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Julio 2013

EL ESCENARIO ECONÓMICO INTERNACIONAL EN LA DÉCADA DEL ´90 Y DURANTE LA ÚLTIMA CRISIS FINANCIERA. INCIDENCIAS EN LA ECONOMÍA ARGENTINA Y LATINOAMERICANA

Fernando Ariel Bonfanti

Universidad Nacional del Nordeste - Facultad de Humanidades - Instituto de Geografía

fernandobonfanti@yahoo.com.ar

 

RESUMEN

El escenario económico internacional ha sufrido cambios importantes a partir de la década de 1990, en la que hace eclosión el fenómeno de la globalización, que influido por la modernización tecnológica e informática, afectó la dinámica de producción de las empresas y por ende el comportamiento de los mercados a nivel mundial, dando origen a un nuevo orden económico internacional. En este nuevo contexto, los países quedan más interconectados entre sí, siendo el mercado mundial y sus nuevas reglas, el que comenzó a regular todo tipo de relaciones comerciales entre naciones. La economía de América Latina no quedó al margen de estos nuevos cambios, sufriendo en muchos casos los efectos de crisis producidos en otros estados.

Palabras clave: escenario-globalización-economía-mercado-crisis.

 

THE ECONOMIC SCENE THE INTERNATIONAL IN THE DECADE OF ´90 AND DURING THE LAST FINANCIAL CRISIS. INCIDENCES IN THE ARGENTINA AND LATIN AMERICAN AND ECONOMY

ABSTRACT

International the economic scene has undergone important changes as of the decade of 1990, in which the phenomenon makes appearance of the globalization, that influenced by the technological and computer science modernization, affected the dynamics of production of the companies and therefore the behavior from the markets at world-wide level, giving origin to a new international economic order. In this new context, the countries are interconnected more to each other, being the world-wide market and its new rules, the one that began to regulate all type of commercial relations between nations. The economy of Latin America was not left to the margin of these new changes, suffering in many cases the effects of crisis produced in other states.

Key words: scene-globalization-economy-market-crisis.

 

Introducción

El presente trabajo tiene carácter de informe y ha sido desarrollado en el marco de la cátedra Ciclo, Crecimiento y Desarrollo en Perspectiva Macroeconómica, correspondiente a la Maestría en Gobierno y Economía Política de la Universidad Nacional de San Martín.

De la globalización puede decirse que es un proceso que toma formas interesantes durante la década del `90, que para muchos historiadores ya había comenzado en 1989, con la caída del muro de Berlín y la posterior disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, que constituyeron momentos que marcaron cambios importantes como el paso de un mundo bipolar a otro multipolar; y que ha sido impulsada a través de la consolidación definitiva de una ortodoxia doctrinaria, que considerando las ideas de apertura de los mercados, privatizaciones, desregulación y reestructuración neoliberal, ha provocado un realineamiento en la correlación de fuerzas sociales a favor del capital.

Con anterioridad a esta fecha, nunca se efectuó un esfuerzo tal en cuanto a difusión de una doctrina intelectual, que ofreció las bases "teóricas" de la aprobación de las políticas en la casi totalidad de los países del mundo. Sin embargo, la más reciente crisis financiera internacional entre 2007 y 2009 (donde subyace una de las ideas centrales de este trabajo), originada en los Estados Unidos, junto a las experiencias acumuladas en dos décadas de implementación de las políticas del llamado Consenso de Washington, han comenzado a modificar la cuestión, de tal forma que ahora comienza a discutirse de que los conceptos básicos de dichas políticas no articulan los objetivos de corto y largo plazos, ni recogen las variables de orden socio-políticos, ni las de carácter histórico-estructural que deben ser consideradas en toda propuesta de transformación global.

