El Chapare y sus cocanis:
Coca: No se trata de soberanía, sino de ética revolucionaria Aquí se plantea la disyuntiva: ¿coca o muerte? O salvamos a los productores
Patria Insurgente*
ilegales e inmorales de coca -a todos, pero principalmente del Chapare- o
evidenciamos la muerte del país y de su dignidad.
¿Hasta cuándo el gobierno no publicará el estudio de la coca?
Concretamente nos referimos a dar a conocer los resultados finales del «Estudio de la Coca» para el cual los países de la Unión Europea entregaron un millón de euros al gobierno de Evo, a través del Vice ministerio de Defensa Social y Sustancias Controladas y del Ministerio de Relaciones Exteriores (Choquehuanca).
Han sido consultores y el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) los que han cobrado los dineros de dichos estudios. Sabemos, que sólo falta la información del INE. Ya vamos casi a los dos años desde el inicio de este estudio y no se ha presentado sus resultados ¿por qué?
Todo parece indicar que los resultados del estudio serán contraproducentes para los intereses del movimiento cocalero del Chapare, base social y sostén fundamental del actual gobierno del MAS. El estudio no podrá esconder que la coca del Chapare no se utiliza masivamente para el consumo tradicional (pijcheo y acullicu principalmente), de manera que su erradicación (voluntaria y con control social) puede llegar incluso a rebajar dramáticamente la extensión de estas plantaciones.
Esto es lo lógico y natural, dada la situación de las plantaciones y la cantidad de hoja de coca consumida por la población. La erradicación demandada estaría bordeando las 20 mil hectáreas, mientras que el viceministro de Defensa Social, Felipe Cáceres (del Chapare), habla de sólo 12 mil hectáreas excedentarias. «La ONU calcula que de 31.000 hectáreas; más de 20.000 van al narcotráfico» (La Razón, 7 de noviembre de 2011).
Pero, coca excedentaria hay en varias zonas y no sólo en el Chapare. Así es, pero el gran problema de la coca excedentaria es que la coca de Yungas (zona tradicional) es demandada para el consumo humano, incluso por la misma población del Chapare, mientras que la coca de esta región cochabambina no es apetecida ni en las minas, ni en las áreas rurales de Bolivia, ni en el Norte Argentino.
La coca de otras zonas como del norte de La Paz, norte de Santa Cruz, por no ser zonas tradicionales deben ser erradicadas y mucho más aquellas que se han diseminado en forma de micro cultivos dentro de Parques Nacionales, como los de Amboró, Madidi; Áreas Protegidas y Territorios Indígenas, como el Tipnis.
El representante de la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito en Bolivia (UNODC, por sus siglas en inglés), César Guedes, afirmó que el 94 por ciento de la coca que se produce en el trópico cochabambino no pasa por el mercado legal ubicado en el municipio de Sacaba. «El mercado más ilegal es la zona del trópico (cochabambino), ahí el 94% de la coca secada al sol no pasa por el mercado de Sacaba, que se estableció que es legal, estos datos son de DIGCOIN (Dirección General de Control de Hoja de Coca e Industrialización), no son datos de Naciones Unidas» (9 de noviembre de 2011).
Un reciente estudio del Centro Latinoamericano de Investigación Científica (CELIN) ratifica que en el Chapare cochabambino, una de las dos regiones de Bolivia donde se produce la coca en grandes cantidades, consumen la hoja verde de los Yungas paceño. «Nos llevamos una sorpresa, porque en el Chapare, la mayor parte de la gente que acullica coca, acullica hoja de los Yungas, no del Chapare» (ERBOL Bolivia - 25/11/2011).
Si esta es una verdad incontrastable y si el gobierno no dice la verdad al pueblo, entonces se comprende con mayor claridad las maniobras de las autoridades estatales y de los dirigentes cocaleros chapareños por esconder o distorsionar los resultados de este estudio. Por eso se esconde esta información y se pretende publicar unos resultados completamente distorsionados, situación que no será aceptada por ninguno de nosotros y nosotras.
