina con el FMI.

El altísimo ingreso petrolero - estimado para el 2012 entre 90.000 y 94.000 millones de dólares- le ha permitido al Gobierno implementar una política fiscal expansiva o de gasto público muy alto que le ha impreso un cierto dinamismo en la economía, que para ese año se previó en crecer el 5 %.

La revolución en Venezuela "depende de la renta para poder generar ilusiones y armonía", con el riesgo de estar atada a los precios petroleros, mientras que la productividad ha caído hasta extremos en los que se esperaba que las importaciones del año -2012- alcanzaren entre 50.000 y 54.000 millones de dólares.

Para el primer semestre se registró oficialmente 27.000 millones de dólares en importaciones, el nivel más alto de toda la historia económica venezolanas. Las exportaciones no petroleras llegaron en 2011, a solo 4.500 millones de dólares, con lo cual el 96 % de las ventas al extranjero fueron solo petróleo. Se vive en una economía que básicamente importa todo lo que consume y no tiene prácticamente ninguna capacidad de exportar.

El director académico del Centro para la Divulgación del Conocimiento Económico (Cedice), Trino Márquez, expresó sus dudas sobre el ritmo de "profundización" del socialismo al señalar que han sido "tan grandes, tan acelerados los cambios" hasta ahora, que, a su juicio, queda "poco que no esté en manos del Gobierno".

Señaló que a la par de las nacionalizaciones se ha dado la "colectivización de las pequeñas industrias", especialmente las de producción agrícola, y ya lo que "quedan son algunas franquicias y empresas de menor importancia".

Márquez señaló que la de Venezuela "es una economía poco diversificada" y citó estadísticas de la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria), según las cuales en 1999 había alrededor 11.000 industrias en el país frente a las 7.000 actuales.

Conindustria reveló, asimismo, en agosto de 2012, que en Venezuela fueron intervenidas 1.168 empresas en los últimos diez años. "No tienen ningún beneficio para la economía del país un modelo socialista", puntualizó Marquéz, quien apuntó que este sistema ha supuesto un deterioro de la inversión, una escasa generación de empleo y "muy poco" valor agregado.

Política exterior y su relación con los derechos humanos

Hugo Chávez juró su cargo, en febrero de 1999, sobre la "moribunda" Constitución de 1961 y en julio de ese año, las fuerzas chavistas lograron 122 de los 128 escaños de la Asamblea, con lo que el Presidente tuvo las manos libres para diseñar la Constitución que deseaba. Bajo ese esquema de poder se profundizó el proceso de izquierdización como la aprobación, en 2001, de un paquete de 49 leyes, incluyendo una ley que prohíbe el latifundio. Se agudizó el enfrentamiento con la oposición, con el golpe de abril de 2002 y el paro petrolero. Ambos terminan en fracaso. Pese a la derrota oficialista del referendo de 2007, en 2008 avanza con la creación del Partido Socialista Unido de Venezuela y la aprobación de la enmienda que permite la reelección ilimitada.

Por su parte, el denominado equilibrio internacional como derrotero inicial de su política exterior hasta su victoria con el referendo de 2004, vino a ser modificado con un proyecto más ambicioso, que abarcó nuevos esquemas de integración como la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) y la ampliación de negociaciones en temas militares y comerciales con Estados como Rusia, China e Irán con miras a la constitución de mundo "Multipolar", no es bajo ningún punto de vista recomendable escindir de nuevo el globo bajo los dominios de la ideología separatista, la apertura hacia nuevos sujetos debe traducirse en la iniciación de un camino hacia la integración hemisférica y el diálogo con nuevas latitudes más allá de los inveterados centros de poder.

Chávez se tomó un tiempo antes de establecer un bando regional afín. No sería hasta después del fallido golpe de Estado, en abril de 2002, que el discurso chavista asumiría un claro tono antinorteamericano, y a partir de 2004, tras vencer en el referendo revocatorio, comenzó a apostar por el "nuevo mapa estratégico de la Revolución Bolivariana". Ahí fortaleció sus lazos con Cuba y buscó crear un bloque de abierta oposición a Washington. Formó el Alba en respuesta al Alca, y en 2005 fundó la cadena televisiva regional Telesur. El siguiente paso sería el apoyo abierto hacia candidatos de otros países con discursos en su línea, como Evo Morales (Bolivia), Daniel Ortega (Nicaragua), Rafael Correa (Ecuador) y Fernando Lugo (Paraguay).

