Agosto 2012
LA
ERA EXPONENCIAL
Javier Belda
Según
el cálculo matemático una gráfica exponencial
es aquélla que al principio crece poco a poco pero que a
partir de un valor se dispara vertiginosamente.
Pasada la primera década de siglo, vemos que la mayor parte de
los asuntos que comprometen nuestra existencia se encuentran en el
punto de inflexión de esta gráfica.
Actualmente
una de cada siete personas en todo el mundo pasa hambre. La mayor
cifra de la historia, según la Organización de las
Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Jacques Diouf, director de la FAO, reconocía que nos
encontramos ante un problema político.
En 2050 se habrá que alimentar a una población mundial
que habrá crecido hasta los 9.200 millones de personas.
El
informe “World
Disasters Report 2011”,
de la International Federation of Red Cross and Red Crescent
Societies comienza con una elocuente cuestión: El
sistema alimentario mundial está fallando, mil millones de
personas hambrientas y desnutridas. ¿Qué podemos hacer
para superar esto?
En
gran medida, la actual crisis alimentaria ha cogido por sorpresa al
mundo. La agricultura nunca ha sido prioridad en la agenda de
desarrollo, en términos reales, la proporción de la
ayuda al desarrollo en el extranjero a la agricultura cayó
del 18% en la década de 1980 a menos del 4% en 2007. El número
de personas hambrientas y desnutridas comenzaron a subir a mediados
de los años 1990 y se dispararon durante la crisis alimentaria
de 2008. Hay predicciones de que el número de personas que
pasan hambre rebase la cifra de mil millones ya que los precios de
los alimentos básicos siguen aumentando. El primer Objetivo de
Desarrollo del Milenio es reducir a la mitad el número de
personas que padecen hambre para el año 2015. Pero en muchos
países, hay poca esperanza de alcanzar ese objetivo bastante
modesto, si no se realiza una inversión de alrededor de 75.000
millones de dólares en agricultura y protección social,
expone el
Secretario general Bekele Geleta.
Irracionalismo
sistémico
Si
el hambre en el mundo es un claro ejemplo de esta gráfica
exponencial insostenible, la mayor pandemia que hoy sufrimos son
nuestros propios sistemas sociales insensibles e incapaces.
Ante
los problemas del siglo XXI nuestros gobernantes plantean
cotidianamente salidas desfasadas en el tiempo. Cuando hablan de
crecimiento económico como solución a la crisis, es el
mismo concepto de crecimiento
el que
está obsoleto, ante un ecosistema que no puede permitirse la
tala de más bosques o más contaminación de los
océanos. En consecuencia sus soluciones
fracasan
en un intervalo de tiempo cada vez más corto.
Grecia
y España son ejemplares.
Países donde los gobiernos atenazados por la presión
de los mercados, tratan de atenuar la situación a costa de
sacrificios sociales y ofrendas para los dioses
de la macroeconomía.
El
verano de 2012 pasará a la historia como un exponente de este
comportamiento ancestral. El mismo día en que el Eurogrupo
concedía un rescate 100.000 millones de euros a España,
la prima de riesgo y el interés por la deuda a diez años
– parámetros de moda del momento– se disparaban
batiendo nuevos records. Las supuestas cifras límite de 600
puntos y de 7% respectivamente, se sobrepasan un día sí
y otro también.
El
desmantelamiento del estado
del bienestar,
lejos de calmar la ira de los dioses, ha despertado su avidez, al
tiempo que los medianos inversores captan que un país tan
obediente será devorado en los siguientes episodios y por
tanto, mejor mantener tu dinero lejos de ese lugar maldito.
Solución
a la ecuación
De
vez en cuando surgen tímidas propuestas como “la
economía del bien
común”
de Christian Felber, que nos suenan bien, pero que denotan cierta
nostalgia por un sistema que se disuelve. Las reparaciones deberían
haberse planteado décadas atrás. El nuevo mundo ni es
libre, ni es igualitario, ni es fraterno, tal como advirtieron años
atrás Jaques Attali, Jean Ziegler, Eduardo Galeano, entre
otros.
Por
parte de las corporaciones occidentales, lo que predomina hoy es la
militarización de la sociedad a gran escala con el interés
de sostener la economía a costa de guerras. Ya se trate del
control del Mediterráneo o de la confrontación con las
potencias asiáticas –siguiendo lo que comenzó en
la Zona 0–
el impacto va dirigido a naciones como Libia o Siria donde había
progreso, independencia económica y gobiernos laicos que
habían mantenido un equilibro social durante décadas;
pero sobre todo recursos energéticos y un buen botín
repartido en los bancos del mundo. Ahí se inscribe toda la
campaña en el norte de África y Oriente Medio de la
OTAN, cuyos procedimientos sofisticados neo-terroristas
están
claramente descritos en el informe “Special Forces
Unconventional Warfare”
http://nsnbc.files.wordpress.com/2011/10/special-forces-uw-tc-18-01.pdf
La
ecuación no parece tener solución. Sólo nos
queda esperar que este afán enloquecido de violencia por parte
de occidente termine súbitamente por falta de recursos, que
Rusia y China mantengan su competitividad firme pero no bélica
y que los modelos sociales emergentes de Latinoamérica sigan
dando un ejemplo de organización socioeconómica a todo
el mundo.