Los chapareños no son ningunos «angelitos», por el contrario han aprendido de la lucha pero también de las maniobras por hacerse como un sector poderoso dentro del actual gobierno. Hace unos meses se evidenció el traslado de precursores para la elaboración de droga en los terrenos de la Universidad Mayor de San Simón en la región del Chapare. A los pocos días, como reacción frente a la denuncia, el movimiento cocalero amenazó a dicha universidad (UMSS) con intervenir sus predios, expulsar a esta casa de formación universitaria de la región, por «la mala atención educativa a la población del lugar». Con esta maniobra, el tema principal -narcos produciendo droga en estos terrenos- quedó completamente escondido y en segundo plano.
La coca excedentaria del Chapare ya no es un tema de soberanía, sino de ausencia de ética revolucionaria
La coca excedentaria del Chapare, su reducción y el debilitamiento social y económico del movimiento cocalero del Chapare instituyen un único paquete de medidas (combo) que debe asumir el mismo Evo Morales, constituyéndose en un problema estructural y estratégico para su gobierno que ya no puede soslayar.
La coca excedentaria en el Chapare -hoy en día- no puede ser apoyada por el pueblo boliviano, porque ha dejado de ser el símbolo que representaba la dignidad del país frente a la política intervencionista del imperialismo yanqui, que a través de la DEA, las políticas norteamericanas y los gobiernos títeres neoliberales bolivianos implementaban su erradicación forzada. En la actualidad, toda esa política foránea ya no se aplica más en el país, por lo tanto, queda el tema de la coca excedentaria como un mal del capitalismo, materia prima del narcotráfico que debe ser desterrado de nuestra economía.
La coca excedentaria del Chapare es un problema moral, ético y su dilatación en el tiempo enloda a todos aquellos que dicen defenderla. Es una verdadera pena que el gobierno de Evo Morales y los mismos dirigentes cocaleros no hubieran tenido la capacidad de industrializar la hoja de coca, ya que este proceso justificaría su cultivo legal en ciertas zonas del Chapare.
Y aquí se plantea la disyuntiva: ¿coca o muerte? O salvamos a los productores ilegales e inmorales de coca -a todos, pero principalmente del Chapare- o evidenciamos la muerte del país y de su dignidad.
La gran paradoja: el gobierno de Evo Morales propugna la ampliación de los cultivos ilegales
De manera encubierta algunas acciones del gobierno nos llevan a pensar en una intención de ampliar la producción de coca, cuando en realidad éste es el momento de poner los límites legales al asunto. Tampoco se observa voluntad política en el legislativo para modificar la Ley Nº 1008, norma que agrupa la política antinarcóticos con la regulación de la hoja de coca, cuando en realidad debería tenerse dos leyes separadas.
¿Qué están esperando? Algo que no debe pasar por alto: algunos dirigentes cocaleros del Chapare, junto al gobierno tienen la firme intención de vulnerar el Tipnis nuevamente con una marcha que exige la construcción de la carretera por esta región, violando los acuerdos y la Ley Corta. La intención es clara y estratégica, se trata de extender la frontera agrícola a la única región húmeda y con condiciones para producir soya y coca, de manera que el propósito depredador de este sector debe ser impedido. Con estas movilizaciones se seguirá esparciendo una cortina de humo al tema de fondo: la coca ilegal.
Nuestro pueblo es muy sabio, por ello dijo con contundencia: ¡Ni soya ni coca, el Tipnis no se toca! Si los cocaleros llegaran a marchar y pretendieran acercarse a las ciudades de Cochabamba, El Alto y La Paz van a recibir el REPUDIO DEL PUEBLO, será el principio de su fin y el inicio de una acción masiva y contundente de revocatorio de las principales autoridades del gobierno.