La fijación como objetivo estratégico general del Plan de Desarrollo gubernamental de 2013-2019, que insistía en denunciar "los tratados multilaterales que limiten la soberanía nacional frente a los intereses de las potencias neocoloniales (Sistema Interamericano de Derechos Humanos, etc.)", sumado a las continuas acusaciones de persecución de defensores de derechos humanos y de intolerancia política, hace forzoso insistir en la necesidad de replantear la posición del Gobierno Bolivariano frente a los derechos humanos, en especial de los de la libre expresión, prensa, negociación colectiva y constitución de sindicatos.

Perpetuación en el poder y derivas autoritarias

En realidad, bajo la era Chávez, el Estado y la política, sin el abandono en ningún minuto del molde democrático-electoral (Chávez ha participado, directa o indirectamente, en por lo menos 13 elecciones), adquirió un sello, bajo la impronta personal del propio presidente, en el que se superponen diversas marcas; a saber:

  1. El deseo de perpetuación personalista en el poder, algo que inevitablemente comporta un cierta dosis de paternalismo salvador;
  2. Un discurso, a la vez, populista y retador, con el cual se busca la identidad retórica de clase social al tiempo que se pretende asegurar los factores de movilización, pero con el fomento de una subcultura de la confrontación, sobredimensionada respecto del factor-consenso;
  3. La entrega de poderes y facultades al Jefe de Estado, más allá de los linderos razonables que imponen unas relaciones entre el congreso y el gobierno dentro de un régimen liberal de derecho. Así mismo, la preeminencia notoria del Ejecutivo sobre los otros poderes públicos, incluidos los altos tribunales de justicia; todo lo cual conduce a la concentración del poder, mediante la influencia directa del gobernante. Son, todas ellas, las marcas que se mezclan en la definición de rasgos no-liberales dentro de una democracia populista, aunque no precisamente plebiscitaria.

Se trata de dos tendencias que se trenzan en esa especie de autoritarismo "progresista": en primer lugar: un caudillismo de confrontación que, sin embargo, invoca el interés del pueblo desvalido, al que por otra parte consagra una buena porción de los recursos del Estado bajo la forma del gasto social, tal como lo ilustran las llamadas Misiones (en salud, educación y vivienda). Y, en segundo lugar, la transferencia de poderes crecientes al gobierno con el concomitante debilitamiento del poder legislativo; algo parecido a lo que en su momento Guillermo O´Donnell llamaría críticamente una "Democracia delegativa"; distorsión política esta que afloraría en la conocida "Ley Habilitante"; mecanismo del que el Presidente Chávez ha hecho un uso inusitadamente amplio y repetido, gracias a las concesiones recibidas de una Asamblea, bajo su control.

Un nuevo periodo del chavismo en el poder haría pensar en la intensificación de estos rasgos populistas y autoritarios. La justificación estaría servida: hay necesidad de profundizar el socialismo del Siglo XXI, tal como el mismo presidente re-electo lo fue soltando después de la victoria, al soplo de los efluvios de entusiasmo que subían desde la multitud. Es decir: más programas sociales pero también una mayor concentración del poder. Al fin y al cabo, el pueblo ha conocido ya una disminución de la pobreza en 25 puntos porcentuales durante la última década. Y, por cierto, la renta petrolera es un recurso suficiente para incrementar el gasto social; aunque, claro, también para mantener el mayor control sobre los resortes del poder.

En 2007, luego de su triunfo por amplia mayoría en las presidenciales de diciembre de 2006, Chávez emprendió la nacionalización de empresas de "sectores estratégicos" como el petrolero, el eléctrico, el telefónico y el alimentario.

En ese año pasaron a manos del Estado la compañía nacional de teléfonos (CANTV), la industria cementera, la siderúrgica Sidor, se anunció la nacionalización del Banco de Venezuela (entonces del español Grupo Santander) y se acordó el paso de toda las empresas del sector petrolero a compañías mixtas con mayoría del gobierno, lo que ha derivado en litigios internacionales.