Desarrollo

Entre fines de los ´80 y durante toda la década de 1990 se produjeron una serie de cambios en el orden político y económico mundial que sin lugar a dudas han dejado secuelas en el resto del planeta. Entre ellos puede nombrarse el desmembramiento de la U.R.S.S con la consecuente crisis del sistema socialista, el inicio de la expansión y dominio del sistema capitalista y el surgimiento de un nuevo escenario macroeconómico debido al auge del comercio internacional. De este modo, cualquier evento económico registrado comenzaba a ocasionar secuelas en otras partes, sin importar la cercanía o lejanía geográfica, debido a la mayor fluidez en las relaciones entre naciones.

En lo que respecta a América Latina particularmente, la década del ´90 se caracterizó por la aplicación de las teorías neoliberales y el gran éxito que ha tenido su discurso. Lo primero a destacar es que el neoliberalismo, desde una posición marginal y minoritaria durante todo el siglo, logró convertirse en doctrina hegemónica en los '90. El trabajo ideológico de los pensadores que difundieron las teorías neoliberales ha sido sin dudas excelente. El economista liberal francés Guy Sorman recorrió Latinoamérica pregonando las privatizaciones como una "utopía de cambio que, creada por filósofos y economistas liberales, se impuso en estos cuatro años en todo el mundo como una necesidad indiscutible". Un grupo importante de economistas -muchos de ellos conocidos como "los Chicago Boys"- apoyados por los principales organismos económicos internacionales y sostenidos monetariamente por empresas multinacionales, crearon fundaciones, institutos, centros de investigación y lograron una real inserción en los principales medios de comunicación que les permitió convencer de lo "moderno" de sus teorías. (Brieger, 2000).

El chileno Jaime Estay afirma que, luego de varias décadas durante las cuales los países latinoamericanos funcionaron con altos niveles de regulación estatal sobre el conjunto de la actividad económica, mediando dicha regulación tanto las relaciones entre cada economía nacional y el resto del mundo, como las relaciones entre los distintos sectores internos, en los últimos veinte años se ha impuesto un nuevo tipo de funcionamiento, a través de la aplicación del decálogo de políticas definidas por los principales organismos multilaterales y el gobierno norteamericano, que Williamson (1990) agrupó presentándolos como el "Consenso de Washington", en el que acordaron un listado de políticas económicas a implementar, entre las que, según dicho autor, incluían: disciplina fiscal; redefinición de prioridades en el gasto público; reforma impositiva; privatización de empresas estatales; liberalización de las tasas de interés; tipos de cambio competitivos; liberalización de los ingresos de inversión extranjera y en el sector comercial; desregulación, y protección de la propiedad intelectual.

La nueva inserción internacional, empujada por las políticas gubernamentales, implicó una articulación casi sin mediaciones entre, por una parte, las tendencias presentes en la economía mundial y los actores dominantes en ese ámbito, y, por otra parte, el comportamiento económico interno y los distintos actores nacionales y locales, multiplicando la capacidad de las relaciones económicas externas para actuar como vehículo de internalización de las tendencias globales y con ello, definir el perfil estructural de la economía, transformando al comercio exterior y al ingreso de capitales extranjeros en ejes del desenvolvimiento económico interno, y multiplicando las facilidades para que los actores transnacionales se desplieguen en ese ámbito interno (Estay, 2007).

Sin lugar a dudas, desde los inicios de la década, el fenómeno de la transnacionalización de las empresas adquiere importancia en los mercados y, otra vez, el claro surgimiento de un Nuevo Orden Económico Mundial, en el que el desarrollo tecnológico y científico, especialmente en lo relativo a comunicaciones e informática, permitió la formación de un mercado mundial capaz de sobrepasar las fronteras nacionales de manera que los gobiernos ya no pudieron intervenir fijando precios, cuotas de producción o regulaciones de cualquier tipo de manera unilateral. Se destaca aquí la formación de grandes e importantes bloques regionales de carácter comercial como por ejemplo: la Unión Europea, el Mercosur, entre otros.

