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Abril 2012

Los estudiantes chilenos van por la revolución

Jenaro Villamil
Proceso 1845

Los estudiantes chilenos que el año pasado sacudieron el sistema educativo de su país (regido por criterios estrictamente mercantilistas) están hartos de la clase política que los gobierna. Consideran que ésta sólo utiliza el poder para hacer florecer sus negocios, razón por la cual se muestran dispuestos a ir más lejos en sus de-mandas: hacia una revolución política, hacia la transformación del sistema, hacia una nueva Constitución y un recambio generacional en el Legislativo y el Ejecutivo. Así lo manifiestan en entrevista con Proceso tres de los líderes del movimiento universitario.

El movimiento estudiantil de Chile, protagonista entre mayo y noviembre de 2012 de las protestas más importantes desde el fin de la dictadura militar en esa nación, se transformará este año en un movimiento político que pretende generar “un nuevo proyecto de país que modifique la Constitución” –heredada del régimen de Augusto Pinochet– y encabezar “el recambio generacional” de gobernantes y parlamentarios chilenos. Así lo expresaron Felipe Enero, Gustavo Espinosa Morales y Michell Vargas Sasmay, jóvenes de entre 22 y 23 años, dirigentes de la Confederación de Estudiantes de Chile, durante su reciente visita a México invitados por la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.

Entrevistados por Proceso los tres militantes de las Juventudes Comunistas de Chile advierten que el movimiento logró disminuir de 6 a 2% las tasas de interés que cobran los bancos a la mayoría de los 300 mil estudiantes Universitarios de Chile y paralizaron la llamada “reforma Piñera”, que pretendía crear gobiernos corporativos en cada universidad y generar la privatización completa del sistema de educación media y superior.

La mayoría de los afectados por este proyecto son estudiantes de universidades privadas que deben pagar unos 5 mil dólares anuales. Al egresar, y por los intereses acumulados del crédito bancario otorgado con el aval del Estado a cada estudiante, acababan por pagar 8 mil dólares anuales.

“Ahora el interés es bajo, pero uno de los objetivos del movimiento estudiantiles eliminar el sistema crediticio porque enriquece a la banca privada con recursos públicos y no genera una mayor inversión directa a las universidades por parte del Estado”, explica Felipe Enero, egresado de relaciones internacionales de la Universidad de Santiago y quien milita desde los 15 años en el Partido Comunista.

Enero explica que ahora apoya a Camilo Ballesteros, uno de los dirigentes más visibles de la movilización del año pasado junto con Camila Vallejo, para ser alcalde de Estación Central en las elecciones de este año. “En Chile la educación superior no está generando movilidad social. El desempleo juvenil es sumamente alto, más para los universitarios de bajos recursos que estudiaron en universidades privadas y acabaron endeudados. La gente se da cuenta de que la economía crece en el país, pero no está llegando a sus bolsillos.

“Por eso hay un cuestionamiento muy grande a lo que es el modelo y nosotros a lo que aspiramos no es solamente a una transformación del sistema educativo sino también queremos generar un nuevo proyecto de país, porque hoy Chile tiene una Constitución antidemocrática, un sistema político excluyente y un modelo económico donde no le permite al Estado participar en forma activa en la actividad productiva”, explica Enero.

“Si bien el movimiento estudiantil se mantiene como una expresión social, también aspira a transformarse en uno político, porque no se pueden cambiar las cosas sólo con demandas, manifestaciones o por llevar propuestas al Parlamento. Se requiere que el movimiento participe activamente en la transformación de las leyes, en los municipios, gestionando proyectos de desarrollo local y nacional”, abundó.

–¿La generación de ustedes ya perdió el miedo que se generó durante la dicta-dura? –se les pregunta.

Gustavo Espinosa, secretario general del a Federación de Estudiantes de la Universidad de Valparaíso, responde convencido:

“Claro, eso está más que claro después de lo que pasó el año pasado y lo que ha seguido pasando en éste. Nosotros tenemos que avanzar en un proceso que logre una reforma más compleja en todos sus niveles. Cuando logremos eso, alcanzaremos el triunfo.”

–¿La lucha más ambiciosa no es sólo garantizar el acceso gratuito a la educación superior?

–La tesis del paradigma de la universidad para todos, proceso que se inició en Italia y toda Europa, también llevó a una crisis a las instituciones educativas superiores. Lo que pasa es que ahora hay un filtro de clase que permite que las universidades tradicionales estén cada vez más elitizadas.

“Chile es un ejemplo claro de que existe una universidad tradicional que es aristocrática, me refiero a la Universidad de Santiago, y también hay una universidad que representa a la burguesía chilena, que es la Universidad de Chile. Los sectores en las universidades tradicionales no se movilizan socialmente. Los sectores de más bajos recursos no están ingresando a la universidad, porque el modelo y el filtro de los créditos sólo se lo permite a las clases altas”, explica Gustavo Espinosa.

Michell Vargas, de 22 años y presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica del Norte, es más vehemente. Ella pertenece a la generación de mujeres que encabezan el movimiento, junto con Camila Vallejo, la presidenta de la Federación de Estudiantes dela Universidad de Chile que se convirtió en la vocera y presencia pública más importante el año pasado.

“El movimiento estudiantil fue un agente dinamizador. En la medida en que se fue desarrollando junto con el trabajo y la discusión y la profundización de las demandas en conjunto con otras, todos coincidimos en que en realidad en Chile vivimos un sistema profundamente antidemocrático, impuesto a fusil y sangre por una dictadura”, advierte Vargas.