Las intervenciones se extendieron luego a cadenas de supermercados, explotaciones agrícolas, conjuntos de edificios en el centro de Caracas y, más recientemente, a propiedades para el plan de vivienda oficial.

A la par se han establecido controles a los precios de alimentos y productos del hogar y en particular a la moneda, con un cambio vigente desde 2003 que se limita y regula el acceso a las divisas, al fijar en 4,30 bolívares el precio de la moneda estadounidense aunque en el ilegal mercado paralelo este monto se duplica y más todavía.

El futuro de Venezuela

Luego del cómodo triunfo el 7 de octubre de 2012, el chavismo con un nuevo mandato en el poder, presenta desafíos y cuestiones a resolver, entre las más importantes hay grandes temas que consumirán la atención del Gobierno y el país:

  • Primero, el legado económico producido por el propio Chávez.
  • Segundo, las batallas sucesorias entre sus más cercanos colaboradores.

  1. La economía
  2. El nuevo período en el poder comenzará con una economía devastada por las políticas que él mismo gobierno implantó. Los datos son preocupantes: la inflación más alta del mundo, la tasa de cambio y las reservas internacionales del país en caída libre; unas importaciones que, si bien aumentaron casi cinco veces desde 2003, no logran paliar el desabastecimiento crónico (alimentos, medicinas, etc.); la producción petrolera declinando y las refinerías estallando; la producción agrícola y manufacturera por el piso; el endeudamiento desbocado -en 2007 no llegaba a 30.000 millones de dólares y en el presente los 200.000 millones-, y una enorme conflictividad laboral azuzada por salarios deteriorados por la inflación.

    Venezuela no tiene flujo de divisas para garantizar las importaciones, y el Sitme, aunque ha venido aumentando, no tiene capacidad para sustituir a Cadivi. "Si al final se tienen restricciones de divisas, van a tener que reportar las importaciones y eso se transforma en escasez, habría que subir el precio y eso traería devaluación". Con respecto a la deuda que sostiene diversos países, el economista Oliveros de Analitica.com considera que, Venezuela se ve afectada con la decisión de no enviar más petróleo a Paraguay, quien debe al país 260 millones de dólares. "Paraguay no tiene incentivo para cancelar esa deuda. Es una deuda que no está bien documentada, nos venían pagando con especies.

    República Dominicana que es el país que tiene la deuda más grande con Petrocaribe después de Cuba, nos paga con caraotas, Nicaragua con carne y café, Uruguay con leche y así, cada país nos paga en especies, eso es una locura", señaló Oliveros.

    Oliveros acota que Paraguay va a dejar de mandar la carne que nos mandaba, y mantendrá la deuda allí hasta que los gobiernos renegocien, "no me extrañaría que incluso hasta en algún momento la condonen", dijo. "Si la deuda no nos la pagaron estando Lugo en el poder, que fue amigo del presidente Chávez, creo que menos ocurra con este nuevo gobierno paraguayo, además que Venezuela no tiene mecanismos para exigir dicho pago", manifestó el economista.

    Abismo económico

    La economía venezolana creció un 5% en 2012 debido al aumento en el precio del petróleo y en el gasto público. Superan así el promedio latinoamericano del 3,2%, según el pronóstico publicado en octubre por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). En 2011 Venezuela desafió todas las predicciones al crecer un 4,2%, después de una contracción del 1,5% en 2010.

    Desde 2006, cuando empezó el último mandato de Chávez, la deuda bruta venezolana como porcentaje del PIB se ha casi duplicado hasta 51% y hasta 2017 seguirá en asenso hasta en torno al 80%, de acuerdo al Fondo Monetario Internacional. Este dato no incluye unos 45.000 millones de dólares en préstamos a pagarse con cargamentos de petróleo a largo plazo, aunque Venezuela paga a China la mitad del interés que los mercados exigen.

    El país paga una prima de 11 puntos porcentuales por encima de las tasas de interés que paga Estados Unidos de Norteamérica, en comparación a los 8,9 puntos porcentuales más de Ecuador y los 1,7 puntos porcentuales de México, de acuerdo a CEPAL. Venezuela está al mismo nivel que Argentina.