Según la CEPAL, ya desde 1985 en adelante, las reformas económicas se fueron generalizando a casi toda la región a través de la eliminación de los controles cuantitativos y las distorsiones arancelarias. La apertura comercial y la liberalización de los mercados financieros nacionales fueron los primeros componentes que tuvieron una mayor difusión regional. A partir de 1991 se verificó también una creciente liberalización de las corrientes de capitales con el exterior. En consecuencia, desde la segunda mitad de los años noventa, se registró una significativa convergencia en estos tres ámbitos de la reforma, que elevó notoriamente el promedio de los correspondientes índices regionales.

El programa de reforma estructural de los '90, junto con la profundización del proceso integrador del Mercosur, se reflejó en la supresión total de las restricciones cuantitativas a las importaciones, una fuerte reducción de tarifas y la eliminación de los impuestos a la exportación. El objetivo central que se buscó fue el de lograr la neutralidad de incentivos con respecto a las actividades de importación y exportación. Es importante hacer notar, sin embargo, que la liberalización del comercio fue menos radical y fundamentalista que la de los mercados de capital. En particular, debido a la necesidad de armonizar políticas dentro del Mercosur y por la existencia de algunas políticas industriales aún subsiste cierto grado de diferenciación de tarifas y un programa especial para la industria automotriz. (Fanelli, 1999)

En definitiva, el mercado mundial pasó a regular las relaciones comerciales, y los gobiernos que intentaron accionar por su cuenta, exponían su economía a bajas en su producto bruto nacional, alteraciones bursátiles y altas tasas de inflación, debido a los mecanismos del gigantesco mercado mundial de oferta y demanda.

El carácter "mundial" de la economía quedó claro cuando ocurrió la caída de la economía mexicana y el efecto "tequila" de arrastre que ejerció sobre la economía del resto de los países en 1994. Dicho fenómeno también se repitió años más tarde con la crisis asiática. Las causas esenciales del problema que afectó a tantas naciones se originaron en los operadores de las Bolsas de Comercio, encargados de la compra venta de acciones por cuenta de terceros tratando de que este dinero obtenga beneficios merced a la inversión especulativa.

Durante la década del ´90 en la Argentina el tamaño de su economía creció significativamente y estuvo caracterizada por el aumento del PBI per cápita, que ha sido impulsado por fuertes incrementos en la productividad. El aumento de la eficiencia productiva se relacionó con la propia reactivación de la economía y también con las reformas estructurales. En particular, la mayor competencia de productos importados por la reducción de las barreras al comercio obligó a los productores a aumentar su competitividad por la vía de incrementar su productividad. Además, la tasa de ahorro siguió siendo muy baja e insuficiente para financiar la inversión. Como la inversión es más grande que el ahorro, ello implica que el país tiene déficit y depende, por ende, de la entrada de capitales para financiarlo, lo cual genera problemas de volatilidad. Una debilidad adicional de este proceso de crecimiento ha sido su escasa capacidad para generar empleo (Fanelli, 1999: 96). Un factor fundamental detrás de este resultado, sin lugar a dudas, fue el aumento de la desocupación. La dinámica macroeconómica de la convertibilidad junto con las reformas estructurales, se tradujeron en un aumento inédito de la tasa de desempleo. (Fanelli, 1999: 88)

Ya entrado el siglo XXI, en el período 2003/2007 el escenario internacional registró un comportamiento macroeconómico excepcionalmente positivo, con tasas de crecimiento históricamente altas y niveles de inflación notablemente bajos. Puntualmente, se podría decir que el mundo creció fuertemente y con baja inflación en ese período. Este comportamiento mundial estuvo fundamentalmente sustentado en el dinamismo de las economías emergentes que, principalmente apuntaladas por China e India, lograron tasas de crecimiento significativamente más elevadas que las que solían registrar en el pasado (Giacomini, 2009).