“Cuando nosotros cuestionamos al sistema político es porque existe una crisis de representatividad. Hoy en Chile existe un sistema bipartidista que genera que solamente dos fuerzas políticas puedan representarnos dentro del Congreso. Las instituciones no dan el ancho para responder alas demandas sociales, como las del movimiento estudiantil”, argumenta para explicar la transformación hacia un movimiento que participe en elecciones y en puestos de elección popular.

–¿El sistema bipartidista no atendió antes la demanda de una reforma al sistema educativo? –se le cuestiona.

–En 2006 hubo una “revolución pingüina” (encabezada por los estudiantes del sistema equivalente al bachillerato mexicano). El movimiento tenía una acumulación de descontento. Las instituciones no le dieron salida a lo que realmente querían expresar los estudiantes.

La llamada revolución pingüina de2006 modificó la Ley Orgánica de Constitución de Enseñanza (heredada de Pinochet) y creó la Ley General de Educación, que no cambió la esencia del problema de privatización y lucro de la educación superior, advierten los líderes estudiantiles chilenos.

Contra la mafia educativa

Felipe Enero destaca que la principal de-manda de la generación de los jóvenes que salieron a las calles hasta noviembre de 2011 es “terminar con el lucro de la educación”, porque este sistema “generó un sistema de mafias que se adueñaron del sistema educativo”.

Integrante de esa mafia era el propio ex-ministro de Educación del gobierno de Piñera, Joaquín Lavín, miembro de la Unión Demócrata Independiente, propietario de la Universidad del Desarrollo y vinculado con el Opus Dei. En plena crisis del movimiento el gobierno designó nuevo ministro de Educación a Felipe Bulnes, extitular de Justicia. “Fue puesto para quebrar el movimiento estudiantil”, explica Enero. Pero fracasó.

–¿Por qué se generó este movimiento ahora y no antes, por ejemplo durante los primeros gobiernos de la transición? –se le pregunta a Gustavo Espinosa.

–Son muchos factores. Puede corresponder al cambio generacional. Nosotros no vivimos la dictadura. En realidad somos estudiantes de entre 20 y 25 años que no tenemos los temores que las generaciones anteriores sí tienen.

“La experiencia de la dictadura fue muy traumática en Chile. Ahí la gente no sabía si iba a llegar a su casa después del trabajo. Lo que pasa ahora es que llega un gobierno como el de Sebastián Piñera, con una serie de promesas y de cambios que no se dieron.”

–¿Por qué los partido de la Concertación no aplicaron ese cambio?

–Nosotros nos articulamos haciendo un trabajo desde las bases, cosa que los partidos de la Concertación y la derecha tradicional olvidaron. Reconstruir el tejido social es un desafío que muy pocos se atrevían a tomar.

–Es típico que existan recelos hacia los movimientos estudiantiles cuando se transforman en movimientos políticos. ¿Hay consenso entre los liderazgos?

–Hoy en el movimiento estudiantil hay una discusión profunda, que será histórica, en el seno dela Confederación Nacional de Estudiantes de Chile (organismo que agrupa a las 33 federaciones estudiantiles con más de 300 mil estudiantes de universidades locales, regionales y privadas) –explica Enero.

“Participarán 6 mil delegados a escala nacional y se discutirá este asunto. Es ahí donde los sectores políticos principales del movimiento y otras fuerzas estudiantiles estamos concordando en que el movimiento tiene que dar un salto cualitativo. Todo se dará en el marco de una discusión democrática.”

–¿Hay una mayoría de esos delegados que estén a favor de la transformación del movimiento social a movimiento político?

–Hay universidades con sectores del Partido Comunista, del partido de la Concertación, del Partido Socialista, radicales y también demócrata cristianos. Hay una amplia gama también de independientes y otra de colectivos de izquierda relativamente nuevos. Si bien hay diversidad de liderazgos, hay convergencias en puntos fundamentales. La forma en que daremos el salto cualitativo es una pregunta abierta. Los procesos de negociación tardaron mucho el año pasado porque también cada punto de negociación debía ser consultado con las bases.

–¿Se consideran ustedes parte de esta nueva ola de movimientos sociales, como los Indignados de España o los Ocupa de Wall Street?

–El movimiento estudiantil logra cuestionar la agenda privatizadora de Piñera –ataja Gustavo Espinosa–. Pero el movimiento es político, viene a hacer un recambio en la generación de los políticos chilenos. Hay una serie de políticos que son charlatanes y que se encuentran ahí, en el Parlamento, representando sus intereses y haciendo negocio con la política. El movimiento estudiantil viene a refrescarlos liderazgos. Es un relevo generacional.

“El movimiento de los Indignados no es acorde con lo que se vive en Chile. Nosotros somos un país tercermundista. Estamos viviendo en la injusticia. Creo que en Chile hay un cambio de mentalidad. No sé si llamarlo revolucionario, pero ya no funcionan los políticos pragmáticos”, indica Espinosa.

Durante los meses de la movilización la expresidenta socialista Michelle Bachelet estuvo ausente de Chile. No tuvo ninguna participación ni apoyo para el movimiento, apuntan los líderes estudiantiles.

PROCESO 1845
http://es.scribd.com/doc/85113738/PROCESO








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