    La inflación está en un 21%, la más alta de la región y dos veces mayor en comparación a la Argentina. Adicionalmente, Caracas se enfrenta a 18 reclamos en el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI).

    En este panorama solo el petróleo puede financiarle al Gobierno chavista los compromisos sociales, las expropiaciones, la deuda pública en los mercados y la deuda con China del Ejecutivo.

    El imperativo petrolero

    La empresa estatal venezolana, PDVSA, una de las compañías más grandes del mundo, es un estado dentro de un estado. Controla todo: desde luchar contra la pobreza hasta el balance del presupuesto nacional.

    Chávez heredó una producción total de 3.500 millones de barriles por día en 1999 que no ha podido recuperar. El reciente aumento de producción no contrarresta el descenso de los pozos antiguos, a pesar de que hubo un incremento en la inversión en 2011 y 2012.

    En 2011 se produjeron 2.800 millones bpd de líquidos y difícilmente alcanzará la meta de 3 millones bpd en el 2012.

    La producción petrolera en Venezuela no se incrementa, sin embargo el gasto público sí, lo cual ha elevado el precio mínimo del petróleo para lograr un equilibrio fiscal hasta al menos 100 dólares por barril, aunque algunos sugieren un monto de 115 dólares. En otras palabras, la economía venezolana se está deteriorando, aunque para ser justo está lejos de estar al borde del abismo como muchos insisten. Si el precio se pudiera hundir, con un precio petrolero por debajo de 95 $ por barril, Venezuela podría empezar a presentar dificultades, especialmente para el financiamiento de importaciones, además del tema fiscal.

    La realidad es que más de una década del insostenible modelo chavista deja poco espacio para maniobrar. El país está obligado a reestructurar, a corto plazo, su industria petrolera en decadencia.

    La inflación y el control de cambios

    La inflación en Venezuela es uno de los problemas económicos más complejos y erosionantes y también uno de los menos comprendidos. Desde luego, en una sociedad sometida al conflicto y la incertidumbre los precios se convierten en un mecanismo defensivo que alimenta la espiral inflacionaria. La inflación es un problema orgánico que conjuga en el presente desbalances productivos sectoriales, cambios bruscos y desincronizados en los precios relativos, expectativas y mecanismos informales y formales de protección del ingreso. Como tal requiere de soluciones orgánicas y no de simplificaciones absurdas como los controles de precio o la promoción de importaciones baratas.

    El emplazamiento de un régimen de tipo de cambio fijo para combatir la inflación que se ha usado en Venezuela es en cierto sentido un oxímoron. No es posible que co-existan tasas de inflación anual por encima de los dos dígitos con un régimen de tipo de cambio fijo. Cada cierto tiempo se presenta irremediablemente el fantasma de la devaluación infringiendo temores bien fundados en la población. La política pública debe apuntar hacia un tipo de cambio real competitivo y estable que promueva un proyecto de desarrollo económico y de generación de empleos productivos. El control de cambio, por su parte, es una forma bastante primitiva, rasa e imperfecta que para nada ha controlado la fuga de divisas y más bien ha puesto una restricción de oferta sobre el aparato productivo local y sobre el empleo.

    La creación de empleo

    Es la generación de empleos uno de los problemas más apremiantes de cara hacia al futuro. Ciertamente la matrícula de estudiantes en el sistema de educación superior se ha más que duplicado en la última década, y ese es un logro. Ese universo de jóvenes venezolanos requiere ya de espacios laborales, de realización, con empleos productivos bien remunerados y acordes con sus competencias. En la medida que salgan del sistema las necesidades de empleo serán cada vez mayores ¿Se está preparando la economía venezolana para generar esos empleos? La realidad es que el empleo que más crece en Venezuela hoy día es el servicio de moto-taxis y esa no puede ser el destino, la meta o la realización de millones de jóvenes venezolanos que hoy están en el sistema educativo.

    La dirigencia política se encuentra así en una encrucijada: o se deja cautivar por el terco deseo del continuismo, sin advertir los desafíos, o asume con decisiva responsabilidad la necesidad de fraguar profundos cambios.

    Todo esto contrasta con el aumento del Producto Interno Bruto de Venezuela que, según el Banco Mundial (BM), alcanzó en el año 2010 391,847 millones de dólares con una proyección ascendente del 4%.