Como consecuencia de ello, América Latina experimentó entre 2003 y 2007 un auge económico extraordinario, basado en una combinación inusual de auge financiero mundial, fuerte expansión del comercio internacional, bonanza de los precios de los productos básicos y altos niveles de remesas de trabajadores (Ocampo, 2009).

La reformulación de políticas macroeconómicas y microeconómicas mas acomodaticias al contexto global (reducción de déficit público, la baja de la inflación y fortalecimiento de la cuenta corriente por vía de la expansión de las exportaciones), las favorables condiciones externas que explican el rápido crecimiento de las exportaciones de la región (demanda sostenida, incremento en el precio de los productos básicos y mejora de los términos de intercambio) y la abundante liquidez de los mercados financieros internacionales; resultan los fundamentos de la sustancial mejora económica de la región (Giletta, 2006).

La República Argentina no quedó al margen de este acontecimiento, pues el comportamiento de la economía mundial en dicho período nos favoreció mucho y contribuyó en gran medida a que se pudieran registrar altas tasas de crecimiento del producto. Este proceso de crecimiento estuvo acompañado por la generación de superávits gemelos: externo y fiscal. La mejora de las cuentas externas trajo aparejada una intensa acumulación de reservas internacionales, consecuencia de intervenciones en los mercados de cambios por parte de los bancos centrales. A su vez, los indicadores sociales mostraron mejoras, con caídas en la pobreza y en el desempleo (Rozenwurcel y Rodríguez, 2009).

El fuerte crecimiento de las exportaciones y las remesas generaron una mejora significativa en la cuenta corriente de la región, que incluso se volvió superavitaria a partir de 2003, en tanto la situación del sector externo también logró incrementarse por el lado de la cuenta de capital, en el que la IED (inversión extranjera directa) tuvo un comportamiento sumamente dinámico. La masiva entrada de divisas en la región, producto de un contexto externo sumamente favorable, fue esterilizada por los bancos centrales de la región. Esto sucedió inclusive en países como Brasil, Chile o México que ejercen un régimen cambiario flexible, en el marco de un régimen monetario de metas de inflación. Según Rozenwurcel, en otros países, como Argentina, las autoridades declararon expresa preferencia por un tipo de cambio elevado y por la política de acumulación de reservas.

Rozenwurcel y Rodríguez afirman que la mejora generalizada de las cuentas públicas es otra característica particular del periodo reciente de auge económico y se relaciona con mejoras en los ingresos (originadas en mayores precios de las exportaciones y un mayor nivel de actividad) y, en la mayoría aunque no en todos los países, con una mayor prudencia en el gasto en relación a otros periodos expansivos del pasado. Durante 2002-2007 la región experimentó un creciente superávit primario y una disminución del déficit global.

Ahora bien, es un hecho que el 2009 marcó un quiebre en lo que han sido seis años de excepcional crecimiento para el conjunto de América Latina, ya que entre 2003 y 2008, la región creció a una tasa media cercana al 5% anual (con un crecimiento del PBI por habitante mayor al 3 % anual, según datos de la CEPAL).

En el año 2008 ya comienza a apreciarse un deterioro importante en variables que habían mostrado un comportamiento muy positivo en el periodo anterior, lo cual sugiere que la región no se mantuvo completamente aislada de las turbulencias externas durante ese año y evidentemente se vio afectada por la crisis de 2009. Como puede observarse en el gráfico Nº 1, Argentina, Brasil y Colombia han experimentado una reducción significativa en su PBI desde 2007 hasta 2009, en tanto que, la recesión se sintió aún más fuerte en los territorios de Chile, México y Venezuela, que manifestaron un decrecimiento en su economía.

Gráfico Nº 1

 

En este sentido, entre los meses de agosto y diciembre de 2009 se observa el momento más crítico; en este aspecto la CEPAL afirma que por efecto de la globalización, el 81 % del PBI mundial se vio afectado, según cómo puede advertirse en el siguiente gráfico (donde se compara la crisis actual con las anteriores).

Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), sobre la base de "Maddison Historical Statistics" [en línea] http://www.ggdc.net/maddison y Fondo Monetario Internacional (FMI), Perspectivas de la economía mundial, abril de 2009.

En este sentido, Giacomini afirma que, posterior al año 2007, las políticas expansivas de EEUU, tanto monetarias como fiscales, crearon una burbuja crediticia (que se manifestó primero en el mercado hipotecario, que experimentó una fuerte caída de los precios a partir de mediados de ese año), originando como resultado un exceso de gasto, alto crecimiento, depreciación del dólar e inflación mundial. Era el inicio de una crisis. En ese momento hubo una reasignación coyuntural de recursos hacia los commodities que, de esta manera, experimentaron un aumento de precios exponencial durante los primeros seis meses del año 2008. El elevado precio de los commodities empujó la inflación mundial y terminó deteriorando todas las expectativas. Hubo un "flight to quality" y aversión al riesgo que perjudicaron a los activos financieros y, por ende, deterioraron los balances de las empresas bancarias y financieras. Este efecto "empobrecimiento" comenzó a apreciarse en las caídas bursátiles que, en promedio, perdieron prácticamente un 50 % durante 2008 y, también en el derrumbe de los rendimientos de los bonos americanos. En este contexto, el crédito se encareció y luego desapareció, generando un efecto pobreza que ha impactado muy negativamente en el consumo y en el nivel de actividad. En este marco, la economía americana comenzó a mostrar signos de recesión, mismos síntomas que en la mayoría de los países de la Europa Occidental, Rusia, Sudáfrica y Nueva Zelanda, tal como puede apreciarse en un mapa publicado en agosto de 2009 por la revista inglesa The Economist, en el que se observaba la actual situación económica de los países de acuerdo a los seis meses anteriores y discriminados en tres categorías: en Recesión (color rojo), en Riesgo (naranja) y en Expansión (Verde). En el mismo es notable cómo la mayor parte figura con una economía estancada o en decrecimiento, pocas continuaron su crecimiento durante este período como el caso de China, India, Egipto e Indonesia. De las zonas en blanco no se tiene información alguna.

 

 

Ocampo (2009) cuando analiza la crisis económica global afirma que el impacto de la misma en los países latinoamericanos fue bastante profundo en términos comerciales, pues el ritmo de caída del comercio mundial durante la primera fase de la crisis superó incluso al que se experimentó al inicio de la Gran Depresión de los años 30. La contracción del comercio exterior latinoamericano fue igualmente dramática en términos del valor de las exportaciones, pero algo más moderada en volúmenes, lo que sugiere que la baja de los precios de los productos básicos generó un impacto relativamente más importante sobre la región.

En su análisis, continúa Ocampo afirmando que, la necesidad de adoptar políticas macroeconómicas anti cíclicas como respuesta a la crisis ha sido uno de los consensos a los que se ha llegado en los últimos meses, tanto a escala mundial como regional. También se ha reconocido que los países en desarrollo tienen una capacidad más limitada para hacerlo, básicamente porque los flujos financieros y comerciales tienen efectos pro cíclicos sobre ellos. Por eso, los bancos multilaterales han salido a apoyar dichas políticas en forma muy activa, como acontece en el caso de América Latina con el Banco Mundial (BM), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) o la Corporación Andina de Fomento (CAF).

Hoy por hoy, América Latina cuenta con márgenes más amplios que en el pasado para adoptar políticas macroeconómicas anti cíclicas. El cambio más importante se ha dado en el frente monetario y cambiario. Ocampo (2009) afirma que, la razón fundamental por la cual estos países cuentan con mayores márgenes de acción en política monetaria es resultado de la coincidencia de dos factores que han mejorado considerablemente sus situaciones de balance externo y, por esta vía, han hecho menos severos los canales financieros de transmisión de la crisis. El primero es la fuerte reducción del endeudamiento externo, sobre todo de los gobiernos, y el segundo son los altos niveles de reservas internacionales.