Es
una monstruosidad la desproporción entre el salto tecnológico
y la organización social. Además es moralmente
repugnante porque se está en condiciones de solucionar los
problemas básicos que sufre la humanidad. La estructura social
está creando el caos porque se mantiene y debería haber
avanzado. Es la organización social la que permite que la
tecnología sirva para producir armas… Hay que tomar el
tren y ser el proceso. No es mecánico. Se necesita un acto de
conciencia intencional, decía
Silo en una reunión en Mendoza en 1996.
El
ámbito mayor
En
las primeras escenas de muchas películas una cámara
suele regalarnos una visión panorámica que desde el
espacio va adentrándose en la superficie terrestre. Nos
reclinamos hacia atrás sabiendo que hay mucho más en la
pantalla de lo que podemos captar con la mirada, sentimos en esos
instantes esa mezcla de calma interna y de inspiración, como
si fuéramos un viajero espacial planeando sobre un paisaje
inmenso. Lamentablemente no dura mucho, ya que rápidamente la
cámara se sumerge en el plano cotidiano para contarnos una
vieja historia made
in Hollywood
alejada de esos instantes iniciales que quisiéramos retener.
Nuestras
vidas trascurren un plano en el que resulta muy difícil
comprender la realidad que nos envuelve. Por más esfuerzo que
hagamos, por más datos que acumulemos, no podemos captar el
ámbito
mayor.
Vivimos como átomos identificados con lo cercano pero
desconectados de una realidad grandiosa. Si por unos instantes
tenemos una experiencia extraordinaria, en breve lo que queda de ella
es un recuerdo esquemático.
En
los inicios del Centro Mundial de Estudios Humanistas (CMEH) se tomó
contacto con astronautas rusos, con motivo de la Segunda
Internacional Humanista en Moscú los días 7 y 8 de
octubre de 1993. Entre ellos, Vladimir Kovalenok, relataba una
experiencia que iba más allá de los objetivos de la
expedición, hablaba de un estado interno que aparecía
al observar nuestro planeta desde afuera, en el que surgía una
nueva comprensión y bondad.
Posteriormente
fue publicado el libro “Expediente
Soviet UFO”,
en 2010, de Phillip Mantle y Paul Stonehill, donde se relatan muchos
acontecimientos secretos, desapercibidos por la historia oficial.
Años
atrás – retomando lo filosófico–Jorge
Pompei venía trabajando en “El
Método Estructural Dinámico”, donde
presentaba los tres puntos de vista en los que uno está
emplazado y que debe advertir antes de hacer filosofía: A
la realidad no puede apreciársela por completo, sino en alguna
de sus partes. Si se quiere ganar conocimiento de detalles se pierde
el conjunto; si es a la inversa, se pierden los detalles. Frente a un
mismo campo, el labriego, el aviador y el astronauta ven realidades
distintas. El labriego aprecia los detalles inmediatos del campo que
trabaja. El aviador puede relacionar distintos espacios porque
observa sus límites. El astronauta pierde ya, los mismos
límites y obtienen una visión de estructura total.
Desde
la Academia de Ciencias de Rusia comenzaron a surgir expresiones de
un punto de vista desconocido para la época, como el trabajo
de Alexandre Panov de 2004 “Crisis
sistémica de la civilización como singularidad de la
historia y posible rol del programa SETI en el desarrollo
post-crisis” en
el que se plantean posibilidades para el desarrollo de la vida desde
un punto de vista cosmológico.
Meditación
Necesitamos
emplazarnos existencialmente en un ámbito
mayor.
Nadie está fuera de tener un punto de vista chato. Los
ciudadanos se sienten a salvaguarda pensando que sus políticos
–merced a su estatus y posibilidades– cuentan con una
visión panorámica privilegiada y que por tanto actúan
en consecuencia llevándoles a buen puerto. Sin embargo
¡Cuánta absurdidad vemos en los políticos de
todas las épocas! Personajes que en sus años de
plenitud vieron desfilar gloriosos ejércitos, con los mismos
ojos que miran atónitos frente al espejo un cuerpo envejecido;
quizá tratando de hallar un alma, que se debate ante su
disolución y el sentido de lo acontecido. La vida ante el
abismo finalmente. Los poderosos que hoy dominan el mundo no son más
que los fracasados del futuro. Ellos controlan “algo”
en un instante en el tiempo pero no controlan el tiempo.
El
problema viene dado por lo que entendemos por realidad. Buda afirmaba
que la forma material, la sensación, la percepción, las
composiciones mentales y la conciencia son impermanentes e
insustanciales.
¿Qué
es lo real? ¿Qué es substancial y permanente? El hombre
común responde a esta cuestión a la ligera y de ahí
se desprende el lamentable modelo social en el que vivimos. El hombre
común responde que real es aquello que le interesa: la
costumbre, el liderazgo, el poder, el dinero, el control, la fuerza,
el estatus y un sinfín de cosas; es decir, renuncia de entrada
a una respuesta universal, da por frustrada su posibilidad de hallar
una respuesta fuera de sus propios contenidos condicionados por su
época y por sus circunstancias.
La
respuesta a la pregunta, lanzada en un estado de silencio mental,
viene de otro lugar, dicen aquellos que meditan. Es una respuesta
compleja en relación con estructuras
mentales universales
que implica la trasformación de quien pregunta.
Javier
Belda
xavibelda1@gmail.com
http://humanismeemergent.blogspot.com.es/
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