La economía de la coca y del narcotráfico
Para tener una idea más precisa del tema de la hoja de coca y de la economía del narco en Bolivia se ofrecen los siguientes datos: En 2010 el valor de la producción de hoja de coca en Bolivia alcanzó aproximadamente los «310 millones de dólares. Este valor equivale al 1,7 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) del país» (ERBOL, 7 de noviembre de 2011).
Un reciente informe de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN) detalla que en el país se incautó entre enero y octubre de esta gestión más de 27 toneladas de cocaína, además de destruirse 16 laboratorios de cristalización (ERBOL, 7 de noviembre de 2011).
Un informe de la Dirección General de Control de hoja de Coca e Industrialización (DIGCOIN) señala que durante el año 2009, en toda Bolivia, hubo una cosecha de 54.628 toneladas de coca, de las cuales aproximadamente 35.161 toneladas no pasaron por ninguno de los controles de esa oficina gubernamental, cantidad que en el mercado ilícito se habría comercializado en un valor de 265 millones de dólares.
Para 2010, la cantidad de coca comercializada en el país llegó a los 40 millones de libras (18.400 toneladas), de las cuales 80 por ciento pertenecieron a los Yungas paceños y 20 por ciento al Chapare de Cochabamba. Durante esa gestión se confisco 690.000 kilos (1.500.000 libras) de la planta, es decir, poco más de media tonelada, quedando en el mercado ilegal 17.700 toneladas, es decir, la confiscación de hoja de coca ilegal fue apenas del 3.75%, esto significa que el narcotráfico tiene asegurada en un 96% el suministro de esta materia prima.
Informes de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN) detallan que los niveles de incautación de clorhidrato de cocaína decrecieron de 4.922 toneladas métricas en 2009 a 3.390 en 2010 (22 de noviembre de 2011).
El precio del taque de la coca subió en 300 bolivianos en los últimos cinco años en el gobierno de Evo Morales. El taque de la hoja verde (equivalente a 50 libras) costaba 1.200 bolivianos hace cinco años y en la actualidad 1.500 bolivianos. Pese a este incremento notable, como ningún otro producto agrícola, la presidenta de la Coordinadora de las seis Federaciones del Trópico de Cochabamba, Juanita Ancieta, manifestó que «los cocaleros no están de acuerdo con los estudios o ideas de implementar el impuesto a la coca».
Por su parte, el vicepresidente de las seis federaciones, Gualberto Bustamante, también indicó «que después de despenalizar la coca recién se podría pensar en posibles impuestos a la hoja verde, mientras los cocaleros no aceptarán ninguna medida parecida» (19 de noviembre de 2011).
El ingreso anual promedio de un productor cocalero se encontraría alrededor de los 50.000 bolivianos, mientras que un trabajador que tiene el salario mínimo nacional llegaría a tener un ingreso anual de 9.780 bolivianos, es decir, apenas el 19%. Este hecho permite concluir que el movimiento cocalero no es de campesinos pobres, sino de campesinos medios y ricos.
El campesino o cocalero mediano o rico ya no piensa con la cabeza del trabajador oprimido y explotado sino con la cabeza del k'amiri, del pequeño burgués, del capitalista salvaje e individualista.
El enemigo es el narcotráfico y toda la economía capitalista en la que se asienta
El 19 de junio de este año, la ONUDD informó de que en Colombia, Perú y Bolivia se produce la cocaína que va a 174 países del mundo y que aproximadamente 450 toneladas de la ilícita mercadería tiene origen colombiano, mientras que 302 toneladas se producen en Perú y 113 toneladas en Bolivia (La Razón, 1 de Noviembre de 2011).
El narcotráfico es un agro negocio globalizado, médula de la producción capitalista ilegal, por lo tanto es obligación de los revolucionarios, de los gobiernos anticapitalistas genuinos el eliminarlo. Hasta ahora no hay una versión oficial que diga que el narcotráfico es positivo para el país; de manera que siendo una cadena la producción de droga, debe establecerse el nivel de participación de los productores de hoja de coca ilegal.
El gráfico 1 que se adjunta es muy ilustrativo de la composición o participación de los componentes de la cadena del narcotráfico. Los beneficios brutos de la venta de cocaína son de alrededor de 85 mil millones de dólares.
La mayor parte de los beneficios brutos (vendedores mayorista y minorista) se generan en América del Norte (35 mil millones de dólares) y en Europa Occidental y Central (26 mil millones de dólares). En otras palabras, este es un negocio transnacional donde los capitalistas del comercio de las drogas son los que se llevan el 72% de las ganancias. (Ver también el gráfico Nº 2).
Otros 20 mil millones de dólares (24%) se generan «en los lugares de tráfico, más allá de los países andinos como Centro América, el Caribe, el Cono Sur y África». (La Razón, 1 de noviembre de 2011). Todos somos testigos del gran crecimiento de las mafias narcotraficantes en países como Guatemala y México, al grado de penetrar a los Estados generándo una mafiapolítica contra la cual deben ahora también luchar los pueblos.
En otras palabras, la tendencia es la conversión de los Estados en Estados-narcos, de manera que el débil e incipiente Estado Plurinacional, en corto tiempo, puede quedar convertido en un Estado Plurinacional-Narco.
Según los datos que analizamos, las mafias locales, es decir los narcos de los países productores de cocaína se beneficiarían con el 3.53% de estos capitales, es decir, aproximadamente 3.000 millones de dólares. Los agricultores de la hoja de coca de la región andina (Bolivia, Perú y Colombia) tendrían un ingreso del 1.18% de todo este negocio, es decir, alrededor de 1.000 millones de dólares.
De manera curiosa, el Vicepresidente García Linera, matemático de profesión, en una conferencia de prensa semanas atrás, realizó un gran esfuerzo de cálculo para decir que el año 2010, entre el 1,5% y el 3% del total de la economía boliviana «puede provenir de ingresos relacionados con el narcotráfico. Explicó que esos porcentajes representan de 300 a 700 millones de dólares en el PIB, de 17.000 millones de dólares», sin embargo nosotros sabemos -con mayor precisión- que los cocaleros perciben 130 millones de dólares por la venta de la hoja de coca y que los narcos bolivianos usufructúan aproximadamente 390 millones de dólares, generándose una economía dentro de la cadena, de 520 millones de dólares, es decir del 3,05% y con tendencia a incrementarse debido a las políticas que hoy se asumen en Bolivia.
En el siguiente cuadro se observan estos montos detallados: El narcotráfico en Bolivia mueve más que la producción conjunta de los 4 millones de campesinos pobres del país; maneja recursos tan similares como las regalías petrolíferas destinadas a los departamentos productores de petróleo; mucho más que la empresa Boliviana de Aviación BOA, de la cual hace pocas semanas se hizo loas a su regular desempeño. Los datos otorgados acerca de la economía del narcotráfico, en ningún momento significa que sea deseable para la economía nacional, es decir, no debería ser permisible ni considerada como parte de la «economía plural» propuesta por el MAS.
Todo lo analizado nos lleva a la conclusión de que esta economía no nos llevará a ningún socialismo comunitario, mucho menos a un «vivir bien». Los datos son tan desproporcionados que no hay forma de pensar que los cocaleros ilegales no trabajan para el mismo imperialismo al que dicen odiar.
Es el momento de salvar a la patria, defender nuestra dignidad y poner todos los límites que sean necesarios para cortar este mal del narcotráfico, agro negocio globalizado, médula de la producción capitalista.
* Publicado originalmente en Patria Insurgente Segunda época. Boletín Nº 156. Bolivia, 2 diciembre 2011, con el título de ¿Coca o muerte? La coca que se mastica es la hoja de los Yungas de La Paz, no la hoja del Chapare de Cochabamba. La una tiene uso tradicional, la otra muy posiblemente está destinada al narcotráfico.
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