En los años previos a la crisis que comenzó en 2007 y se profundizó en 2008, la economía mundial tuvo una elevada tasa de crecimiento. En ese período el sector financiero creció de la mano de la globalización y de las innovaciones que expandían los mercados de capitales, potenciaban nuevos intermediarios e instrumentos y, por sobre todas las cosas, reducían el capital respecto del conjunto del negocio financiero.

Dado que una adecuada regulación del sistema financiero requiere reducir su comportamiento pro cíclico y aumentar, en general, las necesidades de capital de riesgo, es posible que haya una menor expansión del crédito en el corto plazo, un costo menor si la contrapartida es un sistema financiero menos pro cíclico, más estable y, por ende, con más expansión del crédito en el mediano y largo plazo. Los cambios en la regulación financiera del futuro tendrán que imponerse sobre un lobby que en poco tiempo puede llamar a "olvidar" los efectos de la crisis o a poner la responsabilidad en otras latitudes. Asimismo, es necesario que esas regulaciones no dificulten el surgimiento de ciertas innovaciones financieras y, en particular, que el intento de reducir el riesgo no obstruya el financiamiento de los países en desarrollo. (Machinea, 2009)

Finalmente, y a decir de Aronskind (2009), América Latina tiene abierta la posibilidad de ensayar caminos no transitados, profundizando su mercado interno mediante una distribución más equitativa, planificando un uso estratégico de sus recursos financieros y naturales, y profundizando las sinergias que sin dudas existen en su vasto y rico territorio.

Referencias

Aronskind, R (2009). América Latina entre la Globalización y la crisis. En: Jornadas de Relaciones Internacionales 2009. FLACSO, Área de relaciones internacionales.

Brieger, P (2000). De la década perdida a la década del mito neoliberal. En: Globalización y Ajuste en América Latina. La globalización económica y financiera y el impacto en la región. CLACSO (Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales), Buenos Aires.

Estay, J y Gambina, J (Comp.) (2007). Hacia dónde va el Sistema Mundial? Impactos y alternativas para América Latina y el Caribe. 1era Edición. Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas -FISyP. Buenos Aires. 480 páginas.

Fanelli, J. M. (1999). Escenarios Económicos. Módulo 1, en Gestión del Cambio: El desafío de los próximos escenarios, J. M. Fanelli, R. Sidicaro y L. Del Prado, Fundación OSDE.

Giacomini, D (2009). Entendiendo el impacto del escenario internacional y su dinámica en el crecimiento económico, el desempleo y la pobreza en Argentina. En: Impactos de la Crisis Financiera Internacional en la Argentina. María Teresa Casparri (Compiladora). Volumen 2. Universidad de Buenos Aires. En:http://www.econ.uba.ar/www/institutos/cma/Publicaciones/impacto_crisis/V2_-_5_-_Entendiendo_el_impacto_del_escenario_internacional.pdf

Giletta, M (2006). Análisis de escenarios de una perspectiva macroeconómica y sectorial. Junio de 2006.

Machinea, J. L. (2009). La crisis financiera internacional: su naturaleza y los desafíos de política económica. Revista de la CEPAL (en prensa).

Ocampo, J. A. (2009). La crisis económica global: impactos e implicaciones para América Latina. En: Revista Nueva Sociedad Nº 224, noviembre-diciembre de 2009, ISSN: 0251-3552. En: http://www.nuso.org/upload/articulos/3652_1.pdf

Rozenwurcel, G y Rodríguez Chatruc, M (2009). América Latina 'acoplada' a la crisis como antes al auge ¿Cómo hacer frente a la nueva encrucijada?. Documento de Trabajo Nº 6. Centro IDeAS -UNSAM, Buenos Aires.

Williamson, J (1990). What Washington Means by Policy Reform?. En J. Williamson (ed.), Latin American Adjustment: How Much Has Happened?, Institute for International Economics, Washington DC.









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