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Marzo 2012

Abuso y desprestigio de la causa indígena
La Ley Elizardo Pérez-Avelino Siñani

Carlos Guillén
Pukara

La implementación de la Ley Elizardo Pérez - Avelino Siñani ha desencadenado polémica en el país. El rechazo de los maestros ha sido tal, que el gobierno se ha visto obligado a indicar que se podría aplicar esa ley o no, entera o parcialmente, según la voluntad de los educadores.

De esta manera el Estado queda nuevamente en mala posición. ¿De qué sirve una ley si esta no es aplicada? La voluntad del gobierno de modificar el país, mediante un arsenal de leyes que provoquen transformaciones fundamentales, se ve una vez más defraudada. Sólo queda la imagen de una administración, indecisa, endeble y con frecuentes zigs zags. Con los reflujos sobre la ley educativa, la imagen que se inauguró con los vaivenes del malhadado gasolinazo y que se refrendó con el caso de la carretera por el TIPNIS y el reciente caso de los discapacitados (por sólo citar los ejemplos más emblemáticos), quedará consolidada para la posteridad como la triste evidencia de un gobierno que pretendió hacer más de lo que su capacidad y su visión le permitían.

Es necesario, sin embargo, interrogarnos sobre la razón de estos fracasos. ¿Basta la oposición de un sector social para que el gobierno dé marcha atrás en sus disposiciones? Por supuesto que este gobierno no es tan débil como para ello. Lo que parece suceder es que la oposición que desencadena las inspiraciones gubernamentales, hace oficio de despertador que, brutalmente, saca a nuestros administradores gubernamentales de sus utópicos sueños, obligándolos a un reexa- men realista y pragmático de sus pretensiones.

Este aspecto ilusorio y utópico de los intentos de reforma del Estado, tienen aspectos comunes que resalta en la Ley Elizardo Pérez y Avelino Siñani, y que se puede resumir en el concepto del abuso y desprestigio de la causa indígena. Esta utilización de lo indígena es visible en la mayoría de las iniciativas gubernamentales, no sólo en las bufonadas de los llamados años nuevos aymaras o matrimonios colectivos, o de rebautizar como "comunidades interculturales" a los colonizadores andinos en el trópico, sino en importantes aspectos, tales como la misma Constitución Política del Estado, la Ley sobre la Madre Tierra, las autonomías indígenas, la justicia comunitaria y tantas otras originalidades legales.

Respecto a la Ley Elizardo Pérez - Avelino Siñani y la utilización de lo indígena, sus antecedentes y las consecuencias que puede ocasionar, lo puntualizaremos de la siguiente manera:

1. El invento de una cosmovisión indígena

La base de todas las iniciativas legales de este gobierno, y particularmente visible en la Ley educativa, es la reivindicación de una supuesta cosmovisión indígena. Esa cosmovisión llega a ser un cuerpo teórico elaborado y relativamente estructurado, pero que tiene la fatal particularidad de NO SER INDÍGENA.

Ese cosmovisionismo, que los mismos grupos indígenas contestatarios al actual gobierno denominaron como PACHAMAMISMO, no tiene base ni origen en ningún antecedente político, teórico o programático indígena. No fue el discurso político del MOVIMIENTO INDIO TUPAK KATARI, MITKA, tampoco del MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO TUPAK KATARI, MRTK, ni lo fue del MOVIMIENTO INDIO PACHAKUTI, MIP.

Los teóricos del indianismo, por ejemplo, que sea en el Perú o Bolivia, no desarrollaron esos desatinos. No se encuentra el pachamamismo en las obras de Virgilio Roel Pineda, Carnero Hocke, Fausto Reinaga, Ramiro Reynaga o Felipe Quispe Huanca, por sólo citar algunos teóricos indianistas.

La base teórica del cosmovisionismo del actual gobierno en Bolivia, son las obras de sociólogos, filósofos y especuladores del saber que elaboran ideas en el mundo occidental, no en el ambiente indígena. El mismo gobierno reivindica a personajes tales como Boaventura de Santos Souza, Dussel, Mignolo y otros nombres exóticos para la realidad boliviana.