  3. La sucesión de Chávez

La designación a vicepresidente de Nicolás Maduro, como uno de sus más cercanos colaboradores y uno de los pocos en su círculo íntimo que no provienen de las fuerzas armadas, aunque Maduro no era el único con las posibilidades y las ganas de suceder a Chávez. Otros aliados del presidente tienen las credenciales, el dinero y los vínculos con grupos militares, políticos y con otros actores internacionales influyentes. Estos otros aspirantes no acatarán sin reaccionar la decisión de ser excluidos. Saben que el patrón establecido por Chávez es que una vez que se llega al poder no hay que dejarlo.

El verticalismo por encima de la Constitución

La Constitución establece que si el presidente no puede continuar en funciones hay que convocar elecciones. Dadas las circunstancias, ésta es una norma muy inconveniente para Chávez y su equipo. En sus casi 14 años en el poder, cada vez que una ley no le fue conveniente la cambió. Lo ideal para la continuidad de su proyecto político sería que su vicepresidente concluya el período presidencial en caso de ausencia del presidente.

En vista del control de Chávez sobre la Asamblea Nacional, el Tribunal Supremo y todos los demás órganos del poder, si él decide cambiar la Constitución es difícil que la sociedad civil y las fuerzas políticas lo puedan impedir. La única esperanza es que los líderes democráticos del mundo alcen su voz en protesta y exijan a Chávez que abandone sus pretensiones dinásticas y permita que su sucesor sea elegido por el pueblo y no elegido a dedo.

El desenlace final de la vida de Hugo Chávez con los enigmas surgidos al respecto de donde sucedió su fallecimiento y cuando realmente ocurrió, moldeará la evolución política del país en los próximos años. La biología podría ser más importante que la ideología en determinar adónde va Venezuela. No se aborda aquí, la convocatoria a elecciones de comienzos de 2013.

 

CONCLUSION

En su versión actual, el populismo se nutre de los fracasos en el intento de diversificar las exportaciones de las economías que no lograron dar el salto del crecimiento hacia afuera, tras la frustración previa del proyecto de sustitución de importaciones que auspiciaron los populismos originarios. Esto ocurrió en las economías que, a pesar de que en los años noventa fueron dirigidas por gobiernos liberales, por diversas razones, solo lograron resolver (por la vía de la apertura y del mercado) los desequilibrios que los gobiernos populistas anteriores habían acumulado hasta explotar en procesos de decrecimiento con hiperinflación, pero sin que los nuevos equilibrios se tradujeran en bienestar para la población en los plazos y con la magnitud esperada.


Ante la pregunta, ¿Chávez es causa o consecuencia en Venezuela? Claramente es consecuencia. Es resultado del fracaso de los dos grandes partidos que gobernaron Venezuela durante 40 años y se desentendieron de todo: desaparecieron a los pobres de su radar, se volvieron máquinas autistas electorales para la disputa del poder y se ganaron el odio de los venezolanos.

Después de 14 años de un modelo que, según analistas, se ha caracterizado por estatizar sectores económicos clave, aplicar controles en distintos ámbitos y la colectivización de pequeñas empresas, en lo que el propio Chávez llamó "el socialismo del siglo XXI".

Chávez buscó cambiar el modelo de la sociedad venezolana de una manera irreversible. Pero esos cambios, que alteran derechos básicos fundamentales como el de la libertad de prensa o la propiedad, demandan niveles de consenso más altos.

Los partidos venezolanos para evitar caer en los mismos errores aprendieron que el golpismo y el abstencionismo no rinden: en ese terreno Chávez fue invencible. En cambio, en el camino democrático a él le resultó mucho menos cómodo competir porque tuvo que seguir ciertas reglas de juego que mal que bien se mantienen en Venezuela. Por todo ello, el socialismo del siglo XXI se presenta como una consigna, un eslogan que pretende dar cierto contenido al proceso revolucionario. Para la mayoría de la población que lo sigue, eso basta, sin proyectar el costo que le significará a la nación para su futuro.

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Fuentes digitales:

Revista on line: Analitica.Com.

Diario la Nación.com.ar

Diario la Tercera.com.

Diario Opinion.com.bo









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