Está claro que la actual "filosofía política" de este gobierno no está asentada en los antecedentes políticos y teóricos de los movimientos indígenas y sí en trabajos universitarios de la academia del primer mundo. Pero, ¿existirá el pachamamismo en las comunidades indígenas, de tal manera que sus propios representantes, estudiosos y activistas no pudieron detectarla y sí los investigadores extranjeros?

No hay tal. Ese cosmovisionismo post moderno agarra aspectos externos de cualquier comunidad tradicional, asimila las formas expresivas de los ideólogos del indianismo, las mezcla con esoterismo y ocultismo occidental y le añade fachada científica -en especial utilizando terminología rimbombante- y una pizca de anticapitalismo. Y listo para ser servido como programa de gobierno. Sobre todo listo para presentarlo al exterior como prueba de que en Bolivia hay un gobierno indígena.

2. La filiación de los procesos

Ahora bien, cabe preguntarse para qué es útil ese invento. Su utilidad la encontramos si analizamos los antecedentes políticos del actual proceso, encontrando también la respuesta a por qué este gobierno insiste en su supuesta naturaleza indígena.

El acceso del MAS y de Evo Morales al poder estuvo precedida por la insurgencia política del indianismo y del katarismo. Estos movimientos, durante la década de los años 80 especialmente, retomaron la senda de liberación nacional y social de Tupak Katari, que es la expresión más clara de una lucha que se remonta al inicio de la dominación colonial en estas tierras. Estos movimientos, en especial el MITKA y el MRTK, actualizaron esta lucha al inscribirla en un contexto política partidario, modificando radicalmente el orden institucional boliviano e innovando en el aspecto simbólico.

A partir de la emergencia de esos movimientos, el panorama en este país será radicalmente diferente, pues a pesar de que su importancia cuantitativa fue relativa en el acontecer político (aunque tuvieron varios diputados electos), sí pusieron en la agenda la solución contemporánea del "problema indio" y la validez de emblemas como la wiphala. Pero lo más notable de estos movimientos es que generaron un proceso político de masas, que se expresó especialmente en los años del 2000 al 2003, con las movilizaciones de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia, CSUTCB, bajo la dirección de Felipe Quispe Huanca.

La CSUTCB entonces propició un cerco a la ciudad de La Paz que fue asimilado a los históricos cercos indígenas a las urbes coloniales, en el siglo XVIII. Esa efervescencia política, culminó el 2003, cuando las masas se levantaron y arrojaron del poder al entonces presidente Gonzalo Sánchez de Lozada. En todo el periodo de surgimiento indianista y katarista, no existió el MAS y sus dirigentes, incluidos Evo Morales, estaban atrincherados en la reacción sindical anti indígena, bajo disfraz de posición de izquierda.

Durante la insurgencia de la CSUTCB el año 2000, también se hizo pese a la oposición de quienes actualmente están en el gobierno. Y es sabido que el año 2003 y posteriormente, cuando las masas principalmente en El Alto, luchaban contra los gobiernos de Gonzalo Sánchez de Lozada y Carlos Mesa, el MAS maniobraba para mantener su existencia (también cuantitativamente poco importante entonces) y no ser eliminado de la historia por la CSUTCB, el MIP y el pueblo movilizado.

Sin embargo, tanto el MIP, como la CSUTCB, si bien dieron las notas más altas a la validez histórica indianista katarista, fueron orgánicamente incapaces de garantizar el salto del pueblo de la protesta al poder. Esta insuficiencia hará que el MAS coseche lo que no sembró y lo que en realidad contradijo. Así, de grupo reducido, el MAS ganará las elecciones del 2005.

3. La utilidad del invento

Existieron dos filiaciones en el origen del actual proceso: La indianista katarista y la masista. Empero, una vez llegado el MAS al poder, asumirá todo el discurso indianista, abandonando su discurso tradicional sindicalista, clasista y bolivianista.

Ese "disfraz" tiene razón de ser por supuesto para legitimar ante el pueblo una satisfacción a su íntima necesidad de descolonización, pero fundamentalmente para satisfacer a sus impulsores ONG's y de apoyo internacional, que facilitaron el acceso de Evo Morales al gobierno.

Se comprende fácilmente que los teóricos del gobierno no podían crear un discurso genuino indígena, pues no hicieron parte de ese movimiento político ni de esa identidad cultural; no conocían ni compartían las bases históricas, sociales y políticas que dan validez y legitimidad a una ideología política indígena. Es decir, veían y percibían al discurso indígena como ajeno y enemigo. Por tanto, el desconocimiento y el antagonismo, hicieron que su fuente de inspiración fuesen los discursos post modernos, ocultistas y pseudo ambientalistas y pseudo científicos, que, como decimos antes, con añadidos de visiones superficiales y folklóricas de la identidad india, conformaron el pachamamismo que ahora se manifiesta también en la famosa Ley Elizardo Pérez y Avelino Siñani.

4. Consecuencias de la impostura

En este marco, el discurso pachamamista se explayó alegre- mente en los primeros años de gobierno de Evo Morales. Cuanto más folklóricos esos discursos y las obras que producía, más se regocijaba el gobierno, pues al exterior quedaba la imagen falsa de un auténtico indio en el poder. Al exterior que no al interior, pues al pueblo le pasaba por encima esas incoherencias. Al pueblo y al mismo gobierno, pues nadie sacó las conclusiones cuando se descubrió, por ejemplo, que el "sacerdote indígena" de apellido Mejillones que entronizó solemne- mente en Tiwanaku a Evo Mora- les, con atavío extravagante y todo, resultó ser un simple estafador contrabandista de cocaína.

Las cosas cambiaron a partir de finales del año 2010, cuando el famoso gasolinazo hizo aterrizar al gobierno. Después el TIPNIS en el que se vio la discordancia entre el alegre discurso y la triste realidad. Ahora el tema de los discapacitados. Y somos testigos en la actualidad de un reencauzamiento del proceso de cambio hacia poses más pragmáticas, hacia actitudes más realistas. El gobierno que proclamaba que había que eliminar al capitalismo, ahora solicita alianza solidaria a los empresarios privados.

Evo Morales que vomitaba contra el imperialismo norteamericano, ahora se somete a sus condiciones para restablecer relaciones diplomáticas con los USA. Los discursos sobre la Madre Tierra y la bondad del indígena, han concluido en la agresión al territorio del TIPNIS y en la evicción del gobierno de los pachamamistas más convictos y confesos: el chato Prada y su grupo.

Pero ello parecen ser solamente reacciones de desesperación, pues únicamente pone al desnudo las falencias y no las soluciones. Pues el daño ya está hecho y es profundo: está en las leyes que deberían haber refundado Bolivia, que deberían haber descolonizado este territorio. Está, por ejemplo, en la Ley Elizardo Pérez y Avelino Siñani, que reboza de esa impostura pachamamista y que a la larga producirá estancamiento educativo y será generador de futuros problemas en ese sector, del cual solamente conocemos por ahora la oposición de los maestros. El daño que esta ley ocasionará en un tema tan sensible y tan vital, como el de la educación, es indignante. Y ese daño será hecho bajo pretexto de defender la identidad indígena.

Entre quienes por motivos varios se oponen al actual gobierno, está también la oligarquía racista, quienes mal-hicieron Bolivia a su imagen y semejanza. El actual gobierno, en lugar de debilitar a esta oligarquía la fortalece, pues para estos las fallas de este gobierno son la demostración de la inutilidad del indígena, son prueba de la inviabilidad descolonizadora. El MAS y Evo Morales han hecho un flaco servicio a la causa indígena. Al instrumentarla, la ha desvalorizado, perjudicando así un verdadero cambio en este país.

Por ello es necesario que quede claro que las inspiraciones del actual gobierno, no corresponden a las expectativas de los pueblos originarios, ni son continuación y proyección de la lucha indianista o katarista, sino todo lo contrario. Es necesario que todos sepan que el verdadero cambio indígena está todavía por venir.

PUKARA Cultura sociedad y política de los pueblos originarios
Marzo 2012
Qollasuyu Bolivia
Año 6 Número